CAPITULO 14. Paseo nocturno.

Varias horas habían trascurrido desde la conversación con Hidan. Ino aún seguía en la habitación sorprendida de la revelación de la identidad de Harumi. ¿La prometida de Kakuzu? Como podía ser aquello. Para la rubia Kakuzu era un hombre insensible y malhumorado carente de cualquier sentimiento decente, por tanto; ¿cómo podía estar comprometido?, ¿qué clase de mujer estaría con un hombre así? Por un momento deseo poder ver cómo era esa mujer, sus facciones, sus inquietudes, su personalidad, todo ello con la esperanza de ilustrar la clase de mujer que se trataba. Si Kakuzu y esa mujer iban a casarse, debieron conocerse antes de que el entrara a Akatsuki, probablemente cuando aún era un ninja leal a la aldea de la Cascada. Le costaba imaginar un Kakuzu joven con una muchacha caminando de la mano por los valles repletos de cascadas, que abundaban en esa villa. De repente, salió de sus reflexiones internas y miro el reloj. Ya era la hora de cenar. Cogió la capa de Akatsuki que se había quitado cuando se fue Hidan y salió.

En la habitación contigua el principal protagonista de las reflexiones de Ino estaba a punto de salir para la cocina. Ya había terminado de realizar el inventario y mañana debería ir a comprar lo necesario. Había supuesto una buena distracción al torrente de pensamientos que se arremolinaban en su cabeza y que tenían que ver con cierta rubia y su incondicional admirador. Al salir se encontró frente a frente con la rubia, lo cual le sorprendió pues la esperaba lejos de allí en compañía de cierto personaje. Por alguna razón ella también se sorprendió de encontrarlo y se quedó mirándolo fijamente, perdida completamente en sus pensamientos.

Ino estaba dándole vueltas al asunto de Harumi y ver frente a ella a Kakuzu solo le daban ganas de satisfacer su curiosidad y preguntarle al mismo Kakuzu sobre esa mujer, aunque eso supusiera arriesgarse a un enfrentamiento. Kakuzu por su parte decidió romper ese silencio.

- Vaya, no sabía que estabas aquí. ¿No ibas a ir con Sasori? Dijiste que tenía una sorpresa para ti -hizo una pausa y siguió – ¡Oh! ¿No me digas que se te ha atragantado la sorpresa?, que lástima -dijo al tiempo que levantaba un poco sus brazos y unía sus manos en una especie de palmada muda, y con tono sarcástico.

- Me temo que aún no le he dado la sorpresa, pero se la daré -intervino entonces Sasori que había escuchado todo lo que Kakuzu había dicho. Se acercó a ellos y se puso justo al lado de la rubia, le paso un brazo por sus hombros y la atrajo hacia él -Gracias por tu preocupación -dijo Sasori con una sonrisa falsa y una mirada de desafío.

- No hay de que… -se dio media vuelta y se fue rumbo a la cocina.

Ino vio como Kakuzu se alejaba de ellos. La verdad que Sasori la sorprendió también a ella, no se esperaba que estuviese ahí. Si en ese momento no hubiese aparecido, habría empezado otra de sus habituales discusiones con Kakuzu. Sasori se dio cuenta de que estaba distraída y estaba más que dispuesta a sacarla de su ensoñación.

- ¿Te pasa algo, Ino?

- No, tranquilo no me pasa nada -dijo tratándole de convencerle.

- Entonces bien, espero que no se te haya olvidado…

- Lo tengo presente, Jajaja. Me acuerdo -dijo sonriéndole.

- Vale, esta noche te daré la sorpresa, pero será después de cenar…-dijo acercándose aún más a ella, tanto, que la chica se puso roja -Jajaja vamos a cenar anda -la cogió de la muñeca y la condujo a través del pasillo.

Todos ya estaban sentados y esta vez Tobi se puso entre Deidara y Kisame, por lo que no tendría que lidiar con él toda la cena. Sin embargo, ya todos estaban sentados y los únicos dos asientos que había libres estaban entre Itachi y Kakuzu. Con lo extremadamente mal que se llevaban Kakuzu y Sasori no era conveniente que se pusieran los dos juntos por lo que Ino se puso entre los dos como una especie de cortafuegos. No obstante, la tensión se palpaba en el ambiente e Ino sentía las miradas asesinas de los dos hombres, que, de ser reales, habría necesitado la inmortalidad de Hidan para salir ilesa de ahí.

