Nunca habrá último

Sev se separó de Lucius y miró su reloj.

-Son las ocho y media, tenemos que vestirnos.

-Buf… malditos relojes…

-Cierto.

-Vamos a ello, voy a ponerme muy guapo para ti.

-¿Vas a estrenar tu ropa punk?

-Por supuesto, ya que nos hemos tomado la molestia de ir hasta allí.

-Estupendo, yo también he de hacerlo.

Sacaron su ropa de los bolsitos y se vistieron, guardaron la otra.

-Jo… qué gozada lo del bolsito, hacía mucho que no me hacían un regalo tan bueno – dijo Lucius.

-Cierto, recuerda que ha sido gracias al viejo.

-Nada, nada, ha sido gracias a ti.

Sev sacó también sus pendientes y se los puso.

-¿Por qué no los llevas siempre? – le preguntó Lucius.

-Porque no me gusta ir llamando la atención, ya la llamo bastante siendo quien soy.

-Pues te quedan genial y para mí son muy simbólicos, gracias a ellos charlamos la semana pasada. No habría pasado nada de esto de no ser por ellos.

-Cierto, tienes razón. Pues ya no me los quito más, será una manera de tenerte presente en todo momento.

-Wow, Snape… déjame que te vea.

-Claro que sí, ponte en pie tú también.

Lucius se puso en pie.

-¡Qué bueno estás, Lucius! - de viva voz - Tan rubio te queda genial la ropa negra, y con el pelo largo pegas genial en el ambiente. Lo que daría porque me vieran contigo, por lucirte.

-Y yo, y yo… Lo haremos, Snape, lo viviremos a tope cuando sea seguro, sé que no voy a dejar de sentir lo que siento.

-Ni yo, Lucius. Mirémonos juntos en el espejo, verás qué buena pareja hacemos.

Se miraron juntos, enlazados.

-Desde luego.

-Uno tan rubio y otro tan moreno, somos perfectos, seríamos la envidia de todos, chicos y chicas.

-Ya te digo, las mujeres querrían redimirnos.

-Cierto, y les daríamos calabazas a todas.

-Eso, eso...

Rieron.

-Estás de buen humor.

-Desde luego, sé que va a salir bien, no puede irnos mal después de esto.

-Claro que no, Lucius, dentro de doce horas estaremos celebrándolo, verás.

-Desde luego. Salgamos, el pobre Sirius debe estar subiéndose por las paredes.

-Vamos, vamos…

-He de ir al baño, además.

-Pues ve, después iré yo, voy saliendo a la terraza para saludarlo.

-Estupendo, Snape.

Sev salió a la terraza. En la mesa, a la que Sirius estaba sentado, había tres platos de comida servidos.

-Hombre, Sev… Os he calentado la comida y la he puesto en estasis para que no se enfriara…

-Gracias, Sirius. Lo siento, locura, dentro de diez horas Lucius va a eliminar a Voldemort.

-¿Qué estás diciendo? – muy alarmado.

-Lo que oyes, ya está todo planeado, ahora te lo contamos entre los dos.

-Buaaah… Que sepas algo. Lauren, oliéndose algo así, iba a mirarse en Oesed justo antes de salir de Hogwarts, nos traerá noticias de los últimos cambios en el plan.

-¡Genial!

-Debe estar mirándose ahora mismo.

-Maravilloso.

Lucius salió a la terraza, Sirius se puso en pie y lo abrazó.

-¡Malfoy…! ¡Que somos familia…!

-¡Vaya que sí!

-¡Qué orgulloso estoy de ello! ¡Limpiarás tu apellido también, verás!

-Sólo aspiro a vivir tranquilo.

-Pues has de aspirar a mucho más porque lo mereces, lo mereces todo, todo lo bueno que te pase.

-Ya estoy siendo recompensado con creces.

-Desde luego, no sabes cuánto me alegro. Anda, siéntate y cena.

Lucius y Sirius se sentaron.

-Os dejo un momento, cuéntale mientras tanto lo de Lauren, Sirius, no me esperéis, ¿eh? – les dijo Sev.

-Vale, vale… - dijo Sirius.

Fue al baño y cuando salió Sirius le dijo:

-Vamos a vincularnos los tres, Sev, así podemos charlar tranquilos mientras comemos, ganaremos tiempo.

