UN CAFÉ A MEDIA TARDE
Por: Escarlata
Precure le pertenece a Toei, el plot es mío
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PARTE 4
Era jueves una vez más, Nagisa iba corriendo a su turno vespertino. La retuvieron más tiempo de lo esperado en el entrenamiento y literalmente iba corriendo el último tramo saliendo del tren. Avisó a Akane por teléfono apenas salió de la escuela, pero la experimentada adulta sólo le dijo que volviera con cuidado, era normal que le retuvieran más tiempo en ocasiones y eso no era culpa suya. A Nagisa no le gustaba quedar mal ante nadie, ni ante sí misma ni ante la persona que le había estado apoyando desde que salió de casa, quedó por cuenta propia y buscó su propio camino en cuanto se gradúo de preparatoria.
Sí, sus padres la apoyaban económicamente cuando les era posible. Nagisa no quería eso, ya no era una niña pero aún le faltaba para ser totalmente independiente y dejar vivir de la beneficencia de Akane, hasta entonces, tenía que llegar a trabajar al Tako Café lo más pronto posible para su turno de la tarde.
Sólo tuvo treinta minutos de retraso, nada tan grave en realidad y de todos modos llegó disculpándose con Akane y los chicos.
─¡Lo siento, apenas si tuve tiempo de ducharme! ─por supuesto, no podía llegar sudada y llena de tierra a su trabajo en un comedor. Terminó de acomodarse bien el cabello con una pañoleta y también el mandil bien atado a su cuerpo. Había algunos comensales pero Hikaru ya se había hecho cargo de ellos, lo supo al ver al chico con una bandeja en la mano─. ¡Gracias, Hikaru! ─agradeció al chico con un brusco cariño.
─¿Corriste mucho? ─preguntó Hikaru con una sonrisa amplia, le gustaba mucho escuchar sobre los entrenamientos de Nagisa, los de Fujimura también, por cierto.
─Me estoy preparando para la competencia de 400m, tengo un buen tiempo pero aún tengo oportunidad de mejorarlo ─explicó Nagisa─. He estado haciendo ejercicio toda la tarde en el gimnasio para hacer más fuertes mis piernas ─agregó con una sonrisa amplia, haciendo sonreír al chico.
─¿Luego quieres correr conmigo? Quizá ésta vez sí te gane ─dijo el chico con emoción. Podría ser alto y delgado, bastante lleno de energía, pero seguía sin poder ganarle una sola carrera a Nagisa. También necesitaba piernas fuertes si quería ser futbolista.
─¡Por supuesto, cuando quieras!
Una tercera persona se les unió, era Hikari con un vaso lleno de refrescante agua para Nagisa. ─Ten, debes estar sedienta por correr desde la estación.
─Lo estoy, gracias ─bebió su agua mientras miraba a los comensales. Recibió la libreta que le dio Hikaru con las debidas anotaciones de los pedidos hasta el momento─. Está un poco tranquilo hoy, ¿verdad?
─Da un par de horas y te harán falta manos ─comentó Hikari de buena gana y se llevó el vaso apenas Nagisa lo vació.
Sonó el teléfono y Hikaru fue corriendo a atender la llamada, seguramente un pedido a domicilio, Nagisa se quedó atenta a las mesas y oficialmente su jornada comenzó. En el tren comió algunos emparedados que le regalaron sus superiores, suficientes emparedados mejor dicho, algunos de los alumnos que estaban por graduarse eran muy amables con los más jóvenes.
Estaría bien hasta la cena.
Y justo como cada jueves, su espera también comenzó. Aún faltaba para que Fujimura siquiera estuviera cerca de la estación de trenes, gracias a Honoka ahora conocía el dato y… ¡Podría ver a Honoka también! ¡A ambos! La idea era tan emocionante que comenzó a sentirse sobrepasada. A Honoka la veía a casi diario (salvo fines de semana) básicamente desde que la chica llegó a la ciudad y a pesar de ello la esperaba a la hora de siempre con la misma emoción que en ese momento.
