El Gato ladrón y el Cachorro policía

Yu-Gi-Oh ... Seto x Joey

By Kaede Sakuragi

Capitulo 11

Los días pasaron rápidos, y la dichosa fiesta llego. Parecía que todo Domino estaba en aquel lugar. Hombres aristócratas, con sus mujeres copetudas, mostrando sus joyas o alardeando de viajes por el mundo. Uno que otro pervertido, haciendo propuestas indecentes a mujeres que solo veían el color del dinero. Hasta los que eran desagradables, amargados y fastidiosos.

Joey bufo, tenia que ir entre toda esa gente, sirviendo copas, canapés, y que otro pedido excéntrico de una vieja que le pedía "ciertos" favores, a cambio de un poco de dinero extra. Llego a la cocina, mordiéndose la lengua, para no gritar maldiciones u otras cosas que lo harían despedir de seguro.

- Oye, muchacho, lleva esta bandeja al lado de la piscina ... – uno de los tantos camareros que habían contratado le ordenaba mientras volvía a desaparecer por una puerta del gran salón.

- Maldito ... maldito ... maldito ... – murmuro mientras sujetaba la gran charola de plata, con distintas aperitivos, que ni siquiera sabia que existían bichos con cierto nombre francés.

En el camino se topo con uno de sus compañeros. Que lo miro divertido.

- Di una palabra ... y te juro que todo esto te quedara de sombrero ...

- Descuida, mis labios están sellados – el otro hizo un gesto con sus dedos sobre su boca, para luego desaparecer por un pasillo, carcajeándose.

- Yami ... juro que me las pagaras caro ... – dijo entre dientes, mientras se dirigía al otro lado de la mansión.

Camino por el sendero iluminado por antorchas, dando un toque místico, y algo romántico. Antes de llegar, fue sorprendido por uno de los invitados, casi cayéndose con bandeja y todo al piso, pero unos brazos rodearon su cintura, estrechándolo contra aquel cuerpo que lo había salvado de tal desastre. Levanto su mirada para encontrarse unos ojos exóticos morados, el cual al rubio le provoco una pequeña incomodidad y escalofriad en su espalda.

- Gracias ... – dijo despacio, para luego intentar acomodarse y seguir su camino, pero aun el sujeto lo sostenía.

- Por que tanta prisa? – su vos salió seductoramente tranquila. Una de las tantas alarmas en la cabeza de Joey resonó.

- Por la razón por la cual trabajo ... Señor – dijo seriamente, logrando separarse y sujetar la bandeja con las dos manos - ... Si estoy aquí es para ganarme el sueldo ... Si me disculpa ... debo llevar esto a la piscina ... – esquivándolo, y siguiendo su camino. Pero esta ves fue sujetado por el brazo, y apenas pudo capturar la bandeja para que no se cayera - Que Demonios! – dijo disgustado.

- Si es el dinero lo que te preocupa, puedo hacértela más fácil ... – el muchacho de cabellos color marfil, sonrió de costado, mostrando realmente sus ojos maliciosos sobre el pequeño cachorro – No solo cobrarías un buen sueldo ... por ... – mirándolo de arriba abajo, en forma no casta - ... tus servicios, si no que también serias bien recompensado con ciertos premios ... que Opinas ... pequeño ... – Joey abrió sus ojos sorprendido, este tipo realmente le estaba insinuando lo que creía? De ese estado, paso al enojo.

- Mire ... Señor ...

- Marik Ishtar ... – tomo delicadamente su mano, para luego depositar un beso en ella, la cual fue retirada abruptamente.

- No me interesa quien será usted ... pero le diré, no me interesa sus proposiciones, y menos de esa calidad. Así que si me disculpa ... debo seguir trabajando ... – se giro molesto, quería alejarse de allí, para no terminar golpeando a ese sujeto.

Abruptamente fue tomado nuevamente del brazo, logrando así esta vez, tirar lo que llevaba en sus manos. Cuando estaba dispuesto a defenderse de ese maldito, el sonido de una voz fría, y enojada se escucho cerca de ellos.

- Suéltalo ... Ishtar ... o tendré que sacarte pateándote el trasero y desfigurando tu rostro de niño bonito ... – ambos muchachos se giraron encontrándose al CEO, con una mirada tan penetrante que podría congelar el mismo infierno.

- No te lo tomes así ... Kaiba ... – el peliblanco soltó a Joey, levantando sus manos, en señal de paz - ... Nunca pensé que defendieras así ... uno de tus empleados ... – se giro mirando al rubio, con una mirada maliciosa – O acaso tiene otras cualidades mas que cuidar al gato? – el CEO se acerco lentamente, su expresión de odio no desapareció, la cual hizo retroceder al pequeño cachorro, se sentía intimidado.

- Sabes perfectamente que mis empleados ... son eso ... Empleados pagados ... de baja clase que busca ganar dinero para su patética vida diaria ... – se acerco a ellos, levanto la bandeja con una de sus manos y se la arrojo al rubio para que la atrapara, sin ningún miramiento, mirándolo a los ojos - ... Ahora ... perro inútil ... ve a la cocina y te quedas ahí ... No quiero que mi vajilla sufra algún rasguño con tu torpeza ... – un segundo después de su sorpresa por la presencia del ojiazul, estaba hirviendo de furia. Lo miro disgustado, tratándose nuevamente de morderse la lengua.

- Si ... Señor ... – dijo arrastrando cada letra con odio y disgusto. Cuando este desapareció por el camino. El CEO siguió hablando.

