Reglas de la Mafia
Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.
Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.
Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.
Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.
—O—
En medio del comedor principal, delante de hombres que ella no conocía y vía llamada telefónica, Akane se enteraba de que se "convertiría" en la mujer del ahora declarado enemigo de su padre. Las risas triunfales de Taro y de Kimura resonaban fuertes, los otros hombres a la mesa alzaban sus copas al notar la algarabía ¿Qué celebraban exactamente? Se preguntó ella sumamente ofuscada, acaso ¿era motivo de celebración? Se sentía usada al no ser consultada antes, todos sus demonios comenzaron a hacerle hervir la sangre. Entendía que podía formar parte de la venganza pero no así, Ranma estaba muy equivocado si creía que sería su juguete personal.
—¡Silencio! —gritó tan fuerte que todos los presentes callaron al instante.
Caminó en dirección a Ranma quien la veía con el ceño fruncido, alzó su mano derecha y le estampó una bofetada que le ardió al instante, los ojos almendrados de Akane expelían fuego.
—¡Estás muy equivocado si crees que seré tu mujer! —escupió enojada.
—¿De qué hablas? Fuiste tú quién vino a buscarme, te lo pregunté antes. ¿Ya te arrepientes?
—¡Maldito cretino! —Chilló ella tomándolo de la corbata obligándolo a retroceder hasta la pared —No soy tan débil cómo crees, podría matarte en este preciso momento si quisiera —dijo muy cerca de su oído solo él escuchó esto último.
—Vamos a calmarnos —dijo tomándola de la mano para salir de allí, Akane lo veía acusadoramente.
Taro no pudo callarse y gritó…
—¡Maldita loca! —la menor de los Tendo giró a verlo y le lanzó una cuchilla del fino servicio de plata que estaba sobre la mesa ¿en qué momento la tomó? Nadie lo sabe, el hombre de ojos rasgados logró esquivarla aunque esta rosó su oreja derecha provocándole un diminuto corte.
La filuda cuchilla se clavó en la pared justo detrás de la cabeza de Taro, el tipo quedó frío ante la osadía de la mujer.
Ambos herederos salieron del gran comedor, Ranma la llevaba escaleras arriba en dirección a su alcoba.
—¡¿A dónde me llevas?! —chilló ella deshaciéndose del firme agarre de Ranma.
—Tendremos una conversación seria los dos, a solas —sentenció.
Abrió la puerta y con un ademán la invitó a entrar.
—¿A esto le llamas conversar? —cuestionó al notar la cama.
—Deja de pensar cosas que no son —replicó el azabache.
—Quiero la puta venganza pero eso no incluía convertirme en tu mujer —escupió Akane cruzándose de brazos.
—Ah… ya veo, no soy digno de la niña de papi ¿verdad?
—No seas tonto, seremos socios, no pareja ¿comprendes? —aseveró ella.
—Socios, me agrada pero no es suficiente —dijo el ojiazul acomodándose la corbata frente a su espejo.
—¿Qué pretendes exactamente? —preguntó Akane llena de dudas.
—Quiero vengar la muerte de mi madre, necesito que Soun sufra en cuerpo y alma —dijo con voz grave —lo disfrutaré tanto como pueda, jugaré con su mente un buen rato antes de darle el golpe final… solo piénsalo Akane, qué golpe más bajo era decirle que tú serás mía.
Akane parpadeaba rápido mirando el suelo, entendía el punto y sabía que su padre ahora estaría como un loco.
—Entonces tú y yo…
—Sí, seremos una pareja que pronto formalizará —comenzó a decir— será un evento impresionante, lucirás radiante a mi lado y todo mundo verá que el Clan Yamamoto somete al gran Soun Tendo.
—¡Es una gran mentira! Solo fingiremos ¿verdad? —replicó Akane insegura.
—¿A qué le tienes miedo? —Preguntó Ranma— porque ninguno de los dos está interesado en el otro ¿o sí? —cuestionó levantando una ceja, la observó con detención.
—¡Por supuesto que no! No eres mi tipo —respondió la mujer.
—Pues tú menos —arremetió Ranma con el ego quebrantado.
—Bien —caminó un poco Akane y se sentó en el borde de la cama, no se sentía muy bien físicamente, las preocupaciones junto a su decisión de no continuar en el hospital le pasaban la cuenta —debo buscar un lugar donde pasar la noche —agregó más para sí.
—Duerme aquí —contestó Ranma.
—¿Ah? —lo miró confundida.
—Quédate aquí, prepararé todo —agregó.
—No, no puedo, no podría ni dormir con ese imbécil allí afuera —dijo llena de sorna.
—Olvida a Taro… él no te molestará lo prometo —replicó serio.
En ese momento llamaban a su puerta…
—El señor Kimura requiere de su presencia —dijo la empleada.
—Espera un momento, ya regreso —dijo Ranma dejándola sola.
Akane suspiró pesadamente, miró a su alrededor y se abrazó así misma por un largo minuto. Quería estar lejos, muy lejos… en una isla pensó. Pero lo único que ha hecho desde que pudo salir de casa, ha sido huir y eso… cansa. Era momento de enfrentar sus peores miedos y su padre sin duda era uno de ellos.
—O—
Esa misma noche en otra parte de la ciudad, la familia de la mayor de los Tendo terminaba de subir sus maletas al coche familiar. Cuando Tofu se enteró de lo sucedido puso todos sus sentidos en alerta, fue hasta la cajonera en donde guardaba la libreta de ahorros que Nabiki había puesto a nombre de Naoko su sobrina, al ser menor de edad sus tutores legales o sea sus padres podían hacer uso de ella. El galeno sabía que esto sucedería en algún momento de sus vidas, su suegro, era un hombre de armas tomar y bien lo sabía él quien apenas sobrevivió a la muerte por su causa. No había tiempo que perder, luego de escuchar atentamente a su esposa, quien angustiada y con lágrimas en sus ojos le explicaba la verdad detrás de la muerte de su madre y de los planes de otro clan en deshacerse de Soun, la estrechó entre sus brazos para consolarla, se sentía impotente ante semejante situación. La sostuvo por mucho rato hasta que ella pudo incorporarse y volver a hablar sin dificultad.
Juntos fueron a ver cómo dormía en completa paz su pequeña, ella era todo para ellos, su hermosa Naoko era el motor de sus vidas. Tomados de la mano y con nostalgia dejarían atrás su país natal, Nabiki tenía razón en todo, debían irse de allí antes de que la muerte que se avecinaba los alcanzara.
—Una vez lleguemos allá, me pondré en contacto con un amigo y venderemos esta casa —dijo Tofu cuando cerró el maletero.
—¿Estás seguro? —preguntó Kasumi muy afectada, era su hogar, el que habían formado a punta de esfuerzo.
