Celos
Salieron al callejón desde Flourish & Bloots, Valerie pasó a Sev el bolsito de cuentas y se enlazó con Lucius.
-Toma, ya lo he vaciado.
Sev se lo colgó en bandolera.
-Me encanta que pueda colgarse, es mucho más cómodo y seguro que llevarlo en el bolsillo.
-Cierto, Valerie, has de hacerme uno – le dijo Lucius.
-Jo… Lucius… ¿Y ya no usarás el que te hice yo? Fue el primero que hechicé, ya me estás abandonando por Valerie – lastimero.
-Ven aquí, anda… Enlázate por el otro lado.
Sev lo hizo, Lucius le dio besos.
-Estoy trabajándomelo, Snape, claro que usaré el tuyo también, no voy a deshacerme de él. Si uso los dos tardarán más tiempo en ajarse, durarán más.
-Vale, vale…
-Y entiende que voy a pasar el resto de la tarde contigo, con Valerie voy a estar apenas un rato y tenemos prisa, Prince, quizá en una semana estemos follando si tanta prisa hay.
-Claro que sí. Ya sé qué podéis hacer juntos mañana.
-¿Qué?
-Yo estoy ocupado por la tarde, Hipólita iba a encargarse de darte clase de castellano, y Valerie se quedó con las ganas de aprender el pasado verano porque no tuvo tiempo. Podéis aprender juntos.
-Claro… sería estupendo. Valerie, ¿quieres?
-Claro que quiero, algo más que continuar haciendo el próximo año cuando estaré aburrida.
-El próximo año te enseñaré yo, habré aprendido un montón desenvolviéndome en España.
-Claro… estupendo…
-Vamos aquí, la tienda de deportes, las escobas.
-Vamos, vamos.
Se separaron y entraron.
-Buenas tardes, aquí estoy de nuevo – dijo Lucius.
-Buenas tardes, señor Malfoy. ¿Snape?
-Sí, yo soy.
-Qué gran honor para nosotros tenerlos a los dos aquí. Ya le hemos envuelto la escoba, Señor Malfoy. ¿Usted quiere algo, señor Snape?
-Sí, una snitch de entrenamiento.
-Enseguida.
-¿Una snitch? – preguntó Lucius, extrañado.
-Desde luego, lo vamos a pasar de muerte persiguiéndola, verás.
-¿Y cuál es la diferencia entre una snitch de entrenamiento y una normal?
-Que la de partido ya no vuelve a volar una vez la atrapas, la de entrenamiento vuelve a volar si la sueltas.
-Vaya…
-Claro, si necesitaran una snitch distinta cada vez que la atraparan no ganarían para snitchs.
-Claro, claro… Nunca me interesó el Quidditch en especial.
-Pues ahora es algo más que puedes tener en común con Valerie e Hipólita, volar en escoba. Valerie es la capitana del equipo Sly y cazadora.
-Vaya… Pues cuando nos aburramos mañana del castellano vamos a mi casa y volamos allí.
-Jo… Ya estáis excluyéndome.
-Snape, eres tú quien está ocupado. ¿En qué estás ocupado?
-En preparar litros de Multijugos para las orgías de los demás.
-Buf…
-Prince, habla con todos, la idea fue de Sirius para Deborah, quizá los demás no tengan tanta urgencia – dijo Valerie.
-Pero los ingredientes ya están comprados.
-No van a estropearse porque esperemos al verano o al próximo año. A mí ya no me interesa, no voy a poder hacerlo si me quedo embarazada y Paul sólo va a hacérselo conmigo.
-Claro, claro…
-Como si se estropean los ingredientes, no es para tanto.
-En todo caso se los vendo al colegio para los alumnos del año próximo.
-Ahí tienes la solución, Prince.
-Vale, vale…
-Así que mañana te tenemos con nosotros.
-Estupendo, mientras dais clase de español escribiré mis planteamientos para el ministro de magia, lo del próximo domingo, lo de Knockturn y lo del colegio en Godric's Hollow, y después os lo leo por si tenéis más ideas.
