Saga de Kakuzu Capítulo 28. Cuando se descubre lo que la inocencia esconde.
Kakuzu comenzó a despertarse. Estaba arrodillado con los brazos atados con cadenas a dos postes de madera, que habían sido clavados en la tierra. Intentó enfocar la mirada, lo que consiguió tras una serie de parpadeos y observo el lugar donde se encontraba. Estaba en una especie de celda improvisada, probablemente en una cueva. Se escuchaba el eco de las gotas de agua al caer y el suelo estaba embarrado y lleno de grietas. Tenía un intenso dolor de cabeza e intento recordar lo que había pasado. Había visto a Harumi amenazada por un hombre en la linde del bosque, tenía una daga en el cuello y lo miraba fijamente. En un momento dado, miro a su derecha y el volteó la mirada. Allí lo vio, Ryuu estaba de pie, mirando con una expresión vacía y sin mediar palabra le golpeó. Kakuzu empezó a darle vueltas a eso. No sabía que papel jugaba Ryuu en todo esto, lo que si sabía es que no era un aliado. Probablemente quería matarlo. Le golpeó y por su comportamiento, parecía conocer a los hombres que tenían a Harumi, por tanto, debían ser sus subordinados. Entonces, Harumi corría un grave peligro. Debía escaparse. Intento zafarse sin éxito de las cadenas y después miro detenidamente el lugar donde estaba.
- (Tiene que haber alguna forma de salir, ¡debo encontrarla!)
Kakuzu siguió con sus planificaciones y, a los pocos minutos, oyó unos pasos que se acercaban hacía él. Era la silueta de un hombre, a medida que se acercaba a las antorchas que flanqueaban los postes en los que estaba atado Kakuzu, la luz iba descubriendo al recién llegado. Kakuzu lo reconoció y se levantó inmediatamente.
- Veo que ya estas despierto…
- Ryuu miserable bastardo, ¡¿Dónde está Harumi?! -observó a Ryuu, sus heridas habían desaparecido a excepción de las marcas que tenía en la cara.
- ¿Perdón…?
- ¿Dónde está Harumi? ¿¡Que has hecho con ella!?
- Harumi está bien, el que no estará bien dentro de poco eres tú.
- Cabrón, algo en el fondo, me decía que no podía confiar en ti…
- Vamos Kakuzu, no seas injusto. Yo tampoco soy tan malo…
- ¡Cállate! Tu no me interesas. ¿Dónde está Harumi? Quiero verla.
- ¿Quieres verla?
- ¡Si!
- Muy bien, ¡Nobu! -dijo llamando al ninja por encima de su hombro.
- Si, mi señor -dijo el susodicho.
- Trae a la señorita Harumi -el guardia solo se limitó a asentir y se fue por donde había venido. Ambos hombres se miraban con desprecio, hasta que minutos después apareció Nobu con Harumi.
- Aquí la tenéis señor… -dijo aun sujetándola del brazo.
- Muy bien, márchate – el ninja obedeció y despareció.
- Harumi… -ella se acercó hasta Kakuzu hasta que quedaron a pocos centímetros el uno del otro – Harumi, Ryuu nos ha engañado a los dos, no le interesa la aldea ni la gente, es incluso peor que los consejeros, ¡es malvado!
- Kakuzu… -dijo ella cogiéndole la cara delicadamente - …ya lo sé… -le miro a los ojos y le soltó lentamente.
Harumi se acercaba lentamente a Ryuu, Kakuzu intentaba forcejear contra sus ataduras y alejar a Harumi de ese monstruo. Le gritaba no que se acercara a él, que huyera. En un momento, Ryuu la cogió fuertemente del mentón acercándola a él. Kakuzu temía que la iba a hacer algo, pero de repente la beso.
- ¿Qué…? -dijo Kakuzu mirando esa surrealista escena. Harumi había pasado el brazo por el cuello de Ryuu y él la había puesto la mano en la cintura para atraerla más hacía él y con la otra mano, le sujetaba la cabeza para profundizar el beso. Ambos se separaron. - ¿¡Qué cojones significa esto!?
- Vamos Kakuzu, pareces un hombre inteligente. ¿No me digas que no eres capaz de ver la realidad? -se produjo un sepulcral silencio – Harumi y yo somos amantes.
- Eso no es cierto… ¡No es cierto! -dijo temblando de la rabia, quería matar a ese cabrón por tocar a su mujer.
- Sí que lo es Kakuzu -intervino ella – Ryuu y yo, llevamos mucho tiempo juntos.
- ¿Desde cuándo? – dijo con la cara agachada.
- Desde que tenía 15 años – dijo ella – bueno, nos conocíamos desde antes, pero fue a los 15 cuando... -miro a Ryuu, el cual sonrió y ella se río ligeramente-…ya puedes imaginártelo.
- ¿Por qué? -dijo Kakuzu con un bajo tono de voz - ¿¡Porque coño me has hecho esto!?
- Kakuzu no te lo tomes tan a pecho, lo que te ha pasado a ti podía haberle pasado a cualquiera. Pero tú eras el más indicado para nuestros planes -dijo ella sonriendo.
- ¿Vuestros planes? ¿De que estas hablando?
- Te lo explicaremos con gusto, ya no tiene sentido que sigamos mintiendo -Kakuzu levanto la cabeza y la miro con tristeza, pero su mirada cambió a un profundo odio en cuanto intervino Ryuu y este lo miró.