-De acuerdo.

-Siéntate y nos tomamos de las manos, llegará.

-Vale.

Se tomaron de las manos y se vincularon.

-Buaaah… alucinante… - dijo Sirius – Qué potencia tenéis… Ha sido mi Vínculo de Comunidad más poderoso.

-Desde luego, Sirius, somos la mancuerna y acabamos de sellarlo – dijo Sev.

-Qué privilegio estar con vosotros ahora mismo y ser el primero que va a enterarse de los planes. Venga, contádmelo.

Se lo contaron todo mientras comían, Sirius no les interrumpió hasta que terminaron.

-El plan perfecto, sólo temo un poco por mi prima por la parte que me toca, pero no me parece mal, es necesaria para que hagas el escudo, Lucius.

-Cierto.

-No os he sacado de beber, ¿queréis algo mientras llega Lauren?

-Yo nada, agua – dijo Lucius.

-Yo también – dijo Sev.

-Ya os la convoco yo.

Sirius sacó la varita y les llenó los vasos con Aquamenti, también el suyo.

-Terminad de cenar tranquilos, en cuanto llegue Lauren os va a tocar contárselo de nuevo.

-Buf… no, no, que se lo cuente Lucius – dijo Sev – Nosotros nos marchamos al Club 100 en cuanto nos cuente lo de Oesed.

-Vale, Sev, claro que sí. Lucius, no lleguéis a las diez en punto, habrá cola y quizá no paséis.

-Claro… - dijo Lucius.

-Mejor llegad quince o veinte minutos antes.

-Vale, vale… Mejor media hora.

-A Lauren tiene que darle tiempo de enseñarte a desfigurarte.

-Claro…

-Ya sé qué vamos a hacer, vamos a dar vuestros nombres al que cobra la entrada y vais a pasar enchufados – dijo Sev.

-Estupendo.

-Así podéis llegar a las once si queréis.

-Maravilloso, un buen rato de relajación, pero no apuraremos tanto, no te preocupes.

-De acuerdo.

Lauren salió a la terraza.

-¡Chicos…! ¡Qué alegría…! ¡Mis tres amores reunidos por fin…! No os levantéis, terminad de cenar tranquilos, ya veo que se os ha echado el tiempo encima.

Se sentó en la cuarta silla y los chicos se desvincularon.

-Cuéntanos, Lauren – le dijo Sev - ¿Qué has visto en Oesed?

-Todo correcto, salvo que ahora estáis Lucius y tú en el centro formando pareja con su chico entre los dos.

-¡Toma ya!

-¿Me lo explicáis? Quiero cotilleo.

-Que te lo cuente Lucius si quiere cuando nos marchemos – dijo Sev.

-Se lo cuento ya - dijo Lucius - Nos hemos liado, Lauren, criaremos juntos a ese chico, pasaremos de mujeres que nos compliquen la vida.

-Vaya… - dijo Lauren.

-Es lo que hay, estaba cantado.

-Ay… Sirius… por suerte tú no me fallarás.

-Ya veremos… - dijo Sirius – Los gays parecen mucho más felices que los hetero, si lo pruebo y me gusta me tiro al rollo.

-Jo… vais a dejarnos solas… - dijo Lauren.

-Os buscáis la vida entre vosotras, tú ya te la buscas con las chicas.

-Pero no es lo mismo…

-Pues ya sabes, litros de Multijugos.

-Buf… qué desastre…

Rieron.

-Pues sí, porque sabe fatal – dijo Sirius.

-Ya te digo – dijo Sev.

Terminaron de cenar.

-Te lo has zampado todo, ¿eh, Lucius? – le dijo Sev.

-Desde luego que lo he hecho, me has dejado como nuevo.

-Estupendo. Tenemos que marcharnos, mi amor.

-Buf… qué duro se me va a hacer…

-Levántate y bésame, anda.

-Por supuesto.

Se levantaron, se abrazaron con desesperación y se besaron, se vincularon.

-Te amo, Lucius, te amo, ya has oído a Lauren, no modifiques el plan.

-Ni un ápice.

-Esta madrugada nos veremos, estaremos juntos todo el tiempo que puedas, no me separaré de ti aunque hoy no duerma.

