CAPITULO 7 TE ENCONTRÉ

Pasaron horas desde que hizo caer a Hidan en el genjutsu y salió de la cueva, estaba francamente agotada. La aldea Siakurako estaba en dirección opuesta de la aldea y si cuando estaba con los Akatsuki, ya estaba lejos de la Hoja ahora lo estaba aún más. Pero frente al cansancio había algo más a tener en cuenta, o mejor dicho alguien: Kakuzu. Seguramente a estas alturas él ya sabía de su huida y la estaba persiguiendo, razón de más para darse prisa. Aun así, Ino estaba cansada y seguir corriendo hasta desfallecer era una locura, sobre todo teniendo a Kakuzu seguramente corriendo detrás de ella. Si él conseguía alcanzarla debía luchar contra él, y no podría ofrecer ninguna resistencia si estaba exhausta por la carrera. Lo más sensato era pasar unas horas y ocultar su chakra para recuperar fuerzas sin ser descubierta. Puede que fuera peligroso pararse con ese akatsuki detrás pero no tenía más remedio si quería tener alguna posibilidad. Sin más se paró en una zona del bosque donde divisó una pequeña cueva cubierta casi totalmente por vegetación.

Se sentó, saco su cantimplora y bebió un poco. Ino cerró los ojos intentando reponer parte de las fuerzas que había perdido durante todo el día y parte de la noche. Sin embargo, estaba muy atenta a los ruidos que se escuchasen en el bosque y salvo la brisa y el sonido de los grillos no oyó gran cosa. No obstante, su descanso se vio interrumpido media hora después cuando escuchó ruidos entre los matorrales. Supuso que sería Kakuzu y sin pensarlo se puso en marcha. Con un poco de suerte el estaría agotado y pararía en algún momento para descansar. Si Ino conociera a Kakuzu un poco mejor, hubiera sabido que ese no era el caso, este contaba con una cabezonería innata para llevar a cabo su misión siempre que se proponía y, por si fuera poco, el hecho de tener 5 corazones, le hacían tener muchísima más resistencia que un ninja normal. Efectivamente así era, Kakuzu había aprovechado inconscientemente la parada de Ino para sacarle ventaja y ahora que sentía que la chica estaba cerca aceleró más el paso. Creyó divisarla en una cueva, pero decidió hacer ruido para ver si en verdad era ella o algún animal salvaje. La suerte le sonrió cuando vio a la chica corriendo a toda velocidad en cuanto él movió los arbustos. Estaba literalmente pisándole los talones así que aceleró la marcha para alcanzarla de una vez por todas y acabar con este jueguecito absurdo que ella había comenzado. Por ello, cuando la divisó, le lanzó unos kunais. Ella ya se había dado cuenta de que tenía al akatsuki detrás y en cuanto le lanzó los kunais los esquivo sin problemas, dando un salto y bajando de los árboles, se posiciono en el suelo esperando que apareciera.

- Te encontré niñata –Kakuzu tenía el rostro oscurecido, no solo porque fuera de noche, sino porque estaba cabreado de todo el tiempo que llevaba tras ella pues, aunque tratara de ocultarlo él también estaba cansado. Y las heridas que Ino le hizo la última vez se le estaban resintiendo debido al esfuerzo físico realizado.

Ino presentía que Kakuzu iba a atacarla en cualquier momento y efectivamente así fue. No perdió tiempo y se abalanzó sobre ella. Cogió un kunai de su bolsillo para hacerle frente, el cual le sirvió de poco ya que se deshizo de él sin problemas gracias a su taijutsu. Ino no podía utilizar sus jutsus mentales ya que la oscuridad de la noche le dificultaba tener un blanco claro y usarlos de todas maneras sería una insensatez. Además, Kakuzu ya conocía sus jutsus y no era lo suficientemente estúpido como Hidan, como para caer en ellos de nuevo. Siguieron atacándose con taijutsu hasta que Kakuzu dio un paso atrás y descosiendo las suturas de su brazo, lanzo este hacia Ino. Ella lo esquivo pero el hizo que de su brazo salieran aún más suturas en todas direcciones. Ella intentó cortar los hilos con el kunai, pero no pudo con todos. Como resultado Kakuzu consiguió atraparla y haciendo que sus hilos recorrieran por completo el cuerpo de la joven, la tiro contra un árbol.

