Un futuro teñido de rojo
Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.
Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.
Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.
Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.
—O—
Los minutos pasaban y parecía que la ranger silver de Nabiki iba a no más de diez kilómetros por hora, lo cierto era que el velocímetro marcaba cien, mientras veía el rostro ensangrentado de Ryu por el retrovisor, recordó a ese chico tímido y triste que llegó a su casa luego de perder a sus padres, con quien compartió travesuras, al que instó a robar una tajada extra del pastel que Naoko preparaba cada viernes, o cuando notó que su cuerpo cambiaba junto con su voz… ya no correteaban por la casa pero compartían otros gustos, cosas simples pero que siempre los unió.
Nabiki Tendo tenía diecisiete años cuando se dio cuenta de que su corazón se emocionaba demasiado al tenerlo cerca, eso fue empeorando con la Universidad. El patriarca no halló mejor forma de unirlos que haciendo que estudiaran juntos, no solo eran como "hermanos" su amistad era muy estrecha, sin embargo el hombre no lo hacía fácil y ella sufría en las fiestas en donde un montón de "sucias zorras" buscaban turno bajo sus sábanas. No obstante todo aquello era un pelo de la cola comparado con los planes que Soun tenía para su hijo putativo, orgullosamente lo llamó "mi futuro yerno" él era el indicado para casarse con la menor, con su favorita.
—¡NO TE PUEDES MORIR! —exclamó con lágrimas cayendo por sus mejillas.
Presionó el acelerador y pronto llegó al hospital más cercano. Kumon fue ingresado de urgencia, su estado era muy delicado y en completa angustia Nabiki quedó devastada esperando a que los médicos le salvaran la vida.
—O—
Casona Tendo…
Soun se encontraba en shock, acababa de recibir una llamada del representante del clan Kuno; estaban todos muertos y apilados a un lado de la carretera. Nadie vio nada, nadie sabía nada y lo más grave es que el conductor del camión también lo estaba. Se preguntaba quién pudo hacer aquella hazaña, sus planes habían sido frustrados y para ese entonces Kasumi su hija junto a la familia que eligió, iban en un vuelo muy lejos de Japón.
—¡Quiero ver a mi hija, ahora! —exclamó iracundo a uno de sus fieles hombres.
—Nabiki está perdida, el GPS no funciona señor —dijo el hombre muy serio.
—¿Cómo que no funciona, me estás diciendo que perdieron a mi hija? —Preguntó enfurecido, no dejó que contestara y le metió un balazo en medio de las cejas— ¡Todo sale mal, mis hijas se están saliendo de control ¿cómo es posible que perdieran a Kasumi y a Nabiki al mismo tiempo?
—Señor, nos dijeron que su hija menor se encuentra con Yamamoto —dijo uno de los hombres.
—¡No me repitas esa mierda que no lo soporto! —gritó alzando los brazos.
En ese instante entraba una llamada al móvil especial…
—Te has vuelto idiota y arrogante Tendo —dijo la voz desde el otro lado de la línea.
—Maldito bastado, no estoy para tus burlas —contestó el patriarca.
—Te dije que esperaras… ya ves como salió todo, tu hija menor se encargó de que su hermana se fuera a salvo.
—¡Qué dices! —gritó completamente sulfurado.
—Lo que escuchaste, tu querida Akane pelea codo a codo con ese tal Saotome y tú… te quedas solo.
—Eso jamás, Akane volverá a mí y además tengo a mi hija Nabiki.
—Estás muy equivocado… pero elige tu mejor traje, pronto tu familia asistirá a un funeral.
—¿De qué hablas? —preguntó Soun frunciendo el ceño.
—Tu hijo adoptivo —comenzó a decir— se acaba de morir por tu culpa.
—¡Qué le hiciste a Ryu! —exclamó a viva voz.
—Nada, yo no moví ninguna pieza de mi tablero… todo el desastre de hoy fue obra tuya— entonces colgó.
Soun sintió un frío calador recorrerle toda la espina… Ryu no podía estar muerto, si lo había enviado con Kasumi.
Tomó su celular y comenzó a marcarle a Nabiki con desesperación, pero la chica no contestaba y eso lo llenó de ansias.
—O—
Estacionamiento, aeropuerto de Tokio…
Akane estaba destrozada, caminaba a un lado de Ranma en dirección al carro luego de ver partir a su hermana mayor, sus piernas daban pasos inseguros y esto lo notó el azabache, sobre todo cuando sintió la respiración hiperventilada de su compañera o más bien socia.
—¿Te sientes mal? —preguntó Saotome frenando su andar, volteó a verla y ella dobló sus rodillas al tiempo que este la sujetaba por su diminuta cintura— ¡Akane! —exclamó.
—Ya pasará… —pudo articular.
—Llamaré a un médico —dijo muy decidido, pero ella cogió su mano impidiéndole que sacara el móvil.
—No me sueltes la mano —pidió casi suplicante.
