Dragones de Tierra
12: Ozuma
Algo mantenía alerta a Weevil. Podía sentir una energía conocida cerca del Centro. Primero se sorprendió, pero después sonrió. Sabía que los Portadores tenían buenas relaciones con los vampiros de Yiske, y suponía que algo de eso pasaría. Había oído de Asil, y de cómo había convertido a los vampiros en árboles, frente a los ojos de los Destripadores.
Pero ésta energía era más intensa.
Y Saya también la percibía.
Objetivo confirmado. Está en excelentes condiciones, en condiciones mucho mejores de las que debe- dijo Saya, con una mezcla de sentimientos en la voz –Ya ha socializado y se ha ganada la confianza de muchos de ellos. Excelente estado de salud, ha crecido mucho, y se lo nota feliz. Procederé en cuatro noches al último paso del plan-
Saya apagó el comunicador y lo miró con asco. Le hastiaba el tener que fingir frente a ésos idiotas. Fingir la subordinación, sobre todo, pero no era lo único. Sabía lo que pensaban de ella. Que era una androide, un ser sin voluntad, irascible, cuya única función era la de destripar vampiros.
Jo, eso creían.
¿Acaso pensaban que ella estaba realmente loca¿Qué no se daba cuenta de lo que decían de ella a sus espaldas¿Qué no se daba cuenta que todos la trataban con cortesía pero que por dentro se estaban burlando de ella?
¿Acaso pensaban que ella era la que estaba siendo dominada?
Ésa noche Weevil estaba cansado, y con razón. La visita a Yami en el Centro de Recuperación no lo había dejado dormir, y cuando volvieron a sus cuartos, durmió más de lo que acostumbraba. Noa y Marcos estaban cansados, y agradecieron que el día siguiente lo tuvieran libre. El invierno estaba por terminar en poco menos de un mes, y les gustaba quedarse en la cama, disfrutando del calor de las colchas. Y hablar sobre lo que se les ocurriera.
Ésa vez hablaron en voz algo más baja, porque Weevil aún no despertaba. Dormía en la cama más cercana a la ventana, pero ésta estaba cerrada. Nadie quería despertarse con una temperatura de menos de cero grados. Y menos cuando las vacaciones se acercaban.
Iremos al Norte, a los bosques- dijo Noa –Padre ya ha planeado todo-
Aún no lo hemos decidido... - empezó Marcos –Pero me gustaría ir a las costas interiores del Sur... –
Nii-sama y yo iremos al castillo cristal del Oeste- dijo Mokuba –Quiero saber más sobre la cultura china... Weevil me dijo que uno de sus amigos estaba viviendo allí- dijo, volteando a verlo.
A propósito, creo que ya debería despertar- dijo Marcos -¿Es normal que duerma tanto?-
No sé- dijo Mokuba –Pero por lo general se despierta antes que todos... –
Se acercó a Weevil, quien no se había movido durante toda la mañana. Lo movió un poco, pero no hubo cambios. Mokuba volvió a moverlo, esta vez con más insistencia, pero Weevil seguía dormido.
Mejor lo dejamos dormir- dijo al fin Mokuba –Debe de estar muy cansado-
¿Y de qué, si no hizo nada?- preguntó Marcos.
Weevil es algo extraño, pero todo lo que le pasa tiene un motivo. Y si está cansado, es porque hizo algo muy difícil o muy grande. Mejor lo dejamos dormir-
Siguieron hablando de sus planes para las vacaciones, hasta que Noa no lo resistió más.
Siempre me queda la incógnita de su raza- dijo, mirando a Weevil –No come carne ni toma nuestro alimento. No se porta como un humano y no es un vampiro. Le da lo mismo vivir de noche que de día, pero salió de día, lo ví y después sentí algo raro en el pecho(1). Y luego volvió como si nada, poco antes que despertáramos. Si salió a hacer algo, fue ayer, estoy seguro. Y tú Mokuba¿nunca le preguntaste?-
Mokuba se quedó mudo por unos instantes.
Una vez habló raro... Cuando le pregunté el porqué de su pelo verde-
Y nunca nos dijo el porqué lo tiene así- dijo Marcos, mirando a Weevil dormir.
Mokuba hizo silencio. ¿Sería correcto decirles?
Ahora nos despertaste la curiosidad, así que nos dices todo-
Mokuba suspiró y empezó a contarles.
