Fiesta
Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.
Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.
Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.
Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.
—O—
El flamante evento de la postura de argollas de la hija del medio de Tendo, sería en el Hotel Ritz Carlton, Tokio. Un lujo típico de Soun aunque se sabía que el "novio" era muy extravagante y desquiciado a la hora de gastar sus yenes. Con la ayuda de Akane, Ranma pudo hacerse un perfil de la clase de tipo que era ese tal Kuno. Un verdadero amante de los negocios, seductor innato y cuando algo le gustaba lo conseguía a toda costa, no por nada, el viejo de Tendo lo había elegido como el esposo perfecto para su hija Nabiki.
Era evidente que Soun quería hacer gala de su poder, al mostrar la unión de las dos familias todo mundo sabría que el imperio Tendo se extendería a China, pues el novio realizaba la mayor parte de sus negocios en ese país.
Esa tarde tan solo una hora antes de llegar al evento, Kimura decidió no asistir cosa que descolocó a Ranma.
—¿Por qué? —preguntaba el azabache.
—Porque no quiero verle la cara, porque si lo hago le dispararé en la frente —respondió serio.
—¿Y acaso eso no es lo que ambos buscamos? —cuestionó su hijo.
—No Ranma, quitarle la vida así como así sería como premiarlo, ese infeliz merece la peor de las muertes —sentenció el líder del clan.
—No estoy de acuerdo, entiendo a lo que te refieres pero siento que sería mejor que nos vieran juntos.
—Tú solo lúcete, déjale en claro quién eres y el poder que tienes. No solo usando el apellido Yamamoto, sino que sobre su hija -hizo mucho hincapié en esto último.
—Le pediré a Taro que te acompañe —se apresuró a decir, pero él se negó.
—Quiero que lo lleves, quiero que observes a tu hermano, necesito saber si tiene lazos con los Yoshida ¿comprendes?
Ranma solo asintió, caminó hasta donde Kimura y lo abrazó fuertemente, besó el dorso de su mano en donde un rocoso anillo de oro decoraba uno de sus dedos…
—No seas sentimental hijo —mencionó Kimura.
—Saldrá todo bien, iremos con nuestros mejores hombres. En cuanto llegue te contaré todos los detalles —dijo muy entusiasta y este le sonrió.
El ojiazul se encaminó hacia la puerta, debía ir por su socia quien había estado toda la tarde encerrada en la alcoba que compartían, sin embargo, su querido padre lo detuvo llamándolo…
—Ranma
—¿Qué sucede? —giró a verle.
—Llévalo contigo —musitó tomando sus manos, este abrió sus ojos sorprendido.
—Claro que no, esto no es…
—Te lo has ganado —interrumpió.
—Pero es único, es decir, te pertenece —Kimura alzó su mano y tomó el rostro de Ranma —No llevas mi sangre, pero compartimos el mismo sentimiento por ese maldito, que nada detenga tu cometido porque solo entonces podré estar en paz.
Con eso en mente, Saotome subió rápidamente las escaleras encontrándose con un elegante Taro.
—Te espero en la limosina —señaló.
—Bien, iré enseguida —respondió Ranma.
Si bien ninguno había vuelto a insultarse la relación entre los dos se había quebrado luego de la caída de Akane escaleras abajo, Taro nunca quiso las disculpas de su hermano, y este último lo tenía en la mira luego de la investigación que su socia había conseguido acerca de él.
Ranma fue por su saco a la alcoba de al lado ya que allí tuvo que vestirse luego de que Akane no lo dejase entrar, se vio en el espejo y su atuendo era impecable, de diseñador exclusivo para tan magnánimo evento. El tono negro impecable y su camisa de satín blanca debajo del saco junto a su perfecta humita lo hacían ver fresco, elegante y encantador.
El azabache se dirigió a la alcoba en donde se encontraba su compañera, tocó una vez y la chica del servicio abrió…
Estaba anonadado, su encantadora socia llevaba un vestido azul noche con diminutas piedrecillas que brillaban por toda la tela, un corte profundo en su pierna derecha para brindarle comodidad al caminar, aunque eso era lo de menos, casi su muslo completo se podía apreciar. Entallado a su pequeña cintura la tela cubría sus hermosos y redondos montes, el escote era perfecto aunque no así el de su espalda, ese era divino… sin poder evitarlo recordó la primera vez que la vio en aquella fiesta, también notaba su lozana espalda.
—¿No te gusta? —preguntó Akane esperando una respuesta, pues su rostro no demostraba nada.
—Te ves hermosa –soltó, la chica del servicio le sonrió muy cómplice a Akane— Eso, se te ve muy bien —agregó.
—¿El vestido? —cuestionó ella.
—No, digo sí, me refiero a lo que llevas en el cabello —dijo luego de tartamudear como un bobo provocándole una sonrisa a Akane.
—Ah… me lo dio Kimura esta mañana, le perteneció a mi madre —mencionó su socia.
—¿En serio? A mí también me obsequió algo importante —Akane le pidió a la chica que se retirara.
El pasador de diamantes rosa que Akane lucía en su cabello era un regalo que Yamamoto le dio a su querida Naoko, pensó que se luciría en ella y simplemente se lo dio.
—¿Qué es? —preguntó ella.
Ranma sacó el fino y costoso objeto de su bolsillo, Akane abrió la boca sorprendida… iba a preguntar algo importante pero los guardias tocaron a la puerta, era hora de irse.
Salieron de la alcoba tomados de la mano, caminaron y bajaron uno a uno cada peldaño de aquella escalera, abajo los esperaba Kimura quien sonrió al verle juntos.
—Eres idéntica a tu madre —esbozó un poco emocionado.
