Esta historia esta sacada de mi invención con ideas de la historia de Harry Potter y de los hijos de la tierra. Siento mucho en lo referido a los hechizos pero como no soy bueno en escribirlos los pondré todos en español.
Capitulo 6: Solo
Harry empezó a caminar a través de la estepa con solo su mochila cargada de provisiones, ropa de abrigo, utensilios de caza (armas) y del hogar, las esteras con su lecho para dormir y en una de sus manos una lanza constituida de madera de roble con una punta de silex creada por Remmsay indestructible como él sabía hacerlas. Estaba pendiente de su entorno ya que sabía que en cualquier momento le podía saltar alguna fiera encima sobre todo en ese lugar donde los grandes carnívoros se dedicaban a realizar sus cacerías cubiertos por la hierba alta. Sus pasos eran seguros y silenciosos y siempre iba a favor del viento como le habían enseñado para no delatar su posición a ningún animal y si podía iba con un campo de visión de más de dos metros a su alrededor.
Ya era medio día y decidió realizar una parada debajo de un árbol para descansar después de varias horas de viaje y pensando como habrían reaccionado muchos de la cueva al ver que se había ido sin despedirse. Seguramente Lil se hubiese puesto a llorar, Sally (la dragona blanca) lo habría intentado encontrar para acompañarlo pero las reglas eran muy claras tenía que sobrevivir él solo sin ninguna ayuda, Jen se hubiese puesto triste y cabreada por no despedirse de ella como era debido y el resto del grupo, algunos se lo hubiesen tomado entre risas como los gemelos y otros como Jen pero en menor medida al no tener una relación tan profunda. Estaba pensando en eso cuando vio a la distancia que se acercaba un grupo de nubes negras cargadas de nieve, dio unos pequeños bocados a un trozo de carne disecada para reponer fuerzas y luego se cargó de nuevo el morral a la espalda.
No sabía por donde ir, si iba por el este desde allí se encontraría con el mar, hacia el oeste estaban las otras cuevas del clan, hacia el norte se metería de lleno en la tormenta de nieve y hacia el sur se iba directo al continente europeo. En unos segundos decidió ir al continente ya que era la única dirección más segura de momento porque de momento no quería estar en una tormenta donde todo lo que vería sería blanco y sentiría el frío penetrar hasta lo más hondo de su cuerpo.
Reanudó la marcha hacia el sur a un ritmo más o menos constante (cuatro kilómetros por hora) y siempre pendiente de los cambios ambientales como de su alrededor para no ser pillado por sorpresa. Pasaba las horas y lo único que podía era caminar, pasó de un paisaje estepario con hierba alta y amarilla con unos pocos árboles distanciados entre ellos con animales herbívoros alimentándose de esa hierba seca mientras que los carnívoros esperaban su momento para lanzarse sobre ellos y comérselos a un paisaje de hierba más corta y más seca con el suelo medio congelado con unos bosquecillos agrupados de pino negro resistente a las temperaturas frías y que se aclimata bien a ese tipo de suelo helado de casi todo el año y donde los grandes carnívoros tenían sus hogares en las cuevas que se formaban de las elevaciones de caliza de ese paisaje. Harry estaba recorriendo a gran velocidad caminándose a una pequeña excavación justa para su tamaño y que parecía deshabitada cuando la tormenta le alcanzó de lleno derribándolo al suelo en un primer momento por una fuerte ráfaga de viento mojándose la ropa por el contacto de ésta con el suelo húmedo y frío que poco a poco se iba llenando de pequeños cristales de agua solidificada que empezaban a enterrar a un Harry tumbado por el viento. Con dificultad se quitó de encima la nieve que le empezaba a cubrir pero tuvo serios problemas para levantarse del lugar ya que el fuerte viento impedía a su cuerpo despegarse del suelo, primero puso una pierna en ángulo recto y con la otra se impulso para colocarse en cuclillas en contra del fuerte viento que lo impulsaba a tumbarse de espaldas y dejarlo sepultado por la nieve aunque Harry se mantuvo en esa posición resistiendo a los embistes de los soplos de los céfiros y poco a poco con la espalda curvada se puso de pie y empezó a caminar pesadamente a través de la nieve que ya se encontraba varios palmos por encima del suelo. Con la nieve dándole en la cara y el viento en contra, se encontró por fin en el interior de la cueva empapado por la nieve.
