Tu voluntad mi lealtad

Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.

Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.

Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.

O—

Dojo de la familia Tendo…

Desde el marco de la puerta que daba al Dojo Nabiki Tendo observaba en silencio a su amigo, Kumon se encontraba entrenando hace horas. Desde que llegó estaba así, según sus propias palabras el hombre se encontraba en un estado de "furia pasiva" ¿cómo era eso posible? Pues ante el enojo, Ryu siempre iba a entrenar hasta quedar exhausto, mientras su cabeza le daba vueltas al asunto que lo tenía mal.

Un tanto preocupada la mujer se preguntaba qué habría sucedido donde Kimura para ponerlo así, sea lo que fuera no era tan grave, solo le importaba verlo de una pieza aunque su mente estuviera en otro mundo.

Kumon no daba cuenta de la presencia de ella, quien disfrutaba verle con la camiseta pegada al cuerpo ante tanto ejercicio. Mientras la mente de la mujer le jugaba malas pasadas fantaseando con ese pecho que muy en el fondo nunca podría ser de ella, recordó que el hombre de sus sueños había sido entregado a su hermana menor, como un balde de agua fría decidió dar la vuelta e irse, pero la larga bata de seda en color perla que llevaba puesta se enredó con la punta de sus pantuflas con tacón, porque hasta en eso tampoco perdía el estilo.

—¡Nabiki! — exclamó Ryu al verla en el suelo, corrió tan rápido que ella apenas lograba reponerse de la vergüenza cuando este ya estaba a su lado.

—¡Maldita sea! — chilló al intentar ponerse de pie ignorando la ayuda que este le prestaba.

—¿Qué te pasa, ya estás enojada conmigo otra vez? — reclamaba el hombre levantando una ceja.

—Solo sigue en tus asuntos— dijo ella sobándose el tobillo, pero no dio cuenta de que este se acercaba tanto que la tomó entre sus brazos de una sola vez, lo miró sorprendida ¿cómo se atrevía?

—¡Qué haces! — chilló enojada.

—Ya deja la joda Nabiki, tú y esas malditas batas sabía que un día te ibas a caer— dijo caminando con ella en sus brazos, no le quedó más opción que aferrarse al cuello de este.

Kumon se encontraba completamente sudado, su piel expelía un aroma a menta fresca que invadía sus fosas nasales y mientras se perdía en el perfil bien tallado de su amigo este subía las escaleras que la llevarían a su habitación.

—Eres osado Kumon— dijo la castaña al notar que éste entraba a su alcoba en vez de llevarla a la de ella.

—¿De qué hablas? — cuestionó dejándola sobre la cama, fue por un botiquín y cuando volvió notó que su hermosa amiga andaba en pijama y no era el típico camisón rosa que usaba cuando niña, la bata a medio abrir mostraba el fino negligé en color lavanda que llevaba puesto, tragó duro al tomar consciencia de que su querida Nabiki era una mujer con hermosos atributos.

—Entonces qué ¿va a ver preámbulo? porque sí admito que puedo ser fría pero me gusta la pasión en la cama — soltó de cuajo dejándolo estático, Kumón se coloreó de rojo frenando su actuar de súbito, ella notó esa reacción que pocas veces podía ver y soltó una gran carcajada— cambia esa cara bruto, sólo ayúdame a ponerme de pie— intentó bajar la tensión en el ambiente, este la miró serio y se sentó a su lado para ver su pie.

—Si padre te oyera…— comenzó a decir con tono de reprimenda.

—Qué fastidio contigo— replicó ella quitándole el botiquín— es solo un poco de humor, ahora ve corriendo y cuéntale que te ofrecí sexo— dijo con el orgullo un tanto herido.

—Nabiki ¡cómo se te ocurre! — gruñó arrebatándole el botiquín, sacó una pomada y comenzó a untársela sobre el tobillo enrojecido, en absoluto silencio.

—Ya déjalo así— dijo bajando sus largas piernas, puso ambos pies sobre el suelo para levantarse y con el dolor a flor de piel se puso de pie.

