Capítulo 12 "Amor y pasión"
Azize llegó a la mansión todavía agitada y movida por la tristeza y la rabia. Por un lado, sabía que, en un punto, Cevdet tenía razón, Hilal era muy difícil de manejar y se ponía en peligro… pero por el otro, era muy fácil echarle la culpa a ella en lugar de intentar ponerle un límite él mismo…
Tomó un par de cosas y decidió irse, no quería estar allí cuando él volviera y por suerte, Tevfik ya se había encargado de su casa y aunque le faltaba un poco, seguramente podría pasar allí la noche…
Cevdet se aseguró de que su hija no estuviera por los alrededores y continuó con su plan, era complicado y muy arriesgado, pero sus órdenes habían sido claras, debía destruir ese arsenal antes de que los griegos pudieran usarlo en contra de sus compatriotas…
Dos o tres veces sufrió la interrupción de los soldados que custodiaban la puerta y al final, cuando cambiaron de turno se las ingenió para dejar todo listo…
No lo pensó demasiado y luego de encender la mecha de los explosivos, salió apurado y dejó todo atrás…
Azize se refugió en la que había sido tantos años su casa, a pesar de que no tenía allí recuerdos con su marido. Se dedicó a acomodar un par de cosas que habían sobrevivido al incendio y cuando escuchó la explosión, sintió que su corazón se achicaba de dolor… ¿por qué tenía que ocurrir todo eso? ¿por qué la guerra? ¿por qué tanto sufrimiento?
De pronto evaluó la posibilidad de que su hija hubiera vuelto al arsenal… no… Cevdet no hubiera volado ese arsenal sin asegurarse de que ella no estuviera en peligro…
Recordó la mala manera en la que él la había tratado y su reacción, haciendo que los soldados dispararan al aire para obligarlas a irse… sacudió la cabeza… se sentía herida y enojada con él, aunque en el fondo él tuviera sus razones para actuar así…
No pudo evitar asomarse a la ventana para ver qué podía divisar desde allí. Vio correr a un par de vecinos, entre sorprendidos y atemorizados… y otros contentos, sabiendo que algo malo les había ocurrido a los griegos o a sus planes de invasión…
Decidió quedarse allí, probablemente no fuera muy seguro que ella esté dando vueltas por la calle…
Escuchó golpes en su puerta y se sorprendió un poco… ¿quién podía ser? Ella no le había contado a nadie que estaría allí y la realidad era que tampoco quería compartir ese momento con alguien más…
Abrió y se encontró cara a cara con Cevdet, que la miró de manera extraña…
-¿Qué haces aquí, Cevdet? ¿acaso viniste a maltratarme?
-Azize…- dijo él algo agitado.
-No quiero hablar contigo…
-¿Qué haces aquí? ¿por qué no estás en la mansión?
-Necesitaba aire… y aún sigo necesitándolo…
-Acabo de volar el arsenal…- le dijo y se perdió en sus ojos.
-Me alegra… finalmente se hizo algo de justicia…- dijo evitando su mirada.
-¿Sabes algo de Hilal?
-Lo último que supe es que había vuelto a la mansión… ¿por qué viniste?
-No quería volver allá…
-Entiendo… pero mejor te vas…
-Azize…- dijo él y cerró la puerta.
-No, Cevdet… esto se está tornando muy difícil… y yo creí que el hecho de compartir esta misión nos ayudaría y nos haría más compañeros… sentí que confiarías en mí, pero veo que me equivoqué…
-¿De qué hablas?
-Hablo de la forma en que me tratas… no confías en mí… todo el tiempo estás gritándome…
-Te pedí algo importante y no lo hiciste… te manejas por tu cuenta…
-Hago lo que puedo…
-Es cierto… me pone muy nervioso que estés colaborando… te siento todo el tiempo en peligro…
-Todos lo estamos, Cevdet… y yo lo elegí… ¿recuerdas? Nadie me obligó…
-Lo se…- dijo y se acercó a ella.
-No quiero que vuelvas a tratarme así… no me lo merezco…
-¿Por qué estás tan enojada?
-Ya no lo se... déjame, quiero estar sola… por favor…
-Azize…- dijo él y se acercó más, quitándose la gorra, solo consciente de los labios de ella, se sentía hipnotizado.
