Imposible amor
Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.
Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.
Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.
Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.
Había sido una operación fallida, estaba cabreada y luego de oír la reprimenda de mi superior a cargo pude irme a casa, mientras conducía de regreso no podía dejar de pensar en ese hombre. Tantos años buscándolo y de pronto la vida me lo presentaba así, de golpe. Si su madre supiera en los líos en que anda… creo que volvería a morir de pena. Hice una pausa para estacionar, cada vez que la recordaba la nostalgia me invadía por completo… ha pasado una década y nunca pude ir a dejarle flores, ni siquiera sé en dónde se encuentra y esa era una de las razones por la que fui año tras año a la cárcel de hombres de alta seguridad, sin embargo el chico nunca accedió a verme, jamás vi ni la punta de su nariz.
El tiempo no pasaba en vano, era de esperar que ese niño, es decir Ranma cambiara en todo estos años. Con su única familia muerta y encerrado tras las rejas, rodeado de criminales de verdad.
Mi cuerpo cansado cayó sobre la cama, esta pequeña casa había sido mi refugio por mucho tiempo, quizás debería regresarla a su dueño… ¿por qué me salvaste Ranma? — fue la pregunta que rondaba mi mente justo antes de ceder al sueño.
Esa misma noche casona Yamamoto…
Kimura estaba feliz, mandó a traer los mejores vinos de su cava personal. Era un momento de dicha, de celebración para la familia. Todo había salido muy bien, los veinte hombres en una sola pieza de regreso y todavía traía el preciado regalo que esperaba de su amigo.
Brindis iban y venían, palmadas en la espalda y una sonrisa de oreja a oreja por parte de todos. Me sentía a gusto y como no un tanto orgulloso de mi logro, era pequeño pero así demostraba mi liderazgo y por su puesto la lealtad a la familia Kimura.
—¡Hermano! — Exclamaba un Taro entonado ante la dulzura del vino— no sé cómo lo hiciste, cuando dijiste retirada pensé lo peor, pensé que te habían atacado… iba a ir por ti cuando apareciste con las manos llenas— finalizó abrazándome con una sonrisa en los labios.
—Todo salió de maravilla, eso es lo importante— señalé.
—Pero cómo lo hiciste porque podría estar seguro de que la policía andaba por ese sector, incluso me dieron el aviso de que la menor de los Tendo estaba en esa operación— dijo con las mejillas enrojecidas, en ese instante Kimura me vio serio y pidió que bajaran el volumen de la música.
—¿Es verdad eso hijo? — preguntó, no podía mentirle yo no era así.
—La vi, sin embargo ella no pudo conmigo ni con mi gente— contesté firme.
—¿Por qué no lo dijiste? No lo mencionaste— decía Kimura.
—Ella ni nadie sería una piedra de tropiezo para mi objetivo— respondí.
—No me gusta que esa mujer esté en todas partes, no me gusta nada— dijo más para sí.
—Akane Tendo es una mujer a la cual no le importa su familia— saltó Taro al encuentro, lo miré con el ceño fruncido, la verdad era que si bien no la conocía, esa noche en el evento no me pareció que no le importara su familia, todo lo contrario, discutía con su padre y lloraba.
—Esa mocosa solo quiso llevarle la contra al mal nacido que tiene por padre, pero en el fondo siempre protegerá a su familia, todos son la misma clase, cortados por la misma tijera.
—¿Por qué hablar de ellos en este momento? — repliqué algo fastidiado.
—Tienes razón Ranma— aseveró Kimura— beban y disfruten, este es momento de celebrar— dijo alzando su copa, luego se acercó y me susurró algo al oído— La sangre tira hijo, nunca lo olvides— nunca imaginé que esas palabras serían tan ciertas más adelante.
