Agradecer a Zedfer su review, siempre me anima mucho recibir algún comentario, por lo menos para sabr que tal marcha la historia.

Cap 3: Tiempo muerto.

"Esto es una broma de mal gusto, Iason. Las normas dicen que las mascotas cuyo plazo ha expirado deben ser reprocesadas o vendidas a Midas. ¿Es que acaso un Blondy como tú pretende ignorar el reglamento?". (Ai no Kusabi. Raoul Am).

Cuando Guy salió desnudo y tembloroso del baño Katze lo esperaba apoyado en el borde la mesa, fumando, sus ojos ámbar lo examinaron con dureza. Guy que nunca que había sentido vergüenza de su propia desnudez se sintió violento, Katze tenía la facultad de ponerlo nervioso, no solo a él sino a todo el mercado negro de Tanagura, hasta el más endurecido y depravado contrabandista se acobardaba ante Katze.

El pelirrojo le indicó con un gesto seco que tomara asiento en el sofá, Guy ni siquiera intentó discutir, se encontraba cansado y derrotado, el sentimiento de amargura y angustia no había desparecido en el transcurso del año. Guy hacía tiempo que había intentado quitarse la vida, justo después de saber de la muerte de Riki, la culpabilidad lo había llevado a cortarse las venas pero Katze lo había encontrado justo al borde de la muerte y lo había salvado, en el tiempo que estuvo en le hospital el ex furniture le hizo saber de su promesa a Riki y dejó meridianamente claro que se ocuparía personalmente de cuidar de Guy, aunque la forma de prodigar atenciones de Katze no incluían los cariñitos ni el consuelo gratuito.

Guy se dejó caer, sus músculos estaban más relajados después del forzado baño, cerró los ojos y su cabeza se inclinó hacía atrás, de pronto sintió como algo cálido y esponjoso era lanzado sobre su regazo, abrió los ojos ,sobresaltado, para descubrir un albornoz negro.

- Póntelo.- Katze se había girado y con pasos silenciosos se dirigió a un rincón oscuro de la habitación.

Guy no perdió el tiempo y se embutió en la cálida pieza de ropa, observó como Katze volvía con una taza roja, un delicioso aroma a café se extendió por la habitación. Katze extendió la mano y Guy aceptó la reconfortante bebida. Sopló un poco y tomo un sorbo, el líquido bajó suavemente por su garganta y le calentó la sangre. Katze tomó asiento a su lado, dejando una distancia entre sus dos cuerpos.

- No vuelvas a fastidiar una entrega, Guy.- Katze lo miró, sus pupilas brillaban a modo de advertencia.- Ni intentes agotar mi paciencia.

Guy volvió tragar un poco más de café para tener una excusa para no mirar el rostro impasible de Katze, cuándo se volvió hacía él para responderle pudo observar como el rubí que Katze llevaba en el lóbulo izquierdo se encendía de forma intermitente, el pelirrojo también debió de notarlo porque lo apretó ligeramente. Guy sabía que aquella maravillosa joya era un transmisor, lo que todavía no había logrado averiguar era la identidad del interlocutor que siempre llamaba a Katze por aquella línea privada.

-¿Si?-dijo Katze en voz alta.

Guy pudo escuchar como un pequeño zumbido, era seguramente la voz de la persona que estaba al otro lado de la transmisión.

- Vaya, eso si es una sorpresa. ¿Dices que se encuentra en el Darkness?

Otra vez el zumbido, en esta ocasión duró unos segundos más, mientras Katze le miró de reojo, Guy tuvo la sensación de que el pelirrojo estaba sospesando posibilidades, lo que no lograba entender Guy era ¡por qué diablos eso lo incluía a él!

- De acuerdo, no hay problema. Yo me ocuparé de todo, adiós.

Katze se levantó, se acercó hasta su silla y cogió su larga chaqueta negra, levantó la vista para posarla sobre el castaño.

- ¿A que esperas, vístete.

Antes de darse cuenta Guy se estaba levantado y buscando su ropa por la habitación.

- ¿A dónde vamos?-preguntó mientras comenzaba a abrocharse los pantalones que había encontrado cerca del sofá.

