El contraataque
A la mañana siguiente, nuestros chicos de oro bajaban por las escaleras de sus dormitorios con una sonrisa de oreja a oreja, y bajo la atenta mirada de toda la sala común. Ya que ellos son tan egocéntricos tomaron esa situación como algo normal, y pasaron por alto los comentarios de una chica de cuarto que les decía a sus compañeras de cuarto que de mayor quería ser policía, al mismo tiempo que miraba pícaramente a James. El ambiente que se respiraba parecía un tanto incómodo, al menos para Petegrew.
- James... – El muchacho algo cohibido se acercó a su "héroe protector", ya que tantas miradas comenzaban a ponerle nervioso. - ¿No crees que pasa algo raro?
- No veo nada de raro, ¿tu has notado algo raro Sirius? – Se volvió el moreno a su mejor amigo, que caminaba a su lado y con las manos metidas en los bolsillos, a la vez que dedicaba una mirada traviesa a la prefecta de Ravenclaw, la cual, se sonrojó.
- No... para nada... Ami me parece que todo marcha bien...
- Pues yo opino que Petegrew tiene razón... – Dijo desde atrás la voz de Remus, una vez habían llegado al gran comedor. – Puede que seáis muy famosos y todo eso, pero que todos los alumnos de Hogwarts se vuelvan a veros entrar no me parece muy normal...
- Bahh... tonterías Remus... – Dijo James al licántropo, e inició la marcha hacia su mesa seguido de cerca por sus amigos, bajo cientos de ojos que los contemplaban. Tomaron asiento en su lugar de siempre, y se dispusieron a comer, pero una voz los saludó.
- Buenos días Sirius... y compañía... – Crystal sonreía de oreja a oreja, al golpeador, ante la cara de sorpresa del chico, que miró a ambos lados, como buscando un clon suyo, ya que la chica solo lo mandaba a la mierda, en toda su vida le había dado los buenos días...
- ¿Y ha ti que te pasa? – Preguntó mordazmente el chico.
- Que poca educación... – Dije yo, desde luego... no me estraña que no nos llevemos bien... si nisiquiera saben dar los buenos días...
- Te lo dije James, aquí pasa algo raro... No es normal que se sienten tan cerca nuestra, y menos aún para darnos los bueno s días... me huele a gato encerrado... – Decía Remus al oído del moreno.
- Bueno, es que últimamente hemos reflexionado y creemos que lo mejor es que enterrásemos el hacha de guerra, e intentáramos llevarnos bien... – La voz dulce y seria de Cathy sonó muy convincente, al menos eso me pareció a mi, pero estos chicos, que de tontos no tienen un pelo no entraron al trapo...
- ¿Seguro que no es otro jueguito vuestro? – Dijo Remus... normalmente es un encanto, pero cuando le busca tanto pies al gato me desespera, ¿Por qué tiene que ser tan precavido el chico? Lo único que hace es chafarme la mitad de mis estupendas bromas...
- Por favor Remus, deja ya la prevención.. que vamos en serio... – Le tocó el turno de argumentar a la pelirroja, pero yo que tengo un humor demasiado alegre, tuve que simular que me agachaba a recoger algo de la mochila, para evitar que vieran la gran sonrisa que se me había asomado en los labios. Una vez conseguí reprimirla salí de mi escondite, justo en el momento que un chico de pelo grasiento, nariz ganchuda, y tez blanca se levantaba en la mesa de Slytherin y llamaba la atención del gran comedor con un gran grito.
- ¡¡Eh James! – Gritó Snape a su eterno enemigo con una gran sonrisa de oreja a oreja, al mismo tiempo que todos volcaban la vista al Slytherin y al Gryffindor, que se había levantado de su asiento, para plantarle cara a cualquier sandez que dijera el estúpido de Snape... Pobrecito... no sabe lo que le iba a decir el vampiro... (pensé yo).- ¿¿¿¿NOS VAS A HACER OTRO STREAPTEES HOY? ¿¿¿¿DÓNDE TE HAS DEJADO LA PORRA?