Ryu la miraba serio, aunque por dentro incómodo por lo que se dijeron…

—Te llevaré a tu alcoba— dijo este pasando su mano por la pequeña cintura de la chica.

—No quiero, puedo hacerlo sola— respondió orgullosa, dio el primer paso y se quejó de dolor perdiendo el equilibrio, Kumón la sostuvo al instante.

—¡Te digo que esa bata no sirve! — gruñó enfadado, ambos se miraban con rayos en los ojos esto ya era una competencia, quién era el más fuerte, bajó sus grandes manos hasta rasgar un buen trozo de la bata, ahora podía verle no solo las rodillas parte de sus muslos.

—¡Eres un bruto! ¡Sabes cuánto vale esta bata! — chilló con cara de enojo aunque por dentro se divertía al ver la cara de Ryu, quien por alguna razón no dejaba de verle las piernas.

—Te compraré una mañana, es más elige la que quieras yo la pago— dijo poniéndose de pie, era tan alto que ella lo miraba hacia arriba— hace calor ¿no tienes calor? — preguntó alejándose un poco, se sacó la camiseta mojada dejando en evidencia el cuerpazo que trabajaba cada día, su espalda ancha, esos brazos fuertes y largos y ese abdomen bien marcado…

—¡Esto es una puta tortura! — exclamó Nabiki al verlo.

—¿Ah? — salió de su boca confuso.

—El dolor, el puto dolor del tobillo— señaló exitosamente, disimulando el cosquilleo que nacía en su vientre.

—¿Y si te quedas aquí? — preguntó de pronto sacándola completamente de contexto.

—Quieres que duerma aquí ¿contigo? — respondió Nabiki con el ceño fruncido.

—Sí— replicó— es decir, no— se tupía como un bobo— lo que quiero decir es que ya son las una de la madrugada, hay cambio de turno y los guardias notarán que sales de mi alcoba en dirección a la tuya— aseguró con el fin de "guardar las apariencias"

—¡Estás loco! Ya no somos unos niñatos…

—Nabiki— la nombró cabreado.

—¡Solo mírate! Estás casi desnudo enfrente de mí, mientras yo ando con mis sensuales pijamas y quieres que duerma ¿a tu lado? Apenas me miras de la vergüenza— dijo afirmándose de la pared para llegar cojeando hasta la puerta.

Y es que ella no esperaba esta situación, su cometido era observarlo un rato e irse a la cama sin ser vista como tantas veces, en absoluto silencio. Pero el accidente con su larga bata provocó que ellos se encontraran discutiendo en circunstancias que rayaban lo absurdo. Después de todo, Kumón no la veía con los ojos que ella tanto anhelaba. Así es que se sintió torpe y avergonzada de que la viera en paños menores, sobre todo cuando notó lo incómodo que este se sentía.

—Dormíamos juntos antes— soltó torpemente, esa era la peor respuesta del mundo.

—No así grandísimo idiota ¿qué edad tienes? — Chilló molesta por la situación— actúas como si fueras "puro y casto" no me jodas— sentenció ella posando la mano sobre el pomo de la puerta, estaba indignada.

Para ese momento su "tonto amigo" como le decía ella cuando estaba enojada había puesto su mano abierta sobre la puerta impidiendo que ésta pudiera abrirla, alzó sus grandes ojos en su dirección.

—Hablemos— dijo escueto.

—No hay nada que decir, déjame pasar— dijo ella tirando del pomo, pero no se movió ni un milímetro.

—No quiero que vuelvas a decir eso— replicó muy cerca de su rostro.

—Digo lo que quiero cuando quiero— soltó la castaña hundiendo su dedo índice en su pecho desnudo, estaban al límite.

En ese momento Kumon tomó su mano y la obligó a quedar con la espalda pegada a la puerta, era la primera vez que la acorralaba de esa forma y no sabía si gritar de emoción o enojarse aún más por su osadía.