- Veras…para explicarte todo. Debemos retroceder muchos años atrás. Concretamente cuando Harumi y yo nos conocimos -dijo mirándola a ella y volviendo la mirada hacía Kakuzu – Ese día, yo iba con mis padres, teníamos como misión infiltrarnos en la aldea, ganarnos la confianza de la gente y averiguar la distribución del poblado, para atacarlo y saquearlo. Ese método lo utilizábamos en muchas ocasiones y nos daba muy buenos resultados. En ese momento conocí a Harumi, yo tenía 16 años y ella 13 pero, aun así, no era para nada una niña estúpida. Tenía muy claro lo que quería y nuestras personalidades eran increíblemente parecidas. Aun riesgo de echar a perder todo el plan de mis padres le confesé todo. -dijo acercándose un poco más a Kakuzu - ¿Crees que se escandalizó? -le miro a los ojos – Claro que no…al contrario, quiso unirse a nosotros -se dio la vuelta y empezó a caminar por toda la sala – Demostró tener mucho talento para el engaño, y se ofreció a ayudarnos. Hablamos de muchas cosas, entre ellas, de la villa de la Cascada. Harumi nos planteó la posibilidad de atacar una aldea mayor, pues nos dijo que la aldea en la que ella estaba eran todos campesinos y no tenían nada de valor. Ideamos un plan. Infiltrarnos en la villa de la Cascada, ganarnos la confianza de la gente, y saquearles. El mismo método de siempre, pero había un problema…los ninjas somos demasiado desconfiados… no creemos en la buena voluntad de la gente… y si… una familia extranjera hubiera aparecido de repente en la cascada, y comenzaran a pasar cosas…hubiera sido muy sospechoso. Sin embargo, si volvía a aparecer una cara conocida, la cosa sería distinta -Ryuu miro momentáneamente a Harumi, al igual que Kakuzu.
- El primer paso era convencer a mi madre para regresar a la villa, pero ella estaba completamente perturbada por la muerte de mi padre y no quería que yo regresara, quería que me quedara y me convirtiera en una campesina corriente. Yo no quería eso. Intenté convencerla, pero no me hizo caso… - Harumi dio lentos pasos como Ryuu y se paró frente a Kakuzu – …no tuve más remedio… -dijo mirando a Kakuzu.
- La mataste… ¡mataste a tu madre!
- Por favor, Kakuzu claro que no…solamente la dormí. Fue un incendio lo que acabo con ella -Ryuu se acercó por detrás de ella.
- Fui yo quien la mató. Yo estaba presente cuando ella la durmió, después le dije que se fuera hacia el bosque, que se asegurase de que los campesinos la veían. Yo permanecí en la casa durante unos minutos y después la prendí fuego. Elegí el momento oportuno, para que los campesinos estuvieran descansando de la labranza así, tardarían más en enterarse del incendio. Para cuando se dieron cuenta y lo apagaron, la pobre mujer ya estaba calcinada – dijo mientras esbozaba una sonrisa.
- ¿Cómo pudiste dejar que le hiciera algo así a tu madre?
- Kakuzu, mi madre estaba loca. Desde que mi padre murió se pasaba todo día a base de medicamentos y por las noches no paraba de tener pesadillas. A los tres años de vivir allí estaba tan desaliñada y desnutrida que parecía estar muerta. En el fondo…le hicimos un gran favor, liberándola…de su sufrimiento.
- Después de eso, Harumi no tuvo más remedio que volver a su aldea natal. La pobre huérfana, sin familia, sin amigos, sola. Necesitábamos a alguien bueno e influyente en la villa. Alguien al que Harumi pudiera acercarse sin levantar sospechas y así, recobrasteis vuestra vieja amistad. Al principio, nos dedicamos a recopilar información. El éxito de nuestra organización siempre recayó en nuestra discreción, nuestra capacidad de infiltración. Si con una aldea pequeña, nos llevaba meses, con una villa, nos llevaría años. Hubiéramos dado el gran golpe hace tiempo, pero ocurrió algo que nadie esperaba…
- ¿A qué te refieres?
- Se firmó el tratado de paz entre los Uchiha y los Senju -dijo ella – y casi inmediatamente muchos otros clanes siguieron su ejemplo, incluida nuestra aldea.
- De repente, nos dimos cuenta que la aldea de ninjas que íbamos a invadir se había transformado en una pequeña metrópoli, y que ahora los miembros de los clanes de la cascada superaban en número a los nuestros. Informe a los míos de esto, pero ninguno estaba dispuesto a abandonar el plan al que habían dedicado tantos años. Es verdad que el peligro que corríamos era mayor, pero también lo era la recompensa -se paró frente a Kakuzu nuevamente – Los ninjas siempre hemos vivido de la guerra, la paz solo beneficia a los países grandes, mientras que los países pequeños solo se convierten en campos de batalla. Teniendo eso en cuenta, había muchos países que deseaban absorber otros más pequeños para competir con las grandes naciones y ahí vimos que podíamos reclutar un ejército aún mayor que la villa de la Cascada. Fue en ese entonces, cuando Harumi ya estaba viviendo contigo, e hizo un pequeño descubrimiento…te habías enamorado perdidamente de ella.
- En ese momento, vimos una opción muy interesante. Aproveche que estabas perdidamente enamorado de mí para mantenerme informada de todo lo que hacían los consejeros y así, informar a Ryuu. Además, cuando diéramos el golpe podríamos echarte la culpa a ti -Kakuzu la miro sorprendido y totalmente destrozado, pero aún le quedaba mucho por escuchar – Pero no contábamos con una cosa… los consejeros sospechaban de mí.
