Aprovecho para subir el tercer capitulo ke tengo ya ke mañana voy a entrar a la eskuela y mi horario se va a hacer muy komplikado (… otra vez).
Estos tres primeros han estado centrados por kompleto en Maya y Shin, la verdad si quiero meter a mas personajes, pero para ello tengo ke hacer trabajar a mi mente y eso… es penoso! Por eso si alguien tiene alguna idea sera muy bien recibida .
Ya sin mas empieza el capitulo 3…
FIGHT 3: Separacion.
Maya se revolvia en su cama. Respiraba con agitados jadeos. No estaba del todo dormida, ni del todo despierta. Estaba muy lejos de estar en paz.
En su frente se marcaba un rictus de gran tension.
Se deslizo fuera de la manta, entre repentinos movimientos. No conseguia encontrar una posición lo suficientemente comoda para olvidar ke esa era su ultima noche en su cama…
Ese horroroso pensamiento palpitaba en su inconsciente, y por eso no podia tener algo de tranquilidad ni en sus sueños.
En ese estado de delirio, le parecio percibir una sombra que se escurria dentro de su cuarto, por la ventana.
Ella estaba de costado, dandole la espalda a lo que fuera.
Se trataba de una persona agil y ligera, que llego y se sento en la orilla de su cama sin hacer ningun ruido.
Emanaba un intenso olor a sangre.
Sintio una mano posarse sobre su cabeza y acariciarla tiernamente.
Este gesto, acompañado por el inconfundible hedor a muerte, fue lo que la desperto.
Abrio de un solo golpe los ojos, y se aventuro a murmurar:
- ¿Shin?
- Lo siento- se disculpo aquel, con un ronco susurro-. No quise despertarte…
- ¿Qué pasa, hermano?- pregunto ella, con el corazon latiendo a mil por hora.
- Todo esta bien, Maya… Nadie te va a llevar lejos… Ahora puedes estar conmigo…
Sus dedos estaban frios. Se sentian de una rigidez extraña.
La chica sintio algo de alivio por sus palabras, pero estas tambien encerraban una gran incertidumbre.
- Yo quiero estar contigo- murmuro-. Pero…
- No pasa nada, hermanita… No tienes de que preocuparte.
- ¿Por qué¿Cómo estas tan seguro?
- Solo estoy seguro… Creeme.
Maya se levanto y lo miro.
Su rostro sonreia, radiante… Salpicado de sangre.
- Ay, Dios…
Se lanzo a sus brazos y estrecho su pecho con todas sus fuerzas, profundamente asustada, pero con un vago sentimiento de gratitud. Lo amaba. Siempre se portaba genial kon ella. Pero ahora… Temia por lo que sea que hubiera hecho. No podia creer que hubiera sido capaz, por ella y solo por ella…
El chico sonrio y la estrecho tambien. Eso era lo que queria. Eso, y nada mas. Su felicidad… Una sonrisa valia lo que fuera…
- Hermano… Eres el unico hombre con el que quiero estar…
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- ¿Cómo que el general fue asesinado?- musito Miya, fria con la noticia.
El mensajero bajo la cabeza, intimidado con la presencia de la mujer.
- Asi es, mi señora… Encontramos su cuerpo desangrandose sobre su cama…
- ¿Pero como?
- No nos lo explicamos… Son cortes limpios, de un acero de calidad… Quien lo haya hecho no fue un maton cualquiera…
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La familia congregada, tomando el te, permanecia en silencio.
Tanto Kaima komo Miya se preguntaban el como, suspicaces…
El general era todo un maestro en artes marciales, y no era facil llegar hasta el, menos asesinarlo…
El iba a llevarse a Maya para entrenarla y hacerla fuerte, a kambio de ke fuera su esposa. Era un buen trato…
A ambos esposos se les hizo sospechoso ke ni Maya ni Shin dijeran una palabra respecto al incidente.
Conocian la actitud sospechosa del mayor de sus hijos hacia su hermana pequeña, pero lo que se estaban imaginando era demasiado.
Asi que Miya hablo.
- El general Sangbai era nuestra mejor opcion, pero no la unica- miro a su esposo-. Quiza sea tiempo de avisar a Danjo-san que su petición ha sido aceptada…
Tanto Maya como Shin levantaron la cabeza abruptamente.
- Si… Seria pertinente- completo Kaima-. Que a mas tardar, este aquí mañana por la noche…
- ¡NO!
Su hija se habia atrevido a rebelarseles por primera vez en su vida.
Se habia puesto de pie.
Ahora que todos la miraban, comenzo a sentirse intimidada.
- Yo… no quiero irme… quiero estar aquí…
- Tu no sabes lo que quieres, niña estupida- dijo Kaima, irguiendose tambien-. No tienes idea de lo que debes hacer.
- ¡No quiero irme, papa!
- Eso no me importa… Es mas… Tu y yo salimos en este momento para ver a Danjo-san…
- ¡Dijo que no quiere!
Esta vez era su hijo mayor, con mirada de exasperación, bastante alterado. Se veia fuera de si.
- ¡Sientate, Shin!- ordeno Miya, levantandose tambien- ¡Esto no tiene nada que ver contigo!
- ¡Si, si tiene!- grito Maya, dispuesta ya a arriesgarselo todo- ¡Yo no quiero separarme de el!
- Dios, que tonteria- bufo su madre.
- Nos vamos de inmediato- Kaima la tomo del brazo y la arrastro a la puerta.
Shin, desesperado, tenia que hacer algo. Maya se resistia todo lo ke podia. Kaima volvio a hablar.
- No quiero arriesgarme a que hagas otra estupiez- dirigio este mordaz comentario a su hijo.
- ¡NO!- la chica chillaba y se retorcia.
Shin salto, pisando la mesa, y se lanzo hacia ellos.
- ¡Dijo ke NO!
Los ojos azules se abrieron de par en par.
Kaima estaba desencajado.
El plasma rojo habia destellado a la luz del sol matinal.
Shin respiraba agitadamente, con expresión fiera. Jalo hacia fuera su espada, que habia partido el cuerpo de su padre en diagonal, separando la cabeza y el brazo izquierdo del resto del cuerpo.
Un desgarrador grito de miedo.
- ¡Shin, idiota!- Miya se lanzo hacia el desenfundando una daga oculta en su pecho- ¡Te cortare el brazo que alzaste contra tu padre!
Pero Shin fue mas rapido, y de un solo tajo le abrio verticalmente el craneo a su madre, siguiendo el corte hasta el pecho.
La sangre manaba a oscuros borbotones de ambos cuerpos.
Entonces, el chico miro a su hermana. Esta empezo a hacerse hacia atrás, toda temerosa, temblando, con los ojos fijos en el.
- Tonta…- le recrimino en voz baja, con mirada apaciguada.
Algunos mechones plateados le cayeron sobre la frente.
- ¿Cómo puedes pensar ke te haria daño a ti?
OK ahora si ke es definitiva la pregunta¿en donde rayos queda Aya-chan en todo esto? Espero ke se me ocurra algo lo suficientemente bueno y ya me encargo de insertarlo… Se aceptan sugerencias y comentarios…
y pues... nos veremos en un buen rato...
Ja ne!
