CAPITULO TRES
El vidrio que se desvaneció
Hola a todos
Aquí está el capítulo de hoy, espero que les guste, quiero agradecerles a aquellos que se dan una oportunidad de leer esto, es importante para mi saber que mi historia tiene apoyo.
Pero antes de que alguien tuviera oportunidad de ponerse de pie, la pared trasera de la sala —a la que todos le daban la espalda— comenzó a iluminarse hasta que finalmente formó un vórtice, algunos ahogaron gritos de sorpresa y otros —como Dumbledore, McGonagall y Ojo loco se pusieron en pie— esperando ver que sucedía.
Y no tardaron mucho en averiguarlo, pues poco a poco una figura comenzó a tomar forma, saliendo del vórtice venía caminando una mujer de cabellos abundantes y castaños, que trastabillo un poco al salir del vórtice y se sujetó el estómago para después ver como el vórtice se cerraba con un chisporroteo rojo.
— Ann tenía razón, estas nauseas son diferentes — Murmuró la castaña inspirando profundo en un intento de evitar tener que solicitar a la sala un cuarto de baño
Todos estaban en silencio, observando a la castaña que estaba de un ligero color verdoso.
— Disculpe — Llamo finalmente Dumbledore — ¿Ha tenido buen viaje?
— Profesor Dumbledore — Sonrió la castaña con menos nauseas que en un principio — Si, dentro de las posibilidades ha sido un buen viaje, pero me habían advertido ya de las posibles nauseas
— ¿Tú quién eres? — Pregunto Sirius poniéndose de pie para verla mejor
— ¿Qué modales son esos? — Exclamo Euphemia lanzándole una mala mirada al oji-gris que solo se encogió de hombros — Discúlpalo
— No se preocupe… ¿señora Potter? — Dijo la castaña con algo de duda
— Solo Euphemia está bien — Sonrió de medio lado
— Llega en el momento justo señorita….
— Hermione, Hermione Granger — Sonrió Hermione al director
— ¿Granger? No recuerdo ese apellido — Exclamo Walbura frunciendo el ceño
— No, es cierto. Soy hija de muggles — Informó Hermione irguiéndose completamente y fijando la vista en los Slytherin para ver si alguno le retaba y efectivamente
— ¡Esto es demasiado! — Exclamo Orión seriamente — ¡Ya teníamos que soportar tener a varios de esos aquí, como para que ahora llegue otra sa…!
— ¡No te atrevas! — Exclamo Sirius poniéndose de pie con varita en mano
— Déjalo Sirius — Sonrió Hermione amablemente — Soy una sangre sucia y a mucha honra, no me avergüenzo de mis raíces
— No sé qué me sorprende más — Comento Sirius bajando la varita y fijando la vista en Hermione, a quien examinaba detalladamente — Que te enfrentes a esos puristas de sangre sin rastro de miedo o que conozcas mi nombre
— Bueno, no creo que los señores Black se atrevan a hacer algo con Dumbledore aquí presente — Sonrió Hermione a la vez que se encogía de hombros —, y en todo caso, no hay motivo para temer
— Tienes buena mente — Sonrió Sirius ampliamente — Seguro que te llevas bien con nuestro Remus
Entonces Hermione pasó la vista por los demás presentes, a algunos de los cuales conocía y a otros que hacía años no veía, intento lo mejor que pudo para no ponerse a llorar enfrente de todos, así que solo opto por sonreír.
— Es un placer verlos y conocer a algunos — Sonrió Hermione
— Estamos tomando un pequeño descanso — Comentó McGonagall amablemente — Hemos leído el primer capitulo
— Oh — Exclamo Hermione, sabiendo que la historia no comenzaba muy bien — Así que ya lo saben…
— ¿Es verdad? — Pregunto Sasha esperanzada y la castaña sintió también las miradas de las madres de ambos
— La situación es más complicada que solo vida y muerte — Dijo Hermione despacio, buscando la forma de decirlo sin que realmente les dijera todo, Ann ya le había dicho que prefería supieran todo poco a poco
— ¿Cómo? — Pregunto Alice notablemente confundida, cosa que compartían todos en la sala
Y Hermione sonrió de medio lado, Neville era verdaderamente parecido a su madre.
— Lo explicarán los libros — Fue todo lo que dijo, ganándose bufidos de parte de la mayoría
— Bien — Dijo Dumbledore con una leve sonrisa — Le importaría acompañarnos un momento, después podrá venir con los demás
— Claro — Sonrió Hermione y siguió a Dumbledore, McGonagall y Ojo loco a la habitación del profesor
En cuanto se cerró la puerta escucho como todos los demás comenzaban conversaciones apresuradas y en las cuales suponía estarían armando teorías con lo poco que les acaba de decir.
— Siéntese — Pidió Dumbledore amablemente, señalando una silla que estaba frente a un escritorio
Y fue ahí cuando Hermione finalmente prestó atención a los detalles de la habitación, a simple vista se parecía mucho a la oficina que ella recordaba, aunque esta no tenía a Fawkes.
— ¿Cómo sabes que no estan mintiendo tú y los que hayan enviado los libros para permitir que Voldemort haga de las suyas teniéndonos a todos encerados? — Pregunto Moody repentinamente
— Ya decía Ann que no sería tan sencillo — Sonrió Hermione de medio lado — Le puedo asegurar que estamos aquí para cambiar las cosas a nuestro favor y evitar que Voldemort haga más daño
— ¿Qué pruebas tienes de esa guerra? — Pregunto Moody aun escéptico
— Puedo mostrarle todos los recuerdos que tengo si así se queda tranquilo — Suspiró Hermione —, no estamos aquí para jugar, queremos evitar esa guerra y que superen la suya sin que haya más pérdidas
— ¿Lo dice por Lily y James? — Pregunto Dumbledore con tranquilidad
— Perdieron más que solo vidas inocentes — Dijo Hermione y su rostro se ensombreció ligeramente — Cosas peores que la muerte, familias fracturadas…
— Todo lo que una guerra deja — Murmuro Moody asintiendo ligeramente
— En su carta, Ann me comenta que llevan una buena vida — Dijo Dumbledore — ¿Por qué arriesgar esa…?
— Oh no — Cortó Hermione amablemente — Ann se aseguró de que nuestro presente no se vea altamente alterado, tendrá cambios, sí, pero solo serán notorios con respecto a las personas que estén fuertemente involucrados. De otro modo, ella no lo habría propuesto, tenemos familia…
— ¿Casada? — Pregunto Moody con nueva reticencia
— Si — Sonrió Hermione — Granger es mi apellido de soltera, Weasley es mi apellido de casada
— ¿Weasley? ¿Un hijo de Arthur y Molly? — Pregunto McGonagall sorprendida
— Si — Sonrió Hermione de medio lado — Todos los presentes tienen un papel en todo esto, los Weasley ahora no son solo familia en mi presente, sino que fueron importantes en todo momento
— Sigo sin estar totalmente convencido — Gruño Moody
— Le aseguro que podrá darse cuenta con el paso de los capítulos y de que mis amigos vayan llegando de que todo tiene un buen motivo — Dijo Hermione amablemente — Además, si no estuviéramos seguros no hubiéramos dejado que Ann lo hiciera, con ese precio a pagar…
— ¿Qué precio? — Pregunto la profesora McGonagall
— Bueno, por lo que entiendo, al leer los libros, cualquier daño lo padecerán nuevamente Ann y Harry — Informo Hermione encogiéndose de hombros
— Pero bueno, no tendrían que preocuparse tanto, son solo niños normales y la guerra no sería hasta los últimos libros, si entiendo bien — Dijo la profesora McGonagall amablemente
— Normales — Bufó Hermione divertida — Ann y Harry son todo menos normales, y aunque tuvieran once, no solo se resbalaban en la nieve, aun me pregunto cómo nos convencieron
— Creo que estamos de acuerdo, Alastor — Dijo Dumbledore especialmente para el auror que no estaba muy convencido — Que si Ann y Harry han decidido revivir esos malos momentos podemos confiar en ellos, no cualquier persona lo haría
Moody bufó, aunque parecía —hasta cierto punto— más convencido que antes.
— Puede regresar con los otros — Sonrió amablemente Dumbledore — Saldremos en un momento para continuar la lectura
— De acuerdo — Sonrió Hermione poniéndose de pie y saliendo de la habitación
Al estar de vuelta en la sala, notó como las miradas de todos se posaban en ella. Pero se dirigió especialmente a donde los Gryffindor, aunque al pasar cerca de los Slytherin, hizo un pequeño movimiento de cabeza a modo de saludo para Regulus, Narcisa y Severus, que parecieron confundidos.
— ¿Puedo sentarme? — Pregunto una vez llegó hasta los Gryffindor, más específicamente en un sofá donde solo esta una pequeña Nymphadora con el cabello rosa chicle
— Si — Sonrió la pequeña mostrando que aún le faltaban un par de dientes
— ¿Eres amiga de los cachorros? — Pregunto Sirius inmediatamente después de que Hermione se sentará, recibiendo una mala mirada de Euphemia
— Si — Sonrió Hermione amablemente — Soy amiga de Harry y Ann
— ¿Cómo son ellos? — Pregunto James con interés
— Dime que no son como el padre — Pidió Sasha con aparente sinceridad
— ¡Oye! — Exclamo James supuestamente ofendido — Que soy un gran partido
— Afortunadamente no, son muy parecidos a su madre — Sonrió Hermione, ensanchando su sonrisa al ver la cara de traición por parte de James
— ¿Por qué no han venido ellos? — Pregunto Frank disfrutando de la cara de su amigo
— Bueno, con Harry es mejor esperar, puede ser algo…impulsivo — Sonrió Hermione de medio lado — Y Ann, bueno es ella la que está haciendo el encantamiento que nos permite venir, así que ella será la última
— ¿Quién más va a venir además de ellos? — Pregunto Augusta con serenidad
— Bueno, son ellos y los Weasley — Sonrió a Arthur y Molly que parecieron emocionados por conocer a sus hijos — Y algunos amigos más
— Disculpa la pregunta, ¿pero qué edad tienes? — Pregunto Claudia con amabilidad y cautela
— Oh, yo tengo 28 — Sonrió Hermione con un leve sonrojo
— Pues te ves algo más…
— Más vale que no termines esa oración Sirius — Amenazo Sasha viéndolo seriamente
— Descuida — Sonrió Hermione un tanto ruborizada — se bien que no parezco muy joven, pero bueno…
— Son las consecuencias de una guerra — Completó Fleamont con un tono serio
— ¿De verdad Voldemort tomó todo el poder, más que ahora? — Pregunto Andrómeda con cierto temor en la voz
— Voldemort dejó su huella en esta guerra, más halla lo que piensan — Suspiró Hermione, pasando su vista por James y Lily, Sirius y Sasha, Remus, Alice y Frank — Nuestra guerra solo sirvió para darnos cuenta que no estábamos preparados para afrontarlo con todo su poder
— Debió ser terrible — Murmuro Gideón, que por un momento permanecía serio
— No tienen idea — Suspiró Hermione levantando su brazo derecho y colocando un mechón de cabello tras su oreja, a la vez que su manga bajaba y dejaba a la vista una larga cicatriz
— ¡¿Qué te pasó?! — Pregunto Sirius escandalizado
— Oh — Dijo Hermione bajando su manga con nerviosismo — Esto…bueno, dejare que los libros hablen por si solos
Todos parecieron un tanto inconformes con la falta de información que se les estaba otorgando, pero si algo estaba aprendiendo es que no debería hacer preguntas que saben no van a responder.