—Gracias —respondió ella.
—Cuídala, disfruten y por sobre todo sean cautelosos —aseveró Yamamoto posando su mano sobre el hombro de Ranma.
Se despidieron entusiasmados, aunque Akane iba un tanto nerviosa, haciendo uso de todas sus facultades lograba ocultarlo sin embargo eso no duraría demasiado. Cuando entraron a la limusina Taro la quedó viendo anonadado, la antipática Tendo, la mujer que su "hermano" eligió se veía espectacular, o más bien apetecible. Miró hacia otro lado intentando ocultar el deseo de seguir viéndola, Ranma lo miró serio y es que ya no estaba ciego con quien lo recibió tan fraternalmente, además, su instinto, su hombría y su orgullo le alertaban que la mirada lasciva de Taro sobre su socia, podría convertirse en algo más.
—¿Y Kimura? —preguntó para acabar con el incómodo silencio.
—No estaba listo —respondió Ranma.
—¿Cómo? —cuestionó al tiempo que Akane le lanzaba una mirada, ella sabía la verdad pero no imaginó que la omitiría.
—Lo que oíste, quiere irse solo —respondió el ojiazul.
—Entonces me iré con él —se apresuró a decir moviéndose de su asiento, Akane reaccionó rápido cerrando la puerta cruzando sus piernas delante de él, Ranma puso su mano en el hombro de Taro.
—Quiere llegar solo —insistió serio. Taro se echó hacia atrás y se cruzó de brazos.
—Igualmente no entiendo para qué voy —masculló con sorna— es la postura de argollas de una Tendo —escupió como si el apellido le diera repulsión.
—Ya basta, no quiero más comentarios de ese tipo Taro, vas porque eres un Yamamoto y punto —finalizó el azabache dejándolo en silencio.
Entonces el chofer emprendió el camino, sería unos cuarenta minutos de trayecto hasta el hotel.
—O—
Casona Tendo…
Soun comenzaba a perder la paciencia, su hija Nabiki estaba encerrada en su alcoba desde hace dos días. Ni siquiera el casi novio le había visto la punta de la nariz, por lo que ambos estaban más que fastidiados con la actitud negativa de la castaña.
—La vas a buscar tú o tiro esa maldita puerta Kuno —masculló Soun muy impaciente.
Tatewaki asintió, caminó escaleras arriba y fue por ella, pero justo cuando iba a tocar la puerta se abrió dejándolo boquiabierto, Nabiki estaba más que lista para ir a su fiesta.
—Al fin —salió de su boca.
—Menos mal te ves decente —escupió la castaña al notar que Kuno iba muy elegante.
—Te ves tan sensual, te haría mía ahora mismo —musitó acercándosele pero ella lo esquivó y caminó un par de pasos.
—Me tocas te mueres, tú eliges —replicó Nabiki.
—Pronto serás mía, ¿cuál es la diferencia?
—Pobre iluso —vociferó ella soltando una sonora carcajada, continuó su andar mientras él se perdía en sus poderosas caderas, la mujer era osada y hacía uso de sus dotes para ser el centro de atención.
Llevaba puesto un vestido corto en color negro, a medio muslo y pero con demasiada trasparencia, apenas y cubría lo esencial, muy característico de Nabiki Tendo aunque ella estaba consciente de que esta vez rompería ciertos esquemas y es que molestar al idiota de Kuno y de paso a su padre era lo único que la alentaba a continuar o más bien a que la noche la divirtiera un poco.
Esta vez, eran dos limosinas de lujo, en una iba Soun y en la otra los "casi novios"
—Quizás quieras cambiar tu atuendo, creo que a tu padre no le convencerá —comentó Kuno una vez dentro del elegante coche.
—No me importa, soy Nabiki Tendo hago lo que se me dé la gana —replicó ella.
—Pero ahora serás mi mujer —masculló Kuno.
—No seré nada, esto es una parafernalia de mi padre y tuya ¿comprendes? Solo sonríe a las cámaras y a esa tropa de malditos mafiosos y políticos que asistirán, la elite te necesita para seguir con tu lavado de dinero ¿o no?
—Me importas, te lo dije, ¿por qué no me crees? —arremetió con pose de víctima.
—Porque si de verdad estabas interesado en mí, no hubieras intentado tocarme sin mi consentimiento, yo no olvido Kuno —lo miró fijamente, el hombre recordó el episodio en el estacionamiento del hospital.
—Eso no es nada, no te hice nada.
—Porque no pudiste, porque sé defenderme –-aclaró ella.
—Y entonces ¿no me perdonarás? —preguntó esperanzado.
—No, puedes morirte no me importas.
Eso último colmó la paciencia de Tatewaki quien dejando atrás su postura de "buen casi novio" la tomó firme de la muñeca y la acercó a su rostro.
—Todo tiene un límite, eres una engreída, ser una Tendo no te salvará de mí —escupió.
Nabiki lo miró llena de odio y resentimiento, no sabía cuánto más soportaría a ese bueno para nada, lo mejor era eliminarlo, esa era su única salida y buscaría el momento preciso para llevarlo a cabo.
—¿Quién te dijo que quiero salvarme? —Cuestionó desafiante, este frunció el ceño— prefiero quemarme en el mismísimo infierno, pero te llevaré conmigo ¿comprendes?
Tatewaki se alejó un poco y la soltó, la miró con los ojos entreabiertos, sabía que ella era de armas tomar, sintió que si la seguía hostigando no daría cuenta de cuando una bala lo atravesaría sin más. Y es que la gran Nabiki Tendo tenía fama dentro del círculo de la mafia, siempre admirada y codiciada por muchos, los hombres la buscaban le regalaban las joyas más caras del mundo, sin embargo ella solo recibía y jamás daba su brazo a torcer, un rumor se esparció de quien osó tocarla y propasarse con ella, el hombre apareció muerto y con tres balas en los genitales muriendo desangrado.
