Regalos
Valerie y Sev volvieron a sentarse con los demás. Lucius se había cambiado al hueco de Valerie, dejando que se sentaran juntos. Le dijo a Sev:
-Estaba comentándoles sobre lo que me dijo Hipólita ayer, que cuando conociera a todos consideraría que cualquiera de ellos es un buen compañero para ti, Snape, y ya pienso así. Me siento muy avergonzado y me disculpo por haberte puesto contra las cuerdas de esa manera, he sido muy egoísta. Que sepas que por mi parte tienes libertad absoluta para desarrollar tus relaciones, sabré compartirte.
-Gracias, Lucius, pero Hipólita dijo algo más en lo que también tiene mucha razón, y es que no puedo estar con tanta gente a la vez, me roba mucha energía.
-Cierto.
-Pero si tengo vuestro permiso mantendré esas relaciones a fuego lento, de vez en cuando, pues es algo muy bonito que no quiero negar y perderme.
-El mío lo tienes, desde luego que sí.
-Pues como sé que el de Hipólita también, os anuncio algo. Valerie y yo tendremos uno o dos niños en un futuro.
-¡Vaya! Estupendo, saldrán guapísimos porque eres preciosa, Valerie.
-Gracias, Malfoy – dijo Valerie.
-Llamadme Lucius, antes de que os acostumbréis a llamarme por mi apellido.
-De acuerdo, lo haremos.
-Estupendo.
-Que sepas que también tendría un hijo contigo, me pones un montón por lo bueno que estás, por cómo eres como persona y por el morbo que me da lo que has hecho, todo, todo. Así que ve pensándolo, quiero quedarme embarazada ya, quiero tener cuatro hijos y quiero tenerlos joven para poder criarlos con energía, y va a ser buen momento para mí. El próximo año no estoy ocupada en absoluto, sólo con la música, que deberemos mantener a fuego lento por Prince, así que si te apetece tener un hijo ya, dímelo, de lo contrario lo tendré con Paul o Andrew.
-Vaya… - muy asombrado.
-Tienes prioridad porque eres el mayor y quien más medios tiene por el momento, podrías hacerte cargo de él mientras yo asiento mi carrera y lo crío.
-Claro, claro…
-¿Quieres? ¿O tienes que pensarlo?
-Buf… No quiero que te lo tomes como un rechazo pero apenas te conozco, Valerie, dame algo de tiempo.
-Está bien, mientras lo piensas voy a dejar de tomar la poción y me lo haré con condón para no quedarme embarazada de otro que no seas tú.
-Vaya, Valerie, gracias…
-En absoluto, gracias a ti por considerar mi oferta, es un honor para mí.
-Lucius, no lo pienses más, Valerie será una madre excelente, te lo digo yo, y apenas os va a quedar un mes para intentarlo, después te marchas al Camino se Santiago – dijo Sev.
-Casi dos meses, Prince, dos ovulaciones, la poción me tocaba el lunes.
-Pero mejor que lo tengas cuanto antes ya que ya estás decidida, quizá el verano próximo tengamos gira.
-Ya ves qué problema, me lo llevo a la gira.
-Pero si no has parido todavía se fastidiará.
-Cierto, cierto, si me pongo de parto en el escenario.
-Claro, Valerie, claro… Si esperáis a septiembre nacería en junio, no te dará tiempo a descansar.
-Claro…
-Muy apurado.
-Ya sabes, Lucius, has de decidirte rápido, dos oportunidades, los días que esté ovulando deberemos hacérnoslo a saco para asegurarnos de que me quedo embarazada, los controlaré por la temperatura basal.
-¿Qué es eso? – preguntó Lucius.
-La temperatura anal, aumenta cuando la mujer es fértil.
-Vaya…
-Mucho por aprender, Lucius – dijo Sev.
-Gracias a Deborah, la que falta – dijo Valerie – No quiero ponerte contra las cuerdas, ¿eh? Si no te decides, si lo haces pero quieres esperar a conocerme mejor o si lo intentamos y no lo conseguimos, te espero. Volvemos a intentarlo de nuevo a partir del invierno para que nazca una vez hayamos terminado con la posible gira del próximo verano, aunque deba irme de gira embarazada.
-Buf… Valerie, embarazada y de gira en pleno verano.
