Holaaaaaaaa, perdon de verdad por el atraso del capitulo, pero como algunas ya saben me formatearon el pc y perdi toda la informacion ke tenia, incluyendo los capitulos, asi ke tuve ke rehacerlos nuevamente TT.TT
Ademas de tener puros ataos en la universidad, ya que mi profesor guia de tesis, se le ocurrio renunciar, asi ke me kedo sin profe guia... No se ke haceeeeeer! snif... voy de mal en peor U.U
Pero bueno se la vi, asi ke a ponerle animos, ke me kedan re pocos libros por leer... y terminamos esta pokeria de capitulo tres, aunke despues me keda traspasarlo too al pc T.T... Serap...
Bueno muuuuuuuchas gracias a todas y todos por sus comentarios, no saben lo feliz ke me hacen de verdad... En el proximo capitulo pondre el tan anciado lemon jojojo se viene lo bueno..
Como saben Ruroini Kenshin no me pertenece, (aunke me gustaria tener a kenshin pa mi solita jojoj)
ASI ke aki les va a la simbologia...
Negrita: Mis comentarios
Cursiva: Dialogos
y creo ke eso es todo..
nos vemos abajooo
CASI PERFECTO.
CAPITULO 6
Durante los siguientes dos días Kenshin evito a Kaoru, sin sentirse culpable por ello. Solo estaba haciendo lo que un hombre cuerdo haría. Y un hombre cuerdo no merodeaba alrededor de Kaoru Kamiya, a menos que quisiera tener problemas.
Kaoru tenia todas las cualidades que hacían a una mujer mortal. Las emociones que ella le causaba eran incontrolables. Además eran sensaciones completamente desconocidas para el.
Así que, sabia que había hecho lo correcto evitándola. Tampoco era que Kaoru le hubiera buscado. Incluso cuando el había contratado a un maestro para que reparara el agujero de la pared, ella se había limitado a darle las gracias al pasar por su lado de camino a su despacho aquella mañana. Probablemente, todo saldría bien si conseguía mantenerse alejado de ella. La distancia resolvería el problema.
- ¿Crees que Kaoru necesitaba ayuda con la decoración?.- Pregunto Okina.
Kenshin levanto la vista de sus cartas. Estaban jugando a algo que ellos llamaban "papa Salvaje". Según Kenshin había entendido, no había reglas en aquel juego excepto las que Hana y Okina inventaban mientras jugaban. En aquel momento, el tenia un seis, dos dieses, y dos joker. Todo lo que sabia sobre aquel juego era que fueran las que fueran sus cartas eran malas y las que tuvieran Okina y Hana eran buenas.
- Pensaba que Kaede y Yumi la estaban ayudando.- dijo Kenshin, tirando los dos Joker, pensando que, si iba a perder, por lo menos haría todo lo posible por hacerlo de verdad.
- Así es, pero es que no tenemos mucho dinero con el presupuesto.- replico Okina, tomando las cartas que Kenshin había tirado. Kenshin hubiese querido hacer constar a Okina que tenia en aquellos momentos siete cartas, pero decidió no hacerlo. Okina se inventaría una nueva regla que, por ejemplo, permitía al que repartía tener mas cartas que el resto de los jugadores.
- Ishin Shishi, colaborara con la decoración.- afirmo Kenshin, observando asombrado como Hana extendía la mano y tomaba dos cartas de las de Okina , le daba una a el y se quedaba con la otra. Sorprendentemente, Okina no hizo ningún comentario. ¿qué clase de juego era aquel?.
- ¡Ya esta!.- exclamo Okina, echándole una sonrisa a Hana.- Ya tengo "papa salvaje".- añadió, extendiendo las cartas en la mesa. Tenia un cuatro, un cinco, un ocho, un joker y una reina. En lo que refería a Kenshin, Okina pudiera haber dicho que tenia "pimentón rojo".