—En verdad serías capaz de…
—¿Quieres saber a cuántos he matado? —Kuno asintió temeroso de su respuesta— no lo sé, no llevo la cuenta sabes, pero fueron unas sucias ratas que se cruzaron en mi camino.
—Tienes el don que se requiere para este negocio Nabiki, no entiendo por qué no deseas que te toque cuando yo muero por hacerlo contigo, acaso es por ese ¿tipo?
—No tengo deseos de un matrimonio arreglado, no tengo tiempo para romanticismo, no es por nadie simplemente no me da la gana.
—¿Estarás con esa puta actitud toda la noche? —gruñó Kuno.
—Intenta no acercarte, solo así podré disimular muy bien lo mucho que me repugnas —replicó ella.
El resto del camino Kuno no le quitaba los ojos de encima, Nabiki miraba por la ventanilla del coche ignorándolo como tantas veces, su corazón estaba lleno de desazón, desde que sabía la verdad detrás de la muerte de su madre, el hostigamiento a Kasumi y a su pequeña sobrina, el empecinamiento con Akane, todo, cada cosa que su padre hacía era horrible y todavía quería casarla con un maldito loco lleno de fetiches, solo esperaba que la fiesta a la que iba pasara algo emocionante o terminaría acriminándose con Tatewaki.
En cuanto el coche frenó se abrió la puerta, el primero en bajar fue Kuno quien volteó para tomar la mano de su sensual pareja, ella no muy convencida pero bajo la lente de varias cámaras accedió a ello, y es que Soun se había encargado de llamar a la prensa, porque claro era un evento magnífico para uno de los "empresarios" más codiciados de Japón, porque esa era su careta, la hija de Tendo se comprometía y quería verlo en todos los periódicos al día siguiente.
Miradas de sorpresa, de impacto, de lasciva lujuria por parte de muchos hombres que se encontraban allí hacia Nabiki incomodaron a Tatewaki.
—¿Eso querías cierto? —preguntó sin dejar de sonreír.
—Claro, es mi fiesta nadie debe verse mejor que yo –-aseguró ella zafándose.
Apenas puso un pie en el Hotel, Kuno quiso alcanzarla pero ella se escabulló entre los invitados que se acercaban a adularla y es que eso era típico de la castaña, escuchar las mentiras de aquellos sujetos que la llenaban de regalos esperando que los aceptara no solo por los negocios con su padre, sino que un revolcón por su cama no les caería nada de mal, pero eso nunca sucedió. Ella aceptaba los regalos y los humillaba burlándose de lo patéticos que eran por tratar de conseguirle favor solo por el hecho de llevar el apellido Tendo.
El salón era precioso, decorado con toques románticos las mesas iban cubiertas de manteles perfectamente blancos, un hermoso arreglo floral en tulipanes rosas y blancos decoraba como centro de mesa. Nabiki se sentó en cualquiera, le daba lo mismo, no había nada que celebrar. De pronto apareció el tal Hibiki, el nuevo asistente de papá…
—Señorita Tendo, su padre preparó otra mesa para usted y su familia —mencionó mostrando su colmillo.
—¿De qué familia hablas? Ninguna de mis hermanas está aquí, y ese cretino… todavía no es nada mío —soltó tomando la copa que el mesero traía en su charola.
La indiferencia de Nabiki le causaba mucha gracia al joven asistente, realmente le daba igual si ella quería o no estar allí, pero ante la mirada acusadora de Soun insistió.
—Permítame acompañarla hasta donde está su padre —musitó.
—Escucha Hibiki, solo encárgate de mi padre y ojalá de que beba tanto que no se pueda los pies al salir de aquí.
—Es día de celebración, no se preocupe —finalizó el ojimiel.
Nabiki se puso de pie, todo mundo la miraba, el atrevido vestido negro y lleno de trasparencia llamaba demasiado la atención, con su mirada más fría ignoraba los comentarios de quienes la rodeaban, de pronto sus almendrados ojos vieron a un hombre que le ponía el corazón muy acelerado, con una charola en la mano llena de copas de champagne…
—¡No puede ser! —exclamó a lo que Hibiki la miró confuso.
—¿Qué cosa? —preguntó dubitativo.
Pero entonces la gente se cruzó, la música comenzaba a sonar y la cara de ese hombre se perdió entre el barullo, Nabiki pestañeó varias veces sintió un nudo en el estómago ¿no era posible? Se preguntó, claro que no, de seguro había sido su imaginación y es que era tan intenso el deseo de verle que lo andaba soñando despierta. Caminó un tanto insegura y llegó a la mesa en donde su padre y su seudo novio la esperaban.
—Hija ¿qué te parece? –preguntó Soun alardeando del evento.
—Cómo tú papá, escandaloso —soltó sin ánimos bebiendo una copa de champagne de un solo tirón.
—Bebe con cautela cariño, todavía no te entrego ni la argolla —dijo Kuno posando su mano sobre la de ella.
—Puedes quedártela —respondió Nabiki.
—Basta, hay mucha gente aquí para tus espectáculos –-replicó el patriarca.
—No me importa, no están las personas que más amo —arremetió ella.
—Hija, tu hermana mayor se fue y Akane fue invitada pero no creo que venga —se apresuró a decir.
—Te conviene emborracharme Kuno, ¡ya deja de tocarme por un demonio! —exclamó golpeando la mesa, los asistentes cercanos quedaron viéndola.
