Bueno, aquí os introduciré dos nuevos personajes, y estos dos, Zorn y Sullian, existieron realmente, conste. Hay imágenes de ellos por internet para quien quiera verlos. Si poneis en google: "Saiyajin - The Court", el primer enlace tiene imágenes con todos estos personajes que aparecen en el fic, os lo recomiendo... y sale una saiyajin con cabellos azules, pero no, no es Brássica. La madre de Vegeta era más bonita que ella.
Capítulo 3: Justicia
El Rey Vegeta hizo los honores del funeral, luego se marchó a una sala de palacio. Sin embargo en su rostro no se leía pena alguna. Una sonrisa se dibujó en sus labios a cambio. Después de tantos años, por fin se había librado de Onionte, la fuente de sus males. La mujer que le había hecho vivir los peores años de su vida. Fueron dieciseis años de matrimonio desavenido, de hijos débiles que debieron ser eliminados al poco de nacer, de intrigas palaciegas... Vegeta había encontrado el modo de librarse de ella, la había enviado a las peores misiones imaginables durante años. La alejó todo lo que pudo de él, pero aún así, ella sobrevivía a cada misión, y volvía con una sonrisa cínica demostrando al Rey que cada día era más y más poderosa. Cientos de planetas fueron aniquilados a sus manos en los últimos siete años, del modo más sangriento y cruel, pero por fin, en la última misión, una emboscada la pilló de sorpresa, haciendo que encontrase el premio a su maldad, muriendo del mismo modo deshonroso que ella utilizaba para asesinar a sus víctimas. El rey no lamentaba su muerte, incluso la hubiera preferido antes, pero ahora tendría la posibilidad de lograr algo que llevaba años deseando. Por fin daría un heredero digno y fuerte a su reino. Pero previamente debía encontrar a la hembra idónea para esta misión. Su padre calculó mal, había elegido a la mejor guerrera, pero Vegeta había encontrado la clave. No debía ser la mejor guerrera, sino...
Un guerrero de proporciones enormes entró en la sala interrumpiendo sus pensamientos y se arrodilló ante él. - Nappa, quiero que ordenes revisar los resultados de la 'probatum' realizada a las hembras en los últimos 30 años. Encuentra a la hembra que demostró tener mayor nivel al nacer. - El gigante musculoso de pelo negro y bigote hizo una reverencia y se alejó para cumplir la orden requerida. Vegeta sonrió mientras sus ojos se posaban en el fuego de la enorme chimenea.
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- Brássica. - La chica se volvió a mirar al autor de la llamada. Se trataba de su mejor y único amigo: Zorn. Era un guerrero de estatura alta, su cabello era corto, terriblemente encrespado, de picos largos que se derramaban en muchas direcciones. El y Sullion, eran los hombres de confianza del Rey. Sus consejeros más leales, aunque tenían opiniones que rivalizaban entre sí. La vestimenta de Zorn era una armadura de spandex, unos pantalones azul cobalto y una capa del mismo tono que caía por delante de sus brazos. Sus botas y guantes eran blancos. Las armaduras de spandex habían sido importadas por Freezer en el planeta, causando bastante furor. Todos los guerreros de cualquier clase llevaban una armadura de ese material en Vegetasei, eso si, distinguiéndose los de clases más altas de los de clase baja, con adornos, vestimentas complementarias y capas lujosas. En cuanto a este guerrero, es de resaltar que compartía el gusto por la lectura y el ansias de conocimientos de Brássica, y a pesar de contar con 28 años, era considerado todo un maestro en cualquier disciplina de la mente y del cuerpo. su buen criterio y su forma de ser noble y leal le valió la confianza del Rey.
El guerrero sonrió levemente aproximando sus pasos hasta la mujer de cabellos azules. - ¿No deberías estar consolando al Rey por la pérdida de su compañera?. - Zorn frunció el ceño ante comentario tan impropio del momento, y más viniendo de alguien con tanta educación como ella.
