La ronda de la muerte

Los personajes no me pertenecen, son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

Esta obra se reserva en su totalidad los derechos de autor, prohibida su copia o uso.

Una historia AU (universo alterno) solo tomo prestado los personajes, no necesariamente deben apegarse a sus personalidades.

Advertencia: está clasificada para mayores de edad, puede contener violencia física o emocional así como escenas eróticas y lenguaje soez.

O—

Ranma observaba como una preocupada Akane echaba cosas dentro de un bolso de mano, la mujer estaba nerviosa, se contenía pero para él no pasaba desapercibido.

—¿Estás segura de este viaje? —preguntó.

—Es mi hermana, su familia, mi sobrina ¿cómo puedes preguntarme eso? —cuestionó un tanto ofendida por sus palabras.

—Te veo a punto de estallar ¿qué sucede? —insistió el ojiazul, en ese instante ella soltó el bolso y no contestó, pasó un minuto antes de que volteara a verle.

—¡Qué sucede! ¿Te parece poco? Acabas de despedirte de Kimura e irás a quemar la casa en donde vive él…

—¿Eso es lo que te molesta? —le increpó enarcando una ceja.

—No, es todo, solo quiero que esta vida miserable acabe pronto. ¡Ya no lo soporto!

—Es mejor que vayas con tu hermana, no regreses a Japón —mencionó tajante el azabache sin pensarlo demasiado.

Un silencio abrupto se plantó entre los dos…

—¿Y nosotros? —preguntó viéndolo directo a los ojos. El silencio continuó y fue como una estocada que no se esperaba —Ya veo… no hay nosotros ¿verdad? —concluyó Akane.

—No puedo prometer algo que no cumpliré —respondió.

—¿Promesas? Yo jamás te he pedido nada, solo quería saber si te importaba —musitó esto último casi en voz baja.

—Akane, debo terminar con todo esto y no mereces esto —aseguró señalándose así mismo.

—¿Por qué? porque estuviste en la cárcel, porque acabarás con la vida de mi padre ¡dímelo! —chilló exigente.

Ranma se acercó y la tomó por los hombros…

—Cada vez que me mires, verás los ojos de un asesino… ya no soy ni volveré a ser el tipo que pagó diez años por un crimen que no cometió, ¿podrías vivir con eso?

La pregunta del hombre que amaba la descolocó por completo, ella sabía todo su pasado sin embargo ¿podría vivir y dormir con el asesino de su padre?

Ranma se alejó y habló desde el marco de la puerta…

—Siempre esperé esa reacción —mencionó yéndose de la habitación.

Akane se sentó en el borde de la cama y es que las piernas le temblaban, entonces ¿así de breve sería su amor? Sin "te amos" sin decírselo una sola vez, ¿solo un poco de sexo para aplacar el deseo de ambos? ¿Qué tenía él, que se clavó en su corazón? Quizás no era el mejor partido en rasgos generales, sobre todo considerando sus planes de venganza, pero Ranma tenía algo que no vio en nadie más, era fiel a sus principios pese a los golpes que le había dado la vida, su único objetivo era vengar a su madre aunque en el trayecto supiera que el mismo hombre le arrebató todo cuanto tenía.

La menor de los Tendo tragaba lágrimas amargas, porque pese a todo podía sentir que Ranma sentía algo muy fuerte por ella, se sintió vulnerable y avergonzada de demostrar más interés que él, pero su indiferencia no le ganaría, ella entendía ese juego estúpido de alejarla para no lastimarla. Cuando en realidad ninguno tenía nada que perder, aunque su amor no tuviera nombre, tampoco se llenara de mimos, ella solo deseaba estar cerca suyo el mayor tiempo posible.

De pronto la puerta se abría nuevamente, ella ocultó su rostro entre una blusa que comenzaba a doblar…

—¿Aún no estás lista? —era Ranma con tono cabizbajo.

—Pensé que esperarías en el auto —replicó ella terminando de guardar sus documentos, evitando verle a los ojos.

La verdad era que nunca bajó, estuvo detrás de la puerta oyéndola sollozar y eso le hizo sentir muy miserable.

—Te ayudaré con el bolso —mencionó muy gentil.

—No es necesario, puedo sola —avanzó por su lado dejándolo con la mano estirada.

Era evidente que se sentía dolida, pero quizás, ya no quería ser esa molestia que impedía que concretara sus planes.

Se giró y la siguió de cerca, notó sus delicados pasos avanzar por el pasillo y luego bajar uno a uno los escalones de aquella casa que la acogió luego de saber la verdad detrás de la muerte de su madre.

Una vez llegaron al vehículo, se fue en absoluto silencio todo el camino en dirección al aeropuerto, un suspiro profundo y pesado salió de su boca y Ranma no quiso interrumpir sus pensamientos.