Sumando a Fujimura en todo eso, la pobre atleta se sentía lista para despegar en cualquier momento. No negaba que Honoka le era agradable a la vista, tan agradable como su hermano y comenzó a sentirse un poco extraña al respecto.
Fujimura era su crush, ¿verdad?
Sí, Akane y los chicos lo sabían y solían gastarle inocentes bromas de vez en cuando al respecto.
¿Y Honoka?
¡Mirar a esa chica debería ser ilegal por lo linda que era! Cada día que pasaba deseaba poder hablar más con ella y en sus breves momentos libres mientras trabajaba. Por supuesto que se mandaban mensajes por teléfono y, lo admitía, le había pedido ayuda con su tarea un par de veces en esa semana. Nada complicado, sólo un par de detalles que no le habían quedado muy en claro.
Nagisa estaba contenta de que Honoka aprendiera a tolerar, manejar e ignorar de manera funcionar a los idiotas de su trabajo. Sí, seguían siendo unos idiotas, no iba a poder cambiarlos y eso era algo que su padre ya le había platicado una vez cuando recién entró a la universidad y se encontró con esos estudiantes malvados.
La gente no cambia tan fácil. Algunas lo logran, otras no, una parte se queda por la mitad y está bien, todo eso está bien, así son las personas. Lo importante era cómo se tomaba cada quién los comportamientos de otras personas.
─Mientras no duerman contigo, no tiene por qué importante que te miren mal ─le dijo su padre en ese entonces. Nagisa justo lo recordó una de esas noches y así se lo dijo a Honoka. No supo que la hizo reír tanto que no pudo levantar su teléfono por largos minutos si no hasta recuperar el aire.
Honoka le dio la razón en esa ocasión y desde entonces no la volvió a ver molesta cuando llegaba a comer takoyaki y beber café americano. Según supo, Honoka se mantenía seria pero entusiasta durante su hora del trabajo. Si alguno de esos tontos trataba de darse el crédito por sus ideas, Honoka mejoraba la propuesta de forma totalmente distinta y la presentaba por su parte, a manera de que no lucieran similares.
Sí, así de brillante y de malvada era la chica, Nagisa se lo aplaudió. Si alguno intentaba pedirle hacer alguna cosa estúpida, como ir por la comida de todos y las bebidas, lo hacía, pero se tardaba a propósito fingiendo torpeza y retrasando a los tontos cuando ella ya tenía su parte hecha. Honoka se estaba imponiendo de manera tan magistral, que para ese día, aprovechó uno de sus breves descansos de café para contarle que ya cada quien iba por sus alimentos a la hora que le correspondía, y su jornada era más manejable, solamente tenía encima la presión normal de hacer los diseños sin errores, mejorarlos, hacerlos funcionar y volverlos realidad.
Nagisa estaba orgullosa de ella, moría por saber cómo le había ido ese día.
Moría por platicar un poco más con Fujimura.
¡Diablos, moría por verlos a ambos! Seguramente compartirían la misma mesa, por la hora seguro que hasta llegaban juntos.
Y no estuvo equivocada.
El par de hermanos se encontró saliendo de la estación de trenes y caminaron juntos hacia el Tako Café. Honoka aún usando sus gafas, solía usarlas cuando le tocaba trabajar más tiempo en la computadora que en los laboratorios, Fujimura de hecho aún vestía su uniforme de fútbol, sólo se había cambiado el calzado por un par de zapatillas deportivas bastante cómodas.
─Entonces no tuviste tiempo de cambiarte, comprendo ─dijo Honoka apenas escuchó cómo había sido el día de su hermano mayor.
─De todos modos traje todos mis uniformes para lavarnos, mañana estaré en el gimnasio y no necesitaré estos uniformes. Estarán todos listos para la siguiente semana ─respondió el chico con una sonrisa.
