Reparto
Hipólita, Lucius y Sev charlaban sentados en la escalinata de Gringotts.
-Hipólita, si te lanzas esta misma noche quiero ser testigo de ello, de vuestra reconciliación. Me llevaré una gran alegría y me quedaré mucho más tranquilo – dijo Lucius.
-Desde luego que sí, Lucius, ya pensaba hacerlo así, quizá cuando toquemos más tarde – dijo Hipólita.
-Estupendo, ¿vais a tocar?
-Sí, cuando volvamos al Caldero, hemos traído las guitarras.
-Qué maravilla, qué maravilla… Me muero de ganas de escucharte cantar.
-Vas a alucinar, Lucius, más que conmigo – dijo Sev.
-Qué feliz me vais a hacer durante toda mi vida si os tengo cerca a ambos y puedo hacerlo a menudo.
-Desde luego que sí, aunque no estemos juntos lo seguiremos haciendo siempre, Lucius. Claro que lo haremos, más todavía para ti, mereces todo lo bueno que podamos ofrecerte – dijo Hipólita.
-¿Me das un abrazo?
-Claro que sí.
Hipólita y Lucius se abrazaron muy estrechamente, emocionados.
-Eres fantástica, fantástica, qué afortunado me siento de haberte conocido, gracias a ti estoy viviendo todo esto hoy y voy a ser libre desde ya. Ya eres, tú también, determinante en mi vida, Hipólita, estoy viviendo la mejor noche de mi vida gracias a ti.
-Te quiero mucho, Lucius, yo también lo estoy haciendo gracias a ti, todos aquí lo estamos haciendo. Tu entrega y sacrificio nos ha dado la victoria, eres el mejor de todos nosotros, yo también me siento muy afortunada de que hayas entrado en mi vida, eres maravilloso.
-Quiero que nos vinculemos antes de que vuelvan a separarnos, para estar en contacto toda la noche.
-Pues sí, porque ahora os alzarán en hombros a los dos, comentaban que os quieren pasear hasta Knockturn, que también está lleno de toda la gente que no cabía en Diagon.
-Vaya…
-Claro, se ha corrido la voz de que Prince había venido por todo el mundo mágico, todos han ido a buscar a sus amigos y familiares. El callejón va a estar lleno de gente toda la madrugada esperando veros, porque a estas alturas ya deben haber ido a contar lo tuyo también. Nadie quiere perdérselo, más vale que os dejéis llevar durante toda la noche.
-Claro… Qué pena que los brujos no tengamos un lugar apropiado para las celebraciones.
-Pues sí, una pena. He pensado que se podría volver a convocarlos para dentro de una semana, que Prince va a volver a hablar al Caldero. Luego podría tocar Sly Snake si montan un escenario y después hablar los dos para todos.
-Claro, claro…
-Y así tienes tiempo de preparar tu discurso.
-Desde luego que sí.
-Ahora te debes a ellos tú también, Lucius, todos te aman.
-Cierto.
-Ya me encargo yo de anunciarlo todo, no los hagáis esperar más, están siendo muy respetuosos. Vamos a vincularnos.
Se abrazaron los tres y cantaron el Vínculo como Comunidad tres veces. Cuando terminaron, Hipólita dijo, vinculada:
-Vaya tela… Qué potencia, mi Vínculo más poderoso…
-Qué bien cantas, Hipólita, voy a alucinar esta noche, voy a alucinar… - dijo Lucius.
-Vaya trío vamos a formar. Nosotros sí somos el Trío de Plata, Prince, y no con Sirius.
-Cierto – dijo Sev.
-Suerte, tres.
-Desde luego.
-¿Has hecho algún Vínculo de Pareja, Hipólita? – dijo Lucius.
-No, estoy esperando a Prince, sólo lo haré con él – dijo Hipólita.
-¿Cómo no lo has hecho con ella todavía, Snape?
-Porque aún no follamos – dijo Hipólita.
