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A cuatro patas

Cuando Hipólita y Sev bajaron del escenario se dedicaron durante un rato a atender a su público, que se mostró interesado por los nuevos estilos de música que para muchos eran novedosos. Les preguntaban por sus discos y les decían que iban a comprarlos en cuanto volvieran a casa en verano.

Charlaron de ello incluso con los profesores, que se habían sentado en la última fila, incluso Slughorn intentó hacerlo con Sev, quien lo rechazó de malos modos. Con Albus sí que lo hizo.

-Maravilloso, Prince, maravilloso. Ya había escuchado los discos, ¿eh? Me los puso Minerva, pero es mucho mejor sólo la voz y el piano, mejor que con la banda.

-Vaya…

-Lástima que no os dejen hacer así la gira.

-Pues sí, con el tiempo, con los años quizá.

-Quizá ahora ya te dejarían, debes haber mejorado mucho desde el verano que os ojearon.

-Cierto, pero la banda ya está contratada, los dejaríamos sin trabajo.

-Claro, claro…

-No podemos hacer eso.

-Claro que no. No os preocupéis por nada más, id a descansar, ya nos encargamos nosotros de recoger y guardar el piano y lo mismo el próximo mes, ya lo montaremos todo nosotros. Hoy no he colaborado con Minerva porque estoy trabajando en el diario.

-Claro, claro… Podemos echar una mano, ¿eh? Al menos para hacer desaparecer las sillas, no vamos a ir precisamente a descansar.

-Bueno, bueno… marchaos a hacer lo que queráis. Las sillas las hago desaparecer todas de golpe en cuanto se despeje el Comedor.

-¿De golpe? – asombrado.

-Desde luego. Ya te enseñaré, cuando te hagas cargo del colegio debes saber mucho de Transformaciones para poder modificar su arquitectura y convocar todo lo que se necesite en el mismo a lo largo del tiempo.

-Desde luego.

-Por algo te conviene que siga viviendo aquí cuando me retire.

-Claro que sí.

-Seguiremos colaborando también en la paz.

-Desde luego, Albus. Quería pedirte quedar un poco antes mañana.

-Yo también.

-¿Para qué?

-Para vincularnos.

-Vaya… estupendo. Yo para que me enseñes a hechizar el ese bolsito en el que caben muchas cosas.

-Muy bien, entonces en lugar de a la una menos cuarto quedamos a las doce y cuarto o doce y media.

-Muy bien, Albus.

-Mantengo la última contraseña.

-Maravilloso.

-Anda, escapaos ya, de lo contrario no dormiréis nada si todavía tenéis fiesta.

-No te preocupes, pociones de sueño.

-Qué listos sois.

-Hay que aprovechar, recuerda que la mayoría creen que van a entrar en combate.

-Cierto. He de morderme la lengua, ¿eh?

-Y yo.

-Marchaos ya de todos modos, deben estar esperándote y todavía tienes que cambiarte.

-Cierto.

Sev fue directamente a casa, se cambió y bajó a la Sala Común. Quienes iban a participar en la orgía ya lo esperaban sentados a la mesa de la cristalera. Esta vez eran once, los ocho del viernes anterior, Angie, George y Jack.

-Vamos – les dijo.

Todos salieron de la casa Sly y se dirigieron a la Sala de Menesteres. Valerie tomó del brazo a Sev.

-Qué bien, mi vida, hoy comenzamos más temprano.

-¿Habéis cogido comida?

-Sí, sí, para no aburrirnos de los cocos. Sándwiches, pasteles salados y mucha fruta.

-Estupendo.

-Pasaremos antes por la sala de ensayo también por bebida.

-Como queráis, yo no voy a beber, ya tuve suficiente el miércoles con Sirius.

-Vale. Nadie quiere emborracharse, ¿eh? Simplemente ponernos un poco contentos para soltarnos más.

-Claro, claro…

-Sobre todo quienes no estuvieron el viernes pasado, que les da apuro.

-Bueno… estuvieron el domingo en la playa…

-Pero Angie y George se lo hicieron entre ellos sin que nadie les mirara, y Jack no se lo hizo.

-Claro, claro…

-Si mantenemos nuestro trío estamos equilibrados chicos y chicas de nuevo.

-Cierto… Pero yo voy a estar disponible también para Audrey y Lauren, ¿eh?

-Estupendo, me parece muy bien, así no me revientas a mí, con los condones me irrita más.

-Claro, cariño…

-Tenemos que probar a que te vayas fuera.