Fue hace unas semanas, cuando vino el frente cálido. Weevil me habló de muchas cosas... Sobre la calidez de su madre antes que... trataran de llevarlo a los institutos. Habló de un tan Yuugi, que es su amigo que está en China- Noa y Marcos se sorprendieron, pero no interrumpieron –Llegó ahí desde Londres, y desde entonces Weevil sabe poco y nada de él. Weevil dijo que lo de su pelo fue un efecto de la separación con Yuugi, junto con muchas otras cosas. Dijo que había estado en china y que allí había aprendido mucho... Los diversos idiomas que sabe, entre otras. Y eso es todo-
Por un momento se le escapó el casi, pero lo retuvo en el último momento. Weevil no se había movido, y no se movería por las siguientes tres noches.
Hasta que Saya viniera por él.
Pocas veces había soñado así. La última vez había sido con Yuugi, pero esto era diferente. Frente a él estaba uno de su especie, un Lilim. Un Elemento Fuego puro, que ya había abandonado su cuerpo mortal. Weevil se sintió raro. Era la primera vez que veía a otro de su especie. Y menos de esa forma.
Había recibido la invitación por medio de un dragón rojo, ardiendo en llamas y con un Sol en la cabeza, a forma de aureola. Voló a su alrededor como un pequeño Sol. Weevil se levantó y siguió al dragón, que era un poco más grande que su brazo, a través de su bosque. El bosque que él había creado en su mundo. Y sabía que el dragón era una invitación para entrar a otro.
Anduvieron hasta que el Sol iluminó la tierra en todo su esplendor. Las arenas del desierto empezaron a cubrir todo a su alrededor, y entre la arena y las llamas surgió una puerta. Estaba hecha de llamas, arena y magma, y el calor que irradiaba hacía que las ropas de Weevil ondearan más que de costumbre. La energía del Fuego era fuerte al mediodía, porque ésa era su hora. Cuando el Sol y Marte, sus dos planetas regentes, lo iluminaran.
El dragón se acercó más a las puertas y éstas se abrieron, dejando ver el desierto. El Sol quemaba más que nunca sobre su cabeza cuando Weevil entró. Caminó por muchas horas, entre las arenas de ése desierto inmenso y seco, entre el viento y la arena. El dragón lo guiaba, pero a veces lo perdía de vista y lo localizaba por su energía. Era une energía muy viva, alegre y con mucha pasión.
Weevil divisó un pueblo a lo lejos, y hacia allí dirigió sus pasos. El dragón lo seguía, feliz de haber hecho su trabajo. Pronto Weevil se dio cuenta que lo que había creído un pueblo a la distancia, era una gran ciudad del desierto. El palacio del sultán se alzaba, imponente, en el centro de la ciudad, en colores, naranjas y dorados, pero el predominante era el rojo.
No había personas en la ciudad ni dentro del palacio. Las únicas formas de vida visibles eran Weevil y el dragón, que pasaban entre las estatuas rojas que simulaban ser guardias vigilando la entrada al palacio. De esos sí había muchos, las estatuas rojas de guerreros se reproducían por todo el lugar. Las armas que portaban eran las mismas: espadas de diferentes tamaños y tipos. Cimitarras, espadas largas, espadas cortas, incluso algunas dagas y cuchillos.
Dentro del palacio reinaba le silencio. El decorado era alegre, y a Weevil le recordaba las ilustraciones de las mil y una noches. Hasta esperaba ver aparecer a Scherezade con sus tres hijos, aunque sabía que eso no era posible. Los deseos carnales no existían en los Portadores y menos aún en los Lilim y los Avatares, ya que su reproducción no era sexual. Y si no podían resistir los deseos de la carne, no podrían resistir las otras pruebas que les esperaban.
El palacio podría haber inspirado alegría y pasión por la vida a cualquier ser, humano, vampiro o de cualquier otra raza, que pudiera verlo. Se escuchaba una música que hacía pensar en bailarinas cubiertas con velos, imitando las arenas del desierto en medio de las tormentas, de día o de noche, siendo observadas por los músicos y por todos los invitados. Una vez que alguien se fijaba en ellas, era casi imposible apartar la vista.
El palacio era más grande y majestuoso que cualquier palacio de cualquier sultán de la historia. Las cortinas y velos rojos abundaban, algunos con grabados en dorado. Y cuando Weevil vio un par de puertas con dos dragones dorados, supo a quién encontraría del otro lado. Abrió las puertas y vio una habitación enorme, en cuyo centro se alzaba una pirámide de almohadones rojos, todo cubierto por velos rojos, naranjas y dorados que bajaban del techo.
