Capítulo 17: Aliados.

Brássica descendió una loma y se adentró en la periferia de la ciudad. En una humilde cabaña, se veía el tenue humo que salía de la chimenea. Ajustó su scuter, frunció el ceño. Sólo se leían los kis de dos fuentes de emisión. Una era definitivamente la energía de Bardok, la otra debía ser la de su hijo mayor, era un muchacho fuerte para su clase y edad. Sin embargo el ki de Shive, su compañera, no estaba en el área. - Es extraño... - Antes de que se decidiera a entrar, la puerta de la casa se abrió y de ella salió el saiyajin que había venido a localizar. Su expresión era sombría, furiosa, seria. Sin pensarlo voló a través en dirección al bosque.

Raditz permaneció dentro de la casa. La reina, escondida tras la túnica que la encubría bajo la identidad de Cárrotte, salió al alcance de Bardok. Chibi Vegeta corrió también aún más intrigado por los acontecimientos. ¿Quién sería aquella persona que estaba bajo la túnica?. ¿Quién sería ese guerrero tercera clase?.

Brássica apareció detrás de Bardok, pero antes de que asiera su brazo, el se volvió y la golpeó en la quijada con fuerza. La reina sonrió internamente a pesar de haberse golpeado contra un árbol en el retroceso. Sin pensarlo dos veces, cargó contra él con un juego de patadas y puñetazos único, que su oponente esquivaba a duras penas. La lucha se encendió en el aire, la velocidad era muy alta, y Bardok se defendía bien, pero no lo suficientemente bien. Ambos combatientes pararon unos instantes para tomar aire.

- ¿Quién eres tú?. - Pidió rabioso. - ¿Por qué me persigues?. -

La figura encapuchada no contestó, pero en un acto de arrogancia, colocó una mano detrás de su espalda y le hizo ademán con la otra mano para que la atacase. Enojado de tamaña ofensa, el saiyajin cargó contra ella sin pensarlo. Ahora la lucha era más igualada ya que la reina luchaba con una sola mano.

Chibi Vegeta miraba la escena asombrado y divertido. Tenía que incluir en su repertorio de batalla eso de desafiar al enemigo para lucharle con un sólo brazo.

Bardok lanzó un juego de patadas y se sacó un truco de la manga, pues con una explosión de ki, turbó la vista de su adversario y apareció detrás golpeándole en la espalda y lanzándole a volar hasta el suelo. Sin embargo, Brássica frenó a tiempo mucho antes de golpearse y contraatacó con un lanzamiento de ki en su dirección. Bardok lo evitó por los pelos, pero enseguida ella apareció a su lado y le golpeó en la espalda, imitando su técnica anterior, para lanzarlo contra el suelo. Bardok trató de frenarse antes de golpear el suelo, pero encontró que era imposible vencer la energía enorme que le empujaba hacia abajo, de modo que se estrelló estrepitosamente contra el lecho pedregoso.

Sin embargo, sus labios demostraron una sonrisa. Nada mejor que una buena lucha con un buen adversario, para olvidar las penas del alma. Con un grito de combate se incorporó y comenzó a realizar ataques aún más fuertes. Brássica casi se las veía duras para defenderse utilizando apenas un brazo, pero no quería ceder en su desafío.

- ¿Quién eres?. - Volvió a preguntar Bardok viendo que era casi imposible vencerle aunque luchase con ventaja.

La contestación fue una patada en la quijada. - Lucha, vamos... defiéndete. -

Esa voz le resultó demasiado familiar, por no hablar de que a quien estaba luchando era a una mujer. ¿Qué mujer podría ser tan poderosa en Vegetasei?. Con una sonrisa torcida, y aún adivinando quien podría ser su oponente, el padre de Kakarotto, se propuso desencapuchar a su oponente. No podía vencerle, puesto que estaba clara su superioridad, pero podría verle la cara. Estaba casi seguro de que era Cárrote, es decir, Brássica, la Reina de Vegetasei, pero no podía arriesgarse de hablar eso abiertamente sin asegurarse de la identidad de su adversaria. Además, que él necesitaba desfogar su rabia, y había encontrado el modo perfecto para un saiyajin: luchando. Algunos árboles del bosque habían sido afortunados, ya que de no haber sido por esto, ahora habría un área completa del bosque destruida por las vigas de energía furiosas de Bardok.

Ambos combatientes se encontraron nuevamente en el cielo, en una lucha encarnizada. Después de un hora, en la que el chibi no dejó de disfrutar de la visión, era una batalla digna de ser contada a sus hijos. Brássica lo golpeó duramente en la quijada, pero Bardok, con un movimiento rápido, asió la túnica fuertemente, de modo que la misma energía de su retroceso, provocó que esta saliera despedida junto el cuerpo del guerrero. Con un chillido de disgusto, Brássica se cruzó de brazos acercándose lentamente hasta el saiyajin que casi no podía moverse de lo agotado que estaba tras la intensidad del combate, pero que aún así se levantó honorablemente, sosteniendo en su mano la túnica, y con una sonrisa triunfal en sus labios.

