Destino cruel
Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.
Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.
Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.
Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.
—O—
Cuando Ranma vio el rostro en negación de Kimura sus ojos se fueron directamente hacia arriba, sí, justo desde donde Akane había caído. Taro se encontraba estático observando la escena, esperando la reacción de los presentes.
—¡Cómo pudiste! —gritó Saotome enfurecido, Kimura intentó detenerlo pero no pudo siquiera jalar de la fina tela que cubría su brazo.
Ranma subió envalentonado cada peldaño hasta llegar arriba, Taro lo esperaba con rostro de inocencia y de pronto este lo sujetó por el cuello de la camisa. Con la mandíbula apretada el joven heredero enfrentaba el rostro descarado de su "hermano" quien mostraba una postura desafiante.
—¿La empujaste? ¿Tanto te molestaba su presencia? —recriminaba Ranma.
—¿De qué hablas? ¡Yo no hice nada! —exclamó fuerte.
—Escuché claramente cuando ella te gritó que la soltaras —la cara de Taro y su expresión de "yo no hice nada" comenzó a sacarlo de quicio.
—Bueno, si está muerta nos hizo un favor ¿no crees?
En ese mismo instante Ranma le dio con todo su gancho derecho tirándolo al suelo de una sola vez, los guardias que protegían a Taro corrieron a su encuentro mientras que otros hacían lo mismo con el azabache.
Desde el suelo Taro lo encaró con la nariz ensangrentada…
—No se acerquen —pidió a los guardias.
—¡Levántate! —Gritó Ranma furioso— intenta hacer lo mismo conmigo y verás cómo te dejo sin brazos —escupió al tiempo que este se levantaba y corría para taclearlo y tirarlo al suelo.
—No hice nada, esa loca se lanzó —gritó dándole un golpe a Ranma en la boca.
—Desde que llegó aquí que no la dejas en paz, siempre amenazándola, si Akane está muerta te juro que pagarás —arremetió Saotome dándole otro golpe esta vez cerca del ojo.
—¡Al fin te confiesas, eres patético dormías con ella pero solo ahora reconoces que te enamoraste de la hija de tu enemigo! —gritó Taro dando otro golpe que este bloqueó perfectamente.
—Lo que sienta por Akane es mi asunto, y ni tú ni nadie la tocará mientras esté vivo ¿comprendes? —en ese instante Ranma golpeaba una y otra vez a Taro en el suelo hasta que llegó Kimura y ordenó que los separaran.
—¡Ya basta! —gritó fuerte Yamamoto.
Ambos se miraban estilando fuego por los ojos, agitados y enojados no les quedó más que acabar la disputa ante la presencia del patriarca.
—La mujer respira —mencionó Kimura.
—¡Suéltenme! —gritó Ranma yendo escaleras abajo en donde un médico ya revisaba a Akane.
Mientras que arriba Kimura veía con decepción a su hijo putativo…
—Ve a cambiarte, lava tus heridas y ven a verme —ordenó serio.
—¿Solo yo? Ahora me desprecias porque Ranma es mejor para ti ¿verdad?
Kimura lo observó muy serio y luego habló.
—Tu inmadurez deja bastante que deseas Taro — el jefe del clan se dio media vuelta y se fue a su habitación.
En la planta baja, el médico traspasaba a Akane a una camilla y con mucho cuidado la subían por las escaleras nuevamente para llevarla a la habitación que compartía con Ranma.
Taro seguía parado allí, cosa que no pasó desapercibida el ojiazul…
—Te lo diré una sola vez, si la vuelves a tocar perderás todos los dedos de las manos y quizás algo más —amenazó Ranma.
—Perfecto, ella es más importante que tu familia.
—Desde el momento en que le hiciste daño ya no eres mi familia, Akane será mi mujer aunque no te guste —aseguró Ranma con mirada asesina.
El hombre de ojos rasgados quedó atónito ante sus palabras, aunque muy en el fondo lo esperaba ¿acaso sería el quiebre del clan Yamamoto?
Habitación de Ranma…
Una hora tardó el médico en revisarla desde su cabello a los pies, tanto Ranma como Kimura habían solicitado al galeno un análisis exhaustivo de su cuerpo. Afortunadamente no tenía huesos comprometidos, cinco puntos en la cabeza y el dolor a la altura de sus costillas y espalda no la dejarían descansar muy bien, así es que le recetó varios analgésicos y reposo absoluto por mínimo una semana.
Ranma dio la orden a una de las chicas de servicio que se encargara exclusivamente de la alimentación y necesidades básicas de Akane. También habló con su gente de confianza y nadie además de él, el médico o la chica del servicio podía entrar a su alcoba.
Ese día fue muy desagradable para todos, Ranma se había enterado de otra canallada de Soun y Akane tenía ese "accidente" que lo retuvo de ir y despellejarlo vivo, porque eso quería en ese momento. Por otro lado, Kimura estaba muy apenado por la discordia entre sus hijos putativos, algo no andaba bien y no era Ranma quien le preocupaba sino Taro. Siempre había sido un chico obediente, leal y voluntarioso. Sin embargo, desde que Saotome decidió incluir a Akane en sus planes de venganza todo cambió, estaba frío, osco y negativo.
Yamamoto Kimura se caracterizaba por tener un carácter con mucho temple, había vivido muchas atrocidades y la experiencia lo hacían ser el hombre calmado y observador que era hoy en día. Si bien Ranma no admitía que tenía sentimientos por la menor de los Tendo, notaba mucha honestidad en cada paso que daba. En cambio últimamente Taro solo hablaba para quejarse de este último o en su defecto de Akane, se había acabado las pláticas amenas… algo le sucedía y como buen padre intuitivo, ya había mandado a averiguar su conducta tan cambiante.
Mirando el hermoso jardín de su casa desde la ventana de su alcoba, Kimura recordó los últimos días de su amada Naoko… con una insipiente panza se la pasaba entre flores acariciando ese vientre que traía consigo la dicha de ser padre. Una punzada directo al corazón hizo que Yamamoto sobara con esfuerzo su pecho como si eso pudiera menguar la pena y el dolor tan grande que cargaba luego de perder lo que más amó en su vida.
