La vida por delante
Sev fue a buscar a Lucius, que estaba con Narcissa.
-Buenas noches, Narcissa, siento no quedarme a charlar un rato contigo, pero estoy reventado, llevo despierto desde las ocho de la mañana y no he parado desde las cuatro.
-No pasa nada, Snape, acostaos ya, Lucius también lo está y debéis estar frescos para mañana, vuestro sábado.
-Eso, eso.
-Qué ganas tengo, Snape, de volver a luchar – dijo Lucius.
-Y yo.
-Vamos entonces.
Subieron al piso alto y fueron al baño a prepararse para acostarse.
-¿Vamos a dormir con Reparadora?
-Yo no, Lucius, ya lo hice ayer y el lunes voy a tener Giratiempo, me da tiempo a dormir ocho horas antes de que cierre Gringotts.
-¿No vas a volver a Hogwarts por la mañana?
-Tú mismo dices que ya no soy necesario.
-Que sepas que Sirius ha ido a informarse de la caza de esta noche mientras tocabais, ocho de ocho de nuevo, dos muertos. Han tenido que sacar los cadáveres de allí Apareciéndose.
-Vaya… dos muertos…
-Pues sí, los han pillado en su dormitorio, pero despiertos y borrachos. Van a silenciarlo hasta que mañana cacen a los ocho que faltan para que las esposas no intenten buscarlos y se chiven.
-Bien, bien… Suerte que no tienen teléfono.
-Desde luego, ya me preocupé de no darles el teléfono de la pensión para que no se lo dieran ellos a sus mujeres antes de desaparecer.
-¿Y cómo no les da por volver a casa a visitarlas Apareciéndose?
-Porque les dije que no lo hicieran, que sus casas y familias iban a estar vigiladas.
-Claro…
-Y que tampoco se les ocurriera aparecerse en Diagon ni en ningún lugar mágico, que los estarían buscando y podrían identificarlos si los demás se habían chivado.
-Desde luego. Muy astuto, Lucius.
-¿Quién es el más listo?
-Tú. Había un montón de cosas en qué pensar y no lo hicimos juntos.
-Pero solo también me basto, Snape, he estado haciéndolo así desde hace casi año y medio.
-Claro que sí.
Se metieron en la cama, Sev puso el despertador para las doce y media y se durmieron al instante, abrazados. Despertaron a la mañana siguiente.
-Mi amor… Tenemos tiempo de unos pocos mimos… - dijo Sev.
-Otra cosa te daría yo.
-Buf… no… Dejémoslo para la tarde o llegaremos tarde al banco.
-¿Le diste su cheque a Hipólita?
-No.
-¿Sabes cuál es su dormitorio?
-Tampoco.
-Pues lo mejor es que salgamos ya y desayunemos, con suerte nos la encontraremos y así ella también puede ingresarlo.
-No, no es necesario, ya lo se lo doy a su padre, voy a pasar por la librería. Ella no podría abrir sola la cuenta, todavía es menor de edad.
-Entonces llévaselo antes de que cierre y que pueda ingresarlo ya aunque deba cerrar la librería antes de hora, que no vaya con tanto dinero encima.
-Cierto, tienes razón… Mucho me fastidia perderme los mimos.
-Esta tarde, Snape, todos los mimos que te dé la gana.
-Vale…
-Y por la calle también voy a darte.
-Estupendo.
Se vistieron y recogieron.
-Ni se te ocurra hacer la cama, ¿eh? Tendrán que cambiar las sábanas – le dijo Lucius.
-Claro, claro… Vamos a espabilar que no llegamos a todo, ¿eh?
-Vamos, yo ya estoy.
Salieron rápidamente de la habitación, bajaron y salieron del Caldero al callejón. Apenas había gente porque era la hora de almorzar, se dirigieron rápidamente hasta Bowman y entraron.
-¡Philip! – exclamó Sev.
-Vaya… Qué alegría verte por aquí después de más de un año – dijo Philip.
-No tenemos mucho tiempo, volveré a las dos a traerte los bolsitos. ¿Te lo contó Andrea?
-Sí, sí.
-Vengo a darte esto para que cierres ya la librería y vayas a ingresarlo a Gringotts. Es de Hipólita, lo que le toca de Corazón de Bruja.