— ¿En qué casa estuviste? — Pregunto Xenoliphius con amabilidad
— ¿No es obvio? — Pregunto Pandora en un tono soñador que a la castaña le recordó mucho a Luna — Gryffindor
— ¿En serio? — Pregunto James emocionado — ¿Eso quiere decir que Ann y Harry también son Gryffindor?
— Soy Gryffindor — Confirmó Hermione sonriendo — Y en cuanto a Harry y Ann, dejare que los libros hablen por si solos
— ¿No puedes darnos ni una pequeña pista? — Suplicó Sirius entrecerrando los ojos
— Lo siento Sirius — Sonrió Hermione — Pero tengo órdenes de no revelar nada importante
— ¿Por qué no? — Pregunto Lily con cierta aprensión — Digo, fácilmente podrían decirnos que es lo que hay que hacer para detener a Voldemort
— No es tan sencillo — Negó Hermione con la cabeza — Voldemort tardo años para obtener el poder y dar comienzo a la guerra, aun así, cada vez dejaba algo atrás, cosas que no creía importantes y que siempre subestimo, fue eso lo que nos permitió derrotarlo
— ¿Y por qué no pasar directamente a esos puntos? — Pregunto James seriamente — No es que no me guste leer la vida de mis hijos, pero creo que tendríamos que tener prioridad
— Nadie aquí sería capaz de asimilar todo lo que Harry y Ann supieron — Dijo Hermione intentando no mirar a la parte donde se encontraban los Slytherin — Es demasiada información y en ocasiones muy rebuscada como para creerla a la primera, Ann lo pensó y llegó a la conclusión de que lo mejor para que lo entendieran es que leyeran todo desde la perspectiva de ellos, para que así lo asimilen poco a poco. Aunque leeremos siete años aproximadamente en un mes y es aún poco tiempo
— Sigo creyendo que debemos pasar a lo importante — Bufó Sirius
— La paciencia no es tu mayor mérito, ¿cierto? — Cuestionó Sasha con una leve sonrisa
— Claro que no — Sonrió Sirius ampliamente — Ese es mi belleza
— Bien — Dijo repentinamente la voz de Dumbledore, de quien no se habían percatado estaba de vuelta en la sala con McGonagall y Moody — Es hora de continuar con la lectura, ¿quién quiere leer?
Pero antes de que Dumbledore diera la oportunidad a alguien, el atril se materializo delante de Petunia Evans, que había estado muy callada. Aun así, no evito que soltará un jadeo de disgusto y sorpresa.
— No leeré — Declaro seriamente
— Bueno, eso fue raro — Murmuró Remus, pero todo estaba en silencio que todos escucharon
— Ah — Exclamo Hermione como si recién recordará algo — Ann menciono algo, dijo que claramente, además de darles la clave para derrotar a Voldemort — hubo un estremecimiento general — también lo hicimos para que algunos recapacitaran, así que supongo que habrá ciertos capítulos en que el libro determinará quién debe leer
— Me parece bien — Sonrió Dumbledore amablemente — Señorita Evans…
— ¡No voy a leer! — Exclamo Petunia molesta — ¡Además, no hay nada en estos apestosos libros que realmente me concierna!
— Tus sobrinos viven contigo — Exclamo Alice molesta — Claro que te concierne
— Petunia — Dijo el señor Evans con voz tranquila pero tono serio — Lee de una vez
— Pero…
— Ahora — Dijo el señor Evans dándole una significativa mirada
No de muy buen humor, Petunia se acomodó en el sillón y se acercó al atril para leer.
— El vidrio que se desvaneció — Menciono con voz monótona
— Aguarda un momento — Pidió Lily recibiendo un gruñido por parte de Petunia — Perdón, pero, el título del libro es Harry Potter y la piedra filosofal, creo, si no estoy equivocada, que debería ser los gemelos Potter, puesto que son dos
— Oh yo puedo explicarlo — Sonrió Hermione — Me he olvidado un momento de ello. Debe ser un error del encantamiento, ya que este primer curso se relata desde el punto de vista de Harry, ya que fue quien estuvo en Hogwarts, pero a partir del segundo curso se relata todo desde el punto de vista de Ann, porque fue quien estuvo teniendo más información
— ¿Por qué desde el segundo? — Pregunto James confundido
— Se explicará más adelante — Sonrió Hermione enigmáticamente — Ahora sí, Petunia, sigue
La mencionada gruño nuevamente, pero tomó el libro y comenzó con la lectura:
Habían pasado aproximadamente diez años desde el día en que los Dursley se habían despertado y encontrado a sus sobrinos en la puerta de entrada, pero Privet Drive no había cambiado absolutamente nada.
— Eso debe ser aburrido — Comentó Sasha frunciendo ligeramente el ceño — No puede un lugar estar igual después de diez años
— Créeme, si puede — Dijo Hermione con una leve mueca, Privet Drive no era su lugar favorito, pero se había vuelto más confortable después de que Vernon se fue
Arrepintiéndose de haber accedido a leer, Petunia retomó la lectura, pensando porque diantres tuvo que ser justo ella la que leyera ese capítulo y entonces pensó, recapacitar, ¿qué habría hecho para que considerará ese estúpido libro que debía recapacitar?
El sol se elevaba en los mismos jardincitos, iluminaba el número 4 de latón sobre la puerta de los Dursley y avanzaba en su salón, que era casi exactamente el mismo que aquel donde el señor Dursley había oído las ominosas noticias sobre las lechuzas, una noche de hacía diez años. Solo las fotos de la repisa de la chimenea eran testimonio del tiempo que había pasado. Diez años antes, había una gran cantidad de retratos que parecía una pelota rosa con gorros de diferentes colores…,
— ¿Por qué tomarían fotos a pelotas con gorros? — Pregunto Sirius dirigiéndose a James que parecía igual de confundido —, sería menos loco hacer una sesión fotográfica a las escobas — Sus ojos brillaron tan solo de mencionarlas
Por su parte, tanto Lily como Hermione bufaron y negaron con la cabeza, no entendían cuál era la admiración por montar en escobas y casi siempre terminar en la enfermería por haber sido golpeados por una bludger.
…pero Dudley Dursley ya no era un niño pequeño…,
La mayoría de los presentes —excepto los adultos, que intentaron, con diferentes grados de éxito, disimular alguna sonrisa— estallaron en carcajadas, siendo sin duda Sirius y James los que tardaron más en controlarse.
Pero hasta Claudia y Esteban tenían diminutas sonrisas, aunque entonces comenzaron a preguntarse el motivo de que solo hubiera fotos de uno de sus tres nietos.
— ¡Cállense fenómenos, que se están riendo de mi hijo! — Grito Petunia con histeria contenida a la vez que se aferraba fuertemente al libro, pero entonces se dio cuenta de que usar aquel insulto en medio de una sala llena de magos y bruja no fue buena idea
— ¡Cállate asquerosa sa…! — Exclamo Bellatrix poniéndose de pie muy molesta
— Señorita Black, por favor — Dijo la profesora McGonagall seriamente
Bellatrix lanzó una mala mirada a Petunia, que tembló ligeramente, pero al volver la vista a la profesora McGonagall no tuvo más que acceder y volver a sentarse.
— Acabo de recordar — Sonrió Hermione de medio lado —, ya sabía que me olvidaba de algo más, profesor Dumbledore, por favor, pondría un campo de protección sobre Petunia y Vernon
Todos parecieron confundidos ante la petición de la castaña, aunque por el brillo que cruzo por los ojos de Dumbledore pareció haber entendido un poco el motivo de la situación, así que asintió y coloco el campo que pareció una especie de burbuja gigante.
— Créeme Petunia, lo vas a necesitar — Dijo Hermione con una leve mueca — Al menos por unos días
Petunia pareció confundida, pero no le apetecía alargar más la lectura de lo que ya se estaba alargando, así que sin decir nada más continúo.
…y en aquel momento las fotos mostraban un chico grande y rubio montando su primera bicicleta, en un tiovivo en la feria, jugando con su padre en el ordenador, besado y abrazado por su madre.
— Que preciosura — Murmuró por lo bajo Sirius, pensando que a pesar de todo prefería esas fotografías que tener que observar su propio árbol genealógico
La habitación no ofrecía señales de que allí viviera otro niño.
— ¿Cómo? — Exclamo Claudia frunciendo el ceño — No se supone que Harry y Ann viven ahí
— Esto no me está gustando — Murmuró James frunciendo el ceño
Sin embargo, Harry y Annette Potter todavía estaban allí, Harry dormía en aquel momento, aunque no por mucho tiempo. Su tía Petunia —Petunia dio un pequeño respingo al leer su propio nombre— se había despertado y su voz chillona era el primer ruido de la mañana.
— ¡Arriba! ¡A levantarse! ¡Ahora!
— Esa no es manera de despertar a un niño — Dijeron al mismo tiempo las señoras Weasley, Potter y Evans, esta última frunciendo el ceño hacia su hija mayor, que comenzaba a ponerse incomoda, presintiendo a donde iba todo aquello
Harry se despertó con un sobresalto. Su tía llamó otra vez a la puerta.
— ¡Arriba! — Chillo de nuevo. Harry oyó sus pasos en dirección a la cocina, y después el roce de la sartén contra el fogón
— Las habitaciones no están tan cerca de la cocina, es más, están siempre en el segundo piso — Murmuró Remus con el ceño ligeramente fruncido
El niño se dio la vuelta y trató de recordar el sueño que había tenido. Había sido bonito. Había una moto que volaba.
— Soñó con mi moto — Exclamo Sirius como si fuera un niño pequeño, arrancando una sonrisa sincera por parte de Sasha
Tenía la curiosa sensación de que había soñado lo mismo anteriormente. Su tía volvió a la puerta.
— ¿Ya estas levantado? — Quiso saber
— Casi — Respondió Harry
— Bueno, date prisa, quiero que vigiles el beicon
— ¿Lo hacían cocinar a esa edad? — Exclamo la señora Weasley dividida entre la sorpresa y la molestia —, es muy peligroso, solo tiene diez y pudo hacerse daño
Petunia no respondió, solo se encogió ligeramente de hombros y siguió leyendo.
— Tiene razón — Exclamo Augusta seriamente — Esa es tú responsabilidad
…Ella ha ido ha ido al cuarto de lavado, así que más vale que no dejes que se queme. Quiero que todo sea perfecto el día del cumpleaños de Duddy
— ¿Ella? — Cuestiono Pandora confusa, ladeando un poco la cabeza. Nadie supo cómo responder.
Harry gimió.
— ¿Qué ha dicho? — Grito con ira desde el otro lado de la puerta
— No dijo nada — Exclamaron frustrado Frank — No puede considerar eso alguna palabra
Varias personas estaban claramente de acuerdo, de modo que Petunia no estaba consiguiendo muchas buenas impresiones, aunque Hermione tenía una nueva —y mucho mejor— perspectiva de Petunia, eso no impedía que sintiera cierta molestia ante lo que se estaba leyendo.
— Nada, nada…
El cumpleaños de Dudley… ¿Cómo había podido olvidarlo?
Harry se levantó lentamente y comenzó a buscar sus calcetines. Encontró un par debajo de la cama y, después de sacar una araña de uno, se lo puso.