- ¿Se puede saber qué te pasa?. - Dijo entre dientes llevándola dentro de la biblioteca para hablar con privacidad. - No vuelvas a hablar del Rey en ese tono, ¿entendiste?. - Replicó furioso. - Si no te conociera ahora mismo estarías muerta por esa falta de respeto. - Siguió regañándola. Ella le miró decepcionada, no podía soportar que Zorn fuese tan leal a alguien tan malvado. Durante años creció con una imagen mental del Rey, como alguien terrible, el compañero de aquella odiosa reina, el que nos embarcó con Freezer, el culpable de la muerte de sus padres. Todo eso no podía compartirlo con su amigo, por mucho que le apreciara. ¿O tal vez podría influir en él?. ¿Y si su plan comenzaba por ahí, ¿y si lograba que Zorn fuera un aliado de su causa?. Era arriesgado... pero merecía la pena.
- Lo siento. - Pronunció ella haciendo que de inmediato él relajase su cuerpo contraido por la tensión y le dedicase una mirada tierna.
- Está bien, te conozco, y se que no lo dijiste con animo de ofensa hacia el Rey... Lo cual me hace pensar que quizás estás enfadada conmigo. Dime, ¿Qué es lo que te turba?. Pareces bastante alterada. ¿Es que de nuevo han intentado arreglarte un compañero? - Rió él obteniendo una expresión de rabia absoluta en el rostro de ella.
Brássica no tardó en contestar ferozmente. - No uniré con nadie, así tenga que batir a todos los machos de Vegetasei. - Zorn no pudo evitar reir a carcajadas. Seguía siendo aquella niña rebelde y contestona que encontró en la biblioteca de palacio hacía años atrás.
- ¿Y qué hemos hecho el género masculino para merecer tanto desprecio por tu parte? - Preguntó cruzándose de brazos y divertido interiormente a más no poder.
- Todos son unos patanes que piensan que luchar es lo único que importa. Esta biblioteca no la pisa nadie más que tú, yo, y unos pocos viejos... - Los ojos del guerrero se deslumbraron ante esa respuesta.
- Bueno entonces eso me excluye de tu lista negra, según parece... Si yo decidiera querer hacerte mi compañera, ¿también lucharías contra mi?. - Brássica abrió la boca por el asombroso atrevimiento, parpadeó en la incredulidad de lo que acababa de escuchar. ¿Zorn estaba declarándosele?. No, ella no uniría con nadie a no ser que esa persona compartiera sus ideales, no cometería el mismo error que su padre. Tenía que ser cautelosa, no es que ella no quisiera a Zorn, en esos momentos, después del Rey Vegeta, era el mejor partido del Planeta. Todas las hembras estaban locas por él, sin embargo, su familia había querido que él mismo decidiera con quien uniría su vida. Brássica se sentía atraida por él, pero sin embargo, le molestaba su servidumbre al Rey, ella quería a su lado a alguien tan orgulloso como lo era su padre, con determinación y... Y ahora debía arreglar el asunto convenientemente porque Zorn, por mucho que tratase de ocultar su turbación, estaba a punto de romper el suelo sólo con la tensión de sus piés.
- Lucharé contra cualquier macho que pretenda aparearme. - Dijo ella con tristeza. El afectado puso cara de poker como si ese comentario no le hubiera afectado ni lo más mínimo. - En estos momentos, mis pensamientos son estos, quizás cambie de parecer dentro de unos años... La vida nos enseña cosas valiosas guerrero Zorn, y sabes que cuentas con mi aprecio y cariño desde siempre. ¿Podemos hablar acerca de algo que me preocupa?. - El asintió con una leve sonrisa. - ¿Tienes suficiente tiempo?. - Preguntó ella sentándose en un lujoso sillón. El no dijo nada, símplemente tomó asiento y se dispuso a sostener una conversación de alto nivel intelectual, que seguramente iba a prolongarse varias horas seguidas. Durante años habían compartido conocimientos, enfoques, ideas, reflexiones, estrategias... pero nunca hasta ese día, habían sostenido una conversación como la que estaba a punto de comenzar.
