CAPITULO 15. Uno tiene la bondad, el otro era pura apariencia.

Ya habían abandonado el prado, ese paisaje que al principio le pareció tan hermoso ahora le parecía el peor de los parajes pues siempre le recordaría a esa desagradable escena. Ahora se encontraba entre los fuertes brazos de Kakuzu que la llevaban como si no pesará nada. Aunque eso era algo que a Ino no le sorprendía, él era muy fuerte. Finalmente llegaron a la base y recorrieron todos los anteriores pasillos que había recorrido con Sasori, hasta llegar a los que correspondían a las habitaciones. Ino estaba demasiado afectada para darse cuenta que Kakuzu se la había llevado a su habitación y no a la de ella. Solo se dio cuenta cuando él la soltó en la cama y ella miro la habitación. Por un momento pensó que Kakuzu la llevó ahí para terminar lo que había empezado Sasori, pero Kakuzu adivino sus pensamientos.

- Si quisiera hacerte algo, te lo habría hecho en el prado y no te hubiese traído aquí. Pero deberías darte un baño, iré a tu habitación a por ropa. -Acto seguido Kakuzu salió de la habitación dejando a Ino sola.

Lo que le había dicho Kakuzu sobre el prado tenía sentido, pero con todo lo que había pasado, aun albergaba algo de temor hacia el akatsuki. Aun así, decidió hacerle caso y se dirigió hacia el baño. Una vez ahí, puso el tapón en la bañera y dejó que se llenara. En ese momento oyó la puerta, Kakuzu venía con su ropa. No se equivocó, Kakuzu entró al baño y le dio la ropa limpia que había cogido. Después la enseño donde estaban las toallas y demás utensilios y salió del baño.

Esta era la primera vez que veía algo de amabilidad en Kakuzu y la verdad que eso le sorprendió. Se quitó la capa de akatsuki que Kakuzu le puso por encima y se miró al espejo. Tenía todo el cuerpo magullado y lastimado. Tenía varias heridas, pero ninguna era lo suficientemente grave como requerir ninjutsu médico. Solo el moratón que tenía en la cara parecía grave. Estaba muy rojo e hinchado y aun le dolía. Dedujo que al día siguiente se volvería de color morado y se le hincharía. Su cara estaba hecha literalmente un cromo. Ella siempre había estado preocupada por su belleza y ese golpe que le ocupaba la mitad de la cara iba a llamar mucho la atención. Qué vergüenza pasaría cuando la preguntasen como se lo había hecho. No quería ni pensarlo. Sin más suspiró y se metió en la bañera. El agua caliente la reconfortaba y la sensación de sentirse limpia era muchísimo más gratificante ahora.

Ino salió de la ducha, se secó y cogió la ropa que le había traído el akatsuki. Era un pijama de pantalón hasta las rodillas y una camiseta simple, así como la ropa interior. Al cogerla no pudo evitar sonrojarse, pues para que pudiera traerle un conjunto de lencería había tenido que rebuscar entre sus bragas y sujetadores y que un hombre invadiera su espacio así no le agradaba. Además, había elegido un conjunto negro y rosa, que le quedaba muy ajustado. ¿Lo habrá hecho a posta?, pensó. Pero ahora había cosas más importantes en las que pensar. Se peinó un poco y salió.

Deseó volver a meterse en el baño pues pillo a Kakuzu en calzoncillos poniéndose el pijama. Tenía un bóxer muy ajustado que le marcaba bien su anatomía. Cuando involuntariamente miró a la parte de abajo no pudo evitar sonrojarse y apartar la vista. Kakuzu vio su reacción y no pudo evitar sonreírle, pero en lugar de intentar nada con ella se puso los pantalones y se sentó en la cama.

- Ven -esta vez no sonaba como una orden sino como una petición. Ella dudó si acercarse o no, pero finalmente avanzó hacia él y se sentó a su lado.

Entonces Kakuzu sacó una caja metálica del cajón y se la puso en el regazo. Al abrirla, había vendas, antibióticos, tiritas, gasas…estaba claro que era un botiquín. Sin decir absolutamente nada, Kakuzu le cogió las piernas y las colocó encima de las suyas. Al sentir sus manos tocándola no pudo evitar sentir miedo y se empezó a revolverse.