- Ellos sospechaban que Harumi estaba conspirando contra la villa pero que detrás de ella, había alguien más. Solo que no sabían quién era. Ellos no tenían pruebas de la traición de Harumi y sabían qué si la arrestaban sin ellas, tu enloquecerías y montarías un escándalo. En ese momento, los consejeros estaban convencidos de que Harumi te dominaba completamente y tenían miedo de que si hacían algo contra ella mientras tú estabas libre tomarías represalias contra ellos y la villa. Por eso, decidieron inventarse una misión de rango S para ti y mantenerte alejado durante un tiempo.
- Es absurdo, ellos me enviaron a por el Mokuton y estuve a punto de morir, después me encerraron en la cárcel y me dieron palizas para que no escapara.
- Ellos te enviaron a una misión tan importante y de forma tan repentina, porque si no lo hubiera sido… ¿te hubieras ido antes de casarte? Además, los consejeros vieron que podían matar dos pájaros de un tiro, por un lado, estarían libres para vigilar a Harumi y si tenías éxito en tu misión aumentarías el poder de la villa frente a otros países. En caso de ser atacados, podríais hacerles frente. Muchos países retrocederían ante el Mokuton. Kenichi tenía plena confianza en ti, estaba convencido de que si había un ninja en la aldea capaz de derrotar a Hashirama eras tú, y en el caso de volver con las manos vacias tendrían una excusa para encerrarte hasta que averiguasen tu papel en toda esta trama.
- No es verdad, los consejeros dijeron que querían mis propiedades, ellos me lo dijeron, incluso escuchaste la conversación que tuvieron en casa de Kenichi -dijo mirando a Harumi.
- Bueno, quizás no fuera del todo así… Kenichi era un ninja sensor, y a pesar de estar retirado, captó perfectamente mi chakra. Uso una hoja de papel para avisar a Honzu y a Osamu que estaba espiándoles y que le siguieran el juego. Me hicieron creer que estaban en tu contra, que querían quedarse con tu fortuna, pero yo no estaba dispuesta a perderla. Yo habría picado de lleno, pero Ryuu también tenía espías en la casa de Kenichi y vieron la hoja.
- A partir de ese momento, los consejeros siguieron ese juego, haciéndonos creer que te traicionaban por dinero.
- ¿Y qué hay del intento de soborno por parte de Kenichi? -pregunto Kakuzu con voz entrecortada.
- Es cierto, que él intento sobornarme, pero no para tener la posibilidad de quedarse con tu fortuna, sino para protegerte.
- ¿Protegerme?
- Si, incluso en contra de las opiniones del resto de consejeros, él estaba convencido que yo era la traidora y que tú eras inocente, por eso quería cancelar la boda. No quería que acabaras en manos de una mujer que te traicionaría. Te quería como a un hijo y no le satisfacía la idea de dejarte en mis manos. Pero yo sabía, que podía ganar mucho más de lo que me ofreció y rechacé la oferta.
- Ellos me golpeaban incesantemente en la cárcel… -dijo Kakuzu entrecortadamente.
- Lo hicieron para fortalecer la idea de que estaban en tu contra. Te maltrataban en la cárcel y dejaban que Harumi te viera para convencerla de que te consideraban tan culpable como a ella, y para observar sus movimientos. No te preguntaste nunca ¿Cómo te recuperabas tan rápido? -Kakuzu le miro – Tu carcelero había recibido órdenes directas de Kenichi de que vigilara tu recuperación, sutilmente claro, le dio un líquido especial que aumentaba la recuperación celular para que te lo vertiera en el agua que bebías. Así se aseguraba de que no murieras por las palizas ni por inanición. Según como actuara Harumi, deducirían si tú estabas de nuestro lado o si en realidad eras inocente. Pero sabíamos sus planes, así que decidimos sacarte de la cárcel, pero antes teníamos que asegurarnos de que estabas en nuestro poder y que llegara el momento oportuno para sacarte.
- ¿A qué os referís? -dijo el cautivo intrigado.
- Teníamos que hacerte creer que toda la villa te había dado la espalda, para que solo confiaras en mí, por eso te dije que la gente te consideraba un traidor, que Kenichi les había dicho que habías traicionado a la villa, pero no fue así del todo.
- No…fue mi carcelero…mi carcelero es que difundió esos rumores…
- Es cierto que tu carcelero los difundió y que algunos pensaron que eras un traidor y un cobarde, pero esa no fue la opinión general. En cuanto los ninjas que te conocían se enteraron fueron a quejarse a los consejeros y a exigir a Kenichi que te soltaran -Kakuzu abrió los ojos sorprendido – Él no les dijo la verdad, porque sospechaba que había espías entre ellos, pero les dijo que eras parte de una investigación y que tu encierro sería solo temporal. Consiguió tranquilizarles. Kenichi mantuvo como guardias a aquellos que no te conocían para que te trataran como un traidor y engañarme a mí -Harumi hizo una pequeña pausa – Los consejeros hicieron sus propias averiguaciones y descubrieron que nos preparábamos para invadirlos. Se les agotaba el tiempo para descubrir tu papel en todo esto. En ese momento llegó un mensaje de la Hoja, se les convocaba a una reunión.