Kakuzu fingía no prestar atención a la parejita, pero los ojos se le iban de vez cuando, cuando Sasori se acercaba peligrosamente a Ino. Sus oídos hacían otro tanto y estaban atentos a cada palabra que estos intercambiaban. El marionetista se dio cuenta de eso, y con el fin de cabrearlo, no perdía oportunidad para acariciar a la rubia. Fue en una de esas provocaciones, que Sasori apoyo la mano en el muslo de la rubia y la acarició, se oyó un fuerte golpe con la silla proferido por Kakuzu. Cuando Ino le pregunto si le pasaba algo, él le contestó que solo quería mover la silla porque estaba incomodo, a pesar de que ya había transcurrido 15 minutos desde que se sentaron. Esta explicación pareció convencer a la rubia, la cual volvió la atención a su plato, algo que no ocurrió con Sasori, pues le sonrió de medio lado como señal de que había conseguido molestarlo. A partir de ahí la cena trascurrió sin ningún contratiempo reseñable.

Al terminar la cena, los akatsuki se retiraron dejando la limpieza de la cocina en manos de Itachi y Kisame. Kakuzu se retiró en primer lugar, salió de la cocina y se alejó por el pasillo, pero al llegar a la bifurcación de las habitaciones, decidió que lo peor sería encerrarse en su habitación. Si lo hacía, sería presa de sus pensamientos y se acabaría volviendo loco. Lo mejor sería dar un paseo nocturno.

Por su parte, Sasori se había llevado a la rubia por unos pasillos que no conocía, hasta que llegaron a una puerta. Una vez en ella, Sasori le vendó los ojos e hizo que se agarrara a él. Este abrió la puerta y ella sintió la brisa, estaban al aire libre. Siguieron caminando, lo único que Ino sabia es que el camino por el que iban no estaba asfaltado, pues sentía como la hierba le acariciaba los dedos y la sensación cuando pisas un suelo blando. De un momento a otro su guía se paró.

- Ya hemos llegado -dijo Sasori el cual soltó la mano de Ino y se colocó detrás para desatar la venda de los ojos de la rubia.

Cuando la venda cayó al suelo, Ino abrió los ojos y no podía creer lo que estaba viendo. Frente a ella había un hermoso lago, flaqueado por dos caminos serpenteantes de hierba que se perdían en el horizonte, el cual estaba tapizado por un frondoso bosque. La luna brillante y majestuosa proyectaba su luz en la superficie del agua dotando a esta de parpadeantes destellos color plata. Y toda, absolutamente toda la orilla estaba iluminada por la luz de las luciérnagas, que hacían ver el paisaje tan deslumbrante como los farolillos de un carnaval. Sin embargo, no era un paraje para nada bullicioso como lo sería un carnaval, en lugar de las risas de niños y adultos y el ruido de los fuegos y demás festejos, se escuchaba la armoniosa melodía de la noche. El rumor del agua, el soplar del viento y el canto de los grillos lo hacían un paraje idílico, propio de los cuentos de hadas. Esta era la primera vez que salía a pasear, pues desde que fue secuestrada no se le permitía la salida a menos que fuera una misión y por supuesto, fuera acompañada. Pero ahora, Sasori le daba la oportunidad de retomar su afición a pasear por los bosques y demás senderos naturales que tanto la fascinaban. Jamás había visto un lugar tan bello y de haberlo sabido antes hubiese escapado para verlo. Era increíble que los Akatsuki vivieran tan cerca de un lugar así, pues como criminales de rango S, siempre los imaginó en lúgubres cuevas y mohosos pasillos. Finalmente, Ino no pudo evitar esbozar una sonrisa, que Sasori claramente vio.

- No dices nada, ¿no te gusta mi sorpresa? -dijo Sasori colocándose a su lado mirando el lago.

- Por supuesto que me gusta, es precioso. Gracias Sasori -al acabar la frase abrazó al akatsuki por la cintura, lo cual sorprendió al pelirrojo, pero no la detuvo.

- Vayamos a sentarnos a ese árbol de allí – dijo pasando una de sus manos por la cabeza de ella y la otra señalando a un frondoso fresno que estaba cerca de la orilla.

Ambos se dirigieron al árbol y se sentaron justo en la base del mismo apoyando sus espaldas en el tronco y miraron al frente.

- No sabía que podría existir un lugar así…-dijo ella.

- Pues ya puedes dormir tranquila que, si existe, Jajaja

- Ya… ¿Algún otro miembro, sabe de este lugar?

