Hi!

Antes que todo debo decirles algo: ¡Gomen! ¡Lo siento! ¡Sorry! ¡Pardone moi! Sé que soy una mala escritora, que abandona su historia por todo un Bimestre completo y más (3 meses) T.T. Por eso haré lo posible por recompensarlas y darles un capítulo más extenso y romántico.

-Aclaraciones-

Para que no se mareen aquí un orden cronológico de los días por cada capítulo.

Capítulo 1: Domingo

Capítulo 2: Domingo y una pequeña parte del Lunes

Capítulo 3: Lunes

Capítulo 4: Martes

Nota: A partir de este capítulo los reviews serán contestados al final de la historia. Lo consideré mejor para así comentar alguna parte del capítulo. Si esto les incomoda de alguna forma avísenme.

Ahora sí a la historia n.n...

"Yo seré tu luz"

By: Hikari Mitsune K.

Capítulo 4: No estás sola

-Dedicado a Teresa por todo el apoyo brindado y a Dayiah como despedida-

¡RIIIIIINNG!

El timbre de la escuela sonó. Y al más ligero sonido de este (que fue escuchado por las chicas) todas se levantaron rápidamente, seguidas de sus acompañantes, para alistarse para la tan esperada tarde. Bueno, todas menos una. Ya que Sora se quedó en su sitio, sentada mirando la pizarra atentamente; como si el profesor aún estuviera ahí y ella estuviera escuchando la clase. Tal y como lo hacía todos los martes.

"¿No piensas salir como las demás?"- preguntó León con su característica voz indiferente.

"No."- respondió Sora sin quitar la vista de la pizarra.

"¿Pasa algo?"- preguntó León tratando de ver la expresión de su rostro, cubierto por su pelo.

"Nada, olvídalo."- respondió ella, sacudiendo su cabeza y levantándose algo de golpe de su carpeta. –"Vámonos, sé nos va a hacer tarde."- agregó mostrando una brillante sonrisa y caminando un poco deprisa, chocando un poco con las cosas al ir algo alterada.

León se levantó de su carpeta dispuesto a seguirla y a averiguar el motivo de su extraño comportamiento. Pero un ligero resplandor en la carpeta de Sora lo hizo detenerse y acercarse a esta. Era una gota de agua. ¿Agua? De donde habría salido agua y para que estaría allí. No, había otra razón. La palpó y observó con más detenimiento. ¿Qué podría ser? Lo único que se le ocurría era que era...

¿Una lágrima?

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Se detuvo después de caminar un rato hasta haberse cerciorado completamente de estar lejos. No le gustaba que las demás personas la vieran triste. Le encantaba transmitir alegría, mas no tristeza. Lamentablemente ella era como cualquier persona, y le era imposible no estar triste a veces.

Normalmente lo sabía ocultar muy bien. Pero este día de cada semana le era imposible. A todas las demás les encantaba este día; ya que todos los martes era día de visita, y la idea de que un pariente venga a verte siempre era causa de gran emoción y alegría. Aunque eso sólo para las demás, mas no para ella. El saber que las demás iban a ser visitadas por seres amados solo le hacía recordar que ella los había perdido prácticamente a todos.

Dejó sus tristes recuerdos de lado para ponerse a pensar en donde estaba. Pero el repentino golpe de una puerta hacia ella, que la botó al suelo, la sacó rápidamente de sus pensamientos.

"Discúlpame Sora. ¿Estás bien?"- dijo Ken, mientras le extendía la mano, y la ayudaba a pararse.

"Sí, no te preocupes. Es que no te vi."- respondió ella, forzando una sonrisa y riendo levemente.

Ken suspiró con alivio, sin darse cuenta de que la risa era falsa y preguntó:

"¿Qué haces aquí?"

"No lo sé. Me perdí. ¿En donde estamos?"

"Frente a la habitación de Rosetta."

"Ah. ¿Puedo hablar con ella?"- preguntó mientras se le iluminaba ligeramente el rostro.

Ken negó con un ligero movimiento de cabeza.

"No creo que quiera hablar contigo."- respondió. –"Realmente no creo que quiera hablar con nadie."- agregó al ver la cara de desconcierto y desilusión de Sora.

"¿Porqué lo dices?"

"Sabe que hoy es día de visita. Y esta triste porque recuerda a mi tía, por..."- respondió Ken, pero fue interrumpido por Sora.

"¿Tienes el teléfono de la mamá de Rosetta?"- preguntó con una verdadera y brillante sonrisa en su rostro, sin darle tiempo de terminar lo que estaba diciendo.

"Sí, claro."- respondió extrañado.

"¿Me lo puedes dar? Y ¿tienes celular?"

"Sí. Es el 9876 4672 y sí, sí tengo."

"¿Me lo puedes prestar?"- volvió a preguntar Sora aun con la sonrisa en sus labios, que tan sólo sorprendía cada vez más a Ken.

"Esta bien."- accedió, sacando un celular del bolsillo de su pantalón de color azul con botones blancos y se lo entregó a Sora. –"Pero si piensas llamar a mi tía te advierto que normalmente está ocupada y no creo que contes..."- pero ya era tarde. Sora se había ido llevándose consigo el celular.