Con un movimiento de muñeca produjo dos fuegos, uno bien grande que se encontraba en la entrada pero protegido del viento para impedir que se apagase e impidiendo que el aire frío entrase y el otro fuego que era de dimensiones más pequeñas que lo hizo desplazar por todo los rincones de la pequeña caverna para averiguar si había otro inquilino pero por suerte solo había unos pocos roedores que se encontraban hibernando en su pequeña guarida del final de la cueva. Harry se desprendió de toda su ropa mojada y la empezó a secar elevada mágicamente por encima del fuego mientras que él se cambiaba de ropa para entrar en calor y no coger un resfriado. Creó un escudo de protección para que ningún animal se le ocurriese refugiarse en la cueva donde él se encontraba aunque dudaba que alguno se acercase ya que con el tiempo que estaba haciendo era muy difícil que algún ser vivo estuviese aún con vida allí fuera. Puso algo de nieve que cogió de la entrada ya casi tapada por la ventisca y la colocó en la vejiga para derretirla y convertirla en algo de agua para beber primero y luego para depositarla en un armazón de piedra donde prepararía una suculenta comida o eso esperaba él.
La nieve ya derretida en el interior de la vejiga y convertida en el proceso calorífico en agua, Harry cogió la vejiga que se había encontrado a una distancia prudencial donde recibía el calor del fuego pero sin quemarse ésta, la elevó y se bebió la mitad del contenido. Tenía mucha sed debido a las perdidas sufridas por el sudor producto de la caminata y la otra mitad que aún se aguantaba en el interior del recipiente y la cual depositó en una olla de piedra que había sacado de su mochila y que previamente la había agrandado con la magia casera que le había enseñado Liria. Después de un calentado previo del agua introdujo algunos ingredientes con el agua como carne y algunas plantas como trigo, cebada, trébol,... Ya calentado el suculento mangar que a Harry le parecía debido principalmente a que no había comido nada desde hacía por lo menos nueve horas y que además el rico aroma del caldo le llegaba a su sensible olfato que se había desarrollado con su llegada a esa época.
Con el estómago más lleno, decidió que no se iba a mover del lugar hasta que la tormenta amainase un poco ya que ahí fuera estaba haciendo un día de perros, nieve y granizo cayendo a toneladas, un fuerte viento que arrastraba todo lo que se encontraba por medio dificultando la visibilidad totalmente. Llegó a la conclusión, al final de meditarlo durante un rato mirando a la nada, que lo mejor era reservar fuerzas y comida por lo que quedaba de la tormenta que podía durar días si quería vivir.
Los días pasaban y la tormenta continuaba sin cambios mientras Harry con poca comida, durmiendo bastantes horas y echando los hechizos pertinentes sobrevivía a duras penas pero si no paraba pronto moriría de inanición además de que empezaban a notarse en él síntomas de locura por estar hablando solo.
Después de esos día fatídicos en que Harry empezaba a perder la cabeza creando un ejercito de muñecos pequeños de nieve haciéndoles trajes con sus ropas, paró la tormenta y el sol salió entre las nubes dando de lleno uno de sus rayos a la cara del muchacho haciéndole volver a la realidad.
Harry dándose cuenta de donde estaba, que estaba haciendo y lo que tenía que hacer, recogió todas su pertenencias, arregló como pudo sus vestimentas tanto las que llevaba en esos momentos como las que había sacado de su mochila, también metió los utensilios y armas en la bolsa pero estas últimas más a mano dejando la lanza libre para cogerla con la mano. Con un hechizo ligero que se colocó en sus botas pudo salir fuera de la cueva después de quitar la nieve de la entrada para que pudiese abandonarla.
Estuvo caminando varias horas hacia el sur con la capucha puesta para evitar el viento que le diese en los ojos y le dificultase la vista cuando a lo lejos vio una manada de búfalos lanudos que se dirigían hacia el este, seguramente a un valle con hierba lo suficientemente fresca para alimentar a toda la manada. Harry sabiendo que le escaseaba la comida y que una piel de ese animal no le sentaría mal a su vestuario, se decidió adelantar a la manada en su dirección para prepararles una sorpresa para atrapar y matar a uno de ellos por lo menos.
Con paso rápido y ágil con la lanza en la mano, se dirigió rumbo al este alejándose de los sitios donde los carnívoros se alojaban a esperar a sus víctimas. Al anochecer llegó a un lugar apropiado para lo que él pretendía hacer.
El paisaje era apropiado para la trampa, por un lado había un profundo río casi imposible de franquear para la mayoría de los búfalos, por el otro lado había un espeso bosque imposible de penetrar para un animal de esas envergaduras, por delante una pronunciado descenso al valle donde Harry suponía que irían a descansar y alimentarse, donde se estaba protegido de los vientos y de la interacción de las acciones meteorológicas gracias a que estaba protegido por los cuatro costados de paredes verticales por donde caía por uno de ellos el río que discurría por su izquierda creando una preciosa cascada y por detrás había una extensa sabana.