-Vaya… Snape…

-No me importa en absoluto, otras veces no he dormido en toda la noche por razones mucho menos acuciantes.

-Y yo, y yo… Va a salir todo redondo sabiendo eso, que cuando acabe te tendré de nuevo para mí.

-Vas a tenerme para toda la eternidad, Lucius, de ti es del único que puedo decirlo con absoluta convicción. Serás mi amor eterno y sé que soy capaz de amar eternamente, eso sí lo sé de mí mismo.

-Cierto…

-Tenemos que marcharnos, Lucius.

Se separaron, ambos lloraban.

-Te amo, te amo, te amo, me quedo sin palabras…

-Y yo…

-Nos vemos en diez horas, en diez horas seremos felices, verás.

-Desde luego.

-¿Lo tienes todo, Sirius? – de viva voz.

-Lo tengo, Sev.

-Pues vámonos.

Se dio la vuelta y se metió en la casa sin mirar atrás, Sirius lo siguió.

-Dame la mano, tú nunca has ido Apareciéndote.

-Vale, Sev.

Sirius le dio la mano y se Aparecieron en el callejón cercano a Oxford Street, Sev seguía llorando.

-¿Quieres un abrazo? – le preguntó Sirius.

-No, Sirius, esta noche no. Ni siquiera quiero tocar a nadie, ha dejado su impronta en mí como nadie antes.

-Vaya tela…

-Y no hemos hecho nada más que acariciarnos y besarnos.

-Vaya…

-Gracias de todos modos por ofrecérmelo. Eres genial.

-Entonces no voy a hablarte de aquí al Club 100 para que rememores y saborees, y voy a encargarme de que nadie te moleste hoy, que estés lo más tranquilo posible.

-Muchas, muchas gracias, Sirius.

-Para eso están los amigos. Vamos.

-Vamos.

Fueron hasta el Club 100 tomados de la mano, en silencio, Sev recordando la experiencia de amor más intensa de su vida. Cuando llegaron Sirius le dijo:

-Todavía son las nueve y veinte, ¿quieres pasear otro poco?

-No, Sirius, los otros ya están esperándonos dentro.

-Está bien. Déjame ir por delante, yo se lo explico a todos.

-¿Qué vas a decirles?

-Que te han saturado.

-Vale.

-La pura verdad, no comprendo cómo lo has soportado hasta ahora. No creo que asista a la próxima orgía.

-Yo no voy a acudir con total seguridad.

-Pues estaremos juntos, Sev, si no quieres estar solo.

-Gracias, Sirius.

Entraron al Club 100, donde los demás ya los esperaban reunidos, el resto de Sly Snake con Hipólita y Deborah. Sev se quedó apartado mientras Sirius charlaba con ellos, cuando terminó fue hasta donde estaba él.

-Ya está, vía libre, nadie va a hacerte ningún comentario, toca y disfruta.

-Estupendo, Sirius.

-Ya me encargo yo también de avisar al de la puerta de lo de Lauren y Lucius, no te preocupes de nada más.

-Genial, amigo, genial…

-Cuando terminemos de probar enciérrate en el camerino y sigue disfrutando solo, compón una canción para él.

-Claro…

-Llevas tu española en el bolsito.

-Claro, Sirius, claro… Eres maravilloso, Sirius.

-He dedicado el camino hasta aquí a planificarte la noche.

-Vaya…

-Lo que hacen los amigos.

-Estupendo, Sirius.

-Anda, sube al escenario.

-Hasta después del concierto, amigo.

-Que me meteré al camerino con vosotros.

-Me parece muy bien.

Subió al escenario, probaron en algo más de veinte minutos y cuando terminaron fue al cuarto de baño y directamente al camerino, nadie lo siguió. Convocó un vaso, sacó su varita del bolsito y lo llenó de agua. Volvió a guardarla, sacó la guitarra y pasó la siguiente hora componiendo parte de una canción para Lucius, titulada 'La luz al final del túnel'. A las once menos cinco entraron el resto del grupo.

-Tenemos que salir en cinco minutos, Prince – le dijo Paul.

-Muy bien, no me los robéis, estoy enfrascado.

-Vale, vale…

Los demás se sentaron y se mantuvieron en silencio. A las once en punto dijo:

-Vamos allá. Valerie, déjame presentar la primera hoy.