─Es buena idea, mañana lavaré todas mis batas, ésta es la última que me queda limpia ─trabajando en lo que trabajaba, solía mancharse de restos de metales y otros materiales, de aceites, de líquidos de nombres complicados de pronunciar, incluso el día anterior llegó llena de humo y no dio detalles al respecto, sólo un "fallo de cálculo" y nada más.
Fujimura sonrió más al verla sonreír a ella cuando llegaron a la calle que daba directo al Tako Café. Casi rió. Apenas si iba a abrir la boca para decir algo, pero Honoka se le adelantó.
─Ni una sola palabra ─advirtió con un gracioso tono de enojo.
─No una sola, lo prometo ─respondió el futbolista casi al punto de la risa.
─Gracias.
─Mejor veo todo en primera fila ─dijo de repente, riendo ahora sí, y adelantándose con veloces y largos pasos para escapar de la furia de su linda hermana.
─¡Shougo!
Un sonriente futbolista y una sonrojada investigadora entraron al Tako Café y ambos, como por arte de magia, compusieron sus gestos, o al menos lo más que pudieron, aún tenían rastros de sus emociones en sus rostros.
─¡Bienvenidos al Tako Café! ─Nagisa de inmediato les dio la bienvenida con una inmensa sonrisa y una notoria emoción.
El gesto de Nagisa terminó por descomponer de nuevo en el Honoka y ésta sólo atinó a aclararse la garganta y empujar a su hermano desde atrás mientras mascullaba algunas cosas entre dientes.
─Muchas gracias, iremos a esa mesa ─la que al menos ella solía ocupar desde que llegó, la que estaba junto a la puerta.
Fujimura mantuvo su gesto tonto y tomó asiento frente a su hermana. Miró de reojo a la mesera y le regaló un gesto más agradable. ─Misumi-san, buenas tardes.
La primera reacción de Nagisa fue paralizarse. Honoka estaba usando un par de gafas… ¡Muy normal considerando que trabaja con aparatos precisos y frente a computadoras! Eso ya se lo había platicado por mensajes. Pero verla con gafas aumentó su atractivo de manera exponencial, a la pobre casi se le fue el aire antes de componerse, gracias precisamente a la linda visión de su más reciente amiga.
Nagisa sonrió más, bastante feliz. No los veía, pero más atrás, Hikari y Hikaru no le perdían de vista porque les parecía lindo ver a Nagisa así. Se aclaró un poco la garganta con su característico tono nervioso que le atacaba cada vez que hablaba con el futbolista. ─Fujimura-san, bienvenido ─y su sonrisa para Honoka fue totalmente distinta, la diferencia era notoria y al menos con ella tartamudeaba menos─, bienvenida, Honoka. Espero que hoy también me traigas buenas noticias ─dijo de buen humor mientras dejaba un menú para cada quien.
De Honoka ya sabía qué pediría, era Fujimura quien cambiaba de platillo en cada visita.
─Te contaré apenas tenga oportunidad, lo prometo ─echó un vistazo al menú de todos modos y sonrió, cerrándolo casi de inmediato─. Una orden de takoyaki y ésta vez creo que pediré un café helado, se ve bastante bien.
─Lo está. Yo no lo bebo mucho, la cafeína me cae un poco de peso, ¡pero sabe delicioso! ─dijo Nagisa con mucho entusiasmo, tanto, que no notó que Fujimura le miraba con bastante diversión e incluso tenía recargado su rostro en su brazo y éste en la mesa. Tenía el menú en su mano libre─. ¡Ah! ¿Y-Y qué traigo para ti, Fujimura-san? ─la pluma bailaba nerviosamente entre sus dedos.
─Tres emparedados del especial del día y un té verde, por favor ─dijo, dejando el menú a un lado y sin abandonar su sonrisa.
─¡Enseguidasalensusórdenes,conpermiso! ─dijo rápido y sin respirar, dio media vuelta y corrió con su absurda velocidad a la cocina a dictar las órdenes. Al ver que Hikari y Hikaru le miraban, se sonrojó más─. ¿Qué es tan gracioso, eh? ─preguntó de manera brusca, más apenada que brusca en realidad.