Las risas no se hicieron esperar, e inundaron el gran comedor, aunque la primera en echarme a reír fui yo... Desde luego Snape no me caía muy bien, pero desde ese día le tendría algo más de respeto a la hora de lanzarle un maleficio... Esta vez, ni James ni ninguno de los Merodeadores fueron capaces de articular palabra alguna... a excepción de Remus, que dijo en voz baja Os avisé. Los dos amigos morenos se miraron a los ojos, que en esos momentos estaban inyectados en rabia, y se giraron instintivamente hacia donde estábamos nosotras, que en esos instantes nos desternillábamos de la risa... incluida Cathy, que normalmente era la más disciplinada del grupo. Los maestros estaban estupefactos ante la situación, aunque ya era algo bastante común, ver a los merodeadores pasando algún tipo de vergüenza, y cuando no eran ellos se trataba de las LC3 o de Snape. Por lo que el director, tranquilizó a los profesores diciendo que en unos minutos el ambiente volvería a la normalidad. Y así fue... Yo me sujetaba la barriga ya que el dolor había echo su aparición, no os aconsejo reiros de esa manera... creo que si lo hiciera muy a menudo tendría hasta el vientre más plano que el de la esa de Gryffindor. Pero eso sí, aquella situación se la contaría a mis nietos... Una vez todas nos habíamos medio serenado, tuvimos que tragar saliva, ya que la mirada de los Merodeadores parecía homicida, un rubor rozo recorría sus mejillas, y sus ojos se encontraban inyectados de rabia, y deseosos de venganza.
- Os felicito... esta vez os lo habéis currado... – Dijo Sirius, a la vez que daba un par de palmas, ovacionando nuestra gran obra de arte de manera irónica. Porque claro está, lo de la noche anterior había sido una auténtica obra de arte por nuestra parte, o al menos eso afirmaba todo el sector femenino de Hogwarts, que ansiaba que esa broma se volviera a repetir lo más pronto posible, y que si pudiera ser durara algo más...
- Gracias. – Dijo Lily.- La verdad, ha sido uno de nuestros mejores golpes, me alegra que reconozcáis nuestro talento. Os hemos dejado el listó muy alto, dudo mucho que algún día en toda vuestra vida podáis superar lo nuestro. – La pelirroja irradiaba felicidad por los poros, y no se amilanó ante la aptitud de los Merodeadores.
- Querida Evans... Estás muy equivocada, hasta el momento hemos sido indulgentes con vosotras, pero eso se acabó... ¿Queréis guerra? Pues la vais a tener... – Dicho esto, se levantó de la mesa seguido de sus amigos y desaparecieron por las puertas de roble hacia los jardines.
- Siento decir... "os lo dije" ... – Remus estaba sentado debajo del haya, que había visto crecer a los merodeadores, desde su llegada al colegio de magia. En esos instantes miraba a sus amigos con reproche. – Te dije ayer que no había sido buena idea hacerle eso a Chris... Ya sabes como son, basta con que hieras a un solo lobo, para que toda la manada se lance contra ti.
- Puede que tengas algo de razón... – Dijo Sirius. – Pero esta vez se han pasado... estoy de acuerdo con James, si lo que quieren es guerra la van a tener, con los Merodeadores no juega nadie.
- Siento deciros que tiene un buen nivel en eso de preparar bromas, no debió ser tarea fácil programarlo en un periodo de tiempo tan corto, y por lo que parecía en el gran comedor, no ha quedado nadie en todo Hogwarts que no se haya enterado de lo que hicisteis esta noche pasada. Apostaría mi varita a que este plan fue trazado por Cathy...
- Estás loco Remus... Precisamente ella, parece la más normal del grupo, e incluso yo diría que la que menos tirria nos tiene... – James parecía totalmente seguro de lo que decía. Pero Remus se limitó a sonreír.
- Cuán Equivocado estás amigo... NO te dejes engañar por las apariencias, recuerda que yo mismo suelo ser el cerebro de las grandes bromas de las que tanto alardeáis. – El chico de ojos almendrados reflexionó sobre la idea.