-Es lo que hay, lo que tiene ser mujer, muchas mujeres pasan sus embarazos en verano y trabajan hasta que dan a luz y siguen haciéndolo poco después de parir. Yo, por suerte, podré criar y dar el pecho a mi hijo, muchas madres deben criarlos con biberón porque no les dan permiso en sus trabajos, y os tengo a vosotros para que cuidéis de mí. No me arredra lo más mínimo, soy muy joven, estoy en muy buena forma física y muy sana. Acortamos los conciertos si no soporto estar tanto tiempo en pie y ya está.
-Desde luego que cuidaríamos de ti.
-Incluso yo lo haría, iría de gira con vosotros, y sí, ya estoy decidido, no voy a hacerte pasar por ese sacrificio pudiendo evitarlo, lo intentaremos en cuanto quieras, Valerie – dijo Lucius.
-¡Bien! Te he ligado en cinco minutos, soy la mejor. ¿Y quién va a ser el padrino? Dilo tú, Lucius.
-Snape.
-¡Por supuesto!
-En menos de veinticuatro horas ya tengo dos ahijados, Andrea y Philip también van a comenzar a intentar tener ya otro bebé – dijo Sev.
-Ah, ¿sí?
-Sí.
-Con suerte serán del mismo año en Hogwarts.
-Pues sí, si Lucius y tú lo conseguís sí.
-Lucius, que sepas que tendrás tu libertad para trabajar, viajar y vivir a tope, yo me haré cargo de él por completo. Cuando tenga que trabajar en el castillo Poppy lo cuidará.
-Claro…
-Así daremos una alegría y una buena motivación para vivir a Poppy, con el tiempo le montaremos una guardería.
-Desde luego que sí.
-Y también podré dejarlo con mi madre, que no trabaja y estará encantada.
-Eres fantástica, Valerie.
-Hay que estar a tu altura, chico. ¿Sellamos el pacto con un buen morreo para romper el hielo?
-Claro que sí.
-Ya voy yo donde ti.
Valerie se levantó y fue donde estaba Lucius, que se levantó también. Se dieron un beso de película, muy largo, los demás los vitorearon, y Paul, que había estado sentado junto a Lucius, se levantó y se cambió junto a Prince. Cuando por fin se separaron, Valerie dijo:
-Wooow… Lucius, besas tan bien como Prince… cómo me voy a poner contigo…
-He aprendido de él.
-Vaya…
-No es cierto, ya sabías, Lucius – dijo Sev.
-Ah, ¿sí?
-Sí señor, sí, besas genial.
-Vaya…
Volvieron a sentarse.
-¿Qué planes teníais para la tarde? – preguntó Valerie.
-Compras por Diagon, que acortaremos, lucha y cama – dijo Sev.
-¿Puedo apuntarme a las compras y así paso un rato más con él y seguimos conociéndonos? Ahora me siento mal por haberlo puesto en ese aprieto.
-Ningún aprieto, Valerie - dijo Lucius – Para mí es un honor que hayas decidido tener tu primogénito conmigo siendo que apenas me conoces, alguien como tú que tiene tantas opciones.
-Lo de que no te conozco es falso, Lauren me habló de ti durante la fiesta en Diagon y anoche estuve hablando un buen rato con tu mujer. Recuerda que nos conocimos la noche que os apresamos.
-Claro…
-Una que prepara el terreno, yo ya sabía que serías buen padre.
-Has jugado con ventaja.
-Desde luego.
-Cada vez me gustas más.
-Qué bien, qué bien…
-No me lo robes, ¿eh, Valerie? - dijo Sev - Lucius es monógamo.
-A este paso voy a dejar de serlo, Snape. Ayer me enamoré de Hipólita y hoy de Valerie, pero tranquilo, a ti no te cambio por nadie, tenlo por seguro, has arraigado muy hondo en mi alma. Ya año y medio, Snape – dijo Lucius.
-Buf… qué alivio…
-No me habéis respondido, chicos. ¿Puedo ir de compras con vosotros? – preguntó Valerie.
-Lo que diga Lucius.
-Desde luego que sí, me muero de ganas – dijo Lucius.
-Pues vayamos cuanto antes, así podremos alargarlas más – dijo Valerie.