Ser testigo de la forma en que Ranma defendió a esa mujer, le hizo ver su reflejo en él… así de impetuoso y enérgico era de joven. Una sombra de temor se alojó en lo que le quedaba de corazón, apreciaba mucho al azabache y no quería verlo caer en la locura si a la menor de las Tendo le pasaba algo.
De pronto un toque a su puerta lo espabiló de sus pensamientos…
—¿Querías verme? —preguntó Taro tímidamente.
—Pasa hijo —respondió.
—Yo no la empujé, esa loca se tiró por las escaleras… —aseguró apresuradamente.
—Quiero que me digas si guardas algún tipo de rencor en contra de Ranma…
—¿Ah?
—Responde, cuando él llegó te vi muy entusiasmado pero ahora… solo peleas con él, se llevan como el perro y el gato.
—Ya lo dije, creo que Ranma no toma buenas decisiones —se limitó a decir.
—Me ocultas algo… y no sé por qué no eres honesto conmigo —replicó Kimura un tanto apenado.
—Tu querido heredero me dejó claro que ya no somos familia —aseveró con los brazos cruzados.
—Ranma jamás te daría la espalda…
—¿Por qué no? ¿Por qué carajos confías tanto en él? Es un aparecido… no lleva ni la mitad del tiempo que yo contigo.
—Entonces es ¿envidia? ¿No te gusta la posición que le di y por eso le llevas la contra en todo? —cuestionó Yamamoto.
—No es así, creo que no merece tantas regalías…
—Taro, conocí a Ranma hace mucho tiempo ya, incluso antes que a ti. Estuve en la cárcel con él cuando apenas era un niño, fue acusado injustamente por la muerte de su madre y pagó en prisión diez largos años por un crimen que no cometió.
—Y eso lo hace ¿especial? —inquirió lleno de ironía.
—Sí, para mí lo es… ¿sabes por qué?
—No me interesa saberlo, me has dejado claro que lo prefieres a él —aseguró.
—Pues vas a oírme porque para eso te hice venir, Ranma perdió su inocencia de la forma más cruel posible y aún con todo sobrevivió y todavía lucha para hacer justicia por sus propias manos y eso Taro… eso es de admirar, quizás no lo entiendas a cabalidad.
—La próxima vez buscaré que me culpen de algún crimen —bufó de forma necia.
—Te diré esto solo una vez; cambia tu actitud o tendrás que irte —eso lo dejó helado, Taro no esperaba semejante advertencia —tu ego no es más grande que mi sed de venganza, soy el dueño de todo esto incluso de la ropa que llevas puesta, si no te agrada el giro de las cosas te daré el chance de irte de mi casa, vivo —masculló haciendo énfasis a esa última palabra.
—Kimura…
—Si osas ir en contra de mis deseos, mismos que Ranma planifica, saldrás de mi casa con los pies por delante y créeme que no quiero eso —finalizó Yamamoto muy serio.
—Entonces o me uno o muero —concluyó el hombre más joven.
—Decide si deseas irte porque estoy siendo generoso, no suelo dar oportunidades —finalizó Kimura invitándolo a salir.
Taro quedó impresionado, siempre pensó que su lealtad sería bien pagada pero esto cambiaba todos sus planes. Lo que este ignoraba es que lo que nunca quiso decir, sería descubierto por quien menos imaginaba.
Horas después, habitación de Ranma…
El cerebro de Akane daba aviso de que necesitaba despertar, más sus piernas y sus brazos se sentían tan pesados que no podía mover ni un solo músculo, con dificultad comenzó a parpadear hasta que un par de ojos de color azul profundo chocaron con ella…
—¿Akane, cómo te sientes? —preguntó curioso.
—No puedo… —hasta hablar era molesto —moverme— continuó.
—No lo hagas, te caíste por las escaleras y el médico te dio varios analgésicos —respondió él.
Akane intentaba recordar y es que se sentía algo drogada por los fármacos, pero no lo suficiente como para olvidar lo que ocurrió al borde de esa escalera.
—Creo que, necesito ir al baño —pidió apenas, Ranma se sintió incómodo y miró a todos lados como si alguien fuera a prestarle ayuda.
—Iré por la chica del servicio —se apresuró a decir.
—No, espera, necesito ir hora solo ayúdame a ponerme de pie —suplicó— por favor —agregó.
Ranma se acercó e intentó tomarla pero ella se quejó tanto que volvió a dejarla como estaba…
—Discúlpame, usé mucha fuerza —mencionó Ranma.
—En realidad no, ¡maldita sea! —Chilló molesta— intentémoslo otra vez — solicitó ella.
—No creo que sea conveniente, mejor iré…
—¡Ranma, necesito ir ahora! —Exclamó— ayúdame— pidió.
Con temor de provocarle dolor logró ponerla de pie, Akane pesaba menos que una pluma y cuando este observó su rostro pudo ver los ojos nublados de la chica, estaba aguantando el mal estar estoicamente. Lentamente la llevó de la mano hasta dejarla frente al váter, luego salió y cerró la puerta. Esperó unos largos diez minutos hasta que ella abrió la puerta, un trote rápido y llegó a su lado para guiarla de regreso a la cama.
—Gracias —comentó Akane una vez logró sentarse nuevamente.
—¿Puedes decirme, qué pasó con Taro? —se apresuró a decir.
—Forcejeamos un poco y me caí —respondió.
—¿Así nada más? —Ella volteó el rostro un poco cabreada —Akane, quiero saber si él te empujó porque me pelee con él por ti ¿comprendes? —eso llamó su atención.
—¿En serio? Entonces… desde que me caí no te has movido de mi lado ¿verdad?
—¡A dónde iría! Casi te matas, tienes puntos en la cabeza, y pronto aparecerán unos moretones muy feos cerca de tus costillas, no sé cómo no te quebraste un hueso —gruñó en reproche alzando los brazos.
Un suspiro de alivio salió sonoramente de la boca de Akane, el azabache la vio con incredulidad, por su mente pasaba una teoría poco probable…
El hombre caminó directo hacia ella y la miró fijamente a la pupila, esto la intimidó un poco, su cercanía le gustaba pero…
—No puede ser ¿o sí? —dijo él.