Ranma la vio preocupado, últimamente la salud de la chica no parecía remontar…
—¿Desde cuándo te pasa esto? —preguntó.
—Desde que murió mi madre —contestó apenas.
Él la afianzó más hacia su cuerpo y la contuvo por largos minutos hasta que sitió que su respiración volvía a un ritmo más normal.
—Gracias —dijo ella una vez más calmada.
Ranma le ayudó a levantarse pero podía sentir como le temblaban sus piernas, la tomó entre sus brazos y la llevó hasta el coche.
—No era necesario —adujo Akane.
Este se sentó a su lado en la parte trasera, hizo una llamada y en dos minutos aparecía un hombre de su clan quien haría de chofer.
—Puedes tomar mi mano —dijo él sorprendiéndola.
—¿Por qué? —preguntó Akane abriendo los ojos como platos.
—Dijiste que no soltara tu mano —este alzó la suya esperándola por dos segundos, la pequeña y fría mano de Akane se entrelazó junto a sus dedos.
A ella se le dibujó una sonrisa encantadora que él no pudo pasar desapercibida.
—¿Crees que estarán bien? —preguntó Akane en cuanto el coche se alejaba del aeropuerto.
—Mucho mejor, eso no lo dudes.
—Espero ver a mi pequeña Naoko algún día —dijo más para sí.
Ranma la vio serio, la verdad era que eso él no lo podía asegurar, por lo pronto la familia de Kasumi estaría a salvo lejos de las garras de su padre y eso era mejor que ir a verla al cementerio.
—O—
Casona Tendo…
Desde aquel lugar los hombres más "capacitados" del clan organizaban a su gente, Soun había dado órdenes expresas de traer a su hija Nabiki de regreso, por alguna razón el patriarca se sentía incómodo sin la presencia de su estratega favorita, además de que era ella quien llevaba e invertía los millones de su cuenta corriente. Además la llamada lo había dejado muy mal, encontrar a Ryu era imperante pero presentía que este se encontraba junto a la castaña.
En cuanto a los hombres muertos del clan Kuno, era otro dolor de cabeza que no lograba superar. Y pronto se presentaría el mismísimo Tatewaki a reclamar por la caída de sus hombres.
Tendo tenía contactos y fieles perros por doquier, en cualquier momento sonaría su teléfono para dar cuenta del paradero de Nabiki.
No obstante, como cabeza y dueño de su clan no se expondría al salir de su fortaleza, no todavía. Últimamente nada salía como esperaba, eso era un indicador para resguardarse tras los muros de su amada casa. Así es que fiel a su rutina, esperaría el momento preciso para asomar la nariz, eso sí, cuando sucediera ¡ay de aquellos que osaron ir en su contra!
—O—
Hospital…
Nabiki se encontraba con la cabeza entre sus piernas, la jaqueca era tan fuerte que sentía que el cerebro le iba a explotar. Tenía mucha pena y rabia acumulada, llevaba dos horas esperando noticias de Ryu, el frío pasillo que daba al quirófano comenzaba a darle escalofríos cuando sintió unos pasos firmes acercarse a ella, alzó sus ojos enrojecidos y vio la silueta perfecta de un hombre, era alto, esbelto y con una sonrisa brillante, su mirada iba oculta detrás de unas costosas gafas de sol.
—¿Nabiki Tendo? —preguntó el misterioso hombre.
—¿Quién la busca? —arremetió la castaña sacando su pistola favorita, una semi automática que llevaba siempre en su bolsa.
—Eres más hermosa en persona, esos jeans se te ven perfectos —aduló el sujeto— soy Tatewaki Kuno —se presentó sacando una tarjeta de su bolsillo derecho además de la clásica reverencia— hace años que hacemos negocios ¿no me recuerdas? —preguntó con una sonrisa socarrona.
—¿En serio eres tú? Y dime una cosa ¿cómo carajos me encontraste? —replicó molesta, el dolor en su cabeza no menguaba pero debía ponerse en alerta, si el idiota era en efecto quien decía, no estaría solo.
—Mis hombres fueron encontrados en la carretera, todos muertos —agregó Kuno con semblante turbio.
—¡No puede importarme menos! Como verás no estoy trabajando, si deseas una cita tendrás que llamar y acordar con mi secretaria una fecha estimada, es decir ¡NUNCA! —finalizó girando, ignorándolo, pero este tomó su brazo deteniéndola.
—Eso no es lo que tu padre me dijo —soltó provocando la furia de Nabiki.
—¡Óyeme bien, lárgate ahora o te meteré una bala en las bolas! —gruñó iracunda.
—¡Hey preciosa, solo vine a presentarme! —exclamó alzando sus manos.
Nabiki lo miró fijamente y con su pistola palpando la entre pierna de Tatewaki caminó hacia él haciéndolo retroceder.
—Jamás fuiste a ninguna fiesta de las que organicé, mucho menos apareciste a las reuniones, tu absurdo interés hacia mi persona me está molestando— aseveró firme la castaña.