— ¿Harry es muy desordenado? — Pregunto Lily a la castaña, pero ella simplemente se encogió de hombros, aunque sabía la respuesta tanto Harry como Ann le advirtieron que no tendrían bonitas reacciones y ella misma llego a confirmarlo
Harry estaba acostumbrado a las arañas, porque la alacena que había dejado de las escaleras estaba llena de ellas, y allí era donde dormía.
Primera bomba, todos se quedaron en shock, ¿dormía en una alacena? Incluso la mismísima Petunia se quedó callada, releyendo, intentando encontrar un error que jamás existió y sintió como palidecía ante esa misma línea repitiéndose una y otra vez en su cabeza.
Hermione sabía que ese silencio no iba a durar mucho y estuvo en lo correcto; se escucharon cuatro Desmaius que iban directo a Vernon y Petunia —que dejo caer el libro por la sorpresa—, pero que gracias al campo de protección evitaron que lleguen a los destinatarios, pero no se quedaron de brazos cruzados, siguieron lanzando hechizos cada vez más fuertes, ¿Quiénes eran los responsables? Simple.
James Potter, Sirius Black, Sasha Potter y Remus Lupin.
Los adultos se encontraban tanto indignados como molestos, Hagrid comenzó a soltar insultos en contra de los Dursley una y otra vez, Ojo loco soltó un gruñido que los hizo saltar, McGonagall había palidecido mucho que cualquiera que la viera pensaría que estaba a punto de desmayarse. Andrómeda y Ted se quedaron boquiabiertos, fijando la vista en su pequeña hija, de solo imaginarla en una alacena se estremecían.
Augusta tenía la mandíbula tan apretada que se distinguía lo tensa que estaba, Alice tuvo que tomar la mano de Frank para que este no se pusiera de pie a lanzar más encantamientos contra el escudo de los que ya recibía. Molly y Arthur estaban consternados y veían a Petunia y Vernon como si fueran una especie de chicle en el zapato, Fabián y Gideón tronaron los puños seriamente, como si esperaran cualquier señal para lanzarse sobre ambos.
Hasta Pandora estaba extrañamente seria, mientras Xenoliphius trataba de mantener una postura serena, se notaba lo tenso en sus hombros. Y qué decir del matrimonio Potter, Fleamont —que siempre tenía un rostro bonachón y amable— veía a Petunia y Vernon como si deseara que el campo de seguridad no estuviera ahí, mientras que Euphemia parecía estar aguantando las lágrimas, por la injusticia y el dolor.
Pero eran Claudia y Esteban quienes estaban más devastados al escuchar aquello, Claudia no tuvo reparos y soltó un par sollozos antes de que su marido la abrazara para intentar tranquilizarla, ninguno de los dos entendían como era que su hija podía ser capaz de poner a un pequeño inocente bajo esas circunstancias, solo por la envidia que le tenía a su hermana.
Aun así, y por sorprendente que parezca, en el lado de los Slytherin había algunas emociones divididas, tanto Walbura, Orión, Lucius y Bellatrix tenían pequeñas sonrisas, disfrutando de lo que acaban de escuchar. Pero eran Narcisa y Regulus los que no sabían muy bien como tomar aquello, por más mal que pudiera caerles ese niño —ya fuera por lo que leyeran o por el futuro que existía— no deseaban a nadie nada de eso.
Severus, por otro lado estaba sumamente sorprendido, pues desde el momento en que supo que el libro sería sobre la vida de los hijos de Potter tuvo ya una idea —en base a su padre y no en ellos— de que serían arrogantes, egocéntricos y mimados, pero tras esas pocas líneas, supo que la vida de esos niños era más parecida a la suya propia que a la de Potter.
Pero sin duda, lo más sorprendente fue ver que Lily Evans seguía sin moverse y con la cabeza gacha, por fortuna para Petunia —que estaba sentada con Vernon algo alejada de los demás— Lily estaba sentada junto a sus amigos.
— Lily — Le llamo Petunia algo preocupada, pues lo que ella misma acababa de leer le tomó por sorpresa, sabía que las cosas con Lily no estaban bien, pero… ¿llegaría al punto de tratar mal a sus hijos?
Cuando Lily levanto la cabeza, Petunia se quedó muda, no solo ella, sino todos en la sala vieron en su rostro todas las lágrimas que rodaban por sus mejillas, ya sonrojadas, y aun de fondo los hechizos que lanzaban contra el campo de protección. Repentinamente, Lily se puso de pie y se dirigió a su hermana y futuro cuñado, que había intentado ocultar una pequeña sonrisa.
— ¿Por qué Petunia? — Su voz salió baja y temblorosa — Yo siempre he intentado volver a ser las mismas que éramos antes de recibir la carta — Fue ahí que subió la voz y que resonó en la sala, ahora silenciosa, que los hechos se detuvieron y todos comenzaron a prestarles atención — ¿Por qué te desquitas con mi hijo? ¡Con un niño inocente que no tiene nada que ver con nuestras peleas, a pesar de que siempre he sido amable contigo! — Alzó su varita y comenzó a lanzar maldiciones y hechos al campo de fuerza
James olvido la furia que contenía y cautelosamente se acercó hasta ella, abrazándola, tomándola por sorpresa y haciéndole bajar su varita, la sostuvo en sus brazos, evitando que hiciera algo de lo cual pudiera arrepentirse, cuando vio que los padres de la peli-roja se levantaban para intentar ayudar el chico negó amablemente con la cabeza.
— Lily mírame — Dijo James tomando entre sus manos el rostro de la peli-roja para que lo viera fijamente —, podremos cambiar todo, no te preocupes, por algo aparecieron los libros, para que lo cambiemos — la dejo llorar sobre su pecho mientras le susurraba palabras de aliento, y tras un rato pregunto: — ¿Podemos seguir con la lectura?
La peli-roja asintió aun con el rostro contra el pecho del azabache, el hizo una señal a sus amigos para que volvieran a sentarse, así lo hicieron y el mismo guío a la peli-roja hasta retomar lugares.
— ¿Tú lo sabias? — Pregunto Sasha una vez sentados, dirigiéndose a la castaña que había permanecido sentada
— No lo supimos hasta tiempo después de terminar el colegio — Dijo Hermione con una mueca, recordando que el alboroto que se había armado dentro de la sala no era nada comparado con el que ocurrió cuando ellos se enteraron
— ¿Cómo es que nadie lo supo? — Pregunto Remus con preocupación
— Nunca lo mencionaron — Suspiró Hermione pesadamente — Ni Harry ni Ann nos dijeron nunca nada de esto, hasta que todo hubo terminado y que tuvieron que...arreglar algunos asuntos
— ¿Ann, qué es de ella? — Preguntó Lily en un hilo de voz, con los ojos algo hinchados de haber estado llorando
Hermione sonrió muy poco e hizo a Petunia un movimiento con la cabeza para que continuara con la lectura. La situación de Ann no fue mucho mejor, así que prefirió que la lectura hablara por si sola.
Petunia, que no había dicho nada después del estallido de Lily se agacho a recoger el libro, ya no le apetecía leer, pero podía entender ahora el motivo de que le tocará justo ese capítulo. Así que soltando un suspiro tembloroso, acomodo el libro en la página que se quedó y retomó la lectura.
Cuando estuvo vestido salió al recibidor y entró en la cocina. La mesa estaba casi cubierta por regalos de cumpleaños de Dudley. Parecía que había conseguido el ordenador nuevo que quería, por no mencionar el segundo televisor y la bicicleta de carreras.
— Que niño más mimado — Exclamo Ted con un jadeo de sorpresa, pues siendo hijo de muggles conocía muy bien el valor de dichos objetos
— Si, al cerdito denle todos esos objetos de valor y a mi cachorro ni siquiera pueden darle una habitación — Murmuro Sirius molesto
— ¿Cómo sabes que son objetos de valor? — Pregunto Sasha con curiosidad
— Verás pequeña — Sonrió Sirius, adoraba poder llamarla con ese apodo sin que nadie más aparte de James, Remus y Frank sospecharan nada —, tomé Estudios Muggles
— Eso lo explica — Sonrió Sasha, volviendo a centrar su atención en la lectura, sin percatarse de la boba sonrisa que el oji-gris le dio
En ese momento, entró una chica peli-roja, tez pálida y de una estatura similar a la de Harry, vistiendo ropa que parecía ya algo desgastado, cosa que contrastaba completamente con la sonrisa que enarcaba el rostro de la chica, además de sus hermosos ojos brillando como esmeraldas.
— Es una réplica tuya — Sonrió la señora Evans con cariño hacia su hija menor, que le devolvió la sonrisa
Y ahí estaba, el posible motivo de que ella tratará tan mal a sus sobrinos, si su madre tenía razón en algo —y las madres pocas veces se equivocan—, ella no podría soportar tener a dos niños que tuvieran tantas características que le recordaran a su hermana, y recordarla a ella significaba saber que nunca pudo arreglar las cosas y que ella había muerto sin que hubiera podido pedirle perdón por su inmadurez.
— Buenos días Harry — Sonrió la chica llegando hasta donde su hermano, en donde le dio un beso en la frente
Hermione sonrió ante eso, le traía buenos recuerdos, no solo de sus días en la escuela, sino que aun ahora de mayores, Ann seguía teniendo esa costumbre y Harry siempre reaccionaba igual, sonrojándose.
— Buenos días Lily — Susurró Harry algo incómodo por la muestra de afecto de su hermana, pero dejo de preocuparse de eso, lo que menos quería era un regaño tan temprano de tía Petunia
— ¿Por qué lo regañaría? Solo le está dando los buenos días — Dijo Remus confundido, observando a la castaña
— Además, no se llamaba Annette — Apuntó Pandora confusa
— Bueno, según me han contado y seguro que lo leeremos — Comenzó Hermione con cierta incomodidad — Harry siempre ha llamado Lily a Ann, es algo íntimo entre ellos pues es el nombre de su madre y se sentían conectados con ella, pero a Petunia nunca le gusto escuchar ese nombre en su casa
— ¡¿Qué tan cruel puedes ser Petunia?! — Exclamo Lily horrorizada y aun así, con los ojos acuosos
— Y sobre sus nombres, son Harry James y Annette Lily — Sonrió la castaña amablemente, suponiendo que eso los alegraría un poco — Así que seguro que puede causar algo de confusión por eso, pero con el tiempo se acostumbraran, de todos modos, no muchos llaman a Ann por Lily
— ¿Ni ustedes? — Pregunto James sorprendido
— Nos lo ha pedido — Admitió Hermione encogiéndose de hombros — Pero nos hemos acostumbrado ya a llamarla Ann, solo Harry y otra persona la llaman Lily
— ¿Qué otra persona? — Pregunto Sasha curiosa
— Lo sabrán más adelante — Sonrió Hermione enigmáticamente
Algo confundidos volvieron su vista hacia Petunia, para que continuara leyendo, aunque se tomó un par de segundos pensando en que claramente no quería escuchar el nombre de su hermana en casa después de saber que no era ella quien estaba, sino su hija:
— ¿Hace cuento estas levantada? — Pregunto Harry serenamente
— Hace solo un par de horas — Sonrió Ann mientras servía jugo en algunos vasos de cristal —, sabes que Tía Petunia necesita la lavandería desde temprano
Segunda bomba, todos se volvieron a quedar en silencio una vez más, pero esta vez duro mucho menos que antes, y los improperios por parte de Hagrid y los gruñidos de Ojo loco, volvieron a hacerse presente contra Petunia y Vernon que ahora parecían algo cohibidos, pero igualmente no esperaron mucho para ver otros cuatro rayos atravesar las mesas para intentar darles.
