El berenchego ya llevaba un largo rato volando, su rastreador parecía no ceder en qué había recibido una señal de un ki medianamente fuerte algo alejado de cualquier población cercana a la nave, lo cuál es lógico: "No es posible que hayan hecho las aldeas tan cerca, quizá se dispersaron por todo el planeta al conocer el valor de las esferas" dedujo en su pensante mente. No tardó mucho hasta qué por el horizonte vió algo, debía aceptar que es la columna rocosa más rara que haya visto; ¡era enorme y muy delgado!
— ¿Cómo se mantiene esa cosa? — se preguntó. Sus ojos se extendieron de par en par al notar que sobre aquella columna había una pequeña casa blanca, ovalada. Recordaba haber visto una construcción similar en una aldea destruida que había visto durante el camino — ¡Los encontré! — exclamó triunfante, acelerando el vuelo hasta que al fin había llegado. Descendió 'dramaticamente' al lugar, bastante estrecho en realidad pero lo suficiente para caminar. Sorpresa se llevó que al buscar una posible entrada a la casan, ya había alguien justamente delante suya el cuál le obligó a retroceder por sorpresa: "¿Cuánto tiempo lleva ese tipo allí?" frunció el ceño. Delante suya tenía un namekuseijin, mucho más alto qué él y con cara de muy pocos amigos.
— ¿Qué buscas? — preguntó con rotunda seriedad y para nada con el tono amistoso de toda su raza.
— ¿Es necesario explicarlo? — respondió con la misma firmeza del contrario.
— Que extraño, por más que busco no puedo encontrar nada — se quejó Vegeta, volando por los aires de Namekusei, continuando buscando aldeas pero sin éxito — ¡Maldita sea! ¡¿Es qué ya no quedan más?! — continúo volando, hasta que sintió algo detrás suyo — ¿Eh? — se detuvo en seco, girando en dirección contraria al que iba —. Qué extraño, siento tres ki moviéndose; ninguno pertenece a algún soldado de Freezer. Será mejor investigar — cambió su vuelo de dirección, volando a gran velocidad. Precisamente aquellas presencias de poder a las cuáles se dirigía, no tardaron en darse cuenta de la situación a la cuál se comprometieron.
— ¡No puede ser, Vegeta nos encontró! — exclamó Krillin a Dendé que iba ligeramente más delante qué él llevando de la mano al pequeño Kargo que aún le costaba volar, pero igualmente lograron detenerse. Vegeta estaba peligrosamente cerca en tan escaso tiempo — ¡Rápido, escondamonos! — Krillin jaló a Dendé (y por ende al más pequeño de los tres) rápidamente, dirigiéndose a toda velocidad a unas rocas pero a medio camino se detuvo — ¿Qué? Cambió de dirección repentinamente — avisó. En realidad estaba aliviado, pero curioso del porqué cambio de dirección hasta que sintió otro gran ki que se encontraba a dónde se dirigía Vegeta.
— Este ki... ¡Es de Zarbon, sin duda! — sonrió con malicia el saiyajin — Su poder es más alto de lo que recordaba, ¿pero qué más da? ¡Esta es mi oportunidad! — aumentó la velocidad. Krillin y Dendé no dudaron en aprovechar está oportunidad para acelerar y escapar de allí, a una velocidad moderada aún así.
Le tomó a Vegeta literalmente segundos para terminar cruzándose con Zarbon, quién igual se encontraba buscando aldeas pero sin éxito alguno. El vuelo del alien verde fue frenado por la del saiyajin, quién se interpuso frente suya con una arrogante sonrisa.
— Aquí estás desgraciado. Hace tiempo no teníamos la grata sorpresa, ¿no crees? — dijo Vegeta, como presentación. El soldado solo le veía asombrado, no sé esperaba para nada cruzarse con el saiyajin — Dile al imbécil de Freezer que ya no espere a Dodoria. ¡El maldito ya está muerto! — exclamó.
— ¡¿Qué?! — frunció el ceño, apretando los dientes — ¡¿Tú mataste a Dodoria?! ¡¿Lo estás diciendo enserio?! — preguntó en duda.