- Ese no es el punto, son un grupo, si una hace una cosa que lo paguen las demás... Además no creo que haya sido solo Cathy la que lo planeó todo... Prefiero que nos concentremos en nuestra venganza, las cosas no se van a quedar así... –Sirius lazaba piedras al lago, haciendo que estas dieran varios saltos por la superficie del agua.
- Yo creo que deberían preocuparos otras cosas, como el castigo de la profesora McGonagall, ya tendréis tiempo de planear algo, o mejor dicho, de que yo piense en algo... Aunque a mí no me haya afectado, esto me incumbe... nuestro honor se encuentra en juego... – Dijo el castaño, mirando decidido a sus dos amigos, que se habían quedado estupefactos por las palabras del chico.
- Remus, yo creo que a ti lo que te pasa es que te han herido el orgullo... Seguro que nunca habrías pensado en la idea que se le ocurrió a Cathy... jajajaja – Estalló en risas Sirius...
- Puede que tengas algo de razón... – Susurró el licántropo, mientras tomaba su mochila y se incorporaba. – Vamos a clase... vosotros encargaos de cumplir el castigo que yo me encargo del tema de la broma.
- Así será mi capitán... – Bromeó el buscador de Gryffindor, haciendo un saludo de militar.
- ¡¡¡¡SOIS LAS MEJORES! – Gritaron un grupo de chicas de Ravenclaw que pasaban por nuestro lado, haciendo que nosotras esbozáramos una gran sonrisa.
- Cathy eres un genio... – Decía Crystal pasando el brazo por encima del hombro de la rubia, al mismo tiempo que le daba un beso en la mejilla.
- No te reconozco... creo que te prefiero cuando pierdes los estribos.. – Bromeó la chica, y las demás incluidas Crystal nos hechamos a reír, con cada broma que les hacíamos a los Merodeadores, el lazo de nuestra amistad se estrechaba un poco más.
Un silencio invadió el camino hasta las mazmorras, donde impartíamos pociones. Al parecer todas nos pusimos un poco nostálgicas, recordando nuestra primera broma a los merodeadores. Son uno de esos recuerdos que rememoras tanto en los momentos felices, como en los tristes. Lily acaba de tropezar en el tren, y un par de muchachos se estaban metiendo con ella, diciendo que era una sangresucia, y que era muy fea y bajita para su edad. En ese momento llegue yo, y planté cara a los chicos, pero pronto empezaron a tomarla con migo también.. justo en el momento en que las lágrimas iban a brotar por mis ojos, apreció Crystal seguida de Cathy. La primera arregló la situación cortando por lo sano, llegó hasta James, y le propinó una patada en la entrepierna, dejando kao al chico, su amigo se limitó a recogerlo y salir por patas de allí, lejos de aquella homicida que quería acabar con todos los futuros Siriusitos y Jemasitos. A continuación las cuatro encontramos un vagón para nosotras y comenzamos a encontrar cosas en común, y sobretodo estuvimos de acuerdo que aquellos chicos, no volverían a humillarnos más. Yo que soy demasiado sensible para algunas cosas dejé escapar una pequeña lágrima... si no fuera sido por los Merodeadores, tal vez nosotras no seríamos amigas, ni tendríamos ese lazo tan bonito que nos unía, y que hacía que pudiéramos continuar el día a día y salir de los malos momentos.
- Oye Chris, ¿Por qué lloras? ¿No te habrán echo algo los...? – Lily me miraba preocupada, como si de mi propia madre se tratara.
- No es eso... – Me limpié la lágrima solitaria que surcaba mi mejilla, y miré con dulcemente a mis amigas. – Solo recordaba nuestro primer encuentro... ¿Os acordáis?
- Claro que sí... como olvidar mi brillante actuación... – Dijo orgullosa Crystal mientras sonreía.
- Yo creo que aquello fue el principio de nuestra bonita amistad... – Decía yo, mirando divertida a la castaña.
- Pues si... creo que los Merodeadores hicieron algo bueno por una vez...