Tatewaki la soltó de inmediato, no quería escándalos y es que el compromiso atraería buenos negocios y debía salir todo impecable.
En tanto el asistente junto a unos cien, sí, cien hombres custodiaban la seguridad de Soun y del lugar, y eso era solo los que estaban cerca del perímetro.
Nabiki por su parte iba por su tercera copa, esta vez un coñac con solo tres hielos, era lo único que la calmaría en ese momento.
De pronto una persona venía rodeada de hombres llamando la atención de todos, Kuno se puso de pie y Soun lo observó.
—¡Ha llegado mi hermana! —exclamó muy alegre, la mujer era muy bonita, de cabellera negra como la noche larga y con ondas, labios bien pintados y unas pestañas espesas. Llevaba un vestido de diseñador, europeo quizás.
Los hermanos se saludaron estrechando un abrazo, Nabiki rodó los ojos, estaba asqueada de él y ahora tendría que soportar a la hermana.
—Les presento a Kodashi Kuno, mi hermana menor.
La mujer hizo reverencia y miró a ambos con amabilidad.
—Mucho gusto señor Tendo, mi hermano me ha hablado mucho de usted y de los buenos negocios que se concretarán con la unión de la familia —esbozó sonriente, aunque muy cínica.
—Es un gusto conocerte, tu hermano mencionó que vendrías espero que no estés tan cansada por el viaje —respondió Soun.
—Mi hermana ama la moda, viajó a Europa hace una semana pero se encontraba en China viendo nuestros negocios.
—No me perdería semejante evento hermanito —soltó acompañada de una carcajada.
—Ella es…
—Nabiki Tendo —respondió la aludida muy escueta interrumpiéndolo.
—Oh es hermosa hermanito —replicó a lo cual la castaña alzó una ceja y sin decir nada alzó la mano para llamar al mesero.
—Trae tu mejor vino y una copa por favor —musitó ante todos.
—¿Una copa? —preguntó Tatewaki.
—Por supuesto es para mí, si deseas vino pide el tuyo — respondió muy antipática, Kodashi sintió la negativa de su casi cuñada, miró a su hermano el cual avergonzado bebió mirando hacia otro lado.
Fue en medio de esa incomodidad que se escuchaba el murmullo, alguien venía entrando y todo mundo miró hacia el umbral principal, era una pareja, una que hizo que a Soun le hirviera la sangre.
Akane aparecía tomada de la mano de su peor enemigo, ese bastardo, o más bien huérfano que Yamamoto había decidido adoptar.
—¡Por un demonio! —exclamó Tendo.
—Oh sí, al fin —musitó Nabiki sonriendo triunfal.
—¡Cómo se atreve! ¡Cómo puede venir a presentarse con ese sucio infeliz! —gruñía Soun al tiempo que los hermanos Kuno se miraban un tanto confundidos.
Nabiki se puso de pie y se mareó un poco pero logró estabilizarse, alzó su mano con una sonrisa que nunca había visto Tatetawaki en todo este tiempo, quedó impresionado al verla tan hermosa y alegre.
—¡Akane! —exclamó, su hermana menor cruzó miradas con ella.
—¡Oh por dios, Nabiki! —chilló al verla, ella sabía que su hermana estaba mal, muy mal para estar sonriéndole.
—Vamos a saludarla, la última vez que vi a tu hermana me quería disparar —musitó Ranma muy suelto de cuerpo.
Un ligero apretón en el brazo de Ranma hizo que frenara su actuar, de soslayo la vio confuso, ella respiraba un poco agitada y sus ojos no dejaban de ver a su padre quien la miraba con total desapruebo.
—¿Le temes?
—Es un monstruo —respondió ella sin dejar de verle.
—Estás conmigo, él no te hará nada ¿sabes cuántos de mis hombres están hoy en este lujoso hotel? —Akane lo vio y negó— demasiados, cada invitado trae a su propia gente, muchos de ellos incluso visten de meseros, esto es así, es una fiesta pero nadie confía en nadie.
Akane tomó una gran bocanada de aire y lo miró con más confianza.
—¿Dónde está Taro? —preguntó ella al notar que no venía con ellos.
—En la esa mesa —señaló el ojiazul, ella se cercioró de que efectivamente era así.
De pronto llegaba otro invitado, un muchacho joven vestido elegantemente entraba acompañado de su guardaespaldas personal.
La joven pareja quedó frente a frente con el heredero del clan Yoshida, el muchacho miró a Akane asombrado por su belleza.
—Haru ¿me recuerdas? —preguntó Ranma.
—Claro, eres un Yamamoto —respondió haciendo una reverencia, saludo típico entre ellos más largo cuando se trataba de alguien mayor —y la dama es hija de Tendo ¿cierto? —preguntó el sujeto muy vivaz.
—Akane Tendo, gusto en saludarte —respondió ella.
—¿Qué hace una Tendo del brazo de un Yamamoto? —preguntó confundido.
—Pues somos novios —contestó Ranma muy seguro de sí— el rostro de Haru fue una mezcla de sorpresa y decepción.
—Qué lástima, me hubiese encantado invitarla a pasear por mis viñedos —sostuvo el joven y galán hombre.
—¿Qué tal si nos acompañas en la mesa, para que no estés solo? —preguntó Akane con una doble intención, Haru sonrió.
El joven heredero Yoshida era muy educado, tanto Ranma como Akane notaron que había quedado maravillado con esta última, pero no dejaba de ser un mocoso sin experiencia, sabía disimular pues su guardaespaldas siempre estaba recordándole cosas en secreto al oído, era como si cada paso que daba fuera muy pauteado.
Cuando se acercaron a la mesa la expresión de Haru al notar que Taro se encontraba allí cambió de súbito, el nerviosismo lo tomó por completo.
