Disclaimer: es de J.K.Rowling, o de quien sea, sino puedo asegurar que Sirius estaría vivo, la Rata traidora muerta, y Harry acabaría con Draco. Si algo en mi fic se parece al de otras personas que me lo digan porque puede ser que se me haya quedado la idea en el inconsciente, y tenga alguna similitud sin que esa sea mi intención.

Aviso: es SLASH! más concretamente Harry-Draco, así que si no te gusta no sigas leyendo. Por otra parte habrán spoilers del sexto libro, no en la parte del argumento, pero si por personajes que aparecen en él.

¿Habéis visto ya el caliz de fuego? Draco esta precioso de hurón (esta guapo este como este) y me encanto Krum, estaba pensando en volver a cambiar el argumento para que apareciera. ¡Viva Krum!

Gracias a Luzy Snape, LynxBlack (me alegra de que te encante), SteDiethel, Mohnblümchen (¡gracias por leerme desde alemania!), andromeda black, Krispy (espero que ya se te vea en el pc), y a Asurazuzu (también espero que se te vea en el ordenador)

7 - GRIPE

La investigación de las enfermedades ha avanzado tanto que cada vez es más difícil encontrar a alguien que esté completamente sano.

Aldous Huxley

Una gripe se había extendido por el castillo, y pocos eran los alumnos que había en cada clase. La enfermería estaba totalmente saturada y las pociones para curarla escaseaban. Por ello, tanto el profesor Slughorn como el profesor Snape estaban encerrados en las mazmorras preparando brebajes.

Al parecer, la gripe tenía origen muggle, y los que provenían de familias totalmente mágicas eran los que peor estaban. No estaban inmunizados contra estas enfermedades. Nadie se esperaba que algo así pudiera pasar, así que nadie tomo precauciones.

- Deberías estar en reposo Hermione.

- Lo mío es solo un resfriado corriente ¿tu estas bien?

- Perfectamente - dijo Harry mientras iban a la enfermería - tengo el cuerpo acostumbrado a cosas así.

- Pero Ron no - suspiro Hermione - ya lo viste ayer, deliraba por la fiebre.

- Tampoco Ginny, ni Neville, y Dean también esta bastante mal - y Harry pensó también en que Malfoy estaba en la enfermería, y no es que el día anterior se viera muy bien.

- Incluso Pomfrey parecía afectada.

- ¡Apartaos Gryffindors! - dijo Millicent Bulstrode mientras les empujaba con un gran cesto que llevaba colgado del hombro.

- Es la única Slytherin de sexto que no esta afectada - le informo Harry a Hermione.

- ¿De verdad? No me había fijado.

Llegaron a la puerta de la enfermería donde había reunidos un gran numero de alumnos, algunos de los cuales estaban ya mejor.

- Tened cuidado - les advirtió Padma Patil - la enfermera esta que muerde.

- Gracias por avisar.

Abrieron la puerta y se encontraron con que la enfermera Pomfrey iba hacia ellos.

- ¡Solo cinco minutos! - y después se iba de vuelta a una habitación apartada.

Mientras se dirigían a la cama de Ron, Harry pudo ver la habitación con la puerta medio cerrada en la que se encontraba la profesora McGonagall. Estaba acompañada por una niña de Gryffindor de la cual no recordaba el nombre y por Zacharias Smith. Quiso ver lo que pasaba, pero en ese momento la enfermera salio preocupada y cerro rápidamente la cortina.

- Yo también estoy muy preocupada - dijo Hermione - McGonagall ya es bastante mayor para estas cosas. Incluso la enfermera lo es, tuvo que tomarse las pociones la primera de todos para evitar contagiarse. Vamos, Ron nos espera.

Encontraron a su amigo tiritando estirado en la cama y tapado con la manta hasta arriba, solo se le podían ver sus ojos azules y su cabello pelirrojo. Cuando los vio, sin embargo, su cara quedo al descubierto.

- ¡Al fin habéis venido! Me estaba aburriendo, no tengo a nadie con quien hablar. Boot, el de aquí al lado, solo hace que hablar con Neville sobre como influye la gripe en nuestra magia ¡Estamos enfermos! No hay clase, así que deberían de dejar de decir tonterías ¡deliran! Me esta entrando dolor de cabeza.