- ¿EL QUÉ? – Preguntamos todas al unísono a Cathy.
- Pues ponerme en vuestro camino... – Dijo la chica algo emocionada.
- Un abrazo ¿no? – Dijo Crystal. Dicho esto nos abrazamos, no era muchos los momentos en los que demostrábamos nuestro afecto en público, incluso entre nosotras, no eran demasiado comunes los abrazos o discursos emotivos. Se que a más de uno le puede resultar algo cursi una escena así, pero saber que hay gente que se preocupa por ti, y con la que siempre puedes contar, merece una escena así ¿no creen? De todos modos como este es mi ficc, opino que debe potenciar cosas como el valor de la amistad, la alegría, el amor y el desamor. Cosas que nos ayudan a superar el día a día.
- Vaya, vaya, si parecéis los teletubies "abrazo fuerte" – Dijo en tono irónico Snape. Siempre tiene que haber alguien que estropee los momentos bonitos.. y él tenía el don de la oportunidad. – Una sangresucia, una pobretona, una traidora a la sangre y... – Se quedó pensativo mirándome, para encontrar el calificativo adecuado, hasta que sonrió macabramente y dijo. – El bicho raro, incapaz de decir a sus propias amigas que es...
- ¿Cómo te atre...? – La sangre corría por mis venas, llena de odio, ira, deseaba golpearlo hasta la saciedad, solo mis seres más cercanos conocían ese secreto.. ¿Cómo podía saberlo? Tomé mi varita, y me puse en ristre, dispuesta a lanzarle una maldición imperdonable si era necesario... Ahora me retractaba de lo que dije en el gran comedor, quería verlo sufrir.. acababa de hurgar en la herida, y lo iba a pagar caro.. – CRUC...
- ¿QUÉ HACES? ¿TE HAS VUELTO LOCA? – Alguien se había aparecido a mis espaldas y acababa de bajarme la varita, su aroma me era familiar...sino me equivocaba era...
- ¿Sirius?... – Pregunté dubitativa, al tiempo que me giraba para mirarlo a sus preciosos ojos azules, sino fuera quien soy, todo sería distinto... pensé en ese momento.
- Vaya, si llegaron los salvadores... – Ironizó Snape, y unas risas se escucharon a sus espaldas, unos cuantos Slytherin se encontraban a espaldas de él, y parecían estar de acuerdo.
- No les necesitamos para defendernos...- Dijo Crystal orgullosa de sus posibilidades, detestaba tener que aceptar la ayuda de alguien, y si lo hacía debía de tratarse de algo de suma importancia.
- Cállate traidora a la sangre... – Escupió el chico de pelo grasiento.
- Oye gilipollas, que aquí los únicos con derecho para meterse con ellas somos nosotros. – Dijo James, señalando a los demás merodeadores. Puede que nonos llevásemos del todo bien, pero después de todo, pertenecíamos a la misma casa, y lo que Snape estaba haciendo no lo iban a pasar por alto.
- ¡¡¡Eres un desgraciado, cabrón y puto vampiro, que como no tiene amigos con los que juntarse prefiere hacerle la vida imposible a los demás! – Exploté yo, que sino decía algo más, tomaría la decisión de lazarle un AVADA, si me duele el que se metan conmigo, más le valía que no lo hiciera con aquellos que son importantes para mí. Al parecer, mis insultos hicieron algo de efecto en el chico, que su puso más pálido de lo habitual en él. Por otro lado, Sirius me sostuvo con mayor fuerza, ya que pensaba que en cualquier momento era capaz de lazarme sobre Snape y estrangularlo en ese preciso instante, tal y como le indicaba mi mirada de demencia, me encontraba fuera de sí.
- Pese a que no me gusta darle la razón, creo que esta vez la tiene. – Dijo James, y a su lado Remus asintió. – Ya te estás callando esa bocota sino quieres que te la rompa a puñetazos si es necesario... – Sacó su varita y apuntó con ella al chico, que abrió más los ojos, aunque una sonrisa irónica se asomó por sus labios.