— ¡¿La lavandería?! — Exclamo la señora Evans escandalizada, parecía que ya no podía llorar, pero si gritar —, Petunia, esos lugares son gélidos, ¿cómo se te ocurre que una niña puede dormir ahí?
— ¡Es inaceptable! — Dijeron la señora Potter y Weasley sorprendidas y notablemente molestas
— Petunia — Llamó Lily con voz entrecortada —, si a pesar de todo esto morimos, ten por seguro que no tendrás a mis hijos, no puedo creer lo cruel que puedes ser con ellos por una estúpida pelea que no les concierne en nada
Aquello dio por zanjado el asunto, pues los encantamientos se detuvieron y las malas palabras igual, aunque la fría mirada que le mando Lily a su hermana —la peor que pudo darle— le hicieron sobresaltarse, pues nunca la había visto tan molesta, cosa que le hizo un nudo en el estómago, al saber que si en algún momento pensó en hacer las paces, lo que se leyera no habría las cosas más fáciles.
La razón exacta por la que Dudley podía querer una bicicleta era un misterio para Harry, ya que Dudley estaba muy gordo —se escucharon algunas risas aisladas en la sala, aunque Petunia frunció ligeramente el ceño con eso— y aborrecía el ejercicio, excepto si conllevaba pegar a alguien, por supuesto. El saco de boxeo favorito de Dudley era Harry…,
— Además de mimado, brabucón — Exclamo James molesto, lanzándole una mordaz mirada a Vernon
…pero no podía atraparlo muy a menudo. Aunque no lo pareciera, Harry era muy rápido. Tal vez tenía algo que ver con eso de vivir en una oscura alacena, pero Harry había sido siempre flaco y muy bajo para su edad.
— En realidad son los genes Potter — Sonrió Sirius dándole una mirada a Fleamont, James e incluso Sasha —, va a ser pequeño hasta los 15 o 16, ahí va a tener un estirón, eso le paso a James
Pero James estaba encogido de hombros, murmurando algo así como que "no era un pequeñajo", sacando algunas risitas de los que estaban a su alrededor.
Para tranquilidad de Harry, Dudley no se metía con Lily…
— Solo eso faltaba — Exclamo Remus asqueado con la idea — Que golpeé a una niña
— Si se atreve a ponerle una mano encima a mi cachorra se las verá conmigo, eso sería imperdonable — Exclamo Sirius molesto
— En realidad — Sonrió Hermione, al ver las reacciones de ambos —, no creo que haga falta, sería Dudley quien se estaría echando la soga al cuello si quisiera ponerla una mano encima, Ann es excelente con la varita — Sonrió más al ver los rostros iluminados de los padres y amigos de sus mejores amigos — Y el hurón lo mata seguro — Susurró con una sonrisa para sí misma
…aunque era cierto que lo había intentado una vez, donde sí que recibió un regaño de tía Petunia…
— Al menos hizo algo bien — Murmuró Claudia a Esteban, aunque tenía el entrecejo ligeramente fruncido
…supuso que incluso para ella era demasiado que Dudley se metiera con una niña. Aun así, no evito que siguiera haciéndolo con Harry, pero ahora lo hacía solo cuando se encontraba solo, pues no se atrevía a contradecir a Lily en ningún momento…,
— ¿Eso por qué? — Pregunto Sasha en un susurró a la castaña, que mantenía una sonrisa
— Ya lo sabrán — Sonrió enigmáticamente
…debido a que un par de años antes, cuando Dudley estaba acorralando a Harry, Lily intento que lo dejará por cualquier medio y al final, se molestó muchísimo —cabe decir que las veces que Lily se molesta son realmente pocas, pero muy memorables como para olvidar— grito y le dio un puñetazo en la nariz a Dudley, no tan fuerte para rompérsela pero si como para que le sangrara…
— ¡Eso es genial! — Gritaron y apoyaron los Merodeadores más Frank y Sasha
— Así se hace, demuéstrale quien manda — Sonrió Sirius emocionado más que los demás
— Así se hace pequeña — Grito James con emoción, dando pequeños saltitos
— La violencia no está bien — Dijo Lily con algo de preocupación
— Vamos Lily — Sonrió Sasha emocionada — Se lo merecía
— En realidad — Sonrió Hermione — Ahora vendrá lo que nosotros llamamos, etapa Evans
…tía Petunia armo tremendo escándalo, y poco le importo la explicación, los envió a ambos a la alacena, sin importarle que Lily no pudiera regresar a la lavandería a la hora de dormir, de modo que ese día tuvieron que compartir la pequeña cama —hubo muecas de disgusto entre los presentes—, Harry estaba encantado, pero tan pronto como entraron en la alacena, Lily no dejaba de murmurar cosas como "No debí pegarle, eso no está bien, voy a pedirle disculpas, tengo que hacer algo, pegar a la gente por un impulso no está nada bien"
A pesar del tenso momento, aquellos que conocían a Lily Evans echaron a reír, sobre todo los merodeadores y Sasha, quienes eran conscientes de que aquel impulso de haber golpeado a Dudley era cortesía Potter y ese arrepentimiento era sin duda marca Evans.
Al final, Lily se disculpó con Dudley, pero desde aquel momento tuvo muchísimo más cuidado de molestar a Harry en frente de ella, e intentar hacerle algo a ella quedo completamente fuera de su mente.
— Debe tener un buen puño — Comento Xenoliphius despreocupadamente
— Lo tiene — Sonrió Hermione amablemente — Seguro que alguien de los que vendrá puede confirmarle eso
Pero volviendo a su poca estatura, además de eso, parecía mucho más pequeño y enjuto de lo que realmente era, porque toda la ropa que llevaba eran prendas viejas de Dudley, y su primo era cuatro veces más grande que él.
— Ni si quiera le daban buena ropa — Murmuró Lily entre dientes, con enojo contenido, mientras en la sala Vernon y Petunia recibían dagas por las miradas de todos los presentes
Aunque esta última apretaba fuertemente el libro, mientras sentía nauseas ante su propia actitud para con esos pequeños.
Harry tenía un rostro delgado, rodillas huesudas, pelo negro y ojos color verde brillante, igual que su hermana.
— Ambos tienen tus ojos — Susurró James con dulzura hacia su peli-roja, que consiguió distraerla un poco de todos sus pensamientos
Llevaba gafas redondas siempre pegadas con cinta adhesiva, consecuencia de todas las veces que Dudley le había pegado en la nariz.
— Dios, ese niño es insoportable — Exclamo Pandora muy molesta
La única cosa que a Harry le gustaba de su apariencia era aquella pequeña cicatriz en la frente, con la forma de relámpago, igual que a Ann la suya con forma de luna menguante en su muñeca.
— ¡Ja! — Saltó Hermione, sorprendiendo a más de uno y ganándose las miradas sorprendidas de todos — Me gustaría escuchar eso de nuevo. Harry y Ann aborrecen esas cicatrices — Explico simplemente
La tenían desde que podían recordarlo, y lo primero que podía recordar haber preguntado a tía Petunia era cómo se las habían hecho.
— En el accidente de coche donde tus padres murieron — Habría dicho —. Y no hagan preguntas
— ¡¿Cómo se atreve a insinuar que Lily y James murieron en un accidente de coche?! — Exclamo Hagrid con indignación
— Por favor Hagrid, contrólate — Pidió la profesora McGonagall aunque ella misma estaba muy molesta
— ¿Cómo quiere que aprendan si no hacen preguntas? — Exclamo Andrómeda sumamente indignada — Todos los niños son curiosos por naturaleza, no puede solamente ignorar eso
— Varias personas consideran que es mejor vivir en la ignorancia, ya que así se les puede manipular — Contestó Dumbledore con cierta pesadumbre y sin ese brillo característico en la mirada
No hagas preguntas: esa era la primera regla que se debería observar si se quería vivir una vida tranquila con los Dursley, cosa que siempre se le facilitaba mucho más a Lily que al propio Harry.
— Tiene más autocontrol —Explico Hermione ante la mirada interrogativa de los demás
Tío Vernon entró a la cocina cuando Harry estaba dando la vuelta al tocino y Lily llevaba los vasos de jugo a la mesa.
— ¡Péinate! — Bramó como saludo matinal
— ¿Qué clase de persona puede ser tan despreciable como para hablarle de esa forma a un niño? — Exclamo la señora Potter echando una mala mirada a Vernon
— Aunque es imposible peinar el cabello de un Potter — Dijo Lily como si suprimiera sus impulsos de lanzarle algún malefició a Vernon y por ello se centraba en otra cosa — James me ha dejado intentar varios hechizos y ninguno funciona
— Es una batalla perdida — Dijo la señora Potter en un suspiro, aunque agradecía poder distraerse más allá de solo lo que venía en los libros
— Lo haría si por lo menos tuviera un peine — Recriminó Ann frunciendo ligeramente el ceño
— ¿No se supone que tiene más autocontrol? — Comento Severus enarcando una ceja desde su lado de la sala
— La mayor parte del tiempo — Respondió Hermione con total naturalidad, sorprendiendo a los leones — Aunque ocasionalmente y en determinados casos, ella suele decir algunas cosas que no siempre son las correctas
Severus estaba igual de sorprendido, pero viendo que la castaña no tenía malas intenciones o que su respuesta fue amable, asintió levemente.
Pero tío Vernon no le hizo el menor caso, a menos que un gruñido contará como respuesta. Una vez a la semana, tío Vernon miraba por encima de su periódico y gritaba que Harry necesitaba un corte de pelo. A Harry le han cortado más veces el pelo que al resto de los niños de su clase juntos, pero no servía para nada, su pelo seguía creciendo de esa forma para todos lados.
— Como lo dijimos, es cosa de los Potter — Dijo Frank con una media sonrisa
Harry estaba friendo los huevos cuando Dudley llegó a la cocina con su madre. Dudley se parecía a tío Vernon. Tenía una cara grande y rosada, poco cuello, ojos pequeños de tono azul acuoso, y abundante pelo rubio que cubría su cabeza gorda.
Petunia mostro una clara mueca de sorpresa e inconformidad al escuchar más detalladamente la descripción de su futuro hijo, mientras que todos los demás reían 'discretamente'. Aunque en el fondo podría entender el motivo de que Harry y Ann tenían tan mal concepto de él.
Tía Petunia decía muy a menudo que Dudley parecía un angelito. Harry decía a menudo que Dudley parecía un cerdo con peluca.
Ahora todos morían de risa —excepto claro, los adultos que intentaban ocultar pequeñas sonrisas—, comparar aquel chico con aquella metáfora era mucho más divertido de lo que pensaban.
— El cachorro tiene sentido del humor — Rió Sirius a carcajada limpia
— Calla Sirius — Exclamo Lily con el ceño ligeramente fruncido
— Harry en verdad debería expresar más su sentido del humor — Reprocho Hermione con una pequeña sonrisa — Al menos no cuando estemos a punto de morir — Susurró
Entre ambos gemelos colocaron en la mesa los platos con huevo y beicon, lo que resultaba difícil debido a que había poco espacio. Entretanto, Dudley contaba sus regalos cuando repentinamente su cara se ensombreció.
