Holaaaaaaaaaaaaaa! perdon, gomen, sorry... y en todos los idiomas ke se les ocurra, Lamento mucho haberme demorado taaaantooo en subir el miserable capitulo, pero la u me tenia colapsada, final de semestre, que a los viejos se les ocurren ponerse brigidos a ultima hora ¬¬ y como muchas de ustedes me han visto en msn mas colapsada ke nunca pos por eso me demore tanto... lo lament de verdad... snif... pero como ahora toy de "vacas" (en teoria) pues podre subirles mas seguidos capitulos, para resarsir el avandono en las ke las tenia U.U
Espero terminar un especial de navidad ke estoy escribiendo... jojojo no se si les incluya al viejito pascuero pero se aceptan sugerencias.. :P
Yaps no las aburro mas, nos vemos abajo... las dejo con un nuevo capitulo de Casi Perfecto..
no esta mas decir ke Rurouni Kenshin no me pertenece... y ke yo hago este fics sin interes de lucro..
ya saben
negrita: mis comentarios.
cursiva: dialogos.
y esop... nos vemos abajoooo
Casi Perfecto.
CAPITULO 5.
- ¿Entonces¿Qué tal te va en el centro?- preguntó Kogoro cuando entró en el despacho de Kenshin a la mañana siguiente.
- Bien.- Respondió Kenshin, sin revelarle la verdadera situación.
Aquella palabra había sido una gran mentira. El día de ayer, le había dicho a Kaoru que debían ser solo amigos. Aquel día se había convertido en el más largo de su vida. Los amigos eran tipos con los que se jugaba al fútbol, no eran preciosas pelinegras de maravillosos ojos. No eran ensoñaciones que te acompañaban todo el día e invadían las noches. Y, con toda seguridad, no hacían perder la concertación.
- ¿De verdad?.- insistió Katsura.
- Sí, es fantástico.- replicó él, que no estaba dispuesto a confesar que la directora le traía de cabeza. Katsura se echó a reír y se dejó caer en una de las sillas que había delante del escritorio de Kenshin.
- Me parece que estás ocultándome algo. Ahora dime la verdad.
- El centro es mucho más grande de lo que yo había esperado.- dijo Kenshin, evitando mirarlo a los ojos a su jefe -, pero la directora hace un trabajo excelente.
- ¿Y qué has estado tú haciendo?.
- Ayudar en lo que he podido.- respondió Kenshin, rebulléndose en la silla.
- ¿Te importaría especificar un poco más?.
- ¿Por qué no te pases por el centro y lo ves con tus propios ojos?.
- Es una idea estupenda. Creo que lo haré. ¿Crees todavía que el tiempo que pasas allí repercute negativamente en tu trabajo?.
- Sí. Sabes también como yo lo que ocurriría, con Ishin Shishi si falla la fusión.- le recordó Kenshin, sabiendo que Katsura era consiente de que la empresa sufriría problemas económicos.
- Entonces¿qué me sugieres que hagamos?. ¿Qué cancelemos tu compromiso con la comunidad?.
Aquella era una buena pregunta. Kenshin pensó en los ancianos y en Kaoru. Se sentía dividido, sí, quería que se le revelara del voluntariado, especialmente porque había besado a Kaoru. Nada le apetecía más que pasarse doce horas en la oficina, sin más complicaciones.
Sin embargo, no podía marcharse sin más. Tal vez era su pasado, su padre. O tal vez fueran los ancianos... o Kaoru.
- Necesitan mucho dinero.- explicó Kenshin lentamente -, así que están haciendo planes para recaudar fondos en un acto que celebraran a finales de mes.
- ¿Para que?.
- Necesitan hacer reformas en sus nuevas instalaciones.
- Entonces, ayúdalos a recaudar el dinero.
- Voy a hacerlo, pero no hay mucho tiempo.
- Ellos necesitan un milagro, lo que es tu especialidad. Haremos un trato, tú los ayudas a recaudar el dinero y te veras libre del trabajo.
- ¿Del trabajo?.
- Sí, ya no habrá más servicio de voluntariado para ti. Te puedes pasar el resto de tus dias pegado a tu escritorio sin interrupción alguna, si eso es lo que quieres.- concluyó Katsura poniéndose en pie y dirigiéndose a la puerta-. Ése es el trato, Kenshin. Serás un hombre libre en cuestión de semanas.
Con eso, el hombre salió de la oficina.
Un hombre libre. Aquello era fantástico, fenomenal. Justo lo que Kenshin quería. Debería sentirse contento. Entonces¿por qué no lo estaba?.
