Disclaimer: Básicamente, lo único que hago es tomar prestadas las piezas e intentar armar algo.

Warnings: Futuro slash Remus x Sirius



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Luna Nueva

"Pero no puedes olvidar la soledad.

Los humanos nunca pueden deshacerse de la soledad.

Los humanos están solos."

Kaworu Nagisa

(Preludio)

El gris de Londres todavía se deslizaba por la ventanilla del tren. Entre el repiqueteo de la lluvia y el estruendo constante de la marcha del tren, Remus escuchó el eco de unos pasos acercarse y giró la cabeza justo para ver la mano de marfil abriendo la puerta.

"Hm… Hola ¿Te molesta si me siento? No hay lugar en ningún lado."

Hablaba sin ganas. Mucho antes de que Remus pudiera decirle si le molestaba o no, el chico ya se había sentado.

"Ah. Me llamo Sirius. Sirius Black."

Dicen que la primera impresión es la que cuenta.

Muchos años después, Remus pensaba que hubiera sido mejor así; sin Sirius, sin Padfoot. Pensaba que el mundo no le dolería de esa manera si hubiera sido sólo Black. Nada de reconsideraciones ni de replanteamientos. El arrogante y malcriado Sirius Black que había conocido en el tren, muchos otoños atrás.

"Remus Lupin."

Sirius recordaba la primera mirada y todo lo que cruzó por su cabeza en aquel momento. Remus Lupin y la voz suave que todavía tenía en los oídos le habían llamado a voces la atención desde el primer segundo que aparecieron en su vida. Los ojos miel que vio junto a la ventana escondían secretos y algo le gritó que los descubriera.

Por eso se quedó. Incluso junto a un Remus que, sumergido en su Dickens durante el resto del viaje, no hizo el más mínimo caso a sus intentos de conversación.

La única razón por la que, en algún momento, Remus volvió a estar cerca de él fue el simple hecho de que no le quedaba otra opción.

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"Black, Sirius"

Slytherin. Lo sé. Black y desagradable son sinónimos de Slytherin.

"¡Gryffindor!"

¿No estás sorprendida, mamá?. ¿No estás orgullosa?

"Lupin, Remus"

Ravenclaw. El único amigo que tuvo en su vida debe haber sido un libro.

"¡Gryffindor!"

Así que, señor dueño del mundo, terminamos en el mismo lugar. No lo hubiera creído.

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James Potter, en su primer día de clases, ya tenía tres amigos con los que compartía horarios de clases, una habitación y un gran sentido del humor. Como si eso fuera poco, en su primer día de clases, más exactamente, después de la primera clase de pociones con los Slytherin, también había conseguido empezar a formar su nuevo pasatiempo.

"Entonces. Repasemos desde el principio: Remus, de acuerdo a los votos eres el que mejor le cae a Slughorn, así que decidimos que estarás a cargo de la distracción."

Remus era, sin lugar a dudas, el más tranquilo del grupo. Lo que no significaba que no podía ser tan o más ingenioso para las bromas que el mismo James.

"Peter, tu te ves mucho mas inocente que cualquiera de nosotros, así que tendrás que encargarte de las bombas fétidas. Recuerda, una por caldero, no tenemos muchas."

Peter se veía inocente y parecía esforzarse hasta el cansancio por demostrar que podía ser tan rebelde y alborotador como Sirius o James.

"Entre tanto, Sirius y yo le prepararemos una sorpresa al narizotas ese."

Sirius, y eso lo supo desde el instante en que lo vio, era y sería el mejor amigo que podría llegar a tener.

Los lunes a la noche rápidamente fueron asociándose con reuniones y estrategias contra las serpientes, planeadas hasta altas horas de la madrugada.

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Peter Pettigrew, en su primer día de clases, tuvo la sensación aturdidora de estar en un mundo extraño. Bueno, a decir verdad este es un mundo extraño, pero ya estaba acostumbrado, así que lo definiría mejor como un mundo distinto. La sensación de desequilibrio y no pertenencia que despierta cualquier lugar donde nada es familiar.