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En una oficina bastante lujosa decorada en tonalidades grises y negras, con un amplio escritorio, modernos aparatos electrónicos, una pared hecha de vidrio y con hermosa vista al mar. Se encontraba, sentada en un sillón de terciopelo negro frente al escritorio, una señora de unos treinta años, corto pelo rojo y vestida como ejecutiva; quien revisaba muy atentamente unos informes en su computadora. Fue interrumpida en su trabajo por el sonido de el teléfono privado de su oficina. Luego de dejar que sonara dos veces, lo descolgó y con voz cansada preguntó:

"¿Alexia qué pasa?"

"Tiene una llamada. Dice que se llama Sora Naegino y que es urgente que hable con usted."

"Alexia por favor dile que estoy muy ocupada y que no puedo atenderla en este momento."

"Ya se lo dije, pero no me hizo caso e insistió mucho, repitiendo que era de suma importancia hablar con usted."- dijo Alexia con voz preocupada, ya que había desobedecido a su jefa. Pero no había podido evitarlo, la voz de la chica sonaba suplicante y había insistido tanto que la tuvo que dejar hablar. Además, tenía el teléfono directo de la Señora Passel y eso es algo que pocos tienen.

"Esta bien."- accedió la Señora Passel con voz resignada. –"Pásame con ella. ¿Cómo dijiste que se llamaba?"

"Sora Naegino."- respondió Alexia para luego pasarle la llamada y colgar.

"Alo. Soy la Señora Passel. ¿Qué es aquello tan urgente que me tienes que decir?"

"¿Es usted la mamá de Rosetta?"- respondió Sora con otra pregunta.

"Sí."- respondió ella, su voz dura de ejecutiva comenzó a temblar. –"¿Sabes algo de ella?"- agregó con voz preocupada.

"¿Acaso usted no sabe donde se encuentra?"

"No. Lleva tiempo perdida. ¿Sabes algo de ella? Por favor dime que quieres a cambio de ella. Pero no le hagas daño."- su voz sonaba entrecortada por sollozos.

Al otro lado de la línea se escucho un momento de silencio... Luego una ligera risa.

"Oh no."- la voz de Sora sonaba divertida. –"¿Acaso usted piensa que yo he secuestrado a Rosetta?"

"¿Que eso no es así?"- preguntó la mamá confundida.

"Oh no. Lo siento mucho. Pero usted lo ha entendido casi todo mal."- Sora trataba de contener la risa.

"Entonces, ¿cómo sabes de mi hija?"

"Mejor volvamos a empezar. Mi nombre es Sora Naegino y vivo en una casa para niñas ciegas. Y conozco a su hija porque desde hace poco ella vive aquí junto con su primo."

"Una casa para niñas ciegas. Ahora lo entiendo todo. Pero ¿qué era aquello tan importante que me tenías que decir?"

"Su hija esta muy mal."- la voz de Sora cambió a un tono serio. –"No, no es lo que usted piensa."- agregó al escuchar un silencio cortante. –"Su salud está bien, pero esta muy triste y no desea hablar con nadie."- el silencio al otro lado de la línea la invitó a seguir. –"Extraña a su familia."- las siguientes palabras las pronunció lentamente –"Quiere ver a su mamá."

"Rosetta... ¿a mí?"- susurró.

Sora hizo un sonido de asentimiento.

"Necesita el cariño de su madre."- dijo Sora y luego de una pequeña pausa continuó. –"Hoy es día de visita."- agregó para luego darle la dirección. –"Por favor, piénselo. Ah, por cierto, la casa se llama 'Una Esperanza'."- y colgó.

La señora Passel sacó un pañuelo de seda de su bolsillo y se limpió las lágrimas. Luego marcó unos números en el teléfono y se acercó el auricular.

"Alexia posponga todas mi citas y encárgate por hoy día de todo. Dile al chofer que esté listo. Salgo dentro de diez minutos."

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En uno de los tantos cuartos en aquel instituto. Exactamente igual al de sus demás compañeras: una cama, una silla, y un pequeño escritorio. Aunque, como el de todas, el cuarto de Mei tenía un distintivo. En el escritorio había una foto de ella de unos 8 años en una pista de patinaje, sonriendo con autosuficiencia hacia la cámara; además de un póster en relieve de unos patines de hielo. Sentada en la cama se encontraba Layla peinándole el pelo a Mei, quien se encontraba sentada en una silla. Mientras Layla la peinaba Mei le iba contando más cosas acerca de su familia.

"Lo más seguro es de que Kazue no venga, está algo enfermo, ha estado practicando mucho en la pista de patinaje últimamente. Y dicen que es bastante bueno, claro nunca más que yo."

"Ya veo."- dijo Layla, sosteniendo entre sus manos el cabello azul de Mei, un tanto distraída.

"Por cierto Layla-san ¿tú tienes hermanos?"

"Mmm..."

"¿Layla me estás escuchando?"- preguntó Mei algo indignada al sentir que Layla no le prestaba atención.

"Ah, sí, claro."

"Aja."- dijo Mei, no muy convencida y arqueando una ceja. –"¿Qué te pasa? Estas distraída y eso no es normal en ti."

"No es nada."- aseguró Layla, mientras terminaba de amarrar su pelo en una cola baja.

"Mentirosa. No creas que porque no puedo verte no sé cuando te pasa algo."- aseguró Mei, para luego levantarse de su silla y girar, quedando cara a cara con Layla. –"Tal vez no te pueda ver, pero siento que algo te pasa. Estas..."- agregó seriamente y paró un momento para buscar las palabras adecuadas. –"...muy pensativa. Algo te molesta. Algo te inquieta."

