Capítulo 4 El inicio de la pesadilla

Al salir de la habitación Kakuzu se topó con su líder, el cual le hizo una señal para que le siguiera, a lo que este obedeció, marchándose ambos por el pasillo hasta llegar al despacho de Akatsuki. Una vez dentro, ambos tomaron asiento.

- Muy bien, ya has traído a la chica así que te explicare como procederemos con ella…- dijo Pein mirando a Kakuzu, el cuál asintió para que siguiera hablando- Tomaremos una muestra de su sangre y con ayuda del pergamino que trajisteis Hidan y tu del templo Nobotsuchi, intentaremos reproducir sus jutsus para usarlos.

- ¿El pergamino? – pregunto Kakuzu con cierto interés.

- Así es, el pergamino era la primera fase del plan, secuestrar a la chica era la segunda y la siguiente fase…, bueno, te la explicare más adelante. El caso, es que ese pergamino permite crear una especie de clon de la persona de la que se extrae la sangre. Un clon perfecto completamente obediente claro, y con las mismas habilidades que el predecesor.

- Y si ese pergamino contiene una técnica prohibida tan útil, ¿Cómo es posible que yo nunca allá oído hablar de él? (Yo tengo bastante más edad y experiencia como ninja)

- Probablemente porque los monjes del templo Nobotsuchi llevan guardando el pergamino durante más de 200 años, sin saber ni siquiera lo que contenía. En su tiempo, este poder era un autentica ventaja en la batalla. Con una sola gota de sangre se podía hacer clones de los ninjas más poderosos de la historia y eso suponía un problema para los del bando contrario.

- ¿Cómo el Edo Tensei?

- No exactamente, para el Edo Tensei se necesitan sacrificios y además los clones son muertos revividos, en cambio, para este jutsu no se necesitan sacrificios y el clon está vivo, con un chakra idéntico al predecesor, ningún ninja sensor podría notar la diferencia entre este y el original.

- Ya veo- dijo Kakuzu aún más interesado que antes. Sin embargo…- ¿Cómo es posible que tu sepas eso?

- Bueno, llevo estudiando las pistas de las técnicas más poderosas durante mucho tiempo, no es algo que se pueda hacer en un día. También me he servido de las averiguaciones de otros anteriores a mi claro.

- Entonces, coge la sangre de la chica y deshagámonos de ella- dijo haciendo un pequeño gesto con la mano.

- No es tan sencillo, no hay garantías de que funcione a la primera, además tengo en mente algo más con respecto a ella… en todo caso, la necesitamos con vida. Así que como te dije tú te encargaras de vigilarla hasta que nos dejé de ser útil.

- Si, eso ya me lo has dicho, ¿es por eso que la has puesto pegada a mi habitación? - dijo Kakuzu, mientras Pein movía la cabeza en señal de afirmación.

- Tú te encargaras de ella, no solo la vigilaras; sino que la darás de comer y la cuidaras mientras dure el experimento.

- ¿También tendré que defenderla de los otros miembros?

- Si, aunque yo daré la orden de no atacarla, no puedo responder por algunos miembros de la organización, ya sabes a quien me refiero –ambos sabían a quien se referían -De acuerdo, más adelante te informare del resto, ahora puedes irte.

- Vale- dijo Kakuzu levantándose y saliendo del despacho. Al salir se encontró con otro Akatsuki.

- ¡Anda! ¡Si estás aquí! ¿Dónde diablos te habías metido? No te he visto desde antes de ayer por la noche- dijo Hidan en el mismo tono irritante de siempre.

- Eso a ti no te importa- respondió en tono tranquilo Kakuzu.

- ¡Oye! Se supone que somos compañeros, deberíamos saber cosas el uno del otro ¿no?

- Hidan, acabo de volver de una misión y no me apetece aguantarte, así que me voy a mi habitación a descansar- dijo pasando por el lado izquierdo de Hidan, sin hacer caso a sus gritos y sin pararse hasta llegar a la habitación donde se encontraba la chica con Konan, pero sintiendo la mirada de su compañero, siguió adelante hasta su cuarto.

- ¿Qué mosca le ha picado a esté? –dijo mirando como su compañero se paraba en esa puerta y seguía hacia la suya.

Mientras tanto Kakuzu, ya estaba en su habitación y se puso a quitarse la ropa que llevaba, dejando su torso completamente expuesto. En los lugares donde Ino le había asestado los golpes tenía unos moratones bastante grandes, que tardarían unos cuantos días en desaparecer completamente.

- Maldita cría, me las pagara…- dijo terminando de desvestirse y metiéndose a la ducha.

En la habitación contigua Konan ya había terminado hace un rato de curar a la chica y de recogerle una muestra de sangre para el experimento así que salió a darle a Pein la muestra y a informarle de la situación. Unas horas después, Ino se despertó.