— Solo te doy la noticia. Por mucho que me hubiese encantado matarlo, solamente me molesté en hacerlo polvo — explicó, con un tono de odio en su voz.
— Jaja, ya decía yo — rió — Está muy mal colgarte del éxito de otros, Vegeta. Lo que sí me interesa es conocer al asesino, sería una interesante incorporación para el ejército de Freezer — sonrió con malicia.
— Ni te molestes por eso. ¡Yo mismo me encargué de dejarle un souvenir! — Vegeta se abalanzó con un potente puño contra el soldado, el cuál no se esforzó nada en esquivarlo y hacer distancia, dejando sorprendido al atacante.
— Dime Vegeta, ¿por qué traicionaste a Freezer? — preguntó con genuina curiosidad.
— Por qué simplemente y sencillamente lo odiaba, ¿algún motivo más? — sonrió confiada, preparándose para su siguiente ataque — No me atreví a confrontarlo porqué estaba consciente de su poder, no soy imbécil. ¡Eso era así hasta que conocí la forma de tener la vida eterna, gracias a las esferas del dragón! — exclamó — ¡Si me hago inmortal, da igual lo que suceda él morirá! — nuevamente el saiyajin se abalanzó sobre el soldado, está vez con una patada.
— ¡No seas estúpido, Vegeta! ¡Jajaja! — se burló, sujetando el pie con suma facilidad y empujando al saiyajin para nuevamente tener distancia. Esto enfado al guerrero orgulloso — El poder de Freezer está más allá del que puedas imaginar, ¡no tienes ni la más mínima idea!
— ¡Son puras patrañas! — exclamó el saiyajin — Es una pena que no tengas tu rastreador, así sabrías realmente lo fuerte que soy.
— ¿Ah sí? Si mal no recuerdo pude esquivar y detener un par de golpes tuyos — dió una sonrisa burlona — ¿Es acaso eso todo tú poder?
— ¡Eso es solo el inicio! — se movió a tal velocidad que simplemente desapareció de la vista de Zarbon, sorprendiendolo en el acto. Intentando predecir el ataque, se giró dando un puñetazo que terminó en el aire.
— ¡Aquí estoy! — apareció Vegeta repentinamente al lado suyo, Zarbon no pudo reaccionar hasta cuándo sintió el dolor punzante del rodillazo que recibió en su estómago, solo pudo pujar del dolor pues el aire se le había salido. El saiyajin no perdió tiempo, tomando el antebrazo del soldado con fuerza y arrojandolo a los aires a gran distancia — ¡Muere! — extendió su palma, enviando una gran onda de ki que perfectamente podría ser visible a kilómetros, la explosión dió en su blanco incluso dejando una gruesa capa de polvo — Patético — rió, satisfecho de su obra pero la felicidad le duraría poco — ¡¿Pero qué...?! — entre la polvadera, salió la misma figura la cuál se supone que había hecho polvo, totalmente ileso salvo la armadura que había sido abollado por el saiyajin. Mientras eso sucedía, un par de individuos aprovecharon la situación.
— Bien, parece que ambos están distraídos — volteó Krillin al notar el choque de ambos ki combatir — ¡Aceleremos el paso! — abrazó a Dendé y este a Kargo, aumentó considerablemente la velocidad de vuelo, haciendo más veloz el viaje — ¡Llegaremos pronto así!
Zarbon se adelantó a la polvadera, así no haciendo esperar a que esté desaparezca para dejarse ver.
— ¡¿Qué?! ¡No tiene sentido que no le haya hecho nada! — gruño enfadado en saiyajin.
— Haz progresado, sí. Pero me temo que eso no es nada, simio — sonrió el de verde.