Cuando llegaron al aeropuerto, ella no permitió que este la dejase dentro, estaban los dos parados fuera del coche mirándose y despidiéndose al mismo tiempo.

—Bueno, espero que tengas un buen viaje —dijo Ranma rompiendo el silencio.

—Gracias —respondió dando un paso.

—Si regresas…

—No te preocupes, no te buscaré —contestó dejándolo estático.

—Quizás ya no esté en este plano, de todas formas te deseo libertad porque sé que eso es lo que tanto ansías; prometo ayudar a que la consigas Akane —esto último lo dijo con tanta sinceridad que la mujer aguantaba estoica la herida en su corazón.

Ella parpadeó varias veces y decidió verle a los ojos por última vez, tomó su rostro con una de sus pequeñas manos…

—¡Fuiste una gran socia! —exclamó de pronto el ojiazul.

—La próxima vez no quiero ser eso —se acercó y depositó un tímido beso sobre su boca, Ranma no dejó de verla ni por un segundo, ella se alejó y se giró emprendiendo marcha hacia las instalaciones del aeropuerto.

Ranma vio alejarse a la única mujer que lo aceptó con todo su pasado a cuestas, hizo tripas corazón y volvió a subir al coche. Mientras que ella se tragaba las lágrimas caminando rumbo a juntarse con su hermana, lo que ninguno sabía es que el destino no los separaría tan pronto como esperaban.

Una hora antes en casa de los Tendo…

Nabiki había recibido la peor noticias de todas, envalentonada y llena de indignación salió de su habitación, muy rauda fue escaleras abajo a encontrarse con su padre, quien se estaba bebiendo sake con Tatewaki.

—¡Déjame pasar! —gritó eufórica al hombre que estaba en la entrada.

—Su padre pidió no molestarlo —respondió su lacayo, Hibiki.

—¡Quítate ahora o no respondo! —gritó exasperada, en ese momento la puerta la abría de par en par por el mismísimo Kuno.

—Cariño, pero ¿por qué el escandalo? —habló con esa sonrisa que ella detestaba.

—¡Largo! —gritó en su cara pasando por su lado, detrás un molesto Soun veía según él la escena caprichosa de su adorada hija.

—¡Ahora qué te sucede Nabiki! —exclamó el patriarca.

—¿Dime hasta cuándo seguirás buscándola? ¡Déjala en paz por un demonio! ¡Es tu hija! ¡Tu sangre! —gritaba a viva voz la castaña.

Soun se cruzó de brazos, claro que sabía de qué le hablaba…

—Baja la voz cariño, tu padre…

—¡Cállate la boca! —gritó enfurecida lanzándole un fina lámpara justo arriba de su cabeza, el hombre quedó congelado.

—No seas grosera con Kuno —pidió muy diplomático su progenitor.

—¡Sabes bien que ayudé a Kasumi a salir de Japón! ¡Sabes que la envié lejos de tus malditos negocios! Naoko, es tu nieta por un demonio ¿cómo puedes perseguirla de esa forma?

—Kasumi me traicionó, ella y ese infeliz de medicucho…

—¿De qué hablas? Ella quería una familia, vivir en paz.

—Ella no hizo lo que le pedí, tenía planes y se casó y todavía se embaraza de ese don nadie.

—¡O sea que si no hago tu voluntad me matarás igual que a mi madre! —gritó a viva voz, justamente cuando llegaba Kodashi y también Kumon a ver la escandalosa escena.

En ese preciso instante Soun se puso de pie y la bofeteó fuerte provocando que ella cayera sobre una silla.

—¡Cómo vuelvas a nombrar a esa mujer, te desheredo! —gritó furioso.

—Pues es mi madre, puedes golpearme todo lo que quieras incluso matarme pero Naoko siempre permanecerá en la memoria de tus hijas, incluso en tu nieta —escupió enfurecida Nabiki.

—¡Sigues con eso!

—Sí, ya sé que tus hombres asesinaron a mi amigo… no era necesario, pero cómo no te importa nada te diré esto. Iré a proteger a mi hermana incluso de ti, prefiero morir en el intento —aseguró Nabiki llena de entereza.

—¡No irás a ningún lugar! —gruñó perdiendo los estribos.

—Eres una desgracia, debiste dispararme aquella vez… —la castaña se puso de pie y este la tomó del brazo.

—Hija…

—¡No me toques! —Chilló zafándose bruscamente —manda a tus perros a buscarme, porque la única forma de que me vuelvas a ver será muerta dentro de un cajón.

—Nabiki Tendo me perteneces, no puedes salir de tu casa ¿comprendes? —gruñía Soun con los ojos enrojecidos.

—Sólo mírame —respondió ella, en ese momento Kuno se interponía en su camino.

—Cariño ¿nuestro compromiso? —cuestionó preocupado.