- No lo sé, yo nunca les he visto por aquí. Vengo muy a menudo para relajarme, pero esta es la primera vez que traigo a alguien -dijo sonriéndole.

- Me siento honrada, Jajaja. Te agradezco que me escogieras para compartir esto conmigo. Ah yo también necesito relajarme -dijo poniéndose cómoda.

- Debe haber sido difícil para ti que te trajeran… ¿echas de menos a tu gente?

- Si, la verdad es que si… ¿y tú?

- Hmp, yo no tengo familia, ya no. Además, para un Akatsuki es mejor no tener a nadie que te esté esperando. Si tienes vínculos es mejor cortarlos así se sufre menos. Pero bueno eres una privilegiada en Akatsuki, te llevas bien con la mayoría. ¿Te caemos bien?

- Si claro, aunque algunos no son muy amigables, jejeje -dijo con una gotita en la cabeza.

- Espero que no te refieras a mí… -mirando a un lado.

- No por supuesto que no.

- ¿Entonces quién es? -al ver que Ino no contestaba prosiguió -Se trata de Kakuzu, ¿verdad?

- ¿Qué?

- Es obvio que no os lleváis bien, siempre estáis discutiendo o lanzándoos pullitas, pero no te preocupes, Kakuzu no le cae bien a nadie.

- Ahora que lo dices, estoy de acuerdo contigo. No me gusta ese hombre para nada, aparte del mal genio que se gasta, es maleducado, antipático, desconsiderado y ofensivo.

- Vaya parece que le odias… -mirándola y apoyando el brazo en su rodilla.

- No me ha dado ninguna razón para que me caiga bien… -pensaba en todas las cosas que le había pasado con él y no pudo evitar apretar su propio brazo de la rabia.

- De todas formas, para mi mejor, no soporto a ese tipo y menos cuando está cerca de ti…

- ¿Eh? -cuando miro a Sasori, este estaba prácticamente pegado a ella.

- Dejemos de hablar de él, hay cosas más interesantes para hacer… -cuando termino la frase Sasori la besó, pero no como la noche que la acompañó a la habitación. Este fue un beso directo que Sasori consiguió profundizar cuando Ino abrió su boca dejándole paso.

Sasori apoyo una mano en el cuello de ella y la otra en su cintura atrayéndola más hacia él. Siguieron besándose durante unos minutos, fue entonces cuando él dirigió la mano que tenía en la cintura, hacia el muslo de la joven y lo acarició suavemente. Entonces, él apoyo a la chica en el suelo y se puso encima y continúo besándola y tocándola. Lo que empezó con besos dulces y sutiles caricias se tornó salvaje y desenfrenado. Cegado completamente por la excitación comenzó a hacerlo de manera brusca, provocando gemidos de la rubia, que le encendían aún más.

Para Ino algo iba mal, se había dejado llevar en un principio por la situación, pero la realidad era que conocía a Sasori de menos de una semana y si las cosas seguían así se acabaría acostando con él. Ella era virgen y no se sentía lo suficientemente segura para entregarse a él. No podía, definitivamente no podía.

- Sasori…para…aún no…no estoy preparada para esto… -dijo ella tratando de quitárselo de encima.

- No digas tonterías, claro que estás lista…solo cállate. -siguió besándola en cuello y toqueteándola los pechos.

- Sasori por favor no quiero esto… ¡Ah! -le empujo más fuerte solo consiguió que él se pegara más.

- Estate quieta de una vez…solo disfrútalo -esta vez introdujo su mano por debajo de la ropa de ella, tocando directamente sus pechos.

- He dicho que no quiero… ¡Quítate! -ella ahora le golpeaba, pero lo único que conseguía era encenderle más.

- ¡Estate quieta de una jodida vez! -sin más le aprisionó los dos brazos con una mano y con la otra la dio una bofetada tan fuerte que se quedó varios minutos aturdida. Sasori aprovechó para romperle la camiseta y el sujetador dejando sus pechos al descubierto.

- ¡No Sasori!¡Suéltame!¡Por favor! -estaba asustada y su voz era temblorosa, además la mejilla donde la había golpeado le dolía sobremanera.

- Vamos, tu sabías muy bien lo que quería de ti y aun así viniste, admítelo eres una zorra calientapollas -decía mientras chupaba y mordía los pezones de la rubia con tanta fuerza que en uno de ellos le hizo sangre.

- Pero ¿qué dices? -ella tenía la cara enrojecida y las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.