— Treinta y seis — Dijo mirando a su madre y a su padre —. Dos menos que el año pasado
— ¡Treinta y seis! — Gritaron las jóvenes en la sala, incluso los Slytherin
— Ni James recibe tantos regalos en su cumpleaños — Dijo la señora Potter con una mueca de disgusto
— Así solo estan malcriando a su hijo — Reclamó la señora Weasley seriamente
— Querido, no has contado el regalo de tía Marge. Mira, está debajo de este grande de mamá y papá
— ¡¿Es que Harry y Ann tuvieron que soportar también a Margue?! — Exclamo Lily totalmente enfurecida
— ¿La conoce? — Pregunto Hermione con cautela
— ¡Por supuesto que la conozco! — Exclamo Lily intentando controlar su propio genio — ¡Es peor que Vernon!
— ¡Hey! — Exclamo Vernon armándose de valor, el cual se esfumo casi cuando muchas miradas cayeron sobre él
— Bueno si — Sonrió Hermione nerviosamente — La conocen, pero no creo que vuelva a tener relevancia, al menos hasta el tercer curso
— ¿Por qué? — Pregunto Alice
— Mejor dejemos que la lectura lo diga — Sonrió Hermione de medio lado
— Muy bien, treinta y siete entonces — Dijo Dudley, poniéndose rojo
Harry; que podía ver venir un gran berrinche de Dudley, comenzó a comerse el beicon lo más rápido posible, por si volcaba la mesa.
— No creo que llegue a volcar la mesa — Bufó Sirius de mala gana — ¿O sí?
— Créeme, podría hacerlo — Dijo Augusta seriamente — Si no se le da una buena educación a los niños desde pequeños, ese es el resultado
Las demás madres asintieron en conformidad.
Por su parte, Lily igual mantenía su plato fuera de la mesa, pero veía con cierta pena a Dudley…
— ¿Pena? — Se extrañó Lily, y a decir verdad es que no fue la única
— ¿Por qué debería tenerle pena? Después de como los han tratado ni siquiera les dirigiría la palabra — Dijo James confundido, dirigiendo una mirada hacia la castaña
— Ann tiene un corazón enorme — Sonrió Hermione de medio lado — Sin importar nada, siempre les tuvo apreció a sus tíos, puede que no los trataran como debieron hacerlo, pero siempre agradeció todo y los protegió
— ¿Proteger, de qué? — Pregunto la señora Evans preocupada
— Eso…lo…lo sabremos más adelante — Dijo Hermione nerviosamente — El caso es que, Ann no es de esas personas que guarden rencor, a menos claro, que realmente lo merezca y aun así piensa demasiado las cosas — Comento echando un vistazo hacia donde estaban sentadas las serpientes, donde vislumbro a un joven Lucius Malfoy y una joven Bellatrix Lestrange que tenían caras de disgusto
Tía Petunia también sintió el peligro, porque rápidamente dijo:
— Y vamos a comprarte dos regalos más cuando salgamos hoy. ¿Qué te parece, pichoncito? Dos regalos más. ¿Está todo bien?
— Ese niño necesita una pequeña corrección — Dijo la señora Potter frunciendo el entrecejo
Dudley pensó durante un momento. Parecía un trabajo difícil para él. Por último, dijo lentamente.
— Entonces tendré treinta y…. treinta y…
— Ni siquiera sabe sumar — Exclamo Remus con frustración y sorpresa
— Treinta y nueve, dulzura — Dijo Tía Petunia dulcemente
— ¿Cómo quieren que aprenda si le dices todo? — Le reprocho la señora Evans
— Deben de mejorar la manera en que crían a sus hijos — Dijo McGonagall seriamente —, darles todo lo que quieren no siempre es la mejor manera de demostrarles cariño
— Oh — Dudley se dejó caer pesadamente en su silla y cogió el regalo más cercano —. Entonces está bien
Tío Vernon río entre dientes: — El pequeño tunante quiere que le den lo que vale, igual que su padre. ¡Bravo, Dudley! — Dijo…,
— No puede ser — Suspiró Frank con frustración — A pesar de todo va su padre y lo felicita
…, y revolvió el pelo de su hijo.
En aquel momento sonó un teléfono y tía Petunia fue a cogerlo, mientras Harry, Ann y tío Vernon miraban a Dudley, que estaba desembalando la bicicleta de carreras, la filmadora, el avión con control remoto, dieciséis juegos nuevos para el ordenador y un video.
— Eso debe valer una fortuna — Dijo Lily sorprendida
Estaba rompiendo el envoltorio de un reloj de oro, cuando tía Petunia volvió, enfadada y preocupada a la vez.
— ¿Qué sucedió esta vez? — Pregunto Fabián a nadie en específico
— Malas noticias, Vernon — Dijo tía Petunia — La señora Figg se ha fracturado una pierna. No puede cuidarlos — Volvió la cabeza en dirección a Harry y Ann
La boca de Dudley se abrió con horror, pero el corazón de Harry dio un salto. Cada año, el día del cumpleaños de Dudley, sus padres lo llevaban con un amigo a pasar el día a un parque de atracciones, a comer hamburguesas o al cine. Cada año, Harry y Ann se quedaban con la señora Figg…,
— ¿De verdad Petunia, qué les costaba llevarlos con ustedes? — Pregunto Lily frunciendo el ceño — Son solo unos niños, por supuesto que les gustaría salir de casa de vez en cuando
— ¿Puedes dejar de decirme todas esas cosas? — Pregunto Petunia con un pequeño ímpetu de valentía
— Podría hacerlo si tu dejarás de salir como una mal…
— ¡Ni siquiera sabes el por qué hago todo lo que se está leyendo! — Grito Petunia poniéndose de pie, con el libro en mano
— ¡¿Entonces dímelo?! — Gritó Lily furiosa, poniéndose de pie
— ¡Es por ti! — Grito Petunia tan alto que consiguió que su voz hiciera eco en toda la sala
Lily se quedó helada, pudo intuir que justamente ella era el motivo de que su hermana tratara tan mal a sus hijos, pero nunca creyó escucharla decírselo a la cara.
— Esas palabras tomaran sentido más adelante — Intervino Hermione con el rostro neutral, pasando la vista de una a otra hermana — Le aseguro que no es solo lo que cree, y también creo que debes aprender a expresarte mejor, Petunia. Ahora, por favor, siéntense y sigamos con la lectura
Petunia observo detenidamente a la castaña e igual que Severus, al no encontrar rastro de burla o similar, retomo su lugar, dispuesta a seguir leyendo. Pero Lily seguía de pie.
— Por favor — Repitió Hermione sin dejar de verla — Le aseguro que nada es lo que parece, Petunia pudo haber sido mala, pero entenderá más adelante
— Bien — Murmuró Lily no muy convencida, volviendo a sentarse lentamente
La sala había quedado en un incómodo silencio, que se vio roto únicamente por que Petunia comenzó con la lectura una vez más.
…, una anciana loca que vivía a dos manzanas. Harry no podía soportar ir allí y aunque Lily adoraba a los gatos igualmente le llegaba a molestar el olor que había a repollo en la casa, además de que siempre los hacía ver las fotos de todos sus gatos.
— ¿Y ahora qué hacemos? — Pregunto tía Petunia, mirando con ira a los gemelos como si ellos lo hubieran planeado
— Si sacaron la suerte de James con sus planes imposibles… — Dijo Remus dejando la idea al aire
— ¡Hey, que mis planes son buenos! — Reclamó James fingiendo estar ofendido
— Son buenos, pero definitivamente no funcionan, por eso la mente es Remus, sus planes funcionan mucho mejor — Dijo Sirius inocentemente
— Calla — Dijo Remus dándole un codazo
— ¿Pero, el señor Potter es bueno para la improvisación, no? — Pregunto Hermione con una risita
— Por favor, no me digas señor, eso me hace sentir muy viejo. Solo James — Sonrió el azabache a la vez que la castaña le respondía igual
— Pero tienes razón — Sonrió Remus
— Ya sé de dónde sacaron Harry y Ann su mala suerte — Murmuro Hermione divertida
Harry sabía que debería sentir pena por la pierna de la señora Figg, pero no era fácil cuando recordaba que pasaría un año antes de tener que ver otra vez a Tibbles, Snowy, el señor Paws, Tufty o Griffy.
— ¿Esos quiénes son? — Pregunto Alice confundida
— Los nombres de los gatos de la señora Figg — Dijo Hermione con una sonrisa
— ¿Ella está bien? — Pregunto Ann con preocupación
— Oh mi niña — Sonrió Lily con dulzura
— Podemos llamar a Marge — Sugirió tío Vernon ignorando olímpicamente a la pequeña
— No seas tonto, Vernon, ella no aguanta a los chicos
— Ja, pues ninguno de ellos la tiene en alta estima — Sonrió Hermione con una sonrisa muy similar a la de los Weasley cuando traman algo
— ¿Qué sucede? — Pregunto Sirius conociendo aquella sonrisa
— Lo sabrán en el tercer libro — Sonrió Hermione enigmáticamente, consiguiendo un bufido por parte de los bromistas
Los Dursley hablaban a menudo sobre Harry y Ann de aquella manera, como si no estuvieran allí, o más bien como si pensaran que eran tan tontos que no podían entenderlos, algo así como un par de gusanos.
— Gusanos ellos — Exclamo Sirius haciendo todo su esfuerzo para no lanzarle otro maleficio a Vernon y Petunia
— ¿Y qué me dices de tu…tu amiga…cómo se llama…Yvonne?
— Está de vacaciones en Mallorca — Respondió enfadada tía Petunia
— ¿Qué les cuesta llevarlos con ustedes? — Volvió a preguntar Lily frunciendo el entrecejo, aunque lo hacía con menos ahínco que antes
— No espera, mejor que los dejen en casa para que puedan jugar con los videojuegos del cerdito — Exclamo James sonriendo de medio lado
— Pueden dejarnos aquí — Sugirió esperando Harry. Podría ver lo que quisieran en la televisión, para variar, y tal vez incluso hasta jugar con el ordenador de Dudley, aunque seguramente Lily le diria algo como que no era correcto hacerlo sin permiso
— En eso tiene razón — Dijo Lily sonriendo un poco
— Vaya, tú hijo y tu piensan lo mismo — Se burló Sirius riendo, pero James tenía una gran sonrisa
Tía Petunia lo miró como si se hubiera tragado un limón.
— ¿Y volver y encontrar la casa en ruinas? — Rezongó
— No van a quemar la casa — Murmuro Lily molesta
— No vamos a quemar la casa — Dijo Ann seriamente, pero no la escucharon
— También piensas igual que tus hijos peli-roja — Sonrió Sirius a donde la peli-roja
— Supongo que podemos llevarlos al zoológico — Razonó tía Petunia en voz baja —…y dejarlos en el coche….
— ¡No son perros! — Gruño Lily lanzándole una mala mirada a Petunia
— ¡Hey peli-roja! ¿Qué te hicieron los perros? — Exclamo Sirius en un puchero, consiguiendo que Remus y Sirius ocultaran sus sonrisas
— El coche es nuevo, no se quedarán allí solos…
— ¿Te importa más un estúpido coche que tus sobrinos? — Pregunto el señor Evans frunciendo el ceño, dirigiendo una mala mirada hacia su futuro yerno
Dudley comenzó a llorar a gritos. En realidad, no lloraba, hacía años que no lloraba de verdad, pero sabía que, si retorcía la cara y gritaba, su madre le daría cualquier cosa que quisiera.