—Nabiki, creo que no comenzamos bien… pero después tu padre te lo explicará, por lo pronto necesito que vengas conmigo —aseguró.
—¡Estás loco! —chilló exaltada.
—Si no lo haces, tu "amigo" y todos allí adentro morirán… —sentenció el hombre dejándola estática.
Nabiki fue directo hasta la puerta y asomó sus ojos por la ventanilla al notar que no podía abrirla, dentro había unos cinco hombres que esperaban la señal, todos armados y bien tatuados de una rosa negra a la altura del cuello, característico del clan Kuno.
—Si le haces algo a Ryu mi padre no te lo perdonará… —se apresuró a decir.
—Oh créeme que no me importa el tipo, de hecho Soun lo quiere vivo así es que respetaré el acuerdo, pero si me veo en la necesidad de usar la fuerza contigo… podría cambiar de opinión.
Sus almendrados ojos vieron por última vez el rostro de su amado en la camilla del quirófano, estaba de brazos cruzados pero esto no se quedaría así, volvería por él cueste lo que cueste.
—¿Vamos? —preguntó Kuno.
La mirada asesina de la chica le causó una morbosa atracción, la mente de Tatewaki era un tanto retorcida y ella era perfecta sin duda alguna, hermosa e inteligente, sensual y sabe manejar un arma ¿Qué más podría pedir?
—O—
De camino a la casona Yamamoto…
Ranma recibía mensajes sin parar, Akane lo observaba en silencio. El ojiazul no soltaba la mano de su socia y con la que tenía libre miraba la pantalla de su móvil.
—Necesito que te dirijas al centro, rápidamente —pidió al conductor.
—¿Qué sucede? —preguntó llena de curiosidad.
—Necesito ver a mi informante, al parecer en la casa de tu padre hay una revolución de proporciones —respondió el azabache.
—Quizás no sea prudente ir ahora —adujo Akane.
—Será breve, necesito hablar con ella y…
—¡¿Cómo?! —exclamó con voz chillona la menor de los Tendo.
—¿No entendiste? —preguntó Ranma un tanto contrariado.
—Es una mujer ¿entonces? Tu informante —concluyó muy seria.
—Sí, trabajaba en casa de Kimura y la envié directo con tu padre.
—¡Estás loco! Si él se da cuenta esa mujer morirá —aseguró Akane con voz apesadumbrada.
—Todo trabajo conlleva riesgos —finalizó Ranma mirando por la ventanilla.
La cuestión era que al llegar al centro, la dichosa "informante" subió al carro dejando a Ranma en medio.
—Disculpa la tardanza —se apresuró a decir.
—Casi me voy, debo regresar antes de que se den cuenta —respondió una joven mujer de cabellera larga hasta su cintura, la llevaba trenzada y vestía muy simplona junto a un tapabocas, quizás era una forma de pasar desapercibida y no llamar la atención, su nombre era Ukío Kuongi.
—Habla —ordenó Ranma observándola atentamente.
Akane no le despegaba los ojos de encima, también tenía curiosidad de saber qué sucedía.
—Soun se volvió loco cuando sus hombres le informaron que Nabiki estaba desaparecida, mató a uno y luego recibió una llamada que lo puso aún peor.
—¿Llamada? —habló Akane más para sí.
—Sí, se alteró y mandó a buscar a su hija por todos lados, incluyéndote —agregó Kuongi con mirada vivaz.
—Tiene un informante —dijeron al unísono ambos socios, se miraron cómplices.
—Tendo no acepta la traición de su hija menor —aseguró la chica— además gente del clan Kuno ha estado yendo a la casa desde ayer.
—Busca aliados —replicó Ranma presionando la mano de Akane, le enervaba saber que ese desgraciado tuviera gente "leal"
—Justo antes de salir, escuché que Kumon estaría muerto —agregó Kuongi.
—¡Qué! —Chilló por lo alto Akane —no puede ser, no puede ser —repetía muy preocupada, tanto que soltó la mano de su "novio" llevándosela al pecho.
—¿Por qué piensa eso? —preguntó a su informante, estaba fastidiado por la actitud de su compañera.
—No estoy segura, pero creo un camión lo embistió, no iba dirigido a él. Oí cuando Tendo dio la orden, su hija…
—¡No lo digas! —exclamó Akane abriendo la puerta del carro para salir, Ranma la siguió afuera dejando a la informante sola dentro del coche.
—¡Akane, debes ser fuerte por un demonio! —gritó enojado.
—No es fácil, no lo es. Su intención era asesinar a mi hermana y a su familia ¿no lo ves?
—A estas alturas ya deberías asimilar la clase de lacra que tienes por padre —aseveró.
—Oh por Kami ¿qué hago? Si Ryu está muerto…
—¿Eso es lo que te preocupa? ¡¿Tu prometido?! —gruñó grave.
—Es como un hermano para mí, mis hermanas estarán destrozadas —adujo Akane mirando el suelo tristemente.