— ¡¿Qué dijiste?! — nuevamente empezó el ataque, cargando su puño con fuerza
— ¡Al contrario de Dodoria, yo sí me he dedicado a entrenarme! — le tocaba contraatacar. También sé abalanzó contra el saiyajin amagando ser un blanco fácil pero cuando el contrario dió el puñetazo lo esquivó sin problema alguno apesar de la distancia. Sujetó firme la muñeca del saiyajin y regresarle un potente rodillazo, aunque quizá se pasó pues la distinción de poder era muy notorio; aprovechando la cercanía, Zarbon le propinó un fuerte cabezazo a la frentesota, Vegeta intentó retroceder pero debido al agarre y fuerte dolor que sentía le era imposible — ¡¿Qué sucede Vegeta, a dónde se fue esa confianza, eh?! — exclamó burlón, arrojando al saiyajin a los aires para perseguirlo y seguir con la ofensiva, como un gato cuando encuentra un ratón. ¡El saiyajin no podía seguir, debía contraatacar! Vegeta se recompuso rápido y aún adolorido, se lanzó contra el alien verde, la velocidad los obligó a colisionar sus puños en la mejilla del contrario, siendo ambos que dieron en el blanco.
Vegeta fue quien más resintió el golpe pero Zarbon igualmente había recibido un gran moretón en su mejilla, el saiyajin era bueno pero cegado por su arrogancia y orgullo le llevaba a pelear contra rivales que le superaban infinitamente. Ambos rápidamente tomaron su distancia, ¡Vegeta no podía creerlo!
— Maldita sea, ¡sé supone que no había tanta diferencia de poder! — murmuró, estaba jadeando y apenas empezó el combate.
— ¿Qué sucede Vegeta? Te ves cansado, ¡jajaja! — rió Zarbon — se frotó la mejilla, debía aceptar que ese golpe había sido bueno pero nada de que preocuparse — Todo tú poder para un simple moretón, haz bajado tus estándares — se burló —. Eso que nisiquiera tuve que transformarme, lo cuál me alegra, aborrezco transformarme.
— ¡¿Q-qué?! — la mente de Vegeta explotó: "¡¿Transformarse?! ¡¿Dé qué mierda habla este tipo?!"
— Y tranquilo, qué tengo más — continúo — Te daré la noticia del siglo: ¡Freezer igualmente puede transformarse! — exclamó.
— ¡N-no! ¡No puede ser! — Vegeta tenía una mezcla de sentimientos; ira, confusión y sorpresa principalmente. Zarbon no puede estar hablando enserio... ¿O sí?
— Así que dime Vegeta, ¡¿cómo piensas derrotar al gran Freezer si nisiquiera puedes derrotarme en mí estado base?! — dijo eso último a forma de gritó, extendió su brazo enviando una potente onda de ki en dirección al saiyajin el cuál logró esquivar pero no esperaba ver a Zarbon de la nada detrás suya, el soldado abrazo con gran solidez al saiyajin evitando así que escape; el de verde aumentó drásticamente su ki y se dirigió en picada al suelo a tal velocidad que su aura de ki rodeaba a ambos. Una vez a una altura considerable del suelo y aprovechando la inercia, soltó al saiyajin fríamente; Vegeta no pudo reaccionar a tiempo, esperaba el impacto del suelo que parecía ser su tumba pero no, de la nada un sintió el impacto de algo o alguien en su estómago el cuál le obligó a cambiar de dirección de manera abrupta pero infinitamente menos peligroso que su dirección original.
Su cuerpo se hundió en una estructura rocosa, sin causar ningún derrumbe ni nada solamente el peso de sus párpados le obligaron a cerrar los ojos y caer inconsciente.
— No haz respondido mí pregunta, ¿qué quieres de nosotros? — insistió el namekuseijin, manteniendo su tono autoritario.
— Supongo que tienes derecho a saberlo — bufó Bin, activó su rastreador escaneando así el poder del individuo que tenía delante: "680 de poder... ¿Realmente tengo que negociar con este tipo?" Se preguntó en su mente —. Muy bien, como notó tú formalidad te lo diré. Busco un objeto el cuál se hace llamar "esfera del dragón" — esto tomó por sorpresa al namekiano.
