Kyo se maldecía porque no podía sentir odio hacia la persona que tenía delante. Por primera vez veía a Yuki como de la familia...y eso no le gustaba
-Yo... muchísimas gracias por... por todo lo que has hecho por mí... yo... de verdad que te estoy muy agradecido...
-De...de nada pero piensa que no lo he hecho por ti, si no porque ese tal Arashi se aprovecha de la gente.
Yuki apartó la mano y sus ojos perdieron algo de brillo. Le miraron con cierto aire de tristeza.
-Gracias de igual modo...
Kyo no quería que él supiera que no lo odiaba. Por culpa de la rata el gato quedó fuera de los signos del zodiaco y por eso todo el mundo lo rechazaba. No,... no quería que vieran la realidad, que era débil como cualquier persona. Nunca mostraba lo que sentía por miedo a que le hicieran más daño y ahora no sería distinto.
Mañana la inmensa mayoría de tus heridas habrán cerrado... aunque mejor que no vayas a clase, Tooru se preocupará si te ve así.
-No...no le digas nada a Tooru, no quiero que ella me vea así. Dile que tengo dolor de cabeza o invéntate una excusa para que no se entere por favor.
-Si que te preocupa ahora lo que ella piense ¿no?- soltó, algo seco
-¿Quién ha dicho que no me preocupara?
Yuki le miró, dolido
-Pues disimulabas bien. Buenas noches- salió, con un medio portazo, y se marchó a su cuarto, donde estuvo a punto de ponerse a llorar sin saber la razón.
¿Qué le pasa a Yuki, no entiendo porqué se ha ido así.¿Será...que a él le gusta Tooru?
Yuki durmió mal y se levantó con un humor de perros. Fue hacia la ducha, como cada mañana, y se le encontró allí, afortunadamente aún vestido.
-¡¡Fuera!
Esa mañana Kyo tampoco estaba de buen humor. No había podido descansar por el dolor que le provocaban las heridas.
-Hoy no...no me quiero pelear contigo.
-¡¡Pues sal de aquí!
Sin saber porqué, se apartó y lo dejó pasar. Era un día de lluvia y ya se sabe que en esos días Kyo nunca estaba de buen humor.
-Ya te he dicho que no me quiero pelear contigo.
-¡¡Mejor para tí!- cerró con un fuerte portazo y se metió bajo la ducha y, sorprendido, se dio cuenta de que no solo eran gotas de agua lo que surcaba su rostro. Lloraba.
Poco después, Tooru le preguntó qué pasaba con Kyo, lo que provocó una mala contestación y una disculpa después. Fueron solos a clase, en silencio. Yuki se sentía muy mal y era incapaz de decirla nada. El día fue horriblemente largo y aburrido, Yuki se distrajo más que nunca, bostezaba y era incapaz de resolver ningún ejercicio bien. De vuelta a casa, solo, se puso a llover con fuerza. Yuki ni se tomó la molestia de echar a correr.
Kyo había dejado medio atrás todo lo sucedido el día anterior ,no porqué no le importara, sino porqué el día era insoportable y si hubiera abierto la boca seguro que se hubiera ocasionado una pelea. Estaba cansado así que se mantuvo callado todo el día. Cuando regresaba a casa, solo , ya que no quería ver ni a Tooru ni a Yuki, encontró a unos metros de distancia una silueta bañada por la lluvia.
¿Es...es un ángel?
Yuki se apartó el pelo del rostro y levantó levemente la cabeza, casi chocando con él
-¿Kyo? ¿Qué haces ahí plantado? Vas a coger una pulmonía...
Es..es Yuki. ¡¡Qué tonto he sido mira que confundirlo con un ángel! Pero la verdad es que lo parecía. Su pelo, su rostro, sus labios, su mirada...y esas manos que parecían de cristal. Seguro que si los ángeles existieran serían así.
Kyo no se podía mover, le parecía ver a otro Yuki, un Yuki que él no conocía.
