SAGA DEL PASADO DE KAKUZU.
CAPITULO 23. MISIÓN CRUCIAL.
Ya era de noche en la casa de Kakuzu. Harumi y él estaban en la habitación preparándose para acostarse. Durante todo el día Harumi le habló a Kakuzu de todos los planes que tenía pensados para cuando le dieran el dinero. En cambio, él le advirtió de que era una misión complicada y que no debía precipitarse. Aun así, ella le ignoró y siguió metida en su propia ensoñación.
- Según el pergamino que me han dado me llevara una semana por lo menos realizar la misión. El primer Hokage es un hombre importante y bien protegido, será complicado encontrar un hueco.
- Seguro que lo consigues. Lo único que realmente me preocupa es que llegues a tiempo para la boda -dijo ella volviéndose para mirarlo mientras se peinaba. Estaba sentada en el borde de la cama.
- De eso no te preocupes, llegare a tiempo -dijo el con una sonrisa y haciéndole un gesto para que se acercara. Cuando estuvo lo suficientemente cerca la cogió de la muñeca y de un tirón la puso debajo suya – Ahora… me habías prometido algo esta mañana ¿no?
- Kakuzu, esta noche deberías descansar mañana tienes una misión importante -dijo ella con una pequeña risita -Solo de pensar en todo lo que tendremos gracias a esa recompensa me emociona muchísimo.
- Ay…Harumi, eres muy codiciosa. El dinero no es lo más importante.
- Vamos Kakuzu, sin dinero no se puede hacer nada. El mundo se rige por el dinero te guste o no.
- Harumi hay cosas mucho más importantes que eso… - le susurro en la oreja.
- De verdad Kakuzu, siempre has sido un loco idealista. Si fuera por ti nos moriríamos de hambre. Nunca haces misiones con altas sumas como recompensa y ahora que van a pagarte una millonada te veo como si nada. Mira que eres raro -dijo arqueando una ceja.
- Ja, que sería de mi poder adquisitivo sin ti… -dijo con cierto tono sarcástico -desde luego tengo que ser millonario para satisfacerte. Pero si ese es el precio por estar contigo te prometo que volveré con los secretos del Mokuton -ella se alegró de lo que dijo y le sonrió – Sin duda eres una mujer difícil de complacer, en cambio, tú lo tienes muy fácil para complacerme a mí. -lo dijo tan cerca de sus labios que sus narices se tocaban por los lados y sentían el aliento del otro.
- Ya veo… -de un rápido movimiento se puso encima de él – te parece que empecemos por donde lo dejamos esta mañana -dijo ella describiendo círculos en su pecho con sus dedos como había hecho esa misma mañana.
- Claro que sí, aunque espero que no vuelvas a encerrarte en el baño -esto produjo una pequeña carcajada de Harumi.
- No lo haré. Estarás fuera una semana y me tengo que asegurar de dejarte bien satisfecho para que no te busques una amante por ahí… - dijo ella acariciando y besando el cuello de Kakuzu.
- Eso no sucederá jamás… -dijo el con dificultad debido a la excitación.
- ¿Y eso por qué? – al terminar la frase Kakuzu la volvió a colocar bajo él y se acercó al oído.
- Porque te amo – rápidamente busco los labios de la mujer y empezó a devorarlos con pasión.
Ambos se entregaron por completo a los placeres de la carne. La separación sería dolorosa pero necesaria. Aun así, no había nada que pensar salvo el uno en el otro, entonces se dedicaron a darse mutuo cariño. Ninguno de los dos dormiría esa noche.
Al despertarse, Kakuzu salió cautelosamente de la cama. No quería despertar a Harumi, así que se metió con rapidez al baño y se dio una rápida ducha. Después bajo a desayunar algo y miro el reloj de la cocina. Eran las 6:30. Tras comer algo, cogió lo necesario y lo dejo junto a la puerta. Ya había preparado todo, la noche anterior y lo había dejado en la planta baja, así no molestaría a Harumi. Antes de marcharse subió brevemente a la habitación y al cerciorarse de que estaba dormida, le dio un cálido beso en la frente.
- Volveré – se dirigió a la puerta de la habitación, dio un último vistazo a su futura esposa y se fue.
Se dirigió hacia las puertas de la villa para marcharse. Las calles estaban prácticamente desiertas salvo por algún que otro borracho que volvía a casa después de una juerga y los guardias que se encontró en la salida de la aldea. Los guardias le ofrecieron sus respetos y le desearon muy buena suerte para su misión. A los pocos minutos de emprender el viaje los perdió de vista.
