Capítulo 27 "Después"

Cevdet sintió una pena tan grande que supo que probablemente su corazón no podría superar la pérdida de su Azize. Todo aquello era una injusticia, una más de esa terrible guerra, pero para él, era la peor de todas…

Pensó en todo lo que no podría decirle, en todo lo que no podría compartir con ella, en ese hijo al que no podría conocer…

Lloró desconsoladamente, gritando, pidiendo justicia por momentos, intentando calmarse en otros, clamando venganza… pensando como podría calmar ese fuego que crecía en su cabeza y que no lo dejaría vivir hasta que pudiera desquitarse… como si eso fuera a traérsela de vuelta…

Azize se asomó detrás de unos arbustos. Lo vio allí, sufriendo y quiso salir corriendo a abrazarlo, a decirle que estaba equivocado, que había sido una masacre pero que ella se había salvado… ella y su hijo…

Estaba algo golpeada y aturdida, pero trató de reponerse para ir a buscarlo…

Cuando buscaba su voz para intentar gritarle, vio todo en cámara lenta. Un hombre, a quien luego reconoció como un soldado griego que vestía de civil, se acercaba tras él apuntándolo con un arma.

Cevdet estaba expuesto, emocionalmente y también en su misión… ese hombre había escuchado todo…

Se acercó a donde yacía un cuerpo y recuperó una escopeta. Sintió que las piernas le fallarían cuando finalmente se puso de pie y se acercó a donde el hombre estaba, a punto de sorprender a Cevdet…

Lo escuchó hablar por lo bajo, el zumbido en sus oídos no le permitía comprender…

Cevdet se veía entregado, como si nada le importara. Lo habían sorprendido, pero tenía que saber que ella estaba viva… si ese hombre lo mataba, quien se moriría luego sería ella…

Quiso detenerlo, apuntarlo con la escopeta para asustarlo y darle la posibilidad a Cevdet de reducirlo, pero no le salió la voz…

Y entonces pudo escucharlo…

-… dí tus últimas palabras…- dijo el hombre y Azize vio todo rojo y cuando quiso acordar, el hombre caía muerto al lado de su marido…

Cevdet tardó unos segundos en reaccionar y cuando giró para mirar hacia ella apretó los ojos como si no pudiera creer lo que veía…

Se puso de pie y ella dejó caer la escopeta, ya no era necesario cargar con ella… ya había tomado una vida usándola, una vida que, se obligó a pensar, amenazaba la de su marido…

-Azize…- fue una exhalación, mientras él se acercaba, sus pasos eran erráticos, era como si él no pudiera moverse y se forzara a hacerlo…

Ella apenas se movió para llegar a él, realmente no tenía fuerzas para hacerlo…

-Azize… Azize…- dijo él como un mantra cuando finalmente la tomó entre sus brazos, ella seguía sin poder hablar, era tanta la angustia y el nerviosismo contenido que las palabras dejaban de importar… solo podía llorar…

Entonces, lloraron ambos, las lágrimas bañando sus mejillas, su ropa… el abrazo apretado, sentido, interminable. Podrían haber pasado horas, pero ambos sabían que no sería apropiado que alguien los viera…

Se deslizaron hacia el suelo, y luego de unos minutos, él la separó de su pecho para mirarla a los ojos…

-Pensé que te había perdido… pensé que estabas con esa gente…- dijo llorando.

-Estaba con ellos… regresé a buscar a Salih… un niño que perdió a sus padres, quería llevarlo a Izmir… y vi llegar a los soldados… no pude hacer nada…- dijo llorando- no tuvieron piedad de nadie… ni de los más pequeños…- dijo agitada por el llanto.

-Pagarán por todo esto, Azize… le prometió sosteniéndola.

-No debería haber más muerte… la muerte no es la solución, Cevdet…

-Azize, estamos en guerra, la muerte es lo esperable para cada uno de nosotros…

-Pues yo me rebelo a eso… no lo quiero…- dijo enojada.

-Escucha… tienes que volver, pero no podemos llegar juntos… harán preguntas y no quiero decir que volví por ti…

-Cevdet… yo no puedo…

-Podrás… estoy seguro…

-Tengo que buscar a ese niño… no sobrevivirá si lo dejamos aquí solo… además está en peligro…

-Ya nos ocuparemos de él… ahora súbete al caballo y vuelve… que nadie sepa que estuviste aquí y presenciaste todo… podrían querer terminar contigo…

-Cevdet…

-Azize… por favor… no podemos perder tiempo… ¿entiendes?