Layla abrió un poco los ojos, sorprendida. Era perturbante como todas tenían esa extraña habilidad para meterse en sus pensamientos.

Mei se quedó esperando una respuesta, pero lo único que obtuvo fue silencio.

"Sólo respóndeme. ¿Pasa algo?"- preguntó Mei.

"No me pasa nada."- volvió a responder Layla con seriedad, únicamente Mei fue capaz de percibir el ligero temblor en su voz, haciendo que sonriera para sus adentros.

"Bueno si no me quieres decir soy libre de toda culpa."- se excusó, haciendo un ademán de limpiarse las manos. –"Ahora. ¿Me puedes ayudar a elegir que ponerme? Que yo no pueda ver no significa que ellos no me puedan ver a mi."- y dicho esto se paró y dirigió a los cajones del escritorio donde guardaba toda su ropa. Layla la siguió y abrió un cajón.

"Muy bien. ¿Qué de todo lo que hay acá debería usar?"

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Ya era la hora. La tan esperada hora de visita había llegado y casi todas ya se encontraban en el salón de clases esperando a sus visitas.

Rosetta estaba en su cuarto, sentada en el borde de su cama, jugando con la punta de su zapato y con su vista fija en el suelo.

Toc... Toc...

"Estoy ocupada."- murmuró Rosetta, lo suficientemente audible para que quien estuviera afuera la oyera.

"Rosetta. Soy yo, Sora. Sé que no estás ocupada."

Rosetta suspiró. Sabía que a ella no podría hacerla desistir.

"Haz lo que quieras."

Sora abrió la puerta e ingresó a la habitación.

"¿Qué haces acá? ¿Acaso no piensas ir?"- preguntó Rosetta, su voz parecía retarla. Pero Sora la ignoró.

"Yo soy la que debería hacerte esa pregunta a ti."

"No voy a ir. Además, ¿para qué?"

"¿Y si te digo que te tengo una sorpresa?"- preguntó Sora sonriéndole.

"No te creería."- respondió Rosetta, siempre estando a la defensiva.

"Bueno. La sorpresa te la pierdes tú."- dijo Sora aparentando descontento. Dio media vuelta quedando frente a la puerta, tanteó hasta que encontró la perilla y la giró. –"Ah. Lo olvidaba. Ken te está llamando. Dijo que te esperaba en el salón de actos."- y diciendo esto salió de la habitación cerrando la puerta.

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Afuera de la institución un lujoso auto gris se detuvo enfrente de esta. Del auto bajó un chofer, quién fue a abrirle la puerta a una señora vestida formalmente, quien caminó con paso resuelto hacia la puerta y la tocó. Se la abrieron y, después de intercambiar unas palabras con quien le había abierto la puerta, entró.

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Rosetta caminaba con lentitud, con una mano apoyada en la pared. No recordaba muy bien donde se encontraba el salón de clases. Solo seguía su instinto y trataba de oír algo que le indicara si estaba yendo por el camino correcto.

De pronto escucho voces. Voces en murmullos, aunque más bien parecía una persona meditando en voz alta. Decidió seguir esos murmullos. Y, una vez que su mano sintió una puerta, se detuvo.

¿Qué hacía allí? Ken la había llamado. ¿A quién engañaba? Las palabras que le había dicho Sora despertaron su curiosidad.

Abrió la puerta y entró a la espaciosa habitación. Esta estaba llena de muebles, sillones y decoración, y normalmente era usada para tiempo de descanso.

"¿Ken?"- preguntó Rosetta, pero no hubo respuesta. Aunque extrañamente le pareció oír unos sollozos. –"Imaginaciones mías."- pensó.

Rosetta se dio la vuelta, decidida a irse. Pero una voz la detuvo.

"No Rosetta. Por favor. No te vayas."- la voz sonaba suplicante.

Rosetta se quedó helada al escuchar aquella voz. La reconocía totalmente y, aunque su mente se lo afirmaba, su corazón se negaba a aceptarlo.

Giró lentamente y buscó su voz entre su garganta, hasta que por fin salieron las palabras.

"Ma... ¿mamá?"- musitó, aún sin poder creerlo.

Ella avanzó unos pasos hacia su hija.

"Sí. Rosetta.. soy yo."

Rosetta siguió un impulso y corrió hacia su madre, guiada por el olor de su perfume. Su mamá se acercó a ella también y la abrazó con fuerza. Mientras lágrimas caían de sus ojos.

"Lo siento mucha hija. De verdad. Yo no quería causarte ningún daño. Siento mucho el no haberte creído antes."

Rosetta luchaba contra sus lágrimas. Se abrazaba fuertemente de su mamá y trataba de relajarse entre sus brazos. Como en aquellos tiempos cuando tenía cuatro años y la empresa de sus padres aún no era tan conocida.

"Yo también tengo que pedirte perdón madre no debí haberme escapado."

Su mamá negó con la cabeza.

"Yo te disculpo. Y por favor llámame, mamá o mami."

Rosetta asintió lentamente con la cabeza, mientras se separaba un poco de ella.

"Sí, mami."

La mamá sonrió ampliamente. Asía tanto tiempo que no estaba así con su hija y no dejaría que se vaya de su lado nuevamente.

"Rosetta. Yo estaba pensando que ahora puedes regresar a la casa. Yo contrataré especialistas y dejaré por un tiempo un delegado para el trabajo. ¿No es eso acaso lo que deseas?"