—Quizás en otra ocasión —comentó muy cordial, pero para ese momento Taro ya había notado a su hermano menor.
—Haru Yoshida, tanto tiempo —masculló saludándolo como si nada —Kimura siempre recuerda a tus padres con respeto, ven a casa, serás muy bien recibido —sostuvo.
—Tengo a una persona a cargo de los negocios con Yamamoto, pero gracias por la invitación, con su permiso Akane pero iré a mi mesa —se apresuró a decir muy cabizbajo.
Akane se molestó, el chico había sido muy natural pero era obvio que la cercanía con Taro le incomodó muchísimo.
—¿Tú qué te traes con ese niño? —preguntó ella mirándolo fijamente, Taro la observó sin expresar ninguna emoción.
—No sé a qué te refieres —contestó.
—Pues o le hiciste algo o no le simpatizas porque iba a compartir la mesa con nosotros y de pronto cambió de parecer —replicó ella.
—-Deja ya tu faceta de mala policía Tendo, ves cosas donde no las hay —este se giró y bebió de su copa.
Akane miró a Ranma y este le hizo una señal con la mirada, él también lo había notado, definitivamente Taro no tenía buenas intenciones, habló con su hermano no reconociéndolo como tal.
Entonces una mano suave tocó el hombro de Akane, ella alzó la vista y vio a su hermana Nabiki. Inmediatamente se puso de pie y la abrazó fuertemente, fue una necesidad, nunca sabía cuándo sería la última vez que la vería con vida.
Tanto Ranma como Taro observaron el fraternal abrazo entre las hermanas, pero ninguno escuchó lo que la castaña le susurraba al oído a Akane.
—Te dije que no quería volverte a ver —comenzó Nabiki.
—Yo también te extrañé —respondió.
—Esto será un infierno, apenas soporto toda esta puta parafernalia y tú estás en medio —replicó la mayor.
—Deja ya esa carga, Ranma se encargará de acabar con ese monstruo —musitó Akane, entonces Nabiki se separó y la miró a los ojos.
No, eso no era lo que ella quería… Nabiki siempre había protegido a sus hermanas de su padre, esta no sería la excepción.
—¡Tú! —Exclamó, Ranma la vio serio— debí dispararte aquella vez.
—¿Ah? —la vio Ranma con cara de inocencte.
Entonces Kuno se acercaba y Nabiki volvió a abrazar a Akane…
—Ese infeliz quiere casarse conmigo, pero lo mataré antes de que me toque, hasta pensé en una sangrienta luna de miel.
—Nabiki…
—Escucha, vete de aquí, no lo enfrentes no sabes cómo le arde que hayas venido con Saotome. Yo misma me encargaré de que nunca más te moleste —finalizó la castaña.
—Disculpen, creo que mi bella novia se pasó de copas —dijo Kuno al llegar a ella.
—Soy su hermana, puedo con ella —replicó Akane al notar que este intentaba sacarla de encima.
—No nos hemos presentado, mi nombre es Tatewaki Kuno, seremos familia —respondió saludándola.
—Yo la llevaré a su mesa —insistió Akane sacando la mano de Kuno del brazo de su hermana, el casi cuñado la vio con reproche pero no insistió.
Ranma la vio alejarse junto a Nabiki…
—¡Y te quieres emparentar con esa gente, estás loco Ranma! —exclamó Taro.
—Tú no entiendes el concepto de familia, ellas son muy unidas aunque no te lo parezca —replicó Ranma llevando la copa de vino a su boca.
A paso firme Akane llegó a la mesa principal, esa en la que solo Soun y la familia del novio podían estar. Acomodó a su hermana en la silla y cuando quiso irse su padre la tomó de la mano…
—Siéntate —pidió firme, Akane hizo tal y como solicitó— ¿Tanto me odias, que no eres capaz de saludar a tu padre envejecido? —cuestionó.
—Vine a ver el compromiso de mi hermana, no a ti —respondió hiriéndolo.
—Qué pena que pienses así, pues yo esperaba ver tu compromiso antes que el de Nabiki. Ryu sigue en el hospital pero lo están atendiendo los mejores médicos.
—Me alegro por él, en verdad espero se recupere pronto. Aunque esa boda no se hará, ya estoy comprometida —señaló mostrándole el anillo de brillantes que llevaba en su mano.
Soun enojado golpeó la mesa y la miró fijamente, hace mucho que no veía los dulces ojos de su pequeña hija.
—He sido muy condescendiente contigo Akane, dejé que te fueras muy joven de casa, te convertiste en policía deshonrando tu apellido, luego dejas tu trabajo y te vas con ese despreciable hombre que sabes que odio con todas mis fuerzas —se detuvo unos segundos y continuó— y ahora vienes aquí a enrostrarme que te has comprometido con el heredero de ese clan ¿un huérfano don nadie? ¿Un simple bastardo aparecido y ex convicto?
—Lo amo —respondió Akane tan sinceramente que Nabiki se sorprendió.
—¡Cómo dices! —exclamó su padre aún más enfurecido.
—Cómo lo oyes, me enamoré del hombre a quien le desgraciaste la vida —respondió muy segura de sí.
Nabiki disfrutaba la declaración de su hermanita y es que el rostro de Soun se transformó, su malvada sonrisa la ocultaba detrás de la copa de coñac que le acababan de servir, Kuno y Kodashi no entendían nada se miraban confusos.
—¿A quién le desgració la vida tu padre? —preguntó Kuno cerca del oído de Nabiki, ella se giró y lo miró con desprecio.
—No te entrometas en asuntos ajenos —respondió ella.
