konnichiwa minna! aqui esta el segundo capitulo, otra vez tengo kosas ke decir... kreo ke esto si es algo alternativo sobre todo por las personalidades de los padres natsume, yo no creo ke en la serie hayan sido tan ojetes, pero bueno aqui si lo son porke si no no habria historia XD

FIGHT 2: Arreglos

Sucedió kuando Maya tenia doce años. Lo recordaba bien. Ese dia, ese incidente...

La chica venia cargando un par de cubos de agua mas grandes ke ella misma. Y su casa estaba sobre una colina…

Kaima y Miya los entrenaban a los dos en artes marciales, explotando al maximo los talentos de sus hijos. Ese tipo de faenas eran parte de su preparación.

Shin no estaba. Lo habian mandado fuera, a hacer alguna cosa…

La niña estaba toda salpicada de agua en el cabello, en la ropa y en la cara. Sin embargo, no se detenia ni un momento a tomar aliento. El sudor ya perlaba su nivea frente.

Llego a la entrada de la casa, en donde se encontraba una especie de patio de entrenamiento.

Maya evaluo su tarea.

Mal, muy mal.

Habia derramado demasiada agua.

Eso ameritaba quedarse sin comer, o estar toda la tarde en equilibrio sobre un poste, enterrada en el jardin o kolgada de cabeza… Todo por la disciplina. Todo por su bien.

Miya, enfundada en un soberbio kimono color lavanda, aguardaba, recargada en el marco de la puerta, con la cadera ligeramente echada hacia un lado.

Tenia su elegante pipa entre sus finos labios.

Al llegar Maya, la apago.

La chica se dio cuenta de que la habia consumido casi toda, lo que queria decir, que seguramente se habia tardado mucho.

Miro a la mujer, con una mezcla de respeto y temor.

Sin embargo, ella no le recrimino, por lo que Maya intuyo que algo estaba pasando.

- Maya, ven aca- dijo, con su voz distinguida, haciendole señas para ke dejara los baldes.

Ella obedecio, algo desconcertada.

Miya se inclino, tomo sus mejillas entre las manos, y se quedo mirandole el rostro.

- ¿Qué pasa, madre?

- Tengo ke hablar contigo, de algo muy importante… Mmmm- sus ojos la recorrieron de arriba abajo. Su cuerpo aun era muy infantil-. Estas toda mojada… Mmmm… -parecia ke Miya hablaba consigo misma-. No es lo mejor, pero ke se le puede hacer…

Volvio a examinarla, esta vez, caminando a su alrededor.

- No importa. Ven conmigo. Voy a presentarte a alguien. No hables mas ke lo necesario. Mmmm… Lastima ke no hay tiempo de arreglarte… Pero es necesario ke te vea ya…

- ¿Quién es, madre?

- Te dije ke no hablaras mas ke lo necesario. Vamos.

La llevo de la mano, agarrando firmemente su muñeca entre sus largos dedos.

Conforme se acercaban al estudio de atrás, Maya fue distinguiendo a contraluz la silueta de su padre, sentada frente a la de alguien mas.

La voz era masculina.

Miya recorrio la puerta.

- Siento la demora- dijo, aunque su voz no tenia tono de disculpa-. Aquí esta ella.

Le indico a Maya ke entrara.

Ambas miradas, la del extraño y la de su padre, se clavaron en ella.

No hablo, so pena de unos cien azotes por desobedecer a Miya.

Pero si pudo inspeccionar al hombre.

Tenia por lo menos treinta octubres, muy mal llevados, y era mas feo ke una excomunión. Las mejillas flacidas, caidas a ambos lados del rostro, como cueros vacios.

Pero estaba ataviado komo todo un militar, y sus ojos negros y pequeños brillaban kon un misterioso destello.

Le dio la impresión de ke era alguien cuya autoridad nunca era cuestionada.

- Me parece adecuada- murmuro, con voz ronca y aguardientosa-. A ver, niña, ven para aca.

Pasmada, Maya se quedo clavada en su lugar.

- Maya- dijo Kaima, grave komo siempre- Ve con el.

Un pie despacio tras el otro, la niña se acerco, echandole furtivas miradas a su padre.

De pronto, palidecio y sintio ke se le helo el alma.

Las manazas del hombre se habian posado sobre sus caderas y palpaban toda la zona.