- Oye, ¿Qué estás haciendo? Déjame -dijo intentando quitarse las manos de él de las piernas.

- Mira sino te estas quieta te juro que te ató a la cama, ¿entendido? -Kakuzu la miró con una seriedad tan firme que Ino se quedó totalmente paralizada.

Tras volver a acomodar las piernas de la chica sobre las suyas, las miró detenidamente. Observó que la mayoría de heridas eran arañazos provocados seguramente por las ramas o las piedras que había en el suelo del campo, pero la mayoría eran superficiales y no necesitaban tratamiento. No obstante, Kakuzu decidió desinfectar todas las heridas independientemente del tamaño. Cuando terminó con las piernas siguió con los brazos y luego la cara. Era sin duda, lo que peor estaba. Estaba tan sorprendida, Kakuzu la estaba curando con un cuidado y una delicadeza desconocidas en él. Ino sonrió para sus adentros y pensó que quizás Kakuzu no era tan malo como pensó en un principio y que realmente quería ayudarla.

- Me temó que esto tardará un tiempo en desaparecer completamente, pero te dolerá bastante los primeros días. Lo que deberías hacer es tomarte estos antinflamatorios y ponerte hielo ahí. ¿Te duele mucho? -dijo Kakuzu tocándola suavemente, pero su pregunta no preciso una respuesta pues al instante Ino hizó una mueca de dolor y él dejó de tocarla -Si se te hincha, no creo que mañana puedas comer sólido, te dolerá al masticar -el golpe estaba justo sobre la mandíbula. La miró fijamente por un momento -ahí tienes agua, tomate las pastillas, yo iré a por hielo a la cocina -Kakuzu se levantó dispuesto a irse, pero fue detenido por Ino que lo sujetó de la mano.

- Gracias Kakuzu -dijo ella mirándole fijamente sin soltarle y con una sonrisa.

- De nada -él también le sonrió y salió de la habitación a buscar hielo.

Ino se levantó de la cama y avanzó hacia la mesilla, donde había una jarra de agua y un vaso sobre una bandeja plateada. Se sirvió un vaso de agua y se tomó las pastillas. Estas tenían un sabor amargo y al tragarlas no pudo evitar hacer una mueca de asco.

- Las mejores medicinas siempre son las más amargas -dijo Kakuzu cerrando con cuidado la puerta de la habitación. Pudo ver la cara que puso la chica y no pudo evitar reírse. Tenía la bolsa de hielo en la otra mano. -Toma -se acercó a ella y le ofreció la bolsa de hielo que tenía en la mano. Se sentó a su lado.

- Gracias -ella cogió la bolsa y se la puso en su dolorida mejilla.

Ino aún le daba vueltas a lo ocurrido. Fue un gran golpe de suerte que Kakuzu estuviera allí en ese momento para impedir los planes de Sasori. Sin embargo, se preguntaba cómo diablos les había encontrado. Sasori y ella se habían marchado después de la cena sin decirle a nadie a donde se dirigían y por lo que había dado a entender Sasori, los miembros de akatsuki desconocían el lugar donde estaban. Esa incógnita la tenía intrigada y no pensaba quedarse sin saberlo.

- Kakuzu, ¿Cómo sabias donde estaba? …Es decir, ¿conocías ese lugar? -volteó la cabeza y lo miro con el hielo aún en la cara.

- No, no realmente. Solo estaba dando un paseo para distraerme y entonces, cuando ya iba a volver para la base, escuche unos gritos. Me acerqué y te vi. -se la quedó mirando por un momento y luego miró al frente -Vi como ese miserable intentaba violarte, como te golpeó -dijo señalando el golpe de Ino – y no pude soportarlo.

- ¿Por qué? Siempre he pensado que me detestas… -a ella le extrañaba su comportamiento y este no era nada coherente con la forma en la que solía tratarla.

- Ah, mira niña, puede que sea un asesino, pero también hay cosas que no me gustan de este mundo, y nunca me han gustado los violadores. -esbozo una sonrisa y siguió -Supongo que para alguien con un historial como el mío es raro, pero es así.

- ¿No tendrás problemas por mi culpa?

- ¿Qué quieres decir? -la miro como si no entendiera lo que decía.