Rosetta se quedó pensando por un momento. Era verdad que eso era lo que siempre había deseado. Pero ahora ya no estaba tan segura. En ese lugar se sentía comprendida. Podría hacer amigas por primera vez. Y aunque quería mucho a su mamá, no podía desperdiciar esa oportunidad.

Así que negó con la cabeza y, sonriendo, le dijo:

"Mamá. Tu idea me encanta. Pero esta es la única oportunidad que tendré para hacer amigas que me comprendan. Por favor, entiéndeme."

"Sí, te entiendo. Pero te daré tu celular y prométeme que me llamarás a cada hora. Así como yo también lo haré."- dijo sacando un celular rojo con botones plateados de su bolso y entregándoselo.

"Te lo prometo."- dijo Rosetta, dejando correr por sus mejillas lágrimas de felicidad y volviendo a abrazarla. –"Te quiero"- musitó débilmente

Su mamá depositó un beso en su cabeza como respuesta.

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Afuera, Sora se encontraba apoyando su rostro en la puerta y escuchando todo atentamente.

"Es de mala educación espiar a la gente."- dijo alguien con voz fría, apareciendo por detrás. Lo cual hizo que Sora volteara, asustada.

"Ah Leon eres tú."- dijo ella suspirando, al haber reconocido el olor de su perfume.

"¿Qué hacías aquí?"- preguntó él, aún con voz seria.

"Nada."- respondió Sora nerviosamente.

"¿Quiénes están ahí?"- preguntó Leon, esta vez intentando con otra pregunta.

"No sé."- respondió Sora. –"¿Cómo voy a saber si sólo puedo escucharlo?"

Leon sonrió con triunfo y Sora se dio cuenta de su gran equivocación.

"Esta bien, esta bien. Sí he estado escuchando."

"Eso ya lo sabía."- aseguró Leon. –"¿Quiénes están ahí?"

"Rosetta y su mamá."- respondió Sora alegremente.

"¿No qué...?"- comenzó Leon sorprendido, algo de la vida de Rosetta le había contado Sora.

"Sólo digamos que quise hacer mi buena obra del día."- lo interrumpió ella, aún sonriendo y con voz cantarina.

Leon se dio por vencido y decidió cambiar de tema:

"¿No deberías estar en el salón de clases? Es hora de visita."

Es curioso como algunas palabras pueden causar tanto cambio en una persona. Apenas Sora las oyó la sonrisa se borró de su rostro y sus ojos se ensombrecieron.

"No..."- respondió en forma cortante. –"Carece de sentido."- agregó y luego se dio la vuelta, dándole la espalda, indicándole que la conversación había acabado. Y, cogiéndose de la pared con una mano, se fue caminando. Leon la siguió unos pasos.

Pero, después de caminar un poco, Sora paró en seco.

"No me sigas."- murmuró con voz sombría y luego se fue corriendo, mientras él la miraba alejarse.

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Sora se encontraba echada en su cama con la vista fija en el techo. Sólo el sonido de la puerta al abrirse la hizo levantarse y sentarse en el borde de la cama.

Leon entró, cerró la puerta y se sentó a su lado.

"Es de mala educación entrar sin tocar la puerta."- dijo Sora, pero Leon hizo caso omiso del comentario.

"¿Por qué te empeñas en seguirme?"- preguntó Sora, aún cabizbaja.

"¿Por qué te comportas de esa forma?"- contraatacó Leon con otra pregunta.

"Oye yo pregunté primero."- renegó ella haciendo un muy ligero puchero, lo que hizo que Leon sonriera ligeramente.

"Bien yo te respondo primero. Lo hago porque al contrario de las demás chicas tú no pareces muy entusiasmada con eso de la visita."- dijo él.

"Porque al contrario de las demás chicas yo no espero ninguna visita."- dijo Sora, tratando de darle (inútilmente) indiferencia a su voz.

Leon optó por guardar silencio y la invitó a proseguir con un ligero gesto de duda.

"No tengo familia: ni tíos, ni abuelos. Mi hermana se encuentra en un orfanato y dudo que la dejen venir..."- dijo Sora, hasta ahora había logrado mantener normal el tono de su voz. –"Y... mis padres están muertos. Todo por un accidente."- durante todo este tiempo había estado con la cabeza gacha, su rostro ocultado por su cabello. Pero la levantó, mostrando en su rostro una sonrisa. Una sonrisa frágil, temblando entre sus labios, que se rompería en cualquier momento. Su necesidad de desahogarse con alguien la hizo contar su historia.

.-.-.-.-.-.-.Flash Back.-.-.-.-.-.-.-

Era de noche en la ciudad, las calles estaban oscuras y los postes de luz iluminaban débilmente. Casi todo estaba desierto ya que la lluvia golpeaba el suelo. Sólo un auto plateado iba por las calles. Dentro se encontraban un señor, una señora que parecía estar embarazada y una pequeña niña de seis años.

"Mami. ¿Mi hermanita va a nacer pronto?"- preguntó la pequeña con voz ilusionada acercándose a la señora sentada en el asiento del copiloto, recargando su cabeza en el respaldo del asiento.

"Sí mi pequeña."- respondió ella con voz cariñosa.

La niña de largos cabellos morados giró su rostro hacia la ventana, viendo caer la lluvia.

"Papi. ¿Crees que mi hermanita nazca un día como este?"