—O—
Al día siguiente, casona Tendo…
El cabeza de familia desayunaba un tanto disgustado, la razón, la menor de sus hijas era esa piedra en el zapato que por las noches no lo dejaba en paz. Soun Tendo era un hombre muy astuto, desde muy joven se rodeó de los contactos necesarios para ser lo que hoy es, un mafioso sin escrúpulos. Lo consideraban como un maldito tirano, cosa que no negaba. Sin embargo cuando se trataba de sus hijas todo cambiaba, la mayor formaba una hermosa familia bajo el manto protector de papá, Kasumi jamás le llevaría la contraria a su progenitor aunque se casó muy joven con el único fin de quitarse ese peso que hoy lleva la del medio, Nabiki.
Con apenas treinta años cumplidos Nabiki Tendo tenía muy claro su objetivo, la mafia era el único mundo que conocía pero no por eso pretendía continuar el negocio, no, claro que no. Ella triplicó la fortuna de su padre con el fin de no depender al cien por ciento del negocio mal habido de su familia. Para la mujer de mirada fría esto solo era un pasatiempo, su intención era convencer a su padre del "retiro" una tarea nada fácil. La relación con sus hermanas era estable, ella quería mucho a su familia tan singular. Pero si había algo que ella detestaba era la deslealtad, cualidad que encajaba con su hermana menor, la policía Akane Tendo.
Trabajando codo a codo con la ley, Akane intentaba llevar una vida correcta, una que su padre odiaba. Con apenas veinte años de edad tomó sus pertenencias y se marchó de la casa en donde vivió toda su vida, Soun quería morir, su pequeña se independizaba y no solo eso, se entrenaba arduamente para ser policía en la ciudad de Tokio.
Fue el hazme reír por muchos meses entre el círculo más cercano, la hija de un mafioso tan duro y déspota trabajaba para el estado, rompía las reglas y no le interesaba el negocio familiar.
Si bien se sentía a gusto con el trabajo y esfuerzo que Nabiki realizaba para él nunca sería suficiente, es por ello que había decidido hace mucho tiempo comprometer a su pequeña con el joven Ryu, un hombre hecho y derecho y por sobre todo leal hasta la muerte.
Ryu Kumon había quedado huérfano muy joven, optó por acogerlo y no se arrepentía de nada. El muchacho era como un hijo, hacía todo cuanto le pedía hasta lo más inverosímil. Por su parte el chico sentía que le debía demasiado, si hasta los estudios universitarios le pagó, vive con ellos y es muy cercano a las tres Tendo, aunque más a Nabiki, mucho más.
Juntos han trabajado para que la economía de los Tendo prevalezca por mucho tiempo, además Kumon siempre va a cargo de los movimientos más delicados, excelente combatiente y buen tirador Ryu vivía para y por Soun, por ello era el candidato perfecto como yerno.
—Buenos días papá— decía Nabiki entrando al comedor.
—Buenos días hija mía— respondió meloso Soun, ella percibió ese tono cariñoso y rápidamente se enfadó.
—¿Qué quieres? — preguntó sin reservas.
—Sigues de mal humor ¿verdad? — cuestionó Soun dejando la taza de té de lado.
—No es necesario que me hables de esa forma, no te sale, no te nace— soltó de cuajo sin pelos en la lengua, su padre la veía molesto por su falta de respeto.
—Creo que estás sobre pasando los límites Nabiki— dijo este en seco.
—Ser honesta no es sobrepasar nada, quieres que sonría como ¿Kasumi? O que te ignore como ¿Akane? olvídalo, yo no soy así— dijo ella poniéndose la servilleta sobre las piernas.
—Sabes que Kasumi tiene una personalidad muy gentil, por lo demás tu hermana menor pronto volverá a mi regazo.
—Y todos seremos felices por siempre— escupió Nabiki llena de sorna.
—¡Basta ya! Eres mi mano derecha eso no te da derecho a…
—No sigas— dijo ella golpeando la mesa.
Soun la miró frunciendo el ceño, solo una vez la vio con esa mirada a su hija, hace muchos años ya de aquel día en donde su familia se quebró…
—Si no te agrada mi presencia aquí o cómo me expreso solo dilo, me largo— habló tan decidida que Soun sintió un escalofrío terrible en la espina.
—Hija— dijo sorprendido — jamás te echaría de mi casa, es tuya y de tus hermanas las tres son mi todo por igual.