-Vaya bobada… Si cada vez se incrementa…
-Claro, pero de eso se ha enterado hace poco, hace apenas dos semanas, y desde entonces no hemos vuelto a estar porque primero estuvo ocupado con Valerie y después contigo.
-Jo… No puedes abandonarla así, Snape… Con razón ahora está reticente.
-Desde luego que sí – dijo Sev.
-Te volviste loco con las orgías.
-Pues sí, pero ya no más, voy a dedicarme únicamente a vosotros dos.
-Haces bien, con dos te llega.
-No me aguanto más, no voy a hacerte sufrir más, ¿quién sabe cuánto tiempo de noche nos queda hasta que volvamos a encontrarnos? – preguntó Hipólita.
Ella se lanzó sobre Sev haciéndolo caer hacia atrás sobre los escalones y lo besó con pasión.
-Te amo, te amo, te amo…
-Y yo a ti, Hipólita, no sabes cuánto, no te dejaré, tenlo por seguro – dijo Sev.
-¿Te has hecho daño?
-No, mi amor, ha sido un dolor muy dulce.
-Pero estás muy incómodo…
-No te preocupes, no te preocupes…
-Qué feliz me estáis haciendo, me estáis enseñando a amar como se debe amar – dijo Lucius.
-Ya tenemos un lugar especial en común de los tres, ¿quién lo hubiera dicho? La escalinata de Gringotts – dijo Hipólita.
-Cierto, un lugar muy importante y simbólico, aquí se rescató la copa y aquí van a venir todos los brujos y brujas a donar su dinero para las familias desamparadas.
-Vaya que sí, debéis hablar de eso a todos también. Hazlo tú, Prince, no pongas a Lucius en el aprieto de tener que pedir él por las familias de los Mortífagos, quizá a él no lo tomen tan en serio.
-Claro que lo voy a hacer, ya pensaba hacerlo al igual que lo he hecho en el Caldero – dijo Sev.
-Claro, claro…
-Lo voy a hacer ya mismo, desde aquí, aprovechando que estamos aquí.
-Estupendo, pero después también en Knockturn, no lo olvides, no sabemos si se te escucha desde allí.
-Vale, vale…
Hipólita se separó de él.
-Vamos a seguir entonces, apurad el whiskey, ya aviso yo de que os cojan en hombros cuando acabes.
-Gracias, meu amor, me has hecho muy feliz.
-Después, si quieres, probamos los halcones, a ver si te sale.
-Claro que sí, mi recuerdo será este momento.
-Y el mío.
-Desde luego.
Se pusieron en pie.
-Acompáñame, Lucius – dijo Sev.
-No, no, que me pedirán que hable también – dijo Lucius.
-Pues si te lo piden hablas también, dos hacen más fuerza que uno solo.
-Vale…
-Es una buena causa, Lucius, y ya te voy a abrir camino.
-De acuerdo, de acuerdo…
Apuraron el whiskey y subieron ambos la escalinata. Se desvincularon y Sev empleó el Sonorus:
-¡Atención, atención, he de deciros algo importante!
Todo el mundo en el callejón guardó silencio y se volvió hacia ellos.
