"¿Enemigos hasta la muerte?"

Disclaimer: Los personajes que se muestran aquí son exclusivamente de J.K Rowling.

Yo sólo los tomo prestados.

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"¿Enemigos hasta la muerte?"

01. Arrebatos

'Cerebrito mío, ponte de una jodida vez a pulir ideas. Venga, no seas vago, es tan sólo concentrarse en algo original, vamos, vamos… ¿Por qué eres tan corto, puñetero? Ni que fueses el ombligo del mundo. Ni siquiera te estas esforzando, maldito complejo de inteligencia. Ya te pueden ir dando por culo si crees que…'

¡Toc!

¡Toc!

Genial.

Ahora tendría que soportar a Draco con su quejicante voz de "¡Maldita seas, Granger!". Siempre era la misma historia, ya lo empezaba a aburrir.

-"¡BLAISE!" gritó enérgico el recién presente.

Cerró con exagerada fuerza la puerta, pareció oírse por unas fracciones de segundos, el crujir de la puerta, apunto de desmoronarse.

El moreno volteó lentamente la cabeza. Podía sentir la agitada respiración de Draco, saliendo y entrando por sus foses nasales muy ruidosamente. Algunas veces llega a ser realmente desesperante.

-"¿Te ha hecho pupa otra vez la mala hierba de Granger?" preguntó Blaise con voz melosa. A sabiendas de que aquello tan sólo encresparía más al rubio.

Se relamió internamente cuando Draco pegó con los dos puños sobre la mesa.

-"¿Pero qué se ha creído la muy desgraciada esa para refregarme en mis narices su articulo de primera plana, eh?" Draco cogió con ambas manos la mesa, y la sacudió. "¿Qué necesidad tenía esa de ladrármelo enfrente del pelele de Goldstein?"

El rubio se agachó para coger la papelera, llena de bolas de pergamino. La alzó para tirarla con brío nuevamente al suelo. Los papeles quedaron esparcidos sobre la piedra maciza del departamento.

Su cara tenía un color carmesí muy poco saludable.

-"Así no lograrás nada, viejo amigo". Blaise ordenó sus papeles con vagas ideas imprentas. El moreno sabía que el rubio no tardaría en desahogarse con él o, como minino, no tardaría en acabar de desmadrar toda su oficina.

La tetera silbó.

Y el rubio no tardó en emprender otro berrinche. Blaise dirigió su mirada a la próxima victima.

-"¡NO LA SOPORTO!" El rubio asió la pobre tetera y la arrojó contra la pared. El ruido del cristal al romperse fue horrendo. El café se escurría por el muro y el suelo.

Draco sacó su varita y gritó "¡Reparo!".

La tetera de cristal volvió a su estado normal, lo que no duró mucho, pues Draco se inclinó y retornó a estrellarla, esta vez contra la puerta. Blaise ya no lo aguantó más.

-"¡Draco!" El rubio se volteó rojo de cólera. "Sal de aquí ahora mismo. ¡Antes de que te eche un buen maleficio, animal!" exclamó el moreno.

Draco lo miró con ira contenida, antes de salir de la oficina como alma que lleva el diablo.

Blaise suspiró cansado. Tendría que hablar con Granger más tarde.

Ahora su novela pedía toda su atención.

El silbato sonó en todo el ámbito. Ello indicaba que podía irse a comer y regresar a las cuatro. Se levantó de su majestuosa silla y se dirigió a coger su chaqueta, justamente alguien tocó su puerta.

-"Adelante" Se encontró con uno de los hermanos Creveey. "Ahora mismo me iba a comer algo. ¿Vienes?"

El chico negó con la cabeza, parecía compungido.

-"Necesito que me ayudes, Hermy…" pidió con voz quebrada el joven mago. Hermione lo miró extrañada.

-"¿Qué pasa, Dennis? No me digas que le ha pasado algo a Colin…" los castaños ojos del chico se asustaron, casi cerrándose del miedo.

Hermione seguía parada allí, enfrente de la puerta de su departamento, sin entender que le pasaba a su compañero.

-"Sueltalo ya, hombre".

-"Es Malfoy, Hermy, me ha pedido que publique tu supuesta relación con Anthony, pero a mi me parece que no está bien, porque eso no es verdad¿no?"- Dennis la miró esperanzado.

Hermione frunció el ceño. ¿Qué se creía el envidioso de Malfoy para obligar al pobre de Creveey a escribir esas patrañas? Su rostro se tornó colérico.

-"Se va enterar ese desgraciado de quién es Hermione Granger" chilló la castaña empujando al otro fuera de la habitación.

Allí viene esta pesada, seguro ya habrá ido el miedica de Creevey a chivarse. ¡Aysh! Lo detestaba tanto como al imbécil de Goldstein. Granger parecía tirar espuma por la boca de lo furiosa que estaba. Sonrío complacido.