—¿Qué cosa?
—Te caíste porque quisiste ¿verdad? —Akane ni siquiera pestañeaba —Confiesa— exigió.
—Fue la única forma de detenerte —soltó de cuajo dejándolo estupefacto.
—¡Estás loca! Taro no me mintió…—decía agarrándose la cabeza.
—Escucha, no seas necio, ibas directo a un final sin retorno mi padre estaba esperándote ¿no comprendes?
—¡Qué más da! No tengo nada y a nadie por quién vivir… ¿por qué te preocupas por mí?
—Podría decir lo mismo de ti, ¡¿qué te mueve a protegerme tanto aun sabiendo que soy hija de un ser tan miserable?! —gritó al tiempo que le dolió la cabeza.
Ambos quedaron en absoluto silencio, Ranma no podía creer que lo había engañado…
—Pudiste morir —dijo él de pronto.
—No me importa, te hubiera dado tiempo para vengarte como siempre has querido…
—Akane no comprendes, creo que hemos llegado a ese punto en donde no necesitaré de tu ayuda —soltó el ojiazul decidido.
—¿De qué hablas?
—Protegeré tu moral, no necesito que me ayudes en lo que sigue —respondió seco.
—Yo no deseo eso, ¿de qué moral hablas?
—¡Voy a asesinar a tu padre! De eso hablo, y no pienso dar un pie atrás.
—Nadie te lo ha pedido, menos yo, no tengo derecho…
—Eres su hija y no quiero que veas como le quito la vida.
—Ranma, no me apartes ahora, aun puedo hacer varias jugadas…
—Acabas de apostar tu vida, solo para que no fuera por la cabeza de tu padre —se apresuró a decir muy cerca de ella, esta lo tomó de la corbata y lo jaló hacia su rostro.
—¡No lo hice por él, lo hice por ti por un demonio! —exclamó enojada y dolorida, se quedaron viendo varios segundos, la respiración de Akane se aceleró mientras que él no entendía cómo es que el enojo se le estaba pasando al tenerla tan cerca suyo.
La punta de sus narices rosaban tímidamente, Akane pensó que la besaría, sí, era una locura sobre todo cuando hace instantes estaban discutiendo acaloradamente. Ranma acunó el rostro de su socia con su mano izquierda y entonces… la puerta se abrió haciendo que se separaran de forma abrupta.
Era la empleada de servicio, venía con una charola y abrió los ojos avergonzada de interrumpirlos…
—Disculpe yo…
—Pasa, pasa, por favor asegúrate de que se coma todo —dijo Ranma saliendo de la habitación.
Akane quedó preocupada pero su "sexto sentido" le decía que no iría lejos, que no haría lo que ella temía.
Jardín de la casona Yamamoto…
Ranma caminaba por los jardines, su mente estaba muy confusa, aunque era el corazón el que no lo dejaba en paz. Saber que Akane había atentado contra su persona solo para evitar que encontrara la muerte lo había dejado muy intranquilo, sobre todo cuando estuvo a punto de hacer algo impensado… ella no, no, no, ¿pero entonces por qué se sentía así?
En ese momento llegó Kimura a su lado…
—¿Cómo sigue Akane? —preguntó sereno.
—Despertó —respondió apenas.
—¿Y por eso tienes esa cara?
—No, claro que no, es solo que…
—Solo dímelo hijo, te escucharé.
Ranma le contó la verdad que Akane fue a buscar por la mañana, y que por esa razón llegó muy descompuesta a casa. Cuando Yamamoto oyó que el padre biológico de Ranma también era víctima de la crueldad de Tendo se enervó, maldijo por lo alto.
—No solo le quitó la vida a Nodoka, acabó con la situación financiera de tu padre, esa maldita rata es una escoria que pronto podré ver muerta.
—Solo recordarlo me hierve la sangre —comentó Ranma.
—Por eso ibas tras él, por eso ella se tiró por las escaleras… —mencionó Kimura sorprendiendo a Ranma.
—¡Cómo lo sabes! —exclamó.
—Porque ella me lo dijo mientras tú peleabas con Taro —contestó el patriarca.
-¿Qué más te dijo? —preguntó lleno de curiosidad.
—Que no permitiera que fueras tras él, no así…
Ranma se cubría el rostro con sus manos, hasta Kimura sabía y él culpando a su hermano…
—Debo disculparme —concluyó.
—Haz lo que tú creas correcto —replicó Kimura.
—Taro no fue, ella me engañó…
—Pero tenía un motivo poderoso —arremetió el jefe del clan.
—¿La defiendes?
—Creo que no estaría hablando contigo ahora, si no fuera por ella…
—Pero casi se mata, puso en riesgo su vida —reprochaba Ranma recordándolo.
—Eso se hace cuando alguien te importa, uno da todo de sí, incluyendo tu propia vida de ser necesario —argumentó Yamamoto— en cuanto a Soun, le espera la más delirante y tortuosa de las muertes, pagará por cada una de las personas que nos arrebató eso te lo juro —sentenció.
—No quiero que esto se repita —dijo Ranma cabizbajo.
—Entonces mantén una mente fría, no desesperes, pronto será su fin —su hijo putativo asintió— ahora, mira lo que acaba de traer un mensajero— agregó Kimura entregándole un sobre muy bonito y delicado.
—¿Qué es esto? — preguntó tomándolo entre sus manos.
—Es una invitación, al parecer Soun Tendo prepara una fiesta para su hija Nabiki —Ranma abrió el sobre y este decía "Usted está invitado a celebrar un gran acontecimiento" el nombre de la castaña junto a un tal Tatewaki y un par de argollas estaban impresos en la fina opalina.
—¡Ese maldito cree que está en posición de festejar! —Exclamó molesto el azabache— Bien, vamos a celebrar —sonrió maliciosamente.
—¿Qué se te ocurre Ranma?