- Me alegra ver que estas algo mejor - dijo Hermione mientras sonreía tiernamente - me… nos tenias muy preocupado - y le acomodo el pelirrojo cabello detrás de la oreja.

- No estoy bien ¡Tengo frío! Quiero sopita de pollo de mi madre…

- Vuelve a delirar - suspiro Harry

- … y ni siquiera se donde esta Ginny, ni con quien.

- Ginny esta en la otra sala, la de las mujeres, así que tranquilízate.

- Ni hablar, Malfoy ha ido hacia esa zona.

- ¡Malfoy! - exclamo Harry - si ayer estaba peor que tu.

- Ha venido Snape con las pociones, y lo primero que ha hecho a sido darle un poco de todo al hurón.

- ¿Y ha ti te han dado algo?

- Una poción rosada contra las nauseas, nada más. ¡Yo quiero lo que le han dado a Malfoy¡Ha podido levantarse e ir al lavabo solo! Mi único consuelo es que se veía fatal.

Era verdad.

El día anterior Draco Malfoy había estado imposiblemente pálido, incluso para él. No el pálido normal de su piel, no, era un pálido amarillento que se esparcía por toda su cara y por la mano que la manta no tapaba. Su normalmente impecable cabello estaba empapado de sudor frío y sus ojos enrojecidos estaban enmarcados por unas profundas ojeras azules.

No parecía el mismo y en algún que otro momento a Harry le parecía que había muerto, pero segundos después tenia un ataque de tos que lo negaba. Estaba totalmente horrible. Aun así, Harry se había sentido extraño, había tenido que detener su impulso de acurrucarse en aquella cama, debajo de 4 mantas y darle su calor.

- ¿Me prometes que Ginny esta bien? - le preguntaba Ron a Hermione.

- Tranquilízate Ron, voy a ver como esta - y dicho esto Harry se levanto dispuesto a ver como estaba su amiga, y, si lo veía, saber como estaba el rubio.

La sala de las mujeres no era ninguna estancia aparte, era la parte de la enfermería en la que estaban todas las chicas, y estaba separada del resto por una gran cortina verde hospital.

Nada más entrar se puso a buscar a las dos personas que le interesaban, pero no las encontraba. De pronto se encontró cara a cara con una de las personas que menos soportaba, Romilda Vane.

- ¡Harry¿Cómo estas? Bien, por lo que veo.

- Perfectamente - dijo secamente.

- ¿Quieres caramelos?

- ¿Tuyos? Nunca - y se fue rápidamente.

Esa niña era dos cursos menor que Harry, y por lo visto muy buena haciendo pociones, sobretodo de amor. Todo había comenzado cuando le había regalado bombones para Navidad, y por casualidad Ron se los había comido. Tuvo que llevar a su amigo corriendo a la enfermería porque no paraba de decir frases ardientes con respeto a esa niña.

Por suerte, Madame Pomfrey no hacia muchas preguntas, aunque era evidente lo que pasaba. Al verlos, la enfermera solo había sonreído como recordando, y le había ido dando los antídotos mientras mantenía la enigmática sonrisa.

Harry no entendía que hacia esa niña en Gryffindor, estaba seguro de que seria una buena Slytherin. Y Harry ignoro la voz que en su cabeza le dijo "justo como tu"

Al final encontró a Ginny en una cama bastante apartada, pero para su desilusión, estaba completamente dormida. Su cabello rojo estaba todo revuelto en la almohada, y aunque estaba bastante pálida tenía la nariz totalmente roja. Vista así era adorable, justo como la hermanita que siempre le hubiera gustado tener, una niña preciosa, porque contrariamente a como quería mostrarse, Ginny todavía era una niña.

Contrariamente a todo el mundo, la pelirroja estaba destapada y cuando Harry le tomo la mano noto que hervía. Recordando como cuidaba tía Petunia a Dudley, cogió la sabana y la tapo, y fue a buscar a la enfermera.