No fue hasta el día siguiente que cruzó la frontera del País del Fuego y puso rumbo a la aldea de la Hoja. En ese entonces la villa de la Hoja era más parecido a un pueblo grande que a otra cosa, aunque según había oído es que Hashirama Senju se las había arreglado para atraer la atención de aldeanos y comerciantes, para transformarlo en una ciudad prospera con todas las modernidades posibles, incluso estaban construyendo un sólido muro de piedra para rodear la villa. Kakuzu se sintió aliviado de que solo fuera un proyecto y que la muralla aún no estuviera construida. Sería más fácil colarse.
Cuando dos días después llegó a la villa se posicionó en la copa de un grande y frondoso árbol desde el que podía ver toda la villa. La gran mayoría de esta, estaba en construcción, aunque había determinados distritos en los que se erguían casas perfectamente construidas y ornamentadas. Kakuzu fijó su vista en la zona de las obras. Según le habían dicho, iba a menudo a supervisarlas. El pergamino incluía una descripción de él y no tuvo que imaginarse muchos detalles de su cara porque los ilusos de la Hoja, habían decidido esculpirla en la montaña. Finalmente, diviso a un hombre con las mismas descripciones que el pergamino y con un gran parecido al esculpido de la roca. Iba hablando con un hombre alto, con cabello negro largo, con un kimono negro simple que tenía el emblema del clan Uchiha. Sin duda debía de ser Madara Uchiha. Por supuesto, había oído hablar de él, era el más poderoso de los Uchiha y por lo visto era la mano derecha de Hashirama. Los Senju y los Uchiha siempre habían sido rivales acérrimos, pero al ser los más poderosos, persuadieron a los demás de dejar las armas, al firmar el tratado de paz. Kakuzu observó atentamente sus movimientos, pues desde esa distancia no podía oír nada.
El Uchiha que inicialmente caminaba junto a Hashirama se quedó rezagado lo que hizó sospechar a Kakuzu. De repente, se volvió rápidamente con el Sharingan activado mirando justo en su dirección. Él no espero ni un segundo, oculto su chakra y se escondió a toda velocidad.
- ¿Qué sucede Madara? -dijo dándose la vuelta Hashirama.
- Sera mi imaginación… -dijo desactivando el Sharingan.
- Jajaja, vamos Madara sé que este trabajo no es muy divertido, pero no te distraigas -mostrando su sonrisa.
- Tu eres el que se distrae con facilidad Hashirama -dijo Madara bufando y siguiendo a Hashirama.
- Sí, claro, claro. ¿Oye vamos luego a pasar el rato a la sala de juegos? -dijo el Hokage despreocupadamente.
- Pensaba que te habías fundido el dinero…
- Esta vez tengo una corazonada, todo al siete ¿qué te parece?
- No tienes remedio Hashirama… -dijo Madara con una gotita en la cabeza.
Finalmente, los dos ninjas se adentraron más en la zona de obras, donde la vista de Kakuzu ya no podía alcanzarlos. Por poco le habían descubierto. Por lo poco que sabía del Sharingan es que otorgaba una gran vista al que lo poseía, por lo que podría ser visto fácilmente por ellos. Por supuesto no imaginó que esa tal Madara tuviera tal percepción. Incluso a esa distancia… Por lo menos no lo habían visto por lo que tenía otra oportunidad. Se retiraría por el momento y planearía una estrategia. Atacaría al Hokage esa misma noche.
EN LA VILLA DE LA CASCADA.
Los consejeros estaban reunidos en la casa de uno de ellos, concretamente de Kenichi. Habían hablado de diferentes detalles de la villa y al final de la noche le tocó al tema principal que preocupaba a la aldea en esos momentos.
- Parece que Kakuzu ya ha partido para su misión… -dijo Osamu bebiendo un poco de sake.
- Si, me he informado debidamente y por lo visto partió a la mañana siguiente de haberle encomendado la misión. -dijo Kenichi.
- Hmp, se ve que se la toma muy en serio la misión… -dijo Honzu.
- ¡No es para menos! Con ese dineral de por medio… Aunque sigo sin entender porque tanto. Al fin al cabo, es solo un ninja -dijo Osamu receloso de soltar tal cantidad de dinero.
- Ya lo hemos hablado, si Kakuzu tiene éxito en su misión ganaremos mucho más que 100 millones de ryo y el sacrificio de haber vaciado nuestros bolsillos no será tan grave.