—Ya verás…
—O—
Una semana después…
Durante esos días la casa de Yamamoto había sido revisada hasta el último detalle, Ranma había tenido la idea de verificar ciertos aspectos de seguridad, corregir de ser necesario y llamar o más bien reclutar a varios hombres que le eran leales al clan y que servían desde afuera de la residencia. Kimura estuvo de acuerdo, no le veía nada de malo sin embargo Taro no, lo veía innecesario pero se guardó su comentario sabiendo que ir en contra de Saotome significaba su salida inminente. La relación entre el más joven y su querido padre no estaba en su mejor momento, resguardado en su habitación no fue capaz de ir y enfrentarlo, no todavía. Taro prefería esperar, porque sabía que en algún momento su enemigo bajaría la guardia. En tanto Kimura tenía sentimientos encontrados, por un lado Ranma hacía todo cuanto a él le agradaba y Taro se encerraba como un adolescente mimado. Incluso cuando el azabache quiso pedir disculpas este nunca le abrió la puerta.
Tanto Yamamoto como Ranma se unían más y más, mientras Taro se auto marginaba de toda situación, pero aquel berrinche no sería eterno.
No obstante, el estado de salud de Akane mejoraba lentamente, los primeros días fueron muy difíciles ya que el dolor en su cuerpo aumentaba por las noches y los analgésicos no hacían milagros. Ranma decidió no compartir más cama con su socia, entraba a la habitación solo a buscar ropa y por las noches para ver si dormía bien. Era evidente que el ojiazul seguía molesto por la abrupta decisión que tomó ella, sin embargo Akane no se arrepentía de nada ya que gracias a eso, él seguía vivo y no se precipitó a cometer un error que le costase la vida.
Apenas una semana había pasado cuando Ranma decidió mostrarle la invitación que su padre envió…
—¡No puede ser! —fue lo primero que salió de su boca.
—¿Crees que en una semana más, puedas levantarte? —preguntó él muy serio.
—Si deseas que me vaya debiste decirlo antes —bufó enojada.
—Necesito saberlo, porque iré a ese evento —recalcó.
—¿Quieres que vaya contigo? —preguntó muy incrédula.
—Eres mi novia, la hermana de la festejada ¿por qué no?
Akane quedó meditando unos instantes… un sentimiento de pesar se alojó en ella, recordó ese día en el que discutieron fuertemente y de pronto la situación la hizo creer que él sentía algo por ella… ilusa ¿no? Imposible más bien, ella solo era esa socia a conveniencia.
—Claro "novios" —replicó—haré todo lo posible, al menos ya puedo levantarme sin sentir tanto dolor en mi espalda.
—Perfecto —contestó entusiasta, giró para irse y ella lo llamó…
—¡Ranma! —El aludido frenó su andar— ¿Cuándo regresarás a tu alcoba?
—Creo que estás más cómoda sin mí, así vas despojándote de eso… — ¿A qué se refiere con "eso"? pensó Akane.
—Es tu espacio, no había podido verte… pero puedo irme cuando me lo pidas —se apresuró a decir.
—No estás atada a esta casa Akane, puedes irte cuando gustes —la respuesta la dejó fría, no pudo articular palabra ante el silencio el hombre que causaba estupor en su interior, finalmente se fue.
Akane sintió tristeza pero al mismo tiempo un deseo inmenso por irse lo más pronto de allí, era obvio que él solo la usaría para sus propósitos y eso no incluía que vivieran juntos.
Tan solo dos horas después llegó la chica del servicio con su cena, Akane le agradeció todas sus gestiones sobre todo los primeros días en que en verdad necesitó de un apoyo para poder llegar hasta el baño. La chica muy servicial se sonrojó aduciendo que era su trabajo y que el "Señor Saotome" todos los días procuraba saber si iba todo bien con ella. Luego de eso, Akane le pidió que la maleta que su hermana había enviado hace una semana atrás se la trajera, la gentil muchacha hizo tal cual le pidió y en cuanto se retiró se puso de pie con cuidado para buscar entre sus cosas algo cómodo para salir.
Eran casi las once de la noche cuando Akane se preparó para irse, seguramente nadie detendría su actuar, sobre la cama dejó algo que consideró no le pertenecía y sin mirar atrás cerró la puerta.
Llevaba puesto un par de tenis muy cómodos y sus jeans favoritos junto a una chamarra holgada que la cubrirían del frescor de la media noche, cuando llegó a la escalera vio con recelo bajar junto a su maleta, no era tan pequeña y no estaba con todas sus fuerzas. Un guardia que paseaba la vio y la asistió amablemente, agradecida de su ayuda bajó uno a uno la interminable escalera que se le hizo eterna, la maldijo varias veces antes de llegar al final ya que sus piernas y su espalda aún no se recuperaban del todo.
Caminó hasta la entrada y el mismo guardia le abrió la puerta no sin antes preguntar si deseaba que le llevara a algún lugar, o avisara a Saotome… con un simple "no gracias" siguió su camino hasta llegar al portón principal, allí finalmente salió de la casa de Yamamoto y caminó lentamente alejándose.
Cuando Ranma entró a la alcoba a ver que Akane durmiera, se encontró con una cama perfectamente hecha. Fue hasta el baño y tampoco estaba, observó un porta retrato sobre la almohada junto a una nota que decía "Esto es tuyo" era su querida Nodoka enmarcada en una hermosa fotografía, acarició con nostalgia el bello rostro de su madre y salió de vuelo tras esa mujer que lo empezaba a volver loco.
Cuando llegó abajo Kimura lo llamó…
—Se fue hace una hora ¿a dónde crees que vas? —preguntó el patriarca.
—Nadie me dijo nada —contestó serio.
—Ni siquiera ¿ella? —cuestionó el hombre mayor.
—Iré a buscarla —se precipitó a decir Ranma.
—Espera, quizás ella no quiere eso, si se marchó sin decírtelo ¿no crees que no quiere verte?
—No me importa, está mal herida, apenas camina —replicó preocupado.
—No vayas —ordenó Kimura dejándolo estático— ella no te importa, lo que le suceda mucho menos ¿no? Entonces déjala ir —agregó secamente Yamamoto.