—Sabes muy bien a qué me refiero— comenzó a decir — ya no soy un niñito, soy un hombre y te ves muy hermosa con esa ropa, no vayas al dojo a verme así ¿comprendes?

—Es mi casa, mi dojo, me paseo como quiera incluso si ando desnuda ¡a ti qué te importa! — exclamó llena de enfado.

La tensión sexual entre ambos estaba al límite que rompe el deseo, Nabiki sentía que su corazón estaba por salirse de su pecho y aun así estaba dispuesta a continuar su disputa con tal de tenerlo cerca aunque fuera la primera y última vez. Por otro lado Kumón tenía una lucha interna con sus emociones, debía contener los impulsos que ella provocaba en él, no era correcto, sobre todo teniendo en cuenta que su "padre" lo tenía considerado como el prometido de la menor de las Tendo.

El silencio tomó todo el protagonismo entre ellos, las espesas pestañas de Nabiki se abanicaban de arriba abajo mientras la punta de sus narices rosaba entre sí.

¿Me besará? Se preguntó ella justo en el momento en que tocaban a la puerta, lo que desencadenó que se alejaran por completo.

Volvieron a tocar y este puso un dedo sobre sus labios, aludiendo a que guardara silencio, eso le dolió mucho a Nabiki quien esperaba que ignorara el llamado. Con cuidado se movió a un costado y Ryu abrió levemente la puerta, uno de los guardias necesitaba de su atención y este escapó sin más, no sin antes dedicarle una mirada profunda que ella sostuvo con orgullo, porque jamás la vería derrotada, antes muerta.

O—

Al día siguiente, casona Tendo…

El cuerpo me pesaba y lentamente fui abriendo los ojos, a mi lado estaba una muchacha joven dormitando sentada ¿dónde estaba? Me pregunté confusa por un largo minuto hasta que recordé la cara de Ranma, él había sido la última persona a la que vi…

—Despertó señorita— dijo la mujer.

—¿Quién eres? — pregunté.

—Soy enfermera— dijo señalando la tarjeta que colgaba de su chaleco con su nombre.

—Estoy en un hospital ¿entonces?

—No, usted se encuentra en la casa de su padre. Su hermana me contrató para cuidarla ¿cómo se siente?

—¡Por un demonio! — exclamé molesta, me incorporé en la cama con ayuda de la enfermera— escucha atenta, asoma a la puerta y dime si hay guardias custodiándome— le dije con enfado, ella corrió a mirar y se devolvió negando con la cabeza.

En se instante la puerta se abría, era Nabiki con muy mala cara…

—Despertaste Akane, eso es bueno ¿no? — dijo dirigiéndose a la enfermera.

—Sí, ella pasó una noche estable— respondió.

—Déjanos a solas por favor— solicitó mi hermana, a lo cual ella obedeció de inmediato.

—¡Por qué mierda me trajeron aquí! — chillé molesta.

—Qué quieres que te diga... papá se enteró y casi te va buscar en helicóptero— respondió la castaña rodando los ojos.

—Sabes bien que no me gusta venir aquí, ahora cómo carajos salgo de la casa sin ser vista— reclamaba llena de enfado.

—No seas tan infantil, no estás atada a la cama ni mucho menos… si te sientes bien, solo vete— respondió muy normal.

—Espera tú no eres así, por qué no me mandas al demonio como otras veces— dije dubitativa ante la respuesta de mi hermana.

—¿Ves estas ojeras? Pasé una noche de la real mierda, no tengo fuerzas para reclamarte nada. Lo que si te pediré es que te hagas un chequeo, no puedes andar desmayándote por ahí nada más, además… el hombre que te llevó al hospital es enemigo de tu padre, no sé en qué andas metida pero sea lo que sea déjalo ya, lo digo por mi paz mental y por el sujeto— aseveró mi hermana.

—No me jodas, hace tiempo que no me pasaba…

—Bueno, tu trabajo es estresante ya sabes lidiar con "los malos" — ironizó Nabiki divertida.