- Vamos Potter... ¿Tu, y cuantos más? Sabes de sobra que en un duelo uno contra uno te ganaría, sino fuera por tus estúpidos amigos ya serías comidas de peces. – Dijo maliciosamente, mirando con odio a su eterno enemigo. Sabia que lo mejor era probocarle para que perdiera los estribos, entonces sería su oportunidad...
- ¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?- Dijo la voz de Andrew, el profesor de pociones, que acababa de salir de su aula ara dar la entrada a sus alumnos, y para encontrarse con ese espectáculo.
- NADA! – Gritemos a la vez los merodeadores y las LC3, por una vez nos poníamos de acuerdo en algo, no queríamos un castigo de una semana limpiando calderos sin magia.
- Eso espero... – Dijo el profesor, que pensaba que hay pasaba cualquier cosa menos "nada". – Ahora bien, dejaos de tonterías y pasad adentro! – Ordenó el ya anciano profesor.
Acto seguido los alumnos comenzaron a entrar en clase, pero yo me quedé algo rezagada, apoyando mi espalda contra la pared, escuché un golpe seco, y supuso que el profesor ya había cerrado la puerta de la mazmorra, pero la verdad era que yo no pensaba ni siquiera entrar, di un suspiro y me dispuse a marcharme en dirección a los jardines, la lechucería, done fuera, pero lejos de la gente, lejos de todos... necesitaba estar sola... Pero al girarme en dirección opuesta a la de la clase alguien me tomó de la mano, e hizo que me girara... Esperaba encontrar a una de mis mejores amigas, pero no fue así.
- No me esperaba esto de ti... – Fue lo único que dijo, mirándome con sus ojos azules, de una manera extraña, no sabría a ciencia cierta como definir la sensación que me dio... yo diría que de decepción. Un pequeño pellizco seme cogió en el estómago, el Sirius que yo conocía se abría reído de mí, o le habría importado un rábano el que me pasara el expreso de Hogwarts por encima. En cambio, ahí estaba él, incluso me atrevería a decir que "¿preocupado?" ¿Cómo va a estar preocupado por mi, me reproche a mi misma. – Pensé...que eras una de esas chicas fuertes, que saben afrontar los problemas de cara, que no se deja llevar por lo que dicen los demás... y veo que tenía un mal concepto de ti... – Dijo con voz ronca y seria, a la vez que se apoyaba en la pared en una postura que a mí me pareció sexy. Aunque como no era momento de tonterías... regresé a mi mundo.
- Siento decepcionarte, pero no sabes nada de mi vida.- Dije yo en tono mordaz. Para una vez que intenta ser amable conmigo, lo mando a tomar viento... me decía a mi misma. Pero la verdad era que sus palabras me habían llegado al fondo del corazón. Yo no solía ser de las que huyen de sus problemas, pero este en concreto, me superaba. Además, no quería meter en esto a mis amigas. – Metete en tus asuntos Black. – No quité el tono mordaz de mis palabras, pero yo creo que más bien sonaron débiles, como en esos momentos estaba yo. ¿Era mucho pedir querer irme a llorar a un sitio donde nadie tuviera que tenerme compasión?
- Se que nunca nos hemos llevado bien, pero no eres la única que tiene problemas ¿Sabes? – Se puso delante mía y me impidió el paso.- No se por qué te habrá dicho eso el estúpido de Snape, pero estoy seguro de que no será peor que tener una familia impregnada de mortífagos cuyo principal fin es que todos sus descendientes sean iguales, o mejores que ellos... Pero aquí me tienes, en contra de Voldemort, de todos sus seguidores y en contra de mis propias raíces... no me queda nada salvo James, Remus y... bueno Petegrew. ¿Vas a decirme ahora que tus problemas son peores que los míos? – No sabía mucho a cerca de los Black, pero si conocía la aparte de que ellos siempre habían sido fieles seguidores del lado oscuro, aunque el saber que lo único que le quedaba al chico eran sus amigos... eso era algo que nunca me hubiera pensado.
- Lo... lo siento... – Logré articular, tal vez no fuera tan mal chico.