El par rió.
─Nada, nada ─dijo Hikari y fue a preparar los emparedados mientras Akane estaba pegada a la parrilla preparando las siguientes órdenes de takoyaki.
─Yo creo que Honoka-san también es muy linda ─dijo un desvergonzado Hikaru.
Nagisa se sonrojó aún más y se enfadó como a Hikaru tanto le gustaba. ─¿Qué no tienes algo para entregar?
El chico sonrió, ladino. ─No.
─No puedo creer esto ─murmuró Nagisa para sí misma mientras se frotaba la cara. No entendía cómo era que ese par de hermanos de crianza la afectaban de esa manera. Suspiró hondo y, gracias a todos los dioses, su trabajo no le daba mucho tiempo para pensar en tonterías, en una mesa al fondo pidieron la cuenta y una recuperada Nagisa fue a atenderles.
Mientras, dichos hermanos de crianza, estaban con sus propios asuntos. Fujimura reía entre labios ya que, una risa más fuerte, le ganaría un golpe de su hermana. Honoka sabía golpear, seguramente por manipular maquinaria y herramientas pesadas, ¡nadie diría que era fuerte! Por su lado, Honoka estaba roja porque ese tonto sabía bastante y no iba a permitirle decir una sola palabra. Fujimura lo sabía, a Honoka le gustaba encargarse de sus propios asuntos, culpa de sus tíos trabajólicos, la hicieron demasiado independiente.
─¿Ya puedo decir algo? ─preguntó el futbolista.
─Adelante, sólo recuerda que alcanzo perfectamente bien tus piernas con las mías ─amenazó Honoka de manera más graciosa que seria.
─No te lo recomiendo, no me quité las espinilleras ─advirtió el chico antes de que su hermana se pusiera violenta. No que ella la hubiera atacado a él antes, nunca, se querían mucho, pero otros pobres tontos sí sufrieron esa suerte.
Honoka finalmente se relajó un poco al momento de tentar con la punta de su zapato que era cierto, aún llevaba puesto el equipo protector. ─Buen trabajo.
─Cuido mucho mis piernas ─asintió el chico─. Sólo quería decirte que un superior nos regaló esto ─le extendió a su hermana un pase doble para el cine.
Honoka los recibió y les echó un vistazo, era para una película llamada Awatenbu Shogun. No necesitaba saber mucho para saber que era una película de samuráis de la vieja escuela, porque al menos ahí decía "remasterización". El boleto de cortesía era para el sábado en la tarde, levantó una ceja con un poco de confusión. ─¿Quieres que vayamos al cine?
─Yo no ─con su mirada señaló a la animada mesera que en ese momento ayudaba a un pequeño a limpiar el jugo que derramó por accidente. No negaba que Misumi era fantástica, lo admitía─, pero a ella le gustan.
Honoka sintió que de nuevo la cara le hervía, pero ésta vez reaccionó con una tensa y cómica calma. Se aclaró la garganta─. Mañana sale temprano.
Fujimura asintió. ─Así es. Ten vendrá bien conocer los centros comerciales, estos días sólo has ido de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, y también aquí, debes pasear un poco más y volver a familiarizarte con todo ─y qué mejor que estando acompañada, pero eso no lo agregó.
─Muchas gracias ─finalmente dijo con una sonrisa─. ¿Tú no querías ir al cine?
─Oh, a Kimata le tocó el pase doble para la nueva película "Los Furiosos 7", es de autos y explosiones ─dijo entre sonrisas─. Iré con él ─agregó mientras sonreía de manera más suave, incluso suspiró.
Honoka lo notó pero no dijo nada, sólo miró a su hermano con la misma alegría. ─Gracias, no estaba muy segura de cómo pasar mi primer fin de semana en casa, la verdad me veía a mi misma visitando la biblioteca como cuando era niña.
─Podrás hacerlo, pero no queremos que se pierda ese boleto, ¿verdad?
─No, no queremos. Gracias, Shougo.