- Los consejeros sabían que era peligroso dejar la villa en ese momento, pero no tenían elección. Así que se fueron, no sin dar instrucciones antes a tu carcelero de que no te quitara los ojos de encima, para nada. Cuando se fueron vimos el momento perfecto para sacarte -dijo Ryuu.
- Muchos de los guardias de la prisión pensaban que eras inocente, no nos costó encontrar a alguien que quisiera ayudarnos a sacarte. El hombre que aviso a tu carcelero de que un preso se había vuelto loco, estaba de nuestro lado. Por supuesto, no sabía lo que teníamos planeado realmente, pero quería ayudar a su ídolo. Así que ayudo al ninja que se infiltro en la cárcel para quitarte el sello. Ayudó a drogar al preso y a los guardias. También se las arregló para convencer a tu carcelero que Bensu estaba resolviendo un problema familiar, tal como lo dijo el ninja que enviamos. Te ofreció un camino libre a través de la cárcel para que escaparas. ¿No te pareció extraño que hubiese tan pocos ninjas en la cárcel, teniendo en cuenta que los consejeros ni siquiera estaban en la villa? -dijo Harumi con una expresión de obviedad.
- Ese hombre que te custodiaba era el único que sabía la verdad a parte de los consejeros y nosotros claro. Así que le dejamos claro al ninja de los sellos, que tenías que matar a ese ninja, no podíamos arriesgarnos a que te enterases de la verdad, antes de tiempo. Cumpliste con el trabajo a la perfección. En ese entonces, ya teníamos planeado como convenceríamos a los consejeros de que eras culpable. En primer lugar, te haríamos robar las técnicas prohibidas. Después haríamos que aprendieras una, para convencer a la gente de que los habían traicionado por interés. Pero no quisiste, por un momento pensé que el plan no iba a salir bien. Sin embargo, uno de mis espías me dio una noticia muy interesante -Kakuzu escucho con atención – Los consejeros habían informado de una posible invasión a la aldea de la Cascada a Hashirama y le habían pedido ayuda. Todo después de intentar matarlo, que descarados ¿verdad? Para nuestra sorpresa Hashirama aceptó ayudarles, incluyéndolos en los repartos de las grandes naciones, con un Biju. Hashirama instó a la villa de la Roca para ayudar a la cascada.
- ¡¿La villa de la Roca?!
- Si, hubo una intensa negociación y tras una pequeña concesión de tierras de cultivo de alto valor para la Roca, así como otras propiedades, aceptaron enviar un escuadrón para capturar a alguno de nosotros e interrogarlo. Sin darnos cuenta, habíamos conseguido una forma de obligarte a usar el Jiongu. Si Harumi era capturada por el escuadrón de la Roca, tu no dudarías en salvarla a cualquier precio. Lo hiciste, aprendiste el Jiongu y la salvaste.
- El pergamino…el pergamino que me enseñaste… el tratado entre la Roca y los consejeros, en donde ofrecían todas las propiedades de la cascada a cambio de dinero y posición, ¿¡Que hay de ello!?
- Lo falsifiqué. Era una copia exacta del original, pero con algunos párrafos cambiados. Los suficientes para convencerte de que los traidores eran ellos y no nosotros.
- Desgraciados…
- A partir de ese momento todo salió a pedir de boca, estabas tan furioso con ellos que no podías ver la realidad. Solo quedaba un problema por resolver, los consejeros. Ellos eran los únicos que podían pararnos y demostrar tu inocencia. De hecho, los consejeros con ayuda de la Hoja habían conseguido averiguar que yo estaba detrás de todo. Querían informar a la Roca, para que me buscaran, pero tu impediste que enviaran el mensaje, y los mataste -Kakuzu abrió los ojos como platos mirando al suelo.
- Por un momento hiciste creer al propio Kenichi que también estabas de nuestro lado y por eso ordenó matarte. Cuando acabaste con todos excepto con él, estuviste a punto de averiguar la verdad. ¿No lo recuerdas? – dijo ella.
FLASHBACK DE KAKUZU…
- ¿La villa de la Roca? Ese pacto nos beneficiara a todos Kakuzu, no solo a mí, también a la aldea y a la gente que…
- … ¡pensáis matar!
- ¿De qué diablos estás hablando Kakuzu? -Kenichi dejo de retroceder.
- Vais a dejar que la Roca invada la aldea, y mate a nuestra gente, para hacerse con todo lo que poseemos y para que vosotros… ¡gocéis de una posición superior! -dijo el señalando al Kenichi y gritándole – Pero no lo permitiré.
- Kakuzu estas completamente equivocado… nada de lo que has dicho es cierto… -le cogió del cuello de su camisa y le obligó a levantarse, dejándolo en frente de él - …hay una verdad que ignoras completamente, ¡por favor, Kakuzu!
- ¡Deja de mentir, maldito cobarde! Lo sé todo, Harumi me abrió los ojos -dijo mirándolo fijamente, a lo que Kenichi quedó momentáneamente petrificado.
- Ella…es tu informante…Kakuzu… no la creas… Harumi no es lo que piensas… esa maldita zorra te ha engañado… ¡Ella es…! -no le dio tiempo a continuar, el pecho de Kenichi fue atravesado por los hilos de Kakuzu.
En la mente de Kakuzu se dibujó la respuesta de Kenichi:
¡Ella es la traidora!
FIN DEL FLASBACK DE KAKUZU…
- Tu… -dijo mirándola con una mirada repleta de dolor, resentimiento e ira - ¿Por qué?... ¡¿Por qué me has hecho esto?! – dijo sollozando amargamente.