—Veo que mejora tu humor— solté cruzándome de brazos.

—Levántate, te llamaré más tarde y vete antes de que papá aparezca por esa puerta es capaz de ponerte el vestido de novia— soltó sin siquiera mirarme, apenas cerró la puerta me puse de pie pero me sentía débil y con cuidado de no caer me fui directo al baño.

O—

Nabiki se dirigía a su alcoba por una aspirina cuando se cruzó con él, Kumón llevaba algo en sus manos y dio zancadas largas hasta quedar frente a su amiga.

—¡Cómo pudiste! — exclamó extendiendo la pijama que traía puesta anoche Nabiki, ella lo miró tan fría y cansada que más se molestó.

—¡Vete al demonio! — dijo sin titubeos, pasando por su lado sin recibirle el negligé y la bata rota.

—Nabiki tenemos que hablar— insistió él siguiéndola puertas adentro, él mismo cerró.

—No tengo nada que decir, es más me duele la cabeza tú voz apesta— dijo con enfado sin mirarlo a la cara.

—Te paseaste desnuda por los pasillos de la casa— replicó con tono grave.

—¿Cuál es el problema? — cuestionó sin un ápice de remordimiento la castaña— A caso no te queda claro que hago lo se me venga ¿en gana? — agregó enarcando una ceja.

—¡Es en serio! — gruñó aun con el sensual pijama en sus manos.

—Dime una cosa, te molesta que me pasee desnuda por mi casa o que haya dejado mi ropa en tu alcoba, porque lo que yo haga es mi problema, por lo demás puedes tirarla a la basura, si la señora del servicio te pregunta dile lo de siempre… "una amiga te visitó" aunque dudo que esas mugrosas usen la calidad de ese pijama— soltó llena de sorna sacando el frasco de aspirina de un cajón.

—No lo vuelvas hacer, nunca más ¿comprendes?

—Tú a mí no me das órdenes— dijo ella pasando por su lado ignorando la furia que este llevaba encima, Kumón la detuvo por el brazo.

—Si alguien te hubiese visto… si alguien nota esta ropa en mi alcoba, ¿no te da vergüenza? — cuestionó perdiendo la poca paciencia que le quedaba.

—¡Ridículo! Acaso tuvimos sexo anoche para que vengas a ¿reclamarme?

—De nuevo con eso— dijo este desviando la mirada.

—Anda a ver a tu prometida mejor, déjame en paz— dijo zafándose de su agarre.

—Akane ¿despertó? — preguntó él hiriéndola aún más, era claro que su hermana era más importante que ella.

—¿No eres su príncipe? Ve y despiértala como en los cuentos de hadas— replicó tirándose sobre la cama, este la miró con enfado, muy en el fondo le dolía la actitud hostil de su amiga.

Se fue de la habitación dejando la ropa a los pies de la cama, solo entonces ella se echó a llorar amargamente. Ahogando las lágrimas en la almohada, repitiéndose una y otra vez que debía dejarlo ir…

O—

Alcoba de Akane…

Estaba lista para irme, cogí mi celular y mis documentos cuando la puerta se abrió sin más, me detuve suspirando pesadamente, no tenía fuerzas ni ánimo para lidiar con papá…

—Hija, pero ¿qué haces? — cuestionó.

—Me voy papá, tengo trabajo y…

—No lo menciones, bien sabes que no lo necesitas— comenzó con su sermón.

—No ahora papá, además no debiste sacarme del hospital por favor no lo hagas otra vez— pedí de la mejor forma posible.

—Eres mi hija, no podía dejarte allí a tu suerte…

—Solo me descompensé porque no he comido bien, he tenido mucha carga laboral no hagas esto más complicado.

—Es tu casa, todo cuanto poseo… no te vayas así— dijo Soun dejando su usual orgullo de lado.

—No puedo papá, no aquí, no me siento cómoda.

—¡Pero por qué! — reclamó con esa voz autoritaria que tanto lo caracteriza.

