Práctica
Ethel y Sev se besaron hasta que llegaron los elfos, que pasaron hasta el comedor.
-Mira, mira, ahí están – le dijo él.
Ella se giró.
-Vaya… qué graciosos… Hola, chicos…
Los elfos no le respondieron.
-¿Por qué no saludan?
-Son muy tímidos y respetuosos, son esclavos y quieren serlo.
-Vaya… qué pena…
-El año pasado intentamos liberarlos y pagarles y ni uno solo de los ciento cincuenta que sirven en Hogwarts aceptó que lo hiciéramos.
-Jo… vaya tela…
-Lucius tiene un elfo muy especial, que sí aceptó ser liberado y conversa normalmente, Dobby.
-Vaya… ¿Lo conoceré?
-Claro que sí. Yo lo conocí ayer y me explicó un montón de cosas sobre los elfos que no sabía, muy interesantes. Su magia es más poderosa que la nuestra, nacen con ella y no necesitan varita.
-¿Sigues contándome mientras comemos? Me suenan las tripas.
-Claro que sí.
Pasaron al comedor, se sentaron, Sev convocó agua para ambos y comieron su ensalada y tortilla de patatas mientras le contaba sobre los elfos, todo cuanto sabía. Cuando terminaron dijo Ethel:
-Qué rico todo, con aceite de oliva. En casa apenas comemos ensaladas porque aquí en Reino Unido es carísimo.
-Los brujos podemos permitírnoslo porque lo multiplicamos. Ya lo multiplicaré para vosotros y nunca os faltará.
-Ah, ¿sí? ¿No decías que no podíais hacer aparecer comida?
-No podemos hacerla aparecer, pero sí podemos multiplicarla hasta ocho veces.
-Wow… Podríais acabar con el hambre en el mundo.
-Desde luego que podríamos.
-Vaya tela… Debéis hacerlo.
-Lo haremos, claro que sí, nos encargaremos de ello. ¿Qué hacemos hasta las seis? Me muero de ganas de algo que llevas prometiéndome desde el Club 100, besándote he vuelto a ponerme.
-Toma, y yo, pero antes has dicho que sólo besos y caricias. ¿Has cambiado de opinión?
-En absoluto, pero me muero de ganas de los besos y caricias, pequeña.
-Venga, pues vamos, quiero descubrir de una vez eso de lo que tanto presumes, lo que hay debajo de esa ropa.
-Al dormitorio entonces.
Fueron hasta allí.
-¿Esta puerta es el baño? – preguntó ella.
-Sí.
-No empieces sin mí, ¿eh?
-Tranquila, no pensaba hacerlo, yo también he de pasar.
-Vale, vale, me doy prisa.
-Tranquila, no me urge.
Mientras ella salía del baño Sev se quitó las zapatillas y los calcetines, ella salió y pasó él. Cuando salió, ella estaba vestida todavía, también sin zapatillas ni calcetines y tumbada en la cama pero incorporada, le dijo:
-Como soy mucho menos experimentada que tú he decidido que esta noche mando yo – autoritaria.
-Vaya… Esta noche y siempre.
-Pues venga, quítate la ropa, demuestra lo que sabes hacer desde ya.
-¿No quieres desnudarme tú?
-No, quiero que te apañes solo, a ver si me pones, me encanta mirar. Para eso soy muy masculina, muy visual.
-Vaya… Eso está hecho.
Sev se quitó la cazadora de cuero lentamente y después se desabrochó con la misma parsimonia la camisa negra y se la quitó, quedando con los brazos en jarras, ella le dijo:
-Wooow… ya estoy… ya te digo que sabes… ¿Seguro que sólo besos y caricias, vas a dejarme con las ganas?
-No, haremos todo lo que quieras.
-Estás buenísimo, tío. Eso no es natural, te lo has trabajado mucho, mucho.
-Pues sí, la lucha con la varita.