-Claro que sí. Ya te han traído la snitch, Prince.
-¿Qué se debe? – preguntó Sev.
-Para usted nada, señor Snape, de por vida, al igual que para el señor Malfoy.
-Muchas gracias.
-Gracias a usted, va a traernos la prosperidad.
-Les aviso de algo, estamos vendiendo estos bolsitos hechizados. Lucius, mete la escoba en el tuyo para que lo vean.
Lucius la metió.
-Están comprándolos un montón de brujos. Deberán vigilar para que no les roben.
-Aquí no nos roban, señor Snape, lo tenemos todo en la trastienda o tras el mostrador.
-Estupendo, quedan avisados de cualquier modo.
-Muchas gracias, muy honrado. Por cierto, ¿dónde se compran?
-En Bowman, la librería de viejo.
-Vaya, un muy buen cliente. Su hija es la estrella del Quidditch, somos buenos amigos de Philip.
-Claro que sí.
-Llevan catorce años comprándonos las escobas para ella.
-Claro, claro…
-Y ahora es su pareja, ¿no? Ha salido en el Profeta esta mañana.
-Eso mismo, sentimental y artística.
-No sabe cuánto nos alegramos por ustedes, por ambos, porque son una familia excepcional y usted también lo es. Pues a ella también le regalaremos las escobas, seguro que si la fichan para el Mundial y la entrevistan hablará de nosotros.
-Muchas gracias en su nombre.
-No nos dé las gracias, señor Snape, sólo esté atento a cuando salga el siguiente buen modelo y pase por aquí para que se la regalemos. Podrá dejarnos la antigua para que la vendamos de segunda mano si no tiene a quien regalarla.
-De acuerdo, así lo haré. Encantado de haberles conocido.
Los tres estrecharon las manos a los dueños de la tienda, se despidieron y se marcharon.
-Buf… me siento fatal… - dijo Snape.
-¿Por qué? – preguntó Lucius.
-Yo lo sé – dijo Valerie - Porque robamos un montón de negocio a estas personas comprando las escobas para todo el ejército directamente a la fábrica.
-Claro… Pero estaba más que justificado, Prince. Ellos fueron quienes equiparon al ejército de Voldemort, ahí no tuvieron escrúpulo alguno.
-Cierto – dijo Sev.
-No te sientas culpable, cuando la gente escuche la canción de la escaramuza el próximo domingo muchos adultos van a comprar escobas para volver a volar, les va a entrar el gusanillo de nuevo, y también de que aprendan sus hijos pequeños, les devolveréis lo que les habéis quitado.
-Claro… Más trabajo para parte del ejército que no ha entrado en la Academia de Aurores, dar clases de vuelo.
-¡Claro! – exclamó Lucius – Qué bueno, montaremos una oficina de empleo en Knockturn o en algún local pequeño vacío de aquí, de Diagon. Sí, mejor aquí, que no haya que arreglarlo, eso lo dejo solucionado antes de marcharme en verano, así lo gestionamos todo nosotros y no el Ministerio.
-Estupendo.
-Luego voy a la posta y pongo un anuncio para mañana en El Profeta, para que la gente espere y no ofrezca los trabajos al Ministerio.
-Muy bien, Lucius, les ganamos por la mano.
-Qué bien, qué bien, yo también daré clases antes de que el embarazo me lo impida – dijo Valerie – Algo más en lo que estar ocupada y ganar dinero con ello, podría montarse una escuela en Godric's Hollow también.
-Claro que sí, compraremos un local allí y escobas para quienes todavía no tengan – dijo Lucius - Vamos aquí, por la cámara de fotos – dijo Lucius.
Pasaron los tres al comercio.
-Buenas tardes, aquí estoy de nuevo – dijo Lucius.
-Buenas tardes, señor Malfoy, señor Snape, ¿señorita?
-Rush – dijo Valerie.
-Buenas tardes, señorita Rush, aquí tenemos su pedido, señor Malfoy, la cámara y los carretes, ya le hemos enseñado antes cómo utilizarla.
