Perdido en tu mirar
Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.
Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.
Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.
Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.
—O—
¿Quién era ese hombre? ¿Quién era su objetivo? Me crispé por completo cuando sentí que reventaban la chapa de la puerta, en la oscuridad de mi habitación esperaba a que las lágrimas cesaran ¿por qué? pues la carga que llevaba sobre mis hombros era tan pesada que a veces me agotaba de llevarla a cuestas.
El correteo que se oía en el pasillo era porque algo no había salido bien, no me preocupaba de mi padre quien contaba con una seguridad mayor que el mismísimo presidente de Japón, sin embargo en este piso solo estábamos él y yo, este hombre venía por él podía asegurarlo, me acerqué lentamente a su cuerpo. Se encontraba tan quieto que si no fuera porque su pecho aún se movía creería que lo había silenciado por siempre.
Abrí suavemente la chaqueta y no había sangre, una sensación de alivio me recorrió. Y es que aunque disparé a matar no lo reconocí sino hasta ahora, sus largas y espesas pestañas comenzaban a moverse lentamente me recordaba a alguien, quise alejarme pero su mano sostuvo mi muñeca con fuerza.
—¿A dónde crees que vas? — preguntó con un tono grave.
—¡Maldito embustero! — exclamé asustada.
En ese momento tocaban a la puerta, lo ayudé a moverse hasta quedar a un costado de la cama…
Qué hacía ¿acaso estaba loca? Primero me dispara y ahora ayuda a ¿ocultarme?
—¿Qué haces? — preguntó dolorido.
—Cállate o el próximo tiro será en tu cabeza— dijo posando un dedo sobre mis labios.
La mujer se acomodó el vestido y el cabello justo en el momento en que varios hombres irrumpían en la habitación…
—¡Pero qué creen que hacen! —exclamó con tono molesto.
—Señorita Tendo tenemos indicaciones de su padre de sacarla de aquí, al parecer la fiesta llegó a su fin— dijo uno con sentido de urgencia.
—Sabes bien que yo no vivo con él, puedo cuidarme sola— escupió.
Mientras intentaba moverme el dolor en el pecho no cedía, el maldito chaleco anti balas había hecho su trabajo.
—Debe venir con nosotros, por favor — insistió el sujeto.
En ese instante se oían otros pasos acercarse, eran pisadas firmes las cuales se plantaron en el marco de la puerta…
—¡Qué mierda sucede aquí! — otro hombre pedía explicaciones.
—¡Fuera todo mundo! No quiero verlos — dijo ella muy decidida, pero nadie se movía.
La postura de la mujer era sumamente defensiva, puso su pie izquierdo atrás y levantó la misma arma que hace instantes había usado conmigo.
—Oh por favor Akane, siempre lo mismo— era la voz que recién había llegado y hablaba sin nada de formalidades con ella.
—Dile a tus hombres que se larguen o dispararé— sentenció la chica.
—Si quieres balas las tendrás, pero te vas conmigo de aquí aunque te saque arrastras— replicó el hombre con tono de fastidio.
—Atrévete a tocarme y verás… — le advertía ella.
Sin siquiera dudarlo dejó escapar dos tiros, se oía el correteo dentro de la habitación y de cara al suelo podía ver cómo huían de ella a excepción de uno.
—Si no hago lo que tu padre me pide…
—Ryu vete, no quiero hacerlo de nuevo— dijo ella cuando sentí el golpe que hizo que soltara el arma, ella levantó los brazos y se puso a pelear cuerpo a cuerpo con el sujeto quien a mi parecer no medía la fuerza que ejercía con la mujer.
—No seas terca— dijo entre movimientos rápidos que la chica bien esquivaba.
—Te di una oportunidad— dijo alzando la colcha que estaba por sobre la cama enredándolo en esta lo hizo chocar con la pared a un costado del ventanal, el cuerpo del tal Ryu caía a mi lado y me rodé apenas debajo de la cama, de pronto ese par de ojos almendrados asomaban.