- Lo siento, querida, pero yo no soy de los que le bailan el agua a una mujer sin conseguir nada a cambio, creías que iba a estar coqueteándote toda la vida o que, Jajaja -sus modales habían cambiado ahora su risa era sádica y sus acciones aún más violentas que las de Kakuzu. -Ninguna mujer vale la pena para eso. – siguió con sus pechos, pero eso ya no era suficiente y la arrancó el pantalón dejándola en bragas.

- No se lo diré a nadie, pero…por favor…¡Para! – esta vez estaba gritando.

- No zorrita tú no te vas de aquí, voy a follarte y vas a disfrutarlo como todas, porque en el fondo todas sois unas putas. -después de decir esto, le arrancó las bragas dejándola completamente desnuda.

- ¡Suéltame ya! ¡Por favor! -seguía gritando, pataleando y golpeándolo, pero no conseguía nada.

- ¡Abre las piernas, perra! -Ino intentó cerrar las piernas todo lo que pudo, pero Sasori tenía más fuerza y consiguió abrírselas. A continuación, condujo sus dedos a la intimidad de la rubia y la acarició el clítoris haciendo que ella gimiera involuntariamente -Ves, como te gusta, pues ahora va a gustarte aún más. -después decir esto, unos segundos después introdujo sus dedos en dentro de Ino. Uno, dos y hasta tres dedos. Los movía dentro y fuera una y otra vez haciendo que ella gimiera y se contorsionara, al mismo tiempo que lloraba sin parar – Joder, estas empapada ¿eh? Quieres que esto acabe ¿verdad?

- ¡No basta ya! ¡Para! ¡AHHH! -Ino sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, ojalá le diese un infarto, así acabaría todo.

- Tranquila esto va a terminar -Entonces Sasori se puso sobre ella y aún con la ropa puesta restregó su virilidad contra la intimidad de ella. – Te gusta cómo se siente ¿verdad? Quieres que te la meta hasta el fondo, necesitas que te follen ese sucio coño, ¡¿eh?!

- ¡No! ¡Socorro, por favor, socorro! -Ino ya estaba desesperada, estaba a punto de ser violada y no podía hacer nada. Nunca había tenido miedo de los hombres, pero ante la situación y la impotencia estaba aterrada.

- Nadie va a escucharte, zorra. Solo yo conozco este sitio, Jajaja.

Ino veía como Sasori estaba bajándose la bragueta del pantalón y entonces no pudo resistirlo más, iba a ser violada. Lo único que se le ocurrió fue cerrar los ojos y esperar lo peor, pero ese momento estaba tardando en llegar, Sasori parecía haberse detenido en seco, entonces abrió los ojos. Jamás imagino esa escena, ella desnuda y Sasori medio desnudo sobre ella con el corazón atravesado por una espada luminosa formada por el estilo rayo de Kakuzu.

{Suponemos que Sasori es un humano normal, es decir, no se ha convertido a sí mismo en una marioneta humana}

- Tú… ¿Cómo has…? -dijo el pelirrojo con un hilillo de sangre saliéndole por la boca.

- No te he seguido ni nada, solo estaba dando un paseo y me apetecía matar a alguien. Pensé que este era el momento perfecto para deshacerme de ti.

- Kakuzu…hijo de puta… -en ese momento Kakuzu hizo desaparecer la espada de rayo y que su monstruo volviera a su espalda. Sasori cayó a un lado de Ino, dejando ver a Kakuzu lo que le había hecho a la chica.

Todo su cuerpo estaba lleno de golpes y de moratones, algunos mordiscos que le habían hecho sangrar a la rubia y todo su cuerpo perlado de sudor. También estaba cubierta de hierba y tierra. En ese momento, Kakuzu deseó que Sasori estuviese vivo para poder torturarlo hasta que le suplicara que le matara por haberle hecho eso a Ino. Ella veía el cuerpo de Sasori con la cara encharcada en lágrimas aliviada como si hubiese despertado de una horrible pesadilla. Pero al verse como había quedado se acurrucó en el suelo y tras mirar brevemente a Kakuzu, se puso a llorar desconsoladamente. En ese momento, Kakuzu no pensó, no había tiempo para ello, simplemente recogió la capa de Akatsuki de Ino y la tapó con ella, mientras la abrazaba y poniendo su cabeza apoyada sobre la de ella, le dio un beso en la frente.

- No llores más, niña. Ya se ha terminado.