- ¿Qué quieres Potter? - dijo cuando lo vio acercarse.

- Ginny esta hirviendo - y la Señora Pomfrey se encamino hacia esa cama.

- Tráeme la poción Hicelos, esta en aquella estantería - dijo señalándole un lugar concreto. De mientras convoco otra manta y arrepretujo a Ginny.

En aquella estantería habían muchísimas pociones, y Harry tenia prisa y no quería ponerse a mirar todas las etiquetas, así que procuro recordar la clase del año pasado en la que Snape había hablado de esta pócima.

Tenia que ser blanquecina, pero no de aspecto lechoso (cosa en la que Harry había fallado), ni cremosa (cosa en la que Ron había fallado), no debía ser densa, sino todo lo contrario, que cuando diera la luz tuviera un color azulado. Y lo más importante, era sólida a temperatura ambiente, pero cuando se aplicaba un hechizo calorífico se derretía, aunque seguía estando fría al tacto.

Recordando aquello, Harry no tardo más de un minuto en encontrarla, primero desecho las pociones liquidas, y luego busco una que tuviera el color y la textura adecuadas. Finalmente leyó la etiqueta para asegurarse y corrió para dársela a la enfermera.

Madame Pomfrey le cogió la botella e hizo que cayeran unos pedazos en un vaso. Le aplico un hechizo de calor, y aquella poción que parecía hielo comenzó a derretirse soltando un vaho helado que olía a menta. Entonces, mezclándolo con otro liquido verdoso se lo hizo beber a una adormecida Ginny.

- Quédate aquí con ella cinco minutos, si ves que sigue caliente vuélveme a llamar - e hizo un además de irse - es curioso, has estado en la enfermería más que ningún otro alumno, pero cuando todos caen enfermos, tu estas la mar de fresco - y se fue sonriendo levemente.

Harry se sentó al lado de la cama de la Gryffindor, en un taburete que había hecho aparecer y lo había colocado con esfuerzo entre la cama y la mesita para poner las medicinas, que era el único mobiliario de aquella pequeña estancia rodeada por un dosel.

No estaba cómodo, había un silencio enfermizo, roto solo por algunos murmullos y pasos apresurados. Pero de pronto el silencio de aquella parte de la enfermería fue roto por unas risas que intentaban ser contenidas justo a su lado. Entonces presto más atención a los murmullos que provenían del dosel que había a continuación.

- Los muggles son porquería - dijo una voz grave que Harry no reconoció - y solo nos enganchan su porquería.

- Cállate, sabes que mi novia… - dijo otra voz gruesa.

- Mejor dejemos el tema - lo corto una voz femenina, aunque su timbre era algo grave. Harry supuso que seria la mencionada novia.

- Lo único bueno son sus dulces, aunque no superan los nuestros, los mágicos - dijo una voz demasiado conocida para Harry, era Draco Malfoy. Los otros debían ser Slytherins.

- Que es lo único muggle que has probado - dijo una voz risueña antes de toser.

- Igual que tu - dijo Malfoy - los brioches que traes, Millicent están muy buenos.

- será lo único que tiene de bueno - dijo una voz desfallecida que Harry también conocía, Pansy Parkinson.

- Voy a ver a Daphne, si me disculpáis - dijo la voz femenina-grave, que Harry supuso que seria Millicent Bulstrode.

- Te acompaño - dijo una de las voces gruesas.

- Yo me vuelvo a la cama que me estoy mareando - la otra voz grave.

Y luego el ruido de sillas moverse y desaparecer y de pisadas que se alejaban, el silencio volvió.

Aunque no tardo mucho en romperse.

- Largo Blaise - dijo Parkinson con su nueva voz desfallecida.

- Si me lo dices de esta forma da la sensación de que no quieres que me vaya - dijo Zabini con su risueña voz.

- Esta voz todavía puede maldecirte, así que largo antes de que coja la varita.

- ¡De que mala magia estas hoy! - dijo con voz dramática aunque se notaba que se estaba aguantando la risa - voy a ver a mi hermana…

- ¿Cómo esta? - pregunto Malfoy que todavía estaba allí.