— Y así se deja manipular por su hijo — Dijo la profesora McGonagall frunciendo el ceño, pensando en cómo serían esos chicos al haber vivido en aquellas condiciones
— Mi pequeño Dudley no llores, mamá no dejará que ellos te estropeen tu día especial — Exclamo, abrazándolo
— ¡Yo…no…quiero…que…ellos…vengan! — Exclamó Dudley entre fingidos sollozos —. ¡Siempre lo estropean todo! — Le hizo una mueca burlona a Harry, desde los brazos de su madre
— Que niño más malcriado — Dijo la señora Weasley mientras seguía acurrucando a un Percy en sus brazos
Justo entonces, sonó el timbre de la puerta.
— ¡Oh, Dios, ya estan aquí! — Exclamo tía Petunia desesperada y, un momento más tarde, el mejor amigo de Dudley, Piers Polkiss entró con su madre
Piers era un chico flacucho con cara de rata.
— ¿Para qué van al zoológico si ya tienen uno en casa? — Pregunto James frunciendo ligeramente el ceño — Una rata, un cuerdito, una jirafa y la morsa, ahora solo falta que haya un pez globo
Hermione no aguanto, y soltó una carcajada por lo dicho antes, lo cual consiguió solo miradas confundidas de parte de todos los presentes, pero sabiamente no preguntaron.
Era el que, habitualmente, sujetaba los brazos de los chicos detrás de la espalda mientras Dudley les pegaba.
— Ese tipo de amistades nunca dejan nada bueno — Dijo Fabián seriamente
Dudley suspendió su fingido llanto de inmediato.
— Oh claro arruinaría su reputación si le ven llorando en los brazos de su mami — Murmuro entre dientes Snape desde su asiento
Media hora más tarde, Harry y Ann, que no podían creer su suerte, estaban sentados en la parte de atrás del coche de los Dursley, junto a Piers y Dudley, camino del zoológico por primera vez en su vida.
A pesar de las circunstancias, los demás no pudieron evitar sonreír ante la perspectiva de que por un breve momento, las cosas le salieran bien a los chicos.
A sus tíos no se les había ocurrido una mejor idea, pero antes de salir tío Vernon se los llevo aparte.
— Llegas a ponerles un dedo encima a mis hijos y te las veras conmigo — James apuntó con su varita a Vernon que seguía en el campo de protección, que al escuchar aquello palideció
— Baja esa cosa, fenómeno — Pero James no le escucho y simplemente lanzó otro hechizo al campo de protección para asustarlo
— Se los advierto — Dijo tío Vernon acercando su rostro grande y rojo al de los gemelos —. Les estoy avisando ahora, chicos: cualquier cosa rara, lo que sea, y se quedarán en la alacena hasta navidad
— ¡No puedo creer esto! — Exclamo Lily furiosa, y de repente una de las velas de la sala estallo
— Definitivamente Harry y Ann tienen el carácter de Lily — Murmuró Hermione con una leve sonrisa
— No haremos nada — Sonrió Ann amablemente
— No lo haremos — Dijo Harry frunciendo ligeramente le ceño — De verdad…
Pero tío Vernon no les creía. Nadie lo hacía. El problema era que, a menudo ocurrían cosas extrañas cerca de ellos y no conseguían decir a los Dursley que ellos no lo causaban. En una ocasión, tía Petunia, cansada de que Harry volviera de la peluquería como si no hubiera ido, cogió unas tijeras de la cocina y le cortó el pelo casi a rape…,
— Eso debería ser un crimen, cortar el cabello Potter — Dijo James frunciendo el ceño
— James, mi cabello es más hermoso — Le retó Sirius mientras se revolvía el cabello, causando que sus amigos sonrieran burlones y que Sasha pusiera una mueca — No te pongas celosa Potter
— En tus sueños Black — Dijo Sasha aun con el ceño fruncido pero una leve sonrisa
— Si supieran — Pensó Hermione con una sonrisa
…, exceptuando el flequillo, que dejó para ocultar la horrible cicatriz. Dudley se rió como un tonto, burlándose de Harry, ocasionando la furia de Ann y con ello que un par de ventanas fueran rotas, además de que aquella noche ambos compartieron alacena, Harry no dejo de pensar en lo que pasaría en el colegio al día siguiente, donde ya se reían de su ropa holgada y sus gafas remendadas.
Ahora fueron dos velas más las que se rompieron, mientras el cabello peli-rojo de Lily levitaba; James, en un intento por evitar una explosión de magia y calmar un poco a su novia, se acercó a ella a darle un abrazo, consiguiendo que se relajara un poco.
Ann pasó la noche proponiendo ideas para solucionarlo, como cortar su propio cabello y hacer una peluca o simplemente emparejar la situación.
— Es una niña muy tierna — Dijo Alice con una amable sonrisa, que tanto James como Lily agradecieron
Sin embargo, a la mañana siguiente, descubrieron que al levantarse su cabello estaba exactamente igual que antes de que su tía lo cortara. Como castigo, lo encerraron en la alacena durante una semana y cuando Ann intentó decirle algo a ella igual la enviaron, sumando otra semana a su castigo por haber roto las ventas…,
— ¡No es culpa de ellos, es magia accidental! — Exclamo Lily furiosa como pocas veces se le había visto — ¡Tú lo sabes a la perfección Petunia!
…, aunque Harry intento decirles que no podía explicar cómo le habría crecido tan deprisa el pelo. Otra ocasión, tía Petunia había tratado de meterle dentro de una repugnante jersey viejo de Dudley (marrón, con manchas anaranjadas). Cuanto más intentaba pasárselo por la cabeza, más pequeña se volvía la prenda, hasta que finalmente le habría sentado como un guante a una muñeca, pero no a Harry. Tía Petunia creyó que debería de haber encogido al lavarlo y, para su gran alivio, Harry no fue castigado.
— Oh claro, como hay explicación no hay castigo — Dijo Remus frunciendo el ceño
Por otra parte, ambos se habían metido en problemas terribles cuando encontraron a Harry en el techo de la cocina del colegio. El grupo de Dudley lo perseguía como de costumbre cuando, tanto para sorpresa de Harry y Ann como de los demás, se encontró sentado en la chimenea. Y Ann, intentando alejar a la banda de matones les grito tan fuerte que logró mover los cubos de basura y enviarlos hasta el grupo de chicos.
— ¿Se desapareció o voló? — Pregunto James sorprendido
— ¿Y Ann, ella consiguió mover los cubos de basura sola? — Pregunto Lily sorprendida
— La verdad no lo sé — Sonrió Hermione de medio lado — Ann dijo que era posible que usará algo como un Wingardium Leviosa, y Harry, bueno suponemos que quizás se apareció por la manera tan súbita en que estaba en otro lugar
— Eso demuestra que Harry y Annette son muy poderosos — Sonrió Dumbledore amablemente — Desaparecerse o volar, usar un encantamiento para mover los cubos de basura, cualquiera que sea, es magia muy avanzada, incluso algunos adultos no pueden desaparecerse y pocos son aquellos que vuelen sin escobas
— Esos son mis cachorros — Vitoreó Sirius con una gran sonrisa
— Espero que sean tan buenos magos como su madre — Sonrió Sasha dulcemente
— Oye — Exclamo James — Que pueden salir como yo
— ¿Serán cerdos sin cerebro? — Exclamo Severus desde su lugar
— Calla Quejicus, solo estas celoso, de que mis pequeños son más poderosos de lo que eres tú — Exclamo James con orgullo
Severus optó por no responder, aunque claramente había comenzado a murmurar todos los insultos conocidos en contra de James Potter.
Los Dursley recibieron una carta amenazadora de la directora del colegio, diciéndoles que Harry andaba trepando por los techos del colegio, mientras que Ann se vio acusada de intentar golpear a sus compañeros con los cubos de basura. Pero lo único que trataba de hacer (como le gritó a tío Vernon a través de la puerta cerrada de la alacena) fue saltar los grandes cubos que estaban detrás de la cocina. Harry suponía que el viento lo había levantado en medio de su salto.
— Bueno, Harry era un poco flaco, pero no para exagerar — Dijo Hermione con una expresión divertida
Pero aquel día nada iba a salir mal. Incluso estaba bien pasar el día con Dudley y Piers si eso significaba no tener que estar en el colegio, en su alacena, o en el salón de la señora Figg, con su olor a repollo.
Mientras conducía, tío Vernon se quejaba a tía Petunia. Le gustaba quejarse de muchas cosas. Harry y Ann, el ayuntamiento, Harry y Ann, el banco, Harry y Ann eran algunos de sus temas favoritos.
— Parece que no le agradan — Dijo Gideón enarcando una ceja
Aquella mañana les tocó a los motoristas.
— ¿Qué le hicieron los motoristas? — Preguntó Sirius frunciendo el ceño
— Qué gran padrino Canuto, te preocupas más por qué opina de los motoristas que por tu ahijado — Le reprocho James a modo de broma, consiguiendo en respuesta el acto más maduro que Sirius Orión Black le pudo dar, sacarle la lengua
—…haciendo ruido como locos esos gamberros — Exclamo mientras una moto los adelantaba
— Tuve un sueño sobre una moto — Dijo Harry a Ann recordándolo de pronto —. Estaba volando
— A veces me gustaría darle un buen golpe — Dijo Hermione dándose con el puño en la frente
— Te entiendo perfectamente — Sonrió Remus amablemente — Tengo que soportar a estos dos inmaduros — En aquel momento, ambos merodeadores pusieron sus mejores muecas de indignación
Tío Vernon casi chocó con el coche que iba delante del suyo. Se dio la vuelta en el asiento y grito a los gemelos:
— ¡LAS MOTOS NO VUELAN!
Su rostro era como una gigantesca remolacha con bigotes.
— El cerdo se convirtió en remolacha, ¿verdad tío Sirius? — Pregunto una pequeña peli-rosa, que hasta el momento no había estado especialmente atenta a la lectura
— Si lobita, el feo cerdo se convirtió en remolacha — Sonrió Sirius a su sobrina
— Tío Sirius, quiero chocolate — Dijo la pequeña con un tierno puchero, al menos según el hombre lobo
— Toma Dora, tu tío Sirius siempre se come todo el chocolate que compra — Dijo Remus mientras le entregaba una barra que tenía guardada
— Gracias Remus — Respondió la pequeña Tonks tomándolo
Pero nadie se dio cuenta de la manera en que la castaña los observaba, con ternura y algo de tristeza.
Dudley y Piers se rieron disimuladamente, ganándose una mala mirada de Ann.
— Ya sabemos que no lo hacen — Dijo Ann con el ceño fruncido — Fue solo un sueño
Pero quizás hubiera sido mejor no haber dicho nada. Si algo desagradaba a los Dursley aún más que las preguntas de los gemelos hacían, era que hablaran de cualquier cosa que se comportara de forma indebida, no importa que fuera un sueño o un dibujo animado. Parecían pensar que podían llegar a tener ideas peligrosas.
— Eso ya es el colmo — Exclamo Pandora — Tienen 11 años, claro que tienen imaginación, es una idiotez creer que sus ideas son peligrosos, los peligrosos son sin duda ellos
— Harry y Ann no necesitan dibujitos para tener ideas peligrosas — Murmuró Hermione divertida, mientras la imagen de un gran dragón cruzaba por su mente
Era un sábado muy soleado y el zoológico estaba repleto de familias. Los Dursley compraron a Dudley y a Piers unos grandes helados de chocolate en la entrada, y luego, como la sonriente señora del puesto preguntó a Harry y Ann que querían antes de que pudieran alejarse, les compraron un polo de limón a cada uno, que eran los más baratos.