- Lo has matado, ¿acaso los Akatsuki tenéis permitido mataros entre vosotros?

- Entiendo, pero no debes preocuparte por eso. Mañana se lo diré a Pein. Además, ya te habrán contado cosas sobre mí. No es la primera vez, que mato a un compañero.

Ino recordó entonces la conversación que tuvo con Hidan, horas antes y él le había dicho que Kakuzu fue el responsable de la muerte de sus otros compañeros y también la razón por la que los había matado. Volvió a acordarse de ese nombre, Harumi. Ella se quedó pensativa por unos momentos, en los que Kakuzu se dio cuenta de que estaba pensando en algo.

- ¿Pasa algo?

- ¡No! Ah, solo estoy cansada, será mejor que me vaya a dormir

- ¿Puedes dormir aquí si quieres? No es recomendable que estés sola.

- No es necesario, prefiero dormir en mi habitación…-dijo ella algo nerviosa y levantándose de golpe, un movimiento que Kakuzu también imitó.

- Si piensas que voy a intentar hacerte algo, estas equivocada… -dijo el explicándose, en ningún momento la invitación iba con doble sentido.

- No es eso, tranquilo. Pero, prefiero estar sola y descansar. Han pasado muchas cosas… además, no va a pasarme nada, soy una mujer fuerte… -dijo sonriendo.

- ¡Sí! Si ya lo sé – dijo él en un tono de voz quedito -Ten, llévate esto -le dio las cajas de pastillas -tómatelas y veras como pronto se te quita.

- Gracias -ella cogió las pastillas, rozando sutilmente la mano de Kakuzu, y pasando por su lado se dirigió a la puerta. La abrió, pero cuando iba a salir la voz de Kakuzu la retuvo.

- Ino…

- ¿Si? -dijo ella dándose la vuelta, ya en el pasillo.

- Buenas noches -dijo el hombre al tiempo que le daba un tierno beso en la frente, que dejo muy sorprendida a la rubia. Después la puerta se cerró.

Ino se dirigió entonces a su habitación y tras cerrar la puerta, se puso a darle vueltas a todo lo que había pasado. No podía creer como el encantador Sasori se había podido volver un auténtico canalla miserable, y, por otro lado, estaba el increíble cambio de personalidad de Kakuzu. Durante todo el tiempo que estuvieron juntos, Sasori se comportaba con ella de forma amable y considerada, por lo que aún no podía creer su cambio tan repentino de carácter. Kakuzu, en cambio, siempre se había comportado con ella de forma machista y grosera, sometiéndola y humillándola todas las veces que podía y ahora su repentina consideración con respecto a ella, se hacían pensar que quizás lo había soñado. Pero el dolor que sentía en su mejilla y la sensación del beso de Kakuzu en su frente, la hicieron convencerse de que no era un sueño.

Kakuzu había escuchado sus gritos, fue en su auxilio, mato al hombre que la estaba violando y la ayudo a volver a la base. Si el akatsuki, hubiese sido tan desconsiderado como Ino pensaba que lo era, no hubiese impedido que Sasori la violara, o aún más, se hubiese unido para hacerlo. Cuando Sasori cayó muerto y se vio desnuda frente a ese hombre que en varias ocasiones había intentado hacerla suya, pensó que aprovecharía la situación y acabaría lo que Sasori había empezado. Para su sorpresa no fue así. Kakuzu cubrió su cuerpo y la llevó entre sus brazos con tanto cuidado como si ella fuera de cristal, la invitó a ducharse y curó sus heridas. Sus cuidados eran sinceros y su preocupación también parecía autentica. Era impresionante el cambio que podía dar una persona en una situación de alarma. Cuando comparaba a los dos hombres entre ellos, siempre supo que había uno que tenía buenos sentimientos y que el otro solo podía aparentarlos. Ahora que ambos se revelaron como realmente eran, Ino estaba segura de quien poseía una cualidad o la otra.

EN LA VILLA DE LA HOJA…

Eran las cinco de la mañana, aún estaba muy oscuro, los primeros rayos de sol todavía no habían salido, pero a pesar de eso, se podía observar la figura de dos ninjas que se dirigían a la puerta principal de la villa.

- ¿Estás seguro de esto Shikamaru? -dijo Chouji.