—Cariño… esto también es difícil para mí, pero no tiene lógica tener esta propiedad, es muy probable que no regresemos a Japón —sostuvo, su esposa se llevó las manos a los ojos.
—Lo siento tanto —dijo entre sollozos.
—Nada de eso… vamos adentro, intentemos dormir, hay que comprar los pasajes y…
—Nabiki ya se encargó de eso —replicó Kasumi— haremos escala en Francia y desde allí a Estados Unidos, Ryu me lo repitió muchas veces.
—Entonces solo tenemos que llegar al aeropuerto —dijo Tofu, a lo cual su esposa asintió.
—También me dijo que dejemos nuestros teléfonos aquí.
—¿Cómo? —exclamó Tofu sorprendido.
—No quiere que sigan nuestro rastro —respondió.
Tofu suspiró rodando los ojos, esto parecía una película pero no, era su vida y la de su familia que se encontraba en riesgo.
Con mucha incertidumbre, el matrimonio entró a la casa e intentaron dormir, sería una larga noche…
—O—
Entrando la madrugada, Ranma regresaba a su alcoba, la plática con Kimura se había extendido más de la cuenta y cuando recordó que su "novia" lo esperaba todavía, se apresuró al subir las escaleras, entró y la encontró recostada sobre la cama completamente dormida.
Se acercó con cuidado de no despertarla y la observó con detenimiento, el semblante cansado pero sereno de Akane le decía que aún no se recuperaba, menos aún las vendas en sus brazos, las manos de Ranma quisieron tocar la cabeza de la mujer sin embargo se contuvo, tomó una colcha y la cubrió completa.
Ella tampoco lo ha pasado muy bien estos días, pensó. Se acomodó en el sillón que tenía a un lado de su cama y tomó el libro que gustaba leer cada noche y pronto también se durmió.
—O—
Casona Tendo 02:00 am…
Nabiki se encontraba en su alcoba completamente desvelada, estaba preocupada, más temprano su padre había ido a visitarla muy enfurecido.
Pidió a las enfermeras que dejaran de suministrar el fármaco que se supone la dejaba drogada, tan solo dos horas después regresaba para pedirle explicaciones…
—Dime la verdad, ¿tú sabías que Akane estaba con ese sujeto? —preguntó con la vena del cuello completamente hinchada.
—Te he dicho hasta el cansancio que no soy su maldita niñera —contestó Nabiki provocándolo.
—¡Hija! Esto es grave, tu hermana tiene un matrimonio en camino, ya tengo reservada la iglesia ¡no me puede hacer esto! ¡No lo permitiré! —gritó enfurecido.
—¡¿Por qué rayos tiene que ser Ryu?! —Chilló la castaña perdiendo el control —acaso no ves que tu hija no lo ve como hombre, no lo ama, ya déjala en paz —sentenció.
—No me vengas con esas estupideces del amor ¿crees que tu madre y yo nos amábamos? —soltó Soun hiriendo aún más el corazón abatido de Nabiki.
—¡Para qué carajos formaste una familia si luego te ibas a deshacer de ella!
—Ya basta, deja ya ese tema porque para mí no lo es —finalizó poniéndose de pie.
—Nunca, nunca me cansaré de decirte la verdad. Asesinaste a mi madre, me quitaste a la mujer más valiosa de mi vida por tu deseo egoísta, ¡te detesto! —gritó justo en el momento en que se iba de la habitación, estaba segura de que lo había oído.
Recordarlo la enfurecía, así que fue hasta el mueble en donde guardaba el tabaco más fino y decidió fumar, en ese instante la puerta de su alcoba se abría, era Ryu…
—¿Ya se te hizo costumbre no llamar? —preguntó seria Nabiki.
—Lo siento, casi me ven por eso no pude tocar antes —respondió.
—Menos mal y no estaba desnuda, luego te quito la "inocencia" —soltó ella irónicamente.
—No seas majadera, vine porque me dijiste que lo hiciera —replicó Kumon.
—Sí, pero no a las dos de la madrugada, cualquiera diría que vienes a buscar compañía bajo mis sábanas y cómo a ti te importa tanto el compromiso con Akane…
—Nabiki, no es que no quiera a Akane… lo que sucede —no lo dejó terminar.
—No me importa, nada de ese compromiso ya te dije que no asistiré a la boda —respondió fastidiada encendiendo al fin el puro.
—Estoy preocupado por ti, por todas en realidad, padre ya sabe que Akane está con Yamamoto y creo que en cualquier momento sospechará de Kasumi.
—Lo hará, eso tenlo por seguro —dijo la castaña echando humo por su boca.
—Hice tal y como pediste, está todo arreglado para que tomen el vuelo después del mediodía, si todo sale bien tu hermana saldrá del país sin que nadie se dé cuenta.
—Prepara un coche para mañana, saldré de este maldito encierro —dijo la castaña un tanto fastidiada.
—Espera, tómalo con calma no sé si tu padre lo permitirá —se apresuró a decir.
—Lo hará, no le sirvo "drogada" en esa cama ¿cómo sigue tu cabeza? —preguntó cambiando de tema totalmente.
—Bien, eso no es nada, creo que Akane me ha dado más duro —soltó dibujándole una sonrisa a Nabiki, era la primera luego de muchos días de tristeza.
—¡Ay Akane! no sé en qué carajos anda metida, mañana veré ese asunto —dijo más para sí.
—¿Por qué lo dices? —preguntó curioso.
—¿Acaso no te enteraste? Según mi padre Akane está con los Yamamoto —habló muy casual.
—¡Qué!
—Como lo oyes, hace unas horas vino a reclamarme, dice que Akane está con ese tal Saotome… estaba furioso —finalizó apagando el tabaco en su cenicero de cristal.
—No puedo creerlo, es decir Akane no iría con ese clan ¿o sí? —preguntó Ryu mirando fijo a Nabiki.
La mujer caminó a paso ligero sobre sus elegantes pantuflas hasta él, de pronto recordaba que debía guardar cierta distancia de ella pero era un poco tarde.
—¿Celos? —preguntó sin siquiera pestañear.
—No son celos, es solo que ella sabe que tu padre los odia —respondió.
—¿Y eso qué? todo mundo odia a Soun Tendo, ¿crees acaso que Akane seguirá soportándolo luego de saber la verdad?
Esa era una muy buena pregunta, si Akane antes apenas asistía a ciertos eventos para acompañarlo, eso quiere decir que ya no tendría ese compromiso, el cual le causó alegría.
—Entonces la boda, no va —respondió descolocándola.
—No te librarás tan sencillamente de ese compromiso, tú no lo romperás, no lo hiciste antes ¿por qué lo harías ahora? —cuestionó llena de audacia.