-Vayamos, sí.
Salieron de nuevo al callejón.
-¿Qué vamos a comprar? – preguntó Lucius.
-Yo sólo quiero ir por los libros que Philip me está guardando – respondió Sev.
-Snape… hay que gastar el dinero que hemos sacado. Los libros ya ha dicho que te los regala, no querrás ir con cincuenta galeones encima hasta que vuelvas.
-No, claro que no.
-Pues ve pensando, vayamos a Flourish & Bloots a investigar libros interesantes, a comprar guías de viaje, por ejemplo, como en la que encontrasteis la cueva y las playas mágicas para hacer escapadas. Comencemos nuestra buena biblioteca.
-Claro… Aunque me fastidia mucho engordar a Flourish & Bloots.
-Es lo que hay, Snape, no queda otro remedio, disfruta de lo que tienes.
-Está bien…
-Compra todo lo que te venga en gana, cuando te quedes sin dinero se acabó.
-Vale…
-Entrad vosotros mientras yo voy a informarme del precio de la escoba, a comprar un montón de diarios y suscribirnos a los dos a Corazón de Bruja. Voy a comprarla hoy mismo, para saber cuánto tengo que guardar.
-Muy bien, Lucius.
Sev entró con Valerie en Flourish & Bloots. En cuanto lo hicieron, el dependiente le preguntó:
-¿Snape?
-Sí.
-Qué honor para mí. ¿Qué desea?
-Venimos a investigar.
-Tienen un descuento del cincuenta por ciento en todo lo que compren.
-Vaya…
-Desde luego, hemos de retribuirle de algún modo su esfuerzo. Nos ha traído la prosperidad y ha renunciado a la suya propia rechazando la recompensa del Ministerio.
-Estupendo. Venga, Valerie, aprovecha, coge todo lo que te venga en gana.
-Voy a necesitar un bolsito hechizado.
-Pues ve a la librería a ver si Philip tiene alguno ya hechizado que no haya vendido.
-Voy, voy, y si no, que me lo haga.
-Eso, ve.
Sev se dirigió a la sección de viajes y cogió un libro de cada uno de los que había. Los llevó al mostrador y pidió al dependiente:
-Dígame cuánto va a costarme todo esto.
El dependiente observó el precio de cada libro sumando mentalmente. Por fin le dijo:
-Veinticinco galeones.
-Muy bien, entonces cóbremelos ya.
Pagó y los metió en el bolsito.
-¿Y eso? – le preguntó el dependiente.
-Los venden en Bowman, cinco galeones cada uno.
-Vaya…
-Si quiere vaya ya mismo por uno ahora que no tiene clientes, yo le vigilo la tienda.
-¿En serio? ¿Lo haría por mí?
-Desde luego que sí, si usted confía en que yo mismo no vaya a robarle.
-¿Cómo lo haría habiendo renunciado a cinco mil galeones? Ya habría podido hacerlo teniendo el bolsito.
-Cierto.
-Nadie mejor que usted en quien confiar.
-Gracias. Vaya tranquilo entonces.
El dependiente se marchó apresuradamente, mientras tanto Sev se dirigió a la sección de Astronomía y cogió también un libro de cada excepto de los de texto de primero a quinto de Hogwarts. Los llevó al mostrador, sumó mentalmente el precio de todos y lo dividió entre dos, sumaba treinta galeones. "Jo… por cinco no me llega…" El dependiente regresó.
-Ya lo tengo – le dijo - ¿No ha entrado nadie?
-No, no.
-¿También se lleva ésos?
-No por el momento, estoy esperando que mi amiga vuelva y les eche un vistazo.
-Su amiga estaba en Bowman, estaban hechizándole un bolsito y ella estaba convocando más. Yo me he quedado con el único que tenía hechizado.
-Vaya…
-Claro, se los están quitando de las manos, me ha dicho Bowman. Ya han acudido varios brujos y duendes a los que usted ya había enviado allí.
-Sí, sí.
-Estoy pensando que vamos a tener que contratar a alguien para que vigile la tienda permanentemente para que no nos roben.
-Claro… Pues ya sabe, una viuda de Mortífago.
-Todos los comercios en el callejón van a tener que hacerlo.
-Desde luego. ¿La librería es suya?