- Tenemos que saber que pasa realmente con Ino. No me creo que se haya convertido en una criminal. En vista de que la Hokage no nos autoriza a ir a buscarla tendremos que ir los dos solos a averiguar que está pasando – exclamó Shikamaru.

- No ireís solos a ninguna parte…

En el instante en que sonó la voz, los dos miraron al responsable de dichas palabras, y encontraron la silueta de alguien que estaba junto a la puerta de la villa y cuya voz era muy familiar.

- No imaginaba que estarías aquí, pero si has venido a detenernos en nombre de Tsunade no lo conseguirás, Sakura.

- Vengo en nombre de Tsunade sí, pero no para deteneros… -dijo ella emergiendo de las sombras. – Iré con vosotros.

Ambos se sorprendieron sobre manera. Sabían que Sakura era la mejor amiga de Ino y la hubiesen creído completamente si hubiese dicho simplemente que ella también quería buscar a Ino. Lo que les escamaba realmente era que Tsunade la enviara.

- ¿A qué te refieres? -pregunto Shikamaru acercándose a ella.

- Tsunade es la maestra de Ino y también está muy preocupada por ella. Como Hokage no puede autorizar misiones relacionadas con el asunto, pero eso no significa que no esté dispuesta a encubrirnos.

- ¿Encubrirnos? -esta vez habló Chouji.

- Si, ella se ha inventado una misión que nos permite explorar todo el país sin levantar sospechas. Desgraciadamente no puede mandar a más gente pues llamaría demasiado la atención. De todas formas, debemos pasarle la información que consigamos.

- ¿Cómo se la vamos a pasar? En esta situación los Anbu controlan la mensajería. -dijo Shikamaru.

- Por eso me ha enviado a mí. Ambas podemos utilizar el jutsu de invocación a Katsuyu y somos las únicas. La utilizaremos a ella para mantenernos en contacto.

- Bien pensado, vámonos.

- Oye Shikamaru, Tsunade me ha dicho que os diga algo antes de irnos.

- ¿Qué es? -dijo Chouji.

-Veréis lo que estamos haciendo es ilegal y va en contra de los deseos de la villa y de las alianzas exteriores. Por tanto, Tsunade me ha pedido que os avise, que, si nos pillan, pueden llegar incluso a considerarnos traidores y meternos a la cárcel si nos capturan. Por eso no debemos llamar la atención de nadie.

- Ya contaba con esa posibilidad, pero gracias por avisar. -dijo Shikamaru -Bien, en marcha -al instante los tres ninjas se pusieron en marcha y se perdieron dentro del bosque.

A LA MAÑANA SIGUIENTE…

Ino comenzaba a despertarse, se levantó algo aturdida de la cama, sintió una fuerte quemazón en la mejilla y se dirigió al baño. Al mirarse en el espejo, descubrió que su mejilla había perdido el color rojo de la noche anterior, pero como contrapartida estaba mucho más hinchado, tanto que ni siquiera podía abrir la boca sin que le doliera. Kakuzu había acertado en sus predicciones, hoy no podría comer sólido. Además, había otro problema, ¿Cómo presentarse así ante los demás miembros? Todos preguntarían por el golpe y francamente, a Ino no se le ocurría ninguna excusa convincente.

Kakuzu le dijo que iría a hablar con Pein, pues estaba claro que la muerte de un akatsuki era algo que no se podía ocultar. Pero, ¿Qué explicaciones daría para haberlo matado ante su líder? ¡Tendría lo que contarle lo que intento hacerle! Ella se avergonzaba lo suficiente para no querer divulgarlo con nadie y empezar con el líder sería entrar por la puerta grande. Si ese era el caso se vestiría e iría a la habitación de Kakuzu ha advertirle. Se vistió y preparó, eran las 10:00 de la mañana y cuando quiso salir de la habitación el propio estaba en frente de ella.

- Kakuzu, ¿Qué…? -con una expresión de sorpresa.

- Ino, venía a verte, ¿puedo pasar?

- Si claro… -dijo echándose a un lado dejando pasar al hombre y tras echar un rápido vistazo se metió para adentro.

- Tienes la mejilla muy hinchada, ¿te has tomado los medicamentos? -ella asintió con la cabeza y el continuó -Te traeré hielo y hoy no podrás comer sólido. -dijo dirigiéndose a la puerta.