Soun tomó firme del brazo a su hija atrayéndola hacia él, Ranma quien observaba la escena desde su mesa se puso de pie.
—¿Qué crees qué haces? —cuestionó Taro.
—No te entrometas —respondió, pero este le siguió y lo detuvo sujetándolo firme.
—Es una Tendo, Soun podría matarte no estás en tu territorio —soltó Taro muy serio, Ranma se deshizo de su agarre.
—Akane es mi mujer, ni siquiera su padre la puede tocar ¡que te quede claro!
Mientras tanto Soun le decía muchas barbaridades a su hija, cómo que acabara con el espectáculo porque su querido amor terminaría bien muerto al igual que su madre. Akane intentó ponerse de pie pero este la sujetó del hombro obligándola a sentarse nuevamente, entonces la mano de Ranma tomó la muñeca de su enemigo levantándola y ejerciendo presión, ambos hombres se vieron con el mayor de los odios.
—No vuelva a tocarla, no lo haga porque perderé los estribos en la fiesta de compromiso de su querida hija.
Todo mundo los observaba con mucha atención, el ambiente se tornó extremadamente tenso y es que era más que sabido que ambos clanes eran enemigos.
—Ranma… —susurró Akane poniéndose de pie, el azabache tomó su mano y la puso tras él sin soltar la mirada y la muñeca del viejo patriarca Tendo.
—Te gusta jugar con fuego ¿bastardo? —cuestionó y también se puso de pie.
Entonces la bella música en vivo dejó de sonar, Kuno se puso de pie y…
—Por favor, esto es una fiesta —alcanzó a decir.
—¡Cállate! —recibió al unísono de los dos hombres que tenía frente a él.
Entonces uno de los meseros pasó por el lado de Nabiki entregándole un diminuto trozo de papel, ella lo ocultó disimuladamente aunque un par de ojos negros la miraban con desdén.
—Amo el fuego tanto como a su hija ¿quiere probarme? —desafió él ejerciendo aún más presión en la muñeca del viejo.
—¿Quieres morir? —preguntó Soun posando su mano libre sobre el hombro de Ranma.
-Basta ya señores —dijo Taro trayéndolos en sí— Tendo, tú nos invitaste a una fiesta pero nadie baila aquí, esto parece más un funeral —mencionó a viva voz, los presentes soltaron carcajadas llenas de nerviosismo, la música comenzó a sonar nuevamente.
—Tienes razón, Tatewaki baila con Nabiki ¿quieres?
—Claro —respondió, pero resultó ser que la castaña se había esfumado ante sus ojos de la mesa, Kuno miró a todos lados y Kodashi se puso de pie.
—Baila conmigo —soltó la morena llevándose a su hermano a la pista.
—Akane —habló Soun una vez Ranma lo soltó— cuando tu prometido salga del hospital, iré por ti incluso usando un tanque —masculló lleno de sorna.
—Para entonces su hija será mi esposa, disfrute el tiempo que le queda —finalizó llevándose a su prometida —no nos sigas— ordenó a Taro quien quedó estupefacto por la forma en que se plantó frente a Tendo.
Soun vio alejarse a su pequeña hija de la mano del hombre que le declaraba la guerra y eso no lo aceptaría jamás.
—¿Cómo fuiste capaz de callar? —cuestionó Soun a Taro.
—No me vengas con majaderías, sabías que esos dos hasta duermen juntos ¿qué esperabas?
—Sepáralos ¡ya! O tu pequeño hermano sufrirá las consecuencias ¿comprendes?
—No metas a Haru en esto, es mi asunto.
—Si para mañana Akane no está en mi casa, mandaré a quemar los viñedos de tu familia —Taro abrió los ojos furioso— con tu hermano dentro —sentenció dejándolo frío.
Por más que quisiera, Taro todavía no tenía ni la mitad del poder que poseía Tendo. La amenaza sobre su hermano y sus campos era real, bien lo sabía y es que hace muchos años sus padres pagaron la consecuencia de haber elegido a Kimura como aliado.
Mientras tanto, fuera del salón principal una glamorosa Nabiki caminaba a paso seguro cruzando el hall bajo la atenta mirada de Hibiki, quien vio como ella se dirigía al elevador, piso veintitrés exactamente.
La castaña volvió a mirar el trozo de papel, era el número de una habitación, miró el largo pasillo y caminó sobre sus tacones de aguja y alistó su pequeña bolsa en caso de tener que defenderse ya que siempre iba preparada. No sentía miedo alguno, más bien curiosidad, cuando llegó frente a la puerta esta se abrió de súbito tomándola por sorpresa.
Sus miradas se fundieron el uno en el otro, ella estaba paralizada y es que la última vez que él la vio de esa forma unos segundos después un camión lo embestía con fuerza. La mujer parpadeó varias veces incrédula de lo que sus orbes apreciaban y lejos de ponerse contenta lo empujó muy enojada hacia dentro, este cerró la puerta de inmediato apenas ella avanzó.
—¡Maldito cretino! —Gritó iracunda volviéndolo a empujar— ¿no dirás nada? Llevo semanas esperando que abras esos ojos y te presentas así, aquí, en esta mierda de fiesta —volvió a golpearlo en el pecho dos veces más.
Kumon había despertado de su letargo, ella no lo sabía, mucho menos que iría al hotel. El hombre tomó el rostro de su acompañante y lo acunó fervoroso, la había extrañado demasiado y entonces dejó salir todo su deseo, la besó con ímpetu sorprendiéndola. Ella no podía cerrar los ojos mientras que él la besaba con pasión, sin embargo muy a su estilo la sensual mujer se ofendió y se separó de él bofeteándolo con fuerza, no era la primera vez que recibía un golpe de aquellos de su querida Nabiki.