-No, soy un empleado, los dueños no trabajan.
-Pues que trabajen o contraten a alguien más. Si no trabajan es porque les sobra el dinero.
-Pues sí. Si he podido hacerle el descuento es porque aun así no perdemos dinero, sacan a cada libro más del doble de lo que les cuesta a ellos.
-Vaya tela…
-Claro que sí, y no se encargan de nada. Los empleados hacemos los pedidos, llevamos la contabilidad, limpiamos, todo, todo.
-Buf…
-¿Le gustaría llevarse todos esos libros para su amiga?
-Sí.
-¿Le llega el dinero?
-No, me faltan cinco galeones.
-Lléveselos.
-¿En serio?
-Sí, si tengo algún problema los pongo yo.
-¿Está seguro?
-Desde luego que sí, y si me la montan por haberle hecho el descuento me despido, tengo ahorros y ya me darán trabajo en Knockturn de aquí a seis meses, sé llevar un negocio.
-Desde luego que se lo daremos.
Llegó Valerie.
-Aquí estoy - le dijo Valerie
-¿Qué tal? – le preguntó Sev.
-Le he convocado a Philip un montón de bolsitos más para que continúen mañana, él y Andrea, hechizando durante todo el día, porque el lunes van a tener marabunta.
-Claro, claro…
-Mira el que me he hecho para mí.
-A ver…
-Un bolsito de cuentas con forro.
-Qué bonito es, Valerie, quiero uno así.
-Philip me ha dado todo esto para ti, lo que te toca de los bolsitos que le hemos convocado, los cincuenta que le hemos hecho en el Caldero y los veinte que le he convocado yo ahora, de lo que ya ha vendido y lo que le quedaba en la caja, setenta galeones.
-Buaaah…
-Saca el saquito de los galeones, que te los voy echando.
-No van a caber. Espera, échale un vistazo a esto y lo pagamos ya, son todos los libros de Astronomía que hay en la tienda excepto los de texto de primero a quinto de Hogwarts.
-Wooow…
-Claro, Valerie, para que sigas preparándote para la carrera tú que vas a tener tiempo el próximo año.
-Estupendo, Prince, pero pongo yo algo también, también llevo todo el dinero que pensaba gastar ayer.
-Vale, entonces pon.
-Veinte galeones.
Sev sacó un saquito del bolsito y se lo entregó al dependiente.
-Dale otros diez de lo mío.
Valerie se los dio, el dependiente lo guardó todo sin contarlo, Valerie sacó el resto de galeones y los vertió en el saquito de Sev, que rebosaba.
-Veinticinco que me quedaban más sesenta, ochenta y cinco.
-Y Philip me ha dicho que cuando pasemos por allí te dará lo que tenga en la caja a cuenta de los que venda a partir del lunes.
-Buaaah… es una mina de oro…
-Ya te digo, los brujos van a inflarse a robar en los comercios muggles.
-Buf… pues eso me parece fatal.
-Es lo que hay, Prince, por suerte somos una población reducida.
-Ya no me parece buena idea vendérselos a los muggles.
-Cierto.
Valerie guardó todos los libros de Astronomía en su bolsito.
-Cuando pasemos por el Caldero hay que avisar a Tom para que no lo use ante los muggles, hay que saber los límites adecuados en los que podemos usar la magia para que no se convierta en dañina.
-Cierto.
-¿Qué más te apetece comprar?
-Nada más, Prince, compra tú. Ya me has puesto diez galeones, con esto tengo para meses de estudio, no son novelas.
-Bueno, bueno… No vas a estudiar las efemérides.
-Pero eso es sólo un libro, ¿y todos los demás?
-Cierto.
-¿Qué has comprado para ti?
-Todos los de viajes.
-Compra también todos los de Astronomía.
-Claro…
-Porque son de consulta, Prince, hay que tenerlos siempre a mano para releerlos.
-Bueno… Sabes que no lo necesitamos…
-Pero también para Hipólita, Prince. Si yo estoy estudiándolos no voy a poder dejároslos.
-Claro, claro. Pues eso voy a hacer, coger todos los de Astronomía excepto los de texto para los dos.
-Coge también los de sexto y séptimo para ti, ella todavía estará en quinto el próximo año.
-Desde luego.