- Pero, ¿y si no lo consigue? -dijo Honzu.
- Bueno…Hashirama es un hombre más poderoso que Kakuzu, lo más probable es que lo mate o lo encierren -dijo Kenichi esbozando una malévola sonrisa y levantándose – Pero su lealtad es inquebrantable y si ese es el caso preferirá morir a dar ninguna información. Kakuzu es el último superviviente de su familia y en consecuencia ha heredado una cuantiosa herencia. Su casa, tierras y muchos objetos de gran valor que guarda en su casa. Él no lo sabe, pero su padre tenía objetos raros y valiosos guardados. Parecía un museo. Dudo que él haya tasado esas riquezas dado el valor sentimental que tiene para él y por supuesto su escasa inclinación hacia el dinero. Si el muere, todo eso será nuestro y os aseguro que ganaremos más que 100 millones. -dijo sirviéndose sake y bebiéndolo de un trago.
- Una idea excelente -dijo Osamu frotándose las manos.
- Si, en el caso de que tenga éxito ganamos y en el caso de que muera, también. JAJAJA -dijo Honzu.
- Y si…regresa con vida… y sin los secretos del Mokuton… -pregunto Osamu con voz viperina. Tras un silencio abrumador, Kenichi habló.
- Eso sería muy lamentable para él…
Después de eso los hombres se tranquilizaron y siguieron bebiendo y riendo sin darse cuenta de que alguien había escuchado todo. Con lo que había oído era suficiente lo mejor era salir de allí cuanto antes.
- (Sabía que estos tacaños tramaban algo…) (Quieren quedarse con las pertenecías de la familia de Kakuzu) (En ningún momento creyeron en el éxito de la misión y lo enviaron a una muerte segura) (¡No lo permitiré!) -pensó Harumi rápidamente mientras se alejaba.
Sin embargo, Kenichi oyó un ruido en la ventana de la sala y se negó a creer que era una coincidencia.
EN LA VILLA DE LA HOJA…
Ya había oscurecido completamente en la Hoja y Kakuzu había esperado pacientemente hasta ese momento. Había localizado a Hashirama en el despacho del Hokage, hasta arriba de papeleo. Madara había permanecido con él casi todo el día, pero se acabó marchando dejando a Hashirama trabajando y frustrado por no poder ir a divertirse en las apuestas. Ahora estaba solo y era el momento perfecto para atacarle. Se dirigió al tejado del edificio en el que estaba el Hokage para comenzar su misión.
- ¿Así que estás ahí?
- Me has localizado, bueno, con razón te han nombrado Hokage… -dijo Kakuzu volviéndose.
- Vaya, debes de venir a verme a mí. Aunque vienes un poco tarde para una entrevista. ¿Qué es lo que quieres?
- Solo quiero matarte y conseguir hacerme con el Mokuton -dijo sin más Kakuzu, con un hombre como Hashirama era inútil andarse con medias tintas.
- Ya veo… -dijo frunciendo el ceño -Sin embargo, aquí hay mucha gente inocente… ¿Te importaría que fuéramos a otro lugar?
Al principio, Kakuzu se sorprendió por la oferta del Hokage. Abandonar sin más la protección de la aldea para acertar el reto de un ninja que quería matarlo, denotaba una gran confianza en sus habilidades o una gran estupidez.
- ¿No vas a llamar a tus subordinados para que te protejan? Debes confiar mucho en tus habilidades o debes subestimar las mías.
- Dado que estas tu solo, no entiendo porque debería llamar a otros ninjas. Uno contra uno es una pelea justa. Y nunca me ha gustado llamar la atención cuando lucho -Kakuzu se limitó a mirarlo en silencio.
- Esta bien, de hecho, para mi es mejor que nadie se entrometa…
- Conozco un buen lugar donde no nos molestaran, sígueme -acto seguido el Hokage desapareció del tejado al igual que Kakuzu.
Kakuzu siguió ha Hashirama a través del bosque durante aproximadamente media hora y de repente se paró en seco en un claro del lugar. Estaba flanqueado por un lado por el bosque y por el otro por un profundo barranco excavado por el río. Parecía muy preocupado por los daños que su lucha pudiera ocasionar en la aldea o a sus habitantes por ello eligió un lugar apartado para comenzar la contienda. Desde allí nadie les escucharía.
- Aquí no nos molestaran -dijo Hashirama mirándolo atentamente - ¿Eres de la villa de la cascada? -dijo viendo su bandana ninja
- Con esto puesto, no puedo ocultar mi procedencia -dijo Kakuzu
- Antes has dicho que quieres el Mokuton, ¿Para qué?