— ¿Las esferas del dragón? No entiendo, ¿cómo supiste de ellas? ¿cómo diste con nuestro planeta? — este tipo le daba mala espina, sino fuera por su ki malvado mínimo sería más amable pero percibía un ser desagradable en aquel soldado de piel púrpura, por muy formal y serio que este fuera podía percibir algo extraño en él.
— Mira, solo busco la esfera, no creo que sea necesario matar a nadie — ignoró sus preguntas — Mi lord está cerca de cumplir su deseo, tenemos cinco de las siete esferas — explicó — Realmente no me gustaría utilizar la violento, prefiero negociar antes qué luchar — intentó sonar más casual, poniendo sus brazos detrás suya por mera comodidad — Así qué dime, ¿quieres algo a cambio de la esfera? — al namekuseijin le pareció raro un detalle: "No entiendo, ¿por qué los patriarcas de las demás aldeas le darían las esferas a alguien tan perverso?" Con esa última palabra que pensó, todo en su mente sé aclaró, por supuesto que no se los dieron, ellos tuvieron que arrebatarselos sí o sí; esto le hizo enfadarse pero principalmente preocuparse por sus hermanos namekuseijin.
— ¡Dime, ¿qué le hiciste a los demás namekuseijin?! — exclamó, apretando sus puños, una pizca de su poder sé liberó ligeramente; enviando de manera indirecta una señal para cierto terrícola que se iba acercando.
— Diablos... — empezó a volar de forma cautelosa cuando detectó algo, dejando confuso a Dendé — Siento un enorme ki en la dirección hacía donde vamos.
— Yo también, pero, ¿es alguien malvado? — preguntó Dendé, aún no había aprendido muy bien a sentir el ki.
— ¡Oh, debe tratarse de Nail! — dijo Kargo — No tienes de qué preocuparte, Nail es una buena persona ¡y un guerrero muy fuerte! — dijo inocente y al parecer, orgulloso.
— Creo que no es de él Kargo, hay alguien más con él con un poder similar al suyo — dijo nervioso, dudando en sí seguir o no. Esto asustó más al pequeño, ¡no quería perder a ningún hermano más!
— ¡Hay que apresurarnos entonces! — exclamó — ¡No podemos dejarlo pelear solo!
— Tranquilo Kargo, primero hay que idear algo — se quedó pensando Dendé.
En el horizonte se empezó asomar una enorme columna rocosa, una muy extraña pero a la vez familiar por alguna razón — ¿Es ahí? — preguntó ingenuo, pues podía sentir ese par de ki saliendo de allí, solamente deseaba internamente que fuera en todas partes menos allí.
— Si — respondió Dendé quién sentía una sensación incómoda en su pecho, quizá se debía al malvado ki del que hablaba Krillin.
Conforme sé iban acercando, lograron ver dos pequeñas siluetas a lo lejos, precisamente sobre aquel enorme columna. El pelón supo al instante en aquel par eran el origen de ese gran poder que sentía: "Maldita sea, ¿cómo puede haber tanta gente tan poderosa aquí? Me he quedado muy atrás" se desánimo, pero tampoco podía rendirse. Iba a detenerse, pues no quería ser detectado por aquellas dos presencias pero tuvo que cancelar su acción al ver lo siguiente; ambas siluetas empezaron a volar a dirección contraria a la de ellos, alejándose de la pequeña casa que estaba sobre la columna.
— Qué raro, se fueron — anunció Krillin, notando como el ki de ambos se hacía cada vez más lejano. Al igual que Krillin, los pequeños se quedaron confusos pero ellos hicieron solos sus deducciones, y aunque preocupados ¡sabían que Nail podía ganar!
— Vaya, nunca creí que el príncipe perdiese contra un soldado cualquiera de Freezer — habló la mujer, que se encontraba en el suelo viendo desde abajo al soldado verde que le acababa de dar una paliza al príncipe de su antes planeta, debía aceptar que estaba algo decepcionada. Ella se vió en la obligación de interrumpir el viaje al suelo de Vegeta y como no le iba a dar tiempo atraparlo, prefirió la salida rápida, al menos estaba vivo.