-¿Qué dices? – asombrada.
-Lo que oyes, se trata de moverse en todas direcciones para esquivar, un ejercicio muy completo, y en verano y mientras hace buen tiempo también nado un montón.
-Buf… Yo digo que estoy buena, pero a tu lado… vas a llevarte una decepción.
-En absoluto, porque no es eso lo que me pone de ti. Ya te he dicho antes que el físico no me importa en absoluto.
-Vale… Sigue, anda…
Él se desabrochó el cinturón y los botones y se sacó los pantalones lentamente también. Ella le ordenó:
-Ponte de perfil.
Él lo hizo.
-Vaya culo, tío, cómo me voy a poner. Ya te digo que tienes éxito con las mujeres y muy merecido, podrías ser modelo de ropa interior, ganarías una pasta por un mínimo esfuerzo, dejarte hacer fotos.
-Vaya… nunca lo había pensado…
-Pues busca una agencia y que te hagan un book, un álbum de fotos. Ellos te mueven el negocio, con un teléfono de contacto te llega.
-¿Cómo sabes todo eso?
-Porque una compañera de la facultad a la que le doy clase lo es.
-Vaya… Estupendo, pues me pones en contacto.
-La llamo en cuanto llegue a casa para que venga mañana a Times Square y tú mismo hablas con ella.
-Estupendo. Te llevarás un porcentaje por darme la idea.
-Ni hablar, yo no voy a hacer nada. La espalda, quiero ver la espalda porque si es tan alucinante como todo lo demás me muero de gusto. Si no me lo haces tú me lo hago sola mirándote.
-Vaya…
Se puso de espaldas a ella.
-Buaaah… alucinante… ares perfecto, perfecto… Buf… qué calentón… nunca nadie me había puesto como tú…
-¿Te lo estás haciendo, Ethel?
-Sí…
-Deja, ya te lo hago yo…
-No, no quiero forzarte a nada ni que probablemente fracases, ya te he dicho que nunca me he ido con nadie.
-Déjame intentarlo al menos, y si no lo consigo lo haces tú.
-Vale…
Él se dio la vuelta.
-¿Cómo quieres continuar? Tú mandas.
-Ahora me desnudas tú a mí.
-Vale, ponte en pie.
Ella se puso en pie y él le quitó, lo primero, los vaqueros.
-Wooow, Ethel, me encantan tus piernas, delgadas y muy musculosas. Sí que estás buena.
-Pero los brazos y el torso no tanto, yo no hago ejercicio completo.
-Bueno, no te apures, eres una mujer, no tienes por qué ser tan musculosa como yo, tienes otros valores. Veo que no te depilas las piernas, me parece muy bien.
-¿Qué dices? – asombrada.
-Lo que oyes, nunca lo hagas, nada, ni las axilas, y lo que menos las ingles, ni se te ocurra.
-Eso nunca lo hago porque no voy a la playa, pero cuando me pongo falda y camisetas de tirantes en verano debo hacerlo.
-Ni se te ocurra, si lo haces te dejo. Depilarse es una tortura, ni se te ocurra hacerlo. Te dejo, te juro que te dejo.
-Estás dejándome alucinada. Y pensar que mientras has pasado al baño estaba preocupada por eso, porque no contaba con esto esta noche y no me había preparado…
-Pues ya has visto, avisada estás. Si te veo depilada olvídate de mí.
-Moreno, eres alucinante, alucinante… ¿De dónde sacas esas ideas?
-De la igualdad entre mujeres y hombres y de no ser esclavas de la moda ni de las imposiciones estéticas de la sociedad, sino de ser cada una como es. Una idea muy revolucionaria que te viene como anillo al dedo, cambia de mentalidad.
-Pero soy muy peluda, mi amor. Es muy feo.
-Eres peluda porque eres morena, mediterránea, ponlo en valor. Frida Kahlo no se afeitaba su hermoso bigote ni sus cejas pobladas, incluso los pintaba en sus autorretratos. Sé una mujer libre y reivindica tu individualidad, tu diferencia.