—¡Sal de allí! — chilló, como pude me puse de pie, ella tomó el jarrón con flores que había en una mesita y lo dejó caer sobre la cabeza del sujeto, abrí los ojos sorprendido — ¡vámonos! — chilló cogiendo mi mano.
Aturdido me sentí al salir hasta el pasillo, se supone que iba a matar al padre y voy saliendo de la habitación de hotel con la hija menor tomada de mi mano, ¿era una broma? Ella tocó muchas veces el botón del elevador que tardaba en llegar, de un momento a otro este abrió sus puertas y me empujó dentro sin reservas, le dediqué una mirada de molestia. Un grito desde afuera hizo que ella quedara congelada, estática sus ojos no dejaban de mirar al frente y a mí, la puerta del elevador estaba a punto de cerrarse cuando ella entró de lado soltando una gran bocanada de aire.
—Por un demonio, esto me va a salir muy caro— dijo más para sí.
—¡Estás loca! Me disparas y ahora me ayudas a salir ¿qué pretendes? — cuestioné.
—Tú… — hizo una pausa observándome de pies a cabeza— eres tal y como dijo ella— agregó— no me conoces, mi nombre es Akane Tendo — se presentó sin dejar de verme a los ojos y por primera vez la podía ver sin reservas.
—Y con eso pretendes que te ¿perdone?
—¿Ah? Tú ibas a dispararme, solo reaccioné en defensa propia además, venías muy bien preparado— dijo abriendo la chaqueta del costoso traje que llevaba.
—No me toques— dije alejándome un poco.
—No me dirás tu nombre ¿hombre misterioso? — preguntó como si nada.
—Después de lo que te vi hacer allí arriba no quiero que sepas quien soy— dije mirando hacia otro lado.
—Actúas como un niñato, venías por la cabeza de mi padre ¿cierto? — El silencio se presentó entre nosotros— estoy acostumbrada si te contara la cantidad de hombres que lo quieren ver muerto estaríamos toda la noche despiertos— agregó.
Debíamos llegar al piso uno y el elevador se detenía en el piso tres, ella se acercó a mí y se colgó de mi cuello…
—Abrázame— dijo tan cerca de mi boca que pude sentir su tibio aliento.
—¿Qué? — alcancé a decir cuando ella estampó su boca en mis labios, podía oír la puerta del elevador abriéndose pero no tanto como mi corazón desbocado al contacto del dulce beso que plantaba sin previo aviso.
Acto seguido el grito ensordecedor de mi reciente amigo me trajo de regreso a la realidad…
—¡Ranma! — Gritó sin rodeos, la chica Tendo no me soltaba y tuve que ejercer fuerza para separarme de ella — ¡Pero qué rayos haces! — exclamaba Taro.
—¿Desde cuándo un hombre adulto debe darte cuentas de sus actos? — cuestionó ella mirándolo con reproche, Taro quien se caracterizaba por sus ojos bien rasgados los abrió indignado ante la pregunta poco amistosa de Tendo.
—Saotome, te dije que no. Dije que hoy no era el día maldita sea, ¿cómo pudiste mezclarte con ella?
—Taro esto es una confusión, ella me besó… — de pronto las palabras que salían de mi boca eran tan idiotas que la vergüenza me invadió.
—¡¿Cómo dices?! — chilló ella tomándome por la humita que llevaba.
—Tú fuiste la que…
—¡Cállate! — exclamó Taro.
—¿Tú eres Ranma Saotome? — preguntó ella esperando una respuesta.
La mano de Taro se posó sobre la de ella haciendo que me soltara…
—Si tu padre te ve con él— dijo Taro.
—¿Qué haces aquí? — preguntó ella muy confundida.
—Tendo, aléjate del heredero de Kimura lo hago por mera cortesía ¿comprendes? — ella abrió los ojos muy sorprendida, este palmeó mi espalda y me sacó del elevador.