Sev le tendió el cheque, Philip lo tomó.
-Claro, claro… Buaaah… setecientos cincuenta… Con esto, lo del disco y lo de la gira le va a llegar para comprar ella misma la casa en Godric's Hollow.
-Esperad que hablemos de eso. Quizá quiera vivir con nosotros y necesitemos una casa más grande.
-Desde luego, o dos adyacentes si no las hay.
-Cierto, cierto.
-Siempre podrían unirse, y también los jardines.
-Claro… Maravilloso.
-Lo hablaremos.
-Marchamos ya mientras cierras, que nos cierran Gringotts.
-Sí, y también a mí, suerte que a estas horas ya está vacío.
-Vamos, Lucius.
Salieron de la librería y se dirigieron a Gringotts. Lucius le dijo mientras entraban:
-Vamos al duende que me atiende siempre a mí.
-Vamos.
Se dirigieron a un mostrador.
-Buenos días, señor Malfoy – saludó el duende.
-Buenos días, Craft, venimos a abrir una cuenta.
-¿A nombre de?
-Severus Snape Prince.
-¿Es usted el señor Snape?
-Así es – dijo Sev.
-Encantado de conocerlo, le reservaremos una cámara.
-Buf… no… no es necesario.
-Sí, sí, será un honor para nosotros.
-¿Y deberé bajar a la cámara cada vez que necesite dinero?
-En absoluto, ya nos encargamos nosotros de eso.
-Muy bien, entonces si es así me parece bien.
-Claro, Snape, con el tiempo vas a necesitarla. Tres mil setecientos cincuenta galeones ya ocupan lo suyo, ¿eh?
-Cierto, cierto. ¿Tú tienes?
-Desde luego que tengo.
-Claro…
-Dale los cheques, anda.
-Aquí tiene – Sev se los tendió al duende.
Craft los observó y sacó unos formularios, que rellenó y le dio a firmar.
-¿No necesito identificación?
-No, señor, los brujos no tienen más identificación que su varita. Aquí conocemos personalmente a todos los clientes, si hay alguna duda sobre suplantaciones demandamos la varita. ¿Puede mostrármela para que incluya sus características en el formulario? – le preguntó el duende.
-Desde luego.
Sev sacó la varita y se la entregó a Craft, que la observó atentamente y la midió, rellenando de nuevo más datos en el formulario. Mientras tanto le dijo a Lucius, vinculado:
-Qué suerte que no nos las pidieron cuando vinimos por la copa.
-Te habríaa advertido. Nunca las piden, y menos todavía a los ricachones. Sería ofenderlos, a mí nunca me la han pedido.
-Claro…
-Los duendes son muy respetuosos con los brujos aunque nos la tengan jurada, porque viven de nosotros.
-Cierto. Ya puedo tener cuidado de que no me roben pelos para suplantarme con Multijugos.
-Bueno… ¿quién lo haría…? Para empezar deberían saber prepararla, que es muy difícil. No se vende en los comercios.
-Cierto, cierto…
-Prohibida por el Ministerio por muy buenas razones.
-Desde luego que sí.
Cuando terminó, el duende le dijo, devolviéndole la varita:
-Si la pierde o se la roban debe advertírnoslo y traer la nueva para que cambiemos los datos.
-De acuerdo.
-Cuando vuelva le atenderá cualquier funcionario si yo no estoy libre. Todos ellos aprenderán su descripción y las características de su varita.
-Estupendo, qué buena memoria tienen.
-Es nuestro oficio, señor. ¿Va a necesitar dinero en este momento?
-Buf… no – y a Lucius – En el Club 100 nos pagan cada noche.
-¿Qué dices?
-Sí, en negro, para no pagarnos impuestos.
-Vaya… ¿Y dinero mágico tampoco necesitas?
-No se me ocurre para qué.
-¿No quieres comprar un montón de cosas ahora que tienes con qué y puedes guardarlas en el bolsito?
-Claro… los libros de la librería de Philip…
-Aprovecha, Snape, y vamos de compras en cuanto desayunemos y vuelvan a abrir los comercios a las dos, la vamos a gozar.
-Estupendo. Cincuenta galeones, entonces.
-Muy bien, señor.
-Yo también voy a sacar, quiero otros cincuenta – dijo Lucius.
-Enseguida se los traigo.