- Ya que no estás de ánimo para una clase de pociones.. ¿Qué te parece si vamos a la torre de Astronomía y nos despejamos un rato? – Sugirió el moreno, y yo asentí, no parecía mala idea.
- Un momento... ¿No estarás haciendo esto para vengarte de mí? – Reaccioné yo, es que soy a veces muy mal pensada, aunque de seguro más de uno de vosotros habría pensado eso si el chico cada vez que te dijese algo fuera para reírse de ti. Pero el solo sonrió con sinceridad.
- Ahora te pareces a la Chris que yo conozco...
- Espero que sepas mantener la compostura y no te vayas a propasar conmigo... – Dije yo a modo de broma, parecía que estar en su compañía comenzaba a surtir efecto, ya que poco a poco estaba dejando de lado aquello que tanto lograba atormentarme durante las noches. Me dedicó una mirada pícara y me miró de arriba abajo.
- Si eres capaz de resistirte a mis encantos... – Dijo, creyéndose que tenía a mis universo para mí solita. Ya no me caía tan bien... parece que volvía a ser el presumido y soy-el-mejor-del-mundo-arroyidaos-ante-mi de siempre.
- ¿Siempre eres tan egocéntrico?
- No. Es que me sale solo. – Se encogió de hombros, dándome a entender que no es que lo hiciera a posta.
- Ufff... – Suspiré, no se como lo aguantan Potter y Lupin, bueno... si lo sé, son iguales de egocéntricos que él.
- ¿Dónde se ha metido Chris? – Crystal parecía haberse percatado de la ausencia de su mejor amiga, y la buscaba con la mirada por toda la clase, como esperando que saliera de debajo de alguna silla y dijera "buh".
- No la he visto entrar... – Afirmó Lily, confirmando las sospechas de la castaña. – Por si no os habéis dado cuenta, el que tampoco está es Black. – Las otras dos amigas giraron instintivamente hacia dos pupitres más atrás, donde se solían sentar los merodeadores, y efectivamente el moreno de ojos claros no se encontraba allí.
- Espero que no le esté haciendo nada...- Amenazó la castaña, mirando homicidamente a James y Remus, que sintieron un escalofrío, cuando se tropezaron con la mirada de la chica.
- Menuda manera de darlas gracias que tiene esa chica, cualquiera diría que tal y como me mira quiere que me de un yuyu (que la palme). Oye Remus... ¿Dónde está Sirius?
- Pues ahora que lo dices... creo que no ha entrado a clase... y si te fijas bien... Chris tampoco ha entrado...
- ¿No estará con...?
- ¿Ella? – Acabó la frase Remus.- Puede que sí, pero espero que no le vaya a hacer nada malo, la verdad antes se veía muy afectada por lo que le dijo Snape, ¿Alcanzaste a escuchar lo que le dijo?
- No, pero con la cara que tenían las chicas... apostaría el mapa del merodeador a que más le vale a Snape que se ande con cuidado, si a nosotros nos hicieron esa jugada por lo que le hizo Sirius a Chris, imagina lo que le podría suceder al vampiro ese.
- No quisiera estar en su pellejo...
- ¡¡¡POTTER Y LUPIN, 10 PUNTOS MENOS PARA GRYFFINDOR!-El profesor de pociones estaba a escasos dos metros de ellos y los miraba con una cara de mala leche... que ni tu madre cuando te has cargado un plato de la cocina.
- Lo sentimos profesor... – Dijeron ambos a la vez, aunque el daño ya estaba echo, y se habían ganado una mirada recriminatoria por parte de todos los demás leones que había en el aula.
Una suave brisa pasaba por la torre de astronomía, no me gustaban mucho las alturas, pero allí conseguía sentirme en paz conmigo misma. Llevábamos una media hora sin articular palabra, tan solo disfrutando de la vista, y cada uno de nosotros, inmersos en nuestros pensamientos. De pronto sentí que alguien se sentaba a mi lado.
- Creo que deberías contárselo ha alguien... – Su mirada se perdía en el lago, en los frágiles movimientos del calamar gigante en su superficie.