-No, así todavía podrías contagiarme tú.

-Claro…

-Eso sólo sirve para no quedarse embarazada, y no es seguro al cien por cien, porque antes de irte también sale pre-seminal.

-Tienes razón. ¿Vas a probar con Paul con condones?

-Sí, claro, si quiere él, ya me dijeron que era seguro.

-Paul, Paul, ven con nosotros – de viva voz.

Paul se acercó a ellos, Valerie lo tomó del brazo y se vincularon también con él.

-¿Vas a probar con Prince con condón? – le preguntó Valerie.

-Sí, claro, si quiere él – respondió Paul.

-Quiero, Paul – dijo Sev - ¿Cuándo te dan a ti los resultados?

-El lunes, como a vosotros.

-Muy bien, con suerte será la única con condones que hagamos.

-Ya verás como sí, Prince, ya nos dijeron que la sífilis está casi erradicada y de todo lo demás no tenemos síntomas – dijo Valerie.

-Cierto, cierto… Pero no vuelvas a confiarte, ¿eh, Valerie? No vuelvas a hacértelo sin condón con nadie de quien no conozcas su pasado.

-Que no, Prince…

-Puedes desgraciarnos la vida a todos.

-Vale…

-A mí me dieron muchos más condones en el centro de enfermedades – dijo Paul.

-Sí, a nosotros también, pero a Prince no le valen y ya ha gastado una caja entera – dijo Valerie.

-Buaaah…

-Doce en una semana no son tantos – dijo Sev.

-Con los que gastes hoy vas a tener que comprar más mañana.

-Cierto, aunque de hoy al lunes me llegan los que tengo.

-Pero compra por si las moscas, si nosotros resultamos contagiados tú deberás seguir usando también durante tres meses.

-Pues sí, me habréis fastidiado pero bien – dijo Sev.

-Lo siento, mi amor… - dijo Valerie, y le dio un beso en la mejilla.

-Hay que tener mucho cuidado, Valerie, has sido muy inconsciente.

-Tienes toda la razón, toda la razón, perdóname. Paul, cuéntale la buena noticia, que se le pase el disgusto.

-Ya he encontrado la planta baja para ensayar – dijo Paul.

-Bien… cuenta, cuenta… - dijo Prince.

-Es enorme pero barata, porque estaba sin arreglar, y tiene cuarto de baño.

-¡Estupendo!

-Lo cogeré en junio y le haremos un dormitorio con Andrea. Ella calcula que en una semana, quizá menos, nos dará tiempo a todo, la obra, pintarlo e insonorizarlo.

-Maravilloso.

-Ya tenemos nido de amor para el verano.

-Eres el mejor, Paul, cómo me alegro.

-Le convocaré una cama de tres.

-Genial, genial… ¿Queda muy lejos de tu casa?

-Un poco, pero no importa, podremos Aparecernos allí.

-Claro…

-He buscado mucho, ¿eh? Llevo buscando desde que lo comentamos en el concierto de marzo. Gracias a que ya no tengo que trabajar que he podido dedicarme a eso.

-Maravilloso.

-Ahora me siento muy afortunado de no haber podido ser Auror, todo lo que me estaría perdiendo.

-Claro que sí.

-Desgracias que se convierten en acontecimientos afortunados.

-Desde luego que sí.

-Voy a escribir un tema sobre eso.

-Estupendo, cuando volvamos a grabar ya tendremos canciones para un tercer disco.

-Ya te digo.

Llegaron a la Sala de Menesteres, demandaron el local de ensayo y se surtieron de bebida. Salieron y demandaron el Espacio de Hechicería Olvidada. De camino Sev preguntó:

-Quiero planificar la noche para no perder tiempo cuando lleguemos. Lo primero vincularnos todos con Audrey, faltan Angie y George.

-Cierto.

-Después, Lauren y Audrey, ¿vais a querer hacéroslo conmigo?

-No planifiques eso, Severus, lo que vaya surgiendo – le dijo Lauren.

-Vale… tienes razón.

-Quizá prefiera esperar a que podamos follar sin condón. No quiero que te resulte incómodo.

-También podemos hacérnoslo sin follar, ¿eh, Lauren? Ya lo viste el sábado pasado.

-Sí, pero no has vuelto a estar conmigo desde entonces.

-Buf… no empieces, ¿eh? Valerie tiene preferencia, me quedan dos meses con ella, contigo un año más, el próximo año la tendrás tú.