El duende guardó los formularios y marchó.
-Voy a convocar un saquito para guardarlos dentro del bolsito.
-No es necesario, ya nos los da él.
-Vaya…
-Claro, Snape, claro…
Cuando Craft regresó, agrupó los galeones que traía hábilmente, en columnas de diez, y se los dejó contar. Después metió cincuenta en cada saquito y se los entregó.
-Quiero cincuenta libras también, en billetes de diez – le dijo Lucius.
-De acuerdo, señor.
El duende abrió un cajón y contó cinco billetes de diez libras. Se los entregó a Lucius, que los guardó en la cartera.
-Para esta noche, vamos a ir los tres a veros tocar al Club 100, Narcissa, Andrómeda y yo.
-Vaya…
-Claro, Snape, claro… Pienso ir todos los sábados de aquí a que me marche, hoy ya podré corear las canciones y no tendré que camuflarme, podré estar con tus amigos.
-Desde luego.
-Cuéntale a Craft lo del bolsito, para que lo compren también los duendes.
Sev sacó el bolsito del bolsillo.
-Mire, un bolsito hechizado, cabe todo cuanto meta. Los hago yo y se venden en Bowman a partir de esta tarde.
-A ver, a ver… - dijo el duende.
Sev sacó la guitarra del bolsito.
-¡Fantástico! Es increíble…
-Ya sabe, a partir de esta tarde, en Bowman. Corra la voz entre sus compañeros.
-¿Cuánto cuestan?
-Todavía no lo sé, el precio que quiera ponerles el dueño.
-Cinco galeones – dijo Lucius.
-Demasiado – dijo Sev.
-¿Le parece mucho? – preguntó Lucius al duende.
-En absoluto para lo útiles que son, se los van a quitar de las manos – respondió Craft.
-Ahí lo tienes, Snape. No conoces todavía el valor de las cosas, pero pronto aprenderás, yo te enseñaré.
-Genial, Lucius.
Sev volvió a guardar la guitarra.
-¿Vamos? – preguntó Lucius.
-Vamos.
-Hasta la próxima, Craft.
-Hasta la próxima, señor Malfoy, señor Snape.
-Hasta la próxima, Craft – dijo Sev.
Salieron de Gringotts, Sev le preguntó a Lucius:
-¿Craft es el nombre o el apellido?
-Los duendes sólo tienen nombre.
-Vaya…
Los duendes de librea abrieron y volvieron a cerrar la puerta para ellos y se metieron dentro, clausurando el banco, pues eran los últimos clientes del día. Al pie de las escaleras estaba esperándolos Philip.
-Muy bien, acabamos con la obligación por el momento. Antes no me ha dado tiempo a contaros que vamos a almorzar en el Caldero al tiempo que Hipólita desayuna, quedamos con ella así anoche – les dijo.
-Claro…
-Claro, Prince, claro, apenas nos dio tiempo de estar con ella y quizá esta noche también vayamos a veros al Club 100. Hemos de aprovechar para salir antes de ser papás de nuevo y ya no poder hacerlo.
-Claro que sí.
-Mañana es domingo, podremos dormir.
-Por supuesto.
-Y como el concierto no comienza hasta las once podemos dormir también un rato después de cenar.
-Claro, claro… le diré al de la puerta que os deje pasar gratis para que podáis entrar poco antes de que comience, de lo contrario os tocará estar allí a las nueve y media para hacer cola.
-Cierto.
-¿Vamos hacia el Caldero?
-Vamos.
Lucius y Sev se enlazaron y Lucius le dio muchos besos a Sev en la cabeza mientras él continuaba charlando con Philip.
-¿Cómo vais a ir hasta el Club 100?
-Que venga a buscarnos alguien desde Hogwarts Apareciéndose, alguien con quien coincidamos ahora, que también esté desayunando.
-Claro que sí, pues quien vaya también entrará gratis.
-Claro, claro…
-El mejor, Sirius, así ya no es necesario que digamos nada a los de la puerta, él tiene volver a casa de Lauren a las diez para organizar la última operación, de allí puede ir a buscaros y de allí al Club 100.
-Estupendo, pues a ver si lo pillamos.
-Vas a hacerte de oro esta misma tarde, Philip, vas a vender los bolsitos a cinco galeones.
