N/a: Perdón, perdón, perdón, perdón. No me fijé cuanto tiempo tardé en actualizar, pero sé que no fue poco.
En fin.
Con la poca inspiración que logré atrapar, capítulo tres para todos ustedes.
-3-
Luna Llena
"Y si pudiera, tiraría este mundo
Te vestiría todo en perlas
Te daría lo que querías"
Medellia of the grey skies.
Smashing Pumpkins
(Variación)
Detrás de todas las máscaras que su familia le hizo crecer, Sirius Black estaba lleno de inseguridades. La única persona que alguna vez pudo llegar a saberlo fue no otro más que Remus Lupin.
A veces, el compartir algo así con él lo hacía sentir vulnerable. Pero estaba absolutamente seguro de que no podía estar en mejores manos.
Querer a Remus de la manera en que lo quería había sido algo confuso. Y nunca había pensado lo nervioso que podía llegar a sentirse al estar cerca él.
Cuando empezaba a sentir las cosquillas en el estómago, lo primero que hacía era fruncir el ceño y mirar a otro lado. Ante eso, Remus siempre dejaba salir una risita que sonaba a Vivaldi, y Sirius tenía que hacer uso de todas sus fuerzas para evitar que sus rodillas empezaran a temblar.
Pero eso ya no pasaba más. El nerviosismo y la confusión habían desaparecido. Y cuando Remus estaba cerca, Sirius sonreía. Era feliz.
Y en ese momento, en la quietud del cuarto, estaba intentando contar en su cabeza los tonos de ámbar que recordaba en los ojos de Remus.
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Tercer año pasó ante todos con la velocidad de un rayo. Para esa época, Remus, acostumbrado durante tanto tiempo a callarse las lágrimas y a no compartir sonrisas, ya tenía por seguro el hecho de que el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería era el cielo.
No sólo tenía dos amigos excelentes, también tenía un Sirius Black para él solo, y eso era lo único que necesitaba para pararse y afirmar con toda seguridad y sinceridad que era una persona feliz.
Porque lo era. Era feliz incluso con el vértigo que sentía cuándo estaban cerca. Era feliz cuando lo veía sonrojarse, cuando pasaban horas riéndose de chistes idiotas, cuando peleaban por la comida y cuando salían a los terrenos, lejos de cualquier mirada curiosa, y comenzaban las batallas de besos a escondidas.
Después de un vistazo a las gotas de lluvia corriendo en la ventana, el baúl se cerró y Remus se volvió hacia la única persona que lo acompañaba en la habitación.
"¿Listo para volver?"
"¿Al infierno? No me quedan muchas más opciones."
"Bueno, no realmente."
"No quiero sonar empalagoso ni nada de eso, pero voy a extrañarte."
"Sirius Black, más te vale que así sea."
"Podrías seguirme la corriente y decir algo como 'yo también'."
"No, no soy tan cursi. ¡Ouch! Black, eso dolió. No es mi culpa que seas tan…"
"Tú te lo buscaste, Lupin."
Con una sonrisa difícil de disimular, Sirius se arrojó sobre Remus, haciéndolo caer sobre la cama más cercana.
"Sal de arriba mío."
"Estoy bastante cómodo."
"Y saca tus manos de ahí."
"Están bastante cómodas."
"Está bien. Yo también estoy cómodo, en realidad."
"Lo sé."
"Voy a extrañarte. Idiota."
"Eso también."
El repentino sonido de la puerta cerrándose separó la boca de Sirius de la de Remus. Un James Potter en extremo asombrado miraba la escena desde la entrada de la habitación.
"Wow, Sirius. Me gustaría conocer el gracioso y divertido accidente que terminó con tu lengua en la garganta de Remus."
"Jamie…"
"Jamie tiene ganas de terminar de armar su baúl. Sería bueno que salgan de mi cama, por cierto."
"James, escucha…"
"No Remus. Esto es bastante incómodo como está, prefiero que no saber más al respecto. De hecho, puedo terminar de guardar todo más tarde. Los dejo tranquilos. Pero salgan de mi cama."
La puerta se cerró con algo de violencia.
"Debería…"
"Sí, Sirius, deberías ir."
"¿Estaba enojado?"
"Creo que se sorprendió."
"Ah."
"Era de esperarse."
"Voy a ir…"
"Sí."
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"No es que realmente me moleste…"
"No. Bueno, creo que al principio fui algo duro con ellos."
"Es que, no es precisamente lo que yo definiría como 'normal'."
"Pero después de todo, son nuestros mejores amigos."
"Podrían evitar estar tan cerca todo el tiempo."
"No. Se quieren bastante."
"Eso es desagradable…"
"Si lo piensas bien, hacen una buena pareja."
"No quiero pensarlo, gracias."
"Y dejan mas chicas para nosotros"
"Ah. Ahora estamos hablando…"
"Chicas como Evans…"
"Oh, no. No empieces con eso."
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Cerca del final de su cuarto año, Sirius y James comenzaron a pasar gran parte de su tiempo en la biblioteca.
Desde ya, eso era algo muy sospechoso. Sirius y James eran muy buenos alumnos, pero sólo aparecían por la biblioteca cuando lo acompañaban a él, Remus.
Aunque, pensándolo otra vez, también lo hacían cuando estaban tramando una broma descomunal para alguien en especial.
Así que, al principio, Remus solamente sentía algo de lástima por Severus Snape.
Cuando el año terminó y el Slytherin no había sufrido ninguna broma que pudiera contarse como fuera de lo común, empezó a preguntarse qué era lo que realmente estaban haciendo.