Eso era algo que lo perturbaba día y noche, él no tenía intenciones de casarse con la menor de las Tendo, pero cuando Soun se lo mencionó este no pudo negarse por el cariño y gratitud que siente para con el patriarca de su clan. En un principio pensó que era un entusiasmo pasajero, pero la insistencia del progenitor de su seudo prometida y la compra de un traje para la postura de argollas le hicieron resignarse a que la boda se haría realidad. Sin embargo hace meses que su corazón anda inquieto, demasiado, tanto que el nombre de su mejor amiga y todo lo que atañía a su vida era algo con lo que despertaba y se dormía. Intentando disipar el interés por ella y ante la empeñosa voluntad de su padre adoptivo tenía visitas nocturnas que le ayudaban a bajar esas pasiones contenidas, esas eran las "amiguitas" que Nabiki tanto le reprochaba.
—¿Ryu? —Lo llamó al notar que quedaba sumido en sus pensamientos— ¿En qué piensas? —agregó tomándolo por el mentón.
Solo entonces Kumon le dedicó atención, miró los finos rasgos de la mujer que tenía en frente, sus pómulos, sus mejillas pálidas, no había comido bien hace días y se veía un poco demacrada pero aun así seguía siendo hermosa, con esas largas pestañas espesas abanicar de arriba abajo, esa mirada fría y a la vez avasalladora que lo conmovía, siempre directa, sin rodeos, de sus labios podía salir una hermosa sonrisa así como el insulto más soberbio.
En un impulso natural y sin ánimo de irrespetarla, porque eso jamás, Nabiki era muy importante para él. Tomó la delicada mano de la chica con la suya, esta lo observó algo confundida, la enfrentó con entereza porque deseaba sostenerle la mirada por unos segundos.
—Nabiki —comenzó a decir— no deberías estar tan cerca —dijo soltando su mano, ella entre cerró los ojos intentando comprender el mensaje ¿acaso lo incomodaba?
A continuación besó la frente de la chica y se alejó antes de que cometiera una locura, no era el momento, ella aún no se recuperaba y además… no sabía si sería correspondido y eso le carcomía.
—Hasta mañana —se despidió desde la puerta y se marchó.
Nabiki quedó estática por unos segundos tratando de entender la conducta de Ryu…
—¡Ash! ¿Cuándo me besarás de verdad? — dijo la castaña recostándose en su cama, se cubrió con la manta y se prometió descansar, esta vez no habría más llanto, debía recuperar su encanto para la mañana ya que sería un día muy largo…
—O—
Al día siguiente, casona Yamamoto…
Cuando Akane despertó lo primero que notó era que estaba cómodamente cubierta por una manta que la mantenía bien abrigada, se sentía a gusto y poco a poco fue estirando sus piernas y brazos, un peso sobre su vientre la hizo espabilarse, cuando miró al lado el hombre al que una vez le disparó estaba muy cerca de ella y su mano cruzaba su plano vientre como sujetándola para que no escapara, él dormía plácidamente mientras los colores subían por sus mejillas.
—¡Pero qué haces, aprovechado! —chilló nerviosa y avergonzada despertándolo abruptamente.
Ranma medio dormido y asustado sacó el arma con el que dormía bajo la cama, la quedó viendo y parpadeó repetidas veces notando la engorrosa situación, Akane no se movía de su posición.
—Baja esa cosa —dijo la mujer golpeándolo en la frente, este se alejó lo bastante quitándole la colcha.
—No dejas dormir, además roncas como un trol —bufó enojado dándole la espalda.
Indignada por su comentario poco amistoso y nada caballeroso, Akane decidió patearle el trasero y de un solo empujón lo botó de la cama haciéndolo caer de espaldas, ella se asomó a verle…
—¡Eres un majadero, yo no ronco! —exclamó muy segura de sí.
—Te dejé dormir aquí y me pagas así, eres muy antipática —soltó enfadado Saotome.
—No regresabas y me sentía muy extenuada, pudiste despertarme —señaló ella.
—No quise —respondió sin pensarlo mucho.
—¿Por qué? —cuestionó la mujer.
—Porque anoche parecías un ángel, pero ahora pareces un ogro — escupió poniéndose de pie yendo directamente al baño.
Akane lo miró enojada y notó que estaba tal cual había quedado anoche, aun vestida con los trapos que traía desde el hospital, su maleta la había dejado en casa el día del asalto armado.
¡Por todos los cielos, debo verme fatal! Chilló internamente. De pronto el toque suave a la puerta llamó su atención, ella se levantó descalzas y caminó a ver quién era, una joven empleada la miraba con timidez.
—Buenos días señorita, esto lo pidió el joven Saotome —señaló una bolsa en sus manos, algo dubitativa Akane la recibió —Disculpe ¿quiere el desayuno aquí o irá al comedor? —preguntó la chica.
—¿Donde suele comer Ranma? —preguntó esta vez Akane un tanto contrariada.
—Con la familia, en el comedor —respondió la empleada.
—Entonces así será —dijo ella.
Una vez cerró la puerta quiso abrir la bolsa por pura curiosidad, en ese momento salía Ranma del baño, envuelto en una toalla blanca alrededor de su cintura. Ambos quedaron quietos e impávidos, al parecer el nuevo heredero había olvidado que tenía una fémina visita, mientras que ella lo veía sorprendida.
—Acaban de traer esto —indicó ella alzando la bolsa.
—Es tuyo, ya puedes usar el baño —respondió alejándose hasta el enorme closet.
Ella se apresuró a entrar cerrando la puerta no sin antes notar el tatuaje que abarcaba desde parte de su cuello hasta su hombro, la espalda ancha de Ranma estaba notoriamente marcada por el ejercicio, pero también había cicatrices.
En cuanto cerró miró a su alrededor, el baño olía a su loción… notó varias toallas limpias y en cuanto abrió la bolsa notó artículos de aseo que agradeció pues necesitaba poner su cuerpo bajo agua caliente.
Intentó no demorar demasiado pero la ducha estaba exquisita y tardó más de lo usual, cuando salió envuelta en una bata tipo toalla su nuevo "novio" no se encontraba. Sobre la cama había ropa limpia, de su talla, algo elegante consideró pero igualmente se vistió.
Un hermoso vestido con toque primaveral en tono rosa pálido la hacía ver como una bella flor de cerezo.
El reloj marcaba las ocho en punto, Akane bajaba las escaleras de la casona, tenía un toque rústico y moderno en una perfecta combinación ella sintió que era mucho más cálida que la casa de su padre. En cuento llegó abajo, la misma empleada la guió al comedor, la mesa estaba repleta de hombres todos bien vestidos y sonrientes disfrutando de la primera comida del día, Kimura soltó su tenedor al verla aparecer por el marco de la puerta, el parecido con su madre era asombroso, quizás de las tres hermanas ella sin duda era casi idéntica. Ranma notó la distracción de su padre y cuando la vio se sorprendió, se veía hermosa, ella lo era, solo que se notaba mucho más repuesta en comparación ayer. Se puso de pie y junto con él todos los hombres, a excepción de Taro y Kimura.