- Parece que mejor, la poción rosa…

- La vomitsae.

- esa, ha hecho que deje de vomitar, lo cual me deja más tranquilo. Pero no deja de preguntarme por mi madre, delira, ya que nunca se ha acupado de nosotros… me voy antes de que Pansy me mate - y el sonido de pasos se alejo.

Pasaron unos minutos en silencio, pero era un silencio que no le gustaba a Harry, prefería que Malfoy y Parkinson hablaran para saber que demonios hacían. Así que llego un momento en el que no aguanto más y se levanto para rodear la cama donde su amiga dormía tan placidamente sin ser consciente de la agitación que sentía Harry por lo que iba a hacer.

Lentamente y sin hacer ruido, deslizo la cortina que separaba ambas camas lo suficiente para ver que hacían. La escena se le quedo gravada en la retina y dio un paso atrás hasta chocar con la cama de Ginny.

Draco Malfoy lucia como siempre, todo arreglado y perfecto, pero a la vez no era él. Una sonrisa melancólica adornaba su cara y sus manos se encargaban de acariciar el cabello de la chica como si fuera del oro más valioso.

Y en un momento beso suavemente los labios de la bella durmiente, tan delicadamente que parecía que no la quería romper, había tanto en ese beso, nadie había besado a Harry así, y eso hizo que quisiera huir, ni siquiera el mismo Malfoy lo había besado con esa dulzura, ni siquiera el primer beso que se habían dado el día de San Valentín, que había sido pausado, había contenido lo que ese beso.

Rápidamente salio de la habitación, no sin antes comprobar la temperatura de Ginny, y se fue corriendo a algún lugar donde poder descargar su frustración.

La sala de los menesteres fue el lugar ideal, y pudo romper todo aquello que encontraba, hasta caer agotado mientras trataba, inútilmente, de parar sus lagrimas.

Lo único que quería es que alguien se deslizase allí dentro, lo abrazara y lo besase con amor.

Pero eso es algo que no ocurrió.


Había pasado una semana desde que Ron había salido de la enfermería, y ya comía y reía como siempre. Las clases habían vuelto a la normalidad, con casi todos los alumnos recuperados.

Pero aunque todo el mundo pudiera jurar que todo volvía a estar bien, Harry sentía que no lo estaba. Se mostraba alegre, como si su única preocupación fuese no hacer enfadar a Snape, y cuando estaba con sus amigos realmente era así. Pero habían momentos en que sentía que todo su mundo se derrumbaba y nadie se daba cuenta de ello.

Ahora estaba en uno de esos momentos.

Ron y Hermione no estaban, tampoco Neville, y no estaba muy seguro de donde paraban, tampoco no estaba muy seguro de que lo quisiese saber, seguro que estarían intentando ligarse a la chica.

En cuanto a Malfoy estaba seguro de que no quería saberlo. Desde que este se había reincorporado a las clases lo había estado evitando, y el rubio ni siquiera se había dado cuenta, todo lo que hacia ahora era estar pendiente de Parkinson.

Es por esa razón que había dejado los deberes de pociones para lo ultimo, porque le recordaban a él. Y lo peor es que ya había acabado todos los otros deberes.

Así que se estaba entreteniendo viendo danzar a su pluma por encima del pergamino.

- ¡Vaya Harry! - exclamo Colin que se sentó a su lado - te sale perfecto el encantamiento animador.

- Es que es muy fácil - añadió Harry con hastío. Lo que menos quería ahora era aguantar a Colin.

- ¿Me lo enseñas? Es que lo he de estudiar para los TIMOS y no me sale.

- No, Colin, estoy ocupado - dijo levantándose y comenzando a recoger. Se iría a su habitación y se tumbaría a dormir.

- ¿Quieres que te lleve…

- Largo Creevey - dijo una voz que intentaba ser sensual.

- La que faltaba - murmuro Harry bajito al ver a Vane - Adiós - y se fue hacia su dormitorio.

- No tan rápido.

Una mano le cogió de la manga de la túnica con inusitada fuerza haciendo que se parase y voltease enfadado, la otra mano de la chica tiro de su corbata hacia abajo, haciéndole encogerse sino quería ahogarse, y la chica se elevo de puntillas y puso su boca sobre la de Harry.