-¿Qué haces? - le preguntó ella casi tentada de empujarlo.
Cevdet no le contestó. O si lo hizo ella no lo escuchó, sus labios se reunieron apasionadamente con los de ella, que intentó frenarlo. Nunca lo había sentido así…
-Cevdet… por favor…- le dijo ella con lo último que le quedaba de resistencia- no lo hagas…
Él la arrinconó contra la pared, su cuerpo cálido, sus labios hambrientos y eso fue todo lo que Azize pudo soportar antes de entregarse a esa pasión que él tampoco había podido, ni querido controlar…
Lo tomó del cuello y le devolvió los besos. Todo eso se sentía fuera de lugar, pero por las circunstancias, no por los sentimientos…
Él la empujó y entraron a la habitación sin dejar de besarse… Cevdet tironeó y liberó su cabello, entrelazando sus dedos allí, como ambos sabían que adoraba hacer…
Azize desabotonó la chaqueta de su uniforme y también su camisa. Necesitaba sentir su piel bajo sus dedos…
Dos o tres veces, ella intentó decir algo, pero él la calló con su boca, si había que hablar, discutir o decirse algo, sería después….
Ambos lucharon mientras se quitaban la ropa mutuamente y cuando ninguna prenda los separaba, él se apartó para mirarla a los ojos…
Todo rastro de las discusiones previas, toda rabia, rencor o incomodidad había desaparecido, solo estaban ellos dos… y su amor, por supuesto…
Ella lo buscó con sus labios mientras él la hacía recostar y la cubría con su cálido cuerpo…
Cevdet la miró de cerca, encandilado por la expresividad de sus ojos y la vio sonreír…
Deslizó un dedo desde su frente hacia abajo por su nariz y cuando llegó a sus labios ella lo besó…
Continuó camino reemplazando el dedo por sus labios y siguió hasta llegar al ombligo de ella y la escuchó suspirar…
Cevdet no podía dejar de besar su piel… y ella no quería que él terminara de hacerlo nunca…
Se entregaron a la pasión durante un buen rato, tomando turnos para besar al otro, hasta que se sintieron uno, en cuerpo y alma…
Azize llegó al clímax y se quedó recostada sobre él, reponiéndose de la agradable sensación de plenitud…
Cevdet se quedó observándola, disfrutando de su placer, descubriendo la maravilla que era ver las llamas brillando sobre su suave piel…
Se dejó ir y con su mirada nublada la vio sonreír dulcemente… la recordó, tal como era hacía tantos años… su sonrisa no había cambiado… no es que ella lo hubiera hecho demasiado, pero su sonrisa, esa que tan pocas veces mostraba, era idéntica…
La tomó entre sus brazos y la acomodó a su lado. Tratando de reponerse. Ella murmuró un "te amo" y se quedó dormida…
Cevdet se despertó unas horas más tarde y la observó dormir… sin duda esa había sido una noche muy especial, quizás por las circunstancias, quizás por la necesidad que ambos habían sentido…
-Cevdet… mi vida…- dijo ella en sueños y él sonrió.
-¿Soñabas conmigo, mi vida?- le preguntó y ella se despertó...
-¿Para qué soñar si te tengo conmigo? A pesar de que casi te vas sin que pueda verte…
-Lo siento…- dijo y se inclinó a besar sus labios y no pudo evitar seguir un poco hacia su cuello.
-Lo se… tienes que irte…
-¿Te quedarás aquí? No me gustaría que estés sola por la calle y yo no iré a la mansión…
-Me quedaré aquí, recordándote en mis brazos…
-No peleemos más, Azize… esto es muy difícil para ambos, pero no olvidemos que sería peor si no estuviésemos juntos… esta noche fue muy especial… me sentí muy unido a ti, más que nunca…
-Lo se… yo también… te amo…- le dijo ella y lo abrazó.
-Te amo…- le dijo él y muy a pesar suyo, terminó de arreglarse para irse, tenía algunas explicaciones que dar…
Bueno, hasta aquí llegamos. No me cansaré nunca de reversionar esta noche tan especial. Gracias por leer!