—Pensé que no vendrías —dijo él un tanto aturdido.
—Puedo esperar afuera —contestó Akane.
—Por supuesto que no, eres mi mujer —dijo él muy acomedido, tomó su mano y la llevó a sentarse a su lado, en donde se encontraba un puesto esperándola.
Akane se acercó y saludó cordial a los presentes, se sentó justo después de que Ranma le acomodara la silla.
—¿Cómo durmieron? —fue lo primero que preguntó Taro con mirada perspicaz, lo que no vio venir fue el escupitajo de Akane al soltar el agua que recién había bebido, mojándole la cara.
Kimura se echó a reír a carcajadas, sus hombres le siguieron mientras Ranma le entregaba una servilleta a su ahora "novia" y Taro… pues se secaba el rostro enojadísimo por la falta de delicadeza de la Tendo.
—No preguntes cosas tan personales —dijo Kimura una vez dejó de reír.
—¿Desde cuándo te importa cómo duermo? —cuestionó Ranma.
—Pues como anoche ella se quedó contigo… —arremetió Taro.
—Dormí muy bien —respondió Akane mirándolo con desdén.
—Bien, ya basta de eso —dijo Kimura— ¿qué harás hoy, cuál es tu plan? —preguntó el líder del clan.
—Necesito hacer una llamada, pronto te diré —respondió Ranma.
Akane lo vio intrigada, miraba la hora en el mural a cada momento y eso no pasó desapercibido. Apenas tocó bocado de su plato y se levantó sin decir nada dejándolos a solas…
—Tu novia es una mal educada —escupió Taro.
—Deja la joda con Akane ¿qué mierda te pasa, acaso te gusta? —soltó Ranma molesto por la actitud de su amigo.
—Claro que no, eso nunca. ¿Y a ti? —preguntó serio.
—Lo que yo sienta por Akane es mi problema, no tuyo —finalizó poniéndose de pie. Saliendo tras ella…
Kimura observaba un tanto divertido la plática de sus dos hijos putativos, era obvio que a Taro no le simpatizaba Tendo y en cuanto a Ranma… él ya estaba muy flechado por la copia fidedigna de Naoko.
Ranma la alcanzó en el jardín, ella estaba sentada en una de las bancas tomando un poco de sol…
—¿Qué sucede? —preguntó el ojiazul.
—¿No es obvio? Esa gente no me quiere… sobre todo el imbécil ese —dijo muy incómoda.
—Eres la "hija de" ¿qué esperabas?
—No espero nada, absolutamente nada, ni siquiera de ti —escupió llena de sorna poniéndose de pie.
—Akane espera —la llamó y ella se detuvo— tenemos que hablar, necesito saber qué te convenció para venir conmigo.
La mujer miró el suelo, luego el cielo y volvió a verle…
—Esta maldita guerra no acabará hasta que uno de los dos muera —comenzó a decir— no sé nada de Nabiki desde ese día en el hospital, cuando te fuiste decidí irme de allí, tarde o temprano me iban a encontrar. Regresé a mi casa… o a lo que quedó de ella, mi maleta no estaba, mi teléfono estaba con la batería baja y quería escapar muy lejos…
—¿Por qué no lo hiciste? —Preguntó el azabache— lejos de toda esta mierda sin duda sería mucho mejor ¿no? —agregó.
—Mi hermana Kasumi me llamó al atardecer, su voz temblaba, no podía articular palabra de tanto miedo —dijo con el rostro angustiado— lo único que me dijo era que sería la última llamada y que si todo salía bien nos volveríamos a ver —agregó— se va de Japón, por la seguridad de su familia… teme por la vida de su esposo y de mi sobrinita— finalizó escondiendo su rostro tras sus manos.
—Entonces…
—No quiero seguir viviendo así… huyendo como lo vengo haciendo desde que cumplí la mayoría de edad. Fui hasta la estación de policías y dejé el sobre con mi renuncia, no puedo ser policía, no puedo ejercer justicia luego de saber la forma tan despiadada en que murió mi madre, no quiero que mi hermana mayor se vaya lejos de mi vida pero ¿qué puedo hacer? ¿Qué hago para que ese futuro cambie?
Ranma prestaba mucha atención a sus palabras, el tono desesperado y desdichado de Akane le recordaba sus primeros años en la cárcel, en esa fría y pequeña celda, rodeado de asesinos sin escrúpulos, muchos intentaron hacerle daño, vio y vivió cosas que nunca imaginó sin embargo hoy era libre y dueño de su propio camino, uno que forjaría con la venganza como estandarte, con la sangre de sus enemigos se bañaría y cuando tuviera la vida de Soun entre sus manos, cuando el brillo en sus ojos se fuera, solo entonces podría encontrar un poco de paz.
—Ese hombre que me engendró, ya no es mi padre —sentenció Akane con mirada fría.
—Si tan solo supieras de lo que es capaz… —replicó Ranma muy serio.
—Lo sé, por eso lo digo —respondió ella.
—No, acaso ¿sabes lo que le hizo a Nabiki? —preguntó sin rodeos, Akane abrió sus ojos asustada de lo que podría oír.
Ranma cogió sus delgados y blancos brazos aun marcados por los cortes que ella misma se auto infirió…
—¿Sabes cuánto tiempo llevo preparándome para esto? —Preguntó él sin dejar de verle sus cicatrices, ella sintió mucho pesar en esas palabras —los diez años que estuve en la cárcel, no hubo un día en que no pensara en el infeliz que me había desgraciado la vida.
—¿Cómo podemos detenerlo? —preguntó Akane.
—No puedes ganarle a un monstruo como Soun, no de la forma convencional ya que no le importa la vida de nadie y eso Akane… —tomó aire para continuar— la incluye a ustedes, sus hijas. Cuando Nabiki le reclamó por el asesinato a sangre fría de tu madre la encerró en su cuarto y la drogó, hasta ayer ella seguía encerrada en su alcoba y por supuesto incomunicada.
El rostro triste de Akane opacaba lo hermosa que se veía con el vestido que Ranma había elegido para ella. Negaba con su cabeza llena de decepción, hundió su mirada también en esas cicatrices de su piel… esas le recordarían el acto desesperado que cometió al saber la verdad, pero las heridas en su corazón no sanarían en mucho tiempo más.
—Tu hermana vive porque aún le sirve, tú también eres importante para él, pero Kasumi… ¿crees que le es imprescindible todavía? Quizás ya se convirtió en una molestia, al igual que tu madre.
Eso fue un balde agua bien fría, por la mente de Akane pasaban muchas situaciones y todas terminaban en un cementerio enterrando a su hermana mayor.