-¡Me encuentro en un lugar muy simbólico para el mundo mágico, la puerta de la banca mágica, Gringotts, a la que todos acudís a menudo a cobrar el dinero que nos permite vivir! ¡Yo no he podido hacerlo hasta ahora debido a la amenaza que pendía sobre mi cabeza, ni siquiera tengo cuenta en la misma, pero dentro de poco la abriré para poder hacerlo como un ciudadano más del mundo mágico! ¡La razón por la que nunca tuve cuenta es que viví en la pobreza durante toda mi infancia y gran parte de mi juventud, hasta que fui capaz de ganar dinero por mí mismo dignamente, a base de mucho esfuerzo y dedicación! ¡Como he sido pobre sé lo que la pobreza y el hambre significan, no tener siquiera ropa apropiada para vestirme, y no deseo que eso le suceda a nadie más! ¡Muchas familias, con la purga, han quedado en riesgo de pobreza, las familias de los Mortífagos muertos o que van a ingresar en Azkabán, la gran mayoría con hijos pequeños que no merecen pagar el mal que ocasionaron sus padres! ¡Si se lo hacemos pagar haciéndoles pasar hambre lo pagaremos en un futuro no muy lejano, pues muchos querrán tomar venganza y constituirán el caldo de cultivo, la cantera para que aparezcan nuevos brujos oscuros! ¡Aprendamos del pasado y no dejemos que eso suceda! ¡Hoy ha aparecido en El Profeta y lo seguirá haciendo el anuncio de la cuenta en Gringotts a la que todos podéis aportar dinero para que por el momento estén cubiertos, y también el departamento del Ministerio donde podéis acudir a ofrecer trabajo a esas viudas! ¡Hacedlo, por favor, en la medida que podáis, no os estoy pidiendo algo que yo mismo no haya hecho, he aportado los cinco mil galeones que me ofrecía el Ministerio como recompensa, que me hubieran permitido solucionar mi vida para siempre y no tener que volver a trabajar nunca más, yo que he conocido la pobreza! ¡Sed generosos, sembrad y recogeréis, la vida os lo devolverá con creces!
La gente estalló en aplausos y vítores. Cuando amainaron, una bruja exclamó:
-¡Yo tengo una buena idea!
-¡Pues sube aquí y comunícala!
La bruja se abrió paso entre la gente y subió la escalinata.
-Os la digo primero a vosotros por si os parece mal, porque a usted, señor Malfoy, le va a afectar.
-Diga, diga, y no me hable de usted – dijo Lucius.
-Requisar los bienes de las propias familias pudientes de los Mortífagos y simpatizantes.
-Claro…
-De la familia Black sin ir más lejos. No los suyos, Malfoy, pero sí lo que le tocaría como herencia a su esposa.
-Claro, claro… Desde luego que me parece bien y yo mismo me quedaré con lo justo para poder mantener un nivel de vida digno invirtiendo, y todo lo demás lo donaré.
-Muy bien, pues entonces anúncialo tú mismo, a mí me da mucho apuro hablar ante todos.
-Vale, vale…
La bruja volvió a bajar la escalinata y Lucius usó el Sonorus:
-¡Yo voy a dar buen ejemplo también pues a mí la vida siempre me sonrió en el aspecto económico sin tener que esforzarme por ello! ¡Mis bienes pasarán al Fondo para la reparación de los estragos de la guerra mágica, sólo me quedaré con lo imprescindible para seguir viviendo dignamente y poder invertir y dar trabajo a las brujas y brujos que lo necesiten! ¡Ésa será mi nueva profesión, mi nueva ocupación, empresario, no me limitaré a vivir bien y ya está, trabajaré como un ciudadano más! ¡Y nuestra compañera ha tenido una muy buena idea para engrosar el fondo, que los bienes de las familias pudientes de los Mortífagos sean requisados y así la riqueza quede repartida! ¡Pienso que si el Ministerio lo hace y no se dedica a entregar el dinero sin más, sino que también lo emplea en dar facilidades para invertir y crear trabajo, ahora que ha pasado la amenaza de guerra y una nueva era de prosperidad nos espera, ya que todos estaremos dispuestos a gastar los ahorros que guardábamos por si se avecinaban tiempos peores, pronto esas familias tendrán medios de vida suficientes y no será necesario que los ciudadanos las sigan ayudando! ¡Por el momento ya se me ha ocurrido una inversión inmejorable que realizar, ya que me encuentro en la mejor posición para ello y de ese modo limpiaremos el callejón mágico de magia oscura! ¡Mis socios y yo vamos a comprar todos los negocios de Knockturn y lo vamos a limpiar, dejará de ser un lugar peligroso para las brujas y brujos y se convertirá en un lugar de ocio y placer, con locales nocturnos donde disfrutar, restaurantes donde comer, hoteles y pensiones donde pasar la noche y que no tengamos que salir al mundo muggle camuflados para hacerlo! ¿Qué os parece?
