Después de explicaciones para con Carrie, tratando de probarle que no era una droga lo que el había tomado, sino su salida del mundo falso, ella se disponía a pasar por el mismo procedimiento, para así por fin, poder encontrarse con Thomas.


"Ahora me toca a mi." Dijeron aquellos ojos celestes antes de entrar al consultorio.

Entró y saludó casi por inercia a Jennifer. Entró sin siquiera pedir permiso como la hacia con anterioridad. Se volvía tan familiar entrar y salir de esa sala que ya no había espacio para la amabilidad. Ni siquiera por ser cordial se detuvo a saludar, siguió su camino hasta llegar con el doctor.

Se sentó en aquel sillón rojo que le agradaba extrañamente demasiado.

"Lawrence." Dijo Carrie con sus ojos cristalizándose "¿Y si yo no escojo igual?" No toleró mas el sentimiento los ojos celestes comenzaron a llorar. Carrie estaba herida, lastimada y cansada.

"Tienes que confiar en tu, solo tu tomarás esta decisión. Solo tu tienes el control de tu destino" El doctor hablaba guardando cosas en los cajones, acomodando el escritorio, buscando expedientes, siempre ocupado. Se podría decir que un tanto desinteresado. Pero, no, realmente le preocupaba ese caso. Había mantenido una relación fuerte tanto con Carrie como con Thomas y se sentía apegado a ellos. Si algo los dañaba, lo dañaba de igual manera a el.

Carrie se levantó de su cómodo asiento y se acercó a la ventana y sus ojos azules se enmarcaron en la ventana repitiendo una y otra vez a media voz "¿dónde estás¿Por qué te has ido?"

"Yo no podría ¿sabes?" Dijo Carrie secándose las mejillas.

"Lo sé, tu no podrías seguir sin Thomas." Dice un poco cansado por escuchar los lamentos y se pone de pie. Camina, divaga, explora una oficina que conoce a la perfección pero que nunca deja de sorprenderlo. Llega hasta la ventana.

"Pero, mírate, has sobrevivido." Los dos se quedaron callados largo rato viendo hacia una ciudad que perdía una luz para abastecerse de otra artificial.

"¿Lista?" Preguntó el doctor. "Entre mas pronto mas mejor." Dijo mientras se movía para llamar a Jennifer.

Carrie no se movía.

"El enfermero no me convence, no me inspira confianza. Cada vez veo a mi Thomas mas demacrado sin su color natural en la cara." Carrie divagaba. "Nuestro cuarto está frío y tengo que arreglar el chillido aturdidor que produce la puerta al abrirla." Seguía hablando sin prestar atención.

"Yo me encargo de eso. Vamos, Carrie." Le dijo tomándola del hombro para llegar de nuevo al sillón.

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Hugo abría la puerta de la casa como todos los días a las 6:00pm. Se preparaba para el turno nocturno de cuidados de aquel cuerpo semi-inerte.

Entró provocando el chillido de la puerta y cerró los ojos con dolor. Dejó la puerta abierta para evitar ese sonido de nuevo. Se acercó lentamente a la cama. Dejando ver sus ojos marrones al quitarse los lentes y descubriendo su sonrisa sarcástica que lo caracterizaba.

Tomó de su maletín, aguja y medicina. Estaba fuera de horario ese suministro de medicamentos pero no había quien lo vigilara.

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"Entonces, Carrie, es tu decisión." Dos manos de color obscuro se extendían frente a su cara pálida.

Ella misma cerró la mano del doctor la mano que sostenía la píldora azul. Tomo la roja y murmuró antes de tomarla "Algo no anda bien." Y la tragó duramente.

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La sonrisa maniobrada hablaba prácticamente sola, puesto que el cuerpo que la acompañaba no había pronunciado palabra en largo tiempo.

"Nos volvemos a ver, Sr. Anderson. Usted es fuerte supuse que no resistiría tanto tiempo." Y la aguja penetró duramente.

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El doctor llegó a la casa de la pareja para encontrarse con un departamento vacío y frío. Thomas no estaba en su cama, Carrie había salido ya del consultorio. Exceptuando los lentes del enfermero quien era el único que había dejado rastro en aquel lugar.


Sii, Cap. 7. Reviews?