-¿Qué dices? – muy asombrado.
-Sí, sí, no son caros.
-Pues tú te llevas la mitad de lo que saque.
-Ni hablar, porque yo sólo voy a convocártelos y voy a enseñarte a hechizarlos. Tú vas a hacer la mayor parte del trabajo.
-Pero tú has tenido la idea, vas a llevarte un galeón de cada uno.
-Vale, eso sí.
-Y los libros que te he guardado te los llevas gratis.
-Estupendo.
-Y mañana de noche le pido a mi hermano que me convoque un montón más de bolsitos, de varios tamaños y diseños, para todos los gustos. Él se llevará medio galeón.
-Claro, muy buena idea.
-Y un cartel anunciándolos para la entrada de la tienda, también los anunciaré en El Profeta. Esta tarde escribo el anuncio y lo envío desde la posta a la redacción para comenzar ya a vender un montón desde el lunes, va a comprar el diario todo el mundo mágico, haré destacar el anuncio.
-Estupendo, Philip.
-Aprovechando la coyuntura.
-También podrías poner un puesto en el concierto del próximo domingo.
-Ni hablar, ahí quiero estar tranquilo y disfrutar, ya me los comprarán en la tienda.
-Da trabajo a una viuda.
-Claro… ¿Y no me engañará?
-Si cuentas cuántos bolsitos le das y después cuentas cuánto dinero te devuelve no tiene por qué.
-Cierto.
Llegaron al Caldero, ya estaba desayunando gran parte de la familia, sentados a dos largas mesas, todos quienes se habían quedado a dormir.
-Vamos a pedir el desayuno, Lucius – dijo Sev.
-Nos sentamos, ya vendrá Tom, ahora no está ocupado – dijo Lucius.
-De acuerdo.
Se sentaron con Andrea e Hipólita, que les habían guardado sitio. Hipólita les preguntó:
-¿Habéis leído El Profeta?
-Yo sí – dijo Philip.
-Nosotros no – dijo Lucius.
-Pues aquí lo tenéis, en primera plana, ambos en la escalinata de Gringotts, Lucius alzando el puño en alto mostrando la Marca Tenebrosa.
Ella les mostró el diario.
-Wooow… qué bueno, qué buena foto… - dijo Lucius - Pena que tú no estés alzando el puño también, Snape.
-Cierto, fue como salió en el momento.
-Tranquilos, hay muchas más fotos en el interior, medio diario habla de lo de ayer. Tomáoslo con calma para leerlo todo, no lo hagáis ahora, ya lo haréis por la tarde, que es muy larga – dijo Hipólita.
-Buf… demasiadas cosas queremos hacer por la tarde.
-Cierto. Pues eso, nos lo tomamos con calma, El Profeta puede esperar – dijo Lucius - ¿Qué te parece el titular? Malfoy y Snape, héroes del mundo mágico, la mancuerna que nos ha librado de la guerra.
-Excelente.
-A mí me parece mal que me hayan puesto por delante, tú fuiste primero.
-Pero de mí ya sabían, Lucius, lo tuyo fue más impactante.
-Claro, es por eso.
-No me importa en absoluto, nuestros nombres han quedado unidos para siempre, desde ya.
-¿Le echamos un vistazo a las fotos y los titulares mientras viene Tom y nos sirve?
-Vale.
Lucius desplegó el diario. En la página dos, la de los editoriales, uno único del director del diario, como titular '¿Qué hubiéramos hecho sin ellos?'
-Muy bueno el título del editorial.
-Lo he leído completo – dijo Philip – Pone a caldo al Ministerio.
-Estupendo.
En la página tres, la de la noticia principal, otra fotografía de ambos, también en la escalinata de Gringotts, besándose, y como titular, 'La pareja perfecta, no sólo en la lucha'.
-Vaya… se han comportado bien los del Profeta, ¿eh, Lucius?
-Avisados quedaron anoche.
-Y trabajaron un montón en pocas horas.
-Mandaron aquí a toda la plantilla y fueron regresando a escribir a la redacción a medida que acumulaban datos.
-Claro, claro… Tenemos que comprar el diario en cuanto volvamos a salir, uno para cada uno.
-¿Tu suscripción? Te habrá llegado a Hogwarts, y a mí la mía a casa.