-Kyo...-musitó, empezando a preocuparse. Las gotas de la lluvía bajaban lentamente por su rostro, acariciándolo. Su pelo, normalmente desordenado, estaba mojado... todo él estaba... parecía... vulnerable.
Ambos se quedaron bajo la lluvia, mirándose, pero una tercera figura apareció de pronto.
-¡¡Yukiiii! ¡¡Te estás mojando, ¿qué haces! ¡¡Te resfriarás- Haru apareció de pronto, montando escándalo. Le cogió y le arrastró hacia la casa y Yuki se dejó llevar, aunque miró hacia atrás, reacio a romper el contacto.
Kyo no se movió, permaneció inmóvil bajo la lluvia, cómo si esperase que el ángel volviese y le acariciase con esas finas y suaves manos de cristal tibio.
-¡¡Para! ¡¡Haru, paraaaa!- Yuki se sentía un muñeco, zarandeado por Haru. En verdad le estaba secando a conciencia con una toalla seca. Primero fue el pelo, pero ahora, con todo el cabello revuelto y de punta, a medio secar, y tras casi arrancarle la camisa de cuajo, le secaba el cuerpo, mientras Yuki apenas podía respirar.
-¡¡Puedes estarte quieto! Sabes perfectamente que tienes problemas de respiración y que si te resfrías puedes enfermar. ¿Se puede saber qué ha pasado?
-Volvía a casa cuando comenzó a llover... ¡No es mi culpa!- protestó, ofendido por la regañina. Se dejó hacer, como un niño pequeño, enfurruñadillo.
-Yuki, ya sabes que me preocupo mucho por tí. Además he visto que estabas con Kyo, seguro que ha sido ese maldito gato quien te ha hecho quedar bajo la lluvia. ¡¡Cuando le vea se enterará!
-¡¡Haru! ¡No ha sido Kyo, y no te metas con él!- soltó, con inusitada fuerza, frunciendo el ceño.
-Estas muy raro Yuki ¿te pasa algo?
-¡No!- gruñó, e intentó apartarse, sin mucho éxito- ¿¡Haces el favor de soltarme?
-¡¡Ya..ya basta, tu no eres así. Este no es el Yuki que yo...
-¡¡Déjame, Haru!- protestó, con mayor fuerza, intentando soltarse a base de hacer cuña con el codo.
-No quiero que te vayas. ¿Aún no lo entiendes?. ¡¡Desde niños...yo... siempre te he querido!
Yuki se quedó de piedra. Sí, era cierto... siempre estaba con esas... pero era la primera vez que sus brazos le rodeaban con aquella fuerza y sus labios comenzaban a descender hacia los suyos.
Haru se paró en seco. El no quería hacer daño a Yuki.
-¿Puedo...puedo besarte?
-No, Haru... no puedes...- dijo, bajando la mirada- Yo... hay alguien que...- mejor mentir. Una mentira piadosa en vez de decirle que no le amaba. Pensó en algún rostro, al azar, y al ver el de Kyo, grabado a fuego en su mente, se sonrojó hasta la raíz del pelo.
-¿Y él te quiere?-preguntó sin reducir la distancia entre ellos
Yuki sintió una sacudida. ¿¡Él? ¿¡Era tan transparente?
-¿¡QUién ha dicho que se trate de un chico? Me gusta una chica
-Entiendo que yo no te importe pero podrías confiar en mí. Yo... sólo le he dicho para comprobar una cosa.
-¿Comprobar una cosa?- dijo, extrañado- ¿Qué cosa?
-No..nada no importa
Yuki no dijo nada. Logró apartarse y se medio cubrió con la toalla, avergonzado por su cuerpo, como siempre. Kyo llegaba justo en ese mismo instante.
-Estás empapado... ¿por qué no subes a cambiarte?