- Entiende una cosa ... Marik ... Estas aquí porque tu hermano tiene un trato conmigo y con Ryu, así que ... en mi casa ... respetas a mis empleados ... – Kaiba se erguía desafiante ante el peliblanco, el cual había adoptado una posición de desafió – Mientras ellos estén en mi mansión ... están trabajando ... ahora ... fuera de ella ... que hagan lo que quieran ... – sin dejar que el otro respondiera, se giro, y se alejo de allí perdiéndose entre las puertas de cristal de la casa.

Cuando estuvo solo, empezó a reírse maliciosamente, mientras trataba de peinar sus cabellos con su mano.

- JA! ... como si pudiera creerle sus palabras de ... " Empleado de la casa " ... – sonrió de costado - ... Te diste cuenta? ... – pregunto al aire.

- Yo creo que mi hermanito tiene competencia ... jejeje – una sombra se acerco por detrás, abrazándolo – Bueno, por lo menos tendremos con que divertirnos ... verdad? Marik ...

- Claro ... Bakura ... esto será divertido ... – ambos muchachos se alejaron en dirección de la piscina. Tratando de ver que podrían hacer con ese hermoso rubio.

Pero lo que no sabían, era que un par de ojos azules, los vigilaba.

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Mientras la reunión había llegado a un tope de tolerancia cero a ciertas bebidas, una sombra se escabullo por los pasillos de la planta baja, acercándose al área donde supuestamente estarían las piezas para la exposición próxima. Abrió una puerta, detrás de una pared falsa, donde al final de un corto pasillo, se encontraba una gran sala con distintos objetos. Se aseguro que nadie lo viera, busco entre sus ropas una pequeña computadora portátil, saco unos cables de la pared, cerca del interruptor de la luz, y enlazarse con las cámaras y así anularlas, dándole una pista falsa al control de seguridad. Cuando se sintió seguro, prosiguió a enlazarse con la alarma, era sencilla, sonrió para adentro, Seto Kaiba poseía millones de dólares, pero por suerte no poseía una de esas alarmas con detector de sonido, movimiento y calor corporal. Realmente era un idiota.

Cuando se sintió libre de toda atadura, se acerco lentamente a una vitrina ubicada en el medio del salón. Miro detenidamente aquellas piezas, su color dorado resaltaba en la oscuridad misteriosamente. Saco de su mochila, pequeñas herramientas, para quitar el vidrio que lo protegía. Estaba tan entusiasmado, al fin, podría obtener lo que una vez su familia había perdido hace siglos, por ladrones.

Las luces se prendieron sorpresivamente, cegándolo por unos momentos.

- Valla ... no pensé que "El Gato" fuera tan torpe ... – el ladrón se giro sorprendido, hacia un costado de la habitación. Parado allí, estaba uno de los guardias que había visto rondando la mansión. Su pelo tricolor, era inconfundible – No dirás nada? – Yami empezó a caminar lentamente, para poder acercársele, pero el sonido de su intercomunicador que tenia en la oreja lo detuvo, para luego analizar al sujeto en frente suyo - ... Oh ... ya veo ... –dijo despacio, contestando a su compañero que lo vigilaba por una de las cámaras ocultas de la habitación, el tricolor sonrió de costado - ... Sabes amigo? Podría decir que te acerca lo bastante a las técnicas del Gato, pero lamentablemente no eres tan buen ladrón como él ... – el intruso abrió sorpresivamente sus ojos, lo habían descubierto, y sabían que el no era aquel ladrón famoso que iba a acusar de lo que estaba robando. Intento sorpresivamente engañar al guardia, pero este se le adelanto interceptándolo a medio camino.

Empezaron a luchar, esquivando ambos golpes de puños y patas, pero este ladrón, trataría de escaparse a toda costa, destruyendo piezas invaluables, si era necesario.

Movió una tarima con una vasija antigua, ante la sorpresa de Yami, escapo, dejando casi muerto del susto al guardia. Que sostenía aquello entre sus manos.

Corrió por donde había llegado, pero al final del pasillo principal, otros hombres de seguridad lo esperaban. No pensó demasiado, corrió en sentido contrario, tomo impulso y rompió una de las ventanas, escapando por los jardines.

Los hombres de negro, se comunicaban por radio, pero fue inútil, se había desvanecido entre las sombras.

En la sala de control, alguien miraba detenidamente las pantallas, donde estaba Yami, maldiciendo su suerte.

- Cómo lo supiste? – la vos de su compañero lo saco de sus pensamientos - ...Como te diste cuenta que no era El Gato ...

- Su cuerpo ... – murmuro despacio, para luego sonrojarse al sentir la mirada verde de su amigo - ... Su estructura ... su forma de moverse ... obviamente no era el maldito Gato ... – se cruzo de brazos disgustado, pero aun con un leve sonrojo - ... Si fuera el verdadero, sus movimientos serian como su apodo de ladrón ... Ese ... – señalo la pantalla – Definitivamente ... era un impostor ...

- Lo que tu digas ... Joey ... lo que tu digas ... – Duke le palmeo el hombro, para luego tomar uno de los intercomunicadores, y hablar con los demás guardias.

- Estúpido ... – murmuro, para luego salir de allí.

Pero algo lo inquietaba, había reconocido que no era su ladrón felino, no había tenido la sensación de excitación y la adrenalina al máximo, cuando lo esperaba. Había algo que no le gustaba de aquel episodio, si no era él, quien querría robar allí, haciéndose pasar por el gatito.

Joey se sonrojo fuertemente al pensar bien las palabras que había utilizado en su mente. " DESDE CUANDO ERA SU LADRÓN FELINO... SU GATITO"? Se desparramo sus cabellos para luego dirigirse al estudio del ricachon engreído. Debía revisar la base de datos de los invitados, debía encontrar un sospechoso.