Sev cogió de nuevo todos los libros de Astronomía de las estanterías correspondientes.
-Son los mismos – le dijo al dependiente – Estos se los pago completos, no quiero que tenga problemas, y ya ha oíddo, me llega el dinero.
-Ni hablar, estoy deseando que me la monten para despedirme, seis meses de vacaciones y después trabajar para ustedes, gente honrada. Si no me despido ahora lo haré en cuanto me den trabajo en Knockturn, a ver cómo se apañan sin mí.
-Desde luego que sí, hágalo. ¿Cuál es su nombre?
-Ernest Dunlop.
-Tendrá trabajo, señor Dunlop, no lo olvidaré.
Sev le pasó el saquito de los galeones.
-Cuéntelos usted mismo mientras yo guardo los libros, por favor.
-De acuerdo.
Lo hicieron así. El dependiente contó los treinta galeones y Sev guardó los libros en el bolsito. Valerie estaba mirando en la tienda, Sev se acercó a ella, estaba en la sección de Herbología.
-La Herbología también te interesa, Prince, para tus trabajos en Medimagia. Compra de aquí, compra.
-Vale, echo un vistazo.
-¿Te distraigo si te hablo?
-No, no.
-Lucius está tardando un montón.
-Cierto.
-Sospecho que nos está comprando regalos.
-Es posible, quizá haya ido también a comprar bolsitos para Narcissa y Andrómeda.
-Claro… Incluso para mí…
-Cierto. Pues si lo hace que lo devuelva, tú ya tienes uno.
-Cierto, cierto, aunque quizá lo desilusione.
-Claro…
-Se lo cojo, Prince.
-Vale, vale, aunque sospecho que Philip no habrá querido cobrárselos.
-Desde luego que no, pero lo habrá elegido él. Me lo quedo y te doy éste a ti, que te ha gustado mucho, así también te hago un regalo.
-Vaya, genial…
-Así ya estamos casi en paz.
-Claro…
Sev había reunido cinco libros de la sección de Herbología.
-Prince, no te comas la cabeza, cógelos todos también excepto los de texto, incluido el de séptimo de Hogwarts. Si no te llega el dinero que Lucius te ponga algo, ya has comprado los de viajes para los dos.
-Vale…
Sev los cogió todos y los llevó al mostrador.
-¿Cuánto es esto?
-Los dividimos en dos montones y sumamos – le dijo el dependiente.
-De acuerdo.
Lo hicieron así, sumaban cien galeones, entre dos, cincuenta.
-Me llega.
Le pasó el saquito a Ernest y le dijo:
-Quedan cincuenta y cinco galeones, deje cinco en el saquito y quédese lo demás.
-Muy bien.
Sev metió los libros en el bolsito y después el saquito que le tendía el dependiente. Regresó donde estaba Valerie, en la sección de Medimagia, muy extensa.
-Éstos vas a tener que comprarlos poco a poco, son un montón y carísimos, así que ve eligiendo lo que más te interesa para cuando Philip te dé lo que haya recaudado cuando nos marchemos.
-Claro…
-Y ya se los dejamos en el mostrador, elige y voy llevándolos yo.
-Estupendo.
Lo hicieron así, Sev escogió libros sobre análisis de pociones y sobre creación de hechizos sanadores, y Valerie fue llevándolos al mostrador. Llegó Lucius.
-Ahí está Lucius, Prince, está charlando con el dependiente.
-Vaya… Entonces esperamos que venga hasta aquí.
-De acuerdo.
Poco después se acercó a ellos.
-¿Qué? ¿Descuento? – les preguntó.
-Sí, de la mitad, a cambio de que le demos trabajo dentro de seis meses – le respondió Sev.
-Ya, ya le he dado mi dirección para que estemos en contacto, será antes, verás. A mí no me dejan pagar nada en ningún comercio.
-¿Qué dices? – asombrado.
-Lo que oyes, de por vida. Me han regalado los diarios y las suscripciones, me regalan la escoba, una cámara de fotos mágica y tampoco me han dejado pagar en la tienda de regalos ni Philip los bolsitos.
-Vaya tela…
-Porque allí son los dueños quienes llevan el negocio.