- ¡Madre mía!.- exclamo Hana, tirando sus cartas encima de la mesa.- Eres el jugador de "Papa salvaje" con mas suerte que he conocido. Creo que deberías ir a decirle a Kaoru lo de la decoración.- añadió mirando a Kenshin.
- Tal vez tenga miedo de ir a hablar con Kaoru.- sugirió Okina.- Nos hemos dado cuenta de que la has evitado desde el día en que los dos fueron a ver el coche de Kaede. Ese Mercury no consiguió que su magia funcionara con ustedes ¿verdad hijo?.- Hana y Okina, se echaron a reír mientras Kenshin sacudía la cabeza.
- No, ni tengo miedo de ir a hablar con ella ni funciono la magia del auto.- replico Kenshin, sabiendo que estaba acorralado y que tendría oye ir a hablar con Kaoru tanto si quería como si no.- He estado muy ocupado durante los dos últimos días. Esa es la razón de que no haya hablado con ella.
- Ha estado muy ocupado aprendiendo a jugar a la "papa salvaje".- le dijo Okina a Hana, dándole un codazo.
- Si, excepto que se le da fatal.- respondió Hana muriéndose de risa.
- ¿Cómo te has dado cuenta?.- Pregunto Okina, riéndose también. Cuando los dos hombres se echaron a reír de nuevo Kenshin empezó a sospechar algo.
- No hay ningún juego que se llame "papa salvaje"¿verdad?. Los dos me estaban tomando el pelo.
- Solo nos estábamos divirtiendo un poco Ken. No es nada personal.- Dijo Hana.- Pensamos que te iría bien relajarte un poco. Somos tus amigos, y tanto Okina como yo conocemos a hombres que murieron demasiado jóvenes por trabajar demasiado y ser demasiado serios. Eres un buen hombre, pero necesitas divertirte un poco.- Kenshin dejo las cartas encima de la mesa y contemplo a los dos hombres. Nadie se había preocupado por el nunca. Ni siquiera su padre, que había vivido siempre en su propio mundo. Era agradable saber que Hana y Okina se consideraran sus amigos. Entonces Kenshin sonrió y se puso de pie.
- De acuerdo me he tragado lo de la "papa salvaje". Pero prometo pensar en lo de divertirme un poco. Y no tengo miedo de Kaoru.- añadió cuando ya estaba dirigiéndose al despacho de ella.
- Claro que no Ken.- dijo Okina sonriendo.
Kenshin cruzo la sala en dirección al despacho de Kaoru. A sus espaldas, oía las risas de Okina y Hana. Sin embargo estaban equivocados. No tenia miedo a Kaoru, aquella mujer creaba todo tipo de emociones en el, pero miedo no era una de ellas. Por alguna extraña razón, Kenshin deseaba que así fuera.
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Con un gran ademán, Kaoru tachó, llena de satisfacción, lo ultimo que le quedaba en la lista de las cosas que tenia por hacer. Había terminado de preparar la propuesta para la reunión que tenia en la municipalidad aquella tarde y, además, se había acordado de comprar el pastel de cumpleaños de la fiesta de Kaede.
Al mirar a través de la puerta abierta, vio que Kenshin estaba jugando a las cartas con Hana y Okina. Cuando noto que se ponía de pie y que se dirigía a su oficina, el estomago le dio un vuelco.
- Pareces una chica de dieciséis años.- musito mas enojada consigo misma.
- ¿Tienes un minuto?.- le pregunto Kenshin desde la puerta. Tenia una extraña sonrisa en el rostro. Kaoru se limpio el sudor de las manos en la falda. Y recogió las notas de la presentación para tener algo en las manos.
- Claro.- Kenshin miro por encima del hombro y luego entro en la oficina y cerro la puerta. De repente, sintieron que estaban los dos a solas. Esa situación hacia que Kaoru se sintiera tan nerviosa como un canario con un gato.
- Lo primero que quiero que sepas es que creo que estas haciendo un trabajo estupendo con esta fiesta. Es realmente sorprendente.- dijo Kenshin.