-Bigote no tengo, soy muy joven todavía, pero las cejas sí me las depilo.
-¿Cómo?
-Con pinzas.
-¿Te duele?
-Sí, un montón, la piel de esa zona es muy sensible.
-Pues te prohíbo que vuelvas a hacerlo.
-Buf…
-Prohibido. Si no te veo las cejas más pobladas dentro de poco, te dejo.
-Vale…
-No tienes un trabajo cara al público, si alguna vez lo tienes piensas si merece la pena.
-De acuerdo.
-¿Seguro?
-Seguro.
-¿Podemos continuar?
-Claro que sí.
-Voy con la blusa.
Le desabrochó la blusa lentamente y se la abrió sin quitársela, llevó ambas manos a sus pechos por encima del sostén y se los acarició estimulando los pezones hasta que ella comenzó a jadear.
-Buf… Ya me has puesto, Ethel…
-Y tú a mí, qué bien lo haces…
-¿Quieres que te desnude del todo?
-Quiero, quiero, quiero que tú también me veas, que tengas la misma información que yo, igualdad de condiciones.
-Muy bien, allá voy.
Le quitó la blusa y después le desabrochó hábilmente el sostén, con una sola mano.
-Wooow… con una mano y sin mirar, cuando la mayoría no saben ni con dos. Eres un as, moreno.
-Gracias, todavía no has visto nada.
-Tú tampoco.
-A ver, a ver…
Él le sacó el sostén y se apartó para mirarla.
-Wooow… qué pechos preciosos, los mejores que he visto nunca. Eres maravillosa, Ethel.
-El que decía que no le importaba el físico.
-Sé apreciar las cosas bellas como tú también lo haces.
-Cierto.
-Pues ya está, nada habría cambiado entre nosotros si hubieras tenido pechos feos.
-Lo creo, aceptas mis pelos y exiges que los conserve.
-Eso.
-Cada minuto que pasa te amo más.
-Y yo a ti. ¿Seguimos? Siento meter prisa, pero hemos de acabar antes de las seis o de lo contrario deberemos interrumpirnos.
-Tengo de margen hasta las seis y media para llamar, mi madre apenas tiene un cuarto de hora de casa al hotel.
-Vale, vale…
-Disfruta, mira todo cuanto quieras, toca, haz lo que quieras.
-Estupendo.
Siguió admirándola un poco más y después le dijo:
-Túmbate en la cama, ahora voy a disfrutarlos, a mí sí me gusta tocar y lamer, me apasiona.
-De acuerdo.
Ella se tumbó, y él sobre ella, atacó sus pechos con la boca, mordiendo sin hacerle daño y succionando, ella le acariciaba la cabeza y pronto jadeó de nuevo.
-Dios… qué bien lo haces, qué bien, qué bien… Ya veo que no me has mentido.
-Desde luego que no, yo nunca mentiría en algo así.
Pasó así un buen rato, también olió sus axilas sin depilar.
-Wooow… cómo me pone tu olor, hueles muy bien, a algo vegetal…
-Ah, ¿sí? Increíble que te huela bien el sudor, eres de lo que no hay, moreno.
-Quiero que no uses desodorante cuando vayamos a vernos, que huelas mucho a ti misma.
-Buf… Hoy estás sacudiendo mucho, mucho, todo el concepto que tenía sobre las relaciones y el sexo, eres alucinante, moreno, alucinante. Lo haré, claro que sí, me ducharé por la mañana y no usaré desodorante.
Después él le preguntó:
-¿Ya estás bien caliente?
-Estoy, estoy...
-Pues ahora elige cómo quieres seguir, mano, boca o frottage.
Ella rio.
-¿Qué es eso de frottage?
-Frotarnos el uno contra el otro, para irnos los dos.