- No creo que sea buena idea...
- No lo sabrás hasta que no lo hagas... – Ahora me miraba a mí, volvía a tener ese brillo de preocupación en los ojos.
- Pondría muchas cosas en juego si lo hiciera, sobretodo nuestra amistad, y no estoy dispuesta a perder algo tan bonito como eso. – Me considero una persona de ideas fijas, y cuando algo seme mete en la cabeza, no hay quien me haga cambiar de parecer. Hay veces en las que pienso que es un defecto y otras que una cualidad, en esa ocasión yo diría que fue un defecto.
- ¿Y si confías ese secreto a otra persona? – Dejó caer el chico la pregunta. Yo me quedé paralizada... ¿No estaría pensando...?
- Ni creas que te lo voy a contar a ti...
- Era una idea a tener en cuenta, puede que sea egocéntrico... – Asentí a modo de afirmación. – Un poco presumido... – Levanté el entrecejo a modo de que se había quedado corto, era bastante presumido. – Pero ante todo soy un fiel amigo...
- El problema es que yo no soy tu amiga.
- Pero eso tiene solución. ¿Quieres ser mi amiga? – Estendió su mano y me sonrió dulcemente. Aunque yo dudaba de ese ofrecimiento... – Vamos mujer, que no te voy a morder.
- Vale, pero puedes estar por seguro que las cosas entre nosotros no van a cambiar para nada. ¿De acuerdo? – Extendí la mano y ambos las estrechamos.
- Hecho.
Ya era la hora de la cena. Después de la conversación con Sirius acudí a las siguientes clases, bastante mejorada de humor, y volviendo a ser la alegre y divertida Chris de siempre. Mis amigas me preguntaron acerca de mi conversación con Sirius, pero yo solo les dije que me hizo sentir mejor, y que en el fondo no era tan mal tipo como nosotras creíamos. En la cena las cosas parecían haber vuelto a la normalidad, nosotras nos sentemos lo más alejadas de los merodeadores, y ellos en su lugar habitual, rodeados de fans.
- ¿Y vuestro castigo con McGonagall? – Preguntó Remus, dejando de lado un momento el suculento pollo a la salsa que tenían esa noche para cenar.
- Petegrew se ofreció para hacer ese trabajo. – Dijo James, con trabajo ya que tenía la boca llena de patatas.
- Oye Sirius, sigo sin entender por qué te fuiste en la hora de pociones...
- Ya te lo he explicado lunático, ella se encontraba mal y decidí animarla, eso es todo. – Dijo el chico como si aquello fuera lo más normal.
- Pues mira que yo no me trago eso... ¿Desde cuando eres tu un buen samaritano? – Intervino James.
- ...
- Ves, tu esocndes algo, y pienso saber que es...
- James, siento no poder decirte nada pero es algo entre ella y yo... Despueés de lo mal que lo ha pasado no pienso traicionar su confianza. – El chico de ojos azules adoptó una aptitud seria, que dejó boquiabiertos a Remus y a James.
- Al parecer estás madurando amigo, me alegro por ti... ¿Entonces nada de broma? – Preguntó Remus, sabía que por mucho que Sirius quisiera cambiar... no rechazaría la idea de una broma.
- Hombre... tampoco es para llegar a esos extremos... así que dispara que necesito algo de acción. Hace exactamente... – Consultó su reloj de muñeca y dijo.- 20 horas con 3 minutos y 15 segundos que no he gastado una broma, creo que es una situación crítica.. – Fingió estar alarmado el chico.
- Tomare eso por un sí... mejor nos vamos a otra parte y os digo el plan.
Notas de la autora: Gracias a aquellas personitas que estan leyendo el ficc, no saben lo que significa para mí, pero espero que se animen a dejar reviews ya que es mi primer ficc de los merodeadores. Siento que este capi haya sido un poco melancólico, pero prometo que el siguiente será divertido, ya verán el merecido que le espera a Snape, y poco a poco irán sabiendo algo más del secreto de Chris. Un besazo para todos y todas.
Cristy