Cuando me iba pude ver que Nabiki se acercaba con alegatos exagerados a su hermana menor, quien al parecer no la oía… Akane Tendo no dejaba de verme con mirada culposa y como negarlo si se acababa de enterar que había estado con el enemigo de su clan.
—O—
Casona de Kimura, una hora después…
—¡Cómo es posible! — gritaba y golpeaba la mesa Yamamoto enfurecido.
—Es mi culpa, asumiré todo— decía Taro.
—¿Cuál es la gravedad del asunto? Es decir, solo me crucé con esa mujer no es para tanto.
—¿No es para tanto, dices? — Gritó a viva voz Kimura— la muy condenada te disparó, ¡acaso no ves la bala! Y todavía me dices que se besaron pero qué carajos hijo, si querías una mujer solo dímelo puedo conseguírtela— decía muy cabreado.
—Por supuesto que no, yo iba por el maldito de Soun… lo seguí lo tuve a punto pero esa mujer se me cruzó en el camino, además fue ella la que me besó y no me pregunten por qué, ni yo lo sé.
—¿Crees que la menor de las Tendo vaya a contarle a su padre lo sucedido? — preguntaba Kimura a Taro.
—No estoy seguro, aunque si se sorprendió bastante cuando le dije quién era…
—Ella nunca se inmiscuye en los negocios de su clan ¿qué carajos hacía en el evento entonces?
—¡Podrían dejar de hablar como si yo no estuviera presente maldita sea! — exigí enojado, el médico revisaba mi pecho al parecer además de un morado no había nada más pero Kimura quería que me revisaran hasta las uñas.
—Hijo no comprendes, por eso te dije que no era el momento… a esta hora ese mal nacido de Soun debe tenerte plenamente identificado— decía Yamamoto.
—Pero si de eso se trataba todo esto, esa fiesta la presentación ahora todo mundo me conoce como tu heredero…
—Ranma a veces eres un idiota— decía Taro rascándose la cara muy cabreado.
—Solo espero que la chica no le hable de ti a su padre, esto causaría un enfrentamiento antes de tiempo— hablaba más para sí Kimura— Taro, llama a mis hombres tendremos que estar en alerta, quiero que dobles la protección de Ranma y alrededor de la casa— dijo muy serio.
—Como tú ordenes— contestó Taro, hizo una reverencia y se marchó.
—Si te sucede algo dime cómo carajos le respondo a Nodoka— dijo Kimura con cara de preocupación.
—Lo que haremos conlleva riesgos— dije algo afligido.
—Ranma, debes ir un paso adelante ¿comprendes? El error que cometiste al ir a buscar solo a Soun no puede volver a ocurrir, es más si ese bastardo ve a su hija contigo te hubiera degollado sin titubeos.
—Ya te lo dije, ella me besó… me disparó y luego me ayudó a salir de ahí sin ser visto.
—Quiero estar solo, tengo mucho en qué pensar. Ve y descansa, mañana te veré en el desayuno— finalizó, me puse de pie y salí de allí no sin antes tocar su hombro y pronunciar un "lo siento"…
Un momento después habitación de Ranma…
Tirado sobre la cama pensaba en ella… Akane Tendo había tenido los cojones que yo no tuve, disparó sin siquiera saber mi identidad y eso me sirvió de buena lección. Lo que siempre me decía Kimura "no confíes ni en tu propia sombra" se hacía realidad y no solo eso… casi por inercia llevé mis dedos a mis labios, esa mujer me había dado un beso.
—¡Por un demonio! — grité enojado, seguramente notó mi torpeza.
Entonces el toque a mi puerta me trajo de regreso, no alcancé a levantarme cuando Taro abría…
—Vengo por una pijamada— dijo con tono molesto, acomodó el futón a un lado de mi cama.
—Esto no es necesario— repliqué.
—Dile eso a Kimura— dijo acostándose mirando el cielo.
—Taro, en verdad crees que si ella le dice al padre lo que sucedió ¿vendrá por mí?
—Todo es posible, pero ella ahora está de turno dudo que tuviera tiempo de hablarle al padre de ti.