— Algo es algo — Murmuro Sirius
— Cuando cambiemos todo esto, le comprare montones de helado a mis cervatillos — Dijo James seriamente
Aquello tampoco estaba mal, pensó Harry, chupándolo mientras observaba junto a Ann a un gorila que se rascaba la cabeza y se parecía notablemente a Dudley, salvo que no era rubio, y aunque no quería admitirlo, Ann compartía su pensamiento.
— Definitivamente, Harry debe mostrar más su sentido del humor — Dijo Hermione acompañada de las risas de la sala
Fue la mejor mañana que ambos habían pasado en mucho tiempo. Tuvieron cuidado de andar un poco alejados de los Dursley, para que Dudley y Piers, que comenzaban a aburrirse de los animales cuando se acercaba la hora de comer, no empezaran a practicar su deporte favorito, que era pegarle a él. Aunque con Ann a su lado era difícil que lo consiguieran.
Comieron en el restaurante del zoológico, y cuando Dudley tuvo una rabieta porque su bocadillo no era lo suficientemente grande, tío Vernon le compró otro y los gemelos tuvieron permiso para terminar el primero.
— ¡Eso es insultante! — Grito Lily furiosa
— ¡Son niños de once años, necesitan alimentarse correctamente! — Exclamo la señora Weasley roja de la molestia
— No te acercaras a mi hija Vernon, eso tenlo por seguro — Exclamo el señor Evans apuntando a Vernon con el dedo índice
— ¡Papá! — Recriminó Petunia sorprendida y algo molesta
— ¡Petunia guarda silencio! — Exclamo la señora Evans muy molesta — ¡Ya es suficiente con lo que estamos leyendo, estas malcriando a tu propio hijo y dejas a esos niños a su suerte!
— ¡Tienen un techo y comida, no les falta nada! — Gritó Petunia molesta
— ¡Criar a un niño es mucho más que eso! — Dijo la señora Potter dirigiendo su mirada a Petunia — ¡Además, ni siquiera les das el alimento necesario, por Merlín viven en la alacena y la lavandería! ¡Son infelices contigo, estoy casi segura de que nunca les has dado ni una pizca de afecto!
Toda la sala se quedó en silencio, la mayoría de ellos lanzando las peores miradas que tenían hacia Petunia y Vernon, mientras que este último se sentía ofendido, la primera parecía seguir reflexionando sobre sus futuras faltas, aunque no lo admitiría después de haberle gritado todo eso a Lily.
Más tarde, Harry pensó que debería haber sabido que aquello era demasiado bueno para durar.
— La suerte Potter se hace presente — Dijo Sirius negando divertidamente con la cabeza
Y Hermione sonrió igualmente, sabiendo cuánta razón tenían esas pocas palabras.
Después de comer fueron a ver a los reptiles. Estaba oscuro y hacía frío, y había vidrieras iluminadas a lo largo de las paredes. Detrás de los vidrios, toda clase de serpientes y lagartos se arrastraban y se deslizaban por las piedras y los troncos. Dudley y Piers querían ver las gigantescas cobras venenosas y las gruesas pitones que estrujaban a los hombres.
— Que mente más retorcida tienen los jóvenes — Exclamo Andrómeda un tanto horrorizada
— Pero debes admitir que tienen imaginación — Sonrió Gideón, acompañado de Fabián
Dudley encontró rápidamente la serpiente más grande. Podría haber envuelto el coche de tío Vernon y haberlo aplastado como si fuera una lata, pero en aquel momento no parecía tener ganas. En realidad, estaba profundamente dormida. Dudley permaneció con la nariz apretada contra el vidrio, contemplando el brillo de su piel.
— Haz que se mueva — Le exigió a su padre
Tío Vernon golpeo el vidrio…,
— Ahí va la morsa que le hace caso — Suspiró James con pesadumbre, pensando seriamente que tipo de actitud tendrían sus hijos al vivir en un ambiente como ese
…, pero la serpiente no se movió.
— Hazlo de nuevo — ordeno Dudley
Tío Vernon golpeó con los nudillos, pero el animal siguió dormitando.
— Esto es aburrido — Se quejó Dudley. Se alejó arrastrando los pies
Harry y Ann se movieron frente al vidrio y miraron intensamente a la serpiente. Si ellos hubieran estado allí dentro, sin duda hubieran muerto de aburrimiento, y aunque se tendrían el uno al otro, solo verían la cara de la gente estúpida golpeando el vidrio molestando todo el día…
Aquello hizo que a los presentes se les encogiera el corazón, conocer los pensamientos tan pesimistas de un pequeño de once años, que según por los acontecimientos antes relatados en torno a su gran fama entre los magos, era tratado de aquella forma con las personas que debieron protegerlo y cuidarlo.
…era peor que tener por dormitorio una alacena o una lavandería, donde la única visita era la de tía Petunia, llamando a la puerta para despertarlos: al menos, ellos podrían recorrer el resto de la casa.
— Es triste que se compare con una serpiente — Dijo Xenoliphius
Y Severus tuvo morderse la lengua para no soltar lo parecida que era su vida a la de ellos, pero si vio la mirada que Lily le había mandado por unas milésimas de segundo, antes de que apartará la mirada.
De pronto, la serpiente abrió sus ojillos, pequeños y brillantes como cuentas. Lenta, muy lentamente, levantó la cabeza hasta que sus ojos estaban al nivel del de los gemelos. Guiño un ojo.
— Esto es raro — Dijo James haciéndose hacia el frente para prestar más atención
Harry intercambió una mirada con Ann y luego ambos volvieron la mirada hacia la serpiente. Echaron un vistazo alrededor, para ver si nadie los observaba y al comprobarlo regresó la vista a la serpiente. Esta vez Harry volvió a giñarle un ojo y Ann le dio una sonrisa. La serpiente torció la cabeza hacía tío Vernon y Dudley, y luego levanto sus ojos hacia el techo. Dirigió a los gemelos una mirada que decía claramente:
— Me pasa esto constantemente
— Lo sé — Murmuró Harry a través del vidrio, aunque no estaba seguro de que la serpiente pudiera escucharlo —. Debe ser realmente molesto
— ¡ESTA HABLANDO PARSEL! — Gritaron Remus, Sirius y James totalmente sorprendidos
— Todos saben que la lengua parsel es el símbolo del Que-no-debe-ser-nombrado — Murmuró Walbura, compartiendo una mirada con su esposo
— ¡Ni siquiera piense en insinuar que mis hijos tienen algo que ver con ese mago oscuro que tanto adoran! — Exclamo James completamente furioso
— Señor Potter, señora Black — Exclamo Dumbledore poniéndose de pie — El que puedan hablar parsel no significa que sean magos oscuros, así que por favor, vuelvan a sus lugares
— ¡Es imposible! — Grito una mujer de cabello oscuro y rizado, poniéndose de pie desde la mesa de las serpientes, la hija mediana de los Black, Bellatrix — ¡Nadie además del señor Tenebroso puede hablar con las serpientes, mucho menos un asqueroso par de sangres traidoras!
— ¡Señorita Black! — Exclamo la profesora McGonagall seriamente — Cuide su vocabulario
— Por favor, vuelvan a sus lugares — Pidió Dumbledore serenamente
— Papá Fleamont — Llamó Sirius con el ceño ligeramente fruncido — ¿Hay algún Potter que tuviera la habilidad de hablar con las serpientes?
Y ahora fue turno de Orión de sentir aquel pequeño dolor al escuchar como Sirius llamaba al patriarca de los Potter, viendo que parecía mucho más feliz en compañía de todos aquellos traidores de lo que nunca lo había visto en su casa.
— No Sirius, nadie de los Potter tiene esa habilidad — Respondió el señor Potter con cierto tono de preocupación
La serpiente asintió vigorosamente.
— A propósito, ¿de dónde vienes? — Preguntó Harry.
— ¿De verdad es eso lo primero que pregunta? — Cuestiono Andrómeda con algo de sorpresa — Bueno, quizá hubiera sido mejor comenzar por otra cosa
La serpiente levantó la cola hacia el pequeño cartel que había cerca del vidrio. Ambos gemelos lo vieron con curiosidad.
Boa Constrictor, Brasil
— ¿Era bonito? — Pregunto esta vez Ann
La boa constrictor volvió a señalar con la cola y ambos leyeron: Este espécimen fue criado en el zoológico
— Oh, ya veo. ¿Entonces nunca has estado en Brasil? — Pregunto Harry con intriga
Mientras la serpiente negaba con la cabeza, un grito ensordecedor detrás de los gemelos los hizo saltar.
— ¡DUDLEY! ¡SEÑOR DURSLEY! ¡VENGAN A VER A LA SERPIENTE! ¡NO VAN A CREER LO QUE ESTÁ HACIENDO!
— Que niño más fastidioso — Exclamo Frank con frustración
— Por eso es que se llevan tan bien — Le respondió Alice frunciendo el ceño
Dudley se acercó contoneándose, lo más rápido que pudo.
— Quita de en medio — Exclamo, golpeando a Harry en las costillas y dándole un leve golpe en el hombro a Ann
Cogido por sorpresa, Harry cayó al suelo de cemento…,
Sirius, Remus y James gruñeron hacia Vernon, que había mostrado una mínima sonrisa cuando escucho esa parte de la lectura.
…donde Ann se acercó rápidamente para ayudarlo a poner de pie. Lo que sucedió a continuación fue tan rápido que nadie supo cómo había pasado: Piers y Dudley estaban inclinados cerca del vidrio, y al instante siguiente saltaron hacia atrás aullando de terror. Ambos gemelos se encontraban de pie y se quedaron sorprendidos: el vidrio que cerraba el cubículo del boa constrictor había desaparecido.
— Eso es magia demasiado poderosa para niños de 10 años — Dijo Hagrid con una gran sonrisa
— Eso demuestra, una vez más que tienen la inteligencia e la madre — Sonrió Sasha y viendo la cara que puso su hermano no pudo evitar reír a carcajada limpia
La descomunal serpiente se había desenrollado rápidamente y en aquel momento se arrastraba por el suelo. Las personas que estaban en la casa de los reptiles gritaban y corrían hacia las salidas. Mientras la serpiente se deslizaba ante ellos, pudieron haber jurado que una voz baja y silbante decía:
— Brasil, allá voy… Gracias amigos
— Escucharte, Cornamenta — Sonrió Sirius como niño que acaba de ver sus regalos en navidad — Esa es sangre merodeadora, liberaron a la serpiente
James sonrió con igual felicidad, aunque ambos ocultaron sus sonrisas cuando Euphemia les lanzo una mirada de advertencia.
El encargado de los reptiles se encontraba totalmente conmocionado.
— Pero… ¿y el vidrio? — Repetía —. ¿A dónde ha ido el vidrio?
— Debió llevarse tremenda sorpresa al ver que el vidrio simplemente no estaba ahí — Dijo Hermione sorprendida
El director del zoológico en persona preparo una taza de té fuerte y dulce para tía Petunia, mientas se disculpaba una y otra vez. Piers y Dudley no dejaban de quejarse. Por lo que los gemelos habían visto, la serpiente solo les había dado un golpe juguetón en los pies, pero cuando volvieron al asiento trasero del coche de tío Vernon, Dudley les contó que casi lo había mordido en la pierna, mientras Piers juraba que había intentado estrangularlo.