- Maldita sea.- musitó Kenshin cerrando de un golpe el cajón del escritorio.
Por mucho que le costara, iba a sentirse contento. Ayudaría con la recaudación de fondos y, cuando todo se terminara, les desearía a Kaoru y a los ancianos que todo les fuera bien. Tal vez pasara de vez en cuando para saludarlos, pero eso seria todo.
Cuando hubieran conseguido el dinero, se marcharía todo lo rápidamente que le fuera posible.
----------&&&&&&&&------------
Kaoru siempre notaba el momento en el que Kenshin llegaba al centro, y aquella tarde no fue una excepción. Los ancianos parecían animarse, el volumen de la sala principal subía y Kaoru se llenaba de... expectación. Al mirar a través de la puerta de su oficina, le vio atravesar la sala, riendo y bromeando con varios de los ancianos. Entonces, su corazón adoptaba un ritmo alegre que ella había aprendido a asociar a Kenshin.
Ella quería pensar que él era solo un amigo, un voluntario que le ayudaría inmensamente con la recaudación de fondos, lo que era un alivio, ya que había demostrado ser un desastre ayudando con las reparaciones del centro.
Ojalá pudiera olvidar el beso que habían compartido, pero no podía sacárselo de la mente. Además, deseaba besarlo de nuevo, ansiaba volver a experimentar las sensaciones que había sentido entre sus brazos.
Kenshin le atraía en muchos sentidos, siendo uno de los más importantes la forma en la que había encajado en el centro. Al mirar de nuevo a través de la puerta, la vio sentado a una mesa con alguno de los hombres. Kaoru había observado la misma escena varias veces a lo largo de los días anteriores. Nunca había sabido de lo que hablaba el grupo pero el día anterior Hana Sakuragui le había traído un puñado de dinero. Había musitado una disculpa con una tímida sonrisa y se había marchado.
Ella había dado al grupo unos cuantos minutos antes de empezar la reunión para hablar de cómo iban a conseguir el dinero. El tiempo se estaba acabando. El día antes había recibido dos llamadas telefónicas de concejales que querían saber si podía conseguir el dinero. Mientras cruzaba los dedos, ella les había asegurado que seria un éxito. Gracias a Dios, ninguno de ellos la había presionado para que les diera detalles, lo que significaba o bien una fe absoluta en su éxito o la seguridad de que iba a fracasar. En cualquier caso, le debía a los ancianos encontrar una solución.
Desgraciadamente, su mente no lograba concentrarse. Cada vez que se sentaba a trabajar, acababa pensado en Kenshin. Repetidamente se recordaba cómo la amistad les ofrecía una solución perfecta. Como amigos, podían trabajar codo a codo sin preocuparse de que interfirieran los sentimientos.
Sin embargo, ella sabia que no podía ser su amiga. Cada vez que lo veía, el estomago le daba un vuelco, le sudaban las palmas de las manos y se le aceleraba el respiración. Más y más, tenia la sensación de que aquella amistad no iba a funcionar.
Lo que le dejaba con un buen problema. Necesitaba a encontrar sus prioridades. De acuerdo, Kenshin era muy guapo y sabia besar muy bien, pero tenia que superar el embelesamiento que sentía por él. Para conseguirlo, debía concentrarse en conseguir el dinero. Así no tendría tiempo para pensar en Kenshin Himura. Aquello ayudaría o al menos, eso esperaba ella.
- Yo creo que si contratáramos una orquesta que tocara una buena música, entonces estoy seguro de que conseguiríamos montones de dinero.- dijo Hana.
- Déjalo estar. Ya dijiste eso ayer y ya te dije que no podemos alquilar una orquesta si no tenemos dinero para ello.- respondió Okina, añadiendo un adorno de color rojo al jarrón de cerámica que estaba pintando.
- Si, bueno, por lo menos es una buena idea. ¿No te parece Kenshin?.
Kenshin los miró a ambos. Hana y Okina eran los mejores amigos, pero se peleaban como si fueran viejos enemigos. Kenshin los apreciaba a los dos. Su padre hubiera podido aprender mucho de aquellos hombres.
- No sé.- respondió Kenshin.- Explícame tu plan.
- Kenshin, ya sabia yo que eras un tipo listo.- replico Hana, dando un golpe a la mesa que asusto a Okina.