"Puede que sí Sora. ¿No te gustan los días así?"- preguntó el papá sin quitar la vista de enfrente.

"No mucho."- respondió ella con un puchero. –"Son muy tristes."

Ambos padres se rieron ante el comentario de su hija.

"La lluvia es pura hija. Ayuda a muchas personas, como a los campesinos para que sus campos crezcan."- alegó su madre.

"¿Pura?"- preguntó Sora parpadeando sin comprender. –"¿Pura como el cariño que nos tienen a mi y a mi hermanita?"

"Sí. Pura como nuestro cariño."- respondió su madre mirándola con ternura.

"¡Cuidado!"- gritó el papá.

Otro auto se vino hacia ellos y el papá de Sora logró esquivarlo. Pero el piso estaba resbaloso por la lluvia y el auto resbaló, chocó con un poste de luz y comenzó a rodar. De pronto todo se volvió negro...

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Las blancas paredes del hospital contrastaban con la antigua oscuridad en la que había estado. Abrió los ojos con lentitud, pero sólo veía todo como una mancha blanca que la mareaba. Así que los cerró. El sonido de una voces la hizo girar su rostro hacia ellas.

"Lo sentimos mucho señor Naegino, pero su esposa está muy delicada y puede perder al bebé. Sólo podemos salvar a uno de los dos."

Después de lo que pareció un largo silencio Sora escuchó la voz de su papá.

"Salven al bebé."

.-.-.-.-.-.-.Fin del Flash Back.-.-.-.-.-.-.-

"Ahí quedé ciega. Mi hermana nació sana y mi papá murió un año después, de una enfermedad que le quedó del accidente."- concluyó Sora. Aquella sonrisa frágil no desaparecía de sus labios. Pero no pudo retener las lágrimas que se escapaban de sus ojos, ni evitar que su sonrisa temblara más.

"Discúlpame."- dijo Sora. Secando sus lágrimas, pero sin resultado.

Leon aún la miraba. Sora parecía de porcelana, una frágil muñeca de porcelana que se rompería en cualquier momento. Algo frágil y delicado que necesitaba ser protegido. Protección. Su protección. Detuvo sus pensamientos, sorprendido. Pero su cuerpo se negaba a hacerle caso a su mente. Se acercó un poco más a ella, colocando una mano sobre su hombro; pero la retiró al instante.

Sora levantó su rostro ante el gesto de Leon. Su rostro estaba pálido; sus ojos rojos, hinchados; lágrimas que reposaban en sus mejillas, decididas a no irse, como su dolor y todo su cuerpo... temblando.

Esa fue la gota que derramó el vaso. Sus brazos se movieron por sí solos y terminaron rodeándola. Sora se sorprendió al principio pero luego se relajó en sus brazos.

"Llorar no es malo. Lo único malo es retener el dolor."- murmuró Leon con convicción, apretándola ligeramente más a él.

Sora asintió ligeramente y, después de murmurar un "Gracias", se durmió.

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El orfanato para niñas estaba un poco alejado de la ciudad, como casi todos los demás orfanatos y centros para niños especiales. Estaba rodeado por la naturaleza y sus paredes eran de color crema.

En uno de los amplios cuartos con paredes de color melón, se encontraban dos niñas de no más de seis años, sentadas sobre una de las tantas camas de acero. Una de ellas era de tez clara, pelo castaño en dos coletas bajas y ojos azules; la otra de tez clara, largo pelo plateado en dos pequeñas coletas con el resto del pelo suelto y ojos celestes. Ambas estaban vestidas con un uniforme: un vestido de manga larga de color azul claro.

"Akamy, ¿de verdad crees que me dejen salir para ir a ver a mi hermana?"- preguntó Yume esperanzada.

"Claro."- respondió Akamy con una sonrisa.

La puerta de la habitación se abrió y entró una niña de la misma edad que ellas. Era de tez clara; ojos marrones; corto pelo rubio, ondulado y suelto, y vestía el mismo uniforme. Se acercó a los dos niños y se sentó a su lado.

"¿Qué hacen?"- preguntó la recién llegada.

"Estamos tratando de ver como hacemos que Yume pueda salir."- respondió Akamy.

"Si quieren yo les ayudo."- se ofreció ella.

"Gracias Marion."- dijo Yume sonriendo ampliamente.

"No hay de que. Si no, ¿para que están las amigas?"- dijo Marion. –"Además, para ayudar sólo necesito llamar al señorIshikawapara que hable con la directora."- se levantó de la cama y del cajón de la mesa de noche sacó un celular plateado de botones ámbar y marcó un número. Luego se acercó el celular al oído. –"Hola señor Ishikawa. Soy yo, Marion. Si esta bien, papá. Bien ¿y tú?. Me alegro. Sí. Sí. Sí. ¿Estás muy ocupado? Que bueno. ¿Me podrías hacer un pequeño favor? Gracias. ¿Podrías venir? Sí, ya sé que no es hora de visita, pero no te lo pediría si no fuera algo importante. ¿De verdad? ¡Muchas gracias! ¡Hasta pronto!"- y colgó.

"¿Qué dice?"- preguntó Yume entusiasmada.

"Dice que llega aquí dentro de veinte minutos y que hará lo posible por ayudarnos."- respondió Marion sonriendo ampliamente.