—¿Turno dices? — cuestioné confundido.
—En estos momentos ha de estar en las calles de Tokio buscando a los malos— respondió acomodándose para dormir.
—¡No puede ser! — exclamé pensando en esa posibilidad.
—¿Qué, acaso no te lo dije? — una breve pausa se formó — la menor de los Tendo es policía.
—¡¿Pero cómo va a ser policía si el padre es un puto mafioso?! — exclamé sorprendido.
—Ella va en contra de todo lo que su padre le inculcó, pero Soun tiene una especial debilidad por la menor. Hasta ahora todo mundo lo sabe, no imaginas lo denigrante que fue para él cuando la chica se "reveló" y se hizo policía en contra de su voluntad.
—Por eso decían que ella no vive con él… entonces ¿dónde?
—No lo sé, ya deja de pensar en ella ¿quieres? O acaso te flechaste como un bobo — dijo Taro con ojos acusadores.
—Deja de decir estupideces— repliqué arrojándole un cojín — duerme en la cama, yo puedo dormir en ese futón— agregué.
—Olvídalo…
—Dormí diez años en cárcel en una cosa que no se le puede llamar cama— dije serio.
—Solo apaga la luz, estoy cansado— dijo Taro.
Me acomodé en la cama y me quedé pensando en mis noches en la cárcel, de un momento a otro Taro volvió a hablar…
—¿Cómo lo hiciste? — preguntó.
—¿Qué?
—Soportar ser condenado por tantos años y por un crimen que no cometiste— habló lleno de seriedad.
—No fue fácil, tuve momentos de debilidad… era apenas un chiquillo, iba a ser policía ¿qué irónico no? Ella es lo que un día soñé— dije soltando una risa burlesca.
—Cuando te vi la primera vez, no creí que te quedarías… puedo notar el rencor en tus ojos pero no sé si tienes lo que se necesita para este negocio— habló con mucha honestidad.
—Haré mi mejor esfuerzo, por mi madre— respondí.
—¿Y si él viene por ti antes? — preguntó.
—Lucharé hasta mi último respiro, no sin antes verlo morir — contesté.
Luego de eso quedamos en absoluto silencio, no había noche en que el recuerdo de mi madre no viniera a mí. Cerré los ojos con la intención de dormir y pese a todo, inclusive al dolor en mi pecho pude conciliar el sueño.
—O—
Al día siguiente, Casona Tendo…
—Quiero que vigiles a tu hermana— ordenaba el cabeza de la familia, Nabiki escupía su café de puro desagrado.
—Otra vez con eso papá, déjala ya hacer su vida. Akane es policía, mientras más lejos esté de nosotros es mucho mejor— arremetió.
—No me interesa, ella sigue siendo mi hija. Además ese maldito trabajo durará poco, pronto asumirá al más alto cargo uno de mis mejores clientes, solo debo hacer una llamada y tu hermana quedará fuera de servicio.
—¿Cuál es tu afán por tenerla en el negocio? — cuestionó cabreada.
—Hija, sabes que confío en ti pero Akane podría conformar grandes aliados, sobre todo si se casa con Ryu— la mujer golpeó la taza sobre el fino platillo, su padre dejó el periódico a un lado y la observó con reprimenda.
—No soy su maldita niñera y tampoco su casamentera— replicó llena de resentimiento.
—¡Nabiki! — exclamó justo en el momento en que llegaba la hija mayor.
—Papá por qué tanto grito, puedo oírlos desde la entrada— decía Kasumi con voz gentil.
—Hazle entender que Akane no le interesa su clan y mucho menos su prospecto de novio, que por si no lo recuerda anoche lo volvió a nockear— sentenció poniéndose de pie para marcharse.
Soun Tendo quedó echando humo mientras Kasumi le hablaba con ese tono tan calmado que por alguna razón le recordaba a su fallecida esposa.
Escaleras arriba Nabiki subía con toda seguridad, se adentró por el pasillo en dirección a la alcoba en donde descansaba el joven Ryu, fuera dos de sus mejores guardias custodiaban que nadie ajeno irrumpiera.