Su comida pasó con calma y poca plática con la mesera, ésta vez Nagisa estuvo más ocupada que de costumbre, un grupo de oficinistas llegaron a comer a deshoras porque el jefe se los permitió, y luego de ello trabajarían a deshoras también, así que ésta vez Hikaru estuvo también para ayudarle.
Honoka no pudo encontrar una oportunidad para pedirle que fuera con ella al cine y ya casi se acercaba la hora en que debían volver a casa. Pensaba en ello cuando sonó su teléfono y lo atendió, era una de las secretarias donde trabajaba. No estaba segura de para qué la querrían, pero lo mejor era responder. Se puso en pie y se disculpó para salir afuera a atender su llamada.
Nagisa notó eso y justo estaba un poco más libre mientras los oficinistas comían y bebían para llenarse de energías, incluso lamentaban que el establecimiento cerrara temprano y no podían pedir takoyaki por la noche. Se acercó a la mesa cuando Fujimura le hizo una seña. Nagisa ya sabía que era hora de que el par se fuera.
Lamentaba mucho no haber podido platicar más con ellos, pero… Al menos pudo verlos a ambos.
─¿Necesitan algo más, Fujimura-san? ─preguntó Nagisa con un ligero rubor.
─La cuenta, por favor ─notó que Nagisa miraba a Honoka fuera del sitio. Sonrió─. No te preocupes, una llamada del trabajo, quizá no encuentren algo y quieran preguntarle.
─¿Eh? ─Nagisa se sorprendió un poco por verse descubierta, pero no tuvo tiempo de negar los cargos.
─Misumi-san, sé que no hemos hablado demasiado desde que puse el pie por primera vez aquí, pero ─el chico sonrió─. Me agradas y me hace feliz que seas amiga de mi hermana, ella es importante para mi. Y tú ahora eres importante para ella ─dijo con firmeza. Como Honoka se enterara iba a matarlo, pero ver todas esas miradas y sonrojos lo estaba matando un poco, se notaba la atracción entre ambas y él, como el buen hermano que era, le daría una mano a su linda, preciosa y tierna hermana menor.
─Ah, yo ─Nagisa sintió todos los colores y los calores en la cara, no pudo decir más, él rápidamente retomó la palabra.
─Y por eso mismo, ahora eres importante también para mi ─continuó, solemne. Hablaba en serio, incluso se puso de pie y se inclinó brevemente.
Nagisa entró en pánico, esas palabras fueron demasiado y de principio no supo reaccionar, simplemente dejó que su corazón hablara por ella. ─Honoka me agrada mucho y es importante para mi, cuidaré de ella ─dijo casi sin titubear, para enseguida titubear─. Tú también me agradas mucho.
Fujimura sonrió.
─Gracias ─notó que su hermana sacaba una libreta pequeña del bolsillo de su chaqueta y le decía algo anotado de ésta a la persona con la que hablaba, le quedaba poco tiempo─. Ahora sí, la cuenta, por favor.
─¡Ah, enseguida! ─la atleta hizo la cuenta de todo y dejó la hoja en la mesa. El futbolista pagó de inmediato y justo en ese momento Honoka entró, estaba terminando su llamada.
─No te preocupes, yo tenía todo anotado. Hasta mañana ─se despidió y volvió a su mesa, vio que ya estaba el dinero en la mesa. Miró a Nagisa con una sonrisa suave. Tampoco le podía exigir todo su tiempo si estaba en medio de su trabajo─. Nos vemos mañana.
Nagisa sonrió en automático. Era sorprendente cómo le gesto le cambiaba de un hermano a otro de manera casi mágica. ─Hasta mañana y vuelvan pronto, por favor ─era la frase de cortesía y ambas rieron─. Descansa, Honoka, buen trabajo el día de hoy.
─Gracias ─Honoka miró de reojo el boleto que había guardado en su chaqueta y esa fue la señal de Fujimura para escapar de escena.