-Vale…

-Es que me explotáis.

-Cierto, cierto…

-Y ahora ya sabemos que serás profesora de Herbología en Hogwarts y futura subdirectora, Lauren, pasaremos juntos toda la vida.

-¿Qué dices? – asombrada.

-Lo que oyes, si yo soy director vienes en el lote.

-Vaya…

-No sé de qué te extrañas, ya lo teníamos planeado.

-Pero hacía mucho que no hablábamos de ello, ya no contaba con ello.

-Eres encantadora, Lauren.

-Tú sí que lo eres, disculpa por haberme puesto exigente hace un momento. Voy a dejarte libre esta noche, somos muchos, quedaré servida con los demás. Ya estaremos solos en otra ocasión, contigo prefiero estar a solas.

-Maravilloso, muchas gracias, Lauren.

-Enhorabuena, mi amor – le dijo Sirius a Lauren – Nunca me lo habías contado.

-Secretos entre Severus y yo. Ya sabes, de nuestras largas noches en su rincón de la mesa de la cristalera.

-Cierto. Entonces esta noche quiero celebrarlo contigo, Deborah tendrá que disculparme un rato.

-Gracias, mi vida, por no fallarme.

-Yo quiero ver eso, tengo mucha curiosidad por veros follar a vosotros dos – dijo Sev.

-Alto voltaje – dijo Lauren – Esperaremos a que estés libre.

-Estupendo.

Llegaron a la casa y organizaron, mientras Sev encendía la chimenea los demás extendieron las pieles, convocaron los futones y fueron por cubos de agua. Dejaron los condones, las pociones y el lubricante en la repisa de la chimenea, y la comida y bebida en la sala de estar.

-Mejor así, quien quiera descansar un rato de ver sexo se retira y ya está – dijo Sev.

-Qué suerte que el espacio sea tan grande, cabríamos el doble de los que somos – dijo Lauren.

-Cierto, algún día lo seremos. A desnudarnos para vincularnos.

-Unos a otros – dijo Valerie.

-Me pido con Paul.

-Somos impares – dijo Lauren.

-Nosotros nos encargamos de Valerie también – dijo Paul.

-Pues ya está, los demás os apañáis – dijo Sev.

Se retiraron los tres a su esquina desvinculándose de los demás.

-¿Por quién comenzamos? – preguntó Sev.

-Yo a ti – le dijo Paul – Me muero de ganas, llevo toda la semana deseando que llegue este momento.

-Y yo, Paul, y yo… Dale, anda...

Paul lo desnudó con apremio y después lo acarició con ansia.

-Wooow… ya me has puesto… - dijo Sev.

-Y yo también lo estoy… eres escultural.

-No acaricias como las chicas…

-Claro que no, la otra noche te engañé para no hacerte sentirte incómodo, pero en realidad era esto lo que quería hacerte.

-Vaya tela, Paul… quiero que nos lo hagamos ya mismo, los dos solos.

-¿Y el Vínculo?

-Después, que nos esperen, o en un momento que coincidamos todos.

-De acuerdo, desnúdame tú entonces.

-Allá voy, te vas a enterar de lo que es bueno.

Sev hizo otro tanto con Paul, Valerie se había marchado desvinculándose.

-Buaaah… que carne más firme, Paul. Sólo he conocido una mujer que la tuviera tanto, cómo me pone.

-No más que tú, ten en cuenta que somos hombres, es lo que tenemos, somos duros. ¿Quién comienza?

-Quiero que me des.

-Vale, y luego te lo hago con la boca, me muero de ganas.

-Buaaah… sí…

-Si quieres vas tú primero, ¿eh?

-Como quieras. Yo prefiero después, estar caliente mientras me das.

-Estupendo, entonces vamos allá, voy por los útiles.

-Ve, ve.

Paul fue hasta la chimenea y volvió con un condón y el lubricante.

-A cuatro patas – le ordenó.

-A sus órdenes.

Sev se puso a cuatro patas, Paul se arrodilló detrás de él.

-Cómo me pone que hoy sí que voy a someterte, hoy voy a hacer contigo lo que quiera como se lo hacía a Deborah, te vas a enterar de lo que es que te den.

-Vaya… a mí también me pone que lo hagas.

-Ya no voy a tener tanto cuidado si es así.

-No quiero que lo tengas, quiero caña.

-Te vas a enterar, tú te lo estás buscando por provocarme así.