Apenas y la vieron y junto con una reverencia abrieron la puerta, ella notó que las cortinas aún seguían cerradas y él con la cabeza vendada se encontraba durmiendo…
—Al menos hoy no trabajas, que pereza— dijo al aire— deja ya de hacerte el dormido— pidió sentándose a su lado, este abrió los ojos y la miró serio.
—No deberías estar aquí— dijo.
—Vengo a verte y me tratas pésimo— señaló ella cruzándose de brazos.
—Nabiki si tu padre se entera que…
—Cállate la boca, sabes bien que si se entera le corto la lengua a esos dos que están afuera— interrumpió, este rodó los ojos.
—Ya que estás aquí dame un poco de agua por favor— pidió muy acomedido.
Lo cierto era que Ryu Kumon era muy cercano a la familia Tendo, era hijo de uno de los mejores amigos del jefe del clan, quedó huérfano a la edad de diez años y fue Soun quien se hizo cargo de su educación y crianza, el chico es muy amigo de las tres hermanas e incluso es considerado como parte de la familia aunque no lleve su apellido. Con estudios universitarios al igual que sus hijas, Kumon se tituló de Finanza y Economía junto con Nabiki, quien guarda sentimientos por él hace mucho tiempo.
La castaña se giró e hizo lo que su amigo le pedía, le ayudó a beber y este se quejó un poco…
—Akane te dio una paliza— bufó ella.
—No te creas, peleamos pero de pronto me dejó caer algo en la cabeza…
—Sabes que ella se lo toma en serio, le importa un carajo quien sea simplemente hace lo que le viene en gana.
—¿Qué dijo tu padre? — ante la pregunta ella rodó los ojos fastidiada.
—Insiste en el matrimonio de ustedes y además quiere que la vigile— dijo llena de desagrado.
—Si tu padre lo dice tendrás que hacerlo— dijo el muy tranquilo.
—¡Cómo se te ocurre! Acaso no piensas que Akane se dará cuenta… es más ella tiene muy claro que papá la sigue de vez en cuando, fue la mejor de su clase ella está entrenada, trabaja para el estado por un demonio ¿por qué no la dejan en paz? — chilló alejándose hasta la ventana.
—Volviste a discutir con ella ¿cierto? — preguntó desde la cama.
—Lo mismo de siempre, ella decidió no unirse al negocio pero papá insiste en que si se casa contigo todo prosperará…
—Sabes que Akane no me ve con esos ojos, soy el hermano que nunca deseó…
—¿Y tú? — dijo ella girando para quedar frente a frente.
—Yo qué…
—No tienes opinión ¿propia? ¿Acaso eres un maldito pusilánime?
—Hey no tienes que ser ofensiva Nabiki, ya mejor vete déjame solo— pidió ofuscado por la mala actitud de su amiga.
—¡Respóndeme! — exigió con urgencia.
—Yo haré lo que tu padre quiera, le debo demasiado todo lo que soy es gracias a él y lo sabes.
—O sea que… en verdad serías capaz de casarte con ella— concluyó más para sí.
El silencio que este otorgó le rompió el corazón, pero como orgullosa mujer jamás bajó la mirada, podía sentir que las lágrimas asomaban a sus orbes, que la mandíbula le temblaba de pura rabia, quería maldecir e incluso tirarle el jarrón de flores frescas que ella misma mandó a poner a un lado de su cama más temprano, sin embargo se aguantó estoica el dolor y sin decir nada más se retiró de la alcoba cumpliendo con su petición, dejándolo solo.
—O—
Ese mismo día más tarde, Casona Yamamoto…
Ya casi era la hora de almuerzo y no vi a Kimura por la mañana, Taro dijo que se sentía cansado y que desayunáramos sin él, me pareció extraño pues era la primera vez que esto sucedía, quizás sigue molesto conmigo, pensé. Aproveché la mañana para entrenar, nadar e incluso mejorar el tiro con arco y flecha que recientemente llevaba por hobby.