-De acuerdo – dijo Valerie.

Sev guardó la guitarra en el bolsito y éste en el bolsillo y salieron del camerino. Los de Hogwarts ya les habían hecho el pasillo, subieron al escenario en medio de un fragor de vítores, se colgó el bajo y se acercó al micrófono.

-Silencio, por favor.

El fragor se acalló en parte.

-Hasta que no os calléis todos no comenzamos.

Silencio absoluto.

-Muchas gracias. El concierto de hoy está dedicado en su totalidad a una persona que está entre nosotros sin poder darse a conocer, un héroe que tardará mucho tiempo en ser reconocido en la medida que merece, alguien que con apenas veintiún años va a convertirse en un gran libertador esta misma noche jugándose la vida. Si queréis conocer su historia al completo anotad este título y buscadlo en las librerías dentro de unos años, 'La luz al final del túnel', una historia por completo verídica como todas las que narramos.

Se apartó del micrófono, el público estalló de nuevo.

-Directos con la primera – dijo.

-No la has presentado – dijo Valerie.

-¿Te ha parecido poca presentación? Dale, Paul.

Paul dio la entrada y tocaron 'Sly Snake'. Cuando terminaron Valerie le dijo:

-No voy a presentar ninguna, esta noche no. Tienes razón, ya ha llegado de presentación, añadir algo más no viene a cuento.

-Eso, Valerie, eso, que escuchen las letras y ya les llega.

-Lo hacemos así entonces, así también terminamos antes.

-Estupendo.

Tocaron todo su repertorio sin presentaciones y sin apenas espacio entre uno y otro tema. Cuando terminaron les pidieron el primer bis.

-Hoy sólo un bis – dijo Sev.

-Vale – dijo Valerie - ¿Cuál?

-Espera que pregunte.

Se acercó al micro.

-¡Silencio! Si no os calláis no hacemos bis.

Silencio absoluto.

-¡Amor mío! ¿Cuál te ha gustado más?

-¡La de la escaramuza! – la voz de Lucius.

Sev se apartó del micrófono.

-Ya lo habéis oído, 'Volando en la oscura tempestad'. Da la entrada, Paul.

La tocaron y bajaron del escenario, fueron hasta el camerino por el pasillo que les hicieron los de Hogwarts, Sirius entró con ellos. Sev se apartó a un rincón e intentó vincularse con Lucius, lo logró al instante.

-Todavía estás aquí – le dijo.

-Sí, quería charlar contigo pero no tardaré en marcharme.

-¿Estás desfigurado?

-Sí, sí.

-Ven a verme.

-Buf… no, Snape… Ya nos hemos mojado bastante, no has debido presentar así, todos los de Hogwarts van a sospechar, todo el mundo conoce nuestra historia.

-Lo siento, Lucius, no he podido evitarlo…

-Eres un sentimental, Snape, siempre lo fuiste…

-Te aseguro que nadie dirá una palabra, Lucius.

-Lo creo, ahora falta que la loca no los lea.

-La cazaremos mientras todavía están en el colegio, Lucius.

-Buf… confío en ello… Y además, no creo que se atreva a presentarse en Diagon ni en el Ministerio.

-Seguro que no.

-¿Has pensado en todo eso previamente?

-No, Lucius.

-No importa, me ha encantado, Snape, me ha dado más alas todavía.

-Estupendo, por eso lo he hecho.

-Muchas gracias, amor mío, y que me hayas llamado así ante todo tu público para preguntarme. Quienes estaban a mi lado han alucinado, me han preguntado si era yo el héroe.

-Vaya… ¿Y se lo has dicho?

-No, les he dicho que lean el libro cuando salga.

-Muy bien, Lucius.

-Alucino con el poder que te otorga tu posición, también en el mundo muggle. La gente está alucinada con vosotros, vais a ser un fenómeno de masas, Snape, muy, muy famosos.

-Cierto, qué agobio.

-No… Alégrate, tienes mucho poder si sabes emplearlo bien, Snape, aprovéchalo.

-Gracias a ti que voy a poder hacerlo, estaré tranquilo en verano para dedicarme a la música.

-Cierto, cómo me alegro de estar contribuyendo también a eso.

-¿Qué otras canciones te han gustado?