-Claro, es cierto. Lo compramos de todos modos, por si alguien se queda sin él, para regalárselo.
-Desde luego, a los Clash – dijo Hipólita.
-Claro… Los pobres ya han salido de gira sin enterarse de que ya está todo arreglado.
-No es así. Sirius los llamó de nuestra parte el miércoles. Ya saben que Voldemort está muerto y la gran mayoría de los Mortífagos capturados.
-Estupendo. Por cierto, Hipólita, habla con Sirius antes de que se marche para que sea él quien lleve a tus padres esta noche al Club 100.
-Vale, lo hago ya mismo.
Lucius volvió la página, observaron las fotos y leyeron los titulares, a partir de ahí se contaba cómo había transcurrido la tarde-noche en Diagon, desde el parlamento de Sev en el Caldero hasta el concierto con Hipólita, con fotografías hermosas y titulares respetuosos. Mientras tanto, Tom pasó a preguntarles qué querían para desayunar, Lucius dijo:
-Yo, té con leche y huevos con bacon.
-Yo, té con leche y tostadas – dijo Sev.
-Snape… - dijo Lucius – Métete algo más potente, hemos de luchar esta tarde, proteína para hacer músculo.
-Buf… Lucius, el bacon tiene mucha grasa…
-Vas a quemarla, y por un día no pasa nada, en Hogwarts nunca lo coméis.
-Vale, pues lo mismo para mí. ¿No tendrás algo de fruta también?
-Sí, algo tengo – respondió Tom.
-Pues trae para los dos y una buena cantidad de pan, estamos hambrientos, no hemos comido nada desde que cenamos.
-Entonces os hago una buena cantidad de todo, incluso os traigo la tetera y la leche.
-Eso, eso.
Continuaron leyendo y después desayunaron como reyes, Tom no aceptó cobrarles.
-Ayer hice el agosto gracias a vosotros y voy a tener gente aquí almorzando, cenando y durmiendo cada noche. Habéis convertido mi negocio en legendario, todo el mundo va a querer sentarse a la mesa desde la que hablasteis y dormir en la cama que ocupasteis. Me habéis arreglado la vida, nunca volveréis a pagar aquí, ni vosotros ni ninguno de vuestros amigos – les dijo.
-Muchas gracias, Tom – dijo Sev.
-Snape, no des las gracias por algo que es de justicia – dijo Lucius.
-Desde luego que sí, ya pienso poner un cartel anunciando cuál fue vuestro dormitorio y colgar por el local todas las fotografías que os hicieron aquí junto con los artículos de El Profeta donde se nombra el Caldero, pienso sacar buen provecho. Y cada vez que queráis venir a dormir tendréis ese dormitorio, gratis, a vuestra disposición. Compraré una cámara de fotos y la próxima vez que paséis por aquí nos haremos una fotografía los tres. Ése es todo el pago que requiero, de por vida.
-Me alegro mucho por ti, Tom. Compra también mañana Corazón de Bruja, ahí van a salir muchas más fotografías del Caldero – dijo Sev.
-Ya pensaba hacerlo, ya.
-Y a color – dijo Lucius.
-Claro, claro…
-Compramos nosotros la cámara de fotos y nos hacemos la fotografía dentro de un rato, así la tienes cuanto antes.
-Ni hablar, ni hablar. En cuanto terminéis cierro un momento y voy yo por ella. Tengo suficiente dinero de toda la recaudación de ayer. Con que volváis a pasar por aquí antes de marcharos me llega.
-Lo haremos, claro que sí.
A continuación, Sev y la familia convocaron un montón de bolsitos de muchos diseños, tamaños y colores. Sev enseñó a Philip a hechizar uno y luego Philip probó a hacerlo él y le salió. Ya se le hacía tarde para abrir la librería, así que metió todos los bolsitos en uno hechizado y el otro se lo regaló a Tom.
-Toma Tom, una recompensa más por lo bien que te estás comportando con nosotros, un bolsito en el que puedes meter todo cuanto quieras que no ocupa ni pesa, nunca volverás a ir cargado en tu vida.
-Estupendo, estupendo… Ojalá pudiera usarlo en el mundo muggle, donde he de ir por la comida porque sale más barata.