- Al Darkness.- el tono de Katze no pudo ser menos llano pero Guy no pudo evitar estremecerse por la mención de ese nombre.

Raoulnotó como Katze había puesto fin a la conversación, se había sorprendido la facilidad con la cual Katze se había accedido a hacerle el favor que le pedía, el ex furniture ni siquiera le preguntó sus razones, se limitó a aceptar que Raoul necesitaba que hiciera algo por él. "Katze todavía guarda en su interior algo del comportamiento de un furniture", era evidente que Iason había hecho una excelente elección en su momento, aunque después el furniture se había intentado robar sus secretos, "pero lo que es claro es que a Iason le gustaba que todos aquellos que tuviera bajo su servicio tuvieran un elemento desafiante, imprevisible."Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz rasposa.

- Así que te habías escondido aquí.- Hazall había parecido por las puertas dobles de cristal que daban a la terraza.

Iason se sintió oscuramente molesto, aquel individuo no parecía estar dispuesto a dejarlo en paz y Raoul no se sentía la persona más educada en ese momento.

- Sí, quería respirar un poco de aire frío.

Hazall se colocó a su lado y se apoyó en la gruesa barandilla, sus gafas cuadradas reflejaron el extenso océano.

- Bueno, era para decirte que me gustaría tener una reunión dentro de pocos días para discutir la ampliación del comercio de Tanagura al resto de los planetas del sistema.

Raoul contuvo ligeramente la respiración, hasta el momento había estado luchando a brazo partido para conseguir una expansión del comercio de su planeta, pero este era retenido por las fuertes normas morales y religiosas de los otros planetas, que veían con muy malos ojos el sistema social impuesto por Júpiter.

- Esos es algo realmente interesante.- Raoul embozó una sonrisa.

Hazall observó la resplandeciente hilera de dientes de Raoul.- Sí, pero te advierto que las negociaciones serán duras. No esperes un trato de favor.

Raoul hizo un despectivo gesto con la mano.- Tampoco lo necesitamos.- su voz tenía una nota de arrogancia.

Hazall se puso de espaldas al mar. Sus ojos escrutaron sin vergüenza la alta figura de Raoul, envuelto en sus elegantes ropajes que realzaban su perfecta anatomía.

- ¿Sabes, Raoul, a pesar de que he visto las mascotas de La Academia y comprado una de las más caras…te veo a ti y me parece una simple bagatela.

Raoul se tensó ante el tono ligeramente lujurioso de Hazall, no le gustaba el giro que estaba tomando la conversación.

- Eres demasiado hermoso, casi no pareces real. Cuando te veía junto a Iason, daban ganas de apartar los ojos ante una muestra tan perfecta de diseño genético.- Se acercó un poco a Raoul, cuyos ojos se habían ido enfriando.- ¿Qué es lo que hay que hacer para tener un trato directo y personal con un Blondy?

Raoul se sentía anonado por la osadía de aquel hombre, su insinuación claramente sexual, su brazo derecho se estremeció ligeramente "estoy dispuesto a golpearlo", Raoul se asombró por el sentimiento de violencia que lo sacudía Era muy consciente de un animal diplomático como Hazall conocía sobradamente los usos y costumbres de las sociedades con las cuales negociaba, por tanto era indudable que Hazall le provocaba, se aprovechaba de su privilegiada posición como Jefe del Comercio Intergaláctico para tantearlo, para hacerle una proposición a un Blondy, proposición que ningún ciudadano de Amoi haría en su sano juicio. Pero Raoul estaba acostumbrado a estas situaciones delicadas, sabía bailar entre le espada y la pared.

- No se puede hacer nada, sólo esperar que el Blondy se percate de tu existencia y yo no contaría ni con eso.- Hazall abrió los ojos, sorprendido por el golpe directo de Raoul.- Sin embargo, haré llegar tus preferencias a los genetistas de La Academia, aunque el rol de los Blondy solo lo tiene Júpiter, si quieres puedo pedirle audiencia en tu nombre pero no creo que tomara en consideración la propuesta hasta dentro de 200 años como mínimo.- Raoul se giró y comenzó a caminar hacía la salida.- Buenas noches.

A sus oídos llego una larga risa, grosera y alta.- ¡Me gustan los retos!- le gritó Hazall.