—Te necesito centrada, sabes bien que morirá gente antes de dar el golpe final.
—¡No hables así de mis seres queridos! —exclamó furiosa ante su insensibilidad.
—No sabía que lo querías tanto… debiste casarte con él si tanto lo extrañas —en ese momento Akane lo vio indignada, alzó la mano para bofetearlo pero se arrepintió.
—Te has vuelto necio Ranma, no separas ni distingues esta situación. Mi padre es un monstruo y tú te estás convirtiendo en uno idéntico…
—No me vengas con esas basuras melancólicas, desde un principio he sido más que honesto contigo, quiero la cabeza de tu padre a como dé lugar y lo haré contigo o sin ti —sentenció sin ánimos de continuar.
—¡Bien, haz lo que quieras! —gritó ella pasando por su lado.
Ranma muy alterado tomó su mano por tercera vez en el día… alzó la vista para verla cuando desde la ventanilla trasera del carro asomaba un arma el cual apuntaba la cabeza de Akane.
—¡Mierda! —gritó fuerte abrazándola con su cuerpo, al ser mucho más alto que ella el disparo proveniente del arma de Kuongi dio entre los omoplatos de Ranma, quien se aferró al cuerpo de la chica cual escudo protector.
Akane quedó helada al oír el impacto, quiso voltear pero este no la dejó…
—¡El puto chaleco debe resistir! ¡No te muevas! —exclamó cerca de su oído estremeciéndola.
Tres disparos más se oyeron, los quejidos de Ranma eran algo que nunca olvidaría Akane. Aunque el chaleco antibalas recibiera los impactos no quitaba el dolor que sentiría con cada uno de ellos.
Pronto el carro aceleró yéndose de allí, solo entonces Akane volteó a verle, la cara de dolor que mostraba Ranma la estremeció, este se apoyó en el menudo cuerpo de su socia y dejó botar un suspiro…
Mientras la gente corría en pánico por el sonido de cada disparo, Akane intentaba sujetarlo con todas sus fuerzas.
—Me falta el aire —pudo articular Ranma.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó ella.
—Nadie tocará a mi novia, esa maldita traidora pagará caro lo que hizo —dijo apoyando su cabeza sobre el huesudo hombro de Akane.
—¡Ridículo! Al fin te desharías de mí —replicó la mujer.
—Yo no te odio Akane, eso tenlo por seguro —adujo él muy dolorido.
Parecía más tiempo pero en solo cinco minutos llegaba otro coche a recogerlos, subieron con un poco de dificultad sin embargo lograron salir de allí. Durante el camino Akane ayudó a Ranma a deshacerse del chaleco que lo había protegido de la muerte una vez más. Ella estaba concentrada desabotonando la camisa de su socio, cuando este detuvo la rapidez de sus dedos con sus manos…
—¡Eres muy atrevida Akane! —exclamó dolorido.
—¿De qué hablas? —preguntó contrariada.
—La primera vez que me viste me besaste, luego te duermes en mi cama y ahora me desnudas —argumentó levantando una ceja.
—Que idiota —bufó cruzándose de brazos —besas pésimo, además roncas —chasqueó la lengua enfadada por su comentario.
—¿Así me agradeces salvarte la vida? —gruñó Ranma.
—No sigas Saotome —advirtió la mujer muy ofuscada, cosa que le encantaba ver al azabache.
Aunque sentía como si un tractor le hubiese pasado por encima por las balas en la espalda, quería que ella dejara los nervios de lado ante la situación que se había provocado y verla enojada, le gustaba…
En ese momento el conductor esquivó a un motociclista imprudente provocando que el cuerpo de Ranma cayera sobre Akane por la brusquedad del movimiento…
—¡Qué haces! —chilló ella al verlo tan encima.
—No fue intencional —respondió.
Akane puso sus pequeñas manos sobre el pecho desnudo de Ranma, por un breve instante ambos se vieron un tanto incómodos. Ranma se concentraba en los labios melocotón de su ahora socia y ella en el cosquilleo de su bajo vientre, sin embargo era irónico y descabellado pensar en un sentimiento más romántico, sobre todo considerando que era la hija de su peor enemigo y él, el verdugo de su padre.
Entonces la reacción fue separarse de inmediato, solo que Akane usó su fuerza para empujarlo tan fuerte que este se quejó sonoramente al caer de espalda. El resto del camino fue de silencio absoluto, cuando Ranma se bajó del coche, Yamamoto los esperaba. Como siempre recibió a su hijo con los brazos abiertos y Taro miraba con desdén a Akane, quien pasó por su lado ignorándolo.