—No papá, no es así y lo sabes— replicó la mujer con voz cansada— soy práctica y te sirvo nada más, pero en la realidad la única que te quitaría esa cara de amargado es Akane. ¿Sabes qué es lo más triste de todo? — Preguntó esperando una respuesta que nunca llegó— Que solo te importa la felicidad de ella, la mía no, menos la de Kasumi.
—No es cierto eso que dices— dijo muy ofuscado.
—Negarlo lo hace evidente ¿alguna vez me has preguntado si quiero la vida que llevo? ¿O si tengo planes? Tal vez… enamorarme o formar una familia e incluso viajar.
—¿Quieres viajar hija? — preguntó y ella suspiró desanimada.
—Se me quitó el apetito, estaré en la oficina trabajando— terminó de decir, en ese instante cruzaba la puerta Ryu, quien la observó con reprimenda.
—¡Detenla! — exclamó Soun, Kumon volteó a verla y cogió su brazo.
Nabiki volteó a verle con los ojos enrojecidos aguantándose las lágrimas, verla en ese estado no era frecuente y lo descolocó. Podía notar que le temblaba la mandíbula y que frenaba sus emociones para que su padre no la viera desplomarse, ni siquiera lo dudó y la soltó de inmediato.
—Padre — dijo él haciendo reverencia — déjela ir, hablaré con ella— se apresuró a decir.
—Mi hija no es feliz, es dueña de toda mi fortuna y no se siente a gusto. Dime Ryu ¿qué hago? — preguntó lleno de congoja Soun.
—Sabe usted que Nabiki es diferente a sus hermanas, tenga paciencia, estoy seguro de que ella jamás se moverá de aquí— respondió el hijo postizo de Tendo.
—Quiero que averigües qué le sucede, quizás anda enamorada… sí, eso puede ser ¿no crees? — ante esa conclusión Ryu frunció el ceño, no lo creía posible después de todo su amiga le contaba todo ¿o no?
—No lo sé, no lo creo— respondió.
—Quizás algún desgraciado está haciendo sufrir a mi bella Nabiki, encuéntralo Ryu, tráelo ante mí y ya veremos si tiene los cojones para enfrentar a un Tendo— dijo el patriarca muy seguro de sí.
—O—
Casona Yamamoto…
Me encontraba listo para salir a ver el apartamento que Kimura había elegido para mí, ese era su regalo por haber cumplido a la perfección su pedido la noche anterior. La ubicación sería algo que se reservaría solo para los dos, esa había sido mi petición y este la aceptó.
Fui hasta la gran cochera y tomé uno de los deportivos, un hermoso Maserati rojo, conduciría hasta la zona más céntrica de Tokio, solo y a gusto. Nada de guardias acechándome y acortándome el perímetro, puse el pie en el acelerador y con el refrescante aire pasando por mi cabello y unas buenas gafas de sol, avanzaba rápidamente hacia mi destino.
En cuanto llegué un sujeto muy acomedido tomó mi llave y estacionó el vehículo, el edificio era nuevo, de hecho solo eran cinco pisos y tres de ellos le pertenecían a Kimura.
La amable administradora me llevó a recorrer el apartamento que sería mío, era una preciosidad, un lujo de hecho, uno que nunca podría haberme dado. Espacios abiertos, cocina estilo americana con solo dos alcobas y la principal tenía un baño enorme con jacuzzi incluido. El balcón de la sala principal era espacioso, tanto que se podía armar un terraza perfectamente, muy bien iluminado y céntrico.
La señora llamada Hina se despedía de mí para ir a mostrar otro piso a un nuevo cliente, me dejó su tarjeta y me entregó la clave de seguridad, sí, no se usaba llave ni mucho menos. Todo era eléctrico y robótico, si hasta la cocina traía una máquina para hacer tu propio café, y una aspiradora en forma de plato daba vueltas alrededor de mis pies limpiando cualquier partícula de polvo que pudiese caer.