— ¿Eh? ¿Quién es ella? — Zarbon frunció el ceño, confundido ante la intrusa; era extraño pues poseía una armadura del ejército de su lord Freezer, ¿acaso hay más soldados del lado de Vegeta?: "No, no puede ser" pensó, prefirió bajar el mismo a averiguar pues no lograba ver bien de quién se trataba. La saiyajin le esperaba de brazos cruzados, aún manteniendo su cola envuelta pues quería darle la sorpresa al bastardo de verde.
— Llevaba décadas sin ver esa cara bonita tuya, Zarbon — dijo en voz alta, asegurándose de qué el soldado lo escuchase.
— ¿Quién eres? No pareces ser uno de nuestros soldados — preguntó, tomando su distancia pero manteniendo ese particular tono de voz altanero.
— ¡Jajaja! Ay que risa contigo... — fingió carcajadas, una sonrisa confiada se asomó — Soldado Selypar, saiyajin de clase baja del planeta Vegeta; miembro del escuadrón de élite de Bardock, ¿te suena?
— ¡¿Qué?! ¡¿Otro saiyajin con vida?! — su cara no tenía precio.
— Así es bonito, ¿qué te sorprende? — desenvolvió su cola de su cintura, mostrando que efectivamente, se trataba de una sobreviviente del la explosión del planeta Vegeta.
— ¡No tiene sentido, sé supone que el gran Freezer se había encargado de ustedes simios!
— Oh, y lo hizo el muy desgraciado pero supongo que no supo hacer bien su trabajo — empezó a jugar con sus dedos, haciéndolos crujir — Pero supongo que no hizo bien su trabajo. Por cierto, ¿cómo está Dodoria? ¿Le gustó el embellecimiento de rostro que le dimos?
— De qué hab- — sus palabras fueron interrumpidas por un inesperado recuerdo, recordaba esa vez que se encontró a Dodoria moribundo en aquel planeta donde se supone que debía morir todo el escuadrón de... — ¡¿Espera, tú formabas parte del escuadrón de Bardock?! — la expresión de Zarbon cambió por completo a uno de sorpresa — ¡No puede ser, ustedes fueron quienes dejaron moribundo a Dodoria!
— Así es, ese maldito gordo si que aguantaba, quién lo diría, ¡jajaja!
— ¡Tú y tus simios lo dejaron tan mal herido que tuvieron reemplazar varias partes de su cuerpo, ¿sabes?! — exclamó molesto, pero enseguida se calmó, no quería arruinar su bello rostro — Pero también debo agradecertelo, al saber que había saiyajin fuertes sueltos por ahí me preparé y entrene por si me llegase a topar con alguno de los tuyos, nunca fue así pero al menos le pude dar la paliza de su vida a Vegeta — sonrió orgulloso.
— Si, eso pude ver — se giró hacía el montón de escombros dónde estaba metido el desmayado de príncipe —. Es lamentable que aquel que se presumía sería el legendario súper saiyajin haya terminado así por un soldado cualquiera — Selypar se quitó el rastreador, y empezó a caminar a una roca grande que estaba cerca, poniéndola sobre esta — Pero me alegra, así podré tener el camino libre para matarte — se giró, con una expresión molesta — Desgraciados, ¡se arrepentirán por destruir al planeta Vegeta!
— Supongo que no te fue una sorpresa — respondió el de verde con una desagradable sonrisa.
— El imbécil de Dodoria nos contó todo mientras luchabamos, el pobre se confío y terminó como está. Después de medio matarlo nos dirigimos rápido al planeta Vegeta, ¿la sorpresa? ¡No estaba! — apretó sus puños con fiereza — Desde ese momento entendimos que nuestra misión era matar a Freezer y a todo su ejército de gusanos.
— Hay algo que no logro entender — respondió calmado el de verde — ¿Cómo un escuadrón incompleto logró derrotar a Dodoria y a sus hombres? Si mal no recuerdo, retiramos a Leek y a Bardock que eran los únicos peligrosos del grupo mientras ustedes se quedaron en un planeta sin luna enviados a morir, ¿qué sucedió allí? — frunció el ceño.