-Claro…
-Preciosa, ya me ha contado Philip que te había hechizado un bolsito, pero éste te lo he elegido yo, me hace ilusión regalártelo – le dijo a Valerie.
-Claro que sí, mi amor. El que ha hechizado para mí voy a regalárselo a Prince y éste me encanta, lo he convocado yo misma, violeta con una mariposa bordada, como mis pendientes.
-Por eso lo he escogido, porque eres bella y ligera como las mariposas.
-Muchas gracias, Lucius.
-Tengo algo más para ti, extiende la mano.
-Buf… No, Lucius…
-Me lo han regalado, Valerie, y aunque no lo hubieran hecho lo habría comprado igualmente. Lo mereces, ya eres muy especial para mí, vas a ser la madre de mi primer y quizá único hijo. Vas a hacerme el mayor regalo que una mujer puede hacerle a un hombre, algo que nunca, nunca, podré igualar.
-Claro…
-La pena es que no tenían nada violeta para que hiciera juego con tus pendientes, sólo tienen cosas de los colores de las casas. Snape, deberías vender tus joyas también allí.
-El año pasado lo hice y me engañaron por no haberlas llevado a tasar – dijo Sev.
-Ahora te aseguro que ya no lo harían, menos todavía siendo quien eres.
-Pues lo haré, claro que sí.
Valerie extendió la mano, Lucius le puso una pulsera de oro y granates, Gryff.
-Había pensado en plata y jade, Sly, pero estos colores te van mejor por ser castaña, y el oro es mucho más valioso.
-Eso es lo de menos, Lucius, mi amor, la voy a lucir muy, muy orgullosa. Cuando Prince me haga el conjunto de los pendientes llevaré cada una en una mano, de mis dos amores – dijo Valerie - Es la segunda vez en mi vida que me regalan una joya, bésame, por favor…
-Nunca más me lo pidas por favor, pídelo sin más, a partir de hoy estoy para servir todos tus deseos.
Se besaron apasionadamente. Mientras tanto, Sev regresó al mostrador a calcular, descubriendo que por cincuenta galeones podía llevarse cinco libros de los seis que había escogido hasta ese momento. Cuando volvieron donde estaba él, Lucius le dijo:
-No me has dejado darte tu regalo.
-¿Venden cosas para chicos también?
-Pocas pero sí, alfileres, gemelos y accesorios para los vicios.
-Vaya…
-Como no había joyas que superen las tuyas y no fumas, no me ha quedado otro remedio que cogerte esto.
Lucius sacó de su bolsito una petaca de plata con una serpiente de jade incrustada.
-Estupendo, Lucius, me encanta.
-Un poco duro beber el whiskey a palo seco.
-Pero convoco vaso y hielo, sin problema. Yo me he quedado sin dinero, en lugar de cincuenta he gastado ciento quince porque Philip ya me ha pagado mi parte de los bolsitos, he comprado tres secciones completas de la tienda, Viajes, Astronomía y Herbología.
-Viajes es para los dos. ¿Cuánto has gastado en ésa?
-Sólo veinticinco.
-No importa, toma mis cincuenta. Por el momento no me interesan más libros de aquí.
Lucius sacó su saquito.
-Estupendo, Lucius, echaremos cuentas.
-Ni hablar, te lo quedas todo, si voy a hacerme de oro es gracias a ti. ¡No voy a volver a pagar nada en Diagon más que los libros!
-Dáselos al dependiente entonces.
Lucius entregó el saquito, que el dependiente vació y guardó sin contar y Sev cogió los cinco libros que podía llevarse y los guardó en el bolsito. Le dijo a Ernest:
-Guárdeme éste, dentro de un rato volveré.
-Estupendo, señor Snape, aproveche mientras pueda. Si me despido el lunes ya no estaré para usted pero advertiré a mi compañero, que viene dentro de un rato, él también le descontará, y a los dos a un tiempo no pueden despedirnos hasta que alguien más aprenda.
-Maravilloso. Próximamente, entonces, compraré toda la tienda.
-Bravo, señor Snape.
Le tendió la mano, el otro se la estrechó.
-Encantado de haberle conocido, señor Dunlop.
-Más encantado estoy yo, hoy me han arreglado la vida.
Valerie y Lucius también le estrecharon la mano, se despidieron y salieron de nuevo al callejón.
