Después de mucho tiempo sin publicar, aquí traigo un nuevo fanfic. Aunque este fanfic lo hice pensado como un One-Shot, debido a su extensión lo dividiré en tres partes para su cómoda lectura. Sin más, a leer.

Disclaimer

Todos los derechos de localizaciones y personajes pertenecientes al universo de Sonic son propiedad de SEGA. La historia, sin embargo, si es de mi propiedad.


Fin del camino

Impactado, sin habla. Con la vista perdida hacia las paredes blancas del cuarto cuyo aroma en el aire era antiséptico a causa de los desinfectantes. Le pasaron un vaso de agua esperando que esto pudiera sacarlo de su abstracción. Solo vio pasar batas blancas de un lado de la habitación, hablando, debatiendo. Sus palabras se oían como susurros en su mente, ausente de lo que sea que discutieran. Él shock de hace solo minutos le eran una eternidad. Ya nada era igual. Nada sería igual.

El doctor le dio toque en su hombro para sacándolo por fin de sus profundos pensamientos y tristes lamentos. Se disculpó la situación y querían poder ayudarlo. Ambos doctores juraron en mantener esto en secreto. Para todo el personal que lo vio, Sonic the Hedgehog entró a este hospital por un mal golpe y salió tan pronto como llegó.

Salió apresurado por la parte trasera del hospital, lejos de cualquier mirada indiscreta que por casualidad tomara una foto y la posteara en redes sociales. Lo menos que quería ahora era que el mundo tejiera alguna trama de misterio por su aparición en dicho centro hospitalario.

Corriendo a todo su poder, no dejaba de pensar como un tumor que antes no existía ahora se expandía exponencialmente dentro de su cerebro. ¿Cómo es que antes no lo sintió? ¿Cómo es que no pudo predecir esto? Sencillo. Tantas veces que salvó al mundo. Tantas veces que usó el poder de las Chaos Emeralds para detener las nefastas amenazas provocadas casi en su totalidad por la mente maligna y desquiciada de su némesis, el Doctor Ivo Robotnik rebautizado como Eggman años después. El poder de estas gemas que existían casi tanto desde la creación de este mundo; poder que aumentaba su energía y sus capacidades biológicas más allá de su pensamiento.

Esto último, igual que cualquier enfermedad latente a la que le dan una dosis de esteroides, tomó el don que las Emeralds le daban para detener al enemigo de turno y, en consecuencia, permitió que las células cuyo código inestable se duplicaran más y más, hasta llegar al punto que hoy se encontraba.

Su vida como un ser libre, correr por todos lados de aquí para allá; visitar las mejores maravillas del mundo en cuestión de horas (horas teniendo en cuenta que llegaba a un lugar que le gustaba y descansaba unos momentos antes de ponerse en marcha nuevamente). Ahora, ese tiempo ya finalizaría.

Aquí no se trataba de un enemigo a vencer. Aquí no había un monstruo dormido que no hacía daño a nadie ser despertado para devolverlo a su lugar. No; aquí solo era la ley inevitable de la naturaleza. La muerte que espera a todo ser viviente sin importarle su poder, fuerza o velocidad. Era rápido, pero no más que ella. El tiempo de la muerte siempre era definitivo.

¿Cómo podría decirles a sus amigos esto? Llegaría y diría algo como: hola, chicos. ¿saben una cosa graciosa? ¡Estoy muriendo!

Ya podía en su mente adolorida oír el llanto de Amy, atrapándolo en una especie de llave que para ella sería un abrazo cariñoso. A Tails negándose aceptar estas palabras, comenzando a buscar curas e información en la red; cualquier guía medica que le sirviera para ayudarlo a superar esta crisis final. Los demás tratarían de lleno socorrerlo con palabras de aliento y ánimos, pero imaginaba que lo observarían con ojos vacíos, revelándole angustia que los carcomía.

Con lo los días contados, un mes o mes y medio como mucho, si accedía a quimioterapias para ralentizar el tumor, tenía que poner las cosas en orden.

Tenía que ser muy rápido y para ello necesitaba ayuda.


Todos creerían que la primera persona con quien se encontrase Sonic sería Tails. Ambos, amigos desde hacía pocos años, cuando solo él tenía entre once y doce años y este cuatro. El pequeño zorro lo siguió como un hermano pequeño sigue al mayor y trata de igualarlo para que se sienta orgulloso. Ambos junto para todo; pero no para esto. No ahora.

Hoy estaba frente a su rival cuyas habilidades lo igualaban en velocidad. Desde su llegada en su vida, desde su primera batalla que lo dejó atónito; toda esa fascinación ante ese enfrentamiento le hizo sentir cierta dicha, y más cuando las batallas pasaron de selvas tropicales llegando hasta el espacio. Por esto y más, Sonic considera a Shadow su igual.