Ranma lo miró con el ceño fruncido…
—No me pidas eso, porque entonces no obedeceré —contestó Ranma un poco enojado por lo que este le pedía.
—Bien, entonces ve…
—No me digas qué hacer con Akane, porque cuando se trata de ella pierdo… ¿Qué dijiste? —cuestionó de golpe notando que Kimura no se oponía como hace unos segundos atrás.
—Solo quería confirmar lo que tú niegas a admitir, eres un idiota, toma un carro quizás no haya ido tan lejos— soltó este lanzándole un juego de llaves.
Ranma lo miró incrédulo, había quedado al descubierto con sus sentimientos muy expuestos como para seguir viéndole la cara a Kimura. Dio media vuelta y corrió hasta la salida, tomó el coche y aceleró veloz y solo quince minutos después de conducir encontró a Akane sentada en el borde de la cuneta, estaba oscuro y ella se tapó los ojos cuando la luz del carro la iluminó.
El azabache bajó del carro y caminó hacia ella, sus ojos almendrados apenas se acostumbraban al brillo cuando sintió que la jalaron de un solo tirón, Ranma la abrazaba fuerte, tanto que se quejó por sus costillas… no tuvo que golpearlo, tampoco preguntar, el aroma de su perfume era el factor que la hizo reconocer que era él, su socio.
—¿Qué haces aquí? —preguntó incómoda ante la demostración tan efusiva de su compañero de "labores"
—¡Por qué carajos saliste de la casa y tan tarde! —reprochó.
—¡Desde cuándo tengo que pedirte permiso! —respondió ella ofuscada, entonces él la soltó.
—Esto es ridículo, vamos a casa —dijo él tomando su mano pero ella la soltó.
—No quiero, ya lo decidí, nos veremos el día del evento —mencionó firme.
—No tiene sentido, eres mi socia, mi novia, debemos estar juntos además…
—No somos nada Ranma, solo una triste coincidencia de la vida —aseguró ella muy cabizbaja.
—Bueno y hasta dónde pretendes ir… saliste hace una hora y apenas caminaste unas cuadras, dímelo —exigió.
—Me duelen las piernas y la espalda, tuve que parar, pero continuaré es solo que ningún maldito taxi toma mi viaje —soltó mostrando la pantalla de su móvil.
—Está bien, sube a mi coche, te llevaré a dónde me digas…
—¡No Ranma!
—¡No pienso dejarte en la calle, menos en esas condiciones, no insistas!
—¡Eres un jodido terco!
—¡Tú eres insoportable!
Los dos se veían molestos, de brazos cruzados se sostenían la mirada como si fuese una competencia, el primero en declinar perdía así es que ambos mantenían su postura. Pero entonces el cielo tronó y todo ese debate de "yo soy más fuerte" se empapó cuando comenzó a llover cual agua cero, Ranma tomó la mano de Akane y logró que ella subiera al coche, atrás puso su enorme maleta y este subió muy mojado pero enojado por la actitud berrinchuda, según él, que tenía su socia.
Este dio la vuelta y comenzó a conducir de regreso a la casona, Akane lo miraba fastidiada…
—No me veas así, a dónde iremos con este clima, la casa queda cerca —habló Ranma.
-Si tuviera mi arma esto no sería así, te aprovechas porque estoy desarmada y débil —aseguró ofendida.
—¿De qué hablas? Abre la maldita guantera, allí debe haber un semi automática —refutó acelerando.
Akane arrugó la nariz y aseguró el cinturón de seguridad a su cuerpo, Ranma quiso reír pero mejor se aguantaba o la chica lo golpearía y tenía la mano bien pesada…
—¿En serio hay un arma en la guantera? — preguntó curiosa luego de unos diez minutos, estaban a punto de llegar.
—Pues revisa, ya que… —soltó de una vez justo cuando se abría el gran portón de la casona.
Dos de sus guardias lo esperaban con paraguas en mano, bajaron y entraron aun disgustados…
—Por favor lleva la maleta a mi alcoba —solicitó Ranma a uno de sus hombres.
—Puedo quedarme en ese sofá —refunfuñó cruzándose de brazos, este rodó los ojos pero igualmente fue y la tomó desprevenida— ¿¡Qué haces!? —chilló mientras él subía las escaleras con ella entre sus brazos.
—Ya cállate que me haces doler la cabeza…
—¡Óyeme Saotome a mí nadie me calla la boca! —exclamó ofuscada, este sonrió divertido y ella de inmediato dejó de hablar, eran muy pocas las veces en que él esbozaba una sincera sonrisa y eso la embelesó por completo.
Una vez llegaron a la alcoba este fue a dejarla directamente al baño…
—Cámbiate o tomarás un resfriado —pidió muy sereno, pero la verdad era que él estaba más mojado que ella.
Akane se dio una ducha de agua caliente, y aunque intentó apresurarse le era difícil por el dolor que sentía en su cuerpo. Salió del baño vestida con pijama y cabello un poco húmedo, Ranma no estaba por ninguna parte y suspiró al notar que de nuevo la dejaba sola, se secó bien su melena y fue a recostarse, en ese momento la puerta de la alcoba se abría, era él y venía recién bañado, lo pudo notar por la toalla que traía alrededor de su cuello.
—Fui a cambiarme —dijo como si nada.
—No quiero discutir, estoy…
—Cansada, lo sé —terminó su frase— vamos a dormir —agregó bajando la luz a tenue, Akane quedó estupefacta.
—¿Dormirás aquí? —preguntó casi en susurro mientras el azabache se acomodaba a su lado bajo las colchas, era la primera vez que lo hacía, antes dormía pero no tan descaradamente y no le desagradaba.
—Tengo que hacerlo, dame la mano —pidió, ella lo vio enarcando una ceja— solo dámela, no quiero que te escapes otra vez.
Con las manos entrelazadas, sin decirse lo que sentían el uno por el otro, se quedaron dormidos al menos por esa noche.
—O—
Al día siguiente, Hospital…
—No entiendo por qué tenemos que planificar la fiesta aquí— decía Tatewaki algo fastidiado mientras bajaban del carro.