Raoul apretó los dientes mientras salía del edificio, con un toque de su brazalete dorado avisó a Nior para que viniera a buscarlo. "No debí perder el control, pero ese hombre tiene la virtud se sacarme de mis casillas". Esperó pacientemente a que Nior apareciera con su lujoso air-car, Raoul entro en el vehículo y se recostó en el asiento trasero.

- ¿A casa?- pregunto Nior.

- No, antes haremos una visita.

Raoul le indicó con voz cansada la dirección.

Guy, como todos los habitantes de Ceres, conocía sobradamente la reputación del Darkness y, como todos, evitaba los alrededores del siniestro local, si Ceres era el infierno, el Darkness era su cámara de torturas.

Guy de miró de reojo a su acompañante, Katze estaba tranquilo, emitía una calma mortal y fría, que parecía un aura a su alrededor. Katze parecía seguro, invencible y muy peligroso.

Llegaron las enormes puertas del local, eran de hierro y estaban adornadas con motivos de tortura y dolor, con un depravado ingrediente sexual. Un robot con el aspecto de un esqueleto negro enfocó sus pupilas rojas en ellos. Katze se detuvo justo enfrente de él.

- Katze y mí subordinado Guy.

El espantoso muñeco mecánico no dijo nada pero las puertas se abrieron, un torrente de música invadió sus oídos.

- Vamos.- Katze le agarró del antebrazo, mientras atravesaban un túnel el pelirrojo se inclinó hacía él y le susurró al oído, produciendo un placentero aleteo en Guy.- No te separes de mí, no te dejas provocar ni provoques, si crees reconocer a alguien de la clase alta baja la vista y haz como que no los has visto, en este local guardan la identidad de sus clientes con delirio.

Unas luces rojas y verdes llegaron hasta ellos, atravesaron un portal y se encontraron en lo parecía una enorme discoteca, con su larga barra y asientos dispuestos en todas las esquinas, pero en el centro se había dispuesto multitud de jaulas. Guy observó, como hipnotizado, que dentro de los recintos había figuras con capuchas negras y desnudas, dentro de cada jaula colgaba un cuerpo por cadenas.

- Señor Katze.- un individuo desnudo y de rostro angelical se acercó a ellos.

- Buenas noches, Zeb.- Katze hizo caso omiso de su desnudez.- ¿Podrías comunicarle a Mefiest que deseo hablar con él de negocios?

- El señor Mefiest ya le espera en su despacho.- Zeb sonrió encantadoramente cuando un largo aullido de dolor resonó incluso por encima de las estridente música, Guy retuvo el impulso de girar la cabeza hacía dónde provenía aquellos alaridos.- Mefiest dice que usted no vendría aquí si no es para hablar de negocios. Síganme.

Guy se situó detrás de Katze, siguieron a Zeb entre las innumerables mesas, Guy se asombraba de la cantidad de hombres que habían allí, dirigieron sus pasos hacía una escalera que parecía subir a un nivel superior del local, pasaron cerca de una de aquellas jaulas, Guy se sobresaltó cuando vio ríos escarlatas que surcaba el cuerpo tembloroso que colgaba de las cadenas, estuvo a punto de pararse pero Katze tiró discretamente de él.

Subieron las escaleras de mármol rojo, caminaron a lo largo de una enorme galería y, finalmente, se pararon delante de unas puertas doradas.

- Adelante.- Zeb les abrió las puertas.

Guy y Katze entraron en una lujosa y barroca oficina, Guy creía que le iba a dar dolor de cabeza anta tanto dorado y rojo, en medio del ostentoso lugar había una larga mesa y un hombre enorme sentado sobre ella. Llevaba una túnica roja y larga, sus ojos eran marrones oscuros, pero lo que mas le llamó la atención Guy fue que no tenía ni un cabello sobre la brillante cabeza.

- Katze.- la voz era dulce.- ¿A qué debo el honor de tu visita?

Guy sintió como Katze se tensaba ligeramente, como si preparara para una confrontación.

- Negocios

- Me encanta esa palabra. Te ofrecería asiento, pero la verdad estoy más centrado cuando estoy de pie.- siguiendo sus propias palabras Mefiest se irguió, Guy contuvo un jadeo, Katze, que era alto, quedó notablemente empequeñecido frente al propietario del Darkness.