-Vaya… nunca se me habría ocurrido…
-¿Los muggles no lo hacéis?
-Nunca he tenido noticia.
-Los brujos lo hacemos mucho, antes de follar.
-Claro… No sé, nunca me he ido de ninguna manera, ¿cómo me recomiendas?
-Lo más bonito, en nuestra primera vez y siendo también la primera con alguien para ti, sería irnos juntos.
-Vale, entonces intentémoslo así. Si nos da la hora y no me he ido vamos y a la vuelta me lo hago sola.
-De acuerdo. ¿Quieres encima o debajo?
-Debajo, para que lleves tú el control, yo no tengo idea.
-Puedo llevar el control aunque estés encima, también te muevo yo. ¿Cómo te resulta más fácil irte cuando lo haces sola?
-Boca abajo.
-De acuerdo, entonces tú encima. Vamos a desnudarnos del todo.
Se sacaron la ropa interior que les quedaba.
-Vaya tela… - exclamó ella - ¿De dónde sales tú? ¿Esto también es por ser brujo?
Sev rio un tanto avergonzado.
-En absoluto.
-Buf… No tienes un solo defecto, chaval. Debe haber uno con todas tus cualidades de cada millón, con razón tienes éxito, ya te digo que lo tienes, por algo debes repartirte.
-Sólo te digo una cosa, todavía no has visto nada. Sube anda, que quiero tomármelo con calma.
-Vale, vale...
-Encájate, que te guste.
-Estupendo.
Ella lo hizo, él le preguntó:
-Cuando te lo haces sola, ¿te lo haces con las piernas juntas o separadas?
-Juntas.
-Pues túmbate sobre mí, súbelas y júntalas.
Ella lo hizo.
-Muévete tú un poco para marcarme el ritmo.
Ella lo hizo, cuando comenzó a jadear él le preguntó:
-Te está gustando, ¿no? ¿Podrías irte así?
-Quizá sí.
-De acuerdo, pues me toca, relájate y disfruta, no te obsesiones por irte, ya lo hago yo todo.
-Vale.
Comenzó a moverla él a su ritmo, tomándola por el trasero y apretándola contra sí.
-Wooow… alucinante, alucinante, qué fuerza tienes…
-¿Te llega o quieres más presión?
-Me llega, me llega…
-Vale, bésame y olvida lo otro, ya llegará.
-Estupendo.
Se besaron, él le mordía los labios sin hacerle daño, un cuarto de hora después ella se separó y le dijo:
-Estoy a punto, dale un poco más de presión.
Le dio, al medio minuto ella se separó de él gimiendo, él intensificó la cadencia y se fue también. Cuando terminaron ella se dejó caer sobre él, él la abrazó y le dio besos en la cabeza.
-Vaya tela… qué diferente es irse sola que contigo…
-¿Por qué no has gritado?
-Por si nos oían.
-Buf… aquí no nos oye nadie. A la próxima grita.
-Hay otro dormitorio.
-El de la mujer de Lucius, que está en su casa desde hace horas.
-Jo…
-Has podido preguntarme desde que hemos llegado.
-Vaya que sí, soy boba.
-Y aunque estuviera, inventé un hechizo hace ya más de tres años para que no nos oigan, lo conjuro y ya está.
-Vaya…
-Claro… No existía y lo inventé yo, ahora ya lo conoce todo el mundo. Sospecho que dentro de poco se enseñará en el colegio.
-¿En tercero, con trece o catorce años?
-Sí, con trece.
-Wooow… eres un as, un as… A ti no te ha gustado mucho.
-Desde luego que me ha gustado, mi amor, de lo contrario me habría bajado.
-Pero cuando te has ido ni siquiera has gemido.
-Buf… te explico… Me he acostumbrado a la caña con Lucius, que siempre me la pide y me la da.
-Vaya…
-Claro, cariño, esto me sabe a poco, lo he hecho a tu ritmo.