- No tengo porque decírtelo.
- Ya veo, no importa. Puede que lo averiguare a medida que transcurra la pelea.
Ambos se miraron fijamente y en un segundo ya estaban chocando el acero de sus espadas. El silencio del valle se llenaba con el sonido del metal al rozarse, de tan estridente forma que a veces dañaban los oídos de ambos ninjas. Empezaron la pelea con taijutsu, aunque el Hokage tuviese una merecida fama, tenía que reconocer que el muchacho al que se enfrentaba tenía una velocidad y fuerza innatas. Utilizó los clones de sombra, pero Kakuzu se deshizo de ellos con sorprendente facilidad. Hashirama se dio cuenta que poco podía hacer contra el otro ninja siguiendo semejante estrategia, así que decidió empezar a utilizar el estilo que había atraído al desconocido ante él, el Mokuton.
- ¡Elemento Madera! ¡Advenimiento de un mundo de árboles de flores! -al instante surgió un bosque de árboles de cuyas flores salía polen - (Sera cuestión de tiempo que el polen le deje inconsciente) -Hashirama no vio salir a Kakuzu del bosque.
- ¡Elemento viento! ¡Gran perforación del firmamento! -Kakuzu hizó que se levantara un viento tan brutal que no solo se dispersó el polen, sino que hizo añicos todo el bosque creado por Hashirama.
- Vaya, no eres débil… -dijo con una sonrisa.
- Tu tampoco -dijo con la misma expresión que el primero.
- ¡Continuemos! ¡Elemento Madera! ¡Lanzas de madera! – ahora lanzas de madera surgían del suelo.
Kakuzu esquivaba las lanzas con rapidez, pero al ver que no podía esquivar una de ellas, pues estaba en el aire, lanzó un kunai con un cable a un árbol y tiro de su propio peso para esquivarlo. Después utilizó el elemento agua.
- ¡Elemento Agua! ¡Espada fluidificada de la devastación! – creo una espada en la que el agua surgía a presión y de gran extensión, que corto las lanzas de madera dejando el campo despejado. Hashirama lo esquivó en el último momento para evitar que le cortara.
- Parece que tus elementos son el viento y el agua. Aunque yo pueda utilizar tierra, dudo que eso te importe o que realmente funcione ¿verdad? -él solo le miro -muy bien -dijo ejecutando nuevos sellos - ¡Elemento Madera! ¡Dragón de madera! -surgió un dragón que rápidamente se dirigió a Kakuzu, aunque este lo esquivó, la cola del dragón lo atrapó -Esto acaba aquí muchacho. (El dragón absorberá su chakra y le dejará agotado).
Sin embargo y para sorpresa del Hokage, Kakuzu se desvaneció. Al parecer era un clon de agua creado a partir de la escasa agua que salpicaba el suelo a causa del jutsu acuático anterior de Kakuzu. Surgió de nuevo de un charco cercano.
- Esto acaba de empezar… (Ya verás Harumi venceré a este hombre por ti) – el dragón volvió a atacar de frente a Kakuzu, pero él no se movió, hecho el brazo derecho hacia atrás acorazándolo y cuando el dragón estuvo lo suficientemente cerca, lo golpeó con tal fuerza que destrozó completamente toda la parte delantera de la bestia.
- ¿¡Qué?! -eso sorprendió mucho al Hokage.
- (Debo volver a la villa con los secretos del Mokuton, cueste lo que cueste) Hasta ahora has llevado la ofensiva, permíteme devolverte el favor. ¡Elemento Agua! ¡Gran explosión de las olas!
Se formó una esfera de agua que lanzó directamente hacía Hashirama, él la esquivó, pero al impactar contra el suelo se levantaron olas tan enormes que estuvieron a punto de lanzar al Hokage a los puntiagudos riscos del barranco. Pero en el último momento utilizó un jutsu del elemento madera donde surgieron unas ramas que lo sujetaron en el aire. Todo el campo de batalla estaba ahora empapado y eso fue lo que aprovechó Kakuzu para su siguiente ataque.
- ¡Elemento Agua! ¡Empalamiento de la lluvia inversa! – de repente todos los pequeños charcos y gotas que había se convirtieron en afiladas ráfagas de agua como si de una lluvia se tratara, pero desde el suelo.