—¡Debo ir a buscarla! —exclamó en un grito, pero este no la soltó.
—Detente, piensa y luego actúa… la vida de tus seres queridos está en juego —dijo Ranma muy escueto.
—Va al aeropuerto, pero desde su casa es casi una hora en coche… no va sola Ranma, mi sobrina Naoko y su esposo ¡Oh por Kami!
En ese momento, desde el gran ventanal un desconfiado Taro los observaba en silencio. Kimura notaba muy quisquilloso a su querido hijo, por momentos sí pensó que podía sentir algo por la menor de los Tendo, quizás Ranma no estaba tan equivocado… se acercó lentamente notando lo concentrado que este los miraba.
De pronto ambos se echaron a correr, iban hacia la zona de la cochera, Kimura notó la urgencia y mandó a sus hombres a seguirlo.
—¡No dejen a Ranma solo! —Ordenó— protejan a los dos —aseveró.
Cuando volvió a mirar, Ranma y Akane salían a toda velocidad en un deportivo blindado en color negro opaco.
—¿Qué te molesta Taro? —preguntó Yamamoto.
—Que esa mujer lo engañe con sus mentiras o incluso en la cama… —respondió sin hacer ninguna expresión.
—La idea de Ranma en usarla para su venganza es un golpe bajo que el maldito de Soun no olvidará, sin embargo ¿por qué te preocupa que se acueste con ella?
—Traición —aseguró.
—Me enamoré de su madre hace tantos años, la sigo amando incluso ahora, y jamás traicioné a mi clan o a mis ideales por una mujer. Creo que lo estás llevando demasiado lejos hijo, es más, lo que menos me preocupa en estos momentos es si Ranma decide llevar una vida a su lado, lo que no me deja dormir es pensar en las consecuencias de esa unión…
—No te entiendo —contestó.
—Si Soun fue capaz de asesinar a mi querida Naoko, quien fue su esposa y madre de sus tres hijas… ¿qué impediría que no lo haga con Akane?
La pregunta que Kimura planteaba era algo que Taro no había pensado con detención, tenía mucha razón al sacar aquella conclusión, después de todo Akane estaba traicionando a su padre deliberadamente y con el clan que más odiaba, quizá la mujer muera antes de que ocurra un gran desastre pensó. Y no será a manos de los Yamamoto sino que por el mismísimo Tendo.
—O—
Casona Tendo…
Nabiki apenas había dormido dos horas, luego de la visita de Ryu en su alcoba logró conciliar el sueño pero despertó muy angustiada cuando aún no amanecía. El agotamiento mental por el cual estaba pasando la tenía muy al borde de la locura, no obstante la vida de sus hermanas seguía en juego y por ahora no podía darse el lujo de desistir de sus intenciones.
Un buen baño reponedor junto a un café bien cargado le dieron las energías para salir del encierro, la castaña conocía muy bien las jugadas de su padre, había quitado la seguridad de su puerta y eso era un indicador de que el "castigo" había sido levantado. Eran varios días sin mover mercadería y los clientes esperan ansiosos por sus paquetes, para ello Soun necesitaba de las gestiones que realizaba su hija, quien hacía un trabajo excelente haciendo que su cuenta bancaria subiera estratosféricamente.
Apenas puso un pie en el pasillo tomó una gran bocanada de aire, iría directo a buscar el coche que Ryu le dejaría disponible. Una corazonada no la dejaba en paz, aunque había realizado los preparativos necesarios para que Kasumi saliera del país lo antes posible sus peores miedos comenzaban a atemorizarla.
La idea era cerciorarse de que nada saliera mal, en cuanto llegó a la entrada principal el olor a tabaco le llegó de golpe, era su padre observándola en silencio.
—¿A dónde vas hija? ¿Ya no saludas a tu padre? —preguntó insidioso.
—Necesito aire, además tengo un asunto que resolver con un sujeto que nos debe dinero —aseguró.
—Lleva a mis hombres, no quiero que conduzcas —señaló sin más.
—No necesito de tus gorilas, si vas a seguir así debiste dispararme cuando pudiste —arremetió con la lengua bien afilada.
—¡Nabiki! —exclamó perdiendo la paciencia.
—Ya déjalo así, dile a Ryu que me acompañe — soltó ella alzando la mano fastidiada.
—Ryu anda en otra labor —eso la alertó, dónde carajos está si se supone que la ¿acompañaría?
—Bien, regreso por la tarde —dijo con el fin de no levantar sospecha.
En cuanto llegó a la gran cochera, vio una nota en la ranger silver, más bien era una clave que solo ellos sabían apreciar. Ryu no volvería pronto y eso la puso nerviosa, tomó su móvil y le marcó pero este no contestaba…
En otra parte de Tokio, cerca de la casa de Kasumi…
La pantalla del móvil mostraba el nombre de Nabiki, Ryu ignoró tres de sus llamadas mientras observaba el camino a seguir, dos de sus hombres lo acompañaban en carros distintos. Tenía una orden que ejecutar y no sabía con exactitud en qué terminaría todo, no quería alertar a su amiga, la idea era solucionar el enorme problema él solo, pero lo que no sabía era que todo se iba a complicar.
Ruta hacia el aeropuerto…
Ranma conducía a toda velocidad, Akane le marcaba a su hermana mayor pero ella no contestaba las llamadas.
—Si no logra llegar al aeropuerto ¿qué haré? —decía Akane preocupada.
—Primero lo primero, encontrémosla —respondió acelerando.
—Seguiré intentando— dijo la mujer con la mirada cargada de angustia.
A las afuera de la casa Tendo…
Nabiki se ponía en marcha, su primera opción era esperarlos en el aeropuerto sin embargo, prefirió escoltarlos hasta allí, tomó la ruta más corta sin dejar de marcarle a Ryu y a Kasumi quien no contestaba preocupándola aún más.
Casa de Kasumi…
La pequeña Naoko subía al carro llena de emoción, sus padres le dijeron que tomarían unas vacaciones y que era una secreto sorpresa su destino así es que no debía comentarlo con absolutamente nadie. La primogénita del matrimonio se afianzó a su osito de felpa y con una enorme sonrisa demostraba su entusiasmo.
Tofu al volante y Kasumi a su lado de copiloto, emprendían el viaje hacia el aeropuerto con destino a América Estados Unidos, país de las "oportunidades" y en donde pretendían comenzar desde cero.
—Papi, papi, iremos en avión ¿verdad? —preguntaba inquieta la pequeña.
—Así es mi vida, vamos a coger un avión ¿te entusiasma la idea?
—¡Sí! —contestó enérgica.
El matrimonio se sonrió para aparentar la preocupación y los temores que le invadían ¿pero qué podía salir mal? Es decir Nabiki preparó todo, solo es llegar confirmar sus vuelos y montarse en un avión.