- ¡Santa María, Hana, me has arruinado mi obra de arte.- musito Okina, contemplando el jarrón para estudiar el daño. Dando que aquella decoración era, por decirlo de manera amable, abstracta, Kenshin no estaba seguro de cómo Okina podía decir que se la había estropeado.
- Cuéntame el plan.- insistió Kenshin. Hana se reclinó en la silla y se preparo para lo que tenia que decir. Antes de hacerlo, Hana siempre pensaba durante diez minutos. Kenshin estaba a punto de decir algo cuando Okina le dijo.
- Hana, nosotros somos ya viejos. ¿Quieres ir al grano antes de que Kenshin tenga que enterrar a uno de nosotros?.
- En cualquier caso.- protesto Hana, con un gruñido.- como estaba intentando decir antes que se me interrumpiera, deberíamos tener una Gran Noche de Orquesta. Ya sabes, conseguir unos buenos músicos, servir una cena de gala como solían hacer en los grandes clubes en los años cuarenta y bailar. Todo el mundo podría asistir. ¿Me entiendes?-
- ¿Qué te dijo Kaoru cuidando le explicaste tu idea?.- pregunto Kenshin pensando que aquel plan tenia posibilidades.
- No se lo he dicho todavía. Okina penso que era una locura dado que necesitaríamos dinero para contratar la orquesta y alguien que nos cubra los gastos si no conseguimos bastante dinero. Pero yo creo que la ciudad nos apoyaría.
- Sabes que eso no es cierto.- dijo Okina.
- Como si tú supieras algo. Lo que pasa es que estas celoso porque no se te ha ocurrido a ti.
- Ishin Shishi podría ocuparse de eso.- dijo Kenshin.
- ¿Tu crees?.
- ¿Que local pensabas utilizar?.
- No sé.- admitió Hana.- Aquí es imposible. Este lugar es una ruina.
- Creo que podríamos utilizar la cafetería de Ishin Shishi. Es enorme.- explico Kenshin.- Estoy seguro de que mi jefe estaría de acuerdo.
- ¿De verdad?.- Al oír aquellas palabras, los tres hombres se dieron vuelta. Kaoru estaba detrás de ellos. Ella sonrío.
- Déjenme que reúna a todos los demás para que les puedan contar su idea a todos.- cuando todo el mundo estuvo reunido, Hana explico su plan, ignorando las criticas de Okina. Cuando termino, Kaede dijo.
- Me parece maravilloso.
- Yo siempre dije que era una idea con mucho mérito.- intervino Okina. Kenshin reprimió una sonrisa. Los dos hombres parecían rivales de colegio. Pero Kaede les dedico a ambos una maravillosa sonrisa.
- Entonces¿Estamos todos de acuerdo con la idea de Hana?.- preguntó Kaoru. El grupo dejo muy en claro que así era.- Vamos a tener que trabajar mucho y Kenshin necesitara asegurarse de que podemos celebrarlo en Ishin Shishi.
- Podemos hacerlo.- dijo Okina.- Tenemos casi tres semanas.
Kaoru se hecho a reír. Kenshin la oyó y la miro. Al hacerlo vio que ella le estaba mirando. Sus miradas se cruzaron durante unos instantes y luego ella aparto los ojos. Aquella mirada hizo que el pulso de Kenshin se acelerara. Parpadeo y volvió a prestar atención al grupo. ¿De que estaban hablando?.
¡Ah, De la fiesta para recaudar fondos. Ya estaban todos en su terreno. Sabia como poner una idea en practica y darle vida. Por primera vez desde que Kaoru le había hablado del plan, había empezado a creer que podrían conseguirlo.
Y, después de eso, seria libre. Trato de ignorar la repentina tristeza que lo inundo, porque todo lo que importaba en aquellos momentos era que los ancianos consiguieran el dinero.
----------&&&&&&&&----------
Kaoru miró rápidamente a Kenshin, en algún momento él se había quitado la chaqueta. Mientras escuchaba atentamente, se estaba remangando la camisa blanca, luego tomo un lápiz y un par de hojas de papel de encima de la mesa.
- Entonces, Kaoru¿donde quieres que empecemos?.
Ella había esperado que él le diera el papel y el lápiz como si ella fuera su secretaria. En vez de eso, estaba claro que él esperaba que ella dirigiera la conversación. La volvía loca el hecho de que Kenshin fuera tan considerado. ¿Cómo iba ella a poder resistirse si se comportaba así?.
Kaoru intento concentrarse en la conversación. Cuando Hana y Okina empezaron a discutir de nuevo ella aprovecho el momento para dirigirse a Kenshin.