El erizo azabache, que, por cuestiones de la vida, acepto sin refunfuñar un poco este duelo que Sonic le propuso de improvisto. Normalmente sus duelos eran aleatorios. Se encontraban en partes del mundo por cuestiones de diversión (Sonic) y trabajo (Shadow). Allí se veían y no pasaban pocos segundos desde que se encontraban antes de iniciar batalla.

Aunque Shadow normalmente necesitaba al menos una Emerald para que sus poderes sean completamente estables, sin esta aún era un ser poderoso que no temía el peligro. Atacó primero al ver la sonrisa de placer de su contrincante azul. Se deslizó patinando con sus air shoes de izquierda a derecha, tratando de desestabilizar a su oponente; que no supiera de qué lado atacaría. Y cerca de él, usó parte de su energía Chaos control para teletransportarse tras de Sonic. Él, conociendo sus ataques con anterioridad, giró 180 grados y recibió la patada de frente, escudándose con sus brazos. Devolvió la patada que lo hizo retroceder con un spin dash, girando como bola y golpeando a Shadow en todo su pecho. Este recuperó el equilibrio y notó que su contrincante atacaba de forma más organizada; con más fuerza y seriedad que veces anteriores. Esto será divertido, pensó pasa sus adentros antes de lanzar sus Chaos Speark y hacer aparecer varias flechas de energía y salir disparadas hacia Sonic. La batalla sería agradable.


Duraron al menos una hora que, desde sus vistas aceleradas como esos velocistas de los comics, fue toda una eternidad. Jadeaban ante este justo, pero poco tranquilizador empate. Sin importar cuantas veces batallaran, cada quien sacaba lo mejor de sí; debilidades y fortalezas que los llevaban al límite.

Punzando su cerebro el tumor que lo agobiaba, Sonic cayó apretándose la cabeza. Faltó poco para que las lágrimas brotaran de sus ojos y se deslizaran por su cara. Logró retenerlas; él no era de llorar con público en vivo y no iniciaría al final de su vida.

— Creo que el día de hoy las cosas no salen como uno quiere. — Expreso excusándose, forjando una sonrisa en la comisura de sus labios.

Trataba de ocultar el hecho del dolor que lo torturaba, parecer que solo se trató de algún golpe que le dio su oponente y hasta ahora el dolor llegaba. Shadow lo miró con rabia y dijo con voz seca y cortante:

— Borra esa maldita sonrisa. — Le dio la espalda.

— ¿No te gusta que la gente muestre más de una emoción, además de tu tono serio?

Burlonamente Sonic soltó una carcajada. La actitud de Shadow hacia los sentimientos era siempre de indiferencia, aun cuando en su interior todos veían cómo podía ser bueno y compasivo.

— Odio ver como como ocultas lo que sea que te está matando con una falsa sonrisa.

Sonic quedó perplejo. Shadow era la forma de vida definitiva en lo que se refería a combate, resistencia y otras cosas. No era "el medico definitivo" (excepto que G.U.N le hubiera enseñara asistencia médica desde que lo aceptara, lo que era una posibilidad).

— Esa misma sonrisa era la que mostraba María cuando quería ocultar como su enfermedad la mataba. — Expresó ante los segundos de silencio que perduraron con su rival viéndolo asombrado.

Giró completamente y se acercó a este a paso ligero.

— ¿Cuánto te queda? — Preguntó sin tapujos.

— Un mes. Un poco más si me hago terapias y tratamientos. — Informó, agachando la cabeza con desconsuelo.

Shadow no pareció perturbado. Soltó un suspiro y continuó:

— Entonces siempre quedaremos empate. Enfrentarte otra vez y ganar no sería placentero. — Dijo. Esta vez su tono de voz, aún serio, se sintió con una chispa de tristeza. — Ahora que tienes la oportunidad, ve con las personas que quieres. — Miró con desconsuelo hacia el cielo, con las estrellas alzándose en su oscura pancarta. — No hay nadie que te apunte y te arrebate la oportunidad de despedirte. Puedes irte sin que nadie te quite la vida de forma violenta.

De nuevo en silencio. Sus miradas volvieron fijarse el uno al otro.

— ¿Debería buscar alguna cura mágica o algo? ¿Debería luchar para no dejar a mis amigos? — Rompió Sonic el silencio con una pregunta cuyas respuestas ya había formulado antes en su mente.

Sí, podía ir de un lado a otro. Sí, podía intentar salvarse. Pero, ¿lo lograría a tiempo? Que sí en su intento desesperado por vivir pierda las ultimas migas de vida que el mundo le permite. ¿y si al final no había nada? ¿Y si todo terminaba en un callejón sin salida y cuando quisiera hacer estar en paz su final llegaba?