Cuando llevaban cuarenta minutos exactos de viaje, Kasumi vio las llamadas perdidas de sus hermanas, eso la puso nerviosa, mucho más cuando la pantalla avisaba que papá llamaba…
—Contesta, dile lo que acordamos —dijo Tofu sin despegar la vista de la ruta.
Con las manos sudadas respondió…
—Papá que gusto que llames —dijo como siempre tan cordial.
—Hija, tu hermana va camino a verte —señaló sin más dejándola en jaque.
—¿Nabiki? —preguntó dubitativa— pero si hasta ayer ella seguía medicada —respondió acertadamente.
—Ya sabes cómo es tu hermana, hoy despertó llena de energía y me dijo que iría a tu casa pero me acaba de llamar para decirme que no te encontró —aseguró en una enorme mentira que Kasumi supo detectar.
—Salí con mi esposo y la niña, vamos a acompañarlo a una convención —respondió sin vacilar.
—Ah… pero cómo no nos avisas, mi gente no te ubica y me preocupé… dime dónde vas exactamente para decírselo —insistió.
—No te escucho bien… te llamo luego papá —dijo muy nerviosa colgando la llamada.
Kasumi temblaba completamente, la mentira de su padre para sonsacarle información le decía que estaba en problemas, él sospechaba algo…
—¿Qué sucede? —preguntó Tofu ante el palidecer súbito de su esposa.
—Lo sabe —respondió.
—¿Qué cosa?
—Que no estoy en casa, alguien nos sigue —aseguró Kasumi mirando por el espejo lateral.
—Tranquilízate, Naoko puede darse cuenta —dijo Tofu tomando la mano tiritona de su amada.
Tofu comenzó a fijarse en los carros que le seguían de cerca, aparentemente normal pudo notar a dos con vidrios polarizados eran el mismo modelo, su único objetivo era llevar a salvo a su familia al aeropuerto nada más importa, pensó.
—Solo quedan quince minutos y llegamos, voy a acelerar —habló lleno de decisión.
Justamente en una intersección Nabiki veía pasar el carro de su cuñado, todo lo tenía calculado y era el minuto exacto en el que pensó que Tofu pasaría esa línea, lo que no vio venir fue las tres placas que pertenecían a su padre que seguían el carro muy de cerca, abrió los ojos espantada de lo que se venía, aceleró sin esperar nada y bajó las ventanillas de ambos lados, su ranger iba muy bien equipada, descargaría todos los cartuchos de ser necesario pero su hermana debía llegar al aeropuerto.
La persecución se puso color de hormiga cuando un disparo le dio a una llanta de las tres placas provenientes del clan Tendo, Nabiki miraba detrás de sus gafas de sol pero no lograba detectar de dónde había salido ese misil. Por otro lado Kasumi chilló de susto al oírla, su teléfono volvía a vibrar era su padre y de puros nervios soltó el móvil de sus manos.
Cuando papá Tofu comenzó a esquivar coches, Naoko comenzó a llorar, los disparos iban dirigidos a ellos pero ninguno había dado con su carro, la pequeña muy asustada gritaba por mamá quien intentaba calmarla dentro del estado nervioso que tenía.
—¡Para el coche! —gritó Kasumi histérica, sabía que no podría llegar al aeropuerto.
La carretera no estaba con tanto flujo vehicular sin embargo sentía como si cien carros armados estuvieran persiguiéndolos.
—No lo haré, llegaremos al aeropuerto tomarás a la niña y saldrás corriendo por ese vuelo ¿comprendes? —gritó Tofu.
Kasumi abrió sus ojos impactada, acaso le estaba diciendo que se fuera ¿sola?
—Mamá… —chillaba su pequeña Naoko muy angustiada.
—No te dejaré aquí, no de nuevo, hicimos una promesa —contestó Kasumi posando su mano sobre la de su esposo quien no dejaba de mirar al frente y acelerar lo más que podía.
En ese momento un carro se le acercaba por el costado izquierdo, Tofu vio a Nabiki quien le hacía señas, bajó la ventanilla y les gritó a todo pulmón…
—¡Huyan! —Kasumi se echó a llorar desesperada, Tofu solo asintió pisando a fondo el acelerador.
Cuando estos avanzaron Nabiki se cruzó con su Ranger obstaculizando a los coches que venían por ellos, la carretera era un caos, disparos, carros blindados y una familia a punto de toparse con la muerte intentaba huir de las garras de un padre malvado y cruel.
Bajó de su Ranger silver pisando el suelo de la carretera con sus botas de cuero de tacón alto, los jeans azules le daban comodidad para poder moverse fácilmente, no era un día de festejo, sabía que eso podía ocurrir y se había preparado para ello. Dentro de la camioneta tenía un rifle cargado de balas, el cual usaría para eliminar a los malditos que iban por su hermana. Lo tomó con mucha soltura, años de temporada de caza y un curso para perfeccionar su tiro le daban la confianza necesaria para tomarla con mucho empuje.
Más allá Tofú se encontraría con otro enemigo, uno que no esperaban…
Los tres coches que seguían a la familia de Kasumi se detuvieron frente a la castaña, lo primero que hizo fue reventarle los neumáticos, un disparo a cada uno los obligaría a bajarse.
Tres hombres por cada coche bajaron a rostro cubierto completamente armados, la miraron con desprecio y le apuntaban.
—¡¿Quién los envió?! —gritó ella eufórica.
—No nos estorbes —contestó uno de ellos.
Nabiki acomodó bien el rifle a la altura de su barbilla…
—¡Putos mal nacidos, los veré en el infierno! —chilló ella disparando directo a la frente de quien le contestó, volándole los sesos.
Justo en esa intersección se acercaba a toda velocidad un cuarto carro, los hombres sonrieron al ver que sería embestida. Nabiki no se movió ni un centímetro si tenía que morir que así sea, su único objetivo era detener a los asesinos que enviaron por su hermana. Sin embargo el carro frenó justo delante de ella dejándola con el corazón a mil por hora… los hombres se veían entre sí no entendiendo nada.
Cuando el conductor bajó su ventanilla, Nabiki soltó un suspiro…
—¡Ash, maldita sea por qué tardaste tanto! —exclamó aliviada al verlo, era Ryu quien se cruzaba entre su cuerpo y los hombres que estaban dispuesto a matarla.
—Lo siento, había tráfico —dijo con una sonrisa en los labios.