Comenzaba a imaginar las cosas que compraría para llenarlo, sería mi lugar de escape de todas formas no podría estar siempre en la casa de Kimura, con eso en mente me acerqué al balcón a observar la maravillosa panorámica cuando oí voces desde el piso de arriba, dos mujeres platicaban, apenas en susurro alcé la vista pero no las pude ver, de seguro era la administradora con el cliente que mencionó, pensé. Cuando de pronto un par de golpes me alertaron y volví a mirar, desde el balcón asomaba la cabeza de una mujer, azulado como la noche su melena rozaba la baranda de este mientras la otra la asfixiaba tomándola por el cuello.
—¡Qué carajos! — exclamé.
—¡Suéltame! — chillaba la que iba en desventaja.
—¡Hey! — grité llamando la atención de ambas, lo que más me sorprendió es que la amable administradora era quien agredía a la otra, casi en cosa de segundos logró que el cuerpo de la chica se levantara pasándola por encima de la baranda soltándola al vacío.
Pude sostener su brazo antes de que siguiera cayendo, sus grandes ojos almendrados eran ya conocidos.
—Akane…— salió de mi boca casi en un hilo de voz, ella me vio tan sorprendida y poco a poco la ayudé a subir— Iré por esa mujer— dije una vez la dejé sentada sobre el suelo de mi terraza, pero ella me detuvo.
—No vayas, de seguro ya se fue— dijo algo agitada.
—¿Por qué te atacó?
—Medio Japón quiere matarme ¿sabes? — soltó sobándose el cuello.
En ese momento suena mi teléfono, era Taro…
—Ranma ¿qué mierda sucedió? — preguntó fuera de sí.
—¿Por qué llamas?
—Un contacto me envió un mensaje, dice que estás en peligro que una de las Tendo se encuentra muy cerca de ti— dijo con urgencia.
—Me encuentro bien, voy a cortar— respondí.
—Espera, Ranma…
Colgué la llamada y miré a la mujer que intentaba ponerse de pie.
—Eres policía por qué no le disparaste— dije enfrentándola.
—Porque no lo vi venir, solo estaba aquí para ver el apartamento y ella se lanzó a atacarme.
—Pareciera que siempre nos vemos en las situaciones más peligrosas.
—Quizás debiste dejar que cayera— replicó ella.
—Si te querías morir solo debiste decírmelo— contesté.
—¿Crees que no lo he intentado? — Dijo pasando por mi lado, quedé estático— de seguro este edificio le pertenece a Yamamoto— soltó— por eso estás aquí ¿no? — cuestionó.
—Lo que yo haga no te compete, no tienes que agradecerme tampoco por haber salvado tu vida, puedes irte— ella me vio seria.
—Quizás no tenga la oportunidad nuevamente— comenzó a decir, la miré de reojo— ¿puedes decirme en dónde tienes a tu madre? — preguntó dejándome boqui abierto.
—¡¿Qué?! — grité tan fuerte que se hizo eco dentro del vacío apartamento.
—Tú eres el hijo de Nodoka ¿no?
—Estás loca ¿quieres morir? — Pregunté lleno de enfado — ¿por qué le diría a la hija de ese asesino dónde descansan los restos de mi madre? — me acerqué hasta ella para mirarla frente a frente.
—Yo solo quisiera darle mis respetos aunque sea una vez— dijo confundiéndome totalmente.
—Te diré esto solo una vez, jamás sabrás donde se encuentra mi madre y ¿sabes por qué? — pregunté tan cerca que nuestras narices rosaban— porque no tranzo con la hija de quien asesinó a mi madre— eso último lo dije cargado de ira, ella me vio con mucho pesar.
—No tengo nada que ver con el negocio de mi padre.
—No me importa, eres su hija, tarde o temprano te unirás a él — escupí con sorna.
—Entonces ¿me odias? Solo por ser la hija de…
—¡No lo nombres, nunca jamás lo nombres en mi presencia! — grité.
—Cuánto rencor guardas en tu corazón para detestar a mi familia completa, los actos de mi padre no tienen nada que ver conmigo.