—¡Por qué me besas! ¡Quién te crees que eres para tocarme! —chilló con el corazón acelerado a mil.
—Soy el único que te podría besar —replicó él.
—¿Quieres regresar al hospital? —cuestionó llena de ironía.
—Nabiki, yo te amo —declaró dejándola estática.
Ella no movía un solo músculo, Ryu la observaba y esperaba una respuesta de su boca, ¿en dónde estaba aquella provocativa Nabiki?
Entonces ella dio un paso al frente, se acercó lo suficiente para acortar cualquier tipo de distanciamiento entre ellos.
—¿Dices que ya no me ves como tu hermana? ¿Ya no te casarás con Akane?
—¡Por supuesto que no! —exclamó.
—Demuéstramelo —solicitó firme ella.
—Lo acabo de hacer —replicó él.
—Por favor… ¿ese beso? no es nada —contestó tomándolo de la chaquetilla que llevaba.
Nabiki envolvió sus largos brazos desnudos alrededor del cuello de su amado, sus frentes chocaron suavemente y esta vez volvieron a besarse pero era distinto, porque ambos degustaban sus bocas envolviéndose en un dulce y seductor juego que ella esperaba hace mucho tiempo. Las manos grandes de Ryu acariciaban la fina línea de su espalda, mientras ella afianzaba sus manos a su nuca como si ese mágico momento no debiese acabar jamás.
Fueron moviéndose al ritmo de un canción lenta, las piernas largas y bien torneadas de Nabiki chocaron contra la mullida cama, al fin se demostrarían lo mucho que se amaban, lo que se deseaban, era tan perfecto que en cuanto Ryu la posó sobre la cama ella creyó estar soñando una de sus tantas fantasías picantes, los dedos de su amado acariciaban sus largos brazos mientras su boca se hacía lugar en ese recoveco entre su clavícula y su cuello, Kumon busca el cierre del bendito vestido cuando alguien llamó a la puerta de la habitación. Ambos frenaron sus caricias por breves instantes, solo oían sus respiraciones un poco agitadas, la castaña lo acercó plantó un beso en sus labios al cual no pudo más que ceder, sin embargo ahora tocaban a la puerta con más brusquedad.
Ryu se incorporó sacando el arma que traía en la parte trasera, Nabiki negó no quería interrupciones, era su momento, pero su amante le hizo un gesto de que guardara silencio.
—Es la mujer que estaba sentada en la mesa junto a tu padre —susurró cuando vio la imagen por la pantalla que ofrecía el hotel.
—¿Kodashi?
—Iré a decirle que se equivocó…
—Claro que no, tú sigues en el hospital ¿recuerdas? Solo déjamela a mí —replicó Nabiki poniéndose de pie.
Caminó hasta la puerta, esperó a que Ryu se ocultara y abrió…
—¿Qué deseas?
—Mi hermano te anda buscando —respondió en el acto.
—¿Y eso a ti qué te importa?
—Eres una descarada, vi al hombre que te pasó ese papel —Nabiki enarcó una ceja.
—¿Sí? ¿Cómo era?
—No pude ver su rostro, estoy segura de que está adentro contigo —señaló entrando a la habitación, pudo ver que estaba todo impecable.
—Así es que eres una puta chismosa —soltó Nabiki— ve y dile a tu hermano lo que viste —comentó ella ante lo cual la morena hizo un mohín de disgusto.
—A mí no me engañas, con ese vestido se nota lo zorra que eres.
—Ah… eso ¿te molesta? Que mi cuerpo luce mejor en él que en ¿ti?
—¡Cómo te atreves! —exclamó alzando la mano para golpearla per Nabiki sujetó su mano.
—Escucha esto Kodashi, puedes ir y decirle a tu hermano que me viste teniendo sexo con quien a ti se te ocurra, Tatewaki no me interesa en lo más mínimo, no me veas así se lo he dicho unas cien veces… pero él insiste.
—Si descubro al hombre con el que estabas a punto de revolcarte, te juro que —Nabiki se hartó de oírla chillar, la tomó del cabello y la arrastró fuera de la alcoba entre gritos y unos cuantos pelos menos, la tiró al suelo con desprecio.
La castaña se devolvió y cerró la puerta no importándole lo que su casi cuñada haría.
Ryu salió del baño y le sonrió cómplice, el carácter del demonio de Nabiki era una de las cosas que más lo enamoró.
—O—
En el salón principal se seguía sirviendo los mejores licores, la comida era un manjar que degustaban entre ellos, pronto comenzaría la ceremonia de postura de argollas, pero los protagonistas de la inolvidable velada no aparecían por ningún lugar, Soun perdía la paciencia y había enviado a sus hombres a buscar a Nabiki quien había sido vista yéndose del salón sin decirle nada a nadie.
Por otro lado Ranma estaba preocupado por Akane…
—¿Segura que estás bien? —preguntaba por tercera vez.
—Sí, lo estoy —respondía ella.
—Mira cómo dejó tu brazo, debería ir y cortarle la… —de pronto los ojos caramelo de su socia no dejaban de verle —¿Qué sucede? —preguntó.
—Lo haces tan bien, que casi te creo —mencionó ella confundiéndolo.
—¿A qué te refieres? —volvió a preguntar, pero entonces notaron a los hombres de Tendo moverse entre los asistentes, gente del clan Yamamoto se le acercó a Ranma a decirle que el patriarca del clan enemigo estaba furioso, que la novia no aparecía y la fiesta apenas empezaba.
—Iré a buscarla, no es primera vez que Nabiki le hace desaires —dijo Akane preocupada.