"Aunque creo que necesitaremos un poco de ayuda."- dijo Akamy sonriendo traviesamente y girando su rostro para ver a un blanco conejo de peluche echado en la cama donde las tres estaban sentadas. –"Niji(1) vamos a necesitar tu ayuda."- le dijo al conejo y ocurrió algo extraño. El conejo emitió una luz tenue de color verde. De este salió un espíritu. Parecía una persona adulta, de largo pelo verde, una máscara que le cubría la mitad del rostro y vestido de morado. Pero que no era más alto que quince centímetros.

"Mi nombre es Fool."- renegó el espíritu.

"Bueno Niji tú nos ayudarás."- dijo Yume haciendo caso omiso de la corrección.

Las tres se acercaron a Fool, sonriendo. Sus sonrisas tenían un ligero aire malvado. Fool las miró asustado, con gotitas de sudor en la frente.

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Marion, Yume y Akamy estaban pegadas a una puerta cuyo letrero decía: "Dirección". Las tres trataban de escuchar lo que estaba pasando adentro.

"Shh silencio Akamy que no puedo escuchar lo que dicen."- se quejó Marion, murmurando en voz baja.

La puerta se abrió de golpe, haciendo que las tres niñas se cayeran.

"Señoritas Marion, Yume y Akamy no es bueno dormir en el suelo."- dijo una señora de aproximadamente cincuenta años, de tez pálida, ojos lilas ocultos tras unas gafas delgadas y pelo negro con algunos brillos plateados en un moño. Ella miró con diversión a las tres.

"Lo sentimos señora Hayashi."- dijeron las tres al unísono, luego de levantarse del suelo y sacudir sus vestidos.

"Ustedes tres pequeñas siempre están metiéndose en líos."- dijo con cariño un señor de 35 años, de tez clara y pelo castaño. Él salía de la Dirección y contemplaba divertido aquella escena. –"Vamos Yume es hora de irnos."

"¿Irnos?"- preguntó Yume, parpadeando sin entender.

"Claro. Tenemos que ir a visitar a tu hermana. Pero será mejor irnos antes de que se haga tarde."- dijo él.

"!Voy a ir! ¡Voy a ir!"- gritó con entusiasmo Yume, dando pequeños altos, sus ojos brillaban de emoción.

"¿Nosotras no podemos ir?"- preguntó Marion.

El señor se inclinó hacia Marion para susurrarle al oído:

"No hija. Este es un momento especial para Yume"

Marion asintió con la cabeza. Él se enderezó y con un "Vámonos" hizo que Yume lo siguiera hacia la salida.

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Ya era el atardecer y los pocos rayos que iluminaban la ciudad se colaban por la ventana. Las nubes estaban pintadas en tonos rosas, cremas y morados; y el sol jugaba a ocultarse en las nubes.

En el cuarto de Sora Leon la estaba echando en la cama. Y, una vez terminó de acostarla, se sentó a su lado. Su rostro tenía una expresión tranquila, pero el surco que brillaba en sus mejillas delataba su anterior estado de ánimo.

Leon acarició la mejilla de Sora. Tan pequeña y sin embargo la vida ya la había golpeado fuertemente. Pero lo que no podía entender era que, después de todo eso, una sonrisa nunca desaparecía de su rostro. Tenía que admitir que admiraba su fuerza.

Una tenue luz verde apareció cerca del rostro de Sora. Él sacudió su cabeza, confundido. Y, al enfocar nuevamente su vista, no vio nada.

El chirrido de la puerta lo sacó de sus pensamientos. Pero se sorprendió al ver a una niña de pelo castaño y ojos azules que entró a la habitación, se acercó a Sora y se paró al lado de su cama.

"Sora-chan."- pronunció Yume con cariño, mientras acariciaba su rostro.

Sora abrió los ojos con lentitud, despertándose, luego se sentó.

"¿Yume? ¿Eres tú?"- preguntó Sora girando su rostro para todos lados.

"Sí Sora. Soy yo."

"Te dejaron salir."- dijo Sora, sonriendo.

"Sí."- dijo Yume, asintiendo con la cabeza. –"Me dieron un tiempo para poder venir a visitarte."- agregó, al tiempo que se acercaba abrazarla. Después de un tiempo de estar así Yume se separó, dándose cuenta de algo. –"Sora. ¿Quién es él?"- preguntó con curiosidad mirando a León.

"¿Él quien?"- preguntó Sora con curiosidad.

"Ese chico de pelo gris que está parado ahí."- le respondió Yume, señalando a Leon quien se había parado y colocado en una esquina de la habitación al ver llegar a Yume.

"¿Pelo gris? ¿Chico? Leon ¿aún estás acá?"- preguntó Sora, para luego aspirar suavemente y sentir el ya conocido olor de su perfume.

"Su nombre es Leon, es mi nuevo acompañante."- respondió Sora.

"Acompañante temporal."- corrigió Leon acercándose a las dos. Sora solo sonrió ante el comentario.

Yume giró su rostro, viendo alternativamente a Leon y a Sora. Después de clavar fijamente sus ojos en los ojos de ambos, preguntó:

"¿Son novios?"

Sora se sonrojó un poco y se rió, divertida. Leon sólo volteó su rostro ligeramente sonrojado. ¿Qué le pasaba a esa niña?

"Oigan. Respóndanme."- se quejó Yume haciendo un puchero.

"No."- dijo Sora, negando con la cabeza. –"Ya te lo dije, es mi acompañante."- explicó. –"Temporal."- agregó luego, al sentir la fugaz mirada que le dirigió Leon.