- Todo el mundo ha contribuido.- replico Kaoru, jugueteando con los lápices que tenia encima de la mesa, mientras evitaba mirarlo directamente a los ojos.- Yo solo soy parte de un equipo.
- La mayor parte del trabajo ha sido tuyo.- Al oír aquellas amables palabras, ella cometió el error de mirarlo. Aquellos hermosos ojos violetas con rayos dorados, la miraban con una intensidad casi insoportable. Kaoru necesitaba salir de esa situación. La proximidad con Kenshin era peligrosa para su salud. A su lado, el sentido común se evaporaba.
- Gracias.- susurró ella, apartando la mirada, concentrándose en volver a colocar los papeles para la reunión.
- Ya sabes que Ishin Shishi, tiene gran cantidad de artículos de decoración que podemos utilizar para la fiesta. Eso nos ahorraría algo de dinero.- dijo Kenshin.
- Fantástico, gracias por la oferta.- respondió ella, conteniendo el aliento. Tal vez con eso el se marchara.
- No hay problema.- Entonces el le dedico aquella media sonrisa que ella conocía tan bien. El corazón de Kaoru acelero el paso. Deseando desesperadamente buscar una distracción, ella abrió el cajón del escritorio.
- Bueno, gracias de nuevo. Ahora, si me disculpas, necesito encontrar una carpeta para poner resta presentación.- dijo ella agachando la cabeza parar revolver entre los contenidos del calor. Justo al fondo encontró una carpeta azul.- ¿Era eso lo que querías decirme?.- pregunto, al ver que Kenshin no parecía estar escuchándola.
- ¿Qué es esto?.- preguntó él sacando algo debajo de un montón de papeles. En el momento en el que Kaoru vio la portada de aquel libro, quiso que se la tragara la tierra. Kaoru intentó quitarle el libro, pero él fue más rápido. Después de leer la contraportada, se puso a hojear las páginas, reprimiendo una sonrisa. Al ver la expresión que él tenía en el rostro, Kaoru se dio cuenta de que estaba en un apuro. ¿Por qué no había insistido en que Kaede se llevara el libro?. O mejor aun ¿por qué no lo había quemado?. Estaba segura de que la nieta de Kaede lo necesitaba tan poco como ella.
- ¿Es este tu libro Kaoru?.
- No, es de Kaede.
- ¿De verdad?.- preguntó él, arqueando una ceja.- ¿Está Kaede interesada en seducir hombres?.
- No, ella me lo prestó porque...- De nuevo, ella intentó arrebatarle el libro y de nuevo Kenshin fue más rápido.
- Esto parece cosa de niños. ¡Devuélveme el libro!. No es mío y quiero dárselo a Kaede.
- No creo que debas hacerlo.- dijo Kenshin, sin dejar de hojear el libro.- Me parece que este libro contiene ideas muy interesantes. Por ejemplo, el numero 72 parece muy divertido.- Él giró el libro hacia ella, sujetándolo a bastante distancia como para que ella no pudiera alcanzarlo. Kaoru frunció el ceño y él se hecho a reir. Entonces, muy a su pesar, no pudo resistir mirar al libro de nuevo. El numero 72 hizo que ella se sonrojara.
- Pero¿eso es posible?.- pregunto ella, casi sin querer. Kenshin giro el libro y volvio a estudiar la ilustración. Durante un segundo, no dijo nada pero luego miro a Kaoru con los ojos ardientes.
- No sé, tal ves podríamos comprobarlo...- El mero hecho de pensar que ella podía estar con Kenshin en una posición tan intima hizo que Kaoru se sonrojara nuevamente. Los recuerdos del beso que habían compartido unas noches atrás le inundaron la memoria. Le sorprendía el hecho que mostrara tanta decisión a evitar implicarse con Kenshin cuando no estaba con él, pero que, en cuanto él se acercaba, todas aquellas buenas intenciones desaparecían (NA: Créeme a mi tb se me desaparecerían inmediatamente con semejante hombre al frente). Sin embargo, hizo un pequeño esfuerzo.