-Todas, todas, son maravillosas.

-Gracias, Lucius.

-Me ha impresionado mucho una letra que no sé si es vuestra.

-¿Cuál?

-La que habla de los mutilados de guerra, tan cruda y tan esperanzadora a un tiempo.

-Vaya… 'Para la libertad'. Es de un poeta español que murió en la cárcel tras la Guerra Civil del '36, después de haber luchado. Es impresionante, ya conseguiré el disco, lo escucharemos juntos y leerás más poemas suyos traducidos.

-Es lo mejor de lo mejor, he alucinado.

-Pues tiene temas de amor también impresionantes, una canción a los besos. Voy a recitártela en recuerdo de lo de hoy.

-Vaya… estupendo…

-Allá voy.

Boca que arrastra mi boca

Boca que me has arrastrado

Boca que vienes de lejos

A iluminarme de rayos

Alba que das a mis noches

Un resplandor rojo y blanco

Boca poblada de bocas

Pájaro lleno de pájaros

Canción que vuelve las alas

Hacia arriba y hacia abajo

Muerte reducida a besos

A sed de morir despacio

Das a la grama sangrante

Dos tremendos aletazos

El labio de arriba el cielo

Y la tierra el otro labio

Beso que rueda en la sombra

Beso que viene rodando

Desde el primer cementerio

Hasta los últimos astros

Beso que va a un porvenir

De muchachas y muchachos

Que no dejarán desiertos

Ni las calles ni los campos

Cuánta boca ya enterrada

Sin boca desenterramos

Bebo en tu boca por ellos

Brindo en tu boca por tantos

Que cayeron sobre el vino

De los amorosos vasos

Hoy son recuerdos, recuerdos

Besos distantes y amargos

Boca que desenterraste

El amanecer más claro

Con tu lengua tres palabras

Tres fuegos has heredado

Vida, muerte, amor, ahí quedan

Escritas sobre tus labios

Vida, muerte, amor, ahí quedan

Escritas sobre tus labios

-Wooow… Snape… ¿Por qué me haces esto ahora que eres inalcanzable?

-Ven a verme, Lucius.

-No, Snape, no…

-Muy bien, entonces voy yo, aléjate en dirección al callejón y te alcanzo.

-Te van a avasallar.

-No me dejo, me abro paso a empujones.

-Buf…

-Allá voy, aléjate del local.

-Vale, vale…

Sev salió del camerino y se abrió paso entre la gente a empujones, no dando oportunidad a nadie de hablarle. Llegó hasta la puerta del local y salió, se dirigió rápidamente, casi corriendo, en dirección al callejón por si alguien lo seguía. Pronto vio a Lucius por detrás, aminoró el paso y lo siguió hasta que salieron de Oxford Street, se acercó a él y lo enlazó por la cintura.

-Aquí estoy.

-Bésame…

-Por supuesto…

Se besaron en plena calle, lo que no habían sido capaces de hacer en Camden. A los pocos minutos, Lucius le dijo:

-Acompáñame hasta el callejón, es más discreto, no sea que la policía se meta con nosotros.

-No se meten con la gente por besarse, Lucius, ya has visto que en Camden lo hacía todo el mundo.

-Buf… Pero esto está mucho más expuesto y somos dos chicos. ¿Quién sabe?

-De acuerdo, vamos.

Fueron enlazados hasta el callejón, se metieron al rincón más oscuro y continuaron haciéndolo durante un cuarto de hora más, Lucius contra la pared, Sev cubriéndolo con su cuerpo. Por fin Lucius le dijo:

-Tengo que marcharme, Snape, si quiero dormir lo suficiente, ahora soy yo quien se va…

-Buf… no… todavía no…

-No me lo pongas difícil, por favor, yo no te lo he puesto antes.

-Tienes razón, toda la razón.

Se separó de él.

-Seis horas más, Snape y habremos liberado al mundo mágico, confía.

-Desde luego que lo hago.

-Anda, vete sin mirar atrás como lo has hecho antes, no quiero que me veas marcharme.

-Vale, el último beso.

-Nunca habrá último.

Se lo dieron aferrándose por las cabezas, con desesperación. Repentinamente, Sev se dio la vuelta y se marchó sin mirar atrás, desvinculándose.