Shadir, yo no he dicho que el Rey sea un angelito, se las gasta terrible. Pero los verdaderos malvados son otros... Respecto a lo de la censura, lo que tenían que haber hecho era haber dicho que la serie no era para menores de 13 años y punto. Es así. Dragon Ball no es apta para menores de 13 años, con censura o sin ella...
Linna, estoy algo mejor, gracias, el Rey es listo, pero demasiado arrogante y orgulloso. Le falta un punto para darse cuenta de cuanto embrollo hay a su alrededor.
Shadow, no te quejarás, doble actualización... con la cosa de que estoy malita me dedico a escribir más rato... pero no os malacostumbreis... chaoooo.
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Capítulo 7: ¿Derrota o victoria?.
A la mañana siguiente, muy temprano, Brássica trasladó sus cosas a las nuevas estancias. Por la tarde se dirigió a una sala de tamaño mediano, con amplios ventanales y preciosas vistas. Sentado en un escritorio estaba su amigo. - Zooorn. - Se avalanzó sobre el guerrero con entusiasmo. - Es fantástico ¿no crees?. - Él sonrió un poco al verla tan feliz, evitando corresponder su abrazo efusivo. - ¿Te pasa algo?. - Frunció el ceño al notar su aparente frialdad.
- Estoy feliz por tí Brássica. - Sonrió haciendo que ella olvidase sus sensaciones.
- Yo también, soy muy feliz. - Dijo ella entusiasmada. - Parece que al Rey le encantaron mis ideas, las del estudio que realicé acerca de los niveles de poder, y quiere que trabajemos en un plan de mejora. Nunca pensé que esto pasaría, es genial. Maravilloso. Hasta mis tío me visitaron esta mañana y estaban orgullosos de mi. -
- ¿Es que antes no lo estaban?. - Preguntó con extrañeza Zorn.
- No. - Dijo ella con tristeza. - Siempre habían dicho que era demasiado extraña. El día que les comuniqué que no quería ser guerrera sino dedicarme al servicio intelectual les di un disgusto muy grande. Ellos tenían la esperanza puesta en mi, en que yo iba a ser la jefa del mejor escuadrón. Pero no era eso lo que yo quería. Bueno, mi tío me hizo leer cien veces el poema de la esencia saiyajin, y mi tía me dió una charla típica, bueno... ya sabes, el honor de la familia, demostrar lo que mi emblema valía... pfff al final, se dieron por vencidos y yo ingresé en el ala de formación de alto nivel intelectual. Era la alumna más joven, ya sabes, ingresé con apenas 10 años. Aún recuerdo el día que nos encontramos en la biblioteca, tu pensaste que me había perdido y casi no podías creer que mi tiempo libre lo ocupase en leer todos esos cientos de libros. Los leí todos. - Pronunció con orgullo. - Y eso va a dar sus frutos, se que sí. - Sus ojos brillaban y su sonrisa inundaba la luminosa habitación.
- Parece que la cena con el Rey fue bien. Dime, ¿acaso te gustaría que fuera tu compañero?. - Zorn tenía órdenes de sonsacarle un poco. No le gustaba la idea, pero en el fondo, hasta él mismo sentía curiosidad.
- Ja. - Rió ella sin creer siquiera el comentario. - Oye, deja de ponerte celoso o cosas por el estilo, ya te dije que no estoy interesada en ningún macho, que no quiero aparear con nadie, ni unir, ni comprometerme... - Zorn se sintió avergonzado. No es que no fuera normal que ella interpretase eso, pero es que él sabía algo que ella desconocía por el momento...
- No estoy celoso. - Dijo frunciendo el ceño. - Además, te conumico que ya he elegido compañera. - Brássica abrió la boca asombrada.
- Ah. Bueno... - Luego sonrió. - Zorn, eso es fantástico, me alegra que encontrases por fin lo que buscabas. ¿Y quién es la afortunada?. - Él se turbó al verla tan contenta. ¿Es que ni siquiera tenía un mínimo de celos de ver que hacía unos días casi le propuso que fuera su compañera y ahora le comunicaba que había elegido a otra?. Orgullo aparte, eso ya no debía importarle. - Es Cereja. - Dijo sin entusiasmo. - Felicidades. -
- Gracias... pero dime, sinceramente, ¿no has pensado en la posibilidad de que el Rey te pudiera elegir como compañera?. - Ella volvió a reir.