La gente estalló en vítores.
-¡Malfoy, Malfoy! ¡No entregues un solo galeón al Ministerio! - gritó un brujo - ¡Inviértelo todo y acepta la recompensa que te ofrezcan, porque seguro que lo hacen!
-Cierto – dijo Sev – Ahora me arrepiento de haberlo hecho yo.
-No te arrepientas, Snape, era necesario ese proceso para crear conciencia social y que surgieran las buenas ideas. Con lo mío nos llega y tú siempre puedes continuar convocando joyas – dijo Lucius.
-Desde luego.
-Y galeones. ¿Nunca lo has hecho?
-No.
-Mira que eres bobo, lo más fácil de hacer. Llevarías siempre dinero encima sin tener que meterte en follones de vender.
-Cierto, pero no quiero que sea tan fácil, de lo contrario quizá pierda la capacidad de hacerlo.
-Cierto, cierto…
-Voy a hacerme de oro con la música y después con los libros y películas, Lucius. Me llega más que de sobra, ya voy a comprar una casa este verano en Godric's Hollow.
-Vaya…
-Claro, quiero tener mi propia casa, con cuatro habitaciones y jardín, para nuestros niños.
-Ahora podrás tener niños con Hipólita, ya no deberemos recurrir a Lauren y Narcisa.
-¿Tú no quieres tener un hijo propio?
-Me llega con que sea vuestro y participar en su crianza.
-Vaya…
-Claro, Snape, los hombres no parimos, no tiene tanta importancia que no lleve mis genes. Si no se hubieran ofrecido a tenerlos con nosotros y nos dejaran me hubiera conformado con adoptarlo.
-Desde luego que sí, yo también, quizá para cuando queramos tenerlos hayamos conseguido que nos dejen adoptarlos, al menos en el seno de la comunidad mágica.
-Y si no, Hipólita y tú os casáis y los adoptáis, a vosotros sí os dejarían.
-Claro… ¿Vamos allá?
-Vamos, ya nos están esperando dos parejas.
-Hablemos primero con Hipólita.
-De acuerdo.
Bajaron la escalinata.
-Cariño, que nos traigan agua también si vamos a pasar mucho tiempo a hombros y teniendo que hablar.
-Ya han ido por ella, Prince, no te apures – dijo Hipólita.
-Estupendo.
-Lo habéis hecho genial, genial…
-Gracias, meu amor.
-Dame un beso.
-Claro que sí.
Se besaron.
-Venga, os toca – y a los brujos que esperaban – Ya podéis subirlos.
Subieron a hombros a los dos, de inmediato, la familia se puso a corear nuevas consignas y los siguieron hasta Knockturn, donde Hipólita anunció lo del próximo viernes y ellos repitieron sus parlamentos con modificaciones, Lucius dijo:
-¡Cuando vengáis aquí dentro de seis meses ya no será un lugar sucio y oscuro, habrá cambiado por completo! ¡Estará repleto de locales de ocio y diversión, para que las brujas y brujos podamos seguir celebrando una nueva era de prosperidad! ¡Me encargaré personalmente de ello, dando trabajo de paso a mucha gente honrada, limpiaremos el mundo mágico británico de oscuridad para siempre con la ayuda de todos!
-¡Malfoy, cuéntanos cómo lo hiciste, no vamos a poder llegar hasta el Caldero a escucharte! – le pidieron.
-¡Pero mañana o el domingo aparecerá en el Profeta porque lo que diga lo vamos a pasar a los periodistas sin que le cambien una coma! – exclamó Sev.
-Les cuento algo para que sacien su curiosidad – dijo Lucius, vinculado – No digo nada de los Horrocruxes ni de la Magia Roja.
-Claro, claro… Y no, no digas nada, deja alguna sorpresa para mis libros.
-Vale. ¡Fue muy fácil, no tuve ningún mérito, era muy bobo, muy confiado en su poder, lo enfrenté y le lancé un Avada, sin más, después un Reducto e hice desaparecer su cadáver para cubrirme!