- ¿Piensas que nuestra sociedad es justa?. - Preguntó ella mirándole a los ojos.
Realmente él no se había planteado en profundidad aquella pregunta. Reflexionó un poco antes de contestarla sosteniéndole la mirada un buen rato. - Bien. - Contestó resolutivamente. - Para contestar esa pregunta, antes debemos responder otra. ¿Qué entiendes por justicia?. - Brássica sonrió un poco.
- Creo que existen dos justicias, una la que depende de las leyes, y otra, la que depende del espíritu interior de cada ser. - Los ojos de él se agudizaron.
- ¿Insinuas que ambas justicias son distintas?. - Preguntó suspicazmente.
- En efecto lo son. Te contaré algo, una vez, hace muchos años, presencié una cosa que me impactó. Una niña de tercera clase se calló al suelo y otra de primera clase la ayudó a levantarse. Eso es algo que está prohibido en nuestras leyes, una niña noble no puede rebajarse ante otra de menor rango, de modo que la niña de tercera clase fue eliminada. Dime, ¿encuentras justa aquella sentencia?. -
- La sentencia fue justa, puesto que se acogió a las leyes establecidas. - Contestó él sin saber aún donde quería llegar a parar con tantos rodeos.
- hmmm, sin embargo nuestras leyes han avanzado con los años. Incluso al principio de nuestros tiempos, carecíamos de leyes, todo se regía por la fuerza. Tu has leido al igual que yo la colección de libros de Derecho histórico de Vegetasei. Hace 1000 años atrás, era impensable la forma de vida que llevamos en la actualidad. Muchas leyes actuales contradicen a las anteriores. Te formularé otrapregunta. ¿Eran las leyes derogadas justas?. -
- Lo eran en su tiempo. - Otra respuesta exasperante.
- Bien, pero para que una Ley cambie, debe cambiar el concepto de lo que es justo en la mentalidad de quienes la promulgan. Luego entonces, si la mentalidad cambia, si el concepto de justicia evoluciona y la misma sociedad avanza. ¿Qué hace que las leyes cambien y sean más justas sino un movimiento de cambio y mejora?. ¿No te gustaría que nuestra sociedad fuera más avanzada de lo que es?. ¿No soñarías con un mundo más justo?. - Aquellos hermosos ojos azules brillaban como estrellas iluminados por la pasión de sus convicciones e ideales con el mismo fuego que brillaron un día los de Pinach.
Zorn reflexionó acerca que aquellas palabras con tanto sentido. - Y dime, ¿qué leyes encuentras injustas?. - Brássica se congeló. Aquella pregunta era comprometedora. Sería mejor comenzar por cosas no demasiado profundas, no sea que por más que él la estimara, la acusara de alta traición. Debía actuar con suma cautela.
- Bien, por ejemplo, tras la implantación del nuevo sistema electrónico de medida del poder de batalla mediante scuters, se dejó de efectuar la 'Probatum' en los bebes. Sin embargo, se continuó con las medidas de eliminación de los hijos que no superasen las espectativas de poder previstas. Sin embargo, según he podido comprobar, se han dado casos documentados de guerreros de tercera clase que han logrado superar a guerreros de segunda clase. Si nos basasemos tan sólo en el nivel de poder en el momento del nacimiento, quizás se han eliminado cientos o miles de niños con potenciales superiores a los que se estimase a simple vista. ¿Consideras justo el asesinato de esas pobres criaturas?. - Zorn abrió los ojos ante el nuevo rumbo de la conversación.
- Esa cuestión es de incumbencia exclusiva de la pareja que ha concebido el niño, la criatura les pertenece a ellos, es su propiedad, y tienen el derecho absoluto a eliminarle si consideran que su existencia debilitaría la especie. Es algo que yo mismo no podría cuestionar. - Brássica le interrumpió.