La menor de las Tendo subió las escaleras casi corriendo, fue directo hasta la habitación de Ranma, una vez dentro se dio cuenta de que era el único lugar de la casa que la hacía sentir protegida. Tomó su móvil y marcó a su hermana Nabiki, la primera vez nunca contestó y la segunda vez la llamada fue rechazada. Se sentía en completa incertidumbre, quería saber si se encontraba bien y además si era verdad que Ryu no estaba vivo, eso le enchinó la piel… ¡Ay Kasumi, menos mal te fuiste de aquí! Pensó mirándose las manos, los recuerdos de la carretera, su hermana mayor aferrada a su pequeña Naoko la atormentaban ¿cómo podía llegar a ese extremo? ¿Con su propia hija? Soun cada vez se volvía más malvado o acaso tenía una venda en los ojos… el único que ha sido sincero ha sido él, Saotome.
De pronto un mensaje breve a su móvil la puso en alerta…
"Voy de regreso a casa" Nabiki T._
Un suspiro entrecortado salió de sus labios y contestó en cuanto recuperó el aliento.
"Estoy bien, ellos también" Akane T_
Era la forma más breve y concisa de decirle que Kasumi logró irse con éxito.
De pronto la puerta de la habitación se abrió, Akane miró pensando que era Ranma, más sus ojos se sorprendieron al ver a Taro.
—¿Qué deseas? —preguntó seria.
—Vine a buscar una camisa para mi hermano —respondió no mostrando interés en ella, o más bien en pelear.
—¿Hermano? Creí que Ranma era hijo único —replicó rodando los ojos.
—Es cosa de familia, tu no entenderías… ni siquiera te ves con tus hermanas —arremetió con la lengua muy afilada.
—Tú qué sabes, imbécil —adujo mirando por la ventana hacia el jardín —solo toma la camisa y lárgate ¿sí?
—Tan sensible como tu querido padre, eres igual que él, en cualquier momento traicionarás la confianza de Ranma y cuando eso suceda…
—¿Estás preocupado por mí? Entraste a la habitación con la excusa de la "camisa" —aseveró Akane caminando hacia él —por favor, no me hagas reír… desde que puse un pie en esta casa te ha molestado mi presencia y no tengo ni idea del por qué…
—Porque llevas su sangre, naciste y morirás siendo una Tendo —respondió el hombre.
—Tú ni siquiera eres un Yamamoto, eres un sujeto con suerte o quizás no tanto… es probable que solo estés esperando el momento adecuado para adueñarte de todo esto— concluyó alzando sus manos.
—Tienes mucha imaginación… llegué aquí mucho antes que Ranma y le he sido fiel a mi padre de muchas maneras, pero tú no lo entenderías… —se burló.
En ese momento los dos se miraban echando fuego, ninguno se soportaba y mientras a Akane le picaban las manos por ahorcarlo, Taro quería echarla a patadas de la casona.
—¡Qué haces aquí! —exclamó Ranma al verlos cerca el uno del otro, miraba la escena con desagrado total.
—Vine por tu camisa —respondió él.
—No te preocupes, descansaré un poco antes de salir —contestó el azabache.
—Muy bien ¿quieres que prepare el cuarto de tu "novia"? —expresó con sarcasmo.
—¡NO! —exclamaron al unísono, Akane sintió sus mejillas colorearse y se volteó para no ver la mirada cómplice de su socio.
Taro se marchó sin decir más y en cuanto cerró la puerta, Ranma se acercó hasta su closet…
—¿Así es que te quedarás aquí? Digo ¿dormirás conmigo? —agregó un tanto titubeante.
—Puedo dormir en el suelo, pero no quiero estar cerca de ese infeliz —musito Akane.
Ranma sonrió apretando los labios y se fue hasta el cuarto de baño, quizás el agua caliente ayudaría a menguar el dolor de su espalda.
Akane se acomodó en el sillón que su nuevo "room mate" usaba para leer… miraba a cada momento el celular esperando alguna novedad de Nabiki e incluso de Kasumi, aunque esta última tardaría en comunicarse con ella, pues junto a Tofu destruyeron los teléfonos antes de subir al avión.
Cuando Ranma salió del baño, traía puesto un cómodo pantalón pero a torso desnudo. Notó las marcas en su espalda, tenía varias, muchas eran antiguas y otras más recientes sin duda.
—¿Cuántas veces te han disparado? —preguntó Akane curiosa.
—Varias, tú fuiste la primera de hecho —espetó sorprendiéndola.
—Pero tienes cicatrices —replicó ella sin dejar de verle.
—Ah… esas son pequeñas batallas ganadas en la cárcel, tenía 18 años ¿qué esperabas?
—Lo siento… no sabía —contestó afligida.
—Son marcas que me recuerdan por qué nunca debí estar allí, logré sobrevivir entre asesinos, violadores, psicópatas y cuanto maldito loco que llegaba a ese despreciable lugar.
—¿Y el tatuaje? —preguntó curiosa.
—Ese, fue un regalo de Kimura… cuando él llegó a la cárcel se acabaron las luchas. Incluso cuando se fue todo mundo se alejó de mí.
—Te protegía…
—Así es, Kimura fue el único que me protegió en el infierno que comencé a vivir. El tatuaje, representa a la familia Yamamoto, lo llevo con orgullo —sentenció.