—Y eso lo decides ¿tú? — Dije con ironía— sólo mírate… la niña bonita de papá no quiso el negocio familiar, juega a ser policía por el momento y luego qué… ¿alguna vez has pasado necesidad? ¿Tuviste que trabajar medio tiempo para ayudar en casa? Dejar de lado lo que más querías porque el dinero no alcanzaba y lo más importante ¿tuviste el amor de una madre amorosa esperándote en casa?
Akane me veía con los ojos aguados pero no cedía al llanto…
—Nodoka fue muy buena conmigo y no me juzgó como lo haces tú ahora— osó decir.
—Mi madre murió de la forma más despiadada por trabajar para el maldito de tu padre, estoy seguro de que vio o escuchó alguna de las atrocidades que hacían en esa casa— ella llevó sus manos a la boca.
—No sigas…— suplicó.
—Tú y tu familia son la desgracia de mi vida, una que cargaré por siempre. No te atrevas a preguntar en donde descansa mi madre otra vez o no respondo ¿oíste?
Entonces ella fue corriendo hasta el lavabo y vomitó en dos ocasiones.
Esperé a que terminara y la escolté hasta la puerta, ella me veía completamente descompuesta y cerré la puerta en su cara. Su expresión de borrego no me haría cambiar de opinión, era el colmo, cómo pudo siquiera pensar que le diría esa información.
Pasaron unos treinta minutos cuando decidí irme de allí, la visita no había sido del todo genial, todavía vuelvo a salvarle la vida como un idiota, si Kimura se entera me echará a patadas de su casa, pensé.
Una vez dentro del Maserati encendí el motor, solo diez minutos después la vi caminando apenas por el borde de la calzada con sus manos en el vientre, pasé de largo por su lado pero me detuve un poco más allá. La observé por el retrovisor y no se veía bien.
Esperé sentado hasta que llegó a mi lado…
—¿Te mueres o qué? — pregunté fuerte, ella levantó la vista y me vio con mala cara.
—¡Piérdete desgraciado! — exclamó y siguió caminando pero solo tres pasos más allá se desplomó, bajé del coche y fui por ella, estaba desmayada.
—Hey, despierta— dije tomando su cabeza, el color de sus labios se había ido y estaba tan fría que parecía muerta.
La tomé entre mis brazos y la subí al coche, ajusté el cinturón de seguridad y busqué en el GPS del carro el hospital más cercano, en tan solo 15 minutos llegamos allí.
Al parecer se encontraba descompensada, la ingresaron de inmediato y me marché… ¿qué más podía hacer? De seguro estaba acostumbrada a lidiar con sus problemas sola ¿no?
Regresé a casa con un gusto amargo en los labios, por alguna razón me sentía culpable de su estado, ella comenzó a sentirse mal cuando la confronté con el tema de mi madre.
No pude almorzar con la familia, me fui al jardín a usar el arco y flecha, me sentía disgustado. Mientras hacía los tiros mi mente no dejaba de pensarla… ¿para qué querría ver a mi madre? No puedo creerle, no puedo entender que esa mujer guarde sentimientos sinceros por mi madre.
—¿No te gustó el apartamento? — preguntaba Kimura acercándose hasta mí.
—Claro que sí, estaba excelente— respondí.
—Entonces ¿por qué esa cara? — volvió a arremeter.
—¿Tu sabías que ella estaría ahí verdad? — cuestioné.
—Un poco, eso fue un problema ¿para ti?
—Casi se muere a causa de la administradora—repliqué.
—Hina trabaja para mí, en cuanto la vio creyó que matarla sería una buena idea— dijo como si nada.
—Entonces fue tu orden— concluí, Kimura me vio con seriedad intentaba escudriñarme pero no lo lograba.
—No Ranma, no le ordené que la matara… ella actuó por lealtad a mí. La familia Tendo ha sido mi enemiga por años ¿te incomoda esa mujer verdad? — preguntó.
—Ella me pidió algo que me descolocó por completo, estaba iracundo pero no pude tocarle un solo pelo ¿sabes cómo se siente eso?
—Es lo que temo… te gusta Akane, por eso tienes esa actitud— dijo sin reservas.