- Sin embargo, el Tribunal Sagrado establece unos cánones actualizados anualmente, de modo que si un niño de tercera clase nace por debajo del canon previsto debe ser eliminado irremediablemente. Luego entonces ya no es sólo responsabilidad de la pareja, sino obligación. Esa es otra de las cuestiones por la que yo jamás querría unirme a nadie como compañero. Jamás dejaría que matasen a un hijo mío por más que naciera con un poder de pelea nulo. -
- Jajajja, eso no te pasaría jamás. - Rió él activando su scuter y comprobando su fuerza. - Sin duda eres la guerrera más poderosa de toda Vegetasei, incluso me pregunto por qué no has participado jamás en una misión de combate. ¿Sabes?. Tienes un nivel más alto que la mismísima reina, que en paz descanse. - Un gruñido se escapó de la garganta de Brássica al nombrar aquel fatídico personaje.
- Deja de reirte. Se podría buscar otra solución más digna. - Gritó ella exasperada.
Zorn se puso serio de nuevo. - ¿Ah si?. ¿Qué sugieres?. - Preguntó sujetandose la barbilla con sus manos.
Brássica fue pillada de improviso, pero desde luego no iba a ceder. - Pues se debería conceder a esos niños la posibilidad de demostrar que merecen vivir. Estoy segura de que si se les diera una oportunidad, muchos de ellos desarrollarían poderes de batalla grandes y serían capaces de superar su hándicap de nacimiento. Piénsalo, hay estudios estadísticos que demuestran que mis teorías son ciertas. Sólo tienes que comporbar los archivos... - El guerrero reflexionó un poco acerca de esas afirmaciones, no eran tan descabelladas como sonaban al principio. Su scuter se iluminó interrumpiendo sus pensamientos.
- Lo siento, pero requieren de mi presencia, si me disculpas... - Se levantó caballerosamente y partió de la habitación con pose decidida.
Pasó un més, y las conversaciones prosiguieron, pero no sólo eso, sino que Brássica comenzó a tomar las riendas de la labor que comenzó hace años su padre. Cada noche se vestía con una capa y se despojaba de cualquier atisbo de su casta, adentrándose en los barrios marginales de tercera clase. Allí se presentó con un pseudónimo protector de su identidad verdadera: Carrotte.
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- Majestad. - Nappa traía en sus manos unos documentos. - Ha sido un trabajo árduo el consultar tantos expedientes, pero por fin, aquí le traigo los datos de la guerrera que nació con más alto nivel de pelea en los últimos 30 años. Supera con mucha diferencia la media usual, e incluso supera a la difunda reina. -
- ¿Quién es?. - Preguntó muy intrigado Vegeta.
- Se trata de la guerrera Brássica. - El monarca trataba de recordar algo referente a la portentosa guerrera, sin embargo no conseguía acordarse de nada referente a ella.
- ¿Quiénes son sus padres?. - Volvió a preguntar tratando de hacer memoria. Realmente el presumía de conocer perfectamente a todos sus combatientes, sobre todo, a los que sobresalían de lo normal.
- Es la hija de Pinach y Caulit, ambos fallecidos por envenenamiento hace 10 años atrás. - Sus ojos se abrieron recordando por fin a la familia.
- Por supuesto, ya recuerdo quienes son. Pinach era uno de los guerreros más poderosos de Vegetasei, se lamentó mucho su pérdida, aunque si no mal recuerdo, su muerte fue debidamente vengada. ¿Qué escuadrón dirige Brássica?. - Ahora estaba aún más intrigado, ya que en su memoria, Caulit era una saiyajin muy hermosa, si su hija era como ella, sin duda, no sólo ganaría una adecuada hembra que le proporcionase un heredero, sino una mujer hermosa con la que compartir noches de pasión.
Nappa tartamudeó un poco al responder. - ah, eh... es... p..pues aquí dice que no dirige ningún escuadrón. -
- ¿COMO DICES? - Aquello debía ser una broma, ¿la guerrera más poderosa de Vegetasei y no dirigia un escuadrón?.