Ella lo tomó de la solapa de su costoso traje y lo acercó a su rostro…

—¡Prefiero morir lentamente desangrada que casarme con un cerdo despreciable como tú! ¡Muérete! —exclamó yéndose.

—¡Ryu, síguela! —gritó Soun.

La castaña iba enfurecida hacia la cochera principal, esto sucedería más temprano que tarde y fue así que con anticipación tenía preparada su maleta dentro de uno de sus coches favoritos.

—Nabiki ¿qué carajos pasó? —preguntó, alcanzándola justo antes de subir.

—O vienes conmigo o es la última vez que me ves —respondió tajante.

—¿A dónde vamos? —preguntó subiéndose para conducir.

—Al aeropuerto, tomaremos el primer vuelo con destino a Los Ángeles…

—Espera, no llevo nada.

—Tu pasaporte lo tengo yo, solo conduce el maldito carro —replicó con urgencia.

El coche aceleró pero una loca Kodashi se interpuso en el camino haciendo que frenara de golpe…

—¡Espera, tu padre! —gritó alzando los brazos como enajenada.

—¡Estás loca, pude atropellarte! —le gritó Kumón.

—Su corazón, se siente mal… —adujo con cara lastimosa con la intención de que Nabiki se bajara.

—¿Qué hacemos? —preguntó Ryu mirando a su amor con el labio roto por el golpe que había recibido de su padre hace dos minutos atrás.

—¡Maldita zorra! —Exclamó, bajó el vidrio y de la guantera sacó un arma— ¡Muérete perra loca! —Le gritó disparándole a los pies, la mujer corrió despavorida hacia dentro de la casa— No le creo nada, solo conduce que nos seguirán —ordenó fría como siempre.

Ryu no cuestionó nada y condujo a toda velocidad incluso excediendo los límites permitidos por la autopista. De todas las veces en que la vio perder el control, esta era la peor.

Una hora después aeropuerto…

Akane acababa de dejar atrás al dueño de su amor, estaba un tanto resignada e intentaba dejar de lado su roto corazón para poder estar alerta y presta para lo que se venía, avanzó a paso firme por los largos y anchos pasillos del aeropuerto, esperó en una silla a su hermana quien ya debería estar por llegar y conociéndola traería los pasajes comprados. Sin embargo los minutos pasaban y se impacientó, le marcó dos veces sin resultado alguno, se acercó al mesón de atención y la amable mujer le mencionó que el próximo vuelo a LA sería dentro de ocho horas, era demasiado tiempo considerando que el siguiente vuelo saldría dentro de una hora.

Regresó a su asiento y miró su teléfono, comenzó a preocuparse ¿Y si papá le había hecho algo? Estaba sumergida en pensamientos negativos cuando un hombre se acomodó a su lado también llevando un bolso de mano, el sujeto llevaba gafas negras y una gorra del mismo color, Akane lo ignoró y continuó marcándole a Nabiki. Pasaron solo cinco minutos cuando el tipo a su lado se levantó cogiendo el bolso equivocado y un minuto después ella notó el error que había cometido el otro pasajero, se puso de pie y miró a todos lados hasta que lo divisó cerca de los sanitarios, corrió entre la multitud y le alcanzó justo cuando este entraba al baño de hombres. Sin pensarlo mucho le siguió dentro pero no había nadie a la vista y fue entonces que mientras miraba el suelo para ver en qué sanitario estaba cuando la cogieron por el cuello con fuerza, el brazo grande y pesado la asfixiaba y por más que enterraba sus uñas en su piel este no cedía, Akane decidió usar sus piernas pero para ese momento un pañuelo sobre sus labios la hizo perder el conocimiento. El hombre la acomodó en un carrito para inválidos, le puso las gafas que el llevaba y la gorra asegurándola al cinturón la sacó del aeropuerto sin dejar un solo rastro. Con la mujer inconsciente todo era más fácil.

De regreso a la casona Yamamoto…

El chofer de Ranma conducía con precaución, había mucho tráfico a esa hora punta. El azabache iba mirando por la ventana pensándola cuando una llamada entraba a su móvil, miró el nombre en la pantalla y era Hibiki, sí, el sujeto que reconoció en aquella fiesta. Saotome lo conocía muy bien, también estuvo en la cárcel junto con él, Ryoga Hibiki era un tipo inteligente pero la avaricia lo llevó a cometer crímenes de estafa los cuales lo dejaron tras las rejas, sin embargo dentro de la cárcel pasaron horas y horas hablando de inversiones y economía lo cual era su fuerte. Tenían la misma edad, aunque en ese momento había un mundo de diferencia moral entre ambos. Ryoga se sorprendió al reconocer a Ranma como el heredero del clan Yamamoto, incluso se comunicó con él durante esos días en que estuvo desaparecido mientras buscaba a Taro. El ojiazul muy desconfiado no le dio chance y es que el colmilludo no era un tipo de fiar, pero le ofreció ayuda al estar dentro de la casa Tendo y justamente necesitaba de un infiltrado. "Ver para creer" le dijo Ranma, si me das una buena información lo sabré recompensar.