- Gracias por tomar notas.- le dijo.
- Solo estoy intentando ser útil.- respondió él encogiéndose de hombros.- Pero te aviso, estoy seguro que me convertiré en un pesado antes de que esto se acabe.- ojalá Kaoru tuviera tanta suerte, si él se enojaba, entonces, tal vez ella pudiera dejar de pensar en lo atractivo que era.
- Estoy segura que tendré algo que decir si eso ocurre
- ¡Eh ustedes dos¿Qué piensan de la idea de Kaede?.- con esfuerzo, Kaoru apartó la mirada de Kenshin y se concentro en el grupo.
- Lo siento no he oído lo que ha sugerido.
- He ofrecido un extra para esa tarde. Mi difunto marido tenia un coche, un Mercury (NA: jajajajjaja me acorde de un chiste :P) de 1949 que él adoraba. Desde que falleció, no he tenido corazón para venderlo, pero no me gustaría guardarlo para siempre. Nadie de mi familia lo quiere. ¿Crees que alguien le gustaría pujar por un coche?.
- Kaede, no podemos consentir que hagas eso.- dijo Kaoru.- Estoy segura que el coche de tu marido vale mucho dinero.
- Pero yo quiero donarlo.- replico Kaede.- Lo tengo en un almacén, que me cuesta mucho dinero. Siempre he pensado en ese coche como si tuviera algo¿cómo diría yo..., Mágico. Fue lo que consiguió que finalmente me enamorara de mi marido. Un cache especial no debería estar en un almacén.- muy sorprendida, Kaoru se dio cuenta de que el resto del grupo estaba de acuerdo con Kaede.
- ¿Qué dicen?. No podemos permitir que Kaede haga un sacrificio como ese.
- Pero yo quiero hacerlo.- dijo Kaede, volviéndose hacia Kenshin.- ¿Te gusta mi idea?.
- Creo que es fantástica.- respondió él.- pero pienso lo mismo que Kaoru, no podemos permitirte que hagas ese sacrificio.
Kaoru se sintió reconfortada, sensación que le costo mucho reprimir, sin embargo, cuando Kenshin se inclinó sobre Kaede para tomarle de la mano, se le corto el aliento. Él estaba mirando a la anciana con respeto y ternura. Kaoru no podía creer que ella hubiera pensado que Kenshin era frío. Tal vez, los ancianos estaban teniendo un efecto positivo en él.
- Tu marido querría que tu utilizaras el auto para cubrir tus necesidades.- le estaba diciendo a la anciana.- Él...
- No te ofendas querido, pero él querría hacer lo que yo quisiera hacer.- afirmo Kaede.- Y yo quiero donarlo.
- Parece que la señora se ha decidido completamente.- concluyó Kenshin volviéndose a Kaoru.
- ¿Estas segura de esto?.- insistió Kaoru una vez más.
- Si, completamente.- añadió Kaede, con una sonrisa.- A menos que uno de ustedes dos quiera el coche. ¿Quién sabe?. Ese Mercury podría poner un poco de magia en sus vidas.
- No gracias.- dijo Kaoru, algo ruborizada.
- Tengo una idea.- sugirió Kenshin.- Podríamos averiguar cuanto vale ese auto. Entonces después de la subasta, pagaremos esa cantidad a Kaede y utilizaremos el resto del dinero para el centro. Si añadimos ese dinero a lo que consigamos con el baile creo que... deberíamos conseguir lo que necesitamos.
- Ésa es una buena idea.- dijo Yumi.- Ya sabia yo que tu eras un chico listo.- añadió, golpeándole suavemente la mejilla. Luego miro a Kaoru.- Y también muy guapo.- sorprendida, Kaoru vio que Kenshin se sonrojaba. La ver que el resto de los ancianos empezaban a hacer lo mismo, ella intervino.
- De acuerdo, ahora que ya hemos decidido lo del auto, pongámonos a trabajar.- ordeno Kaoru sonriendo a Kenshin.
Después de un instante, él le devolvió la sonrisa, una dulce y atractiva sonrisa que acelero el corazón de Kaoru. Tenia que centrarse, entonces ya estaría todo bajo control, todo.
------------ &&&&&&&&----------
Kenshin miro a Kaoru mientras apartaba la lona que cubría el auto de Kaede. Habían pasado tres días desde que a los ancianos se les había ocurrido la idea de La Gran Noche de Orquesta, y Kaoru había conseguido sacar un momento para ir a ver e auto.