- Estoy completamente segura de que acordamos ser solo amigos.- aquellas palabras no parecieron convencerlo. Muy al contrario, Kenshin se acercó aun más a ella, dejando el libro encima de la mesa.
- ¿De verdad¿Estas segura?.- musito él.
- Los amigos no se besan en los labios.- afirmó ella, poniéndole una mano en el pecho para detenerle. Su cuerpo era tan tentador, tan cálido... En un acto reflejo, los dedos se le contrajeron. Él contuvo el aliento ante esa caricia.
- He pensado mucho en todo esto.- susurró él, sin apartar la mirada.- y me parece que ya no quiero ser tu amigo.
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Kenshin había demostrado tener poca fuerza de volunta. Había ido a aquella oficina, decidido a decirle a Kaoru lo de los artículos de decoración, desearle buena suerte en la reunión de aquella tarde con la municipalidad y luego marcharse tan rápidamente como pudiera. Sin embargo, al ver aquel libro, se había olvidado de todo menos de su nombre, tal vez incluso sin ver el libro, con Kaoru cerca, le resultaba difícil razonar.
En aquel momento en concreto, no estaba pensando en absoluto. Estaba rozando los labios de Kaoru suavemente con los suyos, esperando que ella se echara hacia atrás. Esperaba al menos que ella tuviera el sentido común necesario para detener aquella situación, pero ella no se movió, en vez de eso, se acercó más a él y le recorrió los hombros con las manos, para luego ponerlos alrededor del hombro.
Una señal de alarma se encendió en el cerebro de Kenshin. Tenia que ejercer su autocontrol. El único problema era que no parecía disponer de esa cualidad en aquellos momentos.
Al oír que ella gemía, él la besó más profundamente. Ella le respondió de una manera tan apasionada que le lleno aun más de deseo. La necesidad se apropio de él, envolviéndole por todas partes. Sin embargo, mientras la besaba, sintió algo diferente en aquel abrazo, además del deseo, experimentó una ternura que nunca había vivido antes. Le daba algo de miedo querer admitirlo, ya que realmente se preocupaba por lo que sintiera Kaoru.
Afortunadamente, en aquellos momentos, ella parecía feliz estrechándose contra él. Él se movió de manera que ella pudiera sentir su ardiente masculinidad. Aquella mujer parecía casi perfecta para él, tanto que tenia que ser imposible. Cuando ella se movió, imitando de la misma manera lo que él acababa de hacer, él se imaginó que, en aquellos momentos, podrían conseguir el numero 72 sin ninguna dificultad.
Lentamente, él deslizó una mano desde la cintura de ella para subirle por el torso. Cuando llegó a rozar la parte inferior del seno de Kaoru, las puntas de los dedos le vibraban de anticipación. Kaoru murmuró algo y se dio la vuelta entre los brazos de él. Aquel movimiento hizo que Kenshin moviera más arriba la mano y que él pudiera cubrirle el seno entero con ella.
Ella siguió haciendo sonidos apasionados mientras él iba acariciándole sus finas curvas. Al tocarle el pezón ella tembló ligeramente, lo que le volvió loco. Saber que ella disfrutaba lo excitaba aun más. Aquella mujer parecía la más adecuada con la que había compartido un momento como aquel. Aquella sensación le producía sensaciones que eran una mezcla de miedo y éxtasis. Entonces, la empujo hacia el escritorio. Quería hacerle el amor allí mismo, sin importarles donde estaban. El deseo le había vuelto loco.
Cuando estaba a punto de quitarle el chaleco, por la cabeza, se oyeron unos ruidos procedentes de la sala que parecieron levantarle la niebla de la cabeza. Kaoru aparto la boca de la de él y se puso una mano en el pecho.
- No Kenshin, aquí no.- El se quedo helado. Con algo de esfuerzo, logro controlar su cuerpo y respiro rápidamente para recuperar el aliento.
- Sí, tienes razón. Solo déjame que te abrace durante un minuto más.