—Yo tengo que hacer aquí, mi padre y tú insisten con eso del compromiso así es que o me sigues o te largas me da igual —soltó la castaña muy irreverente, Kuno comenzaba a perder la paciencia con ella.
—Nabiki, te daré quince minutos si no sales haré un escándalo ¿comprendes? —advirtió fastidiado.
Ella pasó por su lado ignorándolo y entró al hospital para visitar a Ryu, cuando llegó a su habitación notó que le habían retirado la mascarilla que le proporcionaba oxígeno, su corazón se alegró por ello. Pronto una enfermera le dio la buena nueva, efectivamente estaba recuperándose, solo necesitaba despertar, Nabiki se había encomendado a todos los seres del cielo para que su querido Kumon abriera los ojos.
A un lado de su cama ella se sentaba en absoluto silencio, los primeros minutos acariciaba el dorso de su mano mientras su mirada se perdía lamentándose lo ocurrido…
—Ya han pasado días… despierta, me siento acorralada, creo que tendré que ceder a esto—decía más para sí.
Kumon escuchaba todo lo que ella hablaba, muchas cosas no las comprendía, pero si notaba la voz triste de Nabiki y eso le carcomía porque cada vez que deseaba abrir los ojos, su cerebro no le hacía caso y ella se iba sin poder decirle que estaba ahí para apoyarla.
—¡Ya estás lista! —exclamó Kuno al entrar sin ser invitado.
—Cómo te atreves a entrar aquí —recriminó Nabiki soltando la mano de Ryu.
—Te dije que solo quince minutos… el tiempo es oro linda — ¿Acaso dijo "linda"? Se preguntó Ryu.
—Espera afuera y no vuelvas a entrar —solicitó muy enojada.
—Ese tipo no volverá… solo míralo es un estropajo no entiendo por qué tu padre lo mantiene vivo.
En ese momento se oyó una quebrazón muy fuerte, Nabiki había lanzado el bonito florero directo a la cabeza a Tatewaki, quien esquivó apenas el contundente objeto.
—Vuelve a decir algo y yo misma te cortaré esa puta lengua ¿comprendes? —Exclamó muy alterada.
Kuno se retiró muy ofendido con ella, eso no quedaría así como así y pronto le cobraría cada desaire a su hermosa novia.
— ¡Ash, maldito infeliz quién se cree que es! —chilló viendo el desastre que había dejado.
Caminó con cuidado y recogió los trozos más grande de la cerámica los eliminó en un basurero y regresó a mirar a Ryu, a veces le daba una sensación de que él veía o al menos escuchaba todo.
—Ojalá puedas oírme… ese hombre será mi esposo y por más que pienso no sé cómo sacarme el maldito compromiso de encima, no es que no pueda, es que es la única forma de que mi padre deje en paz a Akane por un rato… que se olvide de Kasumi aunque sé que la sigue buscando, tengo miedo de que la encuentre, necesito darle el favor para que se centre en mí y no en mis hermanas, eres el único que podría comprender mi posición.
Con eso último ella besó su frente y se retiró, sabía que el desgraciado la estaba esperando afuera y así fue.
—Ese hombre del que tanto te preocupas ¿no es el novio de tu hermana menor? —preguntó con dobles intenciones, justo al llegar al coche.
—Limítate a tus asuntos —contestó y en ese instante la tomó por un brazo y bruscamente la arrinconó entre la puerta del copiloto y el cuerpo de él.
—Si descubro que mi futura esposa tiene un amante, los tratos comerciales con tu padre se irán al carajo y además ayudaré a que ese tipejo muera.
—¡Suéltame cretino!
—¿Por qué? casi eres mía, pronto celebraremos el noviazgo y hasta ahora no me has dado ni una muestra de cariño —masculló cerca de su oído, casi pudo sentir los labios de él rosarle su piel.
—¡¿Crees que soy tu perra?! —chilló proporcionándole un rodillazo en la entrepierna que lo obligó a alejarse de ella.
—Tienes cojones Nabiki, pero me gustas así —decía adolorido y con una absurda sonrisa en los labios.
—¡Puto masoquista! Búscate otra que te haga el favor, la única muestra de cariño que obtendrás de mí será una bala en tus bolas.
Pasó por su lado alejándose de él, la vio subir a un taxi, detestaba ese carácter tan agresivo pero a su vez lo excitaba, Nabiki Tendo comenzaba a gustarle más de lo que esperaba.
—O—
Casona Yamamoto…
Akane no entendía cómo es que había dormido tanto, casi era medio día cuando despertó. Un poco aturdida notó que su compañero de cuarto no estaba junto a ella, se incorporó y tomó su celular, un mensaje de él la dejaba un poco más tranquila…
"Solo sigue en reposo, ya regreso" R.S.
Sin embargo la cama la tenía harta, se levantó y fue por una ducha, una vez más fresca y cómoda decidió salir a tomar un poco de aire, aunque fuera en el jardín, pero eso significaba cruzarse con alguien indeseable, o sea Taro.
—¿Cómo es que no andas con Ranma? —preguntó al verla sentada en una banqueta.
—No me dirijas la palabra, por favor —pidió sin ánimos de pelear.
—Pero si eres como un parásito, la nueva sombra de Saotome —soltó con sorna.
—Ah… ya no es tu "hermano" —increpó ella.
—Ranma tiene gustos muy reprochables, no podemos estar en todo de acuerdo —replicó.
—Ya veo… ¿y dónde quedas tú? —preguntó Akane curiosa.
—¿A qué te refieres?
—Supongo que Kimura ya te advirtió ¿no? —el hombre enarcó una ceja molesto ¿cómo sabía ella eso? —Tu rostro lo dice todo, sabes qué creo… que todo ese desplante y tus reproches son una careta barata — agregó firme.
—Tienes mucha imaginación Tendo —soltó una gran carcajada— esto es efecto de tantos años trabajando para la policía ¿verdad? Solo mírate, la hija de unos de los mafiosos más poderosos de Japón quiso jugar hacer policía pero terminó encamándose con el hijo de otro mafioso —masculló lleno de ironía— dime ¿Cómo le llamas a eso?