─Te espero afuera, debo hacer una llamada ─se disculpó con Nagisa también y salió de ahí. Sí, tenía que llamarle a Kimata para decirle que su hermana AL FIN iba a invitarla a salir de manera oficial. Su mejor amigo también estaba al pendiente de la historia gracias a él.
Honoka agradecería la cortesía de su hermano apenas estuvieran a solas, mientras debía aprovechar a la persona que sí tenía momentáneamente a solas. Se aclaró la garganta.
─Tengo éste boleto ─tomó aire, ¡no debía ser tan difícil! Una vez se llenó de seguridad, le miró de nuevo─. Un pase para el cine para éste sábado en la tarde ─le extendió el boleto para que lo viera─. ¿Te gustaría ir conmigo? Podemos hablarnos al rato para ver los detalles ─tomó aire.
La primera reacción de Nagisa fue ponerse nerviosa… ¿Acaso eso era una cita? ¡No, era una salida con una amiga! ¡Una cita con una amiga! ¡Sí, eso una cita con una linda chica que era su amiga! Se gritaba mentalmente a sí misma al menos hasta que vio para qué función era el boleto. Eso la transformó por completo.
─¡Sí, vayamos, muero por ver ésta película! ─respondió de inmediato y le devolvió el boleto. Estaba por decir algo más, pero alguien la llamó. Negó un poco con la cabeza para componerse y miró a Honoka─. ¿Te llamo en la noche?
─De acuerdo. Suerte con tu trabajo, Nagisa. Nos vamos.
Ambas se despidieron con un gesto y Honoka salió del Café, se dio un tiempo para despedirse del lindo par de hermanos y hasta de Akane. No lo sabía, pero la familia de tres vio todo. Salió con su propio hermano y ninguno dijo nada, sólo sonrieron mientras se dirigían a casa luego de ese largo día.
===o===
La familia y Nagisa terminaban de limpiar y levantar todo, su jornada acabó con una buena ganancia gracias a los oficinistas esclavizados del edificio de oficinas al frente de la calle. Nagisa limpiaba las mesas y el piso, Akane organizaba los ingredientes restantes y a hacer una lista de compras para lo que necesitarían al día siguiente, Hikari lavaba la cocina junto con Hikaru. Todo debía quedar tan limpio que pudieran comer directo del suelo.
─Niño y niñas, apresúrense para que vayamos a casa a descansar ─fue el grito de Akane desde la pequeña bodega del establecimiento y todos respondieron un "sí" al unísono. Ya estaban a minutos de irse y cenar en casa algo más hogareño para todos sus niños, Nagisa incluida.
Y hablando de Nagisa, la dueña del establecimiento ya no pudo seguir callando, la escena de la tarde le venía picando la nuca desde la tarde y lo dejó salir.
─¿Entonces tienes una cita el sábado, Nagisa? ─preguntó Akane casualmente.
─Sí, pero aún no sé la hora lo veré, con Honoka al rato que lleguemos a casa ─respondió Nagisa casualmente, hasta que fue consciente de lo que dijo. Se puso graciosamente roja mientras trapeaba con más rapidez (y eficacia) el piso. Su estado de pánico era funcional en tareas repetitivas─. ¡N-No es una cita, es una salida de amigas! ¡Es mi amiga!
Los hermanos se echaron a reír mientras Akane y su lista de compras se recargaban en el marco de la entrada a la cocina.
─En ningún momento dije eso ─dijo la mujer con una sonrisa amplia, casi malvada─. Claro que son amigas, puedes ser amiga de quien quieras, incluso de ese chico Fujimura.
─¡Sí, como yo que soy su amigo! ─exclamó Hikaru con emoción.
─Bueno, con él… Creo que… Ya somos amigos, creo, me encargó a su hermana y...
Y como siguiera abriendo la boca, seguiría cavando su propia tumba sin ayuda de nadie. Se regañó por lo bajo y masculló un "no puedo creerlo" que de todos modos sus acompañantes pudieron escuchar. Rieron un poco.
─Honoka-san también te aprecia mucho, Nagisa-san, se le nota de inmediato ─comentó Hikari con una voz más gentil que le ganó un gesto de alivio de Nagisa.