Había alguien allí. Estaba comiendo queepi(2) cuando vio a Weevil. Más que verlo, lo sintió, porque él también era un Lilim. Y entre Lilims no había secretos: ésa era la base de su conservación y de su unión como raza. Weevil no sabía su nombre, pero sabía lo que había sufrido. Su Fuego estaba algo apagado. Su tristeza y frustración eran evidentes, en especial por ser de Fuego, el elemento de la alegría y de la pasión. Estaba vestido como un sultán, pero se había quitado el turbante y estaba descalzo. Había dejado todo al pie de los almohadones. Su camisa dejaba ver su pecho, formado por el entrenamiento y el espíritu de supervivencia. Pero el físico no importaba.
¿Ozuma?- preguntó Weevil, con timidez.
Sí, dragoncito, soy yo. Ya terminé con todo lo que tenía que hacer, y ahora me retiré- respondió Ozuma, aburrido. Los velos sólo dejaban ver su silueta, pero Weevil sabía qué pasaba. Su energía lo decía todo.
¿Y Mutenroshi(3)?-
Está en Rusia, ayudando con los trámites para que se una a la lucha china- tomó algo de una copa y continuó –Pero para mí es un caso perdido-
¿Por qué estás triste?- preguntó de repente Weevil –Por eso luchabas, y lo conseguiste. Muy pocos lo consiguen tan rápido como tú, y yo... –
Ozuma tiró la copa contra el suelo, muy cerca de Weevil. Un líquido escarlata se esparció por el piso. Weevil se calló enseguida, y vio cómo Ozuma volvía a recostarse entre sus almohadas.
Ya cállate de una vez. Al final él logró lo que quería pero yo no. Ahora está allá afuera, luchando y ganándose el respeto de todos, mientras que yo me pudro en un mundo que creé, y que se muere conmigo. Él está rodeado de gente que lo aprecia por su esfuerzo, pero se ha olvidado de mí. Hice todo eso porque... Para demostrarle que si podía hacerlo, y ahora me abandona. Y lo mismo te pasó a ti con Yuugi¿o no?-
La voz de Ozuma era insegura, pero sabía lo que quería decir. Weevil sabía lo que quería decir Ozuma con todo eso, y porqué no lo decía directamente.
Y tú, con tu mundo de bosques y lagos, volviéndote una planta, cada día un poco más. Y yo me consumo, las cenizas me cubren, las arenas me entierran en el olvido y ya nadie me recuerda. A la mierda con todo, nadie me necesita ahora-
Ozuma... – intentó Weevil, débilmente.
Y lo mejor de todo es que no puedo irme. Mierda, las veces que me expuse al peligro sólo para que me mataran, pero era demasiado fuerte y siempre sobrevivía... Y ahora que me quiero ir de una buena vez, me niegan la entrada... ¡Ya morí, carajo¿Por qué no dejan mi alma libre de una vez¿Acaso no merezco descansar?- Ozuma gritaba, fuera de sí.
Weevil sólo lo miraba. Ozuma había arrancado uno de los velos, y finalmente pudo verlo. Sí, había sido exacto en cómo estaba vestido. Y sus ojos... Eran dos rubíes en su rostro. Ozuma se tapaba la cara con las manos, pero Weevil sabía cómo eran sus ojos. Su pelo era totalmente rojo ahora, con ondulaciones. Y el movimiento de sus sollozos hacía parecer que realmente tenía una fogata en la cabeza.
Weevil se acercó despacio a Ozuma, son hacer ruido. Sabía que la distancia creaba una pena muy grande, más cuando se moría solo. Porque la única forma en que Ozuma podría estar allí, en su mundo, de forma definitiva, era si ya no podía estar en la Tierra.
Su cuerpo había sido echado al mar, luego de dormirlo, bajo la amenaza de destruir Japón con otra bomba atómica. Pero esta no era de un megatón y pico, como las que habían sido arrojadas en Hiroshima y Nagasaki, sino de cien megatones. Y no una, sino setenta y cinco, situadas bajo las ciudades e islas más importantes. Todas colocadas bajo depósitos de petróleo extranjeros, donde sólo trabajaban japoneses. El daño sería incalculable, y no sólo material, sino que millones de personas morirían de una forma horrible. Y Ozuma amaba mucho a su país, a pesar de haber sido expulsado.