- Vienes a venderme.

- No, vengo a comprar.

-¿Comprar?- Mefiest frunció unas cejas completamente depiladas.- Es la primera vez que vienes a comprarme algo. Siento curiosidad¿Qué es lo que quieres?

- Una mascota que te vendieron recientemente se llama……..

Mefiest lo detuvo agitando una gran mano.- No, no me digas el nombre porque no me servirá, esas mascotas pierden su identidad desde que entran aquí. Dime alguna característica.

Katze inclinó la cabeza, solo necesitó pensar un momento.- Tiene los ojos de distinto color.

Guy se sobresaltó, "los ojos de diferente color¿a qué me recuerda eso?.."

- Aaah, hay uno así. La verdad que llegó en unas condiciones deplorables y está completamente loco. Para ese tipo de mercancía solo tiene cabida un lugar.

Katze frunció ligeramente el ceño.- El Jardín del Dolor.

- Exacto¿Cuánto me ofreces por él?

- ¿Todavía está vivo, yo no pago por carne muerta.

- Hace dos horas sí, en este momento..- Mefiest encogió los abultados hombros.- ¿Cuánto?- repitió.

- Dos mil créditos.

- ¿Dos mil créditos, me parece poco, quiero cinco mil créditos. Te recuerdo que mientras tú intentas regatear puede que lo que quieres esté en las últimas.

Katze ni siquiera parpadeó.- Tres mil créditos, teniendo en cuenta que mi cliente lo quiere vivo, y no subiré más.

Mefiest taladró a Katze con la mirada, aunque estaba en su propio terreno dependía por completo de Katze para la marcha de su lucrativo negocio, si quería, el pelirrojo podía destruirle en una sola noche, era mejor no provocar su irritación.

- Tres mil créditos. Trato hecho.- Mefiest se inclinó y le pasó una placa metálica a Katze, el cual puso su mano sobre ella, registrando todas sus huellas dactilares. Mefiest sonrió.- Yo en tu lugar me daría prisa, el cliente que lo pidió es lo más cercano a un animal. Habitación trece.

Katze salió apresuradamente de la habitación seguido por Guy, sin ningún tipo de vacilación comenzó a correr hasta el final de la galería, a Guy le costaba un enorme esfuerzo mantener el atlético paso del pelirrojo. Las cambiantes luces del local conferían al pasillo una extensión casi interminable, a Guy le daba la impresión de estar en una d esas pesadillas en la que corres por un pasadizo que no tiene fin e intentas buscar desesperadamente la salida aún sabiendo que no lo hay. Katze se desvió bruscamente hacía la izquierda y subió de dos en dos los escalones de una estrecha escalinata, llegaron a otro pasaje oscuro con puertas a ambos lados, Guy jadeaba pero Katze ni siquiera había comenzado a sudar, el pelirrojo atisbo los números de las distintas puertas y cuando llegó a la puerta pulsó el botón que la abría traspasó el umbral seguido de cerca por Guy.

Guy no pudo evitar estremecerse, la habitación estaba como sacada de un libro sobre la tortura medieval, había un hombre completamente desnudo sobre un potro y su cabeza estaba cubierta por una asfixiante máscara negra que solo tenía una abertura en la boca, estaba atado, sus pies habían sido abierto de forma que se expusiera totalmente la zona genital, Guy jadeó al observar como la sangre manaba del ano destrozado de aquel individuo que ni siquiera tenía fuerza para gritar, encima de él había un hombre de cabellos verdes, desnudo a excepción de un extraño cinturón plateado

- Se ha terminado la fiesta, me llevo al chico.- la voz de Katze hubiera podido congelar un océano.

El hombre se detuvo, se giró y Guy pudo por fin ver que era aquel extraño cinturón, en lugar del miembro del hombre había una monstruosidad plateada y muy alargada, estaba cubierta de sangre.

- Ya he pagado, espera tu turno y cierra la puerta cuando te vayas, gilipollas.- el hombre se volvió y se dispuso a penetrar de nuevo a la figura postrada debajo de él.