- Parece que dirige la sección de Documentación y Ciencia. Optó por el servicio intelectual. - Nappa sudaba bastante temeroso de la ira del monarca.
- Mmmm, así que debemos sumar a su nivel de pelea, un alto nivel intelectual. Bien, antes de decidir nada quiero verla en acción. ¿En qué horario se dedica a entrenar?. - Los ojos de Vegeta brillaban.
Nappa llamó mediante su scuter. Después de consultar con el encargado de las salas de entrenamiento...
- Alteza, según parece, está entrenando ahora mismo. -
- Excelente, quiero presenciar su entrenamiento. - Vegeta se levantó con premura y partió en dirección a las salas de entrenamiento.
A su paso las jovenes saiyajins en edad de aparear se sonrojaban y hacían reverencias. El Rey era un hombre súmamente atractivo y varonil. Alto, de cuerpo musculoso y fuerte, con esa perilla y esos cabellos puntiagudos color castaños. Aquella mirada penetrante, el porte orgulloso y majestuoso... Su fuerza legendaria... Realmente, Vegeta levantaba pasiones.
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En una ámplia sala de entrenamientos la chica de cabellos azules realizaba rápidos movimientos de extrema elegancia y potencia, agena totalmente a los ojos que la observaban.
- Es perfecta... - Susurró Vegeta inaudiblemente. - Quiero verla en acción. Haced que salgan varios Saibamen. - El encargado de la sala de entrenamiento abrió una compuerta. Brássica frunció el ceño, ella no había ordenado que le enviase los saibamen, pero ya no tenía remedio, debería luchar contra ellos. Desde luego, si alguien pretendía matarla con tan sólo 7 saibamen estaban muy lejos de lograr su objetivo. Con una agilidad felina se fue deshaciendo uno a uno de los monstruos de estructura molescular semi-vegetal carnívora. Cuando finalizó el combate, se aproximó a la puerta para subir a ver al encargado. La iba a escuchar. En cambio, las puertas se abrieron, y entraron en la sala 2 guerreros de primera clase, ambos hijos de Nappa. Se trataban de Chishan y Diive. Ambos eran de estatura elevada, y músculatura desarrollada. Habían sido llamados para probar la destreza de la hembra.
Brássica les ignoró haciendo ademán de salir, pero ellos se interpusieron en su camino. - Oh nooooo, ¿de nuevo?. Mirad pequeños idiotas, yo no estoy interesada en encontrar compañero, de modo que si es lo que estais buscando, tened en cuenta que ya he derrotado a muchos incautos, y no... no soy nada compasiva, así que si no quereis acabar en una cámara de regeneración os sugiero que os aparteis de mi camino y olvideis cualquier estúpida idea en la cual mi cuerpo esté incluida. ¿De acuerdoooo? - Su voz irónica y aquella contestación provocó la risa estrepitosa del Rey que observaba la escena. En cambio los dos chicos se quedaron totalmente descuadrados sin entender demasiado de que iba el asunto. Por suerte o por desgracia, habían heredado la capacidad intelectual de su Nappa.
- Tendrás que batirnos, lo siento. - Contestó uno de ellos impidiendo el paso de la chica nuevamente.
- Arrggggggg este día va a ser completito según parece... - Suspiró ella. - Está bien, pero luego no os quejeis. - Advirtió señalándoles con el dedo en pose orgullosa.
Ellos se miraron sonriendo. Una hembra tan menuda jamás les podría derrotar. - Mirad, para acabar pronto con este absurdo... voy a luchar a la vez contra ambos, así no tardaremos tanto, ¿vale?. - La simpleza con la que acababa de descategorizarlos era bochornosa. Nappa frunció el ceño. El Rey sonrió y abrió los ojos entusiasmado, y los hermanos gigantes se lanzaron sin dilación hacia ella dispuestos a hacerle pagar la insolencia.
- "Espero que mis chicos no se pasen con ella... el Rey se pondría de muy mal humor" - Pensó Nappa sudando a mares.
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