Los libros cayeron al suelo.

Una lengua lamió su labio inferior.

Toda actividad en la Sala común se quedo congelada.

La lengua intento colarse por el agujero que dejaban los sorprendidos labios de Harry.

Alguien sintió la furia crecer dentro de su cuerpo.

- ¡Bruja! - grito Colin mientras empujaba a Vane contra el suelo.

La actividad tardo un poco en volver a la Sala Común, los aturdidos alumnos intentaron separar a Colin de Romilda Vane, consiguiéndolo momentos después, los que aprovecho Colin para arrancarle más cabellos a la chica. Muchas chicas fueron a ver como estaba Vane mientras que algunos espabilados salían corriendo de Gryffindor.

Mientras, el mundo de Harry se había vuelto completamente negro. Acababan de besarle, pero el beso no se había parecido al de Malfoy. No tenia la pasión, ni el deseo de los de Draco. Ese beso no tenia nada, no había tenido amor, ni siquiera furia.

Había sido un beso totalmente vacío.


Harry tuvo que salir rápidamente del Gran Comedor porque no aguantaba ya más los murmullos que hablaban sobre como aquella niñita le había besado. Había aguantado risitas, comentarios y bromas. Había aguantado a Cho rogándole por un beso, y también intentándolo robar. Y, al final se había hartado y se había levantado dejando a la chica allí. Sus amigos se levantaron y corrieron hasta colocarse a su lado.

- La próxima vez mantendremos a Vane lejos de ti - le dijo Ron

- Solo esperemos que por culpa de una poción de amor no seas tu quien la bese - le reprocho Hermione a Ron.

- ¿Hablando del repugnante beso que te has dado? - dijo una voz detrás suyo. Al girarse se encontraron con Malfoy acompañado de sus gorilas y de Parkinson, quien tenia un brillo de triunfo en sus ojos.

- Vamos - dijo Harry intentando irse.

- ¿Huyendo? - dijo Draco haciendo que Harry se detuviera.

- Y eso que esta vez los Slytherins no hemos tenido nada que ver - hablo Pansy intentando en vano ocultar su felicidad porque esos dos ya no intimaran.

- Es verdad, estáis perdiendo facultades, ya no molestáis como antes - les replico Harry - quizás sea que la gripe os ha dejado muy débiles - quería irse y no tener a Malfoy delante, pero también quería pelearse con él y sacar la frustración que llevaba dentro.

- Nos habrá pegado su porquería la sangr… - dijo Malfoy con rabia, nadie le llamaba débil y se quedaba tan tranquilo.

Antes de que pudiera acabar la frase, Harry saco la varita y apunto al rubio, momentos después este apuntaba al moreno. Pasaron unos momentos en los que ninguno hizo ningún movimiento, pero se mantuvieron alerta.

- ¡Basta! - exclamo McGonagall avanzando por el pasillo mientras apretaba los labios furiosa - ¡Alumnos peleándose! Ya sabéis que eso supone una detención… - y al llegar a su lado exclamo - ¡Potter y Malfoy! Debí suponerlo. Señor Malfoy, usted es un prefecto, debe dar un buen ejemplo.

- Como si pudiera - murmuro Ron por lo bajo, pero todos lo oyeron.

- Y ustedes, Weasley, Granger y Parkinson, también son prefectos… deberían haberlos detenido.

- Pero si no ha pasado nada - protesto Ron.

- 5 puntos menos para para Gryffindor por su comentario señor Weasley. Y 20 menos para cada casa, y una detención para ustedes dos. Acompáñenme, seguro que Filch tendrá trabajo para ustedes.


Harry se estiro frustrado en el suelo, estaba cansado por haberse pasado las ultimas dos horas limpiando los cuadros y las armaduras del pasillo de clase de encantamientos. Se preguntaba que le habría tocado limpiar a Malfoy.

Se golpeo la cabeza contra el suelo intentando no pensar en él.