—No, claro que no— repliqué cruzándome de brazos— ella quiere saber en dónde están los restos de mi madre— agregué sepulcral.
—¡Cómo dices! — gritó Kimura.
—Lo que oíste, me volví loco… le dije que su padre era un maldito asesino y que jamás le diría nada de Nodoka.
—¡Pero qué quiere esa mujer! — Exclamó — y luego qué más te dijo…
—Mencionó que ella no era como su padre y que mi mamá jamás la juzgó como lo hice yo, también se sintió muy mal, tanto que se desmayó en plena vía pública.
—Por eso te vieron en el hospital— agregó Kimura que al parecer lo sabía todo.
—¿Tienes a tu gente siguiéndome? — lo increpé.
—No necesito hacerlo, estás en mi territorio hijo, tengo amigos leales en muchas partes. Además tú eres el representante de la familia Yamamoto, todo mundo te conoce.
—Necesito un trago— dije dejando a un lado el arco con las flechas.
—Lo que necesitas es dejar de pensar en ella, hijo te lo digo porque nada bueno saldrá de eso. Akane es un amor imposible, ella es la hija de tu enemigo y tarde o temprano la mujer cederá ante las peticiones de su padre.
—No es lo que crees…
—Sí lo es, lo puedo ver en tus ojos aunque tu corazón no lo admita. Ven conmigo, le dije a Taro que trajera algo para ti…— dijo abrazándome mientras caminábamos de regreso a la casa.
Cuando llegamos al salón principal estaba lleno de mujeres, ellas vestían muy provocativas, senos grandes poca ropa y labios rojos…
—¿Qué te parece hijo? Escoge a la que quieras— dijo Kimura con una sonrisa en los labios, lo miré algo incómodo.
—¿Trajiste prostitutas? — pregunté ante lo evidente.
—Son las mejores japonesas a tu servicio, deja de quejarte y demuéstrales ese tigre que llevas dentro— soltó golpeándome en la espalda, a lo que unas tres mujeres me rodearon sin más.
Taro me sonreía divertido, el muy cretino disfrutaba verme en aprietos. Yo no quería esto, nunca lo pedí ¿ahora cómo carajos me saco a esas mujeres de encima?
—Hey no toques, no toques— repetí a una que ponía sus manos en mi pecho.
—Es tímido, que lindo— decía la otra.
—Eres muy guapo, divirtámonos— decía la tercera.
Y en ese momento llegaba personal de servicio a dejar charolas con bebidas y comida, momento ideal para escaparme.
—¡Ranma! — gritó Kimura y negó con la cabeza, rodé los ojos al ser descubierto.
Sería una larga Tarde y aun no tenía idea de cómo escabullirme.
—O—
A esa misma hora casona Tendo…
Akane era trasladada a la casa de la familia, en la entrada su padre preocupado la veía con angustia. Nabiki había preparado todo para recibirla, apenas se enteraron de que se había descompensado la familia Tendo tomó cartas en el asunto, nada de hospitales ellos tenían a sus propios médicos que la cuidarían en casa. Por otro lado Kumon se enteró de algo que no le gustó, intentó corroborarlo con la paciente pero ella dormía debido a los analgésicos.
—¡¿Qué mierda te sucede?! — chilló Nabiki al notar la actitud de Ryu.
—Tu hermana tiene tratos con los Yamamoto— soltó de cuajo.
—¡Qué dices! — Exclamó tomándolo por el brazo — ¿cómo es eso posible?
—No tengo idea, pero debo averiguarlo… si padre se entera— dijo preocupado.
—Por ningún motivo, Akane jamás nos traicionaría de esa forma.
—Fue llevada a ese hospital por el heredero del mismísimo Kimura— replicó Kumon.
—El hombre de la fiesta… wow, ese tipo no sabe nada del negocio, solo es un aparecido con suerte.
—Sabes que no creo en las coincidencias— habló cabreado Ryu.
—Bien, iré yo misma a preguntarle — dijo Nabiki sacando de sus casillas al hombre.
—Por ningún motivo, jamás permitiré eso— dijo tomándola de la mano, ella lo vio sorprendida por su acción— podrían matarte, no digas necedades, iré yo mismo.