Ella asintió. Cevdet besó su frente y luego sus labios suavemente. La caricia fue sanadora, y tan extraña a la vez…

La ayudó a subir a su caballo y lo azuzó para que se pusiera en camino. Ella giró su cabeza y lo miró con una sensación de calma, estaba más tranquila, a pesar de toda la tragedia, ellos habían podido salvarse, al menos ellos…

Cevdet se quedó mirándola hasta que se perdió de vista. Su corazón todavía latía apresurado por todo lo que había ocurrido… Miró hacia el cielo y se sintió agradecido de haber podido salvar a su familia… pero la realidad era que no quería volver a pasar por algo así… y lamentablemente sabía que eso no era posible, sino inevitable…

Azize se recostó un poco sobre el lomo del caballo, sentía que no tenía fuerzas, pero tenía que llegar... volver a casa, con sus hijas, reponerse un poco y reencontrarse con Cevdet… para poder pensar en cómo rescatar a ese niño, Salih…


Un buen rato después sintió que se quedaba dormida y procuró pensar en algo para distraerse. Estaba agotada física y mentalmente…

De pronto se preguntó cómo era que finalmente había disparado y asesinado a ese hombre. La respuesta parecía simple, había sido para salvar a Cevdet… pero más allá de eso, era casi inimaginable para ella poder tomar la sangre de una persona en sus manos cuando ella había dedicado su propia vida a salvar las de los demás…

Sintió que las lágrimas que ya casi no le quedaban volvían a bañar sus mejillas, se obligó a pensar que no había tenido opción y recordó el momento exacto cuando levantó la escopeta, apuntó al hombre a la espalda y disparó, sin pensarlo demasiado… totalmente llevada por la desesperación…

Perdió la conciencia, su mente quedó en blanco, creyó que se había desmayado, pero no fue así, quizás estaba demasiado cansada…

Se tomó un descanso a mitad de camino y bebió un poco de agua. Notó que, en una pequeña bolsa, Cevdet había dejado algo de pan y queso. Se sintió agradecida, no recordaba cuándo había comido por última vez…

Cuando emprendió el camino estaba más repuesta y más tranquila…

Llegó a Izmir cuando casi anochecía, sus hijas estaban inquietas, pero luego de abrazarla, no dijeron mucho más, habían aprendido a comprender sus silencios…

La ayudaron a darse un baño, le prepararon una infusión cuya receta era de mamá Hasibe para levantar su ánimo y la dejaron dormir un buen rato…

Yakup se acercó a la casa con pesar. Yildiz abrió la puerta y él la miró con una extraña sensación de culpa…

-Tu madre… ella…

-Llegó hace un rato…

-¿Llegó? - preguntó el joven sorprendido.

-Sí… está descansando- dijo Yildiz y lo miró sin comprender cuando lo vio sonreír con algo de alivio.

-Me alegra… yo fui a verla- dijo y se interrumpió, no quería cometer errores- pero no la encontré, me asusté con lo que sucedió…

-No nos contó mucho… supongo lo hará cuando se sienta más repuesta…- dijo y él la abrazó con ternura.

-Seguro que sí…- le dijo y se quedaron un momento conversando…

Cevdet llegó un buen rato después de ella, traía el cuerpo del coronel Stavros y le ofreció una breve explicación al general de lo que había encontrado…

-No entiendo que hacías allí, Cevdet… yo te había enviado a otro lado… y Stavros… tampoco sé qué sucedió con él…

-Lo encontré cuando me iba… me costó reconocerlo entre todos los cadáveres… lo extraño es que no llevaba uniforme…

-Así es…- dijo Vasili pensativo- ¿por qué fuiste?

-Es una historia larga… alguien me contactó y me dijo que algunos de nuestros hombres corrían riesgo… no estaba seguro, pero seguí mi instinto…

-Entiendo…- dijo sin demasiado convencimiento.

-General… con su permiso, iré a descansar, mañana volveré temprano y así redactaré un informe con todo lo que sucedió.

-Hágalo… nos vemos en la mansión…

-Supongo que me quedaré en casa de mi madre… ella no se sentía bien hoy, quiero pasar a verla…

-Como diga… hasta mañana…- le dijo y Cevdet salió hacia su casa.

Cevdet se encaminó hacia su casa, casi no podía esperar a abrazar a su familia, en especial a su mujer, quería reconfortarla, dormir en sus brazos…


Hasta aquí llegamos. Sigo pronto! Gracias por leer!