-¡Estupendo, estupendo! ¡Snape, háblanos del ejército de Hogwarts!
-Buf… ¡El domingo tendréis todo en El Profeta, en una edición especial gratuita, mi vida entera! ¡Y dentro de un tiempo aparecerán libros sobre el tema! ¡Minerva McGonagall va a escribir toda la historia desde el quince de mayo! ¡Albus Dumbledore va a publicar su autobiografía, donde también lo contará! ¡Y yo contaré mi historia completa y la de Malfoy en una trilogía, que espero comenzará a publicarse dentro de menos de un año! ¡Podréis comprarla en la librería de viejo de Diagon, Bowman!
-La del padre de Hipólita, ¿no? – preguntó Lucius.
-Eso, no quiero engordar a Flourish & Bloots.
-Muy bien, deberías convencer a Albus y Minerva para que también los vendan sólo allí.
-Muy fácil.
-Pues anúncialo ya también.
-¡Los libros de Dumbledore y McGonagall también podrán comprarse sólo allí, en Bowman!
-¿Cuánto van a tardar ésos?
-¡Esperarán a que terminen los procesos contra los Mortífagos para reflejarlos también!
-¡Buf… cuánto tiempo…!
-¡El domingo tendréis un resumen en El Profeta, no os impacientéis!
-¡Vale, vale! ¡Los de El Profeta deberían pagaros por la publicidad que les estáis haciendo!
-¡No es necesario, ya van a sacar la edición especial gratuita, van a gastar en rotativa sin cobrar!
-¡Pero a cambio van a vender el triple de diarios, los va a comprar todo el mundo mágico, no sólo los suscriptores ni los habituales, para guardarla de por vida!
-Cierto, y no han de pagar reporteros porque no le van a cambiar una coma a lo tuyo ni a lo mío, Snape, deberíamos cobrar – dijo Lucius.
-Está bien, cuando volvamos al Caldero hablamos con ellos, no les dejamos publicar a no ser que nos paguen.
-Eso, eso, la exclusiva, una buena cantidad, se están hinchando a vender gracias a nosotros.
-Desde hace un año ya.
-Cierto. Y verás cómo cuando volvamos tenemos en el Caldero también a los de Corazón de Bruja para que contemos nuestra historia de amor.
-Buf… ¿Qué es eso?
-Prensa de cotilleo, semanal, sale también el domingo.
-No, ni hablar.
-Mejor que la contemos nosotros que ellos, o nos pondrán de vuelta y media.
-Claro, claro…
-Y así les cobramos también.
-Estupendo.
-Vamos a hacer los Patronus para ellos, ya lo explico yo todo, que tú llevas muchas más horas de cansancio y alcohol en el cuerpo. Deja de beber hasta que volvamos al Caldero.
-Gracias, Lucius.
Lucius explicó lo de los Patronus de ambos y después hicieron los dragones, que de nuevo lucharon en el cielo nocturno de Knockturn.
-Quiero hacerlo con Hipólita también – dijo Sev.
-Pues hazlo, está ahí.
-¡Hipólita, cariño! ¡Vamos a hacer los halcones!
-¡Dale, dale! – gritó Hipólita.
Conjuraron los halcones con el recuerdo de su beso en la escalinata de Gringotts, surgieron y lucharon también sobre todos.
-Maravilloso, no lo he perdido con ella…
-Ahí lo tienes, Snape, la prueba, a ella también la amas.
-Desde luego que sí, gracias a ti, Lucius.
-Por suerte no he causado nada irremediable con mi egoísmo, justo a tiempo, casi la pierdes.
-No, a ella nunca la habría perdido.
-Pues más razón para que estés con ella incondicionalmente.
-Cierto.
-Los de Corazón de Bruja van a querer saber de vosotros también.
-Claro…
-Mejor, más a cobrar.
-Vaya que sí.
-¿Cómo es posible que estés manteniendo la evocación mientras te hablo?
-Algo que no te he contado, Lucius, porque por el momento es alto secreto, puedo mantener dos corrientes de pensamiento a un tiempo.