- Bah, tus bromas ya no me van a afectar, se que lo dices para hacerme enfadar... el Rey es mucho mayor que yo, y no, no, él está interesado en mis cualidades intelectuales unicamente. - Zorn miró esos ojos tan inteligentes como inocentes.
- Brássica, por supuesto que le agrada tu intelecto, pero pienso que no sólo le agrada eso, ¿no te fijaste en como te mira?. - Dijo dulcemente.
Ella sonrió más por nerviosismo que por otra cosa. - Estas de broma, ¿verdad?. - Los ojos serios de él confirmaron la terrible noticia. - Tú sabes algo... algo que yo no se... HABLA. - Gritó ella. Pero Zorn no podía hablar, ya había hablado demasiado, así que prefirió una mentira piadosa. - No se nada, era sólo una apreciación mía, disculpa si te he ofendido por favor, es lo último que deseo. Será mejor ponernos a trabajar en el proyecto. - Ella accedió de mala gana.
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Pasó una semana, tras la cual, fue citada nuevamente por el Rey para exponer el proyecto. De nuevo una cita singular. Esta vez la había citado en un planeta de entrenamiento. Así se denominaba a los planetas que tenían seres de potencial elevado, al cual iban los saiyajins de mayor prestigio para medir fuerzas. Brássica observó los movimientos del Rey. Batió a todos los seres horribles que se acercaban a él, mientras un grupo de los soldados de élite lo admiraban y ovacionaban.
Vegeta se percató de la presencia de ella. - Brássica, ven, quiero ver si es cierto lo que presumías. - Ella abrió la boca del asombro. Le estaba proponiendo un combate con aquellos bichos. Bien, no había otra opción.
Todos se admiraron de la destreza, elegancia y agilidad de sus movimientos. No era tan poderosa como el Rey, pero si era tan letal y efectiva como él. Sin embaro se le fue un detalle. Si bien había dejado a los bichos malheridos, no los había matado. Sin embargo estaba abandonando el lugar d ela batalla a sabiendas de que los oponentes no podrían levantarse siquiera. - Acaba lo que has empezado. - Dijo uno de los Saiyajins que observaba la escena. - Aún están vivos. - Brássica hervía de rabia. No era necesario ser tan sanguinario. Ya estaban vencidos.
- Si quieres matarlos ve a hacerlo, pero sería una pena que este lugar de entrenamiento acabase destruido con tan tontas acciones. Si exterminasemos a todos ellos... ¿con quién entrenaríamos?. Además, así harán eco del poder de los saiyajins. - No era la mejor respuesta, no era la opción más valientes. Quizás debió haberle dicho directamente que eran unos asesinos sin escrúpulos, pero si hacía eso no podría ejercer su influencia sobre el monarca. Debía seguir el juego un poco.
- El planteamiento es correcto. - Musitó vegeta. - Así que elimina a uno de ellos para darles ejemplo y deja vivir al resto para nuestra gloria. - Brássica se sintió acorralada. Era una prueba terrible. No le pedía lealtad, sino asesinato de alguien que ya estaba derrotado. ¿Cómo salir de esa?. Sus libros volvieron a sacarla del atolladero. Esta vez, una cita de consabida fama del Libro sagrado de los Saiyajins.
- "Lucha indigna no es lucha,
oponente débil, no es oponente." -
- No merece la pena matar a ninguno de ellos, ahora que han dejado de tener poder. - Brássica sonrió un poco a Vegeta. Él alzó una mano y al instante todos los desgraciados quedaron muertos. Ella le miró gélidamente.
- "Como insectos,
han sido eliminados". -
El Rey utilizó otra cita para justificar su acción. Aquellas reacciones no le habían gustado lo más mínimo. Una hembra como ella no podía ser la reina de Vegetasei demostrando públicamente tales debilidades de caracter. Sin embargo era justo la que necesitaba... ya idearía algo conveniente. Lo que estaba claro es que no podía caer de nuevo en otro matrimonio tortuoso, debía ser más cuidadoso, ya no tenía edad de andar tonteando ni dejándose llevar por sentimientos. Debía velar por los intereses del Estado por encima de todo. Y esa mujer podía llegar a ser un problema, era contestona y tenía tendencias demasiado condescendientes para dirigirse a los débiles. Incluso en sus estudios se distinguía un trato igual en la consideración de los guerreros de clase alta y de clase baja. No, tenía que ser cauteloso... Necesitaba alguien que engendrase a su hijo, sólo eso. ¿Pero cómo iba a arreglarselas para que aquella hembra tan apegada al destino de los bebes eliminados renunciara a la crianza del Príncipe?. Podía ser reina, pero de lejos, quizás enviándola a misiones de conquista como hizo con su anterior esposa... Pero... ¿qué pasa si el unía con ella y al igual que Onionte le daba hijos débiles?. No, esta vez debía averiguar primero... no era muy ético lo que pretendía hacer, pero esa lo mejor que podía hacer por el bien de Vegetasei...