Estaba todo tranquilo, a excepción de que el cabeza del clan no salía de su alcoba… Taro también había desaparecido, pero bien sabía que andaba en negocios que el mismo Kimura le había encargado.
Personal del servicio de cocina anunciaba la comida, junto a la decena de hombres que habían dejado a mi disposición o más bien por "protección" me dirigí a la sala principal, esa en donde la familia Kimura compartía los mejores manjares de todo Japón.
Cuando llegué al gran comedor Kimura estaba sentado en la cabecera como siempre, me sonrió gentil y fui hasta él con entusiasmo…
—¿Te sientes mejor? — pregunté.
—Sí hijo, comamos — dijo sirviéndome trozos de carne asada,
En ese momento llegaba Taro, saludó a todos y se acomodó al otro lado de Kimura…
—¿Todo bien? — preguntó el cabeza al chico de ojos rasgados.
—Nada de qué preocuparse— aseveró, solo entonces Kimura dio el primer bocado.
Comimos en completa tranquilidad y en cuanto terminamos uno a uno cada quien se fue retirando hasta quedar los tres a solas.
—Ranma esta noche irás a recibir un paquete muy especial— comenzó a decir Kimura.
—¿De qué se trata? — pregunté curioso.
—Necesito que esto lo tomes con seriedad, habrá policías— continuó diciendo.
—¿Iré solo?
—Claro que no, Taro te acompañará con una veintena de hombres.
—¿Qué debo buscar? — volví a preguntar.
—Un obsequio que llega desde Italia, pero viene en medio de un cargamento especial— mencionó levantando las cejas.
La tarea era sencilla, debía ir al puerto a las nueve en punto de la noche. Ya que llegaría por barco el obsequio que un amigo de Kimura enviaba desde Europa, además el conteiner venía cargado en droga que no tenía que ver con los asuntos de mi clan, por lo que era probable encontrarnos con desconocidos.
Según Taro la policía estaba al tanto de la carga y eso le daría un grado de dificultad a la misión que me habían encomendado, la idea de Kimura era que demostrara mis dotes de líder y por sobre todo llegar a casa con el botín y con los veinte hombres en una sola pieza.
"LA CONFIANZA SE GANA CON ESFUERZO Y SACRIFICIO" — dijo Kimura cuando terminamos de charlar y eso quería decir que anoche en el evento, lo había decepcionado.
Con eso en mente me fui a preparar, no podía fallar, no más errores.
Ese mismo día por la noche…
Los coches estaban listos esperándonos, Kimura estaba ansioso observando cada movimiento y en cuanto me acerqué tomó mi rostro con sus dos manos y me vio fijamente…
—No me falles hijo, nunca olvidarás este día — señaló muy serio.
—Prometo estar de regreso con los veinte hombres que me confiaste— aseguré.
En ese instante Taro hacía la señal, era hora de irnos.
—¿Sabes que esto es fácil, verdad? — preguntó el chico de ojos vivaces.
—Si lo fuera ¿por qué vamos tan armados? — cuestione.
—Estará la policía y uno que otro aprovechado— mencionó llamando mi atención.
—¿A qué te refieres?
—Encárgate del obsequio de Kimura y de nuestros hombres, los demás son enemigos no lo olvides ni siquiera dudes en disparar porque si lo haces, estás muerto— sentenció Taro.
En cuanto llegamos al puerto nos dividimos en grupos de a cinco, Taro iba a cargo de uno y se fue hacia el lado sur mientras yo iba hacia el norte, la embarcación estaba lista podía ver como bajaban el conteiner. El movimiento en el puerto era lento a esas horas y pronto noté la presencia de algunas ratas, ahora comprendía lo que Taro mencionaba.
Haciendo señas y a través de intercomunicadores de última tecnología nos comunicábamos entre sí, como un ninja en absoluto silencio y sin ser visto me moví de tal forma que fue demasiado fácil llegar a mi objetivo, lo extraño era que al llegar a la puerta principal esta se encontraba sin vigilancia y abierta, mala señal.