- Porque eres bueno Kakuzu, honorable…pero sobre todo…porque eres demasiado altruista. Tan dado a los demás, tan preocupado por la gente de la villa, tan poco interesado por lo material. – lo dijo muy cerca de su rostro y se levantó rápidamente, dando fuerza a su voz y paseándose alrededor de Kakuzu -Has vivido mucho tiempo conmigo y estoy segura de que no eres ningún idiota, y que te distes cuenta de lo que yo adoro el dinero. En más de una ocasión, te lo dije… que el dinero rige el mundo y, por tanto, él lo que más importa. El mundo está dominado por los que tienen y los pobres desgraciados que piensan que lo que realmente importa es lo que lleves en el corazón, son unos memos idealistas que no sabes cómo funciona las cosas aquí. Así funciona esto, los ricos lo tienen todo y los que tienen nada lo pierden todo…como tú.
- Jamás me quisiste…ni siquiera…un poco. Dime Harumi…en algún puntual momento…me quisiste…aunque fuera solo un segundo… sin importarte…lo que podrías sacar de mi…dímelo… - hizo una angustiosa pausa, sollozaba amargamente, su voz estaba tan apagada que Harumi tuvo que pararse cerca de él para escucharle - ¡Dímelo! – se levantó del suelo y alzó la cara. Se veía una dolorosa expresión en el rostro, con lágrimas que resbalaban por sus mejillas y los dientes completamente apretados. Harumi se acercó lentamente hasta quedar a centímetros de él, limpió una de sus mejillas y hablo.
- En todo el tiempo que hemos estado juntos…jamás te he querido -Kakuzu abrió los ojos y nuevas lágrimas surcaron su rostro y un dolor atroz invadió su pecho. Ella se alejó un poco de él. – Además, aunque hubieras sido codicioso, avaro y materialista como yo -hizo una pausa con una pequeña risa - …no estaría contigo. Mirate, no pensé que el Jiongu te iba a dejar así. Esas horribles suturas te hacen parecer un monstruo. Das grima, deberías cubrirte de la cabeza a los pies, sino la gente saldrá corriendo al verte, Jajaja. Menos mal que no te has puesto cariñoso anoche, sino imagínate… que asco acostarme con un hombre así. -mientras decía todo esto Kakuzu no podía soportarlo más, calló de rodillas al suelo, apenas sin fuerzas para seguir en pie. Harumi no parecía dispuesta a dejar de mortificarle – Dudo que haya una mujer en todo el mundo que pueda mostrar interés por un monstruo como tú. Sin embargo, no hay de qué preocuparse, no vivirás para intentarlo – se alejó de él y se acercó a Ryuu. Este último miro los despojos que habían quedado de Kakuzu y luego miró a Harumi.
- Tengo que reconocer, que has sido muy cruel, incluso para mi gusto. Yo le he arrebatado su honor y su dignidad como ninja y como hombre, tú en cambio, le has quitado mucho más que eso… -dijo esbozando una sonrisa y mirando momentáneamente a Kakuzu.
- Tiene tres corazones aparte del suyo, asegúrate de matarlo 4 veces -sin más se marchó de la cueva.
Ryuu miro momentáneamente como se alejaba Harumi, después volvió su vista a Kakuzu. Este estaba completamente desplomado en el suelo, asimilando las atroces circunstancias de las que acababa de ser testigo. Incapaz de creer lo que sabía de Harumi y sus mentiras, no encontraba fuerzas para levantarse, ni siquiera para contener las lágrimas. Ryuu se paró justo a unos pasos de él.
- No es nada personal Kakuzu, solo son negocios. Pero no te preocupes acabare con tu sufrimiento y todo acabara aquí. Kakuzu respiro hondo, cerró fuertemente los ojos y luego los abrió con centelleante determinación, alzándolos hacia Ryuu.
- Nada acabara aquí… - dijo el sin más, lo último que vio fue a Ryuu formando una hoja de chakra alrededor de su mano dispuesto a perforarle las máscaras que escondían sus nuevos corazones y el suyo propio.
Harumi se encontraba en el exterior de dicha cueva, observaba distantemente el cielo mientras una fina llovizna golpeaba su rostro, así como el viento helado azotaba sus mejillas coloreándolas de un ligero tono rojizo. Sus cabellos color caoba se mecían por el aire. Estos comenzaron a ser lo suficientemente fuerte como para quitarle la capucha que llevaba. Parecía como si el viento estuviera furioso y amenazara con castigar a los mortales con los elementos del agua y trueno. Recordó momentáneamente a Kakuzu. Todos los años que había pasado con él, todo lo que había hecho para cumplir sus objetivos, la mirada de él en el momento en que le confesó sus verdaderos sentimientos. Conocía muy bien a Kakuzu, y jamás le había visto llorar, ni siquiera cuando murió su padre. Mucho debería haberla querido si había acabado así, arrodillado y llorando como un niño. Pero no había que pensar ya en eso, Kakuzu pronto estaría muerto y ella podría recoger dentro de poco los frutos de su arduo trabajo. Miro al frente. Había una especie de campamento donde los subordinados de Ryuu, estaban llevando a cabo, los últimos preparativos para invadir la aldea de la Cascada. Estaban rebosantes, hablando de todas las riquezas que conseguirían, jactándose de cuanta gente matarían, e incluso alguno de ellos, se aventuraba a compartir con sus camaradas sus perversas fantasías de beneficiarse alguna que otra viuda. Esa idea revolvió el estómago de Harumi momentáneamente y la recordó a los ninjas de la Roca. Fijo su vista al frente.