- Ya te lo dije una vez, es una estupidez que intentes escapar de mi –dijo esto mientras se acercaba a una Ino completamente inmóvil que veía como este se iba acercando sin poder hacer nada – Ahora te enseñare lo que pasa cuando me desobedecen –Kakuzu se acercó aún más a ella, hasta que sus rostros estaban a pocos centímetros uno del otro. Sin más se apartó la máscara y la beso.

Ino no podía creer lo que estaba pasando ese hombre la estaba besando. La kunoichi tenía los ojos muy abiertos ante la sorpresa de presenciar algo así, uno de sus peores enemigos la estaba besando. Kakuzu se dio cuenta de la confusión de la chica, hasta el punto que aprovecho su sorpresa para introducir su lengua dentro de la boca de ella. Ese beso que empezó frio acabo tornándose húmedo y apasionado. Ino no pudo oponer resistencia, inconscientemente disfrutaba de ello y sí, su cuerpo respondía a los estímulos por parte de Kakuzu. Sin tardar demasiado Kakuzu hizo que varios de sus hilos se aventurasen a recorrer el cuerpo de la chica, colándose a través de la ropa de esta. Los hilos se introducían en el sujetador de Ino, agarrando sus pechos y estimulándole los pezones, lo que le arrancó involuntariamente un sonoro gemido a Ino. Kakuzu se excito al oírla gemir y conducido por la excitación fue directo a su cuello, besándolo, devorándolo con pasión.

Ino por su parte, sentía como Kakuzu acariciaba con sus hilos sus pechos mientras que con las manos le acariciaba los muslos. Su boca se deleitaba con cada centímetro de piel que encontraba a su paso, produciendo a Ino sensaciones que nunca antes había experimentado. Inconscientemente Ino se agarró a su cuello dejándose llevar por el deseo. Sin embargo, Kakuzu parecía que estaba dispuesto a castigarla aún e introdujo una de sus manos dentro de las bragas de la chica, acariciando su clítoris. En respingo de sorpresa que dio, la devolvió a la realidad y la excitación y las ganas de sentirse mujer que experimento segundos antes fueron sustituidos por miedo. Ella no estaba preparada para algo así, no podía hacerlo y menos con él, mucho menos con él. Con la misma rapidez que había colocado los brazos alrededor de su cuello, lo soltó y puso ambas manos en su pecho para intentar apartarlo.

- No…suéltame…no quiero esto… -mientras intentaba empujarlo para apartarlo de ella.

- Yo no estaría tan seguro, pareces disfrutarlo –Kakuzu seguía besando el cuello de Ino y acariciándola.

- ¿Entonces vas a violarme…miserable?

- No sería una mala opción, desde luego. Estoy seguro que te gustaría, ¿cierto?

- No…por favor…suéltame –no podía permitir que hiciera eso, no podía.

Kakuzu siguió con sus caricias como si nada, aumento un poco el ritmo de cómo le acariciaba su intimidad haciendo que gimiera levemente mientras seguía forcejeando por liberarse. En ese momento, ante la desesperación, Ino comenzó a llorar.

-Por favor, Kakuzu…basta ya…-las palabras de la chica sonaban no a tono de exigencia, sino a una pura suplica, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

En el interior de Kakuzu algo se removió, porque cuando la chica comenzó a llorar él ceso sus acciones y la observó. Sus preciosos orbes azules nublados por lágrimas y gran parte de su ropa descolocada y desabrochada. Comenzó a sentir algo que hacía mucho tiempo que no sentía por nadie: compasión. Por ello, Kakuzu dejo de tocarla y la soltó bruscamente, quizá avergonzado de su comportamiento. Fuese como fuese, su carácter frio seguía imponiéndose incluso en esos momentos y para disimular y no aparentar arrepentimiento alguno, decidió hablar:

- Cht! No me gustan las niñatas lloronas, que decepcionante. –Ino veía la mirada fría que Kakuzu le daba en esos momentos y no apareció ningún arrepentimiento por su parte. –Espero que esto te sirva de escarmiento porque la próxima vez que me desobedezcas, pienso violarte.