Brássica sonrió levemente. - No está mal, viejo amigo. -

Chibi Vegeta estaba ahora sorprendido, la figura encapuchada era su propia madre. ¿Qué hacía allí luchando contra ese tercer clase?. ¿Por qué había escapado de palacio con aquel disfraz?. ¿Por qué estaba vestida como una tercera clase?. Demasiadas preguntas asolaban su mente de repente. Se concentró en la conversación aproximándose un poco más para averiguar lo que estaba pasando.

- Cárrotte, ha sido bastante tiempo desde la última vez que nos vimos. - La saludó inclinándose, sonriendo y entregándole la túnica.

- Si, la batalla en el planeta Artien fue hace 3 años si no mal recuerdo... -

- 4 años para ser exactos. - Corrigió Bardok.

- Hmp. El tiempo pasa demasiado rápido. - Se quejó ella. - He escuchado que vas a ser padre de nuevo... - El saiyajin apretó la quijada al recordar su fatalidad. - Mis felicitaciones. -

- Gracias. ¿A qué debo tu visita?. - El tono frío y la tensión de sus músculos hicieron saltar una alerta en la reina.

- ¿Ha sucedido algo malo?. - Bardok miró a otro lado no queriendo reconocer su dolor. - Vamos, no pensarás que puedes engañarme, ¿verdad?. -

- Shive ha muerto. - Brássica quedó en silencio unos segundos y el saiyajin se dedicó a mirar las estrellas para no verla.

- ¿Cómo ha sido?. -

- Todo ha sido por el mocoso, ya sabes como es de obstinada. Se empeñó en dar a luz tradicionalmente... -

- ¿Y tu hijo?. ¿Está bien?. -

Bardok apretó la quijada fuertemente. - Si. -

- Deberías estar orgulloso, ella eligió ese camino como mujer valiente que es, y has de respetar su decisión. Valora el hijo que te ha dado. - Explicó con voz calmada y firme.

- ¿Sabes que hoy casi he estado a punto de matar al mocoso?. - La miró a los ojos con furia.

Ella no se inmutó. - ¿Por qué?. -

- 1 unidad de poder. Esa es su maldita fuerza. Shive ha muerto por un mocoso que tiene una fuerza vergonzosa. - Aclaró incapaz nuevamente de sostenerle la mirada en sus ojos azul oscuro.

Chivi Vegeta tapó su boca para evitar dejar escapar una carcajada de desprecio hacia un saiyajin con tan poco poder al nacer. Era insignificante, y el padre debió haberle matado... Pero lo que contestó su madre le descolocó las ideas.

- No todo el poder depende de la fuerza, y no toda la fuerza se mide con scuters. El niño debe vivir. - Su voz sonó ruda y firme, con la autoridad que su rango y sabiduría le otorgaban.

- Es fácil para tí decir eso, tu hijo nació con un poder desorbitado. - La expresión de Bardok era ahora desanimada.

- Un poder grande, si no se dirige adecuadamente, puede ser más nefasto que un poder escaso, dirigido con talento. Espera unos años, quizás te sorprendas de tu hijo. Shive no murió por él para que tú le desprecies de esa manera... - Terminó de decir poniendo una mano sobre su hombro y medio sonriendo.

- Lo se, es por eso que cuando se desarrolle totalmente y nazca le enviarán de misión a un planeta para que lo conquiste... Espero que cuando le recoja, pueda sentirme orgulloso de mi hijo, y pueda sentir la paz que necesita mi alma. - Bardok evitó mirarle a los ojos después de su afirmación.

Brássica angostó sus ojos y eliminó la media sonrisa de sus labios. - Sabes que enviarles a otros planetas fue sólo un paliativo para prácticas aún peores... La educación de los padres es importante y... -

- NO SIGAS. - Gritó alterado. - Por favor... - Bajó la cabeza rabioso pero su tono descendió respetuosamente.

Chivi Vegeta sintió hervírsele la sangre. ¿Cómo se atrevía a gritarle a su madre?. Pero permaneció escondido, aún había mucho que descubrir y su madre no sería suave con él si supiera que la había estado espiando. Un verdor se asomó en su cara pensando en el posible castigo que le impondría. (Su madre con mirada asesina y con un grito feroz ordenándole "Ahora vas a leer todos estos libros y no vas a salir de la biblioteca durante una semana completa"). Glup. Tragó saliva y volvió a atender a la conversación.