—Dime —respondió Ranma.

—Saotome, aquí está todo revolucionado la hija de Tendo acaba de armar un show digno de tv paga —mencionó el ojimiel.

—¿Nabiki?

—Así es, estaba furiosa pero es que en verdad creí que si hubiera tenido un arma en sus manos le mete no uno, sino dos balazos en la frente a su padre.

Ranma abrió los ojos y lo escuchó con atención…

—Le reclamaba…

—Ah, sí lo sé.

—El viejo la golpeó, pero ella no se calló una sola vez, le escupió de todo incluso que "debó matarla cuando pudo"

—¿Y qué más?

—La sexy mujer se fue, tomó uno de los lujosos coches y se largó.

—¿Y la dejó irse? ¿Tan fácil? —increpó Ranma.

—En ese momento todo estaba muy tenso, pero van tras ella… van siguiéndola —aseguró Ryoga.

—¡Maldita sea! —Exclamó el azabache— ¿Sabes si ya la localizaron?

—Sí, es que ella no le ocultó nada. Nabiki dijo que iba a proteger a su familia así es que todos los coches van en dirección al aeropuerto.

—¡Por un demonio! Dime con cuánta gente está custodiada la casa —mencionó Ranma.

—Somos muchos, es que este viejo tiene hombres en todos lados.

—Solo necesito que me abras el portón principal ¿te crees capaz de hacerlo?

—Sí, pero sea lo que sea que hagas sácame de aquí —pidió Ryoga.

—Lo haré solo si no me traicionas.

—No lo haré, lo juro.

—Bien, te escribiré un mensaje debes estar atento a tu teléfono —replicó Saotome y entonces finalizó la llamada.

No obstante, apenas habían pasado un par de minutos cuando decidió marcarle a Akane y ella nunca contestó. Quería saber si había podido tomar el vuelo junto a su hermana o si incluso pudo ser interceptada. Entonces pidió al chofer que girara en dirección al aeropuerto, serían unos treinta minutos al menos, necesitaba cerciorarse y estaba muy ansioso cuando por fin el coche se estacionaba por segunda vez fuera del terminal.

Bajó del carro raudo a ver si la encontraba entre la gente o si la aerolínea podía decirle si ya había abordado, mientras caminaba en medio de la multitud un mensaje de texto desde un número privado llegaba a su móvil.

"345" era todo lo que decía, ¿qué carajos era eso? Comenzó a ver los letreros, los rostros de las personas le eran inservibles y es que en ninguno estaba ella, su querida Akane. De pronto volteó en otra dirección y la vio, era Nabiki caminando hacia la puerta de embarque de una aerolínea.

—¡Tendo! —gritó y ella se detuvo en el acto, miró de reojo y respiró aliviada al notar que era Ranma y no un rufián enviado por su padre.

—Saotome ¿dónde carajos está Akane? —cuestionó en tono de reproche en cuanto este llegó a su lado.

—¿No está contigo?

—Claro que no, la he llamado pero ella no está ubicable… ¡debo abordar! —exclamó con urgencia.

—No puede ser —musitó Ranma muy serio.

—Habla ya por un demonio, vienen tras de mí ¿no entiendes la gravedad del asunto? Tengo a mi hermana y a su familia en Los Ángeles esperándome —aseveró la castaña.

—Hace casi una hora que dejé a Akane aquí, ¿a dónde pudo ir? —en ese momento Nabiki lo tomó de la solapa de su abrigo.

—¡La dejaste sola! —el ojiazul pestañeó dos veces antes de hablar.

-Sí, ella lo quiso así y me fui.

—¡Eres un idiota! —le gritó soltándolo.

—Akane sabe defenderse, quizás se arrepintió de viajar —agregó Kumon interviniendo en la conversación.

—¡Ahora qué hago! — chilló Nabiki, la gentil empleada le pedía que abordara ya, o perdería el vuelo.

—La buscaré, vete a Estados Unidos si la encuentro, la enviaré en el siguiente vuelo —aseguró Ranma con un nudo en el estómago.

Nabiki soltó su bolso de mano y se agarró la cabeza, estaba en una encrucijada, ir por Akane o viajar sin saber de ella.

—Nabiki… —susurró Ryu tomando su mano.

—Contáctame, dime que la encontraste confiaré en ti Saotome —mencionó viéndolo a los ojos.

—¡Lo haré! ¡Vete ya! —exclamó Ranma.

Kumon tomó firme la mano de Nabiki y se la llevó al fin.