- Muy pronto acabará todo… -sintió unos pasos tras de ella, y se dio la vuelta - ¿Ya lo has hecho…?
- Si. Esta muerto. -dijo Ryuu, pero no preciso una respuesta y continuó - ¿Qué pasa? ¿Le echas de menos? – ella guardo silencio y él la jaló hacia sí – No me gustaba nada la idea de que estuvieras viviendo con él tanto tiempo, pensar que todas esas noches te tenía…no sabes lo difícil que se me hizo verle a la cara y sonreírle, haciéndome pasar por su amigo. Incluso en la cabaña tuve que soportar que te tocara… Estaba deseando matarlo de una vez.
- Ya no nos molestara, pero no es el momento de estar con arrumacos, tenemos una villa que invadir -dijo sonriendo malévolamente -Ryuu asintió y llamó a uno de sus subordinados. Tras darle unas cuantas instrucciones el subordinado desapareció con la misma rapidez que había aparecido.
- Atacaremos al amanecer, nos asentaremos en la parte sur de la villa. Vamos -dijo empujándola levemente de la espalda para que se moviera. Avanzaron por el campamento hacia el bosque, mientras sus subordinados recogían todas sus pertenencias y se ponían también en marcha.
ASENTAMIENTO AL SUR DE LA VILLA DE LA CASCADA…
El campamento ya estaba completamente habilitado y los ninjas realizaban sus últimos preparativos para la invasión. La villa de la Cascada contaba con pocos efectivos ahora mismo y aunque contaba con la ayuda de la Roca, estos tardarían unos días en enterarse del exterminio de su escuadrón y de enviar más hombres. Con un poco de suerte, lo villa de la Cascada se sentiría traicionada al ver que sus aliados de la Roca no les ayudaron y podría provocar una disputa entre las grandes naciones. Esto significaría grandes sumas de dinero, pues los países no dudaban en echar mano de los mercenarios y demás ninjas renegados para hacer el trabajo sucio. Por lo que ellos, rara vez perdían algo. Lo único que podían llegar a perder sería a su mercenario, pero si ese era el caso bastaba con conseguirse otro. Ahora Ryuu estaba en su tienda, Harumi y él acababan de acostarse y estaban tumbados en el lecho improvisado en el suelo de este último.
- Hace mucho que no estábamos así… -dijo el desnudo completamente y mirando al techo de la tienda.
- Si, pero ahora estaremos más tiempo así… ¿Que haremos después?
- Que tonterías preguntas, gastarnos el dinero por supuesto y mientras tanto buscaremos una nueva presa.
- Esta vez, procuremos elegir un objetivo más fácil de batir…No me gustaría pasarme toda mi juventud seduciendo y acostándome con hombres por dinero…
- Espero que eso no lo digas por mí…
- Claro que no…somos socios ¿no? -dijo ella volviéndose hacia él.
- Ha muchos hombres les gustaría el concepto que tú tienes de ``socios´´ -la miro fijamente unos segundos y continuo – Sin embargo, no creo que esto sea para ti un suplicio, ¿o es que soy mal amante?
Harumi se lo quedo mirando fijamente. Ryuu era un hombre muy atractivo. Sus facciones eran delicadas y varoniles, su cuerpo era musculoso y bien formado. En cuanto a su anatomía estaba bien equipado y era muy parecido en carácter a ella. Los dos estaban metafóricamente hablando, cortados por la misma tijera y no tampoco era mal amante.
- Claro que no… -dijo acercándose a él hasta que le beso. Después corto el beso dejando al hombre con una cara de decepción – Tengo que darme un baño.
- ¿Quieres que te acompañe? -con una sonrisa pícara.
- Si vienes no creo que sea para bañarte precisamente y yo necesito lavarme, así que es mejor que te quedes aquí. Debemos acostarnos pronto si queremos estar frescos para el gran día -dijo guiñándole un ojo a lo que este sonrió. Sin más salió rumbo al lago.
Pasaron unos minutos y Ryuu se había vestido con un pantalón y una túnica blanca, cuando uno de sus hombres entró de repente. Era un hombre mucho más bajo que Ryuu, gordo y con una nariz tan grande y desproporcionada del resto de su cara, que parecía habérsela pegado. El mismo que condujo a Harumi hasta Kakuzu ese mismo día. Ryuu le miro con rudeza debido a su estrepitosa entrada.
- Espero que tengas una buena excusa para entrar así…
- Señor, tengo que contaros algo muy importante que debéis saber…
- ¿De qué se trata? – dijo Ryuu mientras su subordinado se acercaba a la altura de su oreja y comenzaba a hablar. Ryuu escuchaba atentamente hasta que algo le hizo parpadear - ¿Estás seguro de eso?
- Si mi señor lo he visto con mis propios ojos…
- La verdad es que después de todo lo que ha pasado, no me extraña demasiado… Coge a tus mejores hombres y avisa a los mercenarios que contratamos, intercéptalos y soluciónalo, ya sabes a lo que me refiero…
- Si mi señor – el hombre estaba dispuesto a irse, pero en el último momento la voz de su líder le detuvo – Nobu, lleva a cabo esta misión con la máxima discreción, nadie debe enterarse…lo entiendes… -espero la respuesta del ninja que asintió con decisión – Yo me encargaré del resto -sin más el ninja desapareció.