Después de tanto tiempo se había vuelto a pelear con Malfoy, con lo cual todo volvía a la normalidad, pero Harry no estaba seguro de que quería que las cosas fueran así. Se volvió a golpear la cabeza y finalmente se levanto.

No quería que volvieran las peleas, le hacia sentir extrañamente vacío. Por mucho que hubiera decidido alejarlo después del beso que le había visto darse con Parkinson, ahora que finalmente lo había alejado no quería que fuera así.

Comenzaba a echar de menos los besos con Malfoy, por muy vacíos de amor y ternura que estuvieran.

Pero ningún beso estaría tan vació como el que Vane le había dado.

Detuvo sus pasos en seco.

Malfoy le había vuelto a hacer caso después de que los rumores de ese beso se esparcieran por todo Hogwarts.

¿Por qué?

¿Seria que estaría celoso?

Imposible.

Seguramente es que Malfoy no quería que él "jugara" con nadie más.

Oyó un ruido lejano de agua, y se dirigió allí con curiosidad, y la escena que se encontró hizo que se tuviera que aguantar las ganas de reírse.

A Malfoy se le había caído el cubo con agua en el suelo, y furioso tiro el trapo contra el suelo, y maldecio en algún idioma que a Harry le pareció alemán.

La cara de cabreo de Malfoy le pareció de lo más sexy, y no pudo hacer más que acercarse.

- ¿Qué quieres Potter? - le dijo de mala manera al verlo - ¿buscas pelea? No hay nadie que nos pueda interrumpir ahora.

- Olvidas el hechizo que han puesto que anula la magia para que no usemos la varita para limpiar. Pero si, busco pelea de otro tipo.

- A puñetazo limpio supongo, como buen mediasan…

Pero no pudo acabar la frase porque Harry lo había cogido por la nuca y lo besaba furiosamente. Quizás no conseguiría un beso dulce de nadie, pero de momento, estos besos con Malfoy le bastaban para sentirse bien.


Minerva estaba furiosa.

Completamente furiosa.

Caminaba tan rápidamente por los pasillos que parecía que corría. Los alumnos más pequeños se apartaban nada más verle la cara.

Había escuchado gritos de pelea y había decidido ir a ver que pasaba, al fin y al cabo era su deber, del cual estaba muy orgullosa. Al llegar al lugar de los hechos se había encontrado una escena patética: dos alumnos de sexto se estaban pegando. Pero cuando vio a uno de los chicos dejaba al otro inconsciente, y besaba con autentica pasión a una chica de Ravenclaw, simplemente exploto.

- 20 puntos menos para sus respectivas casas - pero el chico la ignoro y siguió besando a la Ravenclaw.

Así que ahora Minerva estaba furiosa.

Completamente furiosa.

- Das miedo Minerva - le dijo una Slytherin que estaba sentada en las escaleras que llevaban a la torre sur.

- No me llames por mi nombre de pila - dijo molesta mientras se sentaba a su lado.

- Pero si somos amigas…

- ¿Desde cuando?

- Desde la primera vez que nos batimos en duelo a escondidas de los profes, o quizás de la vez que nos arrancamos los cabellos por ser las primeras en conseguir el puesto de ayudante del profesor de encantamientos.

- Si…- recordó riendo - el pobre profesor Fliwitch, baja estatura y entra a trabajar de un puñado de adolescentes…

- Con las hormonas descontroladas - pero Minerva arrugo su nariz al recordar cierto incidente de hormonas revolucionadas.

- uy, uy, uy ¿Qué ha pasado? - pregunto curiosa la Slytherin.

- Nada - contesto secamente y con los labios apretados - ¿Te apetece volar un rato?

- ¿La Gran Prefecta de Gryffindor se piensa saltar el club?

- Tu también vienes, y te lo saltadas cada vez que te da la gana, y te recuerdo que también eres prefecta.

- Oh, pero solo quería serlo para competir contigo. Te recuerdo que somos enemigas.

- Pero si hace un momento me decías que eras mi amiga - pero pronto se callo - esta conversación no lleva a ninguna parte.

- ¿Y? Te he hecho olvidar lo que te tenia tan rabiosa. - y la cara de Minerva se entristeció - ¿tiene que ver con Edric?