Guy ni siquiera tuvo tiempo de ver le movimiento de Katze, en un parpadeo se había colocado detrás de aquel torturador, lo agarró por el cuello y con una enorme fuerza lo levantó y lo estampó brutalmente contra el suelo, antes de se pudiera levantar Katze le asestó una patada en plana nariz, rompiéndole el tabique y parte de la mandíbula, el hombre rodó por el suelo gritando, esparciendo su sangre por la habitación.

- Katze, te agradecería que no mataras a mi clientela.- Mefiest había aparecido en la puerta.

- Se lo pedí con educación.- respondió Katze, se quitó su caro abrigo y se lo entregó a Guy.- Desátalo y cúbrelo, nos vamos de aquí.

Guy asintió, se acercó al potro y con toda clase de cuidados quitó las ligazones de los hinchados miembros, luego levantó aquel cuerpo que no parecía pesar nada y lo arropó con el abrigo de Katze.

- Por los problemas.- dijo Katze mientras le entregaba un fajo de billetes a Mefiest, el hombre al que había golpeado se había quedado ovillado miserablemente en el suelo. Miró como Guy izaba, delicadamente, entre sus brazos, se acercó y le quitó la humillante capucha, Guy abrió los ojos al ver aquel rostro desencajado por el dolor¡era Kirie!

Raoul había estado diez minutos paralizado delante de la plateada puerta, no sabía bien el por qué pero su corazón se había acelerado cuando había llegado a aquel ático de Apathia, era como traer a la superficie viejos recuerdos, recuerdos dolorosos. Pulsó un botón y una cámara le escaneo los ojos.

- Raoul Am.- pronunció con claridad, la puerta se abrió a su paso.

Raoul se detuvo ante una figura que estaba en medio del iluminado pasillo.

- Buenas noches, señor Raoul.

- Buenas noches, Darryl.

Darryl era el furniture de Iason, posteriormente de que Katze comenzará a ocuparse del marcado negro, Iason se había conseguido otro mueble. Después de la muerte de un Blondy, lo común es que sus cosas y propiedades se subasten sólo entre la élite o las personas que él hubiera designado, pero en el caso del fallecimiento de Iason, Júpiter había prohibido que se tocaran sus propiedades y eso incluía, por supuesto, a su furniture.

Raoul camino hacía el interior seguido por Darryl, llegó hasta una enorme habitación y dirigió sus pasos hasta unos enormes ventanales que ofrecían una visión privilegiada de Tanagura, el panaroma nocturno era simplemente grandioso.

"¿Cuántas veces no vi a Riki sentado aquí, con los ojos perdidos en las luces de la ciudad?".

- Supongo que Júpiter ya ha hablado contigo.

- Sí.- el tono de Darryl era apagado.- Cuando se puso en contacto conmigo me ordenó de destruyera todas las pertenencias de Riki y todos los objetos que había tocado.

- ¿De veras?.- Raoul miró las dolos lunas y embozó una sonrisa maliciosa "la máquina loca tiene miedo de la sombra de Riki. Quizás Júpiter si cree en los fantasmas".

- Sí, pero hay algo……………..

Raoul se giró y contempló como Darryl sacaba un estuche de terciopelo negro entre sus ropas y se lo ofreció a Raoul.

-¿Qué es?- Raoul acarició la tapa.

- Lo compró el señor Iason para Riki.- los ojos de Darryl se nublaron un momento.- dijo que se lo daría cuando Riki asumiera que iba a pasar el resto de su existencia con él.

Raoul abrió con cuidado el estuche, dentro sobre su aterciopelada superficie había una cadena de plata lunar que brillaba con luz propia y de ella colgaba una pequeña placa cuadrada de níquel y nácar. Raoul sintió como se le estrujaba el pecho con una garra de hielo, aquel presente era su mayor obsequió que uno de la élite podía dar, con él se convertía la otra persona en su sucesor y en su igual. Raoul comprendió que aquello era una muestra de amor de Iason, el amor que existió hacía un impuro, el amor de un tiempo ya muerto.

- Yo…- Darryl apartó los ojos del bello objeto.- no me veo capaz de destruirlo.

Raoul sintió como los ojos le ardían, cerró el estuche y los deslizó en uno de sus bolsillos.- Yo lo guardaré.