—Sí, tienes razón, por muchos años creí en la justicia… pero las circunstancias cambiaron, en cuanto a "encamarse" como dices tú… sí, he dormido con Ranma de hecho varias veces ¿cuál sería el problema? —cuestionó, Taro entre cerró los ojos incrédulo.
En ese momento se acercaba Kimura y la plática quedó en nada…
—Taro, supongo que no estás en plan de discusión ¿verdad? —dijo el hombre mirando con desapruebo el hecho de que este estuviera tan cerca de Akane.
—Claro que no —arremetió y se fue sin decir nada más.
—Puedo defenderme sola —replicó Akane apenas se fue.
—Lo sé, pero siento cada vez más lejos a Taro…
—¿Todavía confías en él? —preguntó ella.
—¿Por qué no habría de hacerlo? Sabes algo que yo ¿no? —insistió Kimura.
—No todavía, pero pronto lo descubriré.
Yamamoto observaba a Akane con sumo cuidado, los ojos de la chica eran los mismos de su amada Naoko provocándole una enorme nostalgia sintió un dolor en el pecho que ella notó.
—¿Te sientes mal? —preguntó ayudándole a sentarse a su lado…
—Son solo cosas de viejo, ¿quieres ver algo hermoso? —preguntó este sorprendiéndola.
Ambos se levantaron y caminaron despacio hasta llegar a la casa, fueron directo a la biblioteca privada de él.
Kimura sacó una especie de libro muy delgado y en perfecto estado, se lo entregó en las manos y Akane lo recibió llena de curiosidad.
—¿Qué es esto?
—Ábrelo —sugirió.
Akane lo tomó con cuidado e hizo tal y como pidió el dueño de casa, dentro estaba el nombre y firma de su madre junto a tres fotografías las cuales no conocía.
Los ojos almendrados de la mujer se nublaron al ver el rostro de su progenitora, la primera fotografía aparecía ella junto a sus tres hijas, todas pequeñas.
—¿Cómo obtuviste esto? —-preguntó tomando aire para no quebrarse.
—Eso fue lo único que pudo sacar tu madre de esa casa, puedes notar que está un poco doblada y desgastada en las puntas. Cuando la rescaté, traía consigo esa fotografía —contestó.
—Mi madre, la extraño tanto —susurró observándola por unos largos minutos.
Luego vio la siguiente fotografía, ella mostraba un embarazo avanzado, sus manos acariciaban su redonda panza y sonreía deslumbrante…
-Esa la tomamos en un estudio, ella esperaba a mi hijo —mencionó con una sonrisa en los labios pero con ojos tristes y cargados de nostalgia.
—Yo no pude verla así, se ve feliz —comentó Akane sin dejar de verla.
—¿Eso crees? —Hizo una pausa— tu madre no alcanzó la felicidad, aunque hice muchos esfuerzos porque así fuera, ustedes tres eran arrebatadas de su vida —argumentó.
—Eso jamás se lo perdonaré a mi padre, fue tan cruel.
En la última fotografía, aparecía Kimura junto a Naoko embarazada, único registro de su patrimonio familiar que guardaba con recelo.
—Esta fotografía es digna de tenerla a la vista ¿por qué la guardas aquí?
—Claro que sí, la mandé a pintar en un lienzo que abarca toda una pared de mi alcoba, es algo muy personal que admiro cada día y que me hace recordar lo que tuve, lo feliz que fui y también me llena de amargura… eso Akane, forma el temple para soportar mis días sin ella y para albergar el único sentimiento que me mantiene con vida, venganza.
Akane quedó pensativa… esas palabras le recordaban a Ranma sin dudas, ambos compartían el mismo sentimiento por Soun, odio y desprecio profundo.
—Gracias por compartirlo conmigo —señaló ella devolviéndoselo, pero este no lo recibió.
—Te lo regalo, aunque no sé si quieres la copia en donde aparezco junto a tu madre —afirmó.
—Pero es tuyo…
—Tengo muchas copias de esa en especial —Akane atesoró ese obsequio en su pecho y volvió a agradecer el gesto desinteresado de Kimura por mostrarle un pedazo de su felicidad, una que ella no pudo compartir con su madre.
Regresó a su habitación lentamente, debía tomar sus analgésicos y comenzaba a doler la espalda cuando se encontró cara a cara con Taro, nuevamente.
—O—
En otra parte de la ciudad…
Esa mañana, Ranma había conducido hasta el cementerio, una corazonada y el deseo de visitar los restos de su madre había sido el detonante para que fuera hasta allí. Junto a un hermoso arreglo floral llegó hasta el sitio que Kimura amablemente había cedido para su progenitora. Acomodó y limpió de flores secas y polvo alrededor de la urna, la fotografía que él mismo había dejado meses atrás seguía allí, encendió un incienso e hizo una reverencia cargada de tristeza…
—Estoy a punto de conseguirlo madre, pero no ha sido fácil… —comenzó a decir— quisiera tanto poder saber qué ocurrió en esa casa para que él acabara con tu vida.
El joven azabache apenas digería la información que Akane le había dado de su padre Genma, algo en su interior le decía que Nodoka ignoraba la verdad o quizás no, por qué a sabiendas de que Soun era un maldito mafioso asesino aceptaría trabajar como ¿nana de sus hijas? Eso era algo que no lo dejaba en paz, estaba sumergido en sus pensamientos, en los posibles hasta que de pronto un hombre mayor se le acercó.
—Buen día —saludó, Ranma lo miró serio y correspondió el gesto— hace tres días atrás vino una dama a preguntar por esta tumba, el ojiazul se sorprendió y puso toda su atención — no dimos información pues ella no quiso identificarse, por eso vine a comentárselo.
—¿Cómo era ella? ¿Qué quería? —preguntó curioso.
—Una mujer de unos cuarenta años, decía que su tía era amiga de la difunta, que solo quería presentar sus "respetos" pero como verá, el dueño de este espacio es muy quisquilloso y solo usted además de él pueden ingresar —respondió.