—¿Todos lo tienen entonces? —preguntó Akane.
—Cada clan se caracteriza de alguna forma… el de tu padre también ¿no lo sabías?
—Ahora que lo mencionas, sí, lo recuerdo bien. Es un puñal, lleno de espinas… él lo tiene en la espalda.
—Ya lo ves… siempre que veas un dragón como este, pertenece a mi familia —aseguró Ranma yendo hacia la cama, se acomodó de lado y con cuidado.
—Te dejaré en paz —mencionó ella con intención de irse.
—Solo dormiré un poco, debo salir en dos horas y no tienes que dormir en el suelo. La cama es muy grande —habló con soltura cerrando sus ojos.
Akane se quedó inmóvil por unos momentos y lo observó en silencio, solo escuchaba la respiración de Ranma que cada vez era más profunda.
Sintió pena por él… diez años, encarcelado y tanto tiempo perdido, sin duda su padre había arruinado su vida.
Su cuerpo llevaba consigo los estragos de una vida dolorosa e incluso ahora mismo había recibido balas que estaban dirigidas a ella.
Se levantó del sillón y caminó suave hasta los pies de la cama, tomó la colcha y lo cubrió. Era lo más cálido que podía hacer por él… después de todo, le había salvado la vida.
Regresó al sillón y tomó su móvil entre sus manos, Ranma abrió los ojos notando su acción. La vio brevemente allí, quietecita y serena… solo entonces volvió a relajarse y a dormir.
—O—
Casona Tendo…
Nabiki iba hecha una furia, Kuno la llevaba a la casa de su padre como si fuera su maldito niñero. Y lo peor era que la había separado de Ryu.
En cuanto cruzó la puerta principal, Soun la esperaba serio…
—Traje a tu hija, sana y salva Soun —se ufanaba Tatewaki.
—¿Ahora será así? cada vez que salga mandarás a este patán ¿por mí?
—Mide tus palabras hija —inquirió Soun.
—Quiero estar sola, aún sigo molesta contigo —replicó la castaña con la intención de irse.
—¡Un momento! —exclamó su padre.
—Sé que no estás a gusto… por eso he decidido hacerte feliz hija mía —habló muy ceremonioso.
—¿De qué hablas? —preguntó Nabiki.
—Kuno ha sido nuestro aliado desde hace mucho tiempo, primero su padre que en paz descanse y ahora él —comenzó a decir.
—¡Y eso qué! no me interesa tus sociedades en este momento, sabes bien que Ryu está hospitalizado ¿no?
—Mi querido Ryu tendrá la mejor atención, debe recuperarse para tu hermana —hablaba lleno de cinismo.
—¡Cómo puedes decir eso! Si fue un hombre que trabajaba para Kuno fue quien lo atropelló —arremetió con todo su hija.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó Soun frunciendo el ceño.
—Sí… dinos cómo lo sabes —agregó Tatewaki entre cerrando los ojos.
—¡Porque yo misma le volé la cabeza al bastardo! —gritó enfurecida.
Kuno la miró impresionado… sabía que tenía cojones pero no imaginó que fuera ella la autora de esa muerte, él mismo vio la escena, la cara del corpulento hombre estaba destrozada y había sido nada más y nada menos que la propia Nabiki Tendo.
Soun empuñaba con fuerza, eso le confirmaba sus temores… Nabiki era quien ayudó a Kasumi a irse. Su propia hija estaba siéndole una verdadera molestia, pero pronto lo solucionaría y todo volvería a ser como antes.
Con mirada desafiante y la respiración un tanto hiperventilada, Nabiki miraba a su padre y al hombre que la trajo hasta casa.
—Debió ser un mal entendido —aseguró Soun.
—Ah… claro como ¿mamá? —ironizó provocándolo aún más.
—¡Nabiki Tendo haz silencio! —Gritó gravemente— veo que no estás cooperando hija, pero quiero que demuestres los finos modales que posees frente a Kuno ¿comprendes?
—No quiero ¿qué harás? —cuestionó desafiándolo.
—En unas semanas será la postura de argollas, serás la esposa de Kuno y así formalizaremos una unión que se pospuso demasiado —soltó de cuajo y sin reservas el patriarca.
Nabiki quedó estática ¿ese era su plan? ¿Casarla con ese idiota? Lo que no pudo concretar con Akane ahora lo haría ¿con ella? Cuando creía que no podía estar más decepcionada de su padre, este le daba más razones para estarlo.
—Querida Nabiki, espero que nos llevemos bien —habló melosamente el "futuro novio"
Pestañeó tres veces antes de girar a verle, notó como esta intentaba tocar su hombro y en ese momento le quitó su arma y se la puso en el cuello.
—¡Nabiki! —gritó Soun ante su osadía.
—Si me pones un dedo encima, considérate muerto —espetó llena de sorna.
Kuno quedó frío, ni siquiera lo dudó, ella era perfecta.