En realidad probablemente necesitaba una hora. ¿Qué tenia Kaoru que le convertía en un hombre incapaz de controlar sus impulsos?. Aquella vez no había ningún coche al que echarle la culpa.
Siempre se había enorgullecido de ser un hombre capaz de permanecer emocionalmente independientemente de las mujeres con las que salía. Sin embargo, en aquellos momentos con Kaoru entre sus brazos, le aprecia estar librando una batalla que estaba destinado a perder.
Aquel pensamiento le asustó tanto que la soltó y dio un paso atrás. Implicarse emocionalmente con Kaoru podía estropear las cosas. Ella le distraería de su trabajo, lo que probablemente le costaría el ascenso.
- Kenshin, yo...- Kaoru no pudo continuar. En aquel momento, alguien llamo a la puerta, un momento antes de abrirla.
- Hola.- Dijo Kogoro Katsura, entrando con una sonrisa en los labios. Kenshin había olvidado que Katsura le había dicho que tal vez se pasaría por el centro aquel día. Conociéndolo, Kenshin estaba seguro de que no se había perdido ningún detalle. Además el ambiente estaba tenso y Kaoru estaba ruborizada por los besos y caricias. Y Probablemente él tenia un aspecto muy similar.
- Hola, Katsura. Me alegro de que hayas podido venir.- Dijo Kenshin dispuesto a afrontar lo inevitable. Kogoro entró en el despacho mirando a Kenshin, pero luego su mirada se concentró en Kaoru. Y entonces su sonrisa se hizo más amplia.
- Gracias Kenshin. Quería ver por mí mismo todas las maravillosas cosas que estas haciendo aquí.- Kaoru emitió un sonido que se parecía a una risa sofocada. Apartándose del todo de Kenshin, ella rodeo el escritorio y se acercó a Katsura con una mano tendida.
- Hola, soy Kaoru Kamiya, la directora del centro.
- Estoy realmente encantado de conocerte, Kaoru.- dijo él, dándole la mano efusivamente.- Cuando busqué un centro para que Kenshin hiciera su voluntariado supe que este sería el lugar adecuado para él. Y creo que tuve razón. Él me ha dicho que están organizando una fiesta para recaudar fondos.
Kenshin pensó que Kaoru tenía un aspecto muy tranquilo. Sin embargo, no podía dejar de pensar que la interrupción de Katsura le había salvado de cometer una gran equivocación. Le había faltado muy poco para perder el control con Kaoru.
- Esperamos que la Gran Noche de Orquesta sea un éxito.- explicó Kaoru.- Espero que puedas asistir.
- Se parece mucho a ti.- le comentó Katsura a Kenshin, guiñándole el ojo.- No pierde la oportunidad de conseguir una venta. Me encantaría ayudar en lo que pueda.- le dijo luego a Kaoru. Entonces, se produjo un incomodo silencio. Cuando Kaoru tomó un clip de la mesa Kenshin decidió que era mejor sacar a Katsura del despacho.
- Kogoro, déjame que te enseñe el centro.- sugirió Kenshin, empujando al hombre hacia la puerta.
Después de despedirse de Kaoru, los dos salieron del despacho. Justo antes de marcharse, Kenshin se volvió a mirar a Kaoru, cuando ella le guiño un ojo, Kenshin comprendió que tenía un gran problema.
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Kaoru se sentó frente de los concejales y del alcalde y deseo con todas sus fuerzas haber traído refuerzos. Lo que en teoría iba a ser una simple reunión se había convertido en un fiasco.
- Todo lo que estoy intentando hacer es presentaros lo que pensamos hacer para recaudar fondos. El ayuntamiento ya ha concedido el dinero necesario para comprar la casa.- dijo Kaoru, estudiando los rostros de los asistentes. Dos de los concejales, los que le habían dicho repetidamente que todo iba bien, no se dignaban a mirarla a los ojos. Kaoru sintió que algo se estaba tramando.