- Me lo he encontrado peleando y besándose con otra chica.

- Oh… buscate otro, en Slytherin hay muchos chicos sexys…aunque no creo que quieran salir con una Gryffindor.

- ¿Y Longbottom? Esta saliendo con Augusta, que es una Ravenclaw.

- Pero no es una Gryffindor…

- Por cierto… ya he visto al nuevo capitán de Quidditch de vuestro equipo… - añadió Minerva con picara voz.

- Pues no lo has visto en las duchas, si quieres te paso las fotos que corren.

- ¡Tenéis fotos¡Yo las quiero! - pero después de un momento añadió - aunque no serviría de nada… conozco de toda la vida a Edric, y se que siempre estaré enamorada de él.

- Incluso planeas hacerte auror para poder seguir juntos.

- ¡Cállate! - dijo Minerva completamente ruborizada - Mi padre es auror, yo quiero ser como él - y después de un momento añadió - solo quedan dos años para graduarnos, solo dos años.

- Vamos, tenemos club, no faltemos, ya volaremos en otro momento Minerva. - dijo levantándose y comenzando a caminar.

- Si, volaremos en el próximo partido de Quidditch.

- Slytherin - Gryffindor, ganaremos como siempre.

- Esta vez no tendréis tanta suerte.

- El año pasado no fue suerte.

Ni siquiera llegaron al aula en que el club se solía reunir cuando el profesor Slughorn paso rápidamente por delate suyo.

- ¡Profesor! - dijo Minerva haciendo que el profesor se volteara rápidamente.

- ¡Wallace! Que casualidad, será mejor que vengas.

- ¿A dónde?

- A la enfermería.

- ¿Qué ha pasado? - pero el profesor no le contesto, simplemente siguió su camino, y las dos muchachas no tuvieron más remedio que seguirle.

Encontraron al profesor Dumbledore esperando en la entrada, y nada más verles les sonrió y les ofreció caramelos de limón.

- No quiero caramelos Albus

- Entonces pasa, el director te esta esperando. - y dejo pasar a Slughorn - y las Señoritas Wallace y Bruce.

- ¿Qué ha pasado? - pregunto ansiosa Minerva Wallace.

- Esperamos la confirmación de Horace, pero creemos que el Señor McGonagall ha tomado una poción de amor.

Y eso arranco un ataque de reír de la Slytherin.

- ¡Ya sabia yo que el idiota de McGonagall no podía estar besando a otra por voluntad propia¡Si solo babea por Minerva!

- ¡Cállate Poppy! - dijo Minerva completamente roja.

- ¿Entramos?

Entraron en la enfermería silenciosamente. La enfermera, el profesor Slughorn y el director Dippet estaban en una camilla en concreto revisando a un chico.

- Creo que va para largo - dijo Poppy, entonces aspiro fuertemente por la nariz - me encanta el olor a pociones curativas…

- Tienen un olor horrible - le replico Minerva, y volvió a mirar la camilla donde estaban dando al chico una poción rojiza.

- Estarían mejor si tuvieran olor a limón ¿No creen?

- Y también el sabor - volvió a protestar la Gryffindor.

- ¡Perfecto¡Perfecto! - exclamo la enfermera.

- ¿Ya esta bien? - pregunto Minerva ansiosa - ¿Puedo verlo ya?

- Claro Wallace - dijo la enfermera dejándolo pasar, de mientras todos los profesores se fueron retirando.

- Edric ¿estas bien? - pregunto Minerva cuando estuvo al lado de la camilla.

- Si - dijo el chico con voz baja. Ni siquiera la miraba, solo miraba sus manos en las que arrepretujaba la sabana.

- Bien. Eso eso es bueno ¿no?

- Si.

- Será mejor que me vaya… como estas bien - dijo apenada.

- ¡No! - dijo Edric cogiéndola por la túnica - yo quería decirte… que… yo… eh… tu…

- Pareces un besugo Edric.

Y Minerva lo beso.

- ¡Vaya¡Y después dicen que las pociones de amor a la larga son malas!