Sin más, Kakuzu se alejó un poco de ella dejándola sentada en el suelo. Él no había pretendido violarla, solo pretendía darle una lección, aunque cuando ella gimió ante sus caricias y se aferró a él pensó que le gustaban sus besos y se olvidó momentáneamente de su objetivo y quiso hacerla suya. Volvió a la realidad cuando las lágrimas de Ino resbalaron por sus mejillas y decidió soltarla. Se reprochaba una y otra vez su debilidad. Se supone que era un asesino despiadado, miembro de los Akatsuki. Un hombre al que solo le importaba el dinero y con una violencia e indiferencia tan extremas que le habían conducido a matar a todos sus compañeros anteriores. Una lagrima de esa niña logro pararlo en seco, hace mucho tiempo que no mostraba tal debilidad ante una mujer. Era como aquella vez…

Ino había secado sus lágrimas y se había vuelto a colocar la ropa. Cuando miró al frente, vio como Kakuzu miraba las estrellas, con la mirada perdida, como recordando algún episodio pasado de su vida que sin querer le provocaba gran dolor. Sin poder evitarlo le preguntó:

- ¿Qué te pasa?

- No es nada importante…-él bajo lentamente la mirada, hasta perderla en algún punto del bosque -Vámonos, Hidan nos está esperando en la cueva -se dio la vuelta y la levanto del suelo. La cogió del brazo y ambos volvieron a la cueva.

Llegaron casi al amanecer a la cueva, con lo que solo durmieron unas pocas horas. El único de los tres que estaba como una rosa, era Hidan que había dormido desde que Kakuzu se fue en busca de la cría. Los demás mostraban oscuras ojeras y se les notaba el cansancio al caminar, sobre todo a Ino, primero porque no tenía la resistencia de Kakuzu y segundo porque el akatsuki era demasiado orgulloso para ser tan evidente.

-Jajaja…Vaya cara de muertos traéis. Ni que hubierais estado toda la noche haciendo "cositas pervertidas" -esto último lo acompaño haciendo unas comillas con las manos.

Ino no pudo evitar sonrojarse al recordar el "castigo" que Kakuzu le había hecho y bajar la mirada por la vergüenza. Kakuzu por su parte, le dio una colleja a Hidan, sumadas a las muchas que le daba cada vez decía alguna estupidez. Hidan se quejaba y amenaza a su compañero de usar su ceremonia contra él, y Kakuzu prefería ignorar la hostilidad de su compañero. Debido al intento de huida de la chica, habían perdido mucho tiempo y tenían que llegar a la aldea para cumplir su misión con la mayor rapidez posible. Sin embargo, no era la primera vez que los akatsuki pisaban esa aldea, aunque siempre pasaron de paso y nunca tuvieron una misión ahí, sabían más o menos la distancia y predijeron que llegarían al anochecer. El viaje continuó sin apenas ningún contratiempo, y tal como estaba previsto, llegaron de noche a las puertas de la aldea.

- Ya estamos, ¡por fin! Sí que está lejos, esta jodida aldea. -dijo Hidan mientras se masajeaba el cuello.

- ¿Vamos a realizar la misión? -la voz de Ino no reflejaba para nada entusiasmo sino cansancio.

- Aún no, es muy tarde, lo mejor es que nos hospedemos en algún hostal y que mañana busquemos a ese tipo.

Ino agradeció mentalmente a Kakuzu que dijera algo así, pues sinceramente no podía dar ya ni un solo paso. Recorrieron el pueblo en busca de un hostal, la aldea era muy pequeña y vieron que solo había una en toda la zona. Entraron y se dirigieron a la mesa de recepción.

-Buenas noches señores, ¿en qué puedo servirles? -la recepcionista era una mujer de edad avanzada con parte del pelo cubierto por canas y con una sonrisa afable y educada, a la que Ino no pudo evitar sonreírle.

- Buenas señora, queremos tres habitaciones individuales, que sean contiguas unas con las otras. -Kakuzu dio un paso al frente, poniéndose justo en frente de la recepcionista.

- Perdóneme señor, pero me temo que no va a ser posible

- ¿Qué quiere decir?

- Somos el único hostal del pueblo y aunque la mayoría de las veces no viene nadie, hoy estamos casi completos, me temo que no puedo darles una habitación para cada uno. Lo único que nos queda es una habitación individual y una de matrimonio.

- Ya…y dice, ¿Qué no hay más hostales por aquí?

- No señor, la aldea más cercana es la de Yuna y está a unos 30 km de aquí.

- Entiendo, deme esas dos entonces…- era imposible llegar hasta esa villa sin que alguno acabara muriendo, y, por otra parte, el hombre que buscaban estaba en esa aldea y si iban a Yuna y volvían mañana perderían mucho tiempo, sin duda quedarse era la mejor opción.

- Oye Kakuzu, como se supone que vamos a dormir, ¿eh? Yo no pienso dormir con ninguno de los dos -termino diciendo mientras Kakuzu pagaba y cogía las llaves.