-"¡Zabinni!" exclamó la recién llegada. Los relampagueantes ojos de la chica se suavizaron. "¿Dónde esta la sabandija de Malfoy? Le voy a quitar la cabeza de cuajo…"

Blaise miraba a la ex Gryffindor confundido, no por nada había ensayado tantas veces esa cara para engañar a Draco.

-"No tengo la más remota idea, querida. Pero hazme un favor, no te busques problemas". Sonrió con esa seductora sonrisa que ponía sus pies a todas, excepto a la frígida de Granger.

-"Si, seguro, y yo me chupo el dedo" alegó la bruja, mirándole retadoramente. "Dime donde esta, y quizás me pienso una cena con tu inmunda presencia…"

-"Me lo tienes que prometer, sino¿cómo quieres que te ayude?". ¡Estupendo! Ya tenía una cita con la leona, al fin caía. ¡Gracias, Draco!

La castaña pareció pensarlo a la velocidad de la luz, porque tan sólo tardo un parpadeo de ojos para contestar.

-"Tú ganas, Zabinni. Ahora¿dónde esta ese cerdo con pelo engominado?"

-"Lo acabo de verlo coger polvos flu para el Callejón Diagon. Recuerda que es la hora de la…"

-"Si, si, ya lo sé, zopenco. Hasta luego". Le echó una última mirada despectiva, y continuó audazmente hasta el ascensor. Pobre Malfoy, lo que te espera.

El establecimiento estaba a reventar de magos y brujas. Todo el lugar era de una decoración pulcra y sencilla. El ambiente a la hora de comer siempre era muy bulliciosa, con los cesantes tintineos de los cubiertos, las risas y conversaciones de los presentes, y sin duda alguna aquel agradable olor a comida.

El rugir de sus tripas le sacó de su ensimismado planeta, y entró decidido la abarrotada cafetería. Draco sabía que no tardaría en tener delante de él a la pesada de Granger, por algo había soltado el rumor con el patético de Creveey.

Esperaba tener suerte y que fuese el mismo chiquillo ese quien se lo contase a la castaña. El rubio sabía que ella no reaccionaría a contestarle nada al joven y que vendría detrás de él rabiosa.

Draco sintió un extraño calor en su pecho, saber cómo reaccionaría la ex Gryffindor siempre le había causado satisfacción, pues era bastante predecible, siendo quien era.

Se sentó en una mesa para dos, justo enfrente de un grupo de chicas, que se alborotaron visiblemente al verlo. Draco sonrió complacido. Causaba sensación a donde sea que fuese. Miró con detenimiento el menú, prefería más el pescado que la carne, pero terminó pidiendo una buena ensalada con marisco.

Unos suaves toques detrás de él le advirtieron que ella había llegado.

¡Joder!

Esa cachetada le había escocido mucho más que las otras. Sentía palpitar de dolor a su pobre mejilla izquierda.

Las chicas de adelante, y algunos que estaban cerca de ellos, los miraron sorprendidos.

Hermione estaba ahora frente a él, respirando agitadamente, con sus rizos esparcidos por doquier. Tenía la cara roja, seguramente del enfado. Apretaba fuertemente la mandíbula.

-"Eso es para que aprendas, víbora infame, que conmigo no se juega". El rubio la miró furioso.

-"¡Eres una estúpida, Granger! Me vas a dejar marca, maldita sangre-" se interrumpió a si mismo. Cerró los ojos, y cuando los abrió, prefirió no haberlo hecho.

"El único estúpido aquí, Malfoy, eres tú. ¿Quién te crees que eres para ir diciendo tales blasfemias sobre mí? Me gustaría que te atragantaras con la puñetera lechuga y te murieses. ¡A ver si así dejas de atormentarme!" exclamó la chica, con lagrimas de rabia en su tostado rostro.

Se había dejado caer en la silla desocupada que había. Miraba al rubio de una manera diferente a la habitual. Y Draco lo notó.

Pasaron unos minutos en los cuales ni Hermione ni Draco dijeron nada. Las jóvenes de la otra mesa se retiraron, murmurando algo, seguramente sobre ellos dos. La cafetería siguió igual de bulliciosa. Pero aquellos ruidos no entraban en la tensa atmósfera que rodeaba a la ex-Gryffindor y al ex-Slytherin.

Otra vez más, el rugido del rubio lo sacó de sus pensamientos. Ingirió un poco de ensalada, la castaña lo miró sin expresión alguna. Draco canturreó entonces:

-"¿No me he muerto todavía?"

La castaña resopló divertida.

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¡Hola!

Antes que nada, quiero agradecer el apoyo dado a mi anterior fanfic. Espero que este os vaya a gustar más y me dejéis reviews, que me gusta leer lo que opináis.

Besos,

۞ Genesys۞

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Si exagerásemos nuestras alegrías,

como hacemos con nuestras penas,

nuestros problemas perderían importancia.

Anatole France