—En serio ¿Quieres que te lo recuerde? — repliqué pasando por su lado.

—No puedes seguir huyendo de tu destino Akane, eres una Tendo — habló con ese tono que tanto detestaba.

—Y no sabes cuánto pesa, soy una policía que carga con la fama de un padre corrupto— este se volteó furioso y me bofeteo ipso facto.

—¡A caso perdiste la cabeza! — Gritó iracundo — ¡cómo te atreves a decirme eso! Soy tu padre, he dado todo de mí, incluso después de la muerte de tu madre— gritaba ofendido.

—No esperaba menos de ti— dije con la mano sobre mi mejilla— y no es necesario que saques a colación tu grandiosa labor de padre. No te pediré nunca nada, no quiero formar parte de tus planes, por eso vivo mi vida alejada de ti, aunque se me parta el corazón— dije con lágrimas en los ojos.

—Tu matrimonio, debemos planificarlo— replicó, cambiando el tema como siempre.

—Olvídalo, no me casaré con Ryu hasta cuándo debo decírtelo— hablé muy ofuscada.

—Él es muy bueno, es el indicado ustedes serán…

—¡Detente! No seremos nada, Ryu es como un hermano para mí, jamás me ha interesado como esposo, mucho menos para efectuar tu organizado plan.

—Akane, te vas a arrepentir de tus palabras— gritó al ver que me alejaba y en cuanto salí choqué con Ryu quien obviamente había oído todo.

—¿Cómo sigue tu cabeza? — pregunté recordando el episodio del evento.

—Mejor y ¿tú? — preguntó.

—¡Del asco! Ya me largo— respondí.

—¿Podemos hablar?

—Claro, pero sígueme que me falta el aire — dije caminando a pasos agigantados escalera abajo, no soportaba un solo minuto más en esa casa, me ahogaba con cada respiración.

Ese hogar que tan cálido fue y que se marchitó con la muerte de mi madre… pero que años después volvía a ver los jardines llenos de flores, esa mujer tan honesta y pura, Nodoka fue el oasis que mi corazón buscaba, pero tan pronto me acostumbraba a su manto protector, el destino me la arrebató sin contemplaciones. Arruinando la vida de un chico inocente y quebrando las ilusiones de una niña que entraba recién a ese camino llamado adultez.

Una vez llegamos a la salida principal, Kumón me vio con expresión de congoja…

—¿Qué debo hacer para que accedas a la petición de tu padre? — preguntó descolocándome.

—Es una broma ¿cierto? — Respondí haciendo una pausa— sé que escuchaste todo, Ryu no es la primera vez que tocamos este tema, en serio te ves casado ¿conmigo? Quieres atar tu vida a una mujer que no te ama y que por lo demás dudo que te proyectes.

—Pero padre quiere…

—¡Me importa una mierda lo que mi padre quiera! — Grité perdiendo la compostura— hace diez años decidí dejar esta casa y reinventarme, ¿por qué crees que elegí ser policía? Jamás haré su voluntad, prefiero morirme— sentencié llena de sorna.

—Akane no digas esas cosas, tu padre te ama— dijo él muy afligido— yo no tengo a nadie, él es todo para mí.

—Ryu comprende, esto no es por ti, eres un buen sujeto… pero no haré su voluntad. Olvida el puto arreglo, busca a la mujer que calce contigo y sé feliz— dije tocando su hombro, al fin llegaba mi taxi— dile a Nabiki que quiero verla pronto, que espero su llamada.

Este abrió la puerta del taxi y subí, en cuanto se echó a andar vi a Ryu con mala cara, podía dar por sentado que él no sentía nada por mí, es más ambos nos veíamos como amigos, como lo que siempre fuimos, aunque desde que me fui esa amistad se distanció con creces, no sería capaz de negar todos estos años creciendo juntos pero ambos ya somos adultos y elegimos caminos muy diferentes.