-Eso es – dijo Lucius - ¿Tú quieres otra, Snape?
-Nos hemos quedado sin dinero por el momento, Lucius – dijo Sev.
-No es problema alguno, gratis para ustedes dos, ya se lo hemos dicho antes al señor Malfoy. Usted ha cedido su recompensa y el señor Malfoy va a invertir todo su dinero para limpiar Knockturn, va a ser un descanso para nosotros – dijo el tendero.
-Está bien, quiero una cámara.
-¿La misma que el señor Malfoy, la mejor del mercado?
-Ésa.
-Estupendo, señor Snape, enseguida se la traigo.
El tendero pasó a la trastienda. Lucius le dijo a Sev:
-Si quieres que te explique él cómo funciona, de lo contrario te lo explico yo, es fácil.
-Vale, entonces me lo explicas tú.
-Chicos, esto es una gozada, venir de compras sin pagar, qué envidia me estáis dando – dijo Valerie.
-Cogemos otra para ti, Valerie – dijo Lucius.
-Ni hablar, no por el momento, ya aprovecharé la coyuntura cuando se sepa que soy la madre de tu hijo y también a mí me lo regalen todo. Por el momento ya me haréis fotos vosotros. Podría permitirme comprarme una cámara, ¿eh? Y hasta ahora no lo he hecho por ahorrar.
-Claro, claro… En verano, que no voy a llevarla al Camino de Santiago, te la dejo, y más si ya estás embarazada, quiero reportaje de todo el embarazo.
-Claro que sí.
-Me perderé lo mejor, si te quedas en junio te enterarás estando sola, no estaré contigo.
-Cierto… qué pena…
-¿Tienes teléfono?
-Sí, claro.
-Te llamaré desde donde esté.
-Estupendo, Lucius. Estaré esperando tu llamada como agua de mayo.
-Claro que sí, continuaré llamándote al menos una vez por semana, cuando te pille en casa.
-De acuerdo, Lucius, cada vez que me llames te diré cuándo puedes volver a hacerlo.
-¿Y a mí no me llamarás? – preguntó Sev, lastimero.
-Claro que sí, a ti también, amor mío, dame un beso – respondió Lucius.
Se besaron.
-Mira que cuestas de criar, Prince… - dijo Valerie - Tú ya lo has tenido una semana entera, no le dejas hacerme caso el rato que vamos a pasar juntos, después lo vas a tener sólo para ti.
-Pero es porque estuvimos el jueves hablando del Camino de Santiago un montón de rato y a mí no me dijo que me iba a llamar.
-Porque tú vas a estar mucho más liado, de gira – dijo Lucius.
-Cierto.
-Has olvidado cómo compartir a tus amores, Prince, cuando a ti siempre hay que compartirte – le dijo Valerie.
-Es que de Lucius me pongo celoso, tengo mucho miedo de perderlo.
Lucius lo abrazó.
-Mi amor, mi amor, ten por seguro que no vas a perderme, tú eres el primero para mí, lo serás siempre, tenlo por seguro, por favor…
-Vale, vale…
-Si pudieras darme lo que va a darme Valerie no necesitaría a nadie má sigo con ella tras quedarse embarazada será también a fuego lento.
-Vaya…
-Claro, Snape, claro, me basta contigo.
-Vale, lo siento mucho, perdonadme.
-No hay nada que perdonar, hemos debido hablarlo con calma.
-Cierto.
-Ella no va a quedarse sola ni abandonada, tiene a Paul y Andrew y te tendrá a ti de vez en cuando si quieres.
-Claro que sí.
-¿Tranquilo?
-Sí, Lucius, sí.
-Pues anda, coge la cámara y vamos, que nos quedan varias paradas todavía y me muero de ganas de luchar contigo y de que me enseñes esa sorpresa que me tienes preparada para hoy.
-Claro… vas a alucinar…
-¿Qué, Prince? – preguntó Valerie.
-El Sectumsempra.
-Wooow… Ya te digo que vas a alucinar, Lucius.