La cabeza le daba vueltas y no lograba enfocar bien la mirada, cuando consiguió hacerlo, vio que estaba encima de una cama, la cual era bastante cómoda. La habitación era grande pero bastante simple, un escritorio, un armario y una puerta que probablemente sería el baño. Había una pequeña ventana por la que entraba algo de luz. Ino recordó el secuestro, la pelea contra Kakuzu, y entonces se levantó inmediatamente, quedándose sentada en la cama.

- ¿Qué es este lugar?

- Estas en la guarida de Akatsuki- dijo la voz grave de Kakuzu que acababa de entrar por la puerta de la habitación y mirándola sin expresión alguna se acercó a donde ella estaba.

- ¿¡Y qué diablos hago aquí?!- Ino tenía el rostro enfurecido por la ira y miraba fijamente a Kakuzu con un odio extremo.

- Te necesitamos para cierto experimento…-Kakuzu la miraba fijamente y contesto a su pregunta con el tono frio que le caracterizaba.

- ¿Qué experimento?

- Eso a ti no te interesa…

- ¡¿Cómo que no me interesa?! ¡Maldito cabrón suturado!

En cuanto termino la frase, Kakuzu ya la había cogido la cara con fuerza, haciendo que lo mirara y solo unos centímetros separaban sus rostros.

- No agotes mi paciencia niñata, si vuelves a insultarme así te arrepentirás. –dijo mirándola con desprecio- Ahora eres mi prisionera y no puedes hacer nada para impedirlo.

- ¡Suéltame! ¡Me haces daño!

Él la miraba sin expresión alguna y tras soltarla se dirigió al armario y cogió unas ropas que Konan había dejado y sin más se las tiro a la cara.

- Báñate y ponte eso. El líder quiere verte. Vendré a buscarte en 10 minutos, y si no estás lista para entonces me cobrare el insulto de antes. Además, no intentes escapar sería una estupidez por tu parte. – y sin más salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

- Maldita sea, tengo que escapar de aquí. Pero por el momento será mejor ir y ver lo que quiere ese líder. (Sera una buena oportunidad para conseguir información sobre Akatsuki para la Hoja)- sin más, dejo la ropa en la cama y se metió al baño.

Abrió el grifo y tras desnudarse y quitarse las vendas de las heridas, se metió dentro. Puede que estuviera secuestrada y que estuviera en un peligro mortal. Estaba en la guarida de la organización criminal más temida del mundo ninja, pero una ducha caliente la relajaba y la hacía sentir como si estuviera en casa. En cuanto termino la ducha volvió a la realidad, y al salir cogió la toalla y se secó. Al salir, no se esperaba ese panorama. Kakuzu estaba sentado en la cama mirándola con los brazos cruzados.

- ¡¿Qué haces aquí?!- estaba sorprendida y furiosa, no tenía bastante con la situación en la que estaba, sino que además tenía que aguantar que invadiera su intimidad.

- Te dije que vendría a buscarte en 10 minutos, la culpa es tuya si no sabes administrar el tiempo.

A ella estaba claro que le molestaba la situación, pero el akatsuki disfrutaba de ella. Verla con solo una pequeña toalla cubriendo el cuerpo esbelto y bien proporcionado de la joven era una buena vista. Además, las gotas de agua que le resbalaban por el cuerpo y el pelo suelto la hacían verse muy sexy.

- Eso es lo de menos no puedes entrar, así como así cuando una mujer se está duchando, ¿acaso no lo entiendes? – dijo Ino alterada ante ese descarado comportamiento y a punto de estallar.

- Claro que lo entiendo, pero no me importa. Te dije 10 minutos y ya llegamos tarde, así que vístete y cállate.

Ino no aguanto ni un minuto más, y fue directa a dar una bofetada a Kakuzu, pero él la cogió de la muñeca y de un rápido movimiento la tumbó en la cama quedando encima de ella.

- Dices que no puedo entrar a la habitación de una mujer mientras se ducha, que no lo entiendo. Pero ¿qué hay de ti? –dijo pasivamente.

- ¿A qué te refieres? –dijo mientras intentaba quitárselo de encima.

- Un hombre entra en la habitación mientras te duchas y cuando lo ves, en lugar de avergonzarte, encerrarte en el baño y vestirte, te quedas parada plantándole cara. No será, ¿qué disfrutas con esta situación?

- ¿No sé de qué me hablas?

- ¿No será que disfrutas estando desnuda frente a un hombre? –sonriendo, Kakuzu esperó la respuesta de ira de la chica la cual no tardó en llegar.

- ¡¿Que te has creído que soy yo desgraciado?! Suéltame y te daré una paliza- aún estaba más enfurecida por ese comentario, como pudo insinuarle eso. - (¡Desgraciado, desvergonzado, canalla!)

- ¿En serio? ¿No preferirías vestirte? Va a ser verdad que te gusta esta situación. Quizás debería ser fiel a mis advertencias y cobrarme tus insultos –Kakuzu termino de decir eso mientras uno de sus hilos pasaba, por el pecho aún cubierto de la chica.