—¿Cuál es la diferencia? Los Yamamoto también te conocen— replicó ella soltando su agarre.
—No iré armado, solo quiero que lo confirme. De ser así… esto se pondrá color de hormiga ¿comprendes?
—Más te vale que regreses en una pieza ¿te quedó claro? — dijo ella amenazante, este sonrió y su corazón se derritió.
—Lo haré— finalizó no sin antes besar la frente de Nabiki en un acto de cariño que solo hacían a solas.
Una hora después, casona Yamamoto…
Había logrado zafarme de las mujeres con mis aburridas conversaciones acerca de leyes, Kimura se había ido indignado conmigo sobre todo cuando todas decidieron irse ante mi nula respuesta.
Estaba en mi alcoba solo leyendo un libro cuando Taro entró con mala cara…
—Baja ahora, Kimura te espera— lo miré extrañado y dejé el libro sobre la cama.
Cuando llegamos a la sala principal, la seguridad de Kimura estaba a su alrededor y en frente de él un hombre al cual había visto solo una vez…
—Hijo, Kumon vino a verte— dijo Kimura mirándome con mucha tranquilidad.
—Soy Ryu Kumon, sirvo a la familia Tendo desde hace mucho tiempo— comenzó a decir.
—¿Qué desea un tipo como tú aquí? — pregunté confundido.
—Hoy Akane, mi prometida— soltó y pensé ¿qué? pero si la mujer le reventó un florero en la cabeza — estuvo en el hospital, necesito saber por qué la ayudaste— aseveró.
—Fue una coincidencia, ella se desplomó delante de mis ojos ¿cuál sería el problema?
—¿Estás seguro de que no hay intenciones ocultas en tu ayuda?
—Apenas y te conozco, si no me crees me importa muy poco.
—Escucha bien, Akane es la hija menor de Tendo, no te conviene involucrarte con ella aunque la veas herida en el suelo… la próxima vez no vendré desarmado ¿comprendes?
—Acaso me estás ¿amenazando? Y en ¿mi casa? — exclamé enojado.
—Hay reglas que deberías saber… sé que eres nuevo pero no te involucres con mi familia, no con ella— sostuvo sin siquiera parpadear, el aire se tensaba y se podía cortar con solo respirar.
Quedé en silencio ante su clara advertencia, pero ¿qué se creía? Estaba en mi territorio, Kimura me veía como esperando mi reacción y Taro, estaba seguro de que le picaban las manos por golpearlo en la cara.
El sujeto se retiró no sin antes presentar una reverencia a Kimura, quien después de todo le permitió expresarse delante de él.
—Espera un momento Kumon— dije deteniéndolo por el hombro, este volteó y me vio serio— óyeme bien, si bien hay cosas que aún no sé, tengo sentido común. Lo que hice fue un acto de caridad, la próxima vez que vengas a mi casa ven preparado porque podrías terminar bien muerto— sentencié— además dile a tu prometida que deje de cruzarse en mi camino— sonreí complacientemente, el sujeto apretaba la mandíbula emputecido y se fue.
Algarabía se oyó luego de esas últimas palabras, Kimura se levantó directo a abrazarme…
—Cada vez te comportas más a la altura hijo, me enorgulleces—dijo.
Y mientras todos me adulaban, mi mente divagaba en esa palabra "prometida" y sí, definitivamente Kimura tenía razón… sería imposible amar a esa mujer, simplemente no podría. Pero entonces ¿por qué punza el pecho?
Continuará…
Estimado lector, más información se agrega a esta historia. Akane tuvo el valor de preguntarle a Ranma por su madre aunque este la rechazara completamente. El dolor de su pérdida permanece y no puede acercarse a ella sin recordar su pasado.
¿Será que Akane sabe más de lo que dice?
¿Qué hará Ranma, ahora que sabe que la mujer está comprometida?
Todo y eso y más en el siguiente capítulo.
Si te gustó déjame tu preciado review, amor leerlos.
Desde Chile una fanática más de Ranma ½
Sweetsimphony._