Se separaron, Sev cogió la cámara y los carretes y los guardó en el bolsito de cuentas. Se despidieron del tendero y marcharon hasta la librería de Philip, donde había varios duendes y brujos en el interior, mirando los libros.
-Aquí estamos, Philip – le dijo al entrar - ¿Cómo va la venta? Eres el único comercio por donde hemos pasado con clientela.
-Pues ya ves, mientras esperan por los bolsitos miran los libros e incluso se llevan algo, dos pájaros de un tiro.
-Maravilloso.
-Me has arreglado la vida, Prince. Pasa tú mismo a la trastienda y coge los libros, están en cuatro montones agrupados, unas dos docenas. Cuando les eches un ojo, si no los quieres vuelves a traérmelos.
-De acuerdo.
Sev fue hasta la trastienda, guardó todos los libros en el bolsito y volvió a salir.
-Cuidado con los robos con los bolsitos, Philip.
-Prefiero confiar en la gente y no comerme la cabeza, Prince. No van a robar precisamente a quien les hace el favor de venderles un objeto tan útil, a todos les parece muy barato.
-Vaya…
-¿Has visto, Snape? – dijo Lucius - El valor de las cosas no depende del esfuerzo que cuesta elaborarlas, sino de la oferta y la demanda. Las cosas útiles y difíciles de conseguir multiplican su valor.
-Desde luego que sí.
-Prince, toma la recaudación hasta el momento, cincuenta galeones más – dijo Philip.
-Vaya tela, Philip, hechizas muy rápido.
-Pues sí, ya voy cogiéndole el tranquillo y te he dicho que también he vendido libros.
-Claro, claro…
-Esta noche en el Club 100 le pediré a la familia que me convoquen muchos más, de lo contrario no aprovecharemos bien Andrea y yo el día de mañana, no nos llegarán los bolsitos para todo lo que podremos hacer.
-Desde luego que sí.
-Y por la noche mi hermano muchos más, para toda la semana. Quienes tienen familia quieren uno para cada miembro.
-Claro, claro…
-Van a desaparecer los baúles del Expreso de Hogwarts y las mochilas del colegio.
-Desde luego.
Philip le dio los cincuenta galeones, que Sev guardó en el saquito que hubo de rebuscar.
-Llevo el bolsito demasiado lleno.
-¿Quieres otro?
-No, no, que tenemos prisa, nos marchamos. Nos vemos esta noche en el Club 100.
-Allí estaremos.
Salieron de Bowman de nuevo en dirección al Caldero, Lucius dijo:
-Nos repartimos, yo voy hasta la posta a poner el anuncio para El Profeta y Snape vuelve a Flourish & Blotts. ¿Con quién te apuntas, Valerie?
-¿Vas a ponerte celoso si me apunto con Lucius, Prince? – preguntó Valerie.
-No, Valerie, no, en absoluto – respondió Sev.
-Vale, entonces voy con él, así estamos un rato a solas también, que no hemos tenido ocasión ni probablemente la tengamos mañana.
-Si queréis la tendréis, no os preocupéis. Me adelanto para dejaros ya a vuestro aire, cuando terminéis pasáis a buscarme.
-De acuerdo, Prince, muchas gracias.
Sev aceleró el paso y fue hasta Flourish & Bloots, saludó a Ernst y se dirigió de nuevo a la sección de Medimagia, escogiendo cuidadosamente qué libros se llevaría por los cincuenta y cinco galeones que le quedaban. Eligió otros cuatro aparte del que ya le guardaba el empleado, pagó y se quedó esperando a Valerie y Lucius en la puerta.
Sí se puso celoso, ya lo estaba más todavía desde que Lucius intentara tranquilizarlo diciéndole que si él pudiera darle hijos no necesitaría a nadie más. Celoso e inseguro de lo peor que podía estarlo, algo de sí mismo que no podría cambiar por mucho que se esforzara, nunca podría darle un hijo a quien era su amor más intenso y eterno.