Apenas vio que Tendo desaparecía por el pasillo que la llevaba al avión, Ranma se giró desesperado, respiró profundo y tres de sus hombres se le acercaron…

—Ya saben qué hacer —dijo serio, comenzaron a caminar por el aeropuerto cuando por segunda vez le llegaba un mensaje de texto con los mismos números "345" Ranma se detuvo y miró alrededor, frente tenía los casilleros, con el corazón a mil y la respiración entre cortada se acercó lentamente, algo no iba bien…

—Las cámaras de seguridad muestran a la señorita Tendo dirigirse hacia los sanitarios, pero no salir de allí —comunica un cuarto hombre al llegar junto a él.

Ranma lo escucha atentamente mientras observa la numeración y encuentra el casillero "345" lo abre con cuidado, dentro encuentra una bolsa transparente debidamente sellada pero teñida de rojo, la cogió y notó algo entre la sangre, la abrió con urgencia introdujo su mano derecha y encontró la argolla de compromiso que usaba Akane el día de la fiesta, su corazón se detuvo por un micro segundo y pensó en el grave error que cometió al dejarla ir sola.

Empuñó firme con el anillo de diamantes en medio de su palma y manchado de sangre, esto no podía ser obra de Soun, no, el único hombre capaz de hacerle este daño a la única mujer que le importaba era el miserable de Taro. Caminó a paso veloz con sus hombres siguiéndole de cerca, toda una ola de resentimientos se alojó dentro de él, estaba furioso porque muchas veces le dijo que con ella no, que a Akane no debía tocarla pero sentenció su muerte. Se acabó la espera, se terminó la benevolencia, todos y cada uno de sus enemigos caerían uno a uno y con la peor de las muertes.

—Comunícame con Yoshida —ordenó a uno de sus hombres, el cual lo vio dubitativo— ¡El único heredero! —gritó enojado.

Por más que marcaba el número de Haru Yoshida este no contestaba…

—Dile a mi gente que se preparen, los quiero a todos listos cuando llegue a mi casa, hoy nos vamos de caza —sentenció Ranma dentro del carro.

Casona Tendo…

Soun estaba como loco, ninguno de los siete carros pudo alcanzar a Nabiki en el aeropuerto. Caminaba como un león enjaulado y bufaba a cada segundo, junto a él estaba Tatewaki y su hermana.

—¿Qué vamos hacer? Hoy tenemos una carga importante en el puerto y Nabiki nos dejó —habló Kuno sacándole de quicio.

—¡No me digas lo que ya sé, grandísimo imbécil! —le gritó iracundo.

—Si desea yo me hago cargo de ese asunto —mencionó la morena muy voluntariosa.

—Jamás he dejado mis negocios a desconocidos —respondió Soun tajante, la mujer se ofendió y lo miró llena de recelo, el viejo se resistía pero ya caería a sus pies pensó.

—Entonces iré por ella, la traeré de regreso a cómo de lugar y mataré a ese idiota que la acompaña —argumentó Kuno, otra vez equivocadamente. Soun caminó hasta él y lo tomó por el cuello, lo levantó y lo empujó sobre el librero que tenía detrás.

—¡Si no te callas ahora te cortaré la lengua! Apenas has entrado a mi zona de confort, tú no decides por la vida de mi gente, Ryu ha hecho cosas por mí desde hace más de quince años ¿quién te crees que eres para decirme que vas a matarlo? Comienzo a dudar de haberte comprometido con mi hijita —concluyó Tendo.

—Pero es obvio que ella está influenciada por él…—arremetió y Soun lo golpeó en la boca lanzándolo al suelo.

—¡No conoces a mi hija! ¡Nabiki no se influencia por nadie, ella es igual que yo! Decidida, fuerte, toma sus propias decisiones y elimina a cualquiera que se interponga en su camino. Si Ryu va con ella es porque así lo quiso, además prefiero que esté cerca de mi hija a que viaje sola.

—¡Eso es porque estás ciego Tendo! —gritó Kodashi llamando su atención.

—¡Una palabra más y los dos se irán de mi casa, muertos! —Sentenció el patriarca— Hibiki, tráeme un trago que ya no puedo con tanta barbaridad… dile a mis hombres que esperen mi orden, no quiero que se produzca otro derramamiento en un país ajeno.

El ojimiel asintió, primero le sirvió un buen sake y se lo entregó. Después tomó el teléfono y dio instrucciones todo delante de los ojos de Soun.

—Ustedes dos, quiero que se larguen no los necesito aquí —finalizó Tendo.

—Pero suegro —replicó Tatewaki.

—Escucha, hasta que Nabiki no regrese no tienes nada que hacer en mi casa. ¡Largo! —gritó y ambos salieron con la cola entre las piernas pero llenos de resentimientos, nunca habían sido humillados de esa forma.

Una vez dentro de su carro Kodashi habló…

—¿Vas a permitir que ese vejestorio te pase por encima?

—Tiene mucho poder —respondió su hermano.