- Guerrera Brássica, quiero verte en mis estancias privadas esta noche, cenaremos juntos y ultimaremos algunos detalles del proyecto. - Diciendo esto se marchó a la nave. ¿Para eso la había hecho ir a aquel planeta?. Brássica estaba tan contrariada...
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Se presentó en el lugar de la cita con el proyecto bajo el brazo. Vegeta la esperaba.
- He hablado con Zorn, comenzaremos a aplicar este proyecto de inmediato, será muy beneficioso para Vegetasei. - Dijo con solemnidad. Ella asintió seriamente. La cena comenzó sin palabras de por medio, con una sensación muy incómoda entre ellos.
- Brássica. ¿Qué dirías si te propusiera ser mi compañera?. - El corazón le dió un vuelvo ante aquella frase.
- Yo... es un honor su proposición, pero... realmente no creo que lo merezca. - Ella trató de convencerle de su mala idea.
- Eso es algo que decidiré yo. - Correr, salir de ahí corriendo era lo único que cabía en la cabeza de Brássica.
- Gracias pero hay hembras mejores que yo, y no podría aceptar su proposición, porque deseo lo mejor para Vegetasei. -
- Esa respuesta demuestra que serías una excelente reina. - Brássica se levantó de repente.
- No, yo no sería una excelente reina, soy... sólo se de documentación y libros, yo no podría ser reina, por favor... no podría sobrellevar esa responsabilidad. - Vegeta se levantó de su silla. Aquellos comentarios le estaban desagradando sobremanera, pero tenía que hacerlo. La tomó y la besó.
Ella se retorció en su abrazo. - NOO. - gritó.
El la abofeteó. - ¿Quieres luchar contra mi?. Adelante. Realizaremos la lucha sagrada y después tendré derecho a tomarte como compañera. - Brássica se sintió humillada y dolida por aquella situación.
- Bien, lucharé entonces. - Vegeta frunció el ceño.
En apenas media hora se dieron cita en una grada privada de entrenamiento. La lucha fue desigual. Por más que Brássica trataba de batirle, el la superaba en fuerza, y era tan buen estratega como lo era ella. El Rey estaba complacido, no obstante, porque estaba pudiendo disfrutar de una buena pelea, y la hembra demostró tener grandes actitudes. Ella luchaba como si la vida le fuera en ello. Se levantaba una otra vez, hasta que ya no pudo levantarse más y se rindió sin conocimiento en el suelo. Despertó en una cámara de regeneración. Había perdido. Lloró amargamente al salir. Zorn la esperaba.
- Bastardoooo. - Lloró golpeándolo. - Tú lo sabías todo... Cobardeee. - Zorn sintió partirsele el alma al verla tan dolida.
- Es hora de que madures, ya no eres ninguna niña, tienes la oportunidad de llegar a ser la Reina de Vegetasei, no la desaproveches, además de ese modo podrás dar a conocer tus ideas. Eso era lo que querías... -
- No así... no quería esto... -
- Te acompañaré a tu nueva habitación. -
- Zorn, por favor, tu tienes influencia sobre él, convéncele de que es una mala idea, vamos, por favor, hazlo, dile... dile que yo sería una mala reina, dile que no le daría hijos fuertes, dile que no puede tomarme como compañera, por favor hazlo, Zoooornnnn. - El permanecía impasible ante sus llantos.
- No puedo hacer eso. - Dijo con frialdad.
- No me hagas esto... -
- Serás la mejor Reina, estoy segura de ello, piensalo de otro modo, piensa que no tiene que ser tan terrible, tendrás muchas oportunidades, podrás hacer tantas cosas desde el nuevo status. Tendrás poder, y tus hijos serán príncipes, y después reyes. Tu linaje será ovacionado por siglos y siglos. Podrás inculcarles tus ideas, y harás que todo sea más avanzado. - Eso sonaba a premio de consolación.