- Hemos vuelto a pensar sobre el tema del dinero para la casa.- intervino un miembro.- Como solo quedan unos pocos días, dudamos que puedas conseguir el resto del dinero que se necesita.- La ira invadió a Kaoru. Parecía que cada vez que se reelegía un miembro del consejo, todos los temas tenían que volver a analizarse. Y ella ya estaba cansada de aquel juego absurdo.
- Claro que puedo conseguir el dinero.- Replicó Kaoru con firmeza.- Acabo de mostrarles nuestros planes. Además, tenemos que mudarnos, el actual local del centro se esta cayendo a pedazos, es inseguro y además es demasiado pequeño.
- Bueno, tal vez tendríamos que volver a discutirlo de nuevo.- dijo otro de los asistentes.- Es demasiado dinero.
- ¿Qué esta pasando aquí?.- preguntó Kaoru, mirando duramente a todos los concejales.- ¿Por qué están dando marcha atrás?.
- Eso no es cierto.- dijo por fin Enishi Yukishiro.- Es que todo este asunto nos parece demasiado arriesgado. ¿Y si no sale bien?.
- En ese caso encontraré otro lugar y lo intentaremos de nuevo. De un modo u otro, voy a encontrar unas nuevas instalaciones para el centro.
- Kaoru, algunos de los miembros son nuevos en este consejo y no saben mucho sobre el estado actual del centro.- afirmo Enishi.- ¿Por qué no empiezas desde el principio?.
¡Santo Dios!. Aquello la devolvía al principio. Con un suspiro, se acomodo en la silla, segura de que aquella iba a ser una reunión muy larga.
- De acuerdo. Recapitularé para explicar por qué necesitamos unas nuevas instalaciones para el centro y qué cambios queremos introducir en el programa.- conservó Kaoru.- Luego volveré a explicar los planes para la fiesta que pensamos organizar para recaudar fondos, nuestra Gran Noche de Orquesta.
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- Kenshin, Sabía que este sería el lugar perfecto para ti.- dijo Katsura, cuando la breve gira les devolvió a la sala principal.- Me doy cuenta de lo mucho que estas influyendo.
- Yo no he hecho nada.- respondió Kenshin, frunciendo el ceño.- Kaoru y los ancianos han hecho todo el trabajo para recaudar fondos.
- Esas son tonterías.- replicó Katsura, sin atender las razones de Kenshin.- Tu conseguiste convencerme para que lo celebráramos en Ishin Shishi. Por cierto, hay algo sobre lo que tengo cierta curiosidad.- añadió señalando el rincón más alejado de la sala.- Háblame de esa mujer tan encantadora.
Confundido Kenshin miro a dónde su jefe señalaba. Había un grupo de mujeres hablando, si la memoria no le fallaba, estaban a cargo de la publicidad para la fiesta.
- ¿De quien?.
De la mujer tan hermosa que lleva un vestido azul.
Kaede. Kenshin se lo tendría que haber imaginado, estando acostumbrado a las conversaciones de Okina y Hana sonrió los encantos de Kaede. Yumi, afirmaba que todos los hombres estaban babosos por Kaede, aun sin beneficiarse de la magia del Mercury milagroso.
Sin embargo, le sorprendió mucho el interés de Katsura. Su esposa había muerto cinco años atrás, y desde entonces, el hombre había llevado vida monacal. Kenshin hubiera sido el primero en saber que Katsura tenia una mujer en su vida. Katsura, como él mismo, vivía en la oficina.
- Se llama Kaede.- explicó Kenshin, sin estar del todo seguro que le gustara hacer de celestino para su jefe.- Es una dama muy agradable.
- ¿Esta casada?.
- Es viuda.- respondió Kenshin, sintiéndose verdaderamente incómodo con aquella conversación.
- Preséntamela.
Aunque debía haber esperado aquella petición, las palabras lo tomaron desprevenido. Era indudable que el centro producía un efecto extraño en los ejecutivos de Ishin Shishi.