— Yo te tengo una mejor pregunta, Zarbon — un aura de ki maligno empezó a rodearla — ¿De qué sirve decirte todo eso, si de todos modos morirás?
— ¡¿Qué dices?! — exclamó enfadado, pero por estar hablando no le dió tiempo a reaccionar ante la gran velocidad de Selypar, quién no dudó en aprovecharlo para propinarle un cabezazo que le hizo retroceder — N-ngh... ¡Maldita! — extendió su palma disparando a bocajarro una fuerte onda de ki que dió de lleno a la saiyajin. Un montón de polvo se alzó al estar en tierra firme, cubriendo totalmente la zona de impacto. Zarbon igualmente decidió no confiarse, y retrocedió para evitar cualquier ataque sorpresa.
— ¡Sorpresa! — escuchó detrás suya.
— ¡¿Q-qué?! — en el preciso momento en que se iba a girar, el fuerte impacto de una patada bien centrada le dió de lleno en un costado de su cuerpo enviándolo a volar, rompiendo rocas, arrancando tierra, salpicando en el mar; fue un largo trayecto. Selypar le siguió de cerca, no quería perderlo.
Zarbon terminó por impactar con una enorme colina, con ambas hombreras rotas y gran parte de la armadura agrietada, eso sin contar que se despeinó.
— ¿Sucede algo? Te ves muy tieso — Selypar no perdió el tiempo para mofar.
— Desgraciada... — el soldado intentó tomarla por el cuello inútilmente, a la mujer le fue sencillo mover el cuerpo hacía atrás. Lo único útil de eso fue que logró salir del hueco que había hecho en la colina, bastante adolorido además pero nada evitó que se recompusiera y se pusiera rápidamente en guardia, sin saber que lo logró solamente porqué la saiyajin lo permitió.
— ¿Seguro que quieres seguir? Estás a tiempo para que no te torture.
— ¡Maldita! — rápidamente se disparó hacía ella, intentando golpearla pero de manera totalmente inútil, aún así continúo con la serie de puños y patadas que nunca daban en el blanco gracias a la agilidad de la mujer. La saiyajin la vivía, solo sonría de forma burlona provocando la furia del soldado, para ella era como pelear contra un niño mimado — ¡Cómo te atreves a burlarte de mí! — expulsó todo su ki rodeandose de esta, dándole un gran aumento de velocidad la cuál Selypar respondió de la misma forma, incluso se veía obligada a detener algunos golpes; debía aceptar que le llegaba a sorprender la velocidad del tipo, pero tampoco era nada impresionante pues nunca encestó un golpe directo.
— ¡Me aburres Zarbon! — exclamó mientras seguía esquivando y evitando los golpes, pero después de unos segundos, ya no quiso hacerlo; detuvo los dos puños del soldado, uno seguido de otro, haciendo que chocaran de forma seca contra sus guantes blancos. El tipo se quiso soltar, pero le fue imposible, la saiyajin apretaba con más y más fuerte.
— ¡N-no! N-ngh... — su expresión de dolor se hizo presente, y se agravaba cada vez más — ¡Aaah, maldición! — pataleaba con desesperación pero simplemente no podía soltarse, ¿cómo era posible que él estuviese en tal situación? ¡es inimaginable!
— ¡¿Qué se siente, eh?! — exclamó con ira — ¡¿Doloroso, verdad?! — la mano de Zarbon empezó a crujir de forma poco natural, los alaridos que daba perfectamente podían escucharse a cientos de metros— ¡Ahora imagina despertar y saber que toda tú raza ya no existe! — se dejó llevar, quería algo en que expresar su ira, quería golpear a algo y afortunadamente para ella lo tenía justamente delante; su pie derecho asestó de lleno en las costillas del soldado, haciendo un crujido poco sano, lo mismo hizo con el pie izquierdo, después el derecho, después el izquierdo, el derecho y el izquierdo. ¿Hace falta mencionar los gritos agónicos que hacía Zarbon? Selypar rió un poco por su último comentario — Qué va, lo que te hago sin duda es más doloroso — dió una leve risilla.