- Yo no puedo encargarme del cuidado del mocoso cuando nazca. Mi hijo Raditz ya está de misiones también y me volvería loco si tengo que dejar la vida en el escuadrón para encargarme de su educación. Cuando pasen algunos años le recogeré y tendré la esperanza de que se ha hecho bastante fuerte como para llevarlo conmigo de misiones. Entonces le enseñaré. Tú misma no criaste al príncipe en sus primeros años, no puedes reclamarme por no hacerlo con mi hijo. -

La contestación de la Reina fue tajante. En menos de un microsegundo Bardok estaba en el suelo asido por el cuello brutalmente. - Las razones por las que debía alejarme de mi hijo son muy distintas a las tuyas. - Susurró con una violencia mortal. - No te atrevas a comparar lo que no sabes. - Advirtió furiosa, manteniendo una sangre fría encomiable y calmándose progresivamente sin dejar de apretar el cuello del saiyajin, que ni siquiera intentó defenderse. - Pero convengo contigo en algo. - Frunció el ceño aún más. - Y es que tu hijo estará mucho mejor si le envían a un planeta por conquistar, que si le dejan a tu cargo en sus primeros años, Bardok. - Después de esta frase despreciativa le soltó el cuello.

El saiyajin hizo un sonido ruidoso llenando sus pulmones de aire. - Ahora, hablemos de otro asunto, no he venido a discutir contigo todo esto. Tenemos algo más importante que realizar, y espero que estos sentimientos no intervengan negativamente en tu raciocinio para actuar. -

El saiyajin se incorporó. - Lo lamento Cárrotte. -

- Carrotte. - Repitió en un susurro chibi Vegeta intrigado de por qué la llamaba por ese nombre.

- Es verdad lo que dices, es el dolor por la pérdida de mi compañera el que me empuja a decir todo esto y actuar así. En verdad mi hijo es afortunado, porque aún antes de nacer gozó de la confianza y protección de su madre, y ahora, de la defensa de la mismísima Reina de Vegetasei. Sea como sea, es un mocoso afortunado, y en vuestro honor, se llamará Kakarotto (que es la denominación masculina de Carrotte, ambos términos, parten de Carrott, zanahoria). - Brássica asintió levemente medio sonriendo otra vez.

- Kakarotto... - Susurró nuevamente el Príncipe intentando codificar lo que estaba escuchando, pero encontrando imposible entender aquella situación.

- ¿En que puedo servirte en esta ocasión?. - El labio de Brássica se curvó ligeramente otra vez más.

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Mientras tanto, en el palacio, Pepper y Cukumber, preparaban la trampa para la reina. Pepper se había introducido en las habitaciones de la doncella de la reina. La joven, pertenecía a una raza inferior a la saiyain, de piel verdosa oscura, estatura baja, y aspecto similar al de una gata, pero sin cola. La hizo respirar un vapor especial, y beber posteriormente un líquido de color anaranjado. Después de eso, Cukumber apareció en la habitación entrando por la puerta.

- Despiertala. -

Después de unas palmaditas en la cara, la chica abrió los ojos confundida.

- Esta noche, vas a introducir en la bebida o comida de la Reina, este líquido. -

- ¿Yo?. - Preguntó aún aturdida.

- Vas a hacer lo que te digo y no recordarás nada de nuestra conversación. -

- Si. - Bajo los efectos de la droga hipnótica, la doncella estaba a merced de sus atacantes. Ambos sonrieron.

- ¿Qué vas a hacer esta noche?. - Preguntó Pepper con una sonrisa maliciosa.

- Voy a darle la comida y la bebida pero antes le echaré este líquido. - Contestó con voz de autómata.

- Buena chica, eres una doncella muy útil y obediente. Cuando nos marchemos de la habitación olvidarás nuestra conversación y te centrarás en tu misión. -

- Si. -

- Te asegurarás de preparar una deliciosa comida para la Reina, no puede rechazar comer y beber lo que le has preparado con tanta dedicación, te asegurarás de que se lo come todo. Tú sabes como hacerlo. -

- Si, yo se como hacerlo. - Contestó aún en el trance y sonriendo de un modo extraño.

Con esto, ambos se marcharon dejándola dormir unos minutos hasta que la droga se disipase de su sistema nervioso y sólo quedase el vestigio de la hipnosis en su cerebro.

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- Quiero que te comprometas a educar a un grupo de saiyajins de tercera clase. Comienza por enseñar 'la nueva doctrina' a Toma y a Celipa, y ellos a su vez deberán enseñar a dos más. Cada saiyajin que entre en nuestro círculodeberá enseñar a su vez a otros dos más terceras clase. ¿Comprendes?. -

- Si. - Bardok la miraba algo preocupado, ya no tanto por comprometerse a algo tan arriesgado como violar las duras leyes de Vegetasei, sino más bien preocupado por la propia seguridad de Cárrotte.