— Eres un espíritu libre, Fak—Detuvo su oración a medias. Tomó aire y continuó—… Sonic. Sé que no querrás estar en un hospital mientras todos te ven y las fuerzas de tu cuerpo lentamente te abandonan, aunque pasará en algún punto. Lo único que puedo asegurarte es que correrás hasta el final de tus días. Correrás y nunca te detendrás.

— Gracias. — Expresó, feliz de escuchar estas palabras tan inspiradoras.

Sin decirle nada, Shadow usó su Chaos Control y se teletransportó lejos de él. Sabía que él lo negaría si les informaba a todos que este le sonrió antes de desaparecer, pero la sonrisa de consolación del erizo azabache logró darle la fuerza para comenzar a tomar su propio rumbo.


Al amanecer del día siguiente llamó a cada uno de sus compañeros desde sus respectivas zonas para encontrarse lo más pronto posible. Fue un viaje tedioso ahora que el reloj yacía en contrarreloj, quitándole en vez de darle. No necesitó entablar comunicación con la dimensión de Blaze ya que se encontraba en su mundo, acompañando a Cream y a Silver (quien solo pasaba un rato disfrutando de las maravillas del pasado) visitando algunas ciudades cercanas a la vivienda de la conejita. Ambos se ruborizaron al oír como Cream los comparaba como las lindas parejas de tv cuando charlaban a solas.

Ante unas risas aquí y allá, todos los amigos cercanos que su círculo le permitida tener yacían en una pequeña sala. Vanilla servía unas pequeñas galletas y té, o bebidas gaseosas a los invitados. Cuando alguno de ellos le preguntaba el porqué de sus ojos llorosos, ella se excusaba con una alergia que le dio días antes (pero, así como Shadow le propinó un buen consejo, necesitaba el toque adulto y ella era la única cuya vida entraba en esa categoría— exceptuando a Vector, aunque ante los ojos de la joven madre aún era un poco jovial y encantador—; ella escuchó todo y le aconsejó hacer la reunión inmediatamente).

Sonándose Sonic la garganta todos quedaron en silencio, pendientes a la información que iba a revelarles. ¿Era otra aventura y necesitaba la ayuda de todos? Y si era eso, ¿Qué podía ser esta vez? ¿Un nuevo mundo inexplorable apareció de la nada como Little Planet o Lost Hex? ¿Otro monstruo liberado o fuera de control por Eggman como Chaos, Dark Gaia o Time Eater? ¿O acaso sería algo nuevo, como un Sonic malvado con las motivaciones de Eggman, nacido de una dimensión oscura con el objetivo de destruir un multiverso inexplorable? Todas estas ideas pasaban fugazmente como posibilidad para los presentes en sus cabezas.

— Hoy los he reunido aquí para comentarles algo importante. Algo que descubrí después de un choque que tuve mientras corría por las calles de Station Square y quedé…

— ¿Chocaste? — Le interrumpió Amy, preocupada. — Conoces esas calles como la palma de tu mano. — Estas palabras las decía golpean su palma con el dedo. — Pasas mucho tiempo allí, descansando de vez en cuando cerca de la playa.

— Aunque te niegas aprender a nadar, lo que es que irónico sabiendo que te la pasas en esa playa. — Manifestó Kunckles, sintiéndose algo incómodo con Rouge, acercándose más y más a su lado del mueble, quedando muy ajustado a su cuerpo.

— Aprender a nadar para mí nunca fue necesario. Puedo correr bajo el agua y aguantar la respiración de forma prolongada. — No quería oír la insistencia de todos sugiriéndole sobre clases de nado (y menos ahora que ya no importaba) — Volviendo al asunto. Mientras corría, perdí la visión. Todo se volvió negro un segundo. Suficiente para perder el equilibrio. — Su cara se notaba avergonzado por esto. — Caí inconsciente y me llevaron a un hospital cercano. Allí me hicieron pruebas para confirmar que todo estaba bien.

— Somos criaturas antropomorfas. A diferencia de la mayoría de los humanos, nuestros cuerpos se recuperan con rapidez. — Declaró ahora Blaze, tomando la palabra, bebiendo su taza de té con elegancia digna de una princesa.

— Es cierto. Cualquier raspón o corte se regenera muy rápido, como los superhéroes velocistas de las series o películas, excepto ese que murió por las balas; supongo que no lo vio venir. — Agitó su cabeza tratando de no perder el hilo del asunto. — El daño en nuestros cuerpos tiene que ser muy profundo y terrible para dejar marca, pero…— Paró antes de sentirse listo para continuar. — Lo que tengo no es una cicatriz.

— Sonic. — Dijeron varios, perturbados por su tono de voz; perturbado por como sus ojos llenos de vida se volvían vacíos, sin alma.