Sin embargo, tal vez había sido una mala idea ir al almacén los dos juntos. Durante los últimos días, a Kenshin le había costado mucho tratarla como a una amiga. En aquellos momentos, en la intimidad del almacén, su libido estaba jugándole malas pasadas.
Tras obligarse a concentrarse en lo que tenían entre manos, él ayudó a Kaoru a retirar la lona. Se había dado cuenta de que, en los últimos días, su deseo de que aquella fiesta fuera un éxito había ido incrementándose. No por él, ni siquiera por Kaoru, sino por los ancianos.
- ¡Vaya!.- exclamo Kenshin, al ver el enorme Mercury negro.
El nunca había sido un obseso de los coches, pero aquel podría hacerle cambiar de opinión. Kaede había dicho que aquel coche le había hecho enamorarse de su marido, al echar una mirada al asiento de atrás, reprimió una sonrisa. Esperaba que no fuera aquello lo que la había convencido.
- Es un coche precioso.- dijo Kaoru.- Entiendo perfectamente por qué Kaede y su marido lo adoraban.
Kenshin miro y a pesar de sus buenas intenciones, se le aceleró el pulso. Ella iba vestida con su habitual atuendo de camiseta y jeans, eran unas ropas perfectamente respetables, pero de algún modo, parecían estar transtornandole. Ambas prendas se le ajustaban al cuerpo, moldeando perfectamente su figura. A él no le importaría meterse en el asiento de atrás del Mercury y ver si ellos también podían conjurar su magia.
Él parpadeo, necesitaba una ducha fría... enseguida.
- ¿Crees que Kaede tiene razón?.- le preguntó Kaoru.- ¿Crees que este auto es mágico?.
- ¿No escribió Stephen King una historia sobre un coche poseído?. Me parece que en ese caso no funcionó tan bien.- ella se echó a reír, produciendo un suave sonido que lleno el almacén como una suave brisa.
- ¡Venga ya!. Tienes que poner un poco de fantasía en tu vida.- Aquello era precisamente lo que estaba haciendo. Se podía ver a si mismo sacándole la camiseta del pantalón, acariciándole el torso y luego...
- ¿Kenshin¿Te encuentras bien?. Pareces estar un poco raro.
Sin poder evitarlo, se le escapo un pequeño gruñido de los labios. Con esfuerzo volvió a la realidad. ¿Qué había dicho ella?. Que tenia un aspecto raro. Probablemente parecía un perro de los dibujos animados, cuando iba con los ojos saltones y la lengua arrastrándole por el suelo (NA: jajajaja es muy gueno ese dibujo XD)
- Estoy bien.- dijo él con esfuerzo.- de veras.
Sin embargo no era así, estaba perdiendo la cabeza por ella, ni siquiera sus sueños eran sagrados. Ella se las había arreglado para colarse dentro de ellos con tanto detalle que a menudo él despertaba preguntándose dónde estaba.
Hasta entonces, jamás hubiera creído que un hombre pudiera morir de deseo. Además ella no siquiera era su tipo. Aunque era hermosa, Kaoru no poseía el aspecto perfecto de una modelo. Más bien, su belleza parecía emanar de su personalidad.
Kenshin sabia que necesitaba hacer algo sobre aquellos sentimientos. Pero no sabia qué, un hombre listo detendría aquello antes de que se produjera un desastre. Y él era un hombre listo, o al menos eso le había parecido hasta entonces.
Kenshin dio un paso hacia Kaoru. Luego otro y otro más, hasta que estuvo directamente delante de ella.
- Kenshin, pensaba que habíamos decidido ser solo amigos.
- He cambiado de opinión.- susurró él, acariciándole la suave piel de la mejilla.
- Tal vez yo no.
- ¿De verdad?. ¿Estas segura de que no podemos negociar esto?. A mi se me da muy bien negociar.
- De eso estoy segura. Y me debes un dólar. – dijo ella inclinando la cabeza con una sugerente sonrisa.- Creo que la magia de este auto te ha llegado muy dentro.
- No sabes cómo.- respondió él empujándola hacia el auto.
Cuando la besó, no hizo ningún esfuerzo por ser un caballero. Estaba hambriento de ella y no quería ocultárselo. Y era evidente que ella compartía su deseo, le estaba rodeando completamente con los brazos.
Aquello era una locura. Estaban comportándose como dos adolescentes, las manos, los labios... El único ruido que había en el almacén era la respiración agitada de los dos y los susurros.