Por fin lo entendió, él disfrutaba con esto, verla sometida, enfurecida, a su merced. Le gustaba hacerla salir de sus casillas y que perdiera el control, le encanta molestarla y humillarla. Pues, ya no estaba dispuesta a ser su mono de feria. Le miro a los ojos y con una actitud tranquila le contestó.

- Quítate de encima, quiero vestirme

Él no se esperaba que cambiara tan drásticamente, parece que la chica se había dado cuenta de sus intenciones y había optado por no seguir con su juego. Sin más él se levantó de encima, haciendo que su hilo volviera a su lugar y aun agarrándola de la muñeca, la hizo levantarse. Ella le dio un manotazo para que la soltara, cogió la ropa y se metió al baño. A Kakuzu le hubiese gustado seguir con el juego, pero su líder era impaciente y lo estaba esperando.

La chica tardó solo tres minutos en salir ya peinada y todo. Su ropa consistía en una camisa simple de rejilla ninja con un único tirante cruzándole el pecho y unos pantalones cortos, que dejaban al descubierto sus esbeltas piernas, y, por último, unas zapatillas ninja de tacón similares a las de Konan. Después de mirarla de arriba abajo, se dio la vuelta e hizo una señal para que lo siguiera. Pasaron por los pasillos de la organización hasta el despacho, donde los esperaba Pein.

- Llegas tarde, Kakuzu

- No será por mi culpa líder -dijo mirando a la chica.

- Muy bien, déjame a solas con la chica, tu espera fuera.

- Esta bien- y sin más salió de la habitación cerrando tras de sí.

Ino ahora estaba a solas con el líder de Akatsuki, un hombre alto de pelo naranja, con la cara llena de piercings. Ella era un kunoichi sensorial y no pudo evitar dar un paso atrás cuando él la miró y ella sintió su chakra.

- No temas niña, no voy a hacerte nada…de momento.

- ¿Entonces qué quieres de mí?

- Quiero que me ayudes con algo –dijo en modo tranquilo esperando una reacción por parte de ella.

- ¿Ayudarte…?, no pienso ayudarte en nada.

- Sabía que dirías eso, por ello te daré buenas razones para obedecerme.

- ¿Qué razones? –cada vez estaba más intrigada y asustada.

- Sencillo, si no me ayudas entonces enviare a Kakuzu a matar a tus compañeros de equipo, tus padres y todos aquellos a los que amas. Serías una mala persona si dejaras morir a la gente que te importa solo por orgullosa, ¿No crees?

Ese hombre sabía chantajear a la gente, Ino hubiera soportado cualquier tortura física o mental hacia su persona, pero el dolor y el sufrimiento de sus amigos y familia, era algo insoportable para ella.

- ¿De qué se trata? –pregunto sin más.

- Estoy haciendo un pequeño experimento y la colaboración de un miembro del clan Yamanaka, me vendría muy bien. En otras palabras, se trata de que te unas a Akatsuki.

Ino abrió los ojos como platos, no se esperaba una petición así y mucho menos del propio líder de la organización.

- Si lo que quieres es que te ayude en un experimento, no hace falta que me una a la organización.

- Te equivocas, en primer lugar, si te unes justificare tu presencia frente a los demás miembros de Akatsuki, y, en segundo lugar, me librare de la molestia de tener a la Hoja persiguiéndome por una traidora.

- ¿Traidora?

- Así es, siendo un miembro oficial de Akatsuki la Hokage no podrá autorizar ninguna misión para rescatarte y ante el rumor del surgimiento de traidores de parte de la Hoja, pretendo debilitar sus buenas relaciones con otras naciones.

- Ya veo pretendes debilitar las relaciones internacionales sembrando desconfianza entre las grandes naciones ninja, de esa manera te estorbaran menos para lo que sea que estés planeando.

- Eres muy lista, así es y bueno ¿Cuál es tu respuesta?

Ino lo pensó unos minutos, aunque realmente estaba claro que no tenía otra opción y que estaba con la espalda contra la pared, vio una oportunidad única para conseguir información privilegiada de la organización. Si después conseguía escapar con la información, sería una gran ventaja para su bando.

- Acepto.

-Perfecto –dijo mientras se levantaba y cogía una capa de Akatsuki y se la daba a la chica. –A partir de ahora usaras esto.

Ino cogió la capa y cerrando un momento los ojos se la puso sin pensarlo dos veces. En ese momento Kakuzu entró avisado por el líder de Akatsuki y en cuanto vio a la chica con la capa no pudo evitar sorprenderse.

- ¿Qué diablos significa esto? - Kakuzu estaba sorprendido, muy sorprendido.

- A partir de hoy, Ino Yamanaka es miembro de Akatsuki. – dijo mientras Ino miraba decididamente a Kakuzu, con el plan de convertirse en una doble espía en Akatsuki.