Kyo se les quedó mirando. Los dos ,tan juntos..tan unidos. eso le dio rabia así que cogió a Haru de la mano y se lo llevó a su habitación dejando atrás a un Yuki muy sorprendido
-¿Qué se supone que haces?- gruñó
-Yo...veras es que..creo que a Yuki le gusta una chica
-Ya...-dijo, suspirando con tristeza, mientras se sentaba en la cama- acaba de confirmármelo... Es Tooru, seguro
-¡¿Te lo ha contado!-dijo sorprendido
-Algo así... Intenté besarle y me dijo que había alguien y... bueno, le pregunté intencionadamente que qué tío le gustaba... Me soltó que le gustaba una mujer.
-¡¿Que le intentaste qué!
-¿Te pasa algo a tí también? ¡¡Le gusta UNA CHICA! ¿¡¡Entiendes, zopenco? ¡¡UNA CHICA! Creo que voy a suicidarme
-No seas imbécil, a mi no me pasa nada a mi...también me gusta una chica.
-Pues genial... parece algo contagioso... Mejor me voy, estoy tan deprimido que ni discutir contigo me apetece...
Al día siguiente, como por arte de magia, todo el mundo sabía que a los dos chicos más populares les gustaba alguien. Muchas se desmayaban a su paso, sonrojadas. Yuki suspiró, incrédulo ante el panorama. Esa tarde, Arashi volvió a la escuela, con alguna que otra contusión. No había dicho nada sobre quién le atacó, aunque miró a Yuki con tal rabia que el muchacho sintió un escalofrío recorriéndole.
Kyo ese día estaba agobiado, tanto por los estúpidos comentarios como por volver a ver a Arashi, así que decidió subir al tejado del colegio para pensar un poco. Allí se asomó, contemplando así la vista desde arriba de todos los alrededores. El suave aire mecía sus cabellos, jugando con ellos y despeinándolos, con una suave caricia. Dejó vagar su mirada, sin fijarse en nada en concreto. Sólo en esos momentos se sentía en paz.
-Kyo...-Sayu, que llevaba bastante rato buscándole (En sus indagaciones había ido incluso a hablar con Yuki, quien le había sugerido esa posibilidad), por fin le encontró.
Él no se dio cuenta de la presencia de Sayu. Su mente estaba llena de fugaces pensamientos que no lo dejaban fijarse en nada.
-Kyo...-la muchacha le rozó ligeramente el brazo y, cuando se volvió, sobresaltado, le sonrió, dejando ver sus simpáticos hoyuelos- Bienvenido, terrícola- bromeó.
-Sayu...tú siempre con una sonrisa en la cara. Pase lo que pase, siempre sabes cómo animarme.
Sayu alzó una ceja, sorprendida.
-¿Es que te pasa algo?- se puso a su lado, apoyado en la barandilla, mirándole.
-No...sólo que me fastidia que la gente vaya hablando de la vida de los demás sin saber nada.
-Ah... eso... ya sabes cómo son... No tendrías ni que dignarte a tomarles en serio- volvió a sonreírle y, de pronto, efusiva, le rodeó un brazo con el suyo- ¡No te preocupes, hombre!- se apoyó ligeramente en su hombro y se fijó en las vistas, olvidando lo que había ido a decirle- Wow...
A Kyo no le importó que se apoyara en él puesto Sayu era una buena amiga suya. la verdad es que ella siempre se preocupaba por él y era la primara persona, a parte de Tooru, que le daba importancia a lo que él sentía.
Yuki que, preocupado al no verle, había ido a buscarle, les vio en aquella postura. Palideció levemente y se quedó quieto, con una mirada lastimera clavada en la espalda de ambos.
-Gracias...por preocuparte por mí. Ojalá a todos les importara cómo me siento.
Le sonrió y se le quedó mirando, levemente sonrojada. ¿Y si era ella la afortunada? Llevaba mucho enamorada de Kyo y... quizá... Se olvidó por completo de lo que iba a pedirle y su cuerpo se inclinó ligeramente hacia delante, hacia él.
