Tengo que escribirlo, sí, tengo que escribirlo porque, si no me desahogo, acabaré asesinando a Mikasa.
Esa lunática se atrevió a irse de las greñas con la ''chica de los ojos azules''. Ahora ella no quiere saber nada de mí ya que ''no quiere ser un obstáculo para mi supuesta felicidad con Mikasa''.
Es la primera vez que Mikasa llega tan lejos y, por si fuera poco, a causa de alguien por quien no tengo ningún interés ni romántico ni sexual. Este ha sido el ultimátum para nuestra relación. Pienso ya es hora de liquidar todo y que cada quien se quede con la prestación que le corresponde.
Debo reconocer que gran parte de este desenlace ha sido gracias a mí. Por mi ingenuidad al convencerme de que con no serle indiferente, que con acariciar de vez en cuando su corazón, aunque sin atreverme a hacerle el amor por completo, estaba evitando romperlo, pero a fin de cuentas hice un daño mayor: la encadené a un sentimiento que no es pleno, que se queda parado en el limbo de ser y no ser.
Ella no se lo merece.
Mikasa merece ser libre y es con toda seguridad lo que llevaré a efecto.
Voy a liberarte, Mikasa.