Ese mismo día horas más tarde, casona Yamamoto…

Junto a Kimura y Taro nos encontrábamos reunidos en su despacho, mientras ellos planeaban sus negocios, yo revisaba documentos legales que el abogado principal no había podido leer.

Estaba concentrado notando graves faltas que ponían a Kimura en riesgo, esto me parecía extraño pero ya no era coincidencia que el abogado "no tuviera tiempo de verlos" tomé el computador y comencé a revisar algunos correos que daban cuenta de que en realidad si los había recibido, estaba a punto de decirle a mi buen amigo que estaba siendo estafado notablemente cuando el toque a la puerta fue tan efusivo que los tres sacamos las armas que llevábamos encima, el guardia entró disculpándose por la brusquedad pero venía a comunicarnos que una mujer venía a verme, las miradas acusadoras de mis acompañantes no se hicieron esperar.

—Ha de ser una de las muñecas que vino ese día, las dejaste deslumbrado con tu clase de leyes Ranma— soltó Taro echándose a reír mientras Kimura se tapaba la cara recordando la forma tan elegante en la que despaché a las mujeres de la casa.

—No, ella dice que es Akane Tendo— soltó el guardia sorprendiéndome.

—¡Qué! — exclamó Kimura poniéndose de pie.

—¡¿Vino con la policía?! — gritó Taro un tanto escandaloso.

—No, está sola… las cámaras y el perímetro están limpios— respondió el hombre.

—La policía no viene a mi casa porque saben que encontrarán la muerte, entonces ¿por qué esa mujer se atreve a esto? — cuestionó Kimura.

—Iré a ver qué quiere— dije poniéndome de pie.

—Ranma puede ser una trampa, quizás su padre la está usando— concluyó Taro.

Caminé a paso seguro hasta la puerta, voltee para darles confianza, la verdad era que ella tuvo muchas oportunidades de matarme sin embargo no lo ha hecho.

—Espera hijo— pidió Kimura— déjala entrar— dijo al guardia.

—No es necesario— repliqué.

—Atiéndela como es debido, la mujer no es tonta, si tiene algo planeado mi gente le llenará el cuerpo de balas ¿comprendes? — solo asentí.

Todos salimos hasta el hall principal, por la pantalla de las cámaras de seguridad podíamos notar que recién abrían las rejas de la casa, dos hombres la escoltaron hasta que por fin se encontraba con nosotros.

—Diles que si me tocan los dejaré eunucos — fue lo primero que dijo en cuanto me vio.

—Estimada, estás en mi casa no creo que eso sea el mejor saludo— agregó Kimura algo tenso.

—No vengo a hablar contigo, vine por él— señaló sin un ápice de miedo en sus ojos, la mujer era atrevida y corajuda para hablarle así a Kimura.

—La misma mirada— dijo el dueño de casa.

—¿Qué deseas? — pregunté intrigado por su visita.

—Vine hasta aquí porque fue el único lugar en donde creí que podría encontrarte— comenzó a decir— antes que nada, gracias por llevarme al hospital ayer.

—Esto no era necesario— dije incómodo.

—No he terminado— replicó interrumpiéndome— solo quiero decirte que te cuides la espalda— agregó.

—¡¿Disculpa?! — primero me agradecía y luego me advertía ¡qué demonios le sucede!

—No debí venir, sin embargo me siento en deuda por lo que hiciste y odio eso. Mi familia sabe que fuiste tú quien me llevó a emergencias, la próxima vez no me ayudes— dijo con los ojos llenos de sinceridad, era una especie de advertencia o ¿amenaza?

—¿Vienes a declararnos la guerra? — preguntó Taro dando un paso al frente, me interpuse en su camino frenándolo.

—Tómalo como quieras, no tengo nada que ver con los negocios de mi familia, soy policía— agregó firme.

—Si tu padre viene por mí da por hecho que saldrá de aquí con los pies por delante— respondí lleno de confianza, ella no dejaba de verme a los ojos como si intentara escudriñarme a profundidad.