Ese jutsu pilló tan de sorpresa a Hashirama que no le dio tiempo a reaccionar, produciendo que el jutsu de Kakuzu impactara de lleno, provocándole numerosas heridas en el cuerpo. Las heridas de Hashirama no eran moco de pavo y es más él lo sabía. Estaba arrodillado en el suelo jadeando por el dolor, cuando oyó que se le acercaban.
- Ya es hora de que mueras, Hokage… -miro seriamente Kakuzu.
- Reconozco que eres fuerte, pero no lo suficiente… -dijo sonriéndole, lo que fue acompañado de un incrédulo ``que´´ de Kakuzu.
De repente unas extrañas líneas negras surgieron en el rostro del Hokage y las heridas que tenía empezaron a sanar de forma vertiginosa. A los pocos segundos, Hashirama se levantó sin ninguna herida, ante la incredulidad y sorpresa de su oponente.
- Pero ¡¿Cómo?! -dijo dando un paso atrás.
- Eres muy fuerte, y pensar que me has obligado a utilizar el modo sabio. -dijo con una sonrisa que detonaba respeto hacia su rival.
- ¿¡Modo Sabio!?
- Si, en esta forma puedo utilizar la energía natural para potenciar mis jutsus, mejorar mi percepción e incluso curarme sin necesidad de ejecutar sellos.
Kakuzu no sabía nada del modo sabio, en el pergamino no ponía nada. Desde el principio se había dado cuenta de que su rival era poderoso, pero no llegó a imaginarse que tanto. ¿De verdad sería capaz de derrotarlo? Kakuzu ladeó la cabeza violentamente de un lado a otro para alejar ese pensamiento. Él debía vencer, no había otra opción. Si no derrotaba a este hombre no podría volver a casa. No volvería a ver a Harumi. ¡De eso ni hablar!
- ¡Sigamos! -dio con decisión dando un paso al frente.
Hashirama estaba realmente impresionado por el valor de este muchacho, no solo era capaz de enfrentarlo, sino que, a pesar de la diferencia de poder, no retrocedía.
- Hace mucho que no luchaba en este modo, tienes valor. Y en pago a ese valor, usare todo mi poder -dio sonriéndole y apretando el puño. Hashirama concentró todo su chakra y ejecutó un nuevo jutsu. - ¡Elemento Madera! ¡Jutsu Hombre de Madera! -de repente surgió un gran hombre de madera que hacía ver como una hormiga a Kakuzu.
Kakuzu dio un paso atrás para admirar mejor el jutsu de su oponente. Sin duda el apodo de dios de los ninjas lo tenía merecido. En ese momento, Kakuzu se dio cuenta de una amarga realidad. No podría vencer a este hombre. Sus habilidades estaban claramente por encima de las suyas. Muchos estarían horrorizados en ese momento, pero Kakuzu se rio lo que extraño a Hashirama.
- ¿Qué diablos te sucede? -no pudo evitar preguntar ante esa reacción.
- ¡JAJAJA! Vine aquí convencido de que podría derrotarte, pero me he dado cuenta que tus habilidades están por encima de las mías.
- Si quieres huir, no te detendré… siempre que no vuelvas por aquí.
- ¿Quién dice que quiera huir? -eso despertó más el interés del Hokage- Si hago eso ¿que pensaran de mi los de mi aldea?, ¿cómo quedara el honor de mi villa? Soy un ninja del país de la cascada, puede que seamos un país pequeño, pero no somos unos cobardes que huyen. Si tengo que morir aquí, ¡moriré luchando! (Perdóname, Harumi) -acorazo su cuerpo al completo y se abalanzo contra Hashirama.
- (Muy bien muchacho, tu villa debe estar orgullosa de un ninja como tú) -pensó Hashirama antes de abalanzarse sobre su rival.
La escaramuza duro unos veinte minutos más, con el cuerpo acorazado, y usando todo el chakra que le quedaba, Kakuzu era capaz de hacer frente al hombre de madera. Sin embargo, su rival podía captar la energía de la naturaleza para potenciar sus ataques, en cambio, él tenía un chakra muy limitado que ya estaba llegando a su fin. Al final, fue acorralado sin darse cuenta contra el precipicio. Seguía con el cuerpo acorazado, no obstante, sus fuerzas estaban flaqueando y ya era incapaz de moverse del sitio. Hashirama y él se miraron fijamente por unos segundos. No hacían falta palabras, los dos sabían lo que esa mirada significaba. Hashirama dirigió el puño del hombre de madera directo a Kakuzu. Lo único que él hizo fue incorporarse, mientras que el final se acercaba solo había un nombre en su mente. HARUMI.