Sabiendo que no le serviría de nada protestar, Kenshin le condujo hasta la mesa. Su jefe estaba a punto de ponerse a coquetear con Kaede, delante de la mirada atenta de Yumi y del resto de las señoras.
Después de hacer las presentaciones, Kenshin se puso a contemplar cómo se comportaba sy jefe. Aunque Katsura llevaba muchos años sin practicar, no parecía haber perdido el habito. Aunque fue cortes con todas las señoras, se las arregló para darle a entender a Kaede que ella le interesaba. Él le hizo preguntas y escuchó las respuestas con gran atención. Cuando le hizo la pregunta clave, incluso Kenshin contuvo el aliento.
- ¿Una cita?- preguntó Kaede.- ¿Quieres llevarme a cenar?.
- Di que sí.- le susurro Yumi.- o no volveré a hablarte.
Kenshin observó la escena muy intrigado. ¿Cómo diablos pensaba Katsura que tendría tiempo para salir con Kaede?. Desde el ataque al corazón no llevaba el mismo ritmo de antes, pero seguía pasándose muchas horas en la oficina.
Las mejillas de Kaede se tiñeron de rosa, Kenshin se dio cuenta de que Katsura estaba completamente embelesado. Kaede seguía siendo una rompecorazones.
- Me gustaría, pero me temo que soy un poco mayor para ti.- dijo Kaede por fin.
- Eso no es cierto.- respondió Katsura, acercándose más a ella.- Por favor piénselo otra vez.- La buena educación le dictaba a Kenshin que tenia marcharse para darles intimidad, pero resultó imposible. La curiosidad le obligó a quedarse para ver lo que pasaba.
- Dios mío.- exclamó Kaede mirando a Yumi, luego a Kenshin y luego a Katsura. Cuando ella sonrió, Kenshin supo que había ganado.
- Me encantaría.
Kenshin sintió el impulso de felicitar a Katsura. Nunca había visto aquella faceta de su jefe, ni siquiera se había parado a considerar que Katsura como hombre. Sin embargo, el centro parecía tener cierto efecto sobre las personas, lo mismo que los ancianos lo habían tenido en él. Lo mismo que Kaoru.
Dos horas después, Kenshin presintió que algo iba mal. Kaoru debería haber regresado ya de la reunión, al mirar el reloj, él se dio cuenta de que no tendría tiempo de recoger el pastel de Kaede. Como él todavía tenía algo de tiempo antes de su reunión de las cuatro, tomo el abrigo y salió corriendo hacia la pastelería.
Cuando volvió, Kaoru todavía no había regresado. Ella nunca se había perdido una fiesta de cumpleaños y estaba seguro de que no hubiese querido empezar con la de Kaede. Al mirar al reloj, vio que, sino se daba prisa, iba a perderse aquella reunión. Tal vez pudiera dejar el pastel y que los ancianos se organizaran ellos mismos.
- ¿Crees que deberíamos empezar a sacar los platos?.- le preguntó Yumi.
- En realidad, yo tengo una reunión...
- No importa.- le dijo Okina, dándole una palmada en la espalda.- Nosotros podemos encargarnos de esto. Tu márchate a tu reunión.
- Es una reunión muy importante.- respondió Kenshin a modo de disculpa, sin saber lo que hacer.
- ¿Sabes una cosa, no necesitamos niñera.- afirmó Yumi.- Podemos cuidarnos solos.
- Ya sé que no necesitan niñera.- replicó Kenshin algo aturdido.- sé que no me necesitan.
- Eso es.- comentó Okina.- Entonces¿cuál es el problema?.
¿El problema, Kenshin miró a Yumi, a Okina y luego a Kaede. Algo, que no había sabido ni que existiera, le empujaba a quedarse. Quería cantar "cumpleaños feliz" a Kaede, oír las bromas de Yumi sobre la edad de su amiga y ver cómo Okina y Hana saltaban a defenderla. Quería quedarse y participar, quería que Kaede supiera que ella era especial para él.