-¿Qué estás diciendo? – muy asombrado.
-Lo que oyes, lo descubrí hace casi un año ya.
-Buaaah… Tú sí hubieras sido el espía perfecto, si puedes leer y conversar a la vez.
-Cierto, no se lo conté más que a dos personas para que nunca llegara a oídos de Dumbledore e intentara convertirme en agente doble.
-Claro…
-Nunca habría aceptado, ¿eh? Teniéndote a ti.
-Desde luego que no.
-Algo más que agradecerte.
-Claro, claro…
Esperaron un ratito admirando los halcones.
-Son preciosos, Snape. Hazte animago también con ella, no la prives del placer de volar sin escoba.
-Desde luego que voy a hacerlo.
-Díselo ya, en cuanto deje de evocar, trabájatelo, merécela.
-Desde luego.
Hipólita, por fin, se vinculó con él y le dijo.
-Ya les ha llegado, cariño, vamos a dejarlo.
-Vale… Hipólita, meu amor, ¿nos haremos animagos juntos?
-Claro que sí, si el Quidditch me deja tiempo el próximo año. Tengo los TIMOS también, los dos.
-Buf… claro…
-Si no, te haces tú y luego me enseñas.
-Claro que sí. Podrías pasar de Defensa, ahora ya no vas a luchar.
-Pero quiero aprender, Prince, por si las moscas, y así también podré sustituirte cuando seas profesor y no tengas tiempo.
-Claro, claro…
-Vamos a volver a Diagon, ya ha habido suficiente aquí y comienza a hacerse tarde. Si todavía ha de hablar Lucius en el Caldero y queremos tocar no nos va a llegar el tiempo ni la energía.
-Cierto, y yo necesito ir al baño.
-Y yo más – dijo Lucius - Llevo desde antes de las nueve.
-Buf… No entiendo cómo está aguantando toda esta gente.
-Porque vuelven a sus casas y después aquí de nuevo.
-Claro…
Se pusieron en marcha hacia Diagon repitiendo consignas, cuando llegaron les dijeron quienes los llevaban:
-Repetid los parlamentos, ha cambiado la gente.
-Buf… no… Que se corra la voz, necesitamos bajar, descansar un rato, ir al baño…
-¿Queréis que os dejemos ya en el suelo?
-Sí, por favor.
-Muy bien.
Los bajaron y fueron hasta el Caldero entre la multitud con Hipólita, cogidos los tres de la mano para no separarse. Cuando llegaron no cabía un alfiler, Sev les dijo:
-Vamos al baño de arriba, al de las habitaciones. Deja pasar a Lucius primero, Hipólita.
-Claro que sí.
Subieron hasta el piso alto, fueron los tres al baño y después al dormitorio de Sev.
-Qué feliz soy… con mis dos amores… Quiero mimos de los dos…
Se tumbaron en la cama, Sev al centro, y se dieron muchos mimos.
-Qué felices vamos a ser, si os tengo a ambos ya no necesito a nadie más. Buf… ya no volvería a bajar, al tumbarme me ha entrado todo el cansancio de golpe, estoy agotado, quiero quedarme a dormir.
-Nada de eso, Prince. Lucius tiene que hablar y nos queda mucha fiesta por delante – dijo Hipólita - Toma poción Estimulante.
-Buf… ¿Mezclada con alcohol? No sabemos si tiene interacciones.
-Ya hace un rato que no bebes, bebe mucha agua y espera hasta volver a ir al baño.
-Vale…
-Ya te la convoco yo.
Hipólita convocó un vaso y lo llenó con Aquamenti. Sev bebió dos vasos llenos, Lucius e Hipólita uno.
-Gracias, meu amor.
-Debéis enseñarme a convocar – dijo Lucius.
-¿No le has enseñado todavía, Prince? – le preguntó Hipólita.
-Pues no, cariño, no hemos tenido tiempo – respondió Sev.
-Jo, Prince… ¿Qué EXTASIS cursaste tú, Lucius?