Nabiki se alejó con el arma de Tatewaki en las manos, pasó por el lado de su padre y se la entregó susurrándole al oído…
—Debiste matarme ese día… todavía lo puedes hacer —agregó tan fría que Soun sintió que se oía así mismo.
No quiso continuar, dejó que su hija se marchara sin embargo, dio por quebrada la relación con ella. Nabiki no lo perdonaría por la muerte de su madre, tampoco por organizarle una boda que ella jamás pidió. Pero nada de eso era tan importante, la castaña seguía siendo su sangre y le ayudaría a continuar ganando los millones que tanto amaba. Si el compromiso se concretaba, la unión de ambos clanes favorecería formidablemente la economía de ambas familias.
En cuanto a Ryu… los planes de boda con Akane solo estaban pospuestos momentáneamente. El hombre era joven y fuerte, confiaba en su completa recuperación, cuando eso sucediera los casaría a como dé lugar.
—O—
Casona Yamamoto…
Ranma despertó cuatro horas después un poco sobre saltado, lo primero que notó fue que su socia no se encontraba sentada sobre el sillón, de pronto un aroma suave a lavanda se introdujo por sus fosas nasales. Se incorporó sobre la cama y vio a Akane parada frente a un espejo cepillándose el cabello que estaba muy húmedo, sobre su menudo cuerpo llevaba puesta una playera suya, le quedaba enorme.
—Ya despertaste —mencionó ella al notarlo.
—Pensé que no estabas —dijo más para sí, aún adormilado.
—¿Yo? ¿A dónde iría?
—¿Y el vestido? —preguntó confundido.
—Ah… me di un baño, vino la muchacha del servicio y se lo entregué para lavarlo. Necesito urgentemente ropa, tomé esto prestado —respondió.
—Le pediré que te traigan algo, quizás no te sientas cómoda con eso — dijo poniéndose de pie.
—¿Esto? Es muy cómodo — replicó mirándolo por fin.
—Dormí demasiado, saldré un momento —comentó Ranma un poco incómodo por la situación.
Era un tanto engorroso, pensó, después de todo sentía que tenía demasiada "intimidad" con la hija de su enemigo y todo era una mentira para hacerle creer que en verdad ella sería su mujer.
—Iré contigo —concluyó Akane— ¿Crees que uno de tus traje me quede? —preguntó sin más.
—Oh no… nada de eso, iré solo.
—¿Vas a ver a esa mujer, verdad?
—¿Cómo lo sabes? —preguntó el ojiazul.
—Es obvio, yo también quisiera saber por qué carajos me disparó suponiendo que te servía ¿no?
—En realidad voy hacer un ajuste de cuentas —replicó él, buscó entre su closet una camisa y un traje.
—Pensé que ella era importante…
—Lo era, pero desde el momento en que me traicionó apostó su vida y la perdió —argumentó fríamente.
—Entonces así será ¿verdad?
—Así es mi mundo Akane, no me veas con esos ojos, eras ¿policía no? Sabes muy bien que la traición es algo que se paga con vida.
—Dijiste que ella estaba en la casa de mi padre ¿cómo pretendes entrar? Es una puta fortaleza, yo podría ayudarte —señaló decidida.
—Si yo hiciera aquello… te pondría en peligro —mencionó— Soun te quiere con él ¿crees que le entregaría a su adorada hijita así de fácil? ¡Eres mía! — exclamó mirándola fijamente.
—Cualquiera que te oyera creería que te importo en verdad —soltó ella con una risita nerviosa.
Ranma la miró con intensidad pero no quiso decir más, tomó su traje y entró al baño para cambiarse la ropa.
Afuera la empleada traía ropa para Akane, se la entregó en sus manos y se retiró como siempre, ella se vistió rápidamente y agradeció internamente la comodidad de los jeans y la blusa que venían en la bolsa.
Cuando Ranma salió notó que Akane no estaba, salió tan pronto de la habitación muy incómodo. Caminó por el pasillo hasta la escalera principal y cuando asomó la vio entrar a la biblioteca de la casa, un lugar en donde solo él y Taro tenían acceso, ese espacio era de Kimura.
Bajó las escaleras de a dos escalones hasta llegar al pomo de la puerta, entró sin siquiera tocar, dentro se encontraba Kimura platicando con Akane, los tres se vieron serios.
—Ranma, tu novia vino a mí sin siquiera pedírselo —dijo Kimura.
—¿De qué tanto hablaban? —preguntó curioso el azabache.
—Yamamoto me preguntaba si realmente estaba dispuesta a ver la caída de mi padre —respondió Akane.
—Creo que el hecho de que ella esté aquí responde esa interrogante ¿no? —adujo Ranma.
—Hijo, esto apenas comienza… ¿crees que ella se quedará tranquila mirando como dañas a su progenitor?
Akane lo miró llena de disgusto…
—¡¿Qué pretendes con esto?! ¿Enemistarnos? He llegado demasiado lejos como para dar marcha atrás, dejé mi profesión y hace poco tuve que despedir a mi hermana mayor por el egoísmo de ese hombre ¡ni siquiera podrías ponerte en mis zapatos! —exclamó fastidiada.