Con eso en mente, pidió ver las cámaras de seguridad, efectivamente una mujer desconocida preguntaba por la tumba de su madre. Además pudo ver la placa de su vehículo y con eso hacer una llamada, pronto sabría el nombre de aquella persona.
Tomó su coche y condujo de regreso a casa, pero a mitad de camino su informante le daba el nombre y la dirección de un Hospital psiquiátrico, allí encontraría a una mujer de procedencia china llamada Liang Zhào, ella era una enfermera que trabajaba en aquel lugar.
Cuando Ranma entró al hall principal, las enfermeras y doctores que pasaban a esa hora lo quedaron viendo muy serios, muchos murmuraban y es que la presencia que estilaba ese joven hombre era misteriosa.
—Buen día ¿en qué podemos ayudarle? —preguntó la recepcionista.
—Busco a Liang Zhào —dijo fuerte y claro.
—Ah… ella se encuentra atendiendo un paciente en estos momentos, podría esperar un momento por favor —solicitó cordial.
Ranma esperaba impaciente, se paseaba de un lado a otro, pudo ver los jardines llenos de pacientes que paseaban, otros iban acompañados de enfermeros ya que no caminaban, el lugar no estaba tan mal aunque su fachada era bastante fría… de pronto sintió que alguien se le acercaba, giró y la vio, era la misma mujer de las cámaras de seguridad del cementerio, menuda y con la piel muy pálida llevaba un leve colorete en las mejillas, podía ver arrugas insipientes en su frente, tenía una mirada sin temores.
—¿Quién es usted y por qué me busca? —preguntó en cuanto lo tuvo de frente.
—Mi nombre es Ranma Saotome y estoy aquí porque usted intentó visitar la tumba de mi madre hace unos días atrás —contestó, ella abrió los labios un poco sorprendida.
—¿Usted es el hijo de la señora Nodoka? — preguntó con tono dubitativo.
—Así es —la mujer llevó sus manos a la boca, estaba muy impresionada— Tengo muchas preguntas para usted —agregó.
—Yo solo quería comprobar algo… ¿puede usted acompañarme? —la mujer lo invitó a seguirla por los pasillos.
Ranma estaba curioso y un tanto receloso, pero estaba en un lugar público y la mujer no parecía mentir, caminó tras ella por varios pasillos, bajó unas escaleras hasta llegar a una puerta. Cuando Liang abrió, dentro estaba una señora de edad más avanzada mirando por la ventana con la vista perdida, su cabeza estaba llena de bucles platinados y la imagen era triste, sus ojos derrochaban mucho pesar.
—Ella es Sadashi Tanaka, lleva ocho años recluida aquí y no hay día en que no hable de Nodoka Saotome.
—Ella…
—Sufre de Alzheimer, mi curiosidad fue la que me impulsó a buscar a su madre, quizás no le importe la historia de una anciana… pero ¿podría darle una oportunidad? —mencionó Liang invitándolo a pasar.
Sadashi giró a ver a su visita, Ranma saludó haciendo reverencia… la mujer caminó lentamente hasta llegar frente a él, lo miraba embelesada.
-Eres muy guapo —soltó la abuela Sadashi.
—Gracias ¿Cómo se siente? ¿Podríamos platicar un momento? —preguntó Ranma.
—Tus ojos, me recuerdan a una amiga que quise mucho… —agregó tomando el rostro de Ranma entre sus arrugadas manos —Nodoka— susurró suave pero claramente.
Ranma se impresionó, pese a la enfermedad degenerativa que le aquejaba ella reconoció en él a su querida madre, se sintió nervioso de lo que esa anciana dijera, pero ya estaba ahí, no había vuelta atrás y sea lo que sea podría ayudarle a entender el pasado.
El móvil en el bolsillo de Ranma comenzó a vibrar una y otra vez, pero su mente estaba centrada en Sadashi, ignorando la llamada que Akane hacía, esta seguía insistiendo pues había descubierto algo que quizás cambiaría el curso de las cosas.
Continuará…
Nota del autor
Estimado lector, cada vez se va formando un lío entre personajes. Mis protagonistas van poco a poco acercándose, el accidente de Akane fue apropósito. Algunos lo detectaron otros no, pero es que ella quería evitar que Ranma muriera por imprudente, lo logró pero a un alto costo y es eso lo que el trenzudo no quiso aceptar de buenas a primeras por eso la discusión, por ello se alejó.
Kimura que todo lo ve sabe hace rato que Akane no le es indiferente a su querido hijo, pero también notó el cambio de actitud en Taro, ese que viene demostrando varios capítulos más atrás. ¿Qué oculta?
En cuanto a Ryu pronto tendremos noticias de él, sigue hospitalizado y Nabiki clama porque despierte pronto, sobre todo porque Soun puso a Kuno encima de ella, no la deja en paz y hasta la acosó bruscamente en el estacionamiento, pero mi bella castaña no se deja intimidar y se defendió como siempre.
Ahora bien, las preguntas que Ranma se hacía en el cementerio son las que algunos de ustedes quieren saber.
¿Por qué Nodoka fue a trabajar de nana, conociendo a Soun con anterioridad? ¿Por qué Soun la mandó a asesinar al igual que a su esposo? ¿Ella lo sabía?
Pues en el próximo capítulo, una anciana llamada Sadashi le revelará a Ranma la última pieza de su rompe cabezas.
¿Qué descubrió Akane? ¿Por qué llama con urgencia a Ranma? ¿Qué sucederá entre Taro y ella en ese segundo encuentro?
Todo eso y más en el siguiente capítulo. Si te gustó, te invito a dejar tu preciado review, amo leerlos.
Un saludo especial a Lauann, no imaginas cuanto me animaron tus bellas palabras. Te lo agradezco, porque mencionas que no sueles escribir, feliz de que te hayas animado y del efecto que provoquen mis historias en ti. Te envío un abrazo virtual y espero volver a leerte.
Gracias a todos por sus palabras de ánimo, hoy me encuentro mejor de salud.
Pd: los invito a leer mi historia (one shot) para la dinámica de Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma, titulada "Mi destino eres tú" con Ranma y Akane.
Desde Chile una fanática más de Ranma ½
Sweetsimphony._