—Por ningún motivo, si tu hermana no está aquí es por algo, vamos aprovechar el momento —refutó tomando su mano.
—¿Qué haces Ranma? —cuestionó al ver que iba directo a la tarima que estaba preparada para los novios.
El azabache la miró y se le acercó al oído para susurrar un…
—Confía en mí.
Tomó el micrófono y los músicos hicieron una pausa al verlo.
—Buenas noches a todos los asistentes, mucho de ustedes me ubican, soy Ranma Saotome, represento al clan de Kimura Yamamoto —hizo una reverencia y en cuanto alzó la vista vio a Soun con la vena del cuello tan hinchada mientras sostenía la copa de champagne que tenía en su mano.
Soun le decía a sus hombres que lo bajaran del escenario pero los guardaespaldas de Ranma no dejaron que se acercaran, volvía a tornarse tenso el ambiente.
—Con Akane estamos muy contentos por la invitación que tan generosamente nos extendió el anfitrión —señaló mirándolo con ínfulas de burla— además, hoy es día de celebración no solo por el compromiso de la hija y heredera del clan Tendo, nosotros —indicó tomando la mano de su novia —también hemos decidido unirnos, desde este momento Akane Tendo se convertirá en mi futura esposa —todo mundo abrió la boca asombrados, miraban a Soun quien estaba a punto del colapso —hoy lo hacemos público, nuestro compromiso fue íntimo pero ya es hora de que todos sepan lo afortunado que soy de tenerla —continuaba el azabache con su flamante discurso— pronto será oficialmente parte de la familia a la cual con orgullo represento, será una Yamamoto —finalizó al tiempo que se oían los aplausos y los vítores.
El viejo Tendo rompía su copa en el borde de la mesa, lo había humillado en su propia fiesta y delante de los mejores y más poderosos mafiosos de todo Japón, los políticos más prominentes, empresarios y cuanta basura perteneciente a la "elite" quienes sonreían hipócritas.
Akane lo miraba con los ojos del corazón, Ranma estaba sumido en su papel de novio mientras que ella no podía evitar sentirse patética al esperar un poco de verdad en aquellas palabras, con sentimientos encontrados no vio venir el siguiente acto de su ahora prometido. La acercó lo suficiente y sin previo aviso le estampó un beso en los labios, Akane no podía creerlo, era la primera vez que la besaba y aunque no le gustó la circunstancia dudó unos segundos antes de dejarse llevar por esos labios que expresaban más que un intercambio de caricias, cerró los ojos y profundizó el beso en movimientos suaves aunque degustando de ese sabor que pocas veces probó, Ranma también notó como ella le respondía el ósculo y cuando quiso separarse, ella entre abrió la boca instándolo a ir más allá, lejos de ser un beso largo pues estaban exponiendo su relación al mundo, esos breves cinco segundos supieron a gloria.
Ambos se separaron evitándose verse a los ojos, era como si toda la actuación de hace un rato se hubiera esfumado de súbito.
Soun continuaba allí, apreciando cada detalle, de pronto en el umbral principal Ranma vio el rostro de un hombre que conocía, ¿Qué hace aquí? Se preguntó, pero entonces dio cuenta de que trabajaba para el clan Tendo pues cada guardia usaba un distintivo con el sello de la familia en el bolsillo de su chaqueta.
—Ranma… —pronunció Akane.
—¿Ah?
—Taro, no lo veo por ningún lugar —musitó su prometida.
—Estaba en la mesa —respondió notando su ausencia, miró a Haru quien miraba la copa de vino en completa tristeza, luego buscó a Soun quien sonrió triunfal y eso lo descolocó por completo - ¡No puede ser! —exclamó, bajándose de la tarima con Akane de su mano.
Sus hombres le corroboraban que efectivamente Taro no se encontraba, que había pedido uno de los coches y se había ido solo de regreso a la casona. Comenzó a marcarle pero este no contestaba y eso lo alarmó más de lo que esperaba.
La mirada cargada de preocupación de Akane acabó por completo con su pequeño acto de felicidad…
—¡Ve por él! —dijo ella alentándolo.
Y así lo hizo, Ranma salió del Hotel Ritz con diez de sus hombres, el resto se quedaba a proteger y traer de regreso a Akane. Lo único que esperaba era llegar a tiempo, solo cosas malas pasaban por su mente pero quería creer que la lealtad estaba por sobre sus intereses, la fiesta quizás terminaría en desgracia.
Continuará…
Nota del autor
Estimado lector, como cada sábado estoy muy agradecida de su apoyo. Esta historia avanza a pasos agigantados hacia su final, con este capítulo ya pasamos el ecuador y sí, suelo avisar para que se preparen porque será épico. Cada cosa caerá por su propio peso, esta historia de venganza y amor tendrá más drama aún, el romance se esparce entre las hermanas sobre todo para Nabiki quien lo ha pasado bastante mal últimamente.
Tanto Soun como Ranma se enfrentaron por Akane, el viejo es un ruin, no le importan los sentimientos de nadie mucho menos de sus hijas a quién dice adorar. Insiste con obligarla a casarse con su elegido.
¿Qué opinan de la confesión de Akane? ¿Fue apresurada?
¿Y qué hay de esos personajes secundarios?
Kodashi se las dio de mirona y salió bien trasquilada.
Y ¿Haru Yoshida? ¿Será tan inocente cómo piensan?
Al fin hubo beso… de seguro esperaban más, pero no coman ansias.
Todavía queda desarrollo, Ranma va por Taro y todo puede pasar, los invito a seguir mi historia, si les gustó estaré feliz de leer sus reviews.
Desde Chile una fanática más de Ranma.
Sweetsimphony._