— Ugh... — le costaba hablar al contrario, por no decir que no podía. Varias piezas de su armadura se empezaron a desprender, mostrando lo realmente herido y sangrado que estaba en aquellas zonas rotas de lo que sé supone que debía protegerlo, seguido de eso sucedió lo inevitable; empezó a dar ahorcadas, cada una expulsando más sangre de su boca que la anterior que solo le provocaba más dolor.
— Tranquilo guapo, sacar mucha sangre es malo, ¿sabes? — se burló la mujer, acercándose al tipo, dejando que su armadura se teñirse de ese desagradable color verde que Zarbon tenía como sangre, este solo le dió una mirada de profundo odio, quería moverse pero le era imposible sin desgarrarse por dentro. Selypar extendió su mano hacia el cabello del soldado, sujetando su ridículo cola de caballo con fuerza — Lleva este mensaje al infierno a cada soldado de Freezer que mate, a cada patrullero galáctico que torture y a cada raza que yo misma aniquile: Los saiyajin volverán al poder y el universo será suyo, no habrá dios la cuál se le oponga — lo soltó. Empezó a retroceder, tomando vuelo y un rápido movimiento con su pie, dió justamente en el blanco: el cuello, rompiéndolo totalmente e incluso causando una abolladura en este: "Genial, ahora mi bota se manchó" pensó con asco.
El cuerpo sin vida de Zarbon se precipitó hasta el suelo a varios metros de altura gracias a qué antes estaban en vuelo, ahora solo está ella. A pesar de la distancia, ella logró escuchar el porrazo que se dió soldado muerto al tocar tierra, era una vista desagradable la cuál para ella estaba muy normalizada en su vida.
— Te ves más guapo muerto y a lo lejos, sin duda — sonrió de forma macabra. Seguido de eso soltó un fuerte suspiro, como si hubiese librado un gran peso — Esto es solo el primer paso de todo — extendió su mano, a punto de hacer partículas el cadáver del tipo pero tuvo qué abstenerse y decidió no hacer nada: "Loq mejor es que te coman los gusanos, así al menos habrás sido útil" se giró en dirección a donde estaban anteriormente antes de llegar hasta donde estaban, dónde había empezado la batalla entre Zarbon y Vegeta — ¡Es verdad, el príncipe! — de disparó volando hacía dónde había dejado noqueado al saiyajin, le tomó solo segundos para llegar, ahí seguía pero aún desmayado.
Lo tuvo que sacar de los escombros, lo cual no fue ningún problema pero muy probablemente se haya pasado con el golpe: "Quizá le dí muy duro" se regañó, dudando en sí hubiese quedado mejor si lo dejaba caer al suelo pero había algo que era un hecho; se veía horrible y apaleado, lo mejor era llevarlo a su cueva para que descanse y se recupere. Rodeó su brazo alrededor de su cuello y se lo llevó volando a una moderada velocidad, nunca en su vida habría pensado que llevaría al príncipe de su raza moribundo en sus hombros.
— La vida da muchos vueltas, supongo — murmuró.
Ambas siluetas aterrizaron en una planicie junto a un gran lago, escasos árboles había en los alrededores y apenas había cerros por lo que básicamente era un campo abierto; sin esconderse ni trampas, cara a cara.
— Mira que negociar el resultado del combate, me tomaste desprevenido — rió el soldado, el namekuseijin sabía usar bien las palabras.
— Solamente si me matas podrás obtener la esfera del dragón, si yo te derroto tú y tus hombres se irán del planeta — sentenció el de verde.
— Tienes mí palabra — mintió Bin. Era conocido en las filas de Freezer por siempre cumplir sus promesas y tratos, pero dudaba seriamente si está podía cumplirla.
— Antes de pelear respóndeme algo, ¿por qué razón buscan reunir las esferas? — el soldado cerró los ojos, meditando en qué responder.