Como si todo sucediera para agregar más misterio al asunto, cuando el nuevo año escolar llegó, Peter comenzó a reunirse con James y Sirius en la biblioteca. Parecían realmente emocionados con algo y Remus no lograba sacarles la más mínima información al respecto.
Insistiendo, una noche en la Sala Común, lo único que obtuvo fue un…
"Todo a su debido tiempo, lobito."
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La mañana de Navidad de su quinto año, Remus fue despertado por…
"¿De dónde demonios salen esos ladridos?"
Corrió las cortinas de su cama y entrecerrando los ojos ante la repentina luz del sol, se encontró con una lanuda y alegre respuesta moviendo la cola exactamente delante de sus ojos.
"¿De dónde demonios saliste tú?"
Un tremendo lío de pelo negro y anteojos brillantes asomó la cabeza desde otra de las camas de la habitación.
"Oh¿te gusta? Se llama Padfoot. Nos costó trabajo encontrar un buen nombre…"
Remus dirigió la vista hacia una tercera cama, que todavía tenía las cortinas cerradas.
"Sirius¿estás detrás de todo esto?"
Desde la cuarta cama de la habitación la voz de Peter Pettigrew empezó a responder.
"De hecho…"
Pero no necesitaba hacerlo, porque cuando Padfoot empezó a transformarse, la respuesta tomó forma justo delante de sus ojos.
"De hecho, estoy adelante tuyo."
"¡Feliz Navidad, Remus!"
Él sólo se dejó caer sobre la cama.
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"¿Animagos?"
Sirius volvió su atención a Remus. Tenía los ojos clavados en su figura y lo estudiaba con la mirada. James y Peter acababan de bajar a desayunar, y a él le tocaba explicarle las cosas a Remus.
"¿Saben que eso es ilegal?"
"¡No me digas¿Ahora qué vamos a hacer? Por supuesto que lo sabemos, Rem."
Bajo el entrecejo fruncido, los ojos miel, tenían un tinte de preocupación.
"¿Por qué lo hicieron?"
Lentamente, Sirius se acercó y tomó asiento junto a él en la cama. Tomó las manos de su novio en las suyas y recostó la cabeza sobre su hombro.
"Estuvimos investigando un poco…"
"¿Investigando?"
"Sí. Investigando sobre hombres lobo. Licantropía. ¿Sabías que los licántropos sólo son peligrosos en compañía de los humanos?"
"Sí, Sirius. Y entiendo cuál es el plan, también. Pero esta idea es peligrosa de cualquier manera. Que sean animagos no quiere decir que…"
"Espera. Quiero que me mires a los ojos y me digas que ni siquiera tienes ganas de intentarlo."
"¿Qué pasa si llego a lastimarlos?"
"Remus, sé que te duele estar solo y sé que te duelen las transformaciones. En estos últimos meses dejas de sonreír cuando la luna está en creciente. Y a veces tienes tanto miedo que lo puedo ver desde kilómetros."
"Pero…"
"Para conseguir una manera de llevarme la luna o de cambiar la historia, dejaría cualquier cosa. Pero no puedo hacer eso, así que sólo me queda buscar una manera de acompañarte."
Algo detuvo la mente de Remus. Sus ojos se detuvieron en el gris perla de Sirius y sólo pudo pensar en eso.
Las palabras que intentaban hacerlo entrar en razón y discutir contra la idea descabellada de su novio desaparecieron, y en su lugar, recordó una vieja frase de una novela que alguna vez había leído.
Una vez, alguien que lo había amado terriblemente, le había escrito una carta absurda que terminaba con estas palabras de idolatría:
"El mundo ha cambiado porque estás hecho de marfil y oro. Las curvas de tus labios vuelven a escribir la historia."
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A Remus no le gustaba que Sirius lo viera sin camisa.
Eso no concordaba en lo más mínimo con un gran número de cosas que a Sirius quería hacer y que implicaban ver a un Remus sin camisa.
"No entiendo cuál es el problema."
"No es muy complicado. No me gusta."
"Estoy intentado averiguar un porqué."
Llevar los secretos en la piel es algo doloroso.
"¿Tienes que insistir con esto?"
"Sólo quiero una razón válida."
A Remus no le gustaban las cicatrices.
"… No quiero que me veas."
"Eso es estúpido."
Por sobre todas ellas, odiaba la marca de los dientes grabada con fuego en su hombro.
"Una lástima que no te guste…"
"No, Remus, no te vayas."
Se detuvo frente a Sirius, pero la mirada se mantuvo en el suelo.
"Rem, no quise decir eso. Es sólo que…"
"Sé lo qué es."
Llevó las manos hacia los botones de su camisa y, despacio, fue desabrochándolos de a uno. La camisa cayó al suelo con la misma lentitud, y en ese momento Sirius tuvo la sensación de cualquier persona que cree estar ante un ángel.
"Te amo."
A partir de ahí todo fue un remolino de besos, caricias y ellos dos.
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"No me gusta ver y recordar"
Sirius dejaba besos suaves y breves en su hombro.
"Odio las marcas… esa mordida es…"
"Cuando pienses en marcas y en mordidas…"
Sirius empezó a jugar en su cuello.
"Mejor recuerda esto."
N/a: Me está resultando un poco empalagoso, pero eso díganmelo ustedes. El próximo capítulo es el último, si todo sigue de acuerdo a los planes. Creo que no voy a tardar tanto como lo hice con este (énfasis en "creo").
En cuanto a las líneas de Wilde; sé que fueron repetidamente usadas en muchos, muchos, muchos lugares. Pero son excelentes y no pude evitar usarlas.
Mañana voy a responder los reviews del capítulo anterior (gracias a todos los que dejaron ). Ahora voy a ir a dormir porque el sueño me está matando.
l,