Saqué mi arma y entré con sumo cuidado, encendí la linterna y fui directo a la caja que según las características, estaría pintada completamente de negro, cuando la abrí no había nada en su interior.
-¡Mierda! — exclamé, es una puta trampa voltee y la vi… otra vez la misma mujer apuntándome con su mano derecha y en la izquierda señalaba una bolsa…
-¿Buscabas esto? — preguntó vivaz.
—¡Retirada! — dije por el intercomunicador, podía oír a Taro llamarme pero no quería exponerlos más, en el pecho de la mujer una placa dorada que me dejaba encandilado me decía que hoy no saldría bien librado.
La policía Akane Tendo me veía con mucha atención…
—Ese paquete es mío— dije acercándome con las manos alzadas.
—Eres lento, de nuevo estás a mi merced— dijo ella en burla.
—Al parecer la vida te pone en mi camino, pero esta vez no será igual.
—Estoy en servicio, un paso más y disparo— dijo llena de convicción.
De pronto un ruido afuera la distrajo, era el momento indicado me lancé sobre ella para quitarle mi objetivo, la mujer poseía mucha fuerza estábamos cuerpo a cuerpo, había logrado quitarle el paquete, y con la otra mano detenía un posible disparo.
—Las ironías de la vida— soltó viéndome a los ojos— estuve cinco años tras de ti y ahora te encuentro hasta en mis horas laborales— dijo descolocándome totalmente.
—¿De qué hablas? — pregunté.
—Esta vez no puedo permitir que te lleves el paquete— dijo firme intentando zafarse de mí.
Era una mujer que llamaba demasiado mi atención, esa noche en el evento quedé prendado de ella, me besó, me disparó, me salvó y ahora en esta faceta ruda por alguna razón dejaría que me esposara solo por ser ella. Sin embargo no puedo olvidar que esta cautivante policía era sangre del asesino de mi madre, maldito mal nacido de Soun Tendo.
—No tengo tiempo para tus coqueteos— dije deshaciéndome de ella y cuando voltee vi a un sujeto apuntándole por la espalda.
Desde las sombras quedé observando lo que hacía…
Ella alzó sus brazos al oír la voz del imbécil, la rata, no era uno de mis hombres.
—No puedo creerlo, la menor de los Tendo la rebelde policía ¿sabes lo que ganaré si llevo tu cabeza? — dijo en tono de burla.
—¡Dispara maldito cerdo despreciable! — gritó sin contención.
—Claro que lo haré— escupió alzando su arma.
El tiempo se congeló, ahora entendía por qué Kimura dijo que no olvidaría este día…
Mis instintos se activaron al ver a la mujer en clara desventaja, no podía ver cómo la mataban y de esa forma tan cobarde, alcé mi arma y dispare dos tiros certeros al cuello de la rata, vi como el hombre se derrumbó al instante sobre el suelo. Ella volteó a verme y abrió sus ojos sorprendida, era la primera vez que disparaba en contra de una persona, ese infeliz tuvo la mala suerte de encontrarse conmigo, mis manos estaban manchadas de sangre y lo había hecho por ella…
Nuestras miradas se encontraron nuevamente, hablar estaba de más, el silencio fue acogido por ambos y durante ese largo minuto algo en mí cambió, cuando reaccioné desaparecí delante de sus ojos y me reuní con mi equipo, la misión estaba hecha y mientras mi corazón se reponía por lo acontecido, mi mente seguía perdido en su mirar.
Continuará…
Estimado lector, un capítulo lleno de acción y emociones. Ranma sabe quién es Akane hasta cierto punto, aunque ella ya se dio cuenta quién es él. ¿En qué momento notarán que sus destinos estaban unidos mucho antes de la lamentable muerte de Nodoka? Pronto lo sabrán…
Si te gustó déjame tu preciado review, amo leerlos.
Desde Chile una fanática más de Ranma ½
Sweetsimphony._