- Espera Kakuzu, tengo que decirte algo… -dijo al tiempo que le cogía del brazo y hacia que se diera la vuelta.

- ¿Qué?

- Cuando vayas a ver al líder para informarle de la muerte de Sasori, no vayas a contarle que yo tengo algo que ver…

- Llegas tarde, ya se lo he contado.

- ¿¡Qué!? Pero ¿qué diablos le has dicho? -Ino miraba incrédula a Kakuzu, ahora su reputación estaba por los suelos.

- Solo que lo he matado para proteger a mi prisionera.

- ¿Prisionera?

- Claro, cuando viniste aquí Pein me encomendó la misión de protegerte de otros miembros de la organización y cuidar de ti. Le he dicho que Sasori y tu estabais discutiendo y que él estaba a punto de matarte, así que me lo quite de en medio. Solo se me ocurrió eso, además es imposible dejarte al margen de la muerte de Sasori, los akatsuki no somos estúpidos, muchos te vieron salir con Sasori y tus heridas no van a pasar desapercibidas. Sería una estupidez intentar ocultar tu presencia, solo haríamos sospechar a la gente. -Ino comprendió que lo que decía Kakuzu tenía sentido y asintió, aunque hubiese preferido estar al margen. -Hay una cosa más, el líder ha convocado una reunión para todos los Akatsuki, incluida tú.

- ¿Por qué?

- Es una tontería intentar ocultar la muerte de Sasori a los demás miembros, así que serán informados de inmediato. Prepárate.

- Pues vaya… -dijo Ino con una gotita en la cabeza. Se puso la capa de Akatsuki y salió.

EN ALGUNA PARTE DEL PAIS DEL FUEGO.

- Comenzaremos a explorar por la zona en la que estábamos Chouji y yo cuando la Hokage nos envió el mensaje, pero considero que lo mejor será descansar un poco y comer algo. -dijo Shikamaru abriendo su mapa -Según esto hay una taberna cerca.

- Una taberna es un buen sitio para recopilar información, quizá alguien sepa algo de interés para encontrar a Ino -hablo Sakura a la derecha de Shikamaru.

- Y también podremos comer algo, tengo hambre -se quejó Chouji.

- (Incluso realizando una misión clandestina y con la situación en la que estamos todos, parece que apenas afecta a su apetito) -pensó Sakura con una gotita en la cabeza.

- (Chouji siempre come más cuando está preocupado, aunque siempre ha sido demasiado comilón) -mirando a su amigo.

Siguieron caminando y a los pocos metros divisaron la taberna, una vez dentro se acomodaron en la barra y pidieron a la camarera algo de beber y comer {sobre todo para Chouji}. Estaban comiendo pensando y debatiendo como iban a intentar dar con los Akatsuki cuando oyeron una conversación la mar de interesante.

- ¿Has oído que Keito ha muerto? -ninja 1.

- ¿En serio? ¿Cómo lo has sabido? – ninja 2.

- Conozco a alguien que estaba presente cuando murió, por lo visto fue obra de Akatsuki -dijo el ninja desconocido 1 sin darse cuenta que los tres ninjas de la Hoja presentes estaban sorprendidos y escuchando atentamente.

- ¿Akatsuki? ¿Qué es eso? -ninja 3.

- Es una organización criminal, por lo visto Keito estaba haciendo de doble espía, vendiendo información sobre ellos. Así que se lo quitaron del medio.

- ¿Dónde fue eso? -ninja 2.

- En la aldea Siakurako. Allí tenía su mansión el muy presumido – se reclino en la silla con los brazos detrás del cuello y siguió – siempre se jactaba de su inteligencia y se pasaba el día despilfarrando el dinero que conseguía timando y traicionando a la gente…Era cuestión de tiempo que lo mataran.

- Si…aunque es una lástima que este muerto, ahora no podrá invitarnos a nada -dijo el ninja 3 bebiendo.

- Tienes razón, Jajaja… -acto seguido se rieron y brindaron.

Involuntariamente, Shikamaru y los demás habían conseguido pistas sobre Akatsuki y tras hacerles una señal a Chouji y Sakura, la cual ellos asintieron, se pusieron en marcha rumbo a la aldea Siakurako.