—Ni en China te ofendieron de esa forma, no sé qué le ves a esa bruja si hasta me disparó antes de irse.

—Ya no quiero seguir con el tema —pidió él limpiándose el labio.

—Tengo contactos en Estados Unidos, solo debo llamarlos, puedo hacer que tu querida novia recapacite ¿comprendes? —insinuó sin titubeos.

—Si algo le sucede a ella, creo que Soun me cortará la cabeza.

—No le haremos nada, pero eso no quiere decir que el hombre con el que se revuelca regrese intacto ¿no?

—¿De qué hablas? —cuestionó frunciendo el ceño el mayor de los Kuno.

—¡Ay hermanito! El amor te puso ciego, puedo estar segura de que esos dos son amantes.

Tatewaki lo sospechaba, pero ante el carácter fuerte de su prometida quiso obviarlo…

—No me importa con quien se acueste, igual será mía, será mi esposa y cuando eso ocurra el único dueño de su cuerpo seré yo.

—¡Pero qué imbécil eres! Con razón Soun te trató así. Debes hacerte respetar, debes asesinar a Kumon y dejarle claro a esa perra que tú eres y serás su único dueño.

El hombre quedó pensativo ante el comentario de su hermana, tenía un buen punto, con esos contactos allá, todo podría ser un accidente y Soun nunca sabría que ellos estuvieron detrás de la muerte de su querido hijo putativo.

—¡Bien, hagámoslo! —aseveró provocando una sonrisa cómplice y perversa en el rostro de la morena.

—¡Así se habla hermanito, tú te quedas con la hija y yo con el vejete! Todo quedará en familia, seremos dueño de casi medio Japón y todo mundo querrá negocios con los Kuno.

Ambos se echaron a reír, trazaban un plan perfecto sin embargo tal y como dijo Soun; no conocían a su hija y de lo que era capaz de hacer.

Casona Yamamoto…

El movimiento en la casa era de suma urgencia, Ranma había dado órdenes expresas y eso significaba una sola cosa, muerte. Hoy sería su primer día como único heredero de Kimura, sí, subió directo por las escaleras a su habitación y buscó entre sus ropas el preciado anillo que su querido amigo le obsequió una horas antes de su muerte, lo encontró y lo tomó entre sus dedos; un pesado trozo de oro con el apellido de la familia Yamamoto grabado dentro y encima una hermosa piedra roja, la puso en su dedo anular en la mano derecha, buscó su mejor traje y se vistió impecable para enfrentar a sus enemigos.

Por su mente pasaban muchas cosas, desde que encontró a su madre muerta sobre un charco de sangre, sus diez años por la cárcel, la primera vez que Akane intentó visitarlo pero que siempre se negó a verla, la fotografía que ella cargaba con tanto esmero y que le dejó sobre su cama cuando quiso irse, la primera vez que le disparó, fue una sola bala pero para él fueron dos. Ese día había quedado prendado de la menor de los Tendo, el deseo imperante de protegerla aquella vez en el puerto, cuando la encontró agonizante y desangrada dentro de la tina… su primer beso, sus caricias bajo la ducha, el deseo pasional que se demostraron sobre aquella cama que solo los veía dormir, no, Akane no podía estar muerta. No era opción, "resiste" se decía una y otra vez porque iría a buscarla y todos aquellos que osaron hacerle daño se arrepentirían hasta el último de sus alientos.

Un golpe en la puerta lo sacaba de sus cavilaciones…

—Está todo listo —decía uno de sus hombres.

—Y ¿Yoshida? —preguntó el azabache.

—Nada, enviaré hombres a averiguar —replicó el sujeto.

—Quiero que vigilen la casa, no hagas nada hasta que termine con Tendo —su leal hombre solo asintió.

Ranma caminó por el pasillo hasta el borde de la escala, abajo lo esperaban sus mejores sicarios que en cuanto lo vieron le prestaron toda la atención…

—¡Hoy morirá el enemigo de Kimura, el hombre que planeó su muerte, el mismo al que detesto con todas mis fuerzas! No se contengan, quiero que la sangre de Tendo y de sus fieles perros se escurra hasta los jardines como un río. Esa casa arderá ¿me oyeron?

—¡Sí señor! —exclamaron al unísono.

—Yo, Ranma Saotome soy el nuevo líder de la casa Yamamoto. Aquellos que piensen lo contrario conocerán el filo de mi daga, no tendré contemplaciones —finalizó alzando su mano mostrando con orgullo que era el nuevo cabeza del clan.

Bajó las escaleras rápidamente y salió de su casa rumbo al coche que le esperaba, su móvil sonaba con urgencia otra vez.

—Tendo se quedó solo, ya hice lo que me pediste —habló Ryoga.

—Excelente, voy en camino —respondió Saotome.

—No tardes —finalizó Hibiki cortando la llamada.