-Encantamientos – respondió Lucius.
-Vaya… Como mi madre…
-Era el que más gente hacía, por salir del paso, yo no necesitaba estudiar.
-Cierto, cierto… ¿Cómo aprendiste a luchar? Prince dice que eres muy bueno.
-Contra el resto de Mortífagos.
-Claro… Así que aprendiste después de Hogwarts.
-Pues sí, en menos de un año. Ya tenía muy buenas aptitudes, soy muy ágil, flexible y con buenos reflejos.
-Claro… Entonces valdrías también para el Quidditch. ¿Vuelas en escoba?
-Lo hacía de joven, cuando todavía vivía con mis padres, hace años que no lo hago.
-Claro, claro… Pero sabes.
-Sé, sé, claro que sé.
-¿En tu casa se puede volar?
-Desde luego que sí, no tengo vecinos en millas a la redonda.
-Estupendo, pues has de volver a volar para disfrutar.
-Claro que pienso hacerlo. Mañana mismo vengo a Diagon a comprarme una buena escoba.
-Compra la Nimbus 1500. Es la que tenemos nosotros, la mejor que hay en el mercado.
-Muchas gracias por la recomendación, ya lo sabía porque es la que compraban los Mortífagos también.
-Claro, claro… Compramos de ésas para todo el ejército, ¿lo sabías?
-No, no lo sabía.
-Con el dinero de Potter, lo puso él para todos.
-Vaya tela…
-Las amistades ricachonas de Snape, sabe con quién juntarse.
-Desde luego que sí.
-En el almuerzo hemos tenido bronca con la única ricachona de la familia que no quería poner dinero para el fondo, Deborah Fairbank.
-Vaya…
-La que os trató mal, Lucius – dijo Sev.
-Claro…
-Y a cambio se ha perdido la fiesta, no ha venido con nosotros.
-Estoy pensándome lo de que sea profesora de Salud y Magia Roja en un futuro, ¿eh? – dijo Sev - Pienso que no va a ser una buena docente, no es nada empática, y si va a tener como alumnos a un montón de hijos de Mortífagos…
-Buf… Prince… Pero ha sido ella quien se ha trabajado los programas…
-Ya, ya lo sé, se le retribuirá. Y además, ella no necesita el trabajo, puede dedicarse a los negocios teniendo tanto dinero. Prefiero dar trabajo a alguien más humilde.
-Claro que sí – dijo Lucius – Pues no lo pienses más, échala atrás desde ya.
-Mañana mismo se lo digo, y así, si quiere, que se haga Auror, es para lo que ha estado preparándose con mucha ayuda mía también, ayuda que no me devuelve. No merece la confianza que he puesto en ella, lleva siendo segunda casi un año ya.
-Cierto – dijo Hipólita.
-Por consejo tuyo, cariño. Estuve a punto de destituirla el verano pasado y tú me convenciste de que no lo hiciera.
-Cierto, cierto. Yo no la conocía tan bien como tú y conmigo se comportaba muy bien, recuerda que fue ella quien identificó mi enfermedad.
-Sí, pero aunque no lo hubiera hecho no habría pasado nada. Yo me di cuenta sin saber cómo se llamaba, le habríamos puesto remedio igualmente.
-Pero mejor con el médico, que nos consiguió ella también, fue él quien me dio la dieta.
-Claro, mejor con el médico, desde luego.
-Hipólita, prepárate para Corazón de Bruja esta noche – le dijo Lucius.
-Claro… mis abuelas la compran… Buf… no…
-Sí, sí, vamos a venderles la exclusiva, a sacar pasta.
-Vale…
-Que vuelvan a la redacción y nos traigan un cheque, vamos a hablar ahora de cuánto podemos sacarles.
-Al menos cien galeones cada uno.
-Más, más, mil para los tres. Va a comprarla todo el mundo mágico y van a pasar semanas hablando de ello. Lo darán por entregas, verás, van a hacernos decenas de fotos si no nos las han hecho ya en el callejón.