— Mi lord busca la inmortalidad, gobernar el universo por toda la eternidad — respondió, Nail frunció el ceño, si alguien tan cruel como para matar a sus hermanos llegaba a tal poder... ¡No podía permitirlo!
— Comprendo — respondió con relativa tranquilidad, aunque sorprendido procuró no mostrar reacción alguna. El namekuseijin cerró los ojos, cruzando ambos brazos en forma de "x" con los puños cerrados; Bin vió con curiosidad la acción. Pasaron segundos para que repentinamente un remolino de aire se manifestara alrededor del alienígena verde, un remolino que se hacía gradualmente más ventoso y grande, Nail extendió ambos brazos de golpe, desapareciendo totalmente el remolino que tenía alrededor suya. Bin no sabía el qué, pero había algo cambiado en él.
— ¿Qué es esto? — miró extrañado su rastreador que empezó a lanzar números a lo loco, todo hasta dar en un número — ¡¿Qué?! ¡¿44,000?! — "Ese loco casi me iguala, es incluso más poderoso que varios miembros de las Fuerzas Especiales Ginyu" pensó en sorpresa, jamás había presenciado un poder igual ni mucho menos que fuese tan igual al suyo. Empezó a sudar un poco, realmente no se esperaba para nada esto.
— ¿Empezamos? — propuso Nail, preparándose para atacar en cualquier momento.
— Supongo que es inútil darte una oferta de trabajo, es una pena, serías un increíble refuerzo en nuestro ejército — mantuvo su pose. El aire bailó en la planicie de la zona, llevándose un poco de polvo con ella. El silencio era sepulcral pero a la vez daba inicio al combate.
Ambos sujetos desaparecieron como un borrón más en el aire, para cualquiera que no estuviera adaptado a tales velocidad solamente podría escuchar estruendos en el cielo, algún que otro temblor por los fuertes impactos de poder y solamente ver cómo aparecen de la nada grandes hendiduras en la tierra, el como los árboles se arrancan de raíz y el como pedazos de tierra salían disparados.
Para los afortunados que logran visualizarlo, era más una batalla de pega y esquiva; no había un claro dominante pues ambos esquivaban los golpes del contrario y los que no lograban cubrirlo sin problema alguno; pero había un hecho, Bin iba ganando terreno gracias a ese pequeño pero útil superioridad de poder pero a pesar de eso, le costaba bastante cubrir los ataques pues no hay que olvidar nunca la gran diferencia de altura.
Bin y Nail pensaron lo mismo; lanzaron una potente patada al rostro del contrario, pero solo lograron cruzarse en el trayecto, ambos rápidamente retrocedieron al verse expuestos, terminando dónde habían empezado, en tierra firme.
Nail jadeaba un poco mientras que Bin se mantenía serio, regulando su respiración y ahí es donde descubrió la debilidad de su rival, carecía de experiencia contra enemigos de poder similar o mayor al suyo. Sonrió y enseguida volvió a empezar su ráfaga de ataques lanzándose contra el namekuseijin, centrándose más en la velocidad de estos que en el poder obligando al rival a tener que esquivar y esquivar sin poderse a detener un plan claro.
— ¡¿Qué sucede, eh?! ¡¿No sé supone que protegerías a tus hermanos?! — exclamó furioso Bin, intentando provocar alguna reacción en Nail.
— Ngh... — gruñó el namekuseijin, viéndose rodeado. Intentó concentrarse, su enemigo tenía razón, ¡él es la última esperanza que tiene este planeta! — ¡Aaah! — liberó su aura de ki, deteniendo ambos puños del berenchego.
— ¿Eh? — el de cabello color vino vió confuso sus puños atrapados, pero no fue para siempre pues un fuerte cabezazo golpeó de lleno su nariz provocando un largo retroceso y un desagradable dolor — ¡Maldito! — se recompuso rápido, aprovechando el agarre aprovecharía para propinarle una potente patada en el mentón del namekuseijin en consecuencia este igual lo soltaría, Nail se frotó su labio logrando ver algo de sangre del curioso color púrpura.
Está batalla sería complicada, de eso no hay duda.