— Que dramáticos — Exclamo Remus — Además, es todavía más creíble la versión de ese tal Piers que la de Dudley, las boas constrictoras prefieren estrangular que morder
— ¡Remus! — Dijeron Euphenia y Lily al ver la cara de Nymphadora
— Pero…obviamente eso no sucedió — Se apresuró a corregir el licántropo, pues la pequeña estaba más interesada que preocupada — Lo más seguro es que solo quisieran llamar la atención de sus padres
Y aunque no pareció convencer por completo a la pequeña peli-roja, esta decidió volver su vista a Petunia, que seguía leyendo.
Pero lo peor, para Harry al menos, fue cuando Piers se calmó y pudo decir:
— Harry le estaba hablando, ¿verdad, Harry?
Ann le lanzó la peor mirada que pudo a Piers y tuvo cierto efecto, porque este se encogió de hombros en su asiento.
Tío Vernon esperó hasta que Piers se hubo marchado, antes de enfrentarse con Harry. Estaba tan enfadado que casi no podía hablar.
— Ve…alacena…quédate…no hay comida — Pudo decir…,
— ¿Cómo que no hay comida? — Exclamo la señora Weasley molesta
— Es un niño en pleno crecimiento, no pueden castigarlo quitándole la comida, es simplemente imperdonable — Dijo la señora Potter secundando a la primera
— Petunia, es increíble que puedas permitir esto — Dijo la señora Evans negando con la cabeza, sin saber que más decir
…, antes de desplomarse en una silla. Tía Petunia tuvo que servirle una copa de brandy.
Mucho más tarde, Harry estaba acostado en su alacena oscura, deseando tener un reloj. No sabía qué hora era y no podía estar seguro de que los Dursley estuvieran dormidos. Hasta que lo estuvieran, no podía arriesgarse a ir a la cocina a buscar algo de comer.
— Robar en su propia casa — Murmuro la señora Potter preocupada
— ¿Por qué los mandaste a esa casa Albus? Sabias muy bien que tienen a más personas que bien pudieron cuidar de ellos — Dijo la profesora McGonagall haciendo el mayor esfuerzo para no ir y darle una bofetada al director
— Querida Minerva, estoy seguro de que tengo motivos suficientes para creer que estar con sus tíos fue mucho mejor para ellos — Contestó Dumbledore con tranquilidad
— ¿Cómo puede ser eso lo mejor para ellos, vivir en un lugar donde nunca serán felices? — Pregunto Lily seriamente, poniéndose de pie
— Mmm…Lily — Llamó Hermione con cierto nerviosismo — El profesor Dumbledore tiene razón
Aquello dejo confundidos a todos los presentes, que giraron sus cabezas para prestarle atención a la castaña que se sonrojo un poco al notarlo.
— ¿Crees que lo mejor para Harry y Ann fue vivir de esa forma con estos…estos…va ni siquiera meren ser llamados muggles? — Pregunto James seriamente, pero Hermione negó ligeramente con la cabeza
— ¿Entonces? — Insistieron la señora Potter y Evans
— Ningún niño debería pasar por ese trato — Dijo la señora Weasley frunciendo el entrecejo
— Vivir con sus tíos fue lo mejor para protegerlos — Explicó Hermione con tranquilidad — Quizá lo protegía de amenazas externas, pero ahora bien sabemos que no podía protegerlo de sus tíos, pero eso no impidió que las cosas cambiaran
— ¿Peligros externos? — Pregunto Sirius frunciendo el entrecejo — ¿Qué significa eso?
— Deberán esperar un poco más para saberlo — Dijo Hermione encogiéndose de hombros
Harry había vivido con los Dursley casi diez años, diez años desgraciados, hasta donde podía acordarse, desde que era un niño pequeño y sus padres estaban muertos en un accidente de coche. No podía recordar haber estado en el coche cuando sus padres murieron. Algunas veces, cuando forzaba su memoria durante las largas horas en su alacena, tenía una extraña visión, sentía el calor de la mano de Ann aferrada a la suya, y un relámpago cegador de luz verde y un dolor como el de una quemadura en su frente.
— Recuerda la maldición — Dijo Lily aferrándose al brazo de James — Eso no es adecuado para un niño de su edad
— Tranquila — Susurró James dándole palmaditas en la mano para relajarla
— Perdón — Dijo la señora Evans con nerviosismo — ¿Podrían explicarnos que…que son esas maldiciones?
— Existen tres maldiciones imperdonables — Dijo Remus con cautela — Imperius, que controla a las personas, Cruciatus, que tortura a las personas y la maldición asesina, Avada Kedavra
— La maldición asesina es justamente luz verde — Dijo Dumbledore con voz monótona y la mirada oscurecida — No deja rastro en el cuerpo, como si no hubiera pasado nada
Tanto Claudia como Esteban cruzaron miradas sombrías y volvieron la vista a Petunia, para que siguiera leyendo, aunque ella no estaba mucho mejor que sus padres.
Había conversado con Ann y ambos congeniaban en el mismo rayo verde. Debía ser el choque, suponía, aunque no podía imaginar de donde procedía la luz verde. Y no podía recordar nada de sus padres. Sus tíos tampoco hablan de ellos y, por supuesto, tenían prohibido hacer preguntas.
Tampoco había fotos de ellos en la casa. Cuando era más pequeño, Harry soñaba y le contaba a Ann lo increíble que sería que algún pariente desconocido fuera a buscarlos para llevárselos, pero eso nunca sucedió: los Dursley eran su única familia, dejando de lado a Ann.
— Eso es mentira — Dijo Frank y Alice decididamente
— Claro, tienen a sus padrinos — Dijeron Remus y Sirius a la vez
— Y a su tía — Dijo Sasha decididamente
Pero a veces pensaba (tal vez era más bien que lo deseaba) que había personas desconocidas que se comportaban como si los conocieran. Eran desconocidos muy extraños. Un hombre con un sombrero violeta los había saludado…,
— Magos — Murmuraron varios
…, cuando estaban de compras con tía Petunia y Dudley. Después de preguntarles con ira si conocían al hombre, tía Petunia se los había llevado de la tienda, sin comprar nada.
Una mujer anciana con aspecto estrafalario, toda vestida de verde, también los había saludado alegremente en un autobús. Un hombre calvo, con un abrigo largo, color purpura, les había estrechado la mano en la calle y se había alejado sin decir una palabra. Lo más raro de toda aquella gente era la forma en que parecían desaparecer en el momento en que trataban de acercarse.
— Obviamente todos se desaparecían — Dijo Sirius como si fuera lo más obvio del mundo
— Vaya Black, me deslumbra tu inteligencia — Sonrió Sasha al ver la cara que ponía el azabache
En el colegio, ninguno de ellos tenía amigos.
— Esperen un poco y no podrán librarse de nosotros — Murmuró Hermione divertida —, creo que incluso pudieron llegar a fastidiarse
Todos sabían que el grupo de Dudley odiaba a aquel extraño Harry Potter, con su ropa vieja y holgada y sus gafas rotas, ya nadie le gustaba estar en contra de la banda de Dudley, aunque claro había excepciones, como la mismísima Annette, con quien ni ellos se metían.
— Que cobarde — Exclamaron los Gryffindor frunciendo los ceños
Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos en aquel momento, alguien abrió la puerta de la alacena, al incorporarse un poco vislumbro a Ann, quien traía un bandeja con un poco de pan tostado con mermelada. Siempre era ella quien cuidaba de él, y aunque casi siempre se la pasaba diciéndole que era él quien debería hacerlo, aquella noche estaba completamente hambriento que ni siquiera le dijo nada.
— Bien — Dijo Dumbledore animadamente
— Yo quiero leer el siguiente capítulo director — Dijo Sirius con entusiasmo — Si es que el libro me deja
Pero todos los presentes, compañeros sobre todo de la misma casa se preguntaban una misma cosa, ¿Black queriendo leer algo?
— Harry y Ann deben de estar a punto de cumplir los once y eso significa que les van a llegar sus cartas — Dijo el azabache, aunque todos seguían sin salir de su gran asombro — Oh vamos, se leer — Bufó indignado y con un encantamiento convocador tomo el libro que dejo sobre el pedestal que acaba de aparecer delante suyo — Las cartas de nadie ¿ven? Tenía razón
En otro lugar, años después. Ann regresaba a la sala de los Menesteres, donde los demás parecían ansiosos y un tanto preocupados.
— ¿Qué te dijo Dumbledore? — Pregunto Ron de inmediato — ¿De verdad Hermione está bien?
— Te lo dije, ella está bien — Dijo Ann suspirando — Lo que ocurre es que no conté el hecho de abrir el portal tantas veces el mismo día, cuando lo había intentado yo había sido en días separados
— ¿Qué haremos, entonces? — Pregunto Bill seriamente
— Abriré una vez más el vórtice — Comenzó a explicar Ann con calma — Todos pasaremos de una vez, de ese modo podré recuperar energías hasta que sea momento de abrir nuevamente el vórtice para volver
— ¿Podrás hacerlo? — Pregunto Harry un tanto preocupado
— Por supuesto — Sonrió Ann de medio lado — Además, si cruzamos todos de una vez podremos presentarnos y evitar confusiones con los apellidos de solteras y casadas
— Además de que podría haber una revuelta si alguien se entera del primer matrimonio Malfoy-Potter de la historia — Sonrió Fred burlonamente
— ¿Y qué me dices del Weasley-Potter? — Pregunto Sirius enarcando una ceja — Seguro que a mi yo pasado le hará mucha gracia
— Como sea — Sonrió Ann de medio lado — Ya arreglaremos eso cuando estemos ahí
— Mamá — Dijo Gaby de la mano con Will — ¿Podemos ir?
— Yo también quiero ir — Dijo Teddy levantando la mano
— No pueden ir en este momento — Dijo Ann hincándose frente a los pequeños — Mis padres y los abuelos se volverían locos si los conocieran así tan de repente, y en aquel entonces, Remus y Tonks aún no deben siquiera imaginar lo que podría pasar
— Pero…
— Creo que Teddy tiene derecho a ir — Intervino Harry
— Harry — Dijo Ann intercambiando una significativa mirada
— Yo también creo que debe ir — Intervino Draco, acercándose con las manos en los bolsillos
— ¿De qué lado estas? — Pregunto Ann poniéndose de pie
— De ninguno — Sonrió Draco de medio lado — Solo digo que Teddy tiene más derecho de nadie a conocer a sus padres
— Eso ya lo sé — Bufo Ann, fijando su vista en el pequeño Teddy — Los verás, te lo prometo, pero no en este momento, deberás esperar a que lleguemos a la parte en que ellos sepan de ti, entonces enviare una carta aquí para que la profesora McGonagall habrá el vórtice y puedas cruzar
— Esta bien — Murmuró Teddy aunque claramente quería ir desde ese momento
— ¿Y nosotros? — Pregunto Will aun de la mano de Gaby
— Bien — Suspiró Ann rendida — Irán con Teddy cuando sea momento, ¿está bien profesora?
— Esta bien — Aceptó la profesora McGonagall con un asentimiento de cabeza
— De acuerdo, es hora de hacerlo — Dijo Ann levantando la varita, conjurando el encantamiento en latín para segundos después ver el vórtice abierto y poder comenzar a cruzar
Gracias por leer, nos vemos la siguiente semana