—Ese hombre, es el asesino de la mujer que más amé… no solo la perdí a ella mocosa, perdí a mi hijo —respondió con tono indignado el jefe del clan.
—Ya basta los dos, tenemos un solo objetivo, concentrémonos en eso ¿sí?
—¡Este hombre me ataca cada vez que puede, igual que el imbécil ese que te llama hermano! —chilló enojada Akane.
—Estás equivocada mocosa insolente, solo intento descifrar si ese corazón tuyo soportará las penas del infierno. La debilidad de tu madre eran ustedes, sus hijas… ¿Cuál es la tuya Akane?
La pregunta que Kimura hacía dejó en silencio a todos… Akane entendía su propósito, lo que el sujeto quería saber era hasta qué punto soportaría esta venganza. Y Ranma también quería saberlo, aunque tenía ciertas reservas con ella, cosa que la menor de las Tendo ignoraba por completo.
De pronto, en medio de ese tenso ambiente la puerta se abrió de par en par interrumpiéndolos, era Taro entrando con una bolsa en su mano y detrás unos cuatro hombres que servían a la familia.
—¡Qué son esas maneras de entrar hijo! —gritó Kimura ofendido.
Sus ojos rasgados estaban serios y un tanto apagados…
—¡Esto lo tiraron desde un coche en movimiento! —exclamó alzando la bolsa.
—-¡Qué mierda es, deja ya los rodeos! —bufó Ranma caminando hacia él.
—Te dije que no era buena idea… —replicó Taro.
Cuando Ranma abrió la bolsa negra y miró dentro abrió los ojos sorprendido…
—¡Puta madre! —Vociferó a toda voz, giró a ver a Kimura quien miraba expectante— Es Ukío —aseguró dejando la bolsa sobre su escritorio.
Dentro se encontraba dos de sus dedos y la trenza de su larga cabellera junto a la cinta que usaba siempre, todo estaba bañado en sangre, en su propia sangre.
—Igualmente iba a morir —aseguró Kimura.
—No pude saber por qué lo hizo —mencionó Ranma— quería saber qué le ofreció Tendo por disparar —soltó fríamente, olvidando que ella escuchaba.
Akane se acercó a mirar la bolsa y notó que había algo más… entre la larga trenza de cabello venía atado un pequeño frasco de vidrio, con sus dedos lo tomó y lo alzó, dentro un trozo de papel hecho un diminuto tubo.
Todos los presentes observaban en absoluto silencio la acción de la fémina, ella con sus dedos manchados de sangre golpeó el frasco sobre el escritorio rompiéndolo al instante, tomó el papel y lo abrió.
"Morirán uno a uno" decía la nota firmada con el sello del clan Tendo, esa daga llena de espinos muy característica ya que su padre llevaba con orgullo en su espalda.
Akane tragó duro, su progenitor iría por la cabeza de los Yamamoto y eso la incluía a ella. Ranma le dedicó una mirada vacía que la estremeció, a eso se refería su socio cuando le decía que esta guerra estaría bañada de sangre.
Entonces se preguntó si tendría la sangre fría para verle morir, porque de algo estaba más convencida que nunca, ese hombre de ojos zafiro sería quien pondría fin al miserable que le dio la vida.
Continuará…
Nota del autor
Estimado lector, antes que nada quiero agradecerles la espera de estas semanas por la actualización de este capítulo.
Tuve días de mucha actividad y mi salud no me acompaña del todo. Con mucho esfuerzo logré escribirles el capítulo de hoy, espero no decepcionarlos y que lo hayan disfrutado tanto como yo.
Debido a lo anterior, solo hay actualización de esta historia por esta semana. En cuanto me recupere retomaré los otros dos fic.
Regresando a la historia, este capítulo careció de acción en comparación al anterior… un poco de "relativa calma" para mis protagonistas. Sin embargo también pudieron notar más acercamiento entre ellos. Es difícil pero no imposible desarrollar un poco de romance, no quiero decir que no lo habrá, pero quizás no sea tan apasionado como suelo describir. Espero comprendan que esta historia se realiza sobre la base de una venganza, ambos están sintiendo una atracción por el otro aun cuando sus cerebros dicen un rotundo no.
Por otro lado tenemos a mi pareja secundaria, Kumon sobrevivió pero ¿se recuperará? Nabiki no pudo siquiera verlo y para rematar toda la situación su padre la quiere casar con Tatewaki.
¿Qué hará la mente retorcida de Kuno? ¿Se dará cuenta de que ella ama a otro? ¿Ese matrimonio se llevará a cabo? ¿Cómo lidiará Nabiki con esta nueva situación?
Todo eso y más en el siguiente capítulo, si te gustó déjame tu preciado review, amo leerlos.
Desde Chile una fanática más de Ranma ½
Sweetsimphony._