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La habitación era lujosa, estaba justo al lado de la estancia del Rey. Una puerta interior conducía a esa estancia. No podía cerrarse desde dentro, pero vegeta si podía cerrarla desde su lado. Sin embargo, estaba abierta. No quiso entrar. La cerró temiendo que él estuviera al otro lado y corriera a reclamar su primer premio. Sin embargo, esa noche no apareció. El nerviosismo se apoderó de ella. ¿Y si se lo había pensado mejor?. A la mañana siguiente encontró dos guardias custodiando su puerta. La escoltaron hasta la habitación donde había estado trabajando las últimas semanas. Sólo que Zorn no estaba allí, ella estaba sóla. Al paso de unas horas de trabajo alguien entró en la estancia. Se trataba de Paragus.
- Estimada guerrera Brássica, no había tenido el placer de saludarla y darle la bienvenida a su nuevo cargo. El Rey debe apreciarla mucho, ya que veo le ha asignado unos guardaespaldas personales. Debe tener una mente... brillante... he leido algunos de sus trabajos. - Ella le miró con desprecio. Sabía perfectamente quien era. Su padre le había advertido de él antes de morir. Le dijo que desconfiase de Paragus y de la Reina, así como de cierto guerrero de pelo rojo. Estos eran posiblemente, miembros dela Logia.
- Gracias. No sabía que era aficionado a este tipo de lecturas. - El rió cínicamente.
- Oh, por supuesto que lo soy, todo lo que tenga que ver con Vegetasei es de mi incumbencia. Quizás ignoras que soy el hermano de la difunta Reina... - Ella tomó aire antes de contestar.
- Si, ya lo sabía, su familia es sobradamente conocida. -
- Excelente, veo que le interesa la política. Sin duda el Rey tiene buen gusto... - Ella sintió hervírsele la sangre con ese comentario. - Pero yo no me haría ilusiones, él sólo quiere un heredero adecuado. Sólo le importa eso. - ¿Por qué estaba emponzoñando de esa manera al Rey?. - Ha llegado a mis oidos que no eres demasiado feliz con la proposición del Rey. Comentan que incluso peleaste contra él para evitar ser su compañera. Eso es algo loable por tu parte, el Rey es un guerrero muy poderoso... ¿Sabes?. Yo conocí a tu padre, le apreciaba mucho. Su criterio era muy gentil. - Brássica estaba confundida. ¿Estaba frente un enemigo, o frente un amigo?. - No quisiera ver a su hija sufrir... Si necesitas de mi ayuda para escapar... yo...- Ah, su padre le dijo un modo de probar y descubrir a los malvados miembros de la secta y lo aplicaría.
- Dígame, ¿por qué dice todo esto?. Podría acusarle de traición por ello. No tiene miedo. - Dijo mirándolo seriamente.
- Podría hacerlo, pero se que no lo hará. Además, no tendría credibilidad... el rey pensaría que es una artimaña en su contra, créeme, se muy bien lo que he de decir, se muy bien como influir... además, soy embajador con Freezer, nuestras relaciones son prósperas gracias a mis intervenciones. El Rey no se atrevería a cuestionar mi palabra siendo que el Maestro me aprecia tanto. - Esta respuesta era turbadora... En la mente de Brássica, Vegeta era seguramente el Maestro de la Logia... ¿o no?. No, claro, seguro que no lo era, en caso contrario Paragus no estaría diciendo todo aquello.
- Dime, ¿crees en la fuerza vital?. - Paragus se sorprendió con esa pregunta. - "Padre... espero que funcione de verdad tu pregunta...".
- Creo en la fuerza de las divinidades corporeas... - Pronunció él orgulloso. Ahora era seguro, Páragus era miembro de la Logia. Era uno de los culpables de toda la manipulación existente, el mismo Rey debía estar siendo manipulado. Quizás podría trabajar en ese sentido, luchar de esa manera... quizás... sería arriesgado... pero debía intentarlo...
- Piensa lo que te he dicho. - Paragus se alejó de allí con una sonrisa en los labios. Brássica no gozaba de la confanza del Rey según le habían contado y esa era una gran baza a su favor. Pero... ¿cambiaría eso con el tiempo?. Si aquella inmunda hembra era quien Turles aseguraba... Si ella se negaba a coger su ayuda para huir, si le daba el heredero que necesitaba... todos sus planes serían chafados. No había sido el destino el culpable de todos aquellos hijos débiles, él había administrado veneno a su propia hermana para que sus hijos fueran concebidos con un ínfimo nivel de pelea al nacer... Pero no le sería sencillo llegar hasta Brássica, y si ella seguía avazando sería muy peligroso dejarla influir en el destino de Vegetasei. Si lograba ganarse la confianza de Vegeta, tendría que eliminarla...