Quiso decir algo, hacer algo, pero estaba petrificada.

- Esta algo flacucha… Quiza no sea buena para tener hijos…

Maya balbuceo algo. El sujeto empezo a recorrer tambien sus piernas.

Sus padres solo observaban, sin ninguna expresión.

- Aunque tal vez si sea adecuada- dictamino el hombre, dejando de tocarla.

En cuanto se vio libre del contacto, Maya reacciono y se echo a correr lejos de aquel hombre. Pero, por el nerviosismo, se tropezo con su propia ropa y aterrizo en la duela.

El hombron se echo a reir.

- Levantate- le ordeno Kaima- Y pide disculpas.

- Pe… pe… pero…

- ¿Pero?

- Este hombre es el general Sangbai- informo Miya, agria-, y mas vale que lo empieces a respetar…

- Esta bien, Miya-san- replico el aludido, entre espasmos de risa-. Con el tiempo… Yo le enseñare lo que necesita…

- Puedes retirarte- insto, seco, Kaima.

Maya salio de ahí a toda prisa.

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- ¿Qué te pasa, hermana? Has estado muy callada últimamente- observo Shin, kon tono animado.

A diferencia de su hermana, quien seguia luciendo komo una niña, el se estaba convirtiendo en un muchacho apuesto y fuerte.

El sol brillaba sobre sus hombros desnudos.

- Nada, no es nada- replico la chica, aunque su rostro tenso y ausente la contradecia.

Preferia no hablar de eso, aunque por dentro el temor la acechaba. Recordaba esos ojillos brillantes e inmediatamente le entraba la repulsión.

Sin embargo, aunke ella no dijera nada, el chico sabia ke algo andaba mal.

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Una tarde, mientras pasaba por la habitación de su hermana, oyo la voz de su madre, dentro, en tono de advertencia.

Se asomo.

Maya no decia nada, y mantenia la mirada apartada.

Estaba vestida kon un atavio lujoso, ke no iba a juego con su cara de preocupación.

Alcanzo a pescar algunas frases sueltas.

- Y es por eso ke no debes protestar… te entrenara bien… tu debes ser una esposa obediente…

¿Esposa!

Pero si solo tenia doce años…

Shin estaba estupefacto e incredulo.

- Mañana a primera hora, el general Sangbai estara aquí. Mas vale ke estes lista.

Y salio por la puerta, echandole una penetrante mirada a su hijo.

El chico volvio a mirar dentro del cuarto de Maya.

La chica, desangelada, se habia dejado caer sentada en su cama.

Shin se metio, con la urgencia de hablar con ella.

¿Se la llevaban? Era inconcebible.

- ¡Maya¿Qué pasa¿Quién es ese general?

Ella levanto su rostro. Sus grandes ojos azules reflejaban la aprehension.

- No se… Solo lo he visto una vez…

Volvio a bajar la cabeza.

- No quiero irme con ese hombre, hermano… No se ke voy a hacer…

El chico le puso las manos en los hombros. Trato de ordenar el caotico rio de pensamientos y sentimientos ke se habia desatado en su sistema.

- No te preocupes- dijo al fin, con voz tranquila y tranquilizadora, aunque su semblante se habia vuelto sombrio-. No tengas miedo… Yo te voy a ayudar… Te lo prometo.

- Pero¿komo? No hay manera, no hay…

- Te prometo ke no lo voy a permitir… Tu duerme tranquila esta noche, hermana.

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Shin era un chico de gran temple, y tenia muy claro lo que queria…

A ella la queria mas que a nada en el mundo.

No iba a dejar ke la hicieran llorar, y tampoco iba a dejar que la arrancaran de su lado.

Sabia lo que iba a hacer.

La determinación era otra de sus caracteristicas, y ya se dibujaba, intensa, en su juvenil rostro.

bueno pues hasta aqui esta vez, ya se va a ir desarrollando la historia, va a ser un poko larga pero no demasiado, espero

un saludo para mi hermano: YA ME TIENES HASTA LA M...! XD no escierto muchas gracias por komentar el fic, ojala ke fueras komo Shin, no lo eres, ni modo, komo tu dices: a falta de pan, tortillas! jejejejeje bueno y en kuanto a la historia, si Maya te parece deskonsiderada, esperate a los siguientes capitulos la vas a odiar jejeje pero no es tan mala! ya perdonala