-Jo… qué pena…
-No te importe, podría haber hecho que te fueras tú y después irme yo a mi manera, pero he preferido irnos juntos.
-¿Tanto dominas que te vas cuando quieres y a cualquier ritmo?
-Sí, mi amor. Mucha práctica y mucha experimentación, con muchas personas distintas.
-Vaya tela…
-Mucha energía gastada también.
-¿Cómo llegas a todo?
-No me lo explico.
-Cuando volvamos de Notting Hill te lo hago para ti, con la mano o con la boca, como quieras.
-No, mi amor, no. Cuando volvamos de Notting Hill dormimos, no me parece bien irme dos veces y tú sólo una.
-¿Por qué? Ahora lo has hecho sólo para mí, quiero que te guste mucho y a ti también te quede buen recuerdo. A mí me ha gustado mucho, el mejor de mi vida.
-Bueno… lo pienso… ¿Ya no te da asco con la boca?
-Nada tuyo puede darme asco, mi vida.
-Vaya…
-Te vas dentro.
-Buf… Si nunca lo has probado puede ser desagradable, ¿eh? Tanto por el sabor como por ser espeso.
-Bueno, bueno… Ya ves qué problema, he de acostumbrarme, al menos mientras no follemos, de otro modo voy a sentirme mal. Tú eres muy respetuoso y dedicado, yo no puedo ser menos, hemos de estar a la par.
-Vale…
-Claro que sí, podrías haberme follado, disfrutar mucho más y asegurarte de que me desvirgabas tú, y estás decidiendo esperar siendo que así quizá te lo pierdas. ¿Quién sabe qué puede pasar mañana? He de compensarte por no aprovecharte de la situación.
-En absoluto, ese argumento no me vale, no has de compensarme por nada. Yo también he disfrutado, quizá ha sido tan bueno como el tuyo pero pasa que yo estoy mucho más acostumbrado que tú y tengo más experiencias, los tengo mejores. Lo comprobarás cuando tú practiques más y también los tengas mucho mejores.
-Claro… vale… Pues olvídalo, ya te había convencido, quiero y ya está. ¿Ya son las seis?
-Sí, ya pasan.
-Muy bien, voy sola a Notting Hill.
-Ni hablar.
-No vamos a vestirnos. ¿Tienes dos batas?
-Tengo, la mía y la de Lucius.
-Vale… entonces ven conmigo.
-Vamos allá.
Se levantaron y se pusieron las batas, Ethel la de Sev y él la de Lucius, le dijo:
-Con esta bata mató a Voldemort, ¿sabes?
-¿En serio?
-Sí, porque fue de madrugada, hace justo una semana, y fingió que lo sacaba de la cama.
-Vaya tela… Hace justo una semana.
-Sí, hace justo una semana estaba desayunando, luego se sentó un rato a leer tan tranquilo y después se lo cargó.
-Buaaah… increíble…
-Vamos.
Fueron por Red Flu hasta Notting Hill y Ethel llamó a su casa, Sev observó cuando marcó para memorizarlo. Poco después de que marcara le respondieron y ella habló:
-Mamá, soy Ethel. Te llamo desde casa de Evelyn, me he quedado a dormir aquí… ¿Que qué hago despierta a estas horas? Me he despertado a propósito para llamarte… ¿Que ya habrías imaginado que estaba aquí si hubieras llegado a darte cuenta de que no estaba? Bueno… Pero quizá sí te habías dado cuenta, sueles despertarte cuando vuelvo, te llamo para que no te preocupes y le dejes una nota a papá para que tampoco lo haga cuando se levante… ¿Que a la próxima no me preocupe tanto y duerma, que ya lo hubieras imaginado? Vaya… Si llego a saberlo no me despierto a propósito… ¿Que por qué repito todo lo que dices? Porque Evelyn está escuchando conmigo y quiero que se entere de la conversación… ¿Que he hecho despertarse también a Evelyn? Pues sí, para eso están las amigas… Mamá, deja de sermonearme y escucha, que he de decirte algo y tienes el tiempo justo para dejarle la nota a papá y prepararte para salir de casa. Lee los diarios en cuanto puedas en el trabajo, anoche se lio gorda en el Club 100 y esta tarde a las cuatro lo va a hacer en Times Square. En cuanto llegues a trabajar, antes de que se enteren también tus compañeras, pídele permiso a tu jefa para salir un rato antes, ha de darnos tiempo de llegar allí a los tres a las cuatro. Cuando leas los diarios entenderás por qué, no te reviento la sorpresa ni hay tiempo para explicaciones. Un besito.