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La situación era terrible. Ahora no podría salir por las noches a visitar a sus queridos amigos. Escribió una carta a Bardok, tratando de ser lo más positiva posible. No podía decirle su verdadera situación.
"Estimado guerrero Bardok,
Es necesario que un cambio se frague en Vegetasei. Y ese cambio profundo debe partir de entre nosotros mismos. Durante meses le he instruido para que eduque a los de su clase, le enseñé a leer y escribir saiyajin, le mostré piezas de nuestra cultura, vedadas para guerreros de 'clase baja' como lo es usted. Se cuanto de comprometido es todo esto, y cuan peligroso resultaría que se enterasen los adeptos de la 'Logia Suprema', ellos lo dominan todo, y han influido durante siglos en la mismísima familia Real. Nos acusarían de traidores, acabarían con nosotros denunciándonos al Tribunal Sagrado. Ambos sabemos lo que eso significaría, pero es necesario correr estos peligros si queremos que renazca un nuevo Vegetasei, libre de esa hipócrita Organización maldita. Los tiempos han cambiado, y nosotros hemos evolucionado enormemente, no sólo a nivel tecnológico, sino mental. Debemos respetar al Rey Vegeta, es un gran Saiyajin, y hace todo por el bien de su pueblo, durante años pensé que él debía ser la cabeza misma de la Logia, pero ahora se que no es así. Los verdaderos responsables de las injusticias de nuestro pueblo son esas caras que permanecen en la sombra manipulando todo. Estoy muy emocinada al comprobar que nuestro movimiento de liberación se va extendiendo rápidamente. Espero que podamos ver el día en que no existan Saiyajins de primera, segunda, ni tercera clase, el día en que ningún padre tenga que exterminar a su hijo basándose en cuestiones tan inmundas como su escaso nivel de pelea. Todas nuestras luchas a ese respecto, han movido hilos en altas esferas y han logrado, al menos, que esos bebes no sean eliminados, sino enviados a planetas por conquistar. Se que no es mucho, pero la vida de cientos de pequeños saiyajins será salvada. Los Saiyajins no somos unos bárbaros, no somos unos perros de pelea sin alma, como nos considera el maldito Freezer. Tengo miedo del futuro de nuestra raza. Freezer no tendrá reparos en destruirnos en cuanto vea que podemos ser una amenaza para su Imperio. No seríamos los primeros ni los últimos en sufrir esa suerte. Debemos actuar con inteligencia y rapidez para poder afrontar los tiempos difíciles que llegarán tarde o temprano. Creo que él mismo tiene infiltrados dentro de la Logia. Desconfío concretamente de Paragus. Es traicionero, y su corazón parece inundado por una maldad suprema. Pero no podemos acabar con él. Es demasiado poderoso, y además... puede sernos útil para llegar hasta los demás miembros de la Logia.
Debo comunicarle, que por desgracia, los próximos meses me será imposible volver a encontrarle, me encargaré de infiltrarme en el palacio, será muy arriesgado, pero cuento con cierta protección extra en mi beneficio... Espero poder enviarle otro mensaje con prontitud. Mientras tanto, quiero que tenfa Fe en todo lo que estamos haciendo, y que siga su labor inculcando estas nuevas ideas en nuestros congéneres.
Atentamente, Cárrotte. "-
La guardó dentro de un Libro Sagrado de los Saiyajins. Esa noche burló como pudo a la guardia durante unos segundos. Disponía de apenas dos minutos entre el cambio de guardia. Bajó una torrontera del castillo y localizó a una joven saiyajin de tercera clase.
- Celipa. - Toma este libro y dáselo a Bardok. Dentro tiene un mensaje escrito. Por favor, que no te vea nadie. Debo marcharme enseguida.
Celipa no pudo siquiera contestar porque Brássica había desaparecido.
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- No, no debo verlo como una derrota, quizás Zorn tenga razón, quizás esto me ofrece una posibilidad para luchar única. Lucharé por la justicia. Derrotaré a los malvados de la Logia. Seré fuerte, todas las hembras del planeta quisieran estar en mi lugar. Seré la mejor Reina que jamás haya tenido Vegetasei. No, esto no es una derrota, es un paso adelante para la Victoria de la causa que profeso. - Entró en su habitación nuevamente. Por suerte nadie la vió salir ni volver a entrar. Rezó interiormente para que la carta llegase a su destinatario. - Bardok... depende de tí también... continúa la labor... ten fe... - .