Por fin vio llegar a Valerie y Lucius desde la posta, enlazados y acaramelados, y un dolor peor que un Crucio le atravesó el alma. Dejó de mirarlos y cuando llegaban casi a su altura los saludó y precedió por no verlos. No les habló hasta que llegaron al Caldero, donde Valerie les hizo varias fotos mágicas con la cámara de Tom, y Lucius también quiso estrenar la suya para hacerse fotos los tres. Sev no quiso participar y dejó que Tom les hiciera fotos a Valerie y Lucius, manteniéndose al margen.
Por fin llegó el momento de marcharse a luchar. Sev y Lucius se Aparecieron donde lucharan la semana anterior, en el bosque cercano a la cueva. En cuanto llegaron y protegieron el claro, Lucius le preguntó:
-¿Qué pasa, Snape?
-No lo soporto, Lucius, no soporto que vayas a tener un hijo con Valerie.
-¿Por qué? Pensaba que querías que tuviera un hijo propio, me preguntaste si no lo deseaba, y tú mismo me has animado a hacerlo cuando Valerie me lo ha ofrecido.
-Entiéndelo, Lucius, no es porque te lo hagas o dejes de hacértelo con ella, eso es lo de menos. Quisiera ser yo quien te lo diera, que fuera de los dos.
Sev rompió a llorar, Lucius lo abrazó.
-Buf… claro…. Rayos, cómo he metido la pata intentando tranquilizarte, la he fastidiado más todavía diciéndote que pudieras dármelo tú no necesitaría a nadie más.
-Eso, Lucius, eso. Ha sido justo ahí cuando he comenzado a sentirme inferior a ella y no sólo a ella, sino a cualquier mujer que se cruce en tu vida y pueda ofrecerte lo que yo no puedo, lo que nunca podré, ni aquí ni en la eternidad. Es algo precioso que nunca podremos vivir juntos…
-Está bien. No tendré un hijo con Valerie ni con nadie hasta que no te sientas preparado, y si nunca lo estás nunca no lo tendré, adoptaremos.
-No puedo hacerte renunciar a eso, Lucius…
-No me haces renunciar a nada. Tienes razón, yo tampoco quiero un hijo si no es por igual de ambos, y ante todo no quiero hacerte sufrir de esta manera. Snape, eres mi vida entera, y deberías soportar embarazo, parto, crianza… Ni hablar, no es el momento, me he precipitado porque me he emocionado, es una locura, con alguien a quien apenas he conocido ayer. Ni hablar, me debo a ti, como si nunca tenemos hijos, muchos gays no los tienen y son felices, nos bastaremos el uno al otro.
-Estoy sintiéndome muy egoísta, Lucius. Tú estás dispuesto a renunciar a mi fidelidad y yo no soy capaz de superar mis celos para que tú vivas algo tan bonito.
-El egoísta he sido yo, que lo he antepuesto a ti. He debido darme cuenta. Ya me has dado señales mientras andábamos por Diagon y aun así me he quedado con Valerie. Hemos tardado un montón en la posta y te he hecho vernos enlazados y dándonos mimos, y después las fotos. He sido muy poco delicado, Snape. ¿Lo has pasado muy mal?
-Ya te digo que lo he pasado mal, he sentido un Crucio atravesarme cuando estaba esperándoos y os he visto venir.
-Buf… ya no más, nunca más. Sólo tendré un hijo propio, si lo tengo, cuando tú lo tengas también, cuando también puedas vivirlo, lo disfrutes y puedas soportar que yo también lo haga. ¿Pacto?
-Pacto.
-Ahora deberemos explicárselo a Valerie tranquilamente. Lo hacemos esta noche si no es mal momento, para que no siga haciéndose ilusiones.
-Cierto.
-No importa, habrán sido apenas unas pocas horas. Ella tampoco ha sido delicada, no comprende lo profundo que es lo que sentimos el uno por el otro, ha intentado todo el tiempo ponerse a tu altura aprovechando que puede darme lo que tú no, y no lo está, nunca lo estará. Lo nuestro dura ya casi seis años, Prince, somos la relación más prolongada que tenemos ambos, excepto la tuya con Lily Evans.