Kyo se volvió para mirarla y en ese momento pudo ver escondido tras la puerta a Yuki. La rabia le invadió y, sin saber porqué, se acercó para besar a Sayu.
Ambos oyeron una especie de quejido lastimoso pero, al volverse, Yuki ya había desaparecido sin que ella le viese
-¿Qué fue eso?- preguntó la muchacha, sorprendida
Yuki corrió tanto como pudo escaleras abajo aunque, antes de llegar a los pisos de las aulas, chocó con algo bien duro y cayó al suelo.
-Vaya, vaya... ¿Buscando a tu novio?
-¿Qué...? ¡¡Tú! ¡¡Déjame tranquilo!
-Qué, ahora no está ese novio tuyo para protegerte, ¿no?-soltó, con una sonrisa bailando en sus labios que cortaba la respiración.
Yuki sintió como si el aire le faltase y retrocedió, chocando con la pared.
- Mírate ayer y mírate ahora, tan sólo eres niñita asustada...
No acabó de terminar la frase cuando de pronto un puño conocido se hundió en su cara.
Yuki, temblando de pies a cabeza, y sin saber porqué, echó a correr por el pasillo y se encerró en el baño, echándose a llorar con fuerza.
-¿Yuki...estas ahí?
Yuki se medio escondió en la esquina más alejada, temblando. Ya no estaba allí, estaba en la habitación oscura de sus pesadillas, Akito estaba allí, llamando, a punto de entrar. Ahogó un grito como pudo y tosió con fuerza, atragantándose con tantas lágrimas.
-No me hagas daño...-suplicó, llorando cada vez con más fuerza- no te desobedeceré, Akito, te lo prometo... por favor, por favor...
¿Akito?
-Yuki, soy yo Kyo...tranquilo, yo te protegeré, me oyes. Te lo prometo-mientras le abrazaba fuertemente, no lo quería dejar sólo Akito era...era un monstruo.
EL muchacho se fue calmando poco a poco, acurrucado entre sus brazos. Escondía su rostro entre su cuello y su pelo y su respiración acariciaba la nuca a Kyo ligeramente.
-Lo... lo siento...-musitó, avergonzado, sin ser capaz de mirarle- yo... soy más fuerte que... que ese... pero... sus ojos... Eran como los suyos... negros y... vacíos y... sin expresión y... y... yo...
-No te preocupes, no permitiré que nadie te haga daño. Nadie te volverá a tocar mientras yo viva. A pesar de las peleas y del rencor...yo...
Yuki se estremeció entre sus brazos. Apartó ligeramente la cabeza y le miró, fíjamente, con los ojos enrojecidos y las lágrimas aún mojando su rostro.
-¿T... tú?
Kyo se acercó levemente, como atraído por esos ojos.
-Kyo... yo... siento lo desagradable que soy a veces contigo...-hizo una leve pausa, algo nervioso. ¿Por qué estaba tan cerca?- Muchas de las cosas desagradables que te digo... es como si... no quiero decírtelas, de verdad... me salen solas...
Kyo le hizo callar posando su dedo en sus labios.
Sabía que no podía ser, que era todo causado por su imaginación. Él sólo sentía respeto y aprecio por Yuki, nad..nada más
-Yo..también siento todo lo que te digo, tampoco es mi intención. Yo...nunca te lo he dicho pero...te aprecio mucho.
Yuki le miró y, de pronto, las comisuras de sus labios empezaron a hacer un gesto... era... Sí, era una sonrisa, una sonrisa amplia, sincera, llena de cariño. Una sonrisa como llevaba años sin hacer, una sonrisa que alcanzó sus ojos y los hizo brillar.
Kyo le devolvió la sonrisa. Era la primera vez que los dos sonreían con tanta sinceridad.
-Volvamos a empezar Yuki...sin odios ni rencores.
-Sí...-más que una palabra, aquello fue una promesa, una promesa hecha para intentar cerrar una herida que llevaba demasiado tiempo abierta