La trampa consistía en realizar un profundo agujero en la tierra para que alguna de las bestias herbívoras, tapándolo para que no se notase y luego con fuego hacer correr a los animales hacia la trampa.
Había llegado a la puesta del sol al lugar después de una carrera continua, preparó el material necesario para realizar la excavación- un palo de excavar con una piedra y una tela de cuero donde depositaría la tierra que dejaría al retirarla con las manos.
Se puso rápido al trabajo, empezó a cavar con esfuerzo ya que dentro de cinco días por allí pasarían los animales y el lugar tenía que quedar intacto como si él no hubiese estado por estos parajes para que los animales se aventurasen por el trayecto que él quería que llevasen. Al principio era muy costoso, la tierra estaba muy dura por la congelación de ésta por el frío de la época, tuvo que estar soltando la tierra por medio de la piedra del palo de excavar, algunos fuegos colocados para ablandar la tierra helada y hasta echó cubos da agua ardiendo. Al final consiguió crear el comienzo de un buen agujero que a medida que pasaban las horas se iba profundizando a medida que Harry se iba llenando de barro por todas las partes de su cuerpo mientras que unos cuantos fuegos lo protegían de la oscuridad de la noche y de las bestias que rondaban esas horas que para ellos eran el día de sus actividades de cacería.
Estaba en sus menesteres cuando sintió que algo entre las sombras de la noche estaba rondando su aprovisionado campamento, se salió del agujero que ya alcanzaba la altura de un metro y veinte centímetros, llegó hasta donde había depositado la lanza y la cogió adoptando la pose de ataque para matar a la criatura si llegase el caso. Se dirigió a la zona donde provenía los ruidos y descubrió que solo se trataba de un pequeño roedor que se encontraba escarbando en la tierra para enterrar una serie de bellotas. Se alejó del lugar más relajado y continuó cavando ya que dentro de poco sería de día y ya había pasado casi dos días cavando en ese dichoso lugar solo parando para comer algo y beber del río. Clavó la lanza cerca del agujero pero a una cierta distancia para que no se produjese una avalancha. Y continuó profundizando en el agujero cuando sintió que algo grande había pegado un impresionante salto hacia donde se encontraba él. Flexionó las rodillas rápidamente y echó el cuerpo hacia atrás pegando un salto en la misma dirección impulsándose con las piernas y con ayuda de sus manos que se apoyaron al borde del agujero salió de allí quedando de frente al agujero donde ahora había un enorme felino con unos grandes colmillos que pegó un fuerte rugido de frustración por no encontrarle dentro del agujero. Harry se dio la vuelta corriendo hacia su mochila donde descansaban sus otras armas dando la espalda al felino, éste salió con mucha gracilidad del orificio del suelo y persiguió a Harry. El felino se estaba acercando por la espalda de Harry recortándole casi dos metros en cada zancada, Harry estaba cerca de la mochila pero no lo suficiente para tirarse a por ella y coger una de las armas antes de que el animal se le echase encima. El dientes de sable estaba a dos metros del muchacho, pego un gran salto con las zarpas delanteras por delante para derribar a Harry e hincarle sus grandes dientes en el cuello para partírselo. Un metro de distancia con su victima, medio metro, treinta centímetros, veinte centímetros, diez centímetros para impactar con la espalda de Harry cuando éste se echó cuerpo a tierra para evitar a la bestia haciendo que ésta chocase con la mochila y esparciendo por todos lados el contenido de ésta. Harry se levanto rápidamente y partiendo en dirección contraria, exactamente al lugar donde tenía clavada la lanza. El dientes de sable se estaba recuperando del golpe cuando vio que su presa se alejaba para coger un palo que había visto antes y con el que mataban a otros animales como él, se puso sobre sus cuatro patas y se lanzó de nuevo en persecución de Harry, el cual se encontraba a punto de saltar el agujero. El felino cada vez imponía más velocidad a su carrera para atrapar al humano, dio un tremendo salto a varios metros del agujero cayendo justo en el momento en que Harry había aterrizado en tierra firme de nuevo después de un salto de casi dos metros de largo y se encontraba a punto de coger la lanza. Harry estaba a dos escasos diez centímetros de coger la lanza cuando vio al dientes de sable delante suya que saltaba hacia él provocando que éste se apartase del lugar cayendo al agujero produciéndose una dislocación del hombro mientras que el felino había roto la lanza por la mitad al impactar sobre ella al estar en su camino cayendo varios metros más adelante y resbalando por el terreno varios metros por estar esa zona como lodazal. Harry con algo de dificultad por el dolor en el hombro salió del hoyo dirigiéndose corriendo hacia las armas desperdigadas por el suelo con el brazo bueno sujetando al malo y con expresión de dolor y notando como el dientes de sable le seguía los talones muy de cerca recortándole distancia a cada segundo. Estaba a escasos medio metro cuando se tiró a por el cuchillo y cayendo encima de él, se dio la vuelta rápidamente viendo como el enorme felino se le echaba encima con la boca abierta en par en par. Se produjo un fuerte impacto entre los dos cuerpos, en el que se produjo movimientos de cabezas y extremidades superiores. A los pocos segundos, ninguno de los dos cuerpos se movían.