-Que ya no cuenta.
-Cierto. ¿Estás mejor?
-Sí, Lucius, mucho mejor.
-Te he propuesto venir a luchar aquí y no a mi casa para que hagamos si quieres el ritual en la cueva.
-Claro…
-Está muy cerca, sería un momento inmejorable para realizarlo, así serías consciente de todo lo que he sentido por ti a lo largo de los seis años, que ha sido siempre bueno, y te reafirmarías en lo que siento por ti, te desharías de las inseguridades absurdas.
-Será maravilloso, Lucius, pero no he preparado mi meditación individual.
-Entonces improvisa. ¿Cuándo lo hiciste por última vez?
-Hace menos de un mes, pero han ocurrido tantas cosas…
-Entonces no lo hagas si no quieres. Podemos volver cuando quieras, quizá no sea el mejor momento si hay más visitantes.
-Si hay gente lo dejamos para el próximo sábado en la cueva de la Sala, ahora ya puedes andar con libertad por el colegio.
-Claro, claro… O incluso mañana, prescindimos de la clase de castellano, prefiero estar sólo contigo que con las chicas.
-¿En serio?
-Claro que sí, amor mío, que nadie nos robe un minuto. Te amo con todo mi ser, no quiero perder un minuto contigo ni querré perderlo nunca.
-Estupendo, si nos tomamos la tarde entera puede dar tiempo a todo, o dejar la clase de castellano para después de cenar, entre la cena y el toque.
-Maravilloso, así tenemos toda la tarde para que me enseñes la Sala de Menesteres con tranquilidad.
-Qué bien, Lucius, qué bien…
-Bésame, Snape, bésame…
Se besaron con pasión durante un rato, al cabo Lucius le dijo:
-No lo soporto más, vamos a hacérnoslo aquí mismo, antes de luchar.
-Wooow… Sí…
-Para ti, lo que quieras.
-No, no, para los dos, dame y yo me lo hago con la mano.
-¿Seguro? No, te doy y después te lo hago con la boca.
-Wooow… Lucius…
-Así probamos en pie, te apoyas en un árbol.
-Saldré de la protección.
-Vuelvo a ponerla abarcando los árboles.
-Genial.
Lucius volvió a proteger, se bajaron los pantalones y se lo hizo por detrás durante mucho tiempo como a él le gustaba. Cuando acabó se arrodilló en el suelo y se lo hizo con la boca también durante mucho tiempo. Cuando terminaron Lucius le preguntó:
-¿He arreglado mi metedura de pata de antes? ¿Te he hecho feliz?
-Sí, amor mío. Está todo olvidado, ya lo estaba.
-No sabes lo aliviado que me siento. ¿Quieres descansar un poco? Llevas mucho tiempo en pie.
-Vale…
-¿Tienes hambre? Si ya no vamos a la cueva podemos volver a mi casa y luchar allí.
-¿Estará Narcissa?
-No lo sé, quizá esté con Andrómeda.
-Rastréala.
Lucius lo hizo.
-Sí, está con Andrómeda, no está en casa. Y aunque lo estuviera, ella no nos molestaría, sabe que es nuestro sábado.
-Vale, vamos entonces, ya tengo un montón de ganas de conocer tu casa.
-Nos lo tomamos con calma, ¿eh? De lo contrario perderemos mucho tiempo. Mi casa es enorme y ya sabes, a las nueve tienes prueba de sonido y yo a las ocho y media he de llamar a los ratones para poder estar a tiempo en el Club 100.
-Claro que sí, Lucius, pero por si llegáis tarde doy vuestros nombres al de la entrada y pasáis gratis, como la semana pasada.
-De acuerdo, Snape, hazlo así. Entonces no hay tanta urgencia, ya me marcharé también a las nueve para aprovechar al máximo. De cualquier modo ya iré enseñándotela poco a poco, por el momento vamos al salón donde más me gusta relajarme.
-Estupendo.
-Dame la mano.
