El dolor y el cansancio a menudo le robaban el sueño pero un simple pensamiento dirigido hacia aquella persona lo adentraba en el mas placido de los letrados.

Por el corredor contiguo a la alcoba del bello príncipe, caminaba un encantador muchacho con uniforme blanco y una charola con medicamentos en las manos, un enfermero sin duda, por su forma de actuar.

Se detuvo frente a la puerta de la habitación donde descansaba el príncipe, y adentrándose en aquel lugar, con sigilo cerro la puerta . La luz de la Luna acariciaba seductoramente el hermoso y pálido rostro del príncipe que dormía.

El recién llegado lo observaba entre la oscuridad de la noche. ¿Cómo era posible que ese rostro que siempre se mostraba frió y sin emoción alguna, ahora fuera tan apacible ?

Acomodo la charola en un pequeño estante junto a la cama. El príncipe entre sueños pudo detectas ese dulce aroma que lo enloquecía.

-Izumi.- Reacciono de pronto el que dormía, tomando de la mano al otro para evitar que se fuera.

-Descansa, aun estas convaleciente.- Dispuso Izumi con voz queda, mirando de reojo al rubio sobre la cama. Ya se marchaba, cuando su príncipe encantador le hablo de nuevo.

-Quedate esta noche con migo, Izumi.-

El moreno, dudándolo un poco, tardo en reaccionar. Se recargo sobre la puerta, y sin que el otro lo notara, le echo el seguro a la perilla.

-Solo me quedare un momento.-

Dijo sin abandonar su lugar sobre la puerta, tardo un poco en aproximarse al rubio que ya lo esperaba en la cama.

Seguía dudando, pero un simple''te necesito''lo hizo decidirse.

Apoyándose sobre sus rodillas, se coloco enzima del rubio, abrazándolo del cuello enredo sus dedos entre la larga cabellera rubia.

-Dilo de nuevo, Koji.- Le ordeno Izumi, a su amante mientras se quitaba la camisa.

-Te necesito, te deseo, te amo con locura y desesperación … Quiero poseer tu cuerpo y penetrar en lo mas profundo de tu alma … Te diré''te amo'' cuantas veces sea necesario, no me importa si no crees en mis palabras, Izumi.- Koji le besaba el pecho a su amante.

-Solo por esta noche creeré en tus palabras, por eso … Tómame como nunca antes lo has hecho. Con toda esa pasión que siempre reprimes para no lastimarme, déjala libre, Koji, toma mi cuerpo sin miedo alguno, y déjame verte tal y como eres.

Sin perder lugar, Koji había despojado a Izumi, de toda su ropa con suma facilidad. Sus manos no se estaban quietas y su lengua saboreaba las rosadas cerezas el el pecho bronceado, dando una sutil succión en cada una, para mayor deleite. A medida que las caricias de los dos iban en aumento, junto con el roce de sus pieles, los gemidos de Izumi, eran mas notorios.

El rubio lo penetro tan lenta mente, que Izumi, por mas que quiso reprimir los gemidos no pudo conseguirlo. El moreno tenia a Koji, tomado del cabello, imponiendo en ritmo que el otro, tenia que llevar. Izumi, se movía lentamente, mientras Koji, lo sostenía por la cadera, se fue acostumbrando a las envestidas que estaba recibiendo.

De pronto, Izumi, soltó un gemido relativamente mas fuerte a comparación con los anteriores, el éxtasis lo consumía por dentó.

Los dos cayeron fatigados sobre la cama, uno encima del otro, con sus cuerpos humedecidos entre el sudor y el deseo.

-Ahora descansa que yo me encargare de cuidarte.- Ordeno Izumi, en compañía de un tierno beso.

Por la mañana, Koji despertó algo confuso, en la recamara no había rastro alguno de su amor. Aun peor, una gran duda lo invadía. Traspasar los colosales muros que resguardaban la mansión de los Nanjo, era casi imposible. ¿Cómo fue entonces que Izumi, estuvo ahí? ¿Se abra tratado de un sueño tal vez? Producto del cansancio por los entrenamientos, y las ansias reprimidas por poseer el cuerpo de la persona amada. No lo sabia, pero tenia la certeza que en su cabello, estaba imprecando el dulce aroma que el cuerpo de Izumi desprendía.

'' THE END ''