- Este método será muy efectivo, pero para evitar las traiciones, cada uno deberá jurar a su maestro lealtad absoluta y silencio, bajo el honor del juramento sagrado. - Bardok volvió a asintir esta vez más determinado. - Cada semana, yo vendré a impartir las enseñanzas a un lugar secreto, que cambiará cada sesión que realicemos prudencialmente. Quiero que tengas claro que con esta medida no pretendo instaurar ningún tipo de religión, ni de doctrina extremista, sino una serie de pautas de pensamiento que nos hará más libres y construirán una sociedad más justa, igualitaria, sincera y pura. -

- Cárrotte, ¿por qué te arriesgas de esta manera?. Podrías enviar a alguien para que hiciera esas sesiones... -

- No, amigo mío, no funciona así. Dentro de un tiempo será posible que se organicen sesiones dirigidas por maestros bien preparados, pero hasta que eso sea posible, la úñica que tiene capacidad para ello soy yo. Sólo espero, Bardok, poder prepararte adecuadamente para que sepas tomar mi relevo cuando yo ya no pueda hacerlo. -

- ¿Qué dices?. - Replicó con los ojos anchos.

- No te alarmes innecesariamente, ahora debo marcharme. - Dijo dándose la vuelta para volver al palacio.

- Cárrotte. - Ella paró sin mirarle pero se volvió al notar el sonido de sus ropas al flexionarse.

Arrodillado frente a ella, con un puño en su pecho. - Brássica, os juro lealtad absoluta y silencio, por mi honor saiyajin. -

- Por mi honor saiyajin. - Contestó ella sosteniendo su puño sobre el corazón con voz firme, y ganando la mirada de ojos anchos de Bardok. - Juro que lucharé hasta mi muerte por construir una nueva sociedad. - Y sin esperar contestación, se encapuchó de nuevo y corrió hasta el palacio.

Chibi Vegeta después de perder el atontamiento, corrió para volver también, no seguro de lograr esquivar a la guardia real sin aplicar las técnicas disuasorias en las que su madre era una verdadera maestra.

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Brássica entró en la habitación privada de la reina. Se quitó la capucha y en ese momento...

- ¿Dónde estabas?. - Sono la voz fornida frente a ella mirándola penetrántemente, Sus ojos azul oscuro, siempre severos y duros se abrieron de par en par. La capa se desplomó en el suelo.

- Yo... -

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Chibi Vegeta entró por el balcón en su habitación. Se tendió sobre la cama boca arriba tratando de codificar todo lo que había visto y escuchado esa noche. Todo era demasiado confuso, pero algo en su interior le empujaba a desear averiguar lo que sucedía. El problema era que para él era imposible preguntar directamente a su madre. ¿Cómo podría hacerlo para averiguarlo?. ¿Debía preguntarle a su padre?. Algo en su interior le decía que si ella había salido de incógnito era porque debia ser algo muy secreto. ¿Zorn?. Demasiado arriesgado. ¿Quizás interrogando al tercera clase?. No... se lo contaría a su madre. ¿Sullión?. Aunque supiera algo no se lo diría, era demasiado reservado. ¿Quizás su padre era la mejor opción?. Si, quizás lo más sabio sería consultarle con prudencia.

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Bullnatt, ¿qué puedo decirte? ya te dí las gracias por msn, pero te las vuelvo a dar, gracias, porque me ha hecho muy feliz recibir este mensaje tuyo tan extenso, tan completo, realmente me has animado a continuar el fic, y os aviso que ahora viene la parte más trágica, pero en cualquier caso, no os preocupeis porque ya sabeis que terminará bien. Todos mis fic terminan bien. Por cierto, yo si me rencarnase no querría ser Bra, aunqu estaría chulo tener un padre tan cool, ni Bulma, aunque tener un marido tan coool es aún más interesante, si me reencarnase, querría ser yo misma, sólo que más cool jajajaja

Karo. Los padres de Carrotte habían fallecido dejándola huérfana, de modo que los padres de Brássica la acogieron en casa. El cariño que demostró tener su hija por aquella niña, hizo que las educasen a ambas casi como hermanas a pesar de sus distintas castas. Las visiones de Bardok son ya al final, aún no. ah, y celebro que te gustase mi poema, son una pasión que tengo junto con la de escuchar ópera mientras escribo. Exalta el sentimiento y el alma, os lo aseguro.

Enzi, pues no esperes más, que aquí esta la siguiente entrega. Si realmente el tema de Broly y Goku es totalmente apasionante para mi también.

HeLLeNsItA16, muchas gracias por tu amable promesa de dejarme reviews, ya que no cobro nada por escribir, no puedo encontrar mejos premio por ello que vuestro cariño y vuestras palabras. Gracias. Y celebro que ambas tengamos la misma visión de la madre de Vegeta.

Shadir, el tema de Turles era la variable con la que no contaba Brássica, fue su mayor error... Pero ya lo ireis viendo en los siguientes capítulos.