Fuiste muy valiente, Ozuma. Mutenroshi debe estar orgulloso de ti- le dijo abrazándolo.
Él ya no me quiere- sollozó, quebrándose del todo –No me ha hablado desde que se fue... ¡Y yo lo necesito¡Necesito saber que alguien en el mundo me quiere¡Di mi vida tres veces por él, y ahora sólo le pido que libere mi alma!-
Weevil sabía que la primera vez que había dado la vida era cuando se fusionaron. La segunda cuando lucharon hasta el final. Y la tercera, cuando se negó a decir en dónde estaba su ex-sombra. Primero El Portador liberaba el alma de la Sombra, y Luego el Avatar debía liberar el alma del Lilim. De vampiro a Sombra, y de Sombra a Avatar. De humano a Portador, y de Portador a Lilim. Ésa era la evolución que realizaban. Y ahora Mutenroshi debía liberar a Ozuma.
¿Quieres ir a verlo?- le preguntó Weevil. Ozuma dejó de sollozar, pero no levantó la cabeza –Primero le cerraste tu corazón por miedo a que los descubrieran, y por eso perdieron la comunicación... Él nunca te odió, sólo espera que espera por ti... ¿Quieres ir a verlo?-
Él no me quiere... –
Te quiere mucho, Ozuma, sin ti él no tendría vida. Ve con él, y comprueba si aún te quiere. Así podrás descansar de una vez-
Weevil vio cómo Ozuma se ponía en camino. Su dragón rojo le servía de cabalgadura, y sus llamas volvieron a estar vivas. Las cintas y telas rojas volvieron a envolver su cuerpo, y flotaron al viento como si realmente fueran de fuego. Ahora sí Weevil podía verlo en todo su esplendor, aunque fuera adentrándose en medio del desierto. El rostro de Ozuma irradiando felicidad. Sus ojos como rubíes, ahora vivos como si los iluminaran veinte soles desde adentro. Su cuerpo irradiando energía positiva. Sus cintas y su pelo al viento, moviéndose como si fueran llamas... Y, después de todo, el que las creaba era el Fuego. Todo lo que creaba era Fuego hecho materia.
Cuando vio alejarse al dragón, se dispuso a volver por donde había venido, pero algo le llamó la atención. Una serpiente de metal con alas volaba a su alrededor. Tenía alas de arcángel, con tres "rectángulos" largos en vez de plumas, de color plata.
Y fue entonces cuando supo que otro Portador quería verlo.
(1) No, no va a haber Shounen Ai y menos Yaoi. Ya lo dije, éste Fic va a ser algo raro.
(2) Esta es una comida tradicional siria, hecha con trigo. Es como una hamburguesa de trigo, pero mucho más rica. Se pueden comer calientes o fríos, pero lo mejor es cuando salen del horno.
(3) Éste es un nombre que me viene dando vueltas en la cabeza, y ahora al fin puedo ponerlo.
¡Síííííi, al fin puedo poner los mundos de cada ser! Aunque no estarán completos ni explotados en su totalidad como yo quisiera, pero... Así salió. El próximo capítulo será de Marian y Wyatt, sípes, el lindo niño que está obsesionado con Kai... Pero ahora está con Marian. Je, esperen a ver a un Avatar en su forma verdadera...
En realidad, el primero que se me ocurrió como avatar fue Wyatt. Me lo imaginé con alas de arcángel (uno de los Patapi de Ciber Team In Akihabara tienes las alas tal y como las describo cuando se transforme en ésos ángeles con muchas curvas muy pronunciadas, de ahí las saqué) enfundado en un traje negro con bordes plateados que le llega hasta el cuello, con botas con el borde plateado. Y muchas cruces góticas plateadas en el traje. Creo que así va a aparecen en el próximo capítulo...
Y hablando de eso, este capítulo es más largo porque no voy a poder actualizar en dos semanas, más o menos. No, no son los exámenes, de hecho estoy en vacaciones, pero tengo que irme de viaje, bah, tengo que volver a Feliciano, que es donde viví durante catorce años antes de venir, y ahí la hora de navegación costaba: Antes, once veces más que aquí en donde vivo (y la conexión era cuatro veces más lenta) y Ahora, sólo dos y media veces más, pero igual sigue siendo caro y la conexión es lenta. Así que si no actualizo, espero que sepan comprender.
Nos leemos
Nakokun