-Pues úsalo, Tom y si alguien te lo pide le compras bolsitos a Philip y se los vendes a los muggles, sacas algo tú también – le dijo Sev.
-Claro, claro…
-Así se van acostumbrando a la magia, que es el objetivo.
-Desde luego que sí.
-Buf… Cuando vendamos esto a los muggles vamos a necesitar una factoría, lo van a comprar todos, todos, todos… - dijo Philip.
-Mejor, así nunca faltará trabajo a los brujos, llegaremos a ser independientes del gobierno británico.
-Desde luego que sí.
-Y tendremos más poder, no podrán con nosotros porque nos necesitarán.
-Claro que sí.
-Ése es el objetivo.
-Bueno, me marcho ya, que si han llegado clientes deben estar esperando en la puerta.
-Ve, Philip. Dentro de un rato vamos nosotros a ver esos libros.
-Hasta luego entonces.
Philip se marchó y Tom dijo:
-Estoy pensando en contratar a una viuda de Mortífago para que me ayude con el negocio, no sé cuánto podría pagarle pero si la ayuda también el Ministerio estará cubierta.
-Vaya, Tom… Pues ya sé a quién, una madre de tres niños de tres, cinco y siete años a cuyo marido maté yo – dijo Valerie.
-Buf… con niños tan pequeños…
-Pero podría tenerlos aquí con ella, quizá en otro trabajo no.
-Claro, claro…
-Y aprenderían el oficio también.
-Cierto.
-Y tú no estás casado, ¿verdad?
-No, no lo estoy, soltero y sin compromiso, de lo contrario me ayudaría mi mujer.
-Pues ya sabes, Tom, quizá incluso encuentres el amor. Ella se ha quedado sola, no va a esperar que su hombre salga de Azkabán ni está yendo a visitarlo al Wizengamot.
-Estupendo. Entonces el mismo lunes a primera hora voy al Ministerio y pregunto por ella. ¿Cómo se llama?
-Astoria Windfield.
-Muy bien, lo apunto.
-¿Qué, Lucius? ¿Nos animamos a comenzar nuestra tarde? – le preguntó Sev.
-Buf… espera un poco… - dijo Lucius - He zampado demasiado, vamos a seguir de sobremesa un poco más. Déjame socializar, que ayer apenas lo hice.
-De acuerdo… Luego no nos dará tiempo a todo.
-Acortamos las compras, ya volveremos en otra ocasión.
-Está bien… ¿Con quiénes te apetece más charlar?
-Con quienes nos apresaron. ¿Están todos aquí?
-Sí, excepto Deborah están todos. ¡Valerie, Paul, Andrew, George! ¡Venid a sentaros con nosotros!
Se reubicaron y Sev presentó a los cuatro a Lucius.
-Con Valerie y Paul ya charlé anoche por lo de Corazón de Bruja – dijo Lucius.
-Cierto, cierto, muchas gracias, Malfoy, quinientos galeones no son moco de pavo, ¿eh? - dijo Valerie - Por veinte minutos de entrevista. Cuestan mucho de ganar, te lo agradezco un montón.
-¿Te hicieron muchas preguntas indiscretas?
-En absoluto, no me pidieron ningún detalle escabroso.
-A nosotros tampoco.
-Ni a mí – dijo Paul – Yo también te lo agradezco mucho, Malfoy.
-Debiste ver cómo te defendió Valerie ante Deborah a mediodía de ayer – dijo Sev – Valerie, cuéntale la conversación que tuvisteis fidedignamente.
-Buf… voy a ponerme cardíaca, ¿eh? – dijo Valerie.
-Pues ya lo hago yo – dijo Andrew.
-Gracias, cariño.
Andrew le contó a Lucius la conversación con Deborah del almuerzo del viernes. Lucius no lo interrumpió, y cuando terminó dijo:
-Alguien que no servía para formar parte de un equipo y colaborar. Ni aun sabiendo que todos estabais en la misma onda cedió, lo que le dijiste tú, Valerie, se va a quedar sola.
-En cuanto la vea la voy a echar atrás de las cátedras de Salud y Magia Roja – dijo Sev – Ni es apropiada, ni lo merece, ni lo necesita. Que se quede con todo su sucio dinero y viva de él.
-Vaya… - dijo Valerie - ¿Entonces quién las dará?