- Tu no vas a dormir con nadie idiota -dijo dándole la llave individual.

- Jeje, buenas noches -la señora tenía una gotita en la cabeza por la presencia de esos extraños personajes.

- Buenas noches señora -Ino se despidió con una sonrisa y siguió a los akatsuki.

De repente recordó lo que había dicho Kakuzu, si Hidan dormía solo, entonces ella… No puede ser, tendría que dormir con él, ni a hablar.

- Hidan va a dormir solo… ¿porque no puedo yo dormir sola?, vosotros os conocéis mejor podéis dormir juntos.

- ¡De eso nada Barbie! Yo voy a dormir solo y punto. Además, precisamente porque conozco a este no quiero dormir con él, ¿acaso no has oído nunca que donde hay confianza da asco?

- Hidan dormirá solo, así que vamos -Kakuzu cogió a Ino por la muñeca y la condujo hasta la habitación, la cual estaba al final del pasillo -Recuerda Hidan, a las siete -mirando momentáneamente hacia atrás.

- Si…- Hidan había abierto la puerta de la habitación y había entrado dentro, pero no sin antes mirar a los dos alejarse y esbozar una media sonrisa, tras lo que cerró la puerta.

Ino fue arrastrada por Kakuzu hasta la puerta y una vez abierta la metió dentro. Ino estaba nerviosa, no solo tenía que aguantarlo todo el día, sino también mientras dormía. Ella se acercó a la habitación y al ver la cama de matrimonio, no pudo evitar sonrojarse. Después de lo que había pasado en el pasado en el bosque y de la erección del otro día, a saber, lo que Kakuzu intentaría con ella.

- ¿Qué pretendes hacer? -dijo Ino encarando a Kakuzu, sacando el valor que le quedaba.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- ¿Por qué no me has dejado dormir sola?

- Ah eso, en primer lugar, porque ante tu intento de huida es obvio que no puedo dejarte sola. En segundo lugar, porque si te dejo a solas con Hidan, intentara vengarse por lo de hoy y te matara o puede que vuelvas a engañarle y escaparte. -dijo esto mientras se quitaba la capa de akatsuki.

- ¿De verdad es por eso? -mirando a un lado y a otro, y con un tono de voz casi inaudible, aunque el moreno se enteró perfectamente.

- ¿Quieres que hagamos otras cosas? -dijo quitándose la máscara dejando ver su una sonrisa de medio lado, y acercándose a ella.

- No para nada -inmediatamente retrocedió y se puso al otro lado de la cama.

Kakuzu se dio la vuelta, dándole la espalda a Ino y sentándose en la cama, mientras se quitaba los zapatos. Ino se quitó la mochila y la capa de Akatsuki y las puso en una silla que había cerca de la mesilla de noche. Él también se quitó la camiseta dejando ver las máscaras de su espalda y todas sus suturas.

- ¿Cómo vas a dormir con eso hay? –ella se refería a las máscaras de su espalda las cuales abultaban lo suficiente como para no favorecer el sueño.

- Así -dijo mientras hacía que sus máscaras se introdujeran dentro de su espalda y tumbándose en la cama.

- Si puedes hacer eso, ¿Por qué no las llevas siempre dentro?

- Es más divertido ver la cara de susto de mis enemigos cuando me las ven. Túmbate.

Ino veía a ese hombre tumbado en la cama tranquilamente mirándola, con el pelo suelto y mostrando sus perfectos abdominales repletos de suturas, ofreciéndole que se pusiera a su lado, y no pudo evitar sonrojarse y tragar saliva. Ante esa escena, Kakuzu se dio la vuelta y terminó diciendo:

- Tanto tu como yo estamos muy cansados, no deberías negarlo, estas agotada, es evidente. Lo que tienes que hacer es acostarte y dormirte.

- ¿Cómo puedo dormirme contigo ahí? ¡Tú eres un hombre y yo una mujer!

- Si lo que tienes es miedo a lo que te pueda hacer, te diré que estoy muy cansado y lo único que quiero es dormir. Pero si me desobedeces, bien escapándote o no te duermes de una vez, te juro mujer que te violare, así que decide.

Ino resignada y derrotada por el cansancio y las amenazas de Kakuzu se quitó los zapatos y se metió en la cama, tapándose hasta el pecho rápidamente y dándole la espalda al akatsuki. Sin más se durmió.