Cerca de ahí, se encontraba un lago, en el que cierta mujer se estaba bañando. Por un momento pensó en la pregunta de Ryuu, sobre si era o no mal amante. Estaba claro que no lo era, sin embargo, debía reconocer que no se comparaba con Kakuzu. Él era muy hábil y aunque estuviera fingiendo en su amor por él, para nada lo hacía con sus orgasmos. Aunque Ryuu tenía una naturaleza salvaje y bruta cuando se acostaban, que a ella particularmente le gustaba. Dejo de pensar en trivialidades, al fin y al cabo, eso ya no importaba. Limpio concienzudamente sus cabellos caoba, lo que la llevo algo de tiempo. Cuando se estaba acabando de vestir, sintió unos brazos rodeándola por la cintura.
- Que lástima no haber llegado antes de que te vistieras... -dijo un hombre por detrás de ella. Harumi se limitó a zafarse de sus manos y a mirarlo fijamente.
- Has tardado demasiado idiota, además quien te crees que eres para tocarme… que tu jefe tenga ese privilegio no significa que lo tengas tú.
- Vamos Harumi no te hagas la santa, eres el tipo de mujer acostumbrada a venderse por dinero. No tiene sentido que ahora te hagas la digna…
- Precisamente por eso deberías comprender el asco que me das… Tú no tienes nada que me interese… -se miraron fijamente. Harumi detestaba a ese tipo. Sin embargo, de momento lo necesitaba. Ya habría tiempo para librarse de él – No importa, volviendo al tema que nos ocupa… mañana atacaremos la villa de la Cascada… al amanecer… Encárgate del resto.
- Esta bien, cuantos sois…
- Unos 300….
- Bueno, habrá que equilibrar un poco la balanza a nuestro favor… -dijo sacando un frasco del bolsillo y dándoselo a ella -…esto aumentará nuestras posibilidades, tardará un poco en hacer efecto, pero es lo que hay… Ya sabes cómo arreglártelas -ella simplemente asintió.
- Bueno, hasta mañana…-intento darle un beso, pero ella retrocedió inmediatamente y le miro con desprecio.
- Lárgate ya, tengo que volver o empezaran a sospechar. -el ninja no dijo más y despareció en la oscuridad del bosque con la misma fugacidad con la que había aparecido.
Harumi por su parte, volvió sobre sus pasos y regresó a la tienda con Ryuu. Por el camino, se paró en los barriles de agua que abastecía el campamento y sin más vertió en contenido del frasco dentro. Llego a la tienda y Ryuu estaba ojeando los pergaminos prohibidos de la Cascada. Miro a la mujer cuando entró.
- Con esto ganaremos bastante sin duda… -dijo él.
- Claro que ganaremos y ni siquiera la gente de la aldea sabe que los tenemos nosotros, Jajaja.
- Ya, al fin al cabo toda la culpa recae en Kakuzu, pero él está muerto -miro a Harumi y continuo – Aún me parece increíble lo cruel que fuiste con él, pensé que te constaría decirle todo lo que dijiste, pero ya veo que no te arrepientes para nada – ella mostró una maliciosa sonrisa – Siempre he adorado tu carácter traicionero y codicioso, me ha sido de gran ayuda en mis planes, pero aun así quiero advertirte algo… - la cogió fuertemente del mentón y la miro con la cara endurecida – si en algún momento llegaras a hacerme algo así te mataría sin dudarlo, lo sabes… ¿verdad?
- Claro que lo sé, pero eso no sucederá… -dijo ella acercándose más a él y metiendo la mano a través de su túnica y sus pantalones, agarrando su miembro - …jamás -al terminar la frase, Ryuu beso salvajemente a la mujer y la subió encima de la misma mesa, destrozando la ropa de esta. Esa noche le daría una lección que no olvidaría. Haberse bañado no le serviría para nada.
Caía la madrugada en el campamento, unos hombres estaban alrededor de una hoguera. Hablaban entre ellos y tenían algo de alcohol que habían conseguido colar en el campamento. Su líder les prohibió beber antes de una batalla, pero a ellos eso no les importaba demasiado. Tenían ganas de divertirse un rato y al no tener una mujer de distracción como era el caso de su jefe, se conformaban con el sake. Al principio eran cinco, pero tres de ellos se adentraron en el bosque para orinar. Sin embargo, ya habían pasado más de 15 minutos y estaban retrasándose más de la cuenta.
- Oye… ¿sabes dónde estarán estos? – decía el más mayor de los dos que quedaban.
- ¡Que va!
- Se fueron hace bastante tiempo, quizá se hayan quedado dormidos por algún lado, deberíamos ir a buscarles…
- En serio, siempre tenemos que ir tras ellos, no deberían beber si no saben -dijo un joven de cabello negro, largo y liso.
- Bueno démonos prisa antes de que se haga demasiado tarde… - el otro asintió y tras encender un par de antorchas, comenzaron a adentrarse en el bosque. Caminaron un par de minutos hasta que el viejo tropezó con algo.
- ¿Pero qué coño es esto? – él menor se dio la vuelta, llevando la luz hacía el suelo. Vieron que era la pierna de uno de sus compañeros. Estaba boca abajo. Algo más adelante, se podían distinguir dos siluetas más, sin embargo, la luz de la antorcha no era lo suficientemente eficaz para iluminarlos, por lo que él joven se tuvo que acercar más. El viejo permaneció allí, y se puso a un lado con la intención de darle la vuelta, lo cual, hizo – Vamos chico despierta de una vez… ¡Por todos los dioses! ¿¡Qué diablos?! -dijo al ver que su compañero yacía en el suelo con el pecho perforado.