Al paso de los segundos, el cuerpo del felino se empezó a poner sobre sus cuartos traseros quedándose sentado sobre ellos antes de caer hacia atrás muerto con un cuchillo de silex entre las costillas atravesando su corazón. Harry con algo de dificultad se puso de rodillas tomando una bocanada de aire para recuperar las fuerzas que le habían abandonado en los últimos minutos. Con un hechizo curativo enseñado por Lil, experta en la materia, se recupero de las heridas producidas por el dientes de sable, a la vez que con un rápido movimiento con el brazo izquierdo colocó en su sitio el brazo derecho que se había desencajado en la caída al agujero trampa.
Al ponerse de pie y ya recuperado se dio cuenta de que todos sus esfuerzos se habían ido al garete por culpa del dientes de sable ya que los búfalos no se acercarían por este territorio que olía a carnívoro y a sangre. Recogió todas sus pertenencias, las ordenó y reparó aquellas que se habían roto.
No había hecho eso, sin tener una recompensa. Todos sus esfuerzos por excavar el agujero y sobrevivir a un dientes de sable no se iban a quedar sin recompensa, hayaría una forma para que los herbívoros cayesen en su trampa-pensaba Harry mientras empezaba a rasgar la piel del carnívoro para quedarse con ella. Tardó aproximadamente una hora en quitarle toda la piel al animal como sus colmillos bajo la luz de una hoguera instalada para alejar definitivamente a cualquier carnívoro, después de conseguir esa preciada piel que le serviría para calentarse en la temporada que todavía le quedaba de prueba se desprendió del resto del animal incluida la carne debido a que ésta no tenía un buen sabor y que seguro los carroñeros aprovecharían. Ahora venía la tarea complicada de curtir la piel para que no se pudriera y se conservase al paso de los años.
Estuvo horas y horas durante toda la noche curtiéndola bajo el calor y luz de las hogueras que le rodeaban para alejar a los carnívoros que se paseaban en los alrededores llamados por la sangre vertida, al final cuando el sol salía para dar la bienvenida a través de las montañas, un Harry sudoroso y agotado se había dormido entre las ya terminadas pieles del gran felino.
Al despertarse, Harry descubrió que el sol se encontraba en lo más alto y que las inclemencias del tiempo en aquellos parajes no atacaban tan seguido como en otros sitios y esto último si que lo agradeció ya que si no ahora mismo sería un cubito de hielo. Apagó los fuegos con un movimiento de mano, y ante esto recordó que si su amiga Hermione se enteraba de lo que hacía estaría boquiabierta y estaría en la biblioteca buscando respuestas a ello, ante lo cual Harry hizo una mueca con sus agrietados labios, miró al horizonte y a lo lejos vio como la manada de búfalos se dirigían hacia él pero estaba seguro que si no hacía algo pronto cambiarían de dirección rápidamente por el olor que les llegaría, el de la muerte. Ante esta perspectiva, Harry recogió todas su pertenencias y las subió a lo alto de uno de los árboles que había por la zona, se colocó uno de los cuchillos que le había regalo Remmsay y dos lanzas, una ligera para arrogarla desde la lejanía y otra pesada para clavarla en las proximidades del animal.
Harry con el viento a favor empezó a correr en pos de los búfalos colocándose después de una horas de una caminata fatigosa detrás de los herbívoros sin que estos se diesen cuenta de la presencia de éste debido a que éstos tenían mala vista aunque muy buen olfato que en este caso no les servía debido a que el viento favorecía al joven mago. Harry se agachó al suelo donde se encontraba un pasto amarillento a medio congelar, con una mano tocando la hierba pronunció unas palabras provocando un pequeño fuego que rápidamente se extendió cortando la retirada a los herbívoros por donde se encontraba Harry. Los búfalos al oler el humo se empezaron a poner nerviosos y a dirigirse en el sentido contrario donde una trampa les esperaba. Los animales se dieron cuenta de que más adelante había un terreno por donde un gran felino se había paseado produciéndoles en ellos una sensación de peligro, algunos de ellos se dirigieron al gran río que tenían a uno de los lados produciendo el ahogamiento de muchos de ellos por las fuertes corrientes, otros se dirigieron a la arbolada que tenían al otro lado chocando contra los árboles, rompiéndolos e introduciéndose en éste y en la mayoría el instinto del miedo que les producía el fuego le hacía ir hacía delante.