-Ya encontraremos alguien más apropiado y que lo necesite más, un medimago para Salud, que podríamos encontrar a través de Damocles o de la hermana de Andrea, y cualquier chica de nuestro grupo, que lo haya experimentado, para Magia Roja. Tú misma servirías, Valerie, eres de las pocas que ya ha hecho la Uniónde las Almas, has tenido un montón de experiencias de relaciones, tanto con chicos como con chicas, y te has vinculado como Comunidad y Pareja con un montón de gente. Eres la mejor, definitivamente, decidido, porque tienes la práctica. La teoría, que es lo que tiene Deborah, se aprende estudiando y ya vas a tener el material elaborado por ella, que se le retribuirá.
-¿En serio, Prince? - muy asombrada - ¿Me pondrías a mí de profesora en Hogwarts?
-Desde luego que sí. Serás una maestra excelente, me he dejado por el camino decirte que eres la más empática y con mejor humor, que sabrá hacer las clases divertidas, serán un disfrute. Sí, sí, vas a ser tú quien dé Magia Roja a las chicas y lo pondremos en marcha para cuando yo me haya graduado, nos sentaremos a un tiempo a la mesa de profesores, Valerie, el primero de septiembre del '78, uno junto al otro, te quiero para siempre en mi vida. El lunes lo hablo con el ministro de magia y lo pongo en marcha.
-Prince… ¿puedo levantarme y darte un morreo para celebrarlo?
-Desde luego que sí.
Ambos se levantaron, se abrazaron y se dieron un buen morreo. Ella se vinculó con él.
-Prince, Prince… ¿nunca vas a dejar de hacerme feliz…? Así nunca podré olvidarte…
-Lo sé, Valerie. Que sepas que si no tuviera ya a Lucius e Hipólita seguiría contigo también, pero tanta gente es demasiado para mí.
-Cuánto lo siento, cuánto lo siento pero te entiendo. Yo también voy a moderarme mucho más, ya he tenido bastante de locura y el susto de las enfermedades venéreas me ha afectado. Me ha hecho pensar mucho en ello, y deberé dar buen ejemplo a mis alumnos.
-Claro, Valerie. Ambos lo hemos hecho mal, tan indiscriminado, es algo que se debe tomar muy en serio.
-Te dejo ya, que tus besos me vician, nadie besa como tú.
Se separó de él, acariciándole la cabeza con mucha ternura y mirándolo a los ojos.
-Te amo, Prince, te amo, siempre te amaré…
-Quizá podamos estar de vez en cuando, Valerie, estaremos siempre cerca.
-Desde luego que sí. Tendré un hijo tuyo si quieres, o incluso dos.
-¿En serio? – asombrado.
-Desde luego, recuerda que quiero tener cuatro hijos, con el sueldo fijo de profesora podré hacerlo y ya no necesitaré comprar casa, vivirán en Hogwarts con nosotros, siempre cerca de ti.
-Claro… buf… Voy a necesitar una casa muy grande para cuando quiera estar en Godric's Hollow.
-Claro… Contribuiré.
-No, no, compraremos una casa Hipólita y yo, una cada uno, y las uniremos, con lo que ganaremos más espacio todavía, cabremos una familia numerosa.
-Todos deberíamos comprar casas en Godric's Hollow, esa aldea mágica con la que soñábamos desde hace ya un año, para vivir todos cerca.
-Desde luego que sí, y podríamos montar un colegio allí para los niños.
-Claro…
-Y así el pueblo volvería a llenarse de niños, es un pueblo ideal para los niños, sin tráfico y con los bosques para pasear, jugar y volar en escoba.
-Desde luego que sí.
-Pues ya está, el colegio que habíamos pensado construir en Diagon se construirá en Godric's Hollow, comunicado por Red Flu para que puedan acudir los que no vivan allí.
-Eres maravilloso, Prince, maravilloso… Qué afortunada soy de poder tenerte así, de que me dediques tu mirada tan limpia, tan auténtica, de tenerte tan cerca. Ya sólo con eso me basta, Prince, me conformo con tener eso de ti para siempre…
-Y yo con la tuya, Valerie. Llevas mis pendientes.
-Siempre que no tengo concierto, Prince, ya lo sabes.
-He de hacerte el conjunto.
-Sin prisa alguna, tenemos toda la vida por delante.
