Hace ya varios meses que nada sabe de él, pero aún recuerda sus ojos, sus largos cabellos, las palabras que le susurraba al oído...y la emoción que sentía cuando estaban juntos. Ella no sabía como había llegado la separación, pero el alejamiento entre ambos empezó poco a poco, sin que apenas se diesen cuenta; después, una fría mañana, él se marchó, dejándola sola en la oscuridad, y con un inmenso vacío en su corazón.
Todos los intentos por distraerla, por apartarla de sus amargos recuerdos, eran inútiles, ella no quería olvidar. Y así, poco a poco, se fue hundiendo en la desolación. Por las noches se despertaba llorando, recordando el calor de su cuerpo junto al de ella, el ritmo de su respiración mientras dormía, sus manos fuertes pero suaves y delicadas cuando acariciaba su rostro, la calidez de sus besos, y la profundidad de su voz.
A cada instante le parece sentir el eco de su voz en el viento que mece sus cabellos, musitando su nombre; cree sentir su aliento en el cuello, o el suave roce de sus caricias... pero al volverse para responderle, el hechizo se rompe, pues su amor se fue hace mucho tiempo.
Incapaz de soportar por más tiempo su soledad y amargura, quiere liberarse, olvidar todo y a todos...No puede aguantar por más tiempo la compasión y las miradas de los demás Es entonces cuando comienza a preparar en secreto su partida. Nadie sabe nada, pero no importa; se irá sin equipaje, sin lastres, no necesitará nada en el lugar al que irá.
El amanecer...fuera hace mucho frío, pero a ella no le importa. Mira hacia el cielo por la ventana, el alba es muy bello desde el acantilado, el cielo de un azul muy límpido y de un hermoso dorado en el lugar donde está despuntando el sol. Abre la puerta, dirigiendo sus pasos hacia delante, sin mirar atrás. A llegar al lugar, se detiene, quedándose inmóvil durante unos minutos, quizá los más decisivos de su vida. Después sonríe, y cerrando los ojos, da un paso adelante, dejándose caer, emprendiendo el camino hacia su liberación...