- ¡Maldita sea! – él joven miro al frente, uno de los dos ninjas yacía en el suelo y otro estaba sentado con la espalda apoyada en un tronco. Ambos tenían una profunda herida en el pecho. El chico se acercó más a uno de los cadáveres y lo miro con detenimiento – Le falta el corazón… -de repente oyó un gemido ahogado detrás suya y se dio la vuelta, el viejo había desaparecido - ¿Quién hay ahí? -dijo dando vueltas sobre sí mismo, incapaz de ver nada más de dos metros más allá de sus narices. De repente escuchó un ruido y miro al lugar donde lo había oído. Todo estaba en penumbra, nada podía verse. Enfocó algo más la vista y vio una silueta, abrió los ojos de la sorpresa y en ese momento, una mano le cogió del cuello y lo arrastró al interior del bosque. Solo quedaron las antorchas en el suelo y el bosque volvió al más absoluto silencio.
A LA MAÑANA SIGUIENTE…
Ryuu y Harumi ya se habían preparado para la batalla, pronto todo estaría dispuesto. Aún estaban metidos en la tienda, y salieron.
- Harumi…
- Si…
- Nosotros nos adelantaremos a la villa y daremos la señal a mis hombres, vamos -ella asintió y siguieron por los caminos que dejaban las tiendas.
Ryuu miro detenidamente a su alrededor. El campamento, parecía estar abandonado y había muchos que aún estaban dormidos. Muchos de ellos eran muy madrugadores, y era extraño que no estuvieran ya de pie. Sin embargo, era muy temprano y no había de que preocuparse. Tenía algo muy importante que hacer, algo que no podía esperar. Llegaron a una meseta del bosque, desde donde se veía la aldea de la cascada.
- Bien comencemos con el plan -dijo ella sonriendo, quedando a unos pasos por delante de Ryuu.
- Tienes razón, acabemos con esto…
Harumi se dio la vuelta mirando a Ryuu, en ese mismo instante, sintió un punzante dolor en el estomagó que le hizo abrir los ojos de la sorpresa. Miro hacía el lugar del que provenía dicho dolor y observo que Ryuu la había apuñalado con un kunai. Había introducido la punta hasta el mango, pues la mano en la que tenía sujeta el kunai, estaba tocando el estómago de ella.
- ¿Qué has…hecho? -dijo ella dejando que saliera un hilillo de sangre de su boca y temblando.
- Lo que tenías planeado… ¿de verdad me creías tan estúpido para confiar en una mujer como tú?
- ¿Qué dices? – dijo ella incrédula.
- Sé que estas conspirando en mi contra, con los ninjas de la Villa de la Hierba.
- ¿Cómo…? -ella frunció el ceño - ¿Cómo lo sabes? -dijo con dificultad.
- Ya sospechaba de ti desde antes, por eso ordene a uno de mis hombres que te vigilara. No parecía que fueras a traicionarme, pero hace poco, cometiste el error de dejar que Nobu te viera con las manos en la masa. Y por si tenía mis dudas, ayer me lo confirmaste.
- ¿Ayer?
- Te seguí al lago… oculte mi chakra y espere. Vi como hablabas con ese hombre, vi cómo te daba ese frasco y como lo vertías en los barriles. Pensabas envenenar a mis hombres ¿¡verdad, zorra!? -dijo moviendo su kunai, haciendo que ella escupiera aún más sangre -Pero tus planes han fallado, les ordene a mis hombres que destruyeran los barriles para que nadie bebiera de ellos.
- Entonces… ¿Por qué no han despertado?
- Les dije que fingieran estar dormidos hasta que saliéramos del campamento o que se encerraran en las tiendas sin hacer ruido. Si después de verter veneno en los barriles veías mucha actividad acabarías percatándote del engaño y no me habrías seguido. Tu plan no tendrá éxito Harumi, la mitad de mis hombres que permanecieron en el campamento están vivos y la otra mitad, ya debe haber acabado con tus amiguitos de la Hierba.
- Desgraciado…
- Vamos Harumi, esto es culpa tuya. Si no me hubieras traicionado, no tendríamos esta conversación. No obstante, pensaste que podías traicionarme, Jajaja. ¡Maldita perra estúpida! Durante años engañaste a un pobre hombre que te adoraba solo por dinero, quien me iba a asegurar a mí que no me ibas a hacer lo mismo… Eso ya no importa, es hora de que desaparezcas, junto a la villa de la Cascada -Ryuu empujó a Harumi tirándola al suelo. Harumi ahora estaba inconsciente, con el vientre completamente encharcado en sangre. Su cara era ojerosa y se tornaba algo pálida.
Ryuu llevó su kunai hasta su capa y limpiándolo, lo volvió a guardar. Observó momentáneamente el cielo. Ese gris que predominaba días atrás, ahora se tornaba negro, y los truenos sonaban tan fuerte que rompían en propio cielo, iluminándolo con una luz espectral. El viento era poderoso y levantaba la capa de Ryuu hasta su cuello. Unos pasos se oyeron detrás de él.
- Has tardado mucho Nobu… -dijo dándose la vuelta – No…puede ser…cómo es posible…Tú… -dijo Ryuu totalmente petrificado.
- Ya te dije que nada acabaría ahí…