"Bueno. Es que lo parecen."- se excusó Yume, encogiéndose de hombros. –"Veo que pusiste la foto que te mandé."- agregó, cambiando de tema fácilmente y acercándose a la foto. La observó con detenimiento. En la foto estaban el señor y la señora Naegino, Sora siendo cargada por su papá y su mamá visiblemente embarazada.

"¿Por qué tanto silencio?"- preguntó Sora.

"Estaba viendo la foto."- respondió Yume, pensativa. –"Pero aún no entiendo..."- se detuvo un momento, aún contemplando el retrato. –"Ustedes deben de saber. ¿Cómo vienen los bebes al mundo?"- preguntó, girando para verlos.

Sora y Leon no se esperaban esa pregunta. Ambos se sonrojaron y Sora trató de balbucear una excusa con nerviosismo. Pero Yume no se lo aceptó y logró convencerla para que le explicara.

"Pues verás. Los bebés vienen al mundo..."- comenzó Sora.

Y comenzó a inventarse millones de ideas de como podían venir los bebes al mundo. Yume la escuchaba atentamente y de vez en cuando Sora le pedía su afirmación a Leon, quien se limitaba a asentir con la cabeza. Así pasó el tiempo hasta que a Sora ya no le quedaron más ideas. Por suerte la puerta se abrió y entró Layla.

"Yume tienes que irte. Te esperan abajo."- dijo Layla.

"Oh no es justo."- se quejó Yume con un puchero. Pero se paró de la cama, le dio un beso en la mejilla a su hermana y se acercó a Leon. –"Mas te vale cuidarla."- le susurró en amenaza y luego se fue a la puerta. Se despidió con un "Hasta pronto" y salió de la habitación.

"Y será mejor que tú también te duermas Sora. Recuerda que mañana hay paseo."- dijo Layla.

"¿Adónde iremos?"- preguntó Sora ilusionada.

"Lo sabrás mañana."- respondió Layla y con un "Buenas noches" salió de la habitación.

"Buenas noches."- dijo también Leon, dispuesto a irse.

"Buenas noches y gracias."- dijo Sora.

"No tienes porque agradecerme."- negó él y luego se fue.

Sora sonrió y se acomodó en su cama, cerró los ojos y se quedó dormida.

La antigua luz verde apareció en la habitación nuevamente, flotando como un espíritu. Entre la luz se dejaron ver unos ojos que miraban a Sora con ternura.

Continuará...

"No tengo más motivos para darte

que éste miedo que me da

no volver a verte nunca más.

Creo ver la lluvia caer en mi ventana,

te veo pero no está lloviendo

no es más que un reflejo de mi pensamiento.

¡Hoy te echo de menos!"

(Canción: Aunque no te pueda ver - Autor: Alex Ubago)

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

He descubierto que no sirvo mucho para enlazar ideas así que los comentarios serán por puntos XD.

.-He hecho el doble de páginas de las que normalmente hago (me refiero sólo a la historia en sí). Espero que eso recompense al menos en algo la gran demora.

.-A mí me gustó este capítulo espero que a ustedes también n.n. Aunque con este fic he ganado un premio n.n. Bueno fue un premio compartido, pero algo es algo u.uU.

.-Esta historia debería tener de género: Romance/ Drama, en vez de Romance/ General. Siempre hago sufrir a los pobres personajes n.nUU.

.-De una vez les dejo las respuestas a los reviews.

-Gracias por los reviews a...-

PrincessofLeo: Yo también vi el video de "Aunque no te pueda ver" y me encantó, aunque no sirva para el patinaje u.u. Gracias por decirme que es original n.n, simplemente me inspire en la canción. Y no te preocupes por lo de la computadora me pasa a menudo u.uU. Además lo que importa es que te tomaste el tiempo de darme tu opinión n.n. Espero que te haya gustado este capítulo.

SaYo-Yukishiro: Sí tienes razón. Si uno coge a los personajes y les cambia de personalidad ya no es un AU de Kaleido (en este caso). Y yo hago todo mi fuerzo por dejar las personalidades como son (o al menos lo más parecidas). Por cierto sí gane n.n, junto con el fic de "Mata yo!" de Zarzamora, fue más una mención que otra cosa, pero algo es algo.

Sí es una lástima que FF corte reviews a veces, me ha pasado u.uU. Pero esta ves no pasó n.n.

Trataré de convertirme en un diamante pulido. Trato de no salirme de la trama y no cambiar los personajes, lo único con lo que no puedo mucho es con la continuidad -.-.

Rosetta sí tenía autocompasión de si misma, pero Sora le muestra que esta equivocada, aunque muy a su manera XD. A mi también me gustó esa escena n.n. Hasta en este capítulo Sora la ayudó a encontrarse con su mamá. Es que a Sora le encanta ayudar.

Raro que no te hayas dado cuenta o.o. Como ya viste fue Yume la visita. Y si mirabas con detenimiento el capítulo 2, la cinta que Yume le mandó a Sora en una parte le dice que haría lo posible para ir como visita. En mi historia hay que estar atenta a los detalles, me encanta poner cosas ocultas XP.

Yo creo que la historia de Sora es más triste que la de Rosetta, o eso depende por donde la mires. Y la razón porque no puse la reacción fue porque la mamá de Rosetta se enteró cuando su hija se escapó, y quería hacerlo más grande por eso lo guardaba para el cuarto capítulo n.ñ.