Apenas terminaba de decir eso los sicarios de Tendo comenzaron a disparar, Kumon abrió su puerta para que ella entrara pero la mujer tenía otros planes, lo empujó hacia dentro para acomodarse y usar el carro blindado de escudo, desde allí alzó su rifle y comenzó a dispararle de forma mortal a cada uno de los hombres, tres más quedaron bien muertos sobre el suelo, ellos se acercaban pero Nabiki no cesaría su defensa y consiguió eliminarlos a todos, quienes fueron cayendo heridos al suelo sin retorno pues su objetivo era la cabeza o el corazón. Los nueve sicarios murieron en esa carretera bajo la atenta vista de Ryu quien los había llevado hasta allí por orden de Soun, aún le estremece las palabras de su padre adoptivo esa mañana…
—Necesito que vayas hasta la casa de mi hija Kasumi, vigila, en cuanto los veas subir al carro los sigues… si su destino es la carretera sur en dirección al aeropuerto— en ese momento Soun hizo una pausa —haz que todo parezca un accidente, quiero ver esa noticia en la televisión ¿comprendes?
—Tofu no estará solo, ¿la niña y su hija? —preguntó Ryu impactado y a la vez desilusionado de la decisión tan ruin que tomaba el patriarca.
—Ella eligió un camino que no es el mío, esas son las consecuencias, aunque me duela— sentenció con la mirada más fría del mundo.
Ryu no tenía tiempo de avisarle a Nabiki, pero sí de dejarle un mensaje en su camioneta la cual captó sin problemas… el rifle que su amado le había dejado era un arma poderosa de alto alcance, sabía que la castaña entendería su desaparición y que por tanto la vida de su hermana mayor estaba en peligro.
Cuando Kumon alzó la vista para verla, Nabiki suspiraba aliviada, los había eliminado sin reservas tal y como se lo esperaba, sin embargo en cuanto cruzaron sus miradas sintieron una conexión especial, él no era capaz de serle desleal porque ella era demasiado importante, más incluso que el agradecimiento eterno hacia su padre adoptivo. La tomó de una mano para expresarle lo que sentía en ese momento… más, el ruido de un camión aproximándose los alertó, en el preciso instante en que vieron la punta de este asomar a toda velocidad Ryu empujó con todas sus fuerzas a Nabiki haciendo que esta cayera bastante lejos, mientras, él era embestido por el camión siendo arrastrado varios metros más allá.
La castaña miraba la espeluznante escena desde el suelo, el coche que conducía su querido amor rodó dos veces luego de ser arrastrado quedando volteado en la carretera.
La polvareda que se levantaba junto con el olor a sangre fresca, nublaron el juicio de la Tendo, se levantó y caminó a paso firme a verificar el estado de Ryu.
La puerta del enorme camión se abrió, bajó un hombre corpulento en una playera que mostraba un tatuaje que ella conocía bien. Este era característico de un clan muy amigo de su padre, específicamente de la familia Tatewaki.
La furia, la frustración, la indignación y por sobre todo una sed de venganza hicieron que Nabiki alzara nuevamente el rifle, sacando el seguro lo llamó…
—¡Hey! —el sujeto volteó sin darse cuenta de que era su último respiro, golpeo la boca del hombre obligándolo a que la abriera, con la punta de su fusil dentro y sin chance a nada le disparó atravesándole la cabeza. El enorme hombre cayó al suelo ipso facto.
Solo entonces sus hermosos ojos vieron a Ryu colgando cabeza abajo y con la bolsa del airbag abierta, su cabeza sangraba y sus ojos estaban cerrados.
Se echó a correr para ayudarle a salir, pronto llegaría la policía y quedaría un desastre de proporciones si se reconocía su autoría en lo acontecido.
Con el alma rota y el corazón apretado logró arrastrarlo fuera de lo que quedaba del coche, él nunca despertó, ella no sabía si seguía con vida.
—O—
Un poco más allá, a tan solo cinco cuadras de su destino (aeropuerto)
Tofu conseguía salir de aquella persecución gracias a Nabiki, en su interior estaba tan agradecido como preocupado. Las consecuencias de la acción de su cuñada le traerían problemas serios, sin embargo ahora comprendía la insistencia y empeño que puso ella cuando le entregó esa libreta de ahorros hace tres años atrás…
—No la necesito, trabajaré duro te prometo que nunca le faltará nada a mi familia —decía Tofu un tanto indignado por el ofrecimiento de la castaña.
—¡Por qué tienes que ser tan malditamente correcto! —escupió Nabiki en ese entonces.
—Es que no quiero nada que venga de tu padre, menos su dinero —se apresuró a contestar el galeno.
—Escucha bien Tofu, tu esposa es la hija del mayor mafioso de todo Japón ¿crees que siempre vivirás en una taza de leche? —este tragó duro, ella tenía razón.
—Tu padre casi me mata hace años…
—Lo sé, pero este dinero es mío ¡por un demonio! —Chilló ofuscada ante la terquedad de su cuñado— yo lo junté y esa suma irá subiendo porque es para mi niña, Naoko no merece vivir en medio de esta mierda ¿comprendes?
Solo entonces él recibió la libreta, que año tras año fue subiendo el monto, la guardó en un cajón como si fuese un papel sin importancia, la vio una sola vez que fue cuando Nabiki se la entregó, y la segunda fue anoche cuando su esposa le contaba las barbaridades de su padre, con la clave bancaria entró en línea a verificar si podía hacer uso de ella y su sorpresa fue grande, la suma era fácilmente diez veces más grande que hace tres años, incluso podría no trabajar y vivir invirtiéndolo. Pero Tofu era un hombre que creció con conceptos de trabajo y sacrificio, no había nada más satisfactorio que llegar a casa cansado pero agradecido de haber dado lo mejor de ti en una profesión que él amaba y respetaba.
Usaría la libreta porque era una emergencia de proporciones, porque la vida de su amada esposa y de su hijita se encontraban en peligro. Porque los ahorros que él tenía en su cuenta familiar no les daba para vivir más de tres meses en un país en donde no conocía a nadie.
—Ya falta muy poco mi amor —dijo Kasumi sacándolo de su meditación.
La pequeña Naoko se aferraba a su osito de peluche, un poco más calmada al dejar de oír esas balas y el llanto de su madre.
Pero esa ínfima tranquilidad se esfumaba cuando cuatro patrullas policiales detuvieron su avanzar…
—Mantengan la calma, hija no hables por favor, Kasumi solo será un control de rutina— ambas asintieron.
El policía se acercó y golpeó la ventanilla, este la bajó ocultando el nerviosismo vivido hace minutos atrás.
—Dígame oficial —respondió.
—Hubo un accidente más atrás —comenzó a decir — necesitamos verificar identidades —dijo el hombre con voz socarrona.
—Claro, enseguida busco mis documentos —contestó Tofu.
El hombre miró a Kasumi y luego a la menor quien iba atrás muy bien asegurada a su silla.
—¿Hacia dónde se dirige? —Preguntó —poniendo en alerta Kasumi, la ruta y la salida solo te llevaban a un solo lugar, el aeropuerto, entonces ¿por qué preguntaría lo obvio?