─¿Lo crees?
─Podría asegurarlo, desde que la conoces tienes una sonrisa muy especial que me gusta mucho, se te nota muy feliz ─continuó Hikari, aunque ésta vez sus palabras la hicieron sonrojar un poco más. Decidió agregar algo─. Y ella también sonríe de manera linda, ¿verdad, Hikaru? ─y su hermano asintió varias veces a manera de animada respuesta.
Nagisa suspiró hondo y no pudo resistirlo más. Que Honoka le provocara cosas era una cosa, pero que eso se lo provocara cuando ya su hermano mayor hacía estragos en su pecho era extraño y eso la tenía confundida. Y siendo Akane una de sus confidentes de confianza y respeto desde hacía muchos años, decidió hablar. No tenía problema en que Hikari y Hikaru le escucharan.
─Esto es raro ─dijo Nagisa con un suspiro.
─Te escucho ─Akane le animó a continuar, conocía bien a esa chica.
─A mi ya me… Bueno, Fujimura ya me despertaba algunas cosas y… Y esas cosas me gustan ─terminó de limpiar el piso, que quedó tan reluciente que hasta reflejaba los muebles─. Pero Honoka está aquí y ella me despierta cosas también y eso es raro. A mi me… A mi me gusta… Bueno…
Akane sabía que ese era el límite de Nagisa, sonrió.
─Es normal. Que sientas algo por más de una persona es normal ─dijo Akane.
─¡Pero Honoka es una chica y aún así se me hace la chica más hermosa que jamás he visto! ─exclamó, demasiado confundida consigo misma.
─Y eso no tiene nada malo, que sientas algo por ella, aunque sea una chica, no tiene nada de malo, es lo que quiere tu corazón ─la mayor sonrió─. Hazle caso como siempre, tus corazonadas suelen llevarte por el buen camino, eres una chica con buena estrella.
Nagisa quedó de piedra al escuchar eso.
Un gesto y el par de hermanos terminaron lo suyo para poder ir a casa, lo mejor era dejar a Nagisa con sus pensamientos.
Ya en casa, cenaron, se ducharon y todos fueron a sus respectivos dormitorios a descansar. Nagisa hacía su tarea, o al menos lo intentaba mientras pensaba en lo que Akane le dijo, que podía sentir lo que quisiera por quien quisiera, sin importar que fuese un chico o una chica. Suspiró.
La matemática de eso era simple hasta para ella. Fujimura le provocaba cosas en el pecho porque le gustaba… Y Honoka le provocaba cosas también porque…
─También me gustas ─murmuró Nagisa. Al escucharse a sí misma se tapó la boca con ambas manos mientras se sonrojaba intensamente. Akane le dijo que eso estaba bien, ¡pero cómo era que le gustaban dos personas! ¡Un chico y una chica! ¡Un par de hermosos y maravillosos hermanos! Se alborotó el cabello, eso no tenía sentido, y de nuevo la cabeza le resonó con las palabras de Akane, con la emoción en su pecho cada que veía a Fujimura, con la calidez que le provocaba Honoka.
Dejó la pluma a un lado, no estaba concentrada en ese momento. No le faltaba mucho para terminar, pero no podía pensar correctamente con esos dos rondándole la cabeza.
Antes de que comenzara a alborotarse el cabello, su teléfono sonó. Lo tomó de inmediato y su sonrisa fue automática al ver la foto de Honoka en la pantalla, respondió de inmediato.
─Buenas noches, Nagisa.
─Buenas noches, Honoka.
─¿Ya casi acabas tu tarea?
─Sí, casi, sólo unos ejercicios más, pero puedo con eso.
─¿Está bien si decidimos a qué hora nos veremos el sábado?
─¡Por supuesto!
Y esa voz, la dulce voz de Honoka, fue suficiente para que todo en Nagisa se ordenara y sintiera una repentina paz.
Todo tuvo sentido en ese momento.
CONTINUARÁ…