Ethel colgó.
-Buf… madres… no hay por dónde pillarlas… Si no hubiera llamado estaría sufriendo, y si llamo sufre más todavía, por mí, por Evelyn… Son de un pesado…
Rieron.
-¿Volvemos a lo nuestro antes de que nos entre sueño de nuevo? – preguntó ella.
-Volvamos.
Volvieron a Hogwarts por Red Flu, cuando llegaron fueron hasta el dormitorio, y mientras se quitaban las batas, Ethel dijo:
-Le estoy cogiendo el gusto, ¿eh? Es muy agradable viajar por chimenea.
-A mí también me encanta, y también se lo cogerás a Aparecerse, verás.
-Buf… eso espero, dentro de unas horas me toca de nuevo.
-Cierto, a ver si no caemos encima de alguien cuando vayamos a tu casa.
-Y los que nos vean, si no han leído los diarios van a alucinar.
-Desde luego.
-Muy bien, has de enseñarme.
-No he de enseñarte nada, mi amor, hazlo como te salga, sorpréndeme. Con el tiempo ya te iré pidiendo cosas.
-Buf… no… voy a hacerlo fatal… ayúdame…
-Cariño, eres muy insegura, así no llegarás muy lejos. Estoy dándote libertad absoluta, tómatela. Para empezar, voy a convocarte un vaso de agua para cuando acabes.
Él lo hizo y se tumbó en la cama.
-Comienza por ponerme caliente, túmbate conmigo y bésame como besas tú tan bien. Ya has visto lo rápido que has aprendido esta noche porque lo has hecho con ganas, pues para todo es así, se trata de hacerlo con ganas y disfrutarlo, lo que hagas o dejes de hacer es lo de menos, mejorarás con el tiempo. Es tu primera vez y has de hacerlo a tu manera, sin sentirte forzada a nada.
-Eres fantástico, fantástico…
-Lo mío me ha costado aprender, las primeras veces que me lo hicieron forzaba a las chicas a hacerlo a mi manera, pero ya no más.
-Claro que no.
-Vamos, lánzate sobre mí como me has dicho que harías si me pillabas solo. Ahora me tienes, solo y enterito para ti, aprovecha, vamos, no lo dudes más.
Ella subió de un salto a la cama y se lanzó a besarlo con una pasión inusitada, tomándolo con fuerza por la cabeza, él se volvió loco de inmediato. Unos minutos después ella lo tocó, lo sintió duro y comenzó a bajar con besos y mordiscos por su mandíbula, su cuello, su pecho, su vientre, mientras él le acariciaba la cabeza.
-Wooow… qué bien lo estás haciendo, mi amor. Hacía mucho, mucho, que no me hacían esto que estás haciéndome tú, trabajarse una mamada así. Me estás poniendo a cien, me hagas lo que me hagas me va a encantar.
-Buf… qué alivio…
-Claro que sí, lo vas a hacer genial, verás.
Por fin la alcanzó y él se incorporó para mirar y dejarle sitio en la cama. Ella se arrodilló entre sus piernas y lo miró a los ojos mientras se la lamía de abajo arriba, disfrutándolo.
-Muy bien, así es, que te guste, mi amor, haz sólo lo que te guste.