—¿No dirás nada? — pregunto Taro ante el silencio de Akane.

—No tengo más nada que decir— contestó girando para irse.

—Entonces se hará justicia— dijo Kimura dando un paso al frente, ella le daba la espalda— no nos veamos la suerte entre gitanos, tu padre ha sido enemigo de mi clan hace más de veinticinco años, pagará si osa tocar a mi hijo— sentenció, solo entonces ella volteó a verlo confusa.

—¿Hijo dices? — preguntó Akane.

—Ranma es mi heredero, no lleva mi sangre pero te aseguro que es como si lo fuera.

—¿Desde cuándo tanto interés por un hombre que perdió todo? — Cuestionó ella sin tapujos — dime una cosa Yamamoto ¿crees que "ayudándolo" te reivindicarás?

—Tú no tienes idea mocosa, no sabes el daño que tu querido padre me hizo— respondió Kimura un tanto exaltado.

—Bueno pero en todos estos años no le has hecho nada, supongo que ese poder del que te ufanas no es tanto ¿cierto? — continuó llevándole la contra.

Kimura era un hombre de vasta experiencia, si bien se sentía algo ofendido por la altanería de Akane no era suficiente como para enojarlo, sin embargo en ese diálogo algo no me calzaba, me parecía que ambos sabían algo y no se decían o quizás eran cosas de mi imaginación.

—¿Qué edad tienes Akane? — preguntó Kimura.

—¿Qué tiene que ver eso con todo esto?

—No has visto ni la mitad de las atrocidades cometidas por Soun y mucho menos las mías, tu fuerte personalidad me recuerda tanto a Naoko— en ese momento ella se puso rígida— puedo ver mucho dolor acumulado en tu alma, el espejo de tus ojos me lo dice. Pero no tienes la frialdad necesaria para cortar lazos con tu clan, aunque ahora te llames policía— aseguró Kimura.

—¡Pruébame! — exclamó ella alzando el dedo y sosteniéndole la mirada en total desafío.

—Ya basta— dije interponiéndome entre los dos— sígueme— agregué llamando la atención de ella, quien hizo caso caminando a paso rápido hasta la salida.

Era obvio que Kimura decía cosas entre líneas, la curiosidad por saber aquello invadía mis pensamientos, pero hay algo de lo que mi nuevo padre dijo y que no estaba equivocado, Akane lleva una tristeza que carga al igual que yo, puedo notarlo en esa mirada vacía y fría.

—Espero no volver a verte nunca más— dijo ella una vez llegamos a las afueras de la residencia.

—Fuiste tú quien vino a mí en innumerables ocasiones, es más, le dije a tu noviecito que no te me cruzaras en el camino— repliqué fastidiado por su comentario.

—¿Novio, yo? — chilló.

—Él sujeto de esa noche, el del sombrero de florero— ella rodó los ojos— vino personalmente a advertirme que no me acercara a su prometida.

—¡No puedo creerlo! — exclamó tapándose la cara.

—Cuando te cases no mandes los partes, no me interesa tu boda— hablé con sorna.

—No vuelvas a decir esa majadería, Ryu es un amigo de infancia casi como el hermano que nunca tuve.

—Como sea, le dije amablemente que no volviera a mi casa podría salir muy lastimado.

—Deja ya esa pose de hombre malo, no te queda— replicó ella.

—¿Acaso me conoces? Estuve diez años en la cárcel — agregué.

—Nodoka siempre me dijo que su hijo sería un hombre de bien, justo y sabio— dijo ella descolocándome por completo.

—No hables de mi madre, no tolero que la menciones con tanta cercanía detesto el solo hecho de saber que sus últimas horas de vida las dedicó a la hija de su asesino— dije lleno de desprecio.

—Eres un imbécil, la influencia de ese mafioso te ha lavado el cerebro.

—Claro que no, el que cambió mi forma de ver el mundo fue el mal nacido de tu padre cuando mandó a asesinar a mi única familia— escupí.