-Wooow…

-Cómo me pone someter al Jefe…

Paul lo preparó con los dedos y luego le introdujo la punta, lo aferró por las caderas y lo hizo retroceder de golpe clavándose en él hasta el fondo.

-Buaaah… - de viva voz.

-Duele, ¿eh? Tú te lo has buscado, ahora no voy a parar, estoy como una moto.

-Buf…

-Era broma… Espero a que te recuperes.

-Lo siento, Paul, no lo recordaba.

-Más lo siento yo, me he pasado. ¿Quieres que salga?

-No, no, en absoluto, ya se me pasa.

-Lo siento mucho, de verdad.

-Venga, Paul, no te agobies, no pasa nada, lo que has dicho, yo me lo he buscado.

-¿En serio te gusta que te sometan?

-Sí, me pone mucho.

-Nunca lo habría esperado de ti.

-Por algo me ofrecí a que me dieras, no lo hice sólo por ti.

-Claro, claro…

-Sigue si quieres, anda.

-Suave, ¿vale?

-No, no, dale caña.

-¿Seguro?

-Seguro, seguro, ya pasó lo peor.

-A sus órdenes, mi comandante.

Rieron.

-Ahora eres tú el comandante.

-Cómo me pone darle por culo al Jefe… El primero, y por el momento, el único.

Comenzó a darle clavándose de golpe en él.

-Buaaah… me alucina, me alucina…

-Hoy me sientes más, ¿eh?

-Ya te digo.

-Si me lo haces después quiero que me lo hagas así, contigo voy a alucinar.

-Vale, Paul, te lo haré.

-Estupendo.

Siguieron así un rato, al cabo del cual dijo Paul:

-Me ha llegado. ¿A ti?

-Yo seguiría así toda la noche…

Paul rio.

-Prince, eres de lo que no hay… Te vicias con algo y no lo sueltas, ¿eh?

-Por supuesto que lo hago, soy un vicioso.

-Te doy un ratito más entonces. ¿Te ha bajado?

-No, sigo caliente.

-Eres increíble, Prince… Vaya privilegio, me haces el más feliz, llevo toda la semana soñando contigo.

-¿En serio?

-Sí, Prince, sí, literalmente, apareces en todos mis sueños.

-Vaya…

-Te amo con toda mi alma, me quedaría sólo contigo, ya has visto cómo he pasado de Valerie.

-Cierto, cierto…

-Pero no lo haré, tú estás muy ocupado.

-Cierto.

-Y estoy pensando seriamente si seguir con Deborah más adelante.

-Vaya, Paul…

-No se lo digas a nadie por el momento, ¿eh?

-No, no.

-Porque lo que siento por ti es mucho más fuerte, pienso que soy gay y no bisexual, y acabo de enterarme.

-Vaya…

-Pues sí.

-Piénsalo muy bien, Paul, creo que es porque soy quien soy, deberías probar también con otros chicos.

-No quiero mientras te tenga a ti, y sí, tienes razón, es porque eres tú.

-Mañana de noche, cuando volvamos del concierto, duermo sólo contigo, ¿quieres?

-Vaya… sí… Los dos solos, va a ser fantástico…

-Pues ya sabes, y voy a besarte delante de los Clash.

-Estupendo, seguro que nos hacen una canción.

-Desde luego, ser gay todavía es revolucionario hoy en día.

-Yo también escribiré una para Sly Snake.

-La escribiré contigo.

-Ya tengo tres pendientes.

-Cierto.

-Lo que decíamos, vamos a tener material para un tercer disco cuando grabemos el segundo.

-Cierto.

-Voy a acabar ya.

-Dale, dale…

-Más caña todavía, te vas a enterar.

-Estupendo.

Paul le dio frenético y se fue a los veinte segundos.

-Wooow… ha sido alucinante, Paul…

-Para mí también, fantástico. Estoy disfrutándolo más que la otra noche, me he liberado.

-Maravilloso.

-Gracias a ti, me lo estás poniendo muy fácil, pensaba que me costaría mucho más asumirlo.

-Pues ya ves que no, y a mí tampoco. ¿Sabes a quién se lo conté el sábado pasado?

-¿A quién?

-A Malfoy.

-¿En serio? – asombrado.

-Sí, porque surgió el tema a raíz de que me llamó maricón por llevar pendientes.

-Claro…

-Le di una buena lección, le hice replantearse muchas cosas.

-Claro que sí.

-Se lo tomó muy bien, ¿eh? Al cuarto de hora ya se planteaba hacérselo conmigo alguna vez, un cambio radical.