Poco a poco la cordura fue haciéndose dueña de la mente de Kenshin. ¿Qué diablos estaba haciendo?. Aquella mujer era demasiado peligrosa y podría estropear los planes que llevaba haciendo durante años.
Sin embargo, cuando la lengua de ella se deslizo en su boca, la lógica desapareció por arte de magia, al menos durante unos minutos. Si tenia que hacer algo, tal vez podría esperar un par de minutos más. Ella se apretaba contra él, haciendo que él sintiera sus senos contra el pecho. A Kenshin le era imposible formar ni siquiera una frase. La deseaba de una forma que le resultaba imposible de contener.
Tomándola por las caderas, la estrechó más contra él, para hacerla sentir lo mucho que la deseaba. Kaoru se apretó tanto contra él que lo único que Kenshin pudo pensar era que le gustaría tenerla en la cama, verla mientras hacían el amor. Deseaba verle en le rostro la pasión, oírla gritar su nombre cuando llegara al éxtasis.
Con aquellos pensamientos, la lógica y la razón quedaron a un lado.
Cuando la respiración se hizo casi imposible, Kaoru apartó sus labios de los de Kenshin. Durante un segundo, ella se le quedo mirando, entonces, la realidad se vertió sobre ella como si le hubieran echado un cubo de agua fría.
Lo había vuelto a hacer. Había besado a Kenshin sin protestar. ¿En qué estaba pensado¿Dónde estaban sus instintos de protección?.
- Eso ha sido una sorpresa.- dijo ella separándose de él.
- Esta dejando de ser una sorpresa para convertirse en un habito.
Lo dijo con tanta pena que Kaoru no pudo hacer otra cosa que sonreír. Ella miro el reloj y se dio cuenta de que no tenia ningún sitio donde ir durante las próximas dos horas.
- Llego tarde a una reunión.- mintió.- ¿Te importa llevarme al centro de ancianos?.- Al principio, pareció que Kenshin se iba anegar, luego se encogió de hombros y dijo:
- Claro. No hay problemas, ya vendremos en otra coacción a empezar a limpiar el auto.
- El auto... Claro, ya vendremos en otra ocasión.- dijo ella, aunque no seria asi si ella podía evitarlo. Volvería ella sola, no pensaba volver allí con Kenshin.
En silencio salieron del almacén y se montaron en el mercedes de Kenshin. Por suerte, él puso la radio, lo que tapo por completo la falta de conversación que había entre ellos.
Kaoru se dio cuenta de que no podía seguir besando a Kenshin, aquel hombre vivía para su trabajo, asi que besarlo era algo peligroso que podía estallarle en las manos.
Para cuando llegaron al centro, la tensión en el auto era insoportable, después de estacionarse, Kenshin se volvió a mirarla. Cuando sus ojos se detuvieron en los labios de Kaoru, ella le lanzó una mirada de aviso.
- Las cosas entre nosotros, parecen estar escapándose de nuestro control. Necesitamos no volver a tocarnos.- dijo ella, negándose a pensar en lo guapo que era. Por muy atractivo que él fuera, era un adicto al trabajo, aquello era en lo que ella tenia que centrarse.
- Me imagino que tienes razón, no debemos besarnos mas.- accedió él, cuando ella estaba a punto de abrir la puerta, él la tomó por el brazo.- Pero para que sepas, no fui yo quien se detuvo en el almacén. Y no podía dejar de desear que perdiéramos aun más el control.
- Entonces.- afirmo ella.- Es mejor que vayas pensado en otra cosa que desear.
A continuación, Kaoru se soltó de él y salió del coche.
CONTINUARA...
Al fin... un nuevo capitulo y he vuelto a las andadas...
Muchisisisisisisisisimas gracias por toos los reviews que he recibido dandome animos pa seguir el fics jojoj Especialmente a Arcandrea y a la verito... jojojo este capi va dedicado pa ustedes dos.,... (No te preocupes ke te subire el epilogo de chantaje al novio, estoy pegada en la mitad T.T)
Bueno ke mas... Espero sus comentarios varios ya, porque son re importantes para mi pa saber como anda la cosa...
beshitos a toos... y muchas gracias por la nominacion n/n fueron muy amables de verdad... y me alegra mucho ke hayan encontrado mis historias buenas...
mmm algo mas, creo ke nada...
Saludos...
Matta nee...
"Entre
las sombras te esperare, sentada en la roca del olvido, derramando
lagrimas de sangre por tu despedida hace ya tantos siglos. Sentada
entre la oscuridad de Midgard estare soñando con volverte pronto a
ver...
Niuwa..."