Harry al acercarse a la cerca después de que pasase la estampida se percató de que un gran búfalo había caido en ella, agarró la lanza pesada y la clavó entre el bulbo raquídeo y la columna produciéndole la muerte instantáneamente. Harry con la ayuda de un sistema de poleas de madera que había creado antes de cavar la fosa pudo sacar al animal del agujero ya que los animales de la edad de hielo poseían unas pieles muy resistentes a los hechizos sobre todo los herbívoros. Y empezó a despiazar al enorme animal antes de que viniesen los carroñeros a quitarle la carne, primero lo despellejó dejando la piel al lado del fuego, luego con un cuchillo de cortar empezó a despedazar a la bestia, dejando la carne en una elevada tarima rodeada de fuegos para alejar a los carnívoros terrestres y voladores. Al amanecer ya había terminado toda la tarea y ahora se iba a ir a la cama cuando a lo lejos escuchó el gruñido que producían las hienas y uno más agudo de un cachorro de otro animal que no identifica.
En la base de la pendiente se encontraba un cachorro de un carnívoro herido y acorralado por una manada de nauseabundas hienas. Harry al ver esto, se sintió colérico ante aquella injusticia, uno contra siete y además eran adultos contra un cachorro, no lo iba a permitir. No señor, ante mi no se pueden producir aquellas injusticias-pensó al verlo. Cogió la honda que sobresalía de uno de los bolsillos de su mochila, cogió unos guijarros del suelo y los empezó a lanzar a las hienas, espantándolas del lugar. Fue hasta el herido cachorro, era un pequeño Nundu blanco con unas alitas en la espalda que intentó alejarse al sentir el olor de Harry pero que por las heridas no podía moverse. Harry lo cogió del suelo con cuidado de no dañarlo más y lo llevó hasta su refugio temporal al aire libre hasta que encontrase una cueva donde acampar. Curó al pequeño Nundu de sus heridas en la cabeza y en uno de sus costados imponiendo las manos tal como le había enseñado Lil y también gracias a unas hierbas. Después de poner la tienda, se acostó entre sus pieles dejando al cachorro a su lado para darle calor y que empezase a coger confianza.
Después de unas cuantas horas dormido, Harry escuchó a su alrededor como un pequeño animal se movía y producía pequeños gruñidos por encontrarse en un lugar desconocido. Harry se levantó de entre las pieles y se quedó sentado viendo al Nundu moverse inquieto.
-¿Tienes hambre, pequeño?- pregunto Harry- Claro que lo tienes- se autorespondió.
Intentó coger al pequeño animal pero éste se alejó de él por miedo pero al final se acercó voluntariamente a Harry ya que era el único olor conocido. Harry lo cogió y lo llevó al exterior, donde lo alimento con un caldo especial que contenía proteínas de carnes y vegetales, al haber convertido a las carnes y a los vegetales en puré para luego añadirles agua hirviendo, dándoselo todo a través de sus dedos.
Harry decidió quedarse un par de días más en el lugar para que su nuevo compañero recuperase fuerzas para comenzar a andar con la carga de carne además de todas sus herramientas a una buena cueva o concavidad en la roca donde tener un lugar donde refugiarse y guardar los alimentos.
Después de esos días de recuperación, se pusieron en marcha dirigiéndose hacia el valle que se encontraba por debajo de ellos, donde había encontrado a su nuevo amigo que ya le llamaba Boss debido a que Harry en uno de sus rifi-rafes con el cachorro por el poder de una de los cueros se había rendido riéndose y le había dicho Boss y desde entonces no respondía a otro nombre que no fuese ese. Empezaron a caminar por ese mágico valle donde las inclemencias climáticas no llegaban a tocarles esquivando tanto a los carnívoros como a los herbívoros para no hacerse notar hasta que encontraron una cueva idónea para ellos debido a que la cueva se situaba a una cierta altura que se salvaba por una pequeña cuesta dando unas vistas magníficas de casi todo el valle. Al subir por la cuesta, Harry oyó unos gritos de terror procedentes del interior de la cueva muy parecidos a los que había escuchado el año pasado.