-Vale, vale…
-No digas una palabra antes de que nos traigan el cheque, ni te dejes hacer fotos.
-Vale, vale… Quizá también aborden al resto de amantes de Prince, de los que ha hablado por la tarde.
-Claro… Lauren, Valerie, Audrey, Paul, todos… - dijo Sev.
-En ese caso ya deben haberlo hecho – dijo Lucius.
-Estoy segura de que no han dicho una palabra – dijo Hipólita.
-Y yo – dijo Sev.
-Cuando bajemos les decimos que pidan pasta también a cambio de hablar, al menos doscientos galeones cada uno. Van a tener para meses de cotilleo – dijo Lucius.
-Eso, eso, ya se lo digo yo – dijo Hipólita - ¿Queréis que vaya ya? Así también voy preparando el recibimiento, todo lo necesario para que hables tranquilo, Lucius. ¿Controlas dictado verbal?
-Hace años que no lo hago pero supongo que me saldrá, no es difícil.
-De lo único que tienes que preocuparte es de vocalizar bien, que ya lo haces, poner el énfasis adecuado y hacer las pausas correctamente para que aparezcan los signos de puntuación en el escrito – dijo Sev.
-De acuerdo, está bien.
-¿Hemos de hablar de algo más o bajo ya? – preguntó Hipólita.
-Baja ya si quieres, lo que nos queda por hablar es de cuánta pasta vamos a sacarle a El Profeta – dijo Sev.
-Muy bien. Cuando esté todo listo subo por vosotros.
-Estupendo.
Hipólita se marchó desvinculándose.
-¿Cuánto, Lucius?
-Mil galeones.
-Buaaah… Te pasas, no cubren gastos.
-En absoluto, mañana, pasado mañana y todo lo que llevan vendido esta semana y lo que venderán el próximo fin de semana con el concierto. Que nos paguen, que nos paguen por lo que los has engordado desde hace un año ya, deberíamos pedirles dos o tres mil. Va a ser todo para ti y también lo que me toque de Corazón de Bruja a repartir entre Hipólita y tú.
-Ni hablar, Lucius, a medias.
-Ni hablar, Snape, voy a regatear yo que soy quien tengo el poder ahora porque todavía no he hablado. Voy a pedirles tres mil a tu nombre, mañana cuando despertemos abres esa cuenta en Gringotts.
-Wooow… Voy a tener para comprar la casa en Godric's Hollow.
-Claro que sí, yo ya tengo casa y mucho más patrimonio que tú. Quédate con lo que mereces ya que no te has quedado con la recompensa del Ministerio. La que me den a mí será a medias contigo, la vida ya te está devolviendo lo que has sembrado.
-Gracias, Lucius, gracias…
-Snape, no des las gracias por cosas que no son un favor. Es de justicia, yo he vivido regaladamente veintiún años de mi vida, tú padeciste durante dieciséis. Todavía estoy siendo egoísta, debería dártelo todo pero quiero dárselo a Narcissa y Andrómeda, que van a quedarse sin herencia.
-Claro…
-Tranquilo, Andrómeda vive bien del sueldo de su marido, tienen una buena casa en el campo y cuando crezca la nena podremos darle trabajo en Knockturn, y a Narcissa pienso ponerla de directora de hotel o restaurante. Ya te dije que es una excelente anfitriona, sabrá desenvolverse y tendrá un buen sueldo, continuará con un tren de vida alto.
-Claro que sí.
-Hemos de repartir el trabajo y la riqueza, acabar en la medida de lo posible con las clases sociales, al menos en la comunidad mágica.
-Por supuesto.
-Dar ejemplo. A lo que no vamos a renunciar es a mi casa, ¿eh?
-No, no, quiero vivir bien.
-Pero mereciéndola, trabajando para mantenerla.
-Eso, eso.
-Aprendiendo de ti, Snape, a no desperdiciar la vida.
-Eso es lo que hay que hacer.
-Desde luego que sí.
-Bésame, Lucius…
-Claro que sí…