— Yo… tengo un tumor inoperable en el centro del cerebro.

Silencio. Absoluto silencio. El ruido de moscas y mosquitos serían semejante a un altavoz de concierto a su máximo volumen en esa sala.

— ¿Qué es un tumor? — Dijeron al unísono, como un coro, Cream y Charmy, los más jóvenes con una voz inocente e infantil luego de escuchar esa palabra que les era desconocida en su vocabulario.

— Es una masa que se va formando y daña los órganos. En mi caso, el cerebro. — Describío con palabras simples. Para darse a entender a ellos. — Eso afecta el cuerpo de la persona que lo sufre.

— ¿Te lo pueden quitar? — Preguntó Charmy.

— Si lo hubieran descubierto antes, tal vez. — No dudó en decir la verdad. Mentir sería peor. — Ahora, es imposible.

— Si no te lo pueden quitar, ¿Qué pasará? — Quiso saber más Cream entrelazando los dedos de sus manos, temerosa.

— Mi cuerpo fallará hasta… hasta… — Su garganta se atoraba. Los ojos de la dulce conejita penetraban su ser, queriendo él que al abrir y cerrar los párpados se descubriera en algún lugar lejano, descubriendo que todo lo vivido era una pesadilla. Pero cuando vio que abrir y cerrarlos lo seguía manteniendo en ese sitio, tuvo que continuar. —… morir.

— ¿Morir, señor Sonic? — Preguntó ella, temblando. La muerte no le era indiferente por como su madre le había enseñado lo básico de la vida, pero nunca esa enseñanza la ligaba a aquellos cercanos a ella.

Quiso no responder. Quiso gritar: ¡Es una cámara escondida! ¡No voy a morir! Deseaba que así fuese. Deseaba mil veces ser golpeados por sus amigos por jugarle una mala broma que responder:

— Sí.

La frágil mente de la conejita se quebró al imaginarse un mundo donde el señor Sonic no pudiera existir. Lloró desconsolada corriendo a los brazos de su madre, quien la recibió entre lágrimas de consuelo. Charmy también corrió, a los brazos de Vector y Espio, sus figuras paternas más cercanas.

Todos saltaron hacia él preguntando descontroladamente la situación. Querían más detalles sobre esta revelación. Pensaban que solo era una mala broma (una broma de la que lo castigarían brutalmente si era así), pero los ojos vacíos de Sonic afirmando una y otra vez sus dudas los devolvía a una dura realidad de la que no eran conscientes antes. La vida podía cambiar en cuestión de segundo, y ellos ahora no serían los mismo.

Tails lo agarró de los hombros y lo agitó, preguntándole que iban a hacer. ¿Cómo podían detener esto? Sonic por su lado, solo negaba con su cabeza, moviéndola de izquierda a derecha.

— Esta el mundo de la genio. El mundo del caballero negro que mencionaste una vez y que muchos no te creyeron. En algunos de ellos tendrán una cura. — Expresaba con ansias de locura. — Las Chaos Emeralds; las Emeralds te salvaran. Ya lo hicieron una vez, pueden hacerlo más.

— No es posible eso.

— No te rindas. ¡Tú nunca lo haces!

— ¡Esto nació por usar mucho las Emeralds! — Levantó la voz Sonic, callando a su amigo y asustándolo. Respiró hondo antes de poder continuar más calmado. — De alguna forma, algo de mi cuerpo no pudo con más transformaciones. No pudo seguir canalizando su energía a través. Soy un recipiente que ya no puede contener más.

Tails negaba esta idea. Tails se negaba a rendirse.

— Por favor. Aún hay algo que podamos hacer.

— Tails. No todas las gemas de poder salvan vidas. ¿Cuantas personas se han ido? ¿Cuantas personas ya no se encuentran con nosotros y somos indiferentes porque nunca fueron parte en nuestro círculo cercano? Muchas. — Informaba Sonic.

Esta idea siempre circulaba por su mente, pero se borraba con el pasar de los días. Le dolía saber que en cada ataque hecho por Eggman o algún villano al azar gente inocente moría. No podía traerlos de vuelta, solo intentar que el próximo enfrentamiento nadie sufriera.

— Ya no se puede hacer nada. Yo acepto lo que está por venir; acepto mi final.

Sin poder creer esta última frase todos volvieron a hablarle al mismo tiempo. Lo asfixiaba el oírlos suplicante y temerosos de un mundo sin él. El aliento le pesaba y respirar le era una tortura. Salió de la casa a máxima velocidad, más de lo que alguna vez corrió, alejándose de todo eso. Corrió sin contener las lágrimas. Nadie lo veía, ahora era el momento indicado. Solo dejó que cada gota se cayera y se perdiera en el camino.