Tuvo la suerte de terminar en la misma habitación que el simpático y amable Remus Lupin, que lo ayudó en sus clases desde siempre, y al que desde ese momento adoptó como un hermano mayor.

También tuvo la suerte de terminar en la misma habitación que el popular, divertido y carismático James Potter, que lo invitó desde siempre a planear bromas, y al que desde ese momento adoptó como su modelo a seguir.

Sirius era otra historia. Era reservado, desapegado y bastante frío cuando no estaba cerca de James o de Remus. Pero también era su amigo, estaba con él y se reía de sus chistes cada tanto. Por lo tanto también creía que había tenido suerte de terminar en la misma habitación que él.

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Sirius Black, en su primer día de clases, estaba seguro de algo: estar cerca de Remus Lupin era una de las cosas más incómodas que había experimentado en su vida. El chico prácticamente no hablaba y no le gustaba mucho tener que estar con él sin saber realmente que decir. Pero Remus supo exactamente qué palabras tenía que decir cuando encontró a Sirius en la tarde, con la carta de su madre en la mano, y la rabia que su familia le despertaba a flor de piel.

"Supongo que tus padres no esperaban que pensaras por tu cuenta."

"Deshonra, vergüenza, etcétera. Debería estar acostumbrado a esto."

"El día de la selección pensé que irías a Slytherin."

"Te hubiera gustado¿me equivoco?"

"En ese momento, probablemente. Pero tendría un amigo menos."

Sirius se tomó un momento para observarlo.

"¿Siempre eres tan callado?"

"Supongo que no tengo mucho que decir."

"No te creo."

Remus sólo se encogió de hombros, antes de tomar a Sirius de la mano y levantarlo de la cama en la que estaba sentado.

"No pienses en eso porque no va a cambiar nada. Sé lo que te estoy diciendo"

Sirius sonrió.

"Ahora me lo estás probando. Sí que tienes cosas para decir y te prometo que voy a descubrirlas algún día."

Remus sólo lo miró curiosamente, antes de caminar hacia la puerta de la habitación y sacar un paquete de sus bolsillos. Luego largó rápidamente:

"El primero que logra robarle los anteojos a James se gana la rana de chocolate que Peter escondió debajo de su cama."

Sirius quedó algo atontado en el instante en que Remus se arrojó por las escaleras.

"¡Remus¡Espera, eso es trampa! Me llevas ventaja."

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Remus Lupin, en su primer día de clases, descubrió qué se había equivocado al pensar que Sirius Black nunca podría llegar a gustarle.

Era algo arrogante, cierto. Y después de ver la cantidad de tiempo que podía gastar peinándose, también agregaría vanidoso. Pero hacerle frente a un grupo de elitistas autoritarios requería de una fuerza de voluntad, una decisión y un valor realmente dignos de admirar.

Por sobre todas las cosas, Sirius había despertado una chispa de curiosidad en su cabeza. En un momento, en la habitación, Remus no había visto frente a él al chico frío e impersonal que conocía hasta ese momento. Y se podía decir que Sirius Black, el ser humano, le había gustado.

Corriendo delante de él entre y sobre las hojas de oro de septiembre, se dio cuenta no sólo de eso, sino también de que, por primera vez, estar solo no iba a pesar, porque ahora tenía a alguien en quien confiar.

"¡Sirius Black y Remus Lupin, están ambos muertos!"

"¡Te queremos, Jamsie!"

"¡Cállate y dame mis anteojos!"

"¡Esa rana de chocolate era mía!"

"James, para el otro lado, no estamos ahí"


N/a: Mi nuevo pequeño proyecto, que no sólo tiene más de 600 palabras, sino que también tiene... ¡más de un capítulo! Me sorprendo a mí misma¿saben?

Déjenme también decirle Gracias (muchas, miles, montones) a todos los que dejaron reviews en The Moon is Down.

Es tarde, así que me despido.

l,