Ranma subió al carro y cuando iba de camino a la casa Tendo recibió una segunda llamada…

—Estaba esperándote —aseguró el azabache.

—¿Te gustó mi regalo? —decía la voz al otro lado del teléfono.

—Dime dónde la tienes, dilo ahora que puedes —replicó Ranma muy serio.

—Vaya, pero si no estás en posición de exigir nada —masculló Taro.

—Escucha, te encontraré y cuando lo haga te aplastaré cómo debí hacerlo en el cementerio.

—¡Uy, que miedo das! —Exclamó muy burlón— Estaré esperándote, no tardes —soltó en tono de advertencia.

Ranma miró por la ventanilla con impotencia, esto era un mal plan, Taro era un estúpido y pagaría de la peor forma posible por su traición.

—Señor, Yoshida no ha salido de su casa —dijo uno de sus hombres.

—¿Hay hombres que trabajaron con nosotros allí? —preguntó Ranma.

—Así es —respondió el sujeto.

—Bien, entonces Taro se encuentra en la casa de su hermano y de seguro tiene a Akane con él.

—No logramos establecer comunicación con el clan Yoshida.

—Dile a mi gente que intente filtrarse —ordenó.

—Vamos llegando señor —dijo el chofer.

El vehículo de Ranma era escoltado por una caravana de quince carros los cuales todos eran blindados, las cámaras del portón central se movían.

Uno de los hombres bajaría pero inesperadamente el enorme portón se abrió…

—Esperen mi señal, ustedes vienen conmigo —señaló el ojiazul a los que iban junto a él.

En cuanto Ranma bajó, miró por primera vez la lujosa mansión que perteneció a sus padres, la que el miserable de Soun robó sin escrúpulos para luego quitarle la vida. La fachada era hermosa sin dudas, pero saber que su madre dejó los mejores años de su vida allí, que vivió como dueña para luego ir a cocinarle a sus hijas le hacía hervir la sangre de pura ira, esas paredes que albergaron la niñez de su amada, los golpes que recibió Naoko el amor de su amigo, todo lo hacía odiar ese lugar.

—Saotome –lo recibía Tendo con una sonrisa complaciente.

—Tendo, vine acabar con todo esto ¿qué te parece? —Soun miró la caravana de carros detrás de él.

—Creo que has sentenciado tu muerte —respondió.

—Todo inició aquí, en esta bella pero maldita casa. Tú codicia fue más allá de lo permitido, pero hoy verás arder cada rincón de este lugar.

—¡Mocoso insulso! Tienes el coraje de tu padre, pero esa mirada desafiante me recuerda a Nodoka, esa mujer se resistió hasta el último momento.

—¡No te atrevas a mencionar a mi madre! —exclamó Ranma lanzándole una de sus tantas dagas, la cual rosó la piel de su oreja y quedó clavada en la puerta.

—En verdad disfrutaré destriparte —masculló Tendo con una sonrisa malvada en los labios.

—Pues mientras te centras en mí, tu querido aliado secuestró a la menor de tus hijas y tú no has hecho nada.

—¿¡Qué!? —gritó a viva voz.

—Lo que oíste, persigues a tu hija mayor y a su familia sin un ápice de escrúpulo. Obligas a tu otra hija a ir tras ella, y Akane… ella te odia —sacó la bolsa con sangre que encontró en el casillero del aeropuerto y se la lanzó a los pies —Taro envía esto— Soun miró sorprendido y la quijada se le fue hasta el piso.

—¿Cómo sé que esto es cierto? —preguntó Soun.

—Acabo de confirmarlo con tu reacción, viejo imbécil, tu querido aliado podría asesinar a tu hija y ni cuenta te darías…

—Iré por ella, Taro morirá —respondió.

—No harás nada, ya no puedes —Soun bajó dos escalones y lo enfrentó desafiante.

—Vienes a mi casa y me dices que no puedo hacer ¿nada? —acercó su rostro arrugado al hombre más joven quien en un movimiento rápido sacó otra cuchilla de su brazo izquierdo y se la clavó justo cerca de la clavícula.

—¡Mátenlos a todos! —gritó Ranma.

En ese preciso instante las puertas de los coches que pertenecían al clan Yamamoto se abrían; hombres armados hasta los dientes comenzaron a asesinar a la gente del clan Tendo, era una lucha del todo vale, armas de fuego, puños, y cuchillas.

Tendo sujetó la mano de Ranma quien no dejaba de hundirle la afilada hoja, el ojiazul lo miraba lleno de rencor, de repudio.

—¡Cómo te atreves! —gruñía Tendo.

—Es solo el comienzo, hoy pagarás con sangre por la vida de las personas que amé y me quitaste —aseguró.

Con la mano libre jaló de su cabellera y sacó la daga provocándole más dolor.