Espero que este capítulo te haya gustado.

Usagi-Yuuko: Bueno este capítulo está mas largo. Y pues Sora esta ciega, pero Leon la cuida. El punto malo y el punto bueno.

Ficción o no ficción las cosas siempre dan pena. Espero que este capítulo también te haya parecido interesante y te hayan gustado las escenas LeonxSora. Vendrán más. Sólo que no me puedo a apresurar poco no creo en eso del amor a primera vista (y mucho menos en este caso XD), así que el amor viene poco a poco. Gracias por la suerte n.n.

Fukaru Rhyan: Gracias por decir que te encanta la historia n.n. Y no creo que Ken ande tras Sora, bueno aún no sé. Es que le pongo tantas desgracias a la pobre. Aquí esta la actualización con demora, pero más vale tarde que nunca n.nUU.

Saksú Higurashi: Gracias por decir que esta hermoso n.n, hago lo mejor que puedo. ¿Es el primero que lees de Kaleido o.o? Me siento honrada. Pues te doy la bienvenida al mundo de los fics de Kaleido n.n. Hay muchas buenas historias y autoras.

IrIs-OdY: De nada y muchas gracias por colocarme en tu lista de favoritos n.n. Lo siento por hasta ahora no haber leído tu historia T.T sé que soy mala, de verdad lo siento. También disculpa por haberme demorado tanto -.-, espero que este capítulo recompense en algo la demora.

NaTsumi Ishida: Gracias por tanto halago n.n. Y al final sí terminaste nominado el fic y por ello te lo agradezco. Además quede ganadora junto con el fic de: "Mata Yo!" de Zarzamora. Aún te sigo debiendo mucho ya que tú fuiste me inspiración para comenzar un fic de Kaleido y un SoraxLeon. Espero que te haya gustado este capítulo.

Linli-chan: Gracias por decir que te gustó el fic n.n. Como ves ya agregué a Leon, en su normal forma de espíritu. Aunque se sabrán más cosas acerca de él en el próximo capítulo. ¡Gracias por la idea! Espero que te haya gustado la entrada que le di a Fool.

Irebiari: Gracias por decir todo eso, ustedes ya me hacen sonrojar con tanto halago n/n. Espero que te haya gustado este capítulo.

Dayiah Belcebú de Maxwell: You like speaking English. Don't you mom? So if you speak in English I will answer you in English. I nee to practice XD. Thank you for reading my fic and leave a review. I wish you like this chapter n.n.

Isadora: Gracias por decir eso de mi fic n.n. ¿Eres mexicana no? Lo digo por que dices "padre". Bueno espero que te haya gustado este capítulo.

Lady Deborah DD .'Debbye'.: Gracias por decir que te gusto la historia, sabes que tus comentarios son valiosos n.n. Pareciera que me encanta torturar a mis pobres personajes XD. Pero lo de Rosetta y su mamá ya se arregló.

No te preocupes por el retraso por el review, yo aún te debo el review de del fic de zelda, leer tu fic de yu yu hakusho y para colmo me demoré años en el cuarto capítulo así que yo soy la que se debe disculpar. Gracias por los ánimos. Espero que este capítulo haya recompensado la demora en cierta forma. Tu también tienes que avanzar tus fics n.ñ.

Lucy Oraki: Gracias por decir eso de mi historia n.n. Tu también eres escritora de fics de Kaleido Star, así que también sabes la magia especial que tienen los personajes.

FikaMoo: Gracias por los ánimos, y trato de ser apegada a los personajes n.n. Me pregunto porque a todo el mundo le habrá gustado la trama. Supongo porque es algo nuevo n.n. Espero que te haya gustado este capítulo.

Para terminar he decidido poner algunos fics que les recomiendo n.ñ, además si hacen que sus autoras actualicen más rápido yo lo haré, me inspiro. Pondré dos o tres por capítulo y serán divididos por anime, juego, serie, etc. Sí quieren colocar un fic suyo sólo díganmelo y lo haré. Ppero nada de dejar un review solo diciendo: "Hola. Mi fic es tal y tal. ¿Lo pondrías? Gracias. Chau." No lo aceptaré u.u. Y si sé preguntan para que sirve esto, pues para ayudar a escritoras. Aunque tal vez no sirva mucho porque este fic no es la gran cosa n.nUU. Pero estoy tratando de hacer mi buena acción del día u.u.

:-Card Captor Sakura-:-

Nombre: Kokoro no Hon

Autor: Kalyna

Género: Romance/ Humor

Capítulos: 5

Resumen: Para ella, 'amor' es un ingrediente indispensable para cualquier betseller, pero solo eso. Tenía su vida organizada, una respuesta para todo... hasta que él apareció. Un hombre tan irritante como irresistible. SS

:-Inuyasha-:-

Nombre: La Profecía de Shikon

Autor: Lady Deborah DD .'Debbye'.

Género: Acción/ Aventura/ Misterio

Capítulos: 2

Resumen: CHAP 2 UP! Después de haber despertado a una guardiana de la deidad viajan a saber la verdad, viajan en busca de los demás guardianes para completar la perla, el sexto laugurio(Bocetos incluidos)REVIEW!

Eso es todo. Y esta vez si les prometo que no demoraré más de un mes en darles el quinto capítulo, como máximo mes y medio. Considerando que ya vienen las vacaciones. No les prometo nada, pero haré lo posible.

Dejen reviews! n.n

Dewa matta!