Unos minutos después se metió la cabeza en la boca y la envolvió con la lengua, en movimientos circulares.
-Buaaah… maravilloso, hacía mucho que no me hacían eso, estás consiguiendo sorprenderme, Ethel.
Después se separó de él y le dijo:
-No me va a caber entera en la boca.
-Claro que no, ni lo pretendo ni no intentes, mi vida. Puedo irme sólo con la punta, ¿eh? Y por hoy me llegaría.
-Vale, entonces dime cómo te gusta más con sólo la punta, quiero que te guste mucho y aprender algo hoy.
-Vale, estupendo, te digo. Succiona muy fuerte, sin miedo de hacerme daño, me vuelve loco que me duela.
-Vaya… ¿masoquista?
-Sí, señora, por eso adoro que me den.
-Buf… allá voy, si me paso avisa.
-Vale.
Ella se lo hizo hasta que lo hizo estallar gritando, y continuó hasta que terminó.
-Buaaah… Ethel… maravilloso, maravilloso, ha sido fantástico… Anda, bebe agua y abrázame.
-Lo tengo todavía en la boca.
-Pues si no quieres tragarlo escúpelo a la cama o al suelo, ya lo limpiarán.
-Vale.
Ella lo escupió al suelo, al lado contrario por donde subían a la cama, y después bebió agua y lo abrazó. Él le dijo:
-Al final sí te ha dado un poco de asco, ¿eh?
-No ha sido eso, no sabe mal, pero es muy espeso.
-Pues sí, cariño, yo hace años probé el mío y no volví a hacerlo más, y hace justo una semana probé el de otro y la primera vez que lo tragué también se me hizo duro. Pero he acabado acostumbrándome, porque es algo muy hermoso, es la semilla, la savia de la vida, sin eso ninguno existiríamos, vale su peso en oro.
-Jo… ahora me siento fatal por haberlo escupido.
-No pasa nada, a la próxima no lo haces y ya está, todo es acostumbrarse. Lo que te digo, ya has avanzado mucho en una sola noche, de darte asco mamarla has llegado a dejar que me vaya dentro. A mí me ha llegado, ha sido genial, genial. Bueno, ahora ya nos hemos catado, ¿piensas que te llegará conmigo?
-Desde luego que sí, si haces tan bien algo tan difícil como lo que hemos hecho estoy segura de que todo lo demás lo harás también así de bien. Y además te digo una cosa, cada vez me importa menos, aunque no hubiera sido tan fantástico, todo el resto de cosas que me vas a aportar me compensarían, eres extraordinario. Ahora falta que tú también quieras pasar junto a mí toda la vida, me va a tocar trabajármelo mucho para no perderte, porque tú podrías tener a quien quisieras y yo dejo mucho que desear en muchos aspectos. Ya has visto lo que acabo de hacer, estoy avergonzándome un montón de haber rechazado así algo tuyo, estoy sintiéndome fatal. ¿Alguien alguna vez no te ha dejado irte dentro o lo ha escupido?
-Nadie.
-Jo… cómo he metido la pata…
-No te comas la cabeza, cariño, no es culpa tuya, ya te lo he dicho, te acostumbrarás y si te lo trabajas aprenderás y serás maravillosa. Para mí es más importante que no hagas nada que te resulte incómodo ni te guste mucho, ya has visto que ahora sí ha sido alucinante para mí, lo has hecho genial y me has dado mucho, mucho placer. Va a ser un camino alucinante el recorrerlo juntos y descubrirnos uno a otro, verás, alucinante y precioso. Yo no tengo prisa alguna, ya tengo más gente que me da lo que quiero y quedo satisfecho. Es maravilloso para mí que tú seas diferente a los demás y vivir eso tan especial contigo, ser yo quien te descubra el sexo, que es un mundo apasionante. Estás aportándome algo muy hermoso que aprecio un montón. Gracias, gracias por haberte guardado para mí.