Soun lo tomó por el cuello pero Ranma clavó rápidamente el mismo cuchillo una vez en cada uno de sus brazos. Los hombres de Tendo intentaban salvarle pero la gente del clan Yamamoto no les permitía avanzar, los cinco guardias que custodiaban alrededor de Soun estaban todos muertos a manos de Hibiki, quien se encargó de meterle plomo como tercer ojo a cada uno.

El patriarca se arrastró de espaldas usando sus piernas cansadas las cuales aún le servían, entró a la casa y Ranma le seguía de cerca.

—¡Déjalo ya Saotome! —exclamó Ryoga.

—No, quiero verlo suplicar —respondió Ranma sin quitarle los ojos de encima a su enemigo.

—Mi gente se hará cargo, no sabes cuántos fieles tengo incluso si me matas, mi apellido y mi legado continuará —gritaba Soun quien se ponía de pie y corría hasta su despacho personal, pero Ranma gozaba de las dagas y con la misma que clavó en su clavícula ahora la usaba para herirle la espalda, desde unos tres metros de distancia la lanzó.

Soun caía al suelo abriendo la puerta con su propio peso, se arrastró hacia dentro y Ranma venía detrás, los hombres del clan Tendo aparecieron de pronto y apunta de puñal Ranma fue hiriendo uno a uno, demostrando así la habilidad que había aprendido en sus diez años en la cárcel. Arriba o abajo, en la garganta o en las piernas, todos y cada uno de ellos fue cayendo al suelo. Ryoga observaba cómo el chico que conoció en prisión había dejado su inocencia, el rostro de Ranma no mostraba emociones, la sangre de sus enemigos decoraba su rostro salpicada por todos lados, el costoso traje era un desastre por las manchas rojas.

Uno de los guardias de Soun quiso hacerse el valiente, Ranma lo tomó el cabello y con Soun viéndole le cortó el cuello sin titubeos.

—No importa cuántos vengan, morirán por el simple hecho de serte fiel —aseguró Saotome.

—¡Maldito bastardo! Debí asesinarte hace muchos años ¿cómo pagarás esta falta de respeto? —increpaba Soun.

Ranma se enervó y cogió el escritorio con ambas manos lanzándolo a un costado. Soun lo miraba perplejo ¿de dónde sacaba tanta fuerza?

—Solo cuando no respires, podré descansar en paz —aseveró Ranma.

—Te ayudaré con eso —respondió el viejo Tendo sacando el arma de fuego que había ocultado en sus ropas, le disparó dos veces al pecho.

Ranma sintió los dos impactos como si le martillaran los huesos, perdía el equilibrio cuando el miserable de Soun disparó una tercera vez directo al corazón, solo entonces el heredero del clan Yamamoto cayó de rodillas y solo dos segundos después su cuerpo se desplomó hacia atrás. Tendo sonreía feliz, de su boca una sonora carcajada salía en tono de burla. El marcador se daba vuelta, pensaba que el insulso bastardo se creía con ventaja cuando ahora estaba muerto a sus pies.

Al tiempo que Saotome caía producto del impacto de tres balas, Akane despertaba llena de angustia dentro de un cuarto oscuro, sus lágrimas quemaban sus mejillas. Las ataduras comenzaban a lastimarle la piel, quería gritar y no podía debido al parche en su boca, pero sus sollozos fueron oídos por otra persona, quien se encontraba en la misma condición. Haru se acercaba arrastras hasta su querida amiga, a ese amor no correspondido. De espaldas a ella y con las manos atadas logró tomar dos de sus fríos dedos, ninguno podía hablar, pero en el fondo de su corazón esperaba que ella calmara sus ansias. Lo que Haru no sabía era que Akane no lloraba por su actual situación, le dolía el corazón porque sentía que Ranma estaba en peligro.

La ronda de la muerte recién comenzaba, Ranma no dejaría de respirar hasta ver a su enemigo acabado bajo llamas.

Continuará…

Nota del autor

Estimado lector, se nos viene el final. En el próximo capítulo verán un desenlace mortal, aún estoy en la duda de dividirlo en dos o quizás hacer un epílogo breve. Me encantaría saber qué opinan de aquello.

En cuanto a este capítulo, se imaginarán qué trama Ranma con la casa Tendo, pero espero sorprenderlos con lo que sigue de ello…

No adelantaré nada, hagan sus apuestas ¿Cómo morirá Soun?

¿Qué sucederá con Nabiki y Kasumi?

¿Podrá Ryu protegerlas?

¿Qué pasará con los hermanitos Kuno?

Y lo más importante, Akane y Ranma ¿sobrevivirán?

Todas la vidas están expuestas, tal y como dice el título de este capítulo esto es una ronda de la muerte.

Si les gustó seré feliz de leer sus preciados reviews.

Desde Chile una fanática más de Ranma ½

Sweetsimphony._