—Sigues en tu plan de venganza ¿no? Pues que te aproveche, pronto volverás tras las rejas— dijo ella con el rostro empinado, la mujer dio la vuelta para irse…

—Un día entenderás que la justicia por la que tanto trabajas, no sirve— dije alzando la voz, ella detuvo su andar, me acerqué lentamente— hubo un tiempo en que un niño inocente tenía un sueño, ser policía como su padre, como tú— dije casi en susurro cerca de su oído, sin embargo la vida le tenía otro destino… encarcelado y culpado por un crimen que nunca cometió, sin nadie que estuviese esperándolo afuera…

—Tú…—alcanzó a decir.

—La justicia no existe Akane, no creo en ella, esa es para tontos ingenuos. Yo mismo me encargaré de que el culpable de quien me desgració la vida pague y cuando lo haga, será lento y doloroso.

—¡Hablas de mi padre! — exclamó tomándome por el cuello de la camisa, el carácter fuerte de Akane acompañado de una mirada acusadora me convencía de lo que Kimura dijo hace poco, "la sangre tira" y era obvio que reaccionara de ese modo.

—Te lo digo de frente y sin un ápice de arrepentimiento, tengo pruebas de que fue él quien asesinó a mi madre y lo haré pagar con mis propias manos— aseguré firme.

—¿Crees que será fácil llegar a él?

—¿Tú lo defenderás? — Pregunté enfrentándola— desde tu posición no sería un tanto ¿cuestionable?

—Dame dos días, si no pruebo lo contrario no me interpondré en tu plan— respondió al notar mi posición.

—Eres ilusa— dije con una sonrisa en los labios— muy en el fondo sabes que digo la verdad.

—Mi padre ha cometido muchos errores, sin embargo permite que pruebe su inocencia en esto— dijo casi en suplica.

—¿Por qué tendría que cederte el favor de la duda?

—Es cierto, no deberías… — dijo soltando mi camisa, miró el suelo como buscando la respuesta en su cabeza— bien, noto tu determinación espero no tener que llevarte de regreso a la cárcel, lo digo por la memoria de Nodoka— finalizó alejándose a paso lento.

Akane no quería ver la verdad, pero yo me aseguraré de que sepa la lacra que tiene por padre, para que deje de compadecer a un hombre tan cruel y despiadado como lo es Soun Tendo, porque su lealtad a su clan es la voluntad que necesito para seguir adelante sin titubear.

Continuará…

Estimado lector, este capítulo dio más información para comprender lo que se viene. Antes que nada, debo decir que amo el shippeo de Nabiki por Ryu, es la tercera vez que los uso en un fic. Así es que considérenlos como la pareja secundaria de esta historia, leerán mucho de los dos, de ese amor "unilateral" (no correspondido) que tiene Nabiki por su "tonto amigo".

Ahora bien, regresando a los protagonistas, la conversación entre Soun y Akane resultó muy mal. El patriarca de la familia Tendo es testarudo, no se dará por vencido con sus planes para la pequeña Akane y aunque se sintió sumamente ofendido por la palabra "corrupto" ella no deja de ser la niña de sus ojos.

Lo cierto es, que Akane sabe mucho o quizás no lo suficiente de su padre. ¿Qué la hace sentir tan mal? ¿Qué recuerdos tiene de la relación de sus padres o de Nodoka? ¿Podrá cortar ese hilo que la ata a su familia? ¿Qué será más fuerte? ¿La lealtad, la voluntad o el amor?

Ranma por su parte no cede a su plan, aunque evidentemente ella provoca un sentimiento que no permite que avance en su corazón. Leal a la familia Yamamoto, su venganza comenzará pronto, no se la pierdan.

Si te gustó, déjame tu preciado review amo leerlos.

Les envío un abrazo gigante y virtual a todos, gracias por su apoyo constante y los invito a leer el último one shot que escribí, titulado "Prohibido dormir" (con una posible continuación)

Desde Chile una fanática más de Ranma ½

Sweetsimphony._