—Vamos de vacaciones familiares —sonrió Tofu.
El oficial miró la identidad de Tofu y luego miró a sus hombres haciéndoles una señal con su mano.
—Necesito que nos acompañe, la señora también —agregó, Tofu lo miró frunciendo el ceño.
—¿Por qué? —preguntó él serio y molesto.
Entonces todos los policías sacaron sus armas, obligándolos a bajar del carro. Kasumi llevaba en sus brazos a su niña quien ocultaba su rostro en el cuello de su madre, Tofu las abrazaba para protegerlas.
—Se ven buena gente… pero trabajo es trabajo— dijo el supuesto oficial.
La familia se aferraba unos con otros, era su fin ¿qué podían hacer ante tanto hombre armado?
Kasumi sollozaba de impotencia, su amada familia moriría allí. Al fin se encontraría con su madre, solo pedía que alguien les hiciera justicia y que sus hermanas lograran hacer lo que ella no pudo, sobrevivir.
La "policía" separó a la pareja, Tofú estaba frente a Kasumi quien no soltaría a su hija la cual no oía las groserías y las palabras de muerte que estos vociferaban ya que ella le tapaba los oídos…
—No abras los ojitos —dijo mamá Kasumi cuando la sacó del carro y ella muy obediente no lo hizo.
Tofu intentó tomar la mano de su esposa pero el "policía" lo pateó en el estómago lastimándolo…
De pronto varios carros se acercaron a toda velocidad, uno de ellos cruzó en medio de los demás atropellando sin contemplación al que los lideraba, los hombres exaltados por lo que acababan de ver apuntaron sin más.
Kasumi alzó los ojos sorprendida al ver a su hermana menor bajando del carro, uno de los hombres jaló su cabello para tomarla como rehén pero Akane le disparó en un movimiento tan rápido que el bastardo cayó a un lado de su hermana, muerto.
La mayor de los Tendo temblaba de miedo pero a la vez de emoción, cuando Akane notó el estado de su sobrina se llenó de ira.
Ranma gritó…
—¡Mátenlos! —Sus hombres ni siquiera lo dudaron, en cosa de un minuto los supuestos oficiales estaban muertos —limpien toda esta basura —agregó.
Akane corrió hasta llegar junto a su hermana quien estaba en estado de shock y no soltaba a su niña, Tofu le hablaba pero ella estaba perdida…
—¡Kasumi! —Gritó tomando su rostro entre sus manos— deben tomar ese vuelo ¡ahora ya! —exclamó Akane volviéndola en sí.
Lentamente soltó a Naoko quien abrazó enérgica a su tía cuando la vio…
—No quiero oír esas explosiones —decía la pequeña Naoko.
—Nunca más cariño, nunca más te lo prometo —dijo Akane con la garganta apretada, Ranma asintió para que subieran al carro cuanto antes. Ella subió a la niña y la ajustó a su silla, Tofu se fue de copiloto y Kasumi al lado de su hija.
—Conduce tranquila, iremos dos carros tras de ti —señaló Ranma.
Akane subió al coche de Tofu y aceleró para llegar cuanto antes al aeropuerto, en cosa de cinco minutos bajaban junto con el equipaje…
—Nabiki, no sé si ella… —decía Kasumi a punto a de abordar.
—Ella ¿estuvo contigo? —preguntó un tanto contrariada.
—Antes de que ustedes llegaran, ella detuvo tres carros que nos disparaban —dijo Tofu.
—Vamos a buscarla, deben subir o llegarán pronto por ustedes— arremetió Ranma.
—Kasumi escúchame, tu familia está viva ¡vete ya! — dijo Akane tomándola por los hombros.
Un abrazo conmovedor despedía a las hermanas Tendo, las lágrimas de Kasumi no cesaban y Tofu tomó su mano y la de su niña bien firmes.
—Mi preciosa Naoko, te encantará Estados Unidos, hace muchos amigos y pronto nos volveremos a ver— soltó Akane a punto de llorar besando la frente de su sobrinita.
La familia desaparecía tras la puerta de embarque, solo entonces Akane dejó escapar esas lágrimas que no pudo antes.
Ranma la observaba con seriedad, cuando Akane comprendió lo que él dijo en casa la mujer se desesperó. Esto era doloroso sin dudas, pero necesitaba que ella comprendiera el grado de maldad de su padre.
Se acercó por detrás y puso su mano en el hombro de Akane, quien lo miró con los ojos enrojecidos…
—Te diré una cosa, en la Mafia existen muchas reglas… pero yo solo uso dos: atacar a tu enemigo con su mayor temor, ejemplo, ayer en esa llamada le dejé claro a tu padre que serías mía.
—No creo que sea suficiente —dijo Akane.
—Claro que no, ahora viene la mejor parte de todas: Quitarle lo que más aprecia, eso lo acabará, lo dejará nulo y solo entonces le daré el golpe final.
Las tristezas pasaban a segundo plano, cuando ves la falta de amor que Soun demostró hacia sus hijas, primero su madre, luego Nodoka y ahora Kasumi incluyendo a su esposo y peor aún, a su sobrina quien es inocente de todo.
—¡Bien, hagámoslo! —exclamó llena de decisión.
Quitarle lo que más aprecia, sería arrebatarle el poder del que tanto se ufana, humillado y sin poder sería la venganza perfecta.
Continuará…
Estimado lector, otro capítulo emocionante y lleno de drama. Como ya saben Nabiki es una estratega por naturaleza, luego de confesarle la verdad a Kasumi ya tenía todo planificado para su salida del país. La cual no sería nada fácil, mucha acción y un buen puñado de muertos dejó la misión para sacar a Kasumi y su familia del país.
En cuanto a mi pareja principal, lento pero seguro tendrán acercamientos.
Y Ryu… bueno el próximo capítulo sabremos si vive o muere.
Gracias infinitas a cada uno de ustedes por leer cada semana, sus reviews me llenan de energía para continuar esta excitante historia de venganza y amor.
Si te gustó, te invito a que comentes, a que compartas y estaré muy agradecida de sus fallow.
Desde Chile una fanática más de Ranma ½
Sweetsimphony._
Comunicado
La próxima semana no habrá actualización de esta historia, en mi país se celebran Fiestas Patrias a partir del día 17 – 18 – 19 de septiembre. Debido a ello, tengo mucho panorama familiar el cual no me permitirá entregarles un capítulo de calidad como se lo merecen. Por lo tanto la subsiguiente tendrán la continuación de Shoot me in the heart (también aplica a mis otras dos historias: Dulce y Embustero Amor, Prohibido Dormir)
Agradecida de su comprensión (espero que mis lectores Mexicanos lo pasen de maravilla en sus Fiestas Patrias) les deseo mucho amor y salud. Un abrazo fraternal desde sur américa, Sweetsimphony.