-Vaya…

-Sólo necesitaba un poco de educación.

-¿Cuándo vuelves a estar con él?

-Mañana, la tarde entera.

-Pues de noche cuando durmamos juntos me cuentas qué tal.

-Lo haré.

-Salgo ya.

-Sal, sal. Qué pena.

Paul salió de él y Sev se dio la vuelta.

-Luego, si quieres, más. Esta noche me reservo para ti, a Valerie ya la tienes bien servida por lo que me ha contado.

-Pues sí. ¿A qué anda?

-Está haciéndoselo con Lauren.

-Vaya… la que iba a sernos fiel…

-Ya lo has visto, no puedes confiar en las mujeres. Pero ha sido culpa nuestra por abandonarla.

-Cierto, y anoche tampoco estuve con ella.

-Al menos no está con un chico.

-Pues no.

-Voy a lavarme aunque haya usado condón, no me gusta el pringue que deja.

-Ve, Paul, ve.

-Que no te baje, ¿eh?

-Si me baja vuelves a tocarme así y me pones enseguida.

Paul fue a lavarse.

-Y te beso, lo malo de esta postura es que es incómoda para besarse.

-Cierto, es una pena.

-Ya te digo que lo es. El día de la Multijugos nos alternaremos para ser chicas y así nos damos el uno al otro.

-Claro… muy buena idea…

-He traído los ingredientes.

-Estupendo, el domingo la preparo. Voy a hacer litros, si sobra nos quedará para otra noche.

-Genial. Te echo una mano, así no pierdo práctica.

-Estupendo, voy a demandar un espacio aquí en la Sala.

-Ah, ¿sí?

-Sí, ya lo hice para preparar la Estimulante y la Reparadora en otoño.

-Vaya…

-Claro, con agua corriente, donde las preparé el año pasado no tenía, tuve que apañarme con Aquamenti.

-Claro… Vaya engorro para limpiarlo todo, ¿no?

-Ninguno, con la varita.

-Claro, claro…

-¿Eras bueno en Pociones, Paul?

-No especialmente.

-Pues yo sí lo soy. Verás, vas a disfrutar conmigo.

-Genial. Terminé. Vamos allá.

Paul volvió.

-Relájate un rato si quieres.

-Ni hablar, que no quiero que te aburras y te escapes, tú todavía no te has ido, ya vas con retraso.

-Dale entonces.

-Ponte en pie. Quiero hacértelo de rodillas, ahora te toca someterme tú a mí, papel que te pega mucho más.

Sev se levantó y Paul se arrodilló ante él.

-Vaya, vaya… Hace mucho, pero mucho, que no me lo hacen así. Desde antes de comenzar a follar, desde el año pasado.

-Wooow… qué privilegio, entonces.

-Y no me lo hicieron muchas veces. Voy a contarte el truco de Lauren.

-¿Otro truco de Lauren?

-Sí, aprietas aquí y no me voy aunque le des caña.

-Cierto, Deborah me lo hace.

-Lauren es fantástica, no se reserva sus trucos para sí.

-Claro que no, porque quiere que todos seamos felices.

-Cierto.

-Allá voy, se admiten peticiones, es la primera vez que lo hago.

-Haz lo que pienses que te gustaría a ti, seguro que lo haces genial.

-Voy a intentar imitar lo que me hizo Audrey la otra noche.

-Buaaah… sí… Audrey lo hace de muerte, me lo hizo el quince de mayo, aluciné. ¡Ah! Por cierto, no puedo irme dentro.

-¿Por qué no?

-Los contagios, Paul.

-Tú no vas a contagiarme de nada, en todo caso lo haría yo a ti.

-Paul, me lo hice muchas veces con Valerie la semana pasada.

-Si te contagió a ti también lo hizo a mí.

-O no, tú te lo hiciste una sola vez con ella y yo se lo hice con la boca, mucho más riesgo para mí.

-Jo…

-Nada Paul, me voy fuera y ya está.

-No… nuestra primera vez… Vete dentro, Prince…

-Ni hablar. No nos lo hacemos así, lo dejamos para la próxima semana, así nos queda esa ilusión.

-Buf…

-Sí, porque me huelo que si te dejo vas a jugármela, y no quiero, bajo ningún concepto, tener la sospecha de que he contagiado a alguien. Nunca me lo perdonaría, se acabó.

-Vale… entonces dame tú.

-Vale, eso sí, voy por mis condones. A cuatro patas.