El Gato ladrón y el Cachorro policía
Yu-Gi-Oh ... Seto x Joey
By Kaede Sakuragi
Nota: Basado en el Manga " Thief & Detective" … y con la aprobación de Alejamoto Diethel - una muy buena escritora. Universo Alterno ... XDD ya sabrán por que ...
Capitulo 01Era una noche despeja, de luna llena. Era ya media noche, del Sábado. Y la gente se aglomeraba en los locales bailables, restaurantes y otros lugares concurridos.
Pero un lugar en particular era el que llamaba la atención. El Museo, en la sección de Historia Egipcia. En particular había una exposición de artículos de oro, donde entre ellas se podía encontrar una finísima pieza de cristal, labrada a mano, en forma de un gran dragón, de ojos azules. Las cuales se decían que eran diamantes en bruto, y al estar tanto en contracto con el sol, tomaron ese color particular. Su figura estaba en una caja de vidrio, de seguridad, resguardada con rayos láser, y trampas para cualquier ladrón que se atreviera a robarlo.
Había policías fuera del lugar. Había policías dentro del lugar, hasta policías alrededor de la estatua. El motivo, es que habían recibido un mensaje diciendo que seria robada. Estaba escrita con letra cursiva antigua, en un papel con bordes trabajados, con dibujos de flores. Y como regalo, una rosa roja.
Este mensaje siempre era entregado a uno de los detectives. Al mas joven de la policía de Tokio. Joey Wheeler. Era un muchacho rubio, de ojos marrones claros, como la miel. De buen corazón, comportamiento casi infantil, pero de una personalidad que cualquiera lo tratara terminaría admirándolo, y quien no también amándolo.
El ladrón, apodado "el Gato", siempre le estaba mandando pequeñas pistas, para que lo atrapara. Muchas veces habían intentado hacerlo, pero era muy escurridizo. Cuando llego Joey, al cuerpo de policía, los robos se habían puesto un poco mas atrevidos, y las intenciones de hacerlo rabiar, eran obvias. El Gato no solo robaba y los dejaba mal parados, si no también no perdía el momento de hacerlo rabiar, al joven rubio.
Días atrás, habían recibido la nota: " Como los ojos de la noche, nos miramos a la luna llena ... Cuidad la estatua de los ojos azules, ya que la tentación de mi mano sera tomarla a media noche, el sabado ... The Cat ..." ... y junto a esa nota una rosa roja.
- Faltan solo dos minutos ... – un joven moreno de ojos verdes le decía a su compañero.
- Esta vez ... lo atraparemos ... – un joven rubio bufo, para luego ganarse la mirada de fastidio de este - ... Yami ... no me pongas esa cara ...
- Joey ... sigue soñando ... siempre dices lo mismo – su compañero se estiro en el lugar, estaban detrás de unas columnas no muy lejos de las estatua
- Acéptalo ... Yami tiene razón ... siempre es lo mismo – el ojos verdes lo miraba sonriente
- No te pongas de su parte ... Duke ... – el rubio bufo
- Manda el mensaje ... Lo esperamos ... Nos burla ... Roba ... luego te saluda ... y luego se va triunfante ... – Yami enumeraba con sus dedos, para lo que el rubio le dio un coscorrón en la cabeza – Ouch!!! Eso dolió ... – le dijo mientras sé sovaba el golpe.
- Te lo tienes merecido ...
- Silencio ... – Se escucho desde la radio.
- Ryu ... que sucede??? – Duke hablo despacio
- Dos guardias no contestan ... – la radio estaba baja, pero fue suficiente para escucharlo.
- Ya esta aquí ... – Joey sonrió, para luego posesionarse, detrás de la columna, apuntando con su arma a la estatua.
No se veía ningún movimiento, guardaron silencio, solo se podía escuchar el latir de sus corazones. El del rubio era el que más golpeaba. Estaba nervioso y emocionado, hoy seria el día que lo atraparía, y lo aria pagar toda sus burlas.
De repente, la luz se corto en toda la zona, tanto como los locales cercanos, como el museo, había quedado todo a oscuras. El murmullo de la gente en la calle, era lo que se escuchaba, mientras que la policía trataba de comunicarse por radio, pero por una razón extraña, no funcionaban, había estática.
Las luces de emergencia se encendieron. Los tres policías podían aun ver la estatua en su lugar, por suerte los laceres estaban encendidos, alimentados por un grupo electrógeno extra del museo. No veían ningún movimiento, no sentían ningún ruido. Los policías que estaban rodeando la estatua, estaban alertas.
De repente la luz volvió, pero más brillante que antes. Todo el lugar se ilumino, cegándolos. Para luego escuchar la alarma de la estatua.
- Se robaron al OjiAzul ... se robaron la estatua ...!!! – el gerente del museo apareció gritando
- Cierren todas las puertas ... que nadie salga o entre ... – Duke grito, para luego acercarse corriendo, donde estaba destrozada la caja de cristal. Joey se acerco lentamente. Para luego tomar una rosa Blanca que había justo en donde el dragón había estado.
- Maldito ...!!! – destrozo la flor con sus dedos, para luego tirar – Lo volvió hacer ... el maldito ... lo volvió a hacer ... AAGGGHHHHH!!! ... Lo odio ... lo odio ... – Joey salió de allí furioso, mientras los rostros de Yami y Duke tenían una media sonrisa
- O si ... lo hizo de nuevo – dijeron unísono. Salió tan en sí mismo, que sin querer se llevo por delante a un uniformado.
- Lo siento ... – se disculpo y siguió de largo.
- No se preocupe – apenas pudo articular aquel policía, pero una sonrisa triunfante apareció en su rostro, la cual era cubierto por la gorra.
El policía salió del lugar. Entre los demás agentes. Se dirigió hasta un costado de la siguiente calle, se cercioró si alguien lo seguía, y en un callejón se subió a un auto negro.
- Vamos a casa ... – ordeno al chofer, mientras dejaba la gorra en el asiento, y desamarraba la corbata - ... Uff ... estos uniformes dan mucho calor ...
- Bueno ... tu quisiste disfrazarte de policía ... – una pequeña voz se escucho a su costado. Una voz extraña.
- Pero fue divertido ... Mokuba ... realmente me gusto estar allí ... rodeado de policías ... jeje – el hombre decía mientras se despeinaba, y se sacaba la chaqueta
- Aja ... pero si no fuera por Tristan ... que gracias a sus pequeños fuegos artificiales ... no hubiera sucedido el apagón ... – esta vez una de la luces de la calle, ilumino parcialmente el interior del auto. A un lado de aquel ladrón, se encontraba un gato siamés negro de ojos azules.
- Bueno ... por algo es nuestro empleado de confianza ... Verdad Tristan??? - le decía el ladrón, a su chofer, quien le miro por el espejo retrovisor
- Claro señor ... Como no serle tan fiel a ustedes ... con todo lo que han hecho por mí ... – el chofer sonrió, era un muchacho no mas joven que el ladrón, de ojos marrones, con cabello del mismo color.
- Seto ... – el gato hablo, depositando una de sus patas en el regazo del ladrón – Quiero verla ... – le dijo con ojitos brillantes, en forma de chibi – siiiiiii .... por favor ... hermano ... – el ladrón sonrió.
- Claro Mokuba ... – y sacando la estatua que había robado de entre sus ropas – Aquí la tienes ... no es hermosa ...???
- Claro ... – las patitas del gato, acariciaban la estatua despacio, pero su rostro se torno triste - ... Hermano ... podrás volverme a la normalidad??? - un silencio se hizo en el auto. Seto guardo la estatua en un maletín especial.
- Por supuesto, Mokuba ... tu sabes que lo que prometo ... lo cumplo ... – dijo seriamente - ... Tenemos los escritos ... tenemos el pergamino del hechizo ... y una de las estatuas ... – tomo al gato entre sus brazos, acariciando su cabeza - ... y tenemos la esperanza que volverte a la normalidad ... nada podrá detenernos ... – le sonrió.
- Y ... ese detective ...??? ... – el pequeño gato levanto la cabeza, para luego mirar a su hermano a los ojos - ... que me dices de él ...???
- Que quieres decir con eso ...??? – Seto desvió la mirada, pero aun seguía acariciando su cabeza
- Desde la primera vez que lo viste ... quedaste enamorado de él ... – Seto se ruborizo.
- No sé de que estas hablando ... – dijo disimulando molestia
- Aja ... aquí vamos de nuevo ... – el pequeño gato negro, meneo la cabeza
- Que quieres decir con eso ...??? – el ladrón lo miro con el seño fruncido
- Nada ... Nada ... – el gato se bajo del regazo de su hermano para luego situarse adelante, en el lugar de acompañante. Tristan sonrió. Seto bufo.
- Nada de lo que piensas es verdad ...
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Joey llego a su apartamento, algo pequeño, pero acogedor. Se saco la gabardina blanca que llevaba, para dejarla sobre el sofá. Se fue desvistiendo hasta el dormitorio, no tenia ganas de comer, solo de dormir.
Estaba molesto, otra vez se les había escapado. Ese maldito ladrón, había burlado todo lo que tenia preparado.
Se acostó solo con una camiseta y un short.
Miro el techo del cuarto, donde se reflejaban sombras, por la luz de la calle. Se veía la de la ventana, la de los libros, la de una rosa.
De repente se levanto abruptamente, y miro su escritorio.
- Pero que demonios hace una rosa allí??? – se levanto, encontrándose una pequeña rosa, aun en un semi pimpollo, en un pequeño florero de cristal. Debajo de este había un sobre, con pequeños detalles en acuarela, de flores silvestres. Sabia de quien era, El Gato había estado en su apartamento y se había atrevido a dejarle una flor y un sobre.
Resignado, tomo la rosa, la olio, para luego sentarse en la cama, prendiendo la luz, y empezar a leer lo que le había dejado.
" ... Cómo los ojos de la noche, nos miramos a la luna llena ... Nos encontramos como amantes en las estrellas ... y por cada suspiro que tus labios hagan ... serán como si besaras los labios de quien tu amas ... Será como el aleteo de las mariposas al aparecer en la primavera ... Por que tanto misterio ante las criaturas que se encuentran en este mundo? ... La repuesta esta en aquella flor, que nace y crece despacio ... y que al final ... no se marchita ... como nuestras almas ... en la vida eterna ... " ... K
El rostro del rubio demostró una media sonrisa. Para luego doblar despacio el papel, y guardarlo en una caja de madera que tenia debajo de su cama, con las demás cartas.
Después de cada robo, siempre encontraba una carta parecida a esa, no sabia como, ni en que momento, pero siempre el Gato se las ingeniaba para dejárselas.
Era su mayor secreto, nadie debía saber de ellas. Eran como un pequeño tesoro, que guardaba. Le era extraño, pero le agradaban esas palabras dulces, esas palabras que con cada letra parecía que una calidez lo abrazaba.
Se acerco a la ventana, con una lagrima en su rostro.
- Hermana ... – susurro, para luego cerrarla y correr las cortinas.
En medio de la oscuridad, se durmió.