- El problema es que me gustaría quedarme.- admitió por fin, tirando la chaqueta encima de una silla.- Déjenme que haga una llamada de teléfono y entonces me encargare de los globos.- añadió sonriendo a Kaede.- No se nos pueden olvidar los globos ¿verdad?.
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Kaoru lo había conseguido. ¿Acaso no era maravillosa?. Kaoru sonrió mientras cerraba el auto y se dirigía al centro. Había habido varias veces durante aquella tarde en las que había pensado que iban a rechazar su propuesta, pero había conseguido impresionarlos con su presentación.
Se sentía maravillosamente. Casi no podía esperar para contárselo a los ancianos y a Kenshin.
Al abrir la puerta del centro, decidida a dar la gran noticia, se dio cuenta del pastel, de los globos, los platos...
Se había olvidado del cumpleaños de Kaede.
- Dios mío.- susurro.
Por el aspecto de la sala, la fiesta había terminado. La mayoría de los ancianos se habían marchado, los pocos que quedaban, estaban recogiendo.¿cómo había podido olvidar algo tan importante?. Kaede era como un miembro de su familia para ella. Kaoru la adoraba, entonces se puso a recordar cuando ella era una niña y su padre siempre llegaba cuando la fiesta había acabado. Eso si llegaba.
Al mirar a su alrededor, vio a Kenshin hablando en la puerta de su despacho con Kaede. Cuando él la vio, le hizo una seña con la mano para que se acercara.
- Kaede, lo siento muchísimo.- dijo Kaoru cuando llegó a donde ellos estaban.- La reunión se retrasó y no me atrevía a marcharme hasta que todos accedieron a nuestro proyecto. Por favor perdóname.
- No importa querida.- respondió Kaede, golpeándola suavemente en el brazo.- No pasa nada. Pero su me disculpas tengo un poco de prisa.
Tras hacer un gesto con la mano, Kaede se marcho. Kaoru no creyó que la mujer la hubiera perdonado.
- Gracias por quedarte.- le dijo a Kenshin.
- No tienes por qué dármelas. Me he quedado porque quería. Entonces¿cómo te ha ido en la reunión?.
- Por fin han accedido a nuestro proyecto.
- Fenomenal.- respondió él. Luego frunció el ceño.- ¿Te encuentras bien?
- Claro.- mintió ella.- Bueno sé que tienes que volver a tu oficina. Y yo necesito perfilar unos detalles de ultima hora.
- Hasta mañana.- dijo él. Aunque Kaoru había pensado que él iba a protestar.
- Hasta mañana, si.
Entonces, ella entró en su oficina y cerro la puerta. ¿Cómo se había podido olvidar?. No es que solo hubiera llegado tarde, había estado tan concentrada en la reunión que se le había olvidado completamente la fiesta de cumpleaños de Kaede.
Kaoru se sentía fatal.
CONTINUARA...
Bueno, ke les parecio, espero ke lo disfruten y tratare de tenerles listo el proximo capitulo lo mas pronto posible Como dije arriba el proximo contendra lemon asi ke preparence ke la cosa comienza a ponerse guena jajajajaja
Kiciera agradecer por las eprsonas ke votaron por mis fics y me nominaron para los kenshin awards (o como sea ke se escriba XD) Se los agradesco mucho y felicitaciones a los ke granaron en las distintas categorias... (Arto tarde mis saludos epro es lo ke hay, eso me pasa por ser volada T.T)..
Beshitos a toos los ke dejan reviews, y espero ke este capitulo no sea la escepcion y me dejen sus comentarios,
Saludos a Arcandrea, a la verito, a la Lazara, a Daulaci, a Coolis17, a kaoru-luna, a sakura-hop, a Minue, a Cisne negro, a lorena, a gabyhyatt, kaoru himura star, en fin a todas las ke postean en este fics... y se los dedico a todas ustedes... muchas gracias por sus comentarios u/u
beshos
nos veremos pronto,